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Ogata Rizu - 2

 Stay with me

Los festivales son mágicos, es aquí donde las personas se reúnen, comen, cantan y se divierten en familia, amigos o siendo amantes. Desde lo sucedido entre Ogata y Nariyuki, aquel caluroso encuentro que tuvieron en silencio de toda la escuela, continuaron con la relación de compañeros escolares que tenían y el rol que emprendía Yuiga como profesor de Ogata, Furahashi y Takemoto; ahora que tenia que lidiar con la supervisión de la profesora Kirisu después.

Por que antes del festival; cuando apenas habían vuelto a la escuela la profesora llamo a Nariyuki para confrontarlo acerca de la actitud indecorosa de la que fue testigo Mafuyu Kirisu.

―No creo que el director te haya asignado para enseñarles cosas indecorosas a tus compañeras, Yuiga-kun ―pronunció Kirisu teniendo al castaño de lentes en la sala de orientación interrogándolo por algo de lo que era culpable.

―No se de que habla... ―apenas pronunció, el miedo en Nariyuki era respirado por la pelirrosa profesora que le miraba con frialdad.

―Finge y solo cavaras mas tu tumba, Yuiga-kun. Lo vi claramente ¿Besar a tu compañera es la responsabilidad que te dio el director como tutor asignado para Ogata-san? ―exclamo Kirisu, eso dio un pequeño alivio al chico, creyendo que ella hablaba de lo termino haciendo con Rizu en el baño durante el castigo.

―...Bueno, sobre eso.

Justo cuando pudo salvar su cuello, el problema se agravió solo cuando la misma Ogata entro sin permiso al salón creyendo que ayudaría a defender a su compañero-tutor.

―¡Espera, Kirisu-sensei!

―¡¿Ogata-san?!

La entrada fue imprevista para Kirisu, pero inesperada. Al fin y al cabo, Ogata estaba del otro lado espiando tras escuchar que la misma fría profesora que alguna vez intento acabar con sus sueños ahora intentaba acabar con Nariyuki.

―¡Todo fue accidente, no hay pruebas que incrimen a Yuiga-san al respecto!

―¿Así que describes el tacto sexual que tuvieron? ¿como un accidente?

"Tacto sexual". Esa palabra solo hizo que Ogata se confundiera mas que aliviara. La pelinaranja además de quedar paralizada de la confusión termino creyendo que Kirisu pregunto por otra cosa.

―¡Fue que ambos quisimos, no nos importo los riesgos entonces o tan siquiera que fue el sauna del baño! ―grito en confesión causando mas problemas de los que pensó liberar a Yuiga.

―¡Ogata-san, cállate! ―apresurado, Yuiga se levanto y tapo la boca de la pelinaranja en cuanto los delato.

―¿Riesgos? ¿el sauna del baño? ―esto dejo perpleja a Kirisu y cabreada a la profesora. Puede que lo que hablaba Rizu, fuera lo que suponía, o peor―. Que fue lo que ustedes dos hicieron después de besarse en las montañas.

La mirada mortal de Kirisu fue suficiente para dejarlos quietos a ambos, como si los ojos de la misma medusa de la mitología griega se tratará. No podían hablar mas que cuando Mafuyu-sensei les diera la palabra, ni decir nada que no fuera lo que quería escuchar. Tuvieron que contar lo que había ocurrido entre Ogata y Nariyuki.

―No puedo creerlo ―exclamo, estaba molesta con ambos―, estoy decepcionada de ambos.

―...Sensei.

―Guarda silencio ―calló a Yuiga―, entienden lo que han hecho ¿El problema que pueden causarse? Tienen suerte que no se vuelvan padres con lo que hicieron.

―¿Que hará con nosotros? ―pregunto Nariyuki cuando Kirisu guardo silencio. Ambos estudiantes inexpertos y precoces.

―Nada ―respondió Mafuyu.

La respuesta no fue lo esperaron, para nada la vieron venir.

―¿Que fue lo que dijo?

―No haré nada ―explico mejor sus palabras―, como profesora estoy decepcionada. Ustedes son de los estudiantes con las mejores calificaciones de esta generación y con un futuro prometedor, si alguien sabe de esto el legado que han dejado se verá manchado, nadie fuera de esta sala sabrá lo que me han dicho que hicieron, eso se los aseguro. Pero como persona; sería hipócrita decir que son precoces en hacer eso. Les contaré algo, no se lo digan a nadie. Pero, yo cometí el mismo error que ustedes a su edad, y el mismo grado.

―¿Sensei? ―ninguno podía creer lo que escuchaba. Ni lo que vendría.

―A su edad el chico que era mi novio y yo decidimos experimentar; eso casi cuesta mis estudios. Pero me costó mi sueño ―dijo Mafuyu sintiendo repulsión de si misma mientras explicaba―, son estudiantes. Su deber ahora es graduarse con las mayores honores y seguir con los estudios que desean si es como lo quieren. Su relación de novios debe estar separado de los estudios.

―En realidad, Kirisu-sensei. Ogata-san y yo no somos novios ―confesó Nariyuki.

―Si, aun que me cuesta entender porque terminamos haciendo eso ―comento avergonzada Ogata.

―Me decepcionan ―tallo la parte superior de su nariz Kirisu―, entonces escuchen. Su preocupación en este momento es obtener es prepararse para la universidad, son estudiantes recuerden eso bien, si quieren averiguar mejor que hay, o no; entre ustedes. Que sea en un tiempo libre de la escuela.

―Eso haremos, Kirisu-sensei ―aceptaron el trato los dos.

―Una ultima cosa ―diría algo más antes de que se levantaran de las sillas―, la próxima vez, usen preservativos.

Un buen consejo del que debían hacer caso. El secreto quedó entre ellos de lo cual nunca hablarían, incluso la misma Mafuyu hizo caso omiso a la confesión que le dieron Ogata y Yuiga; Furahashi ni Takemoto se enteraron de lo que ocurrió entre ambos. Sin embargo, como resultado del encuentro, poco a poco los sentimientos y deseos que había en cada uno iban aumentando con el silencio y la distancia que tomaron.

Como con Rizu, llevo un pedido a casa de Kirisu, encontrando a Nariyuki adentro del departamento, quedando molesta porque el chico acompañaba a la mujer en su hogar; coas que dejo confundido a Nariyuki, pensando hasta después que posiblemente hayan sido celos de Ogata.

En fin, cuento todo esto porque cuando Yuiga acompañando a su familia al pueblo vecino donde un festival local se llevaba a cabo. Se termino encontrando no a una, sino a todas las chicas que conocía y con las que era tutor asignado por el director. Así como también se encontraría tarde y temprano a Kominani al igual que a Mafuyu.

Ya saben lo que paso.

―Takemoto, Furahashi ―saludo Yuiga topándose con las dos al principio del festival.

―Yuiga-san/¡Hola Nariyuki! ―saludaron respectivamente Takemoto como Fumino―, también viniste al festival.

―Solo acompañaba a mi mamá y mis hermanos ―comento.

―Porque no te diviertes con tus amigas, Nariyuki. Tu hermana y yo podemos con tus hermanos ―exclamo la matriarca Yuiga a espaldas de su hijo―, toma.

―¿Dinero? ―pregunto cuando le dejo unos billetes en la mano.

―Por si se te hace tarde divirtiendote con ella ―entonces le susurraría algo a su hijo―, no es para que vuelvan a casa.~

―¡Mamá de que estas hablando! ―pudo encontrar el doble sentido de las palabras de su madre, de inmediato.

―¿Que? ―se preguntaron la morena nadadora y la peliazul que admiraba las estrellas.

Lo que vino consecuentemente ya se sabe. Tal vez no. Fumino sabía de los sentimientos que tenia Uruka por Yuiga, así que los dejo solos; lo que pudo haber sido una cita, se desperdicio. Pues encontraron a Ogata con su padre en un puesto de Udon como de otros platillos que hacían en su local movil.

―¡Rizurin, tienen un puesto! ―Takemoto se sorprendió en cuanto la vio ayudando en la parrilla.

―¡Takemoto-san, Yuiga-san! ¿Que hacen? ―pregunto, sin embargo por dentro; Rizu se tenso un poco al ver a Nariyuki estando a solas con la sirena de la academia, o es como le apodaban a Uruka.

―Disfrutando del festival, tu trabajando como se ve ―respondió Yuiga sin problema.

―Si, estoy ayudando a mi papá ―cerraba unos trastes de plástico desechables que luego metió en una bolsa.

―¿Solo ustedes dos? ―pregunto Nariyuki.

Pregunto, pues era evidente que estaban atareados. Los clientes estaban fascinados con su comida que los pedidos se estaban amontonando, pedidos por entregar estaban pendientes y en manos de Rizu, pero el peso de las bolsas hacia complicada la labor para ella sola.

―¡Ya se, Nariyuki tu ayuda a Rizurin a entregar los pedidos. Yo ayudaré a Ogata-san en la parrilla! ―se puso el delantal sobre su yukata, Takemoto.

―No es necesario ―exclamo el padre de Rizu por cortesía, realmente necesitaba que alguien le diera una mano.

Con Uruka ayudando con los pedidos y Yuiga recorriendo entre los locales de juego como otros de comida en el festival, fue con Rizu todo el trayendo entregando pedido tras pedido hasta que casi una hora después acabaron. Al final, uno de los clientes con un puesto de golosinas les dio una manzana acaramelada a cada uno.

―Esta delicioso ―comento Yuiga luego de la primera mordida a su manzana, notando que Rizu llevaba un buen rato callada―, todo esta bien ¿Ogata-san?

―Todo esta bien ―dijo sin querer mirarle, a como se notaba en Rizu. Por dentro, estaba enojada―. ¿será que Takemoto-san y Yuiga-san estaban en una cita? ―pensó, era lo que la molesto.

No sabía si estaba molesta o avergonzada, pero si notaba que tenia algo. No iba a presionarla a hablar sino quería. Pero de cierta manera tampoco podía mirarla mucho, su pecho bajo la yukata estaba mas resaltado que de lo común

―Maldición Nariyuki deja de mirarle el pecho, es solo tu compañera. Solo eso son ―pensó de inmediato el castaño, cuando sus ojos quedaron hipnotizados por el movimiento del busto de Rizu.

―¿Que pasa, Yuiga-san? ―pregunto Ogata, ella también se preocupada por el chico. Solo que de él, se notaba la tensión.

―No, nada. Todo esta bien ―respondió, solo para preocupar un poco más a Ogata―, mira un puesto de juego. Porque no pasamos a divertirnos antes de que regreses con tu padre.

―Suena bien para mi.

Un juego simple donde en la pared estaba tapizada con globos y con solo cinco dardos, tenían que reventar los globos hasta encontrar un número escondido que le revelaría cual es el premio que ganaron. Casi doscientos globos y solo cuarenta premios, de los cuales once ya habían sido ganados.

―¡Felicidades! ―dijo el dueño del local, entregando el premio―. Para que la joven pareja se divierta a solas.

―¿Pareja? ―dijeron ambos luego de tomar el premio, un juego de mesa de occidente.

Eso los puso rojos de sus mejillas, mucho mas se enrojecieron cuando sus manos se tocaron cuando tomaron los dos el premio.

―Porque no te lo quedas, Ogata-san. Se que te encantan estos juegos ―dijo Nariyuki con cortesía, además de soltar el juego para alejarse del tacto de Rizu.

―Tu lo ganaste... gracias. Yuiga-san ―exclamo, antes de volver a rechazar el juego.

―Que lindos jovencitos, me recuerdan a nosotros cuanto fue nuestra primera cita ―escucharon la voz de una mujer hablando de ellos. Apenados, dieron un paso atrás cada uno antes de despedirse.

―Gracias por el juego. Debo volver con mi padre, Yuiga-san.

―Esta bien, yo intentaré encontrar a mi madre y mis hermanos, si es que no se han ido todavía. Hasta luego, Ogata-san.

Luego de encontrarse con Rizu, Nariyuki siguió por el festival llevado a pies de un viejo templo budista, de toparse con Furahashi, Takemoto, Ogata; las coincidencias del destino lo hicieron cruzarse con Kirisu, escondida con una máscara, iba por los otros juegos del festival ganando todos los premios, juguetes y recuerdos; así como los corazones de los hombres.

Cuando Yuiga se dio cuenta de que era su profesora, ella termino lastimándose la rodilla en un intento de huir luego de que el chico se diera cuenta de su identidad. La descubrió gracias a su cabello. Como todo un caballero, la cargo hasta la enfermería donde se encontró con Kominami y su padre dirigiendo la tienda médica, estaban saturados así que fue el mismo Yuiga quién atendió a Mafuyu a pesar de los extraños sonidos que hacia cuando el chico le limpiaba la herida con yodo.

―El festival acabo ―Rizu se había quedado hasta después―, supongo que Yuiga-san volvió a casa antes de devolverle el gesto por el premio.

Ogata decidió quedarse apenas su padre cerro el puesto, con un platillo de comida hecho para Nariyuki, para agradecerle el regalo que le dio, estuvo buscando al castaño sin excito, mas al estar a punto de rendirse, viendo que hasta su padre ya se había ido dejando a su hija sola, asegurándose Rizu, que volvería a casa con la ayuda de Nariyuki.

―Ni siquiera se porque quiero devolverle el gesto ―se dijo a si misma, mirando el traste doble de udon. Se sentía como una tonta, pero antes de decirse esto, vio venir a Yuiga al paradero de taxis donde ella esperaba a solas―. ¡Yuiga-san!

―¿Te quedaste hasta el final, Ogata? ―le sorprendió el verla a aquí también.

―No, si, pues... ―Rizu se quedo sin palabras apenas lo vio―. ¿Porque sigues aquí, tú?

―Buscaba a mi familia, pero me encontré con una niña que se perdió y la ayude a encontrar a su madre. Ojalá hubiera encontrado también a mis hermano y mi mamá, supongo que ellos ya se fueron a casa desde antes ―contó el chico al estar junto a Ogata―. ¿Que hay de ti?

―¿Yo? ―entró en nervios inentendiblemente para Rizu―. Solo quería devolverte el gesto ―le extendió el plato―, es por regalarme el juego hace una hora.

―No era necesario quedarte hasta el final del festival para darme esto ―dijo Nariyuki al tomar el traste, pero recordó uno de los consejos que le dio Fumino acerca de las mujeres. Reflexiono y agrego más a su respuesta―, gracias. Lo comeré con gusto.

Los ojos de ambos se cruzaron y por alguna razón cósmica, se perdieron un momento; en la mirada del otro. Rápido salieron del trance para avergonzarse y romper el ambiente.

―¿Volverás a tu casa en taxi? ―pregunto cordialmente, Yuiga.

―Eso pensaba, pero desde hace una hora que no ha llegado ninguno ―dijo Rizu, mirando con su tutor la señalización que anunciaba el termino de servicios del sitio de taxi.

―Caminemos a la estación, puede que solo así alcancemos el último tren ―sugirió.

Empezaron a caminar, pero en cinco cuadras, Nariyuki fue notando como Ogata comenzó a caminar con malestar en sus pies. Producto del dolor que le causaba el estar usando esas sandalias de madera.

―¿Quieres descansar?

―No es nada, a este ritmo podemos llegar a la estación de trenes y volver... ―decía, mas el animo le cambio cuando un paso en falso que dio Rizu y su pie se torcería por el cansancio―... ¡Duele!

―¡Ogata!

Tuvo que cargar a Rizu en su espalda hasta que Yuiga encontró un hotel en el camino, aunque había tiempo para llegar a la estación de trenes, llegar hasta ahí con Ogata en su espalda lo complicaba todo. Recordó el dinero que su madre le dio, y alquilo un cuarto por una noche. Decidió quedarse con ella, a pesar de las suposiciones malas de la señora que administraba el lugar.

―Pasen la noche bien, jóvenes. La habitación esta acomodada para que dos jóvenes como ustedes pasen bien la noche ―dijo la anciana (no tan anciana), dueña del hotel.

―¿Que quiso decir con decir eso? ―pregunto Ogata luego de recordar las palabras en la habitación―. ¿porque solo hay una cama? ¿que esto?

Sentados en la cama japonesa, sobre el suelo; Ogata tomo lo que ella hasta entonces desconocía, era un preservativo masculino.

―No creo que sea por algo malo ―exclamo Nariyuki luego de escupir y quitarle el condón de un instante a otro―, porque no mejor abrimos el juego de mesa y nos divertimos.

Era un juego simple, originario de occidente y el continente. Una juego de torre de madera, un juego de Jenga. Puede que el juego regular conocido en el país, pero no de la reconocida marca conocida en el continente americano.

―Vamos Ogata-san, es tu turno ―Yuiga se estaba divirtiendo con el juego, ver a la pelinaranja pensando que pieza siguiente debía sacar para que la torre no se caiga.

―Es una decisión muy complicada ―sudaba y ponía toda su concentración buscando un punto del que la torre no se cayera―, no importa pieza saque, las probabilidades de que la torre se caía son de enormes.

―No lo pienses mucho, solo saca la pieza que tu instinto te diga que debas sacar ―comento el chico.

―¿Mi instinto?

―Si, no lo pienses mucho Ogata. Ese es el punto de este juego, no pienses solo actuá ―dijo Nariyuki, adelanto su turno, sin pensarlo con cuidado saco una pieza de en medio, la pulgarcita miro con preocupación el movimiento de Yuiga y como era el hecho de no preocuparse, hasta que consiguió sacar la pieza sin hacer caer la torre en un punto de inflexión, según Rizu.

―Asombroso ―dijo Rizu, e intento sacar una pieza por su propia mano imitando la actitud de Yuiga, pero apenas su mano toco lo que quedaba de la torre, todo la estructura colapso―. Perdí...

―Podemos volver a jugar otra vez ―Nariyuki sabía que era la décimo tercera vez que Ogata tiraba la torre y era en su tercer turno.

―Ya jugamos suficiente ―dijo la pelinaranja, tomando sus rodillas mirando a Yuiga, empezando a acomodar las piezas, pero al escucharla, decidió guardar el juego.

―Cierto, hay que dormir.

Dijeron eso, pero el estar durmiendo espalda con espalda era incomodo, a pesar de estar vestidos; uno lograba sentir la espalda del otro, recordando cuando tuvieron al otro desnudo y lo hicieron por impulso. Lo ultimo que querían era pensar en cosas lascivas del otro.

―Em... Yuiga-san.

―¿Si? ―respondió en el mismo tono incomodo que Ogata.

―¿Puedes dormir?

―No ¿y tu?

―No ―exclamo, sin entender porque su cuerpo no accedía a dormir ¿era que la presencia de Yuiga le impedía?―, por cierto, Yuiga-san ―se levanto Rizu sobre la cama.

―¿Que pasa? ―se sentó a lado de ella para mirarla, pero pronto se perdería en la mirada de Ogata.

Sin palabras para expresar como se sentía, Ogata se perdió en la mirada de Nariyuki mientras que Yuiga le ocurría lo mismo. Si bien lo que paso en el baño en el campamento fue a causa de su propio impulso juvenil, curioso y caluroso. El ahora pedía estar de nuevo con el otro. Como si la chispa de aquel primer encuentro volviera a encenderse con solo el cruzar de sus miradas.

El silencio entre ambos jóvenes se fue rompiendo poco a poco, sus caras se aproximaron poco a poco hasta que sus bocas se conectaron, un beso inesperado que rápidamente fue suplantado por un segundo beso; uno tercero vino después, mas largo y apasionado. Tanto así que Ogata cayó sobre la cama tradicional japonesa, con Yuiga debajo debajo de ella.

―Creo que debemos parar ―comento Yuiga, pero pronto Rizu lo volvió a callar con el contacto de sus labios―, Ogata-san, dijimos que no volveríamos a hacerlo.

―Lo sé, pero por alguna razón quiero que vuelva a pasar ―dijo Rizu, sentada sobre la pelvis de Nariyuki, había empezado a quitarse la cinta de la Yukata y poco a poco revelo lo que su busto primeramente―. ¿tu no has deseado que vuelva a pasar, Yuiga-san?

―¡Ogata-san, cálmate! ―cuando Yuiga trataba de mantener la cordura, Rizu tomo la mano de Nariyuki e hizo que la tomará de su pecho desnudo.

Alguien había dicho que la yukata de una mujer se usa sin ropa interior, pero eso fue por broma. O puede que sea una regla en realidad.

―No lo se Yuiga-san, pero quiero volver a sentir tu cuerpo ―declaro Rizu, sin entender bien sus sentimientos. O saber que eran sentimientos lo que a su mente como su cuerpo la estaban comiendo.

Su yukata se caía con cada rose que Ogata le daba a Nariyuki al ir besándolo, Yuiga no peleo, dejo que su cuerpo cediera y se sincronizo con Rizu, pues en medio de ese interminable beso, la lengua de ambos jóvenes se toparon bajo sus labios. Danzando y luchando por dominar al otro. Quedando sin aliento, las miradas enrojecidas del otro mostraban cuan excitados se encontraban.

Entonces Rizu, bajo su pelvis, pudo sentir como el pene de Nariyuki se había puesto duro bajo su ropa. Se miraron y dieron una pequeña carcajada entre ambos, entendiendo Ogata, que la reacción de Yuiga era algo natural que debía pasar con el contacto pervertido que tenían.

―Lo siento ―exclamo risueño Nariyuki.

―Esta bien ―comento Ogata, bajo entonces y con una mano, abrió el pantalón del castaño, revelando su erección.

―¿Que vas a hacer, Ogata-san? ―pregunto inocente.

Sin decir una palabra, Rizu tomo el pene de su compañero, primero con su mano empezó a masturbarlo despacio; viendo que era poco el disfrute, inentendible razón acerco su boca a la polla de Yuiga y fue chupando con torpeza su hombría. Todo mientras miraba de reojo como Nariyuki se sentía mejor.

―Ogata-san, detente... se siente bien pero ―los segundos se volvían minutos, largos minutos mejores que cuando Yuiga usaba su mano en esas largas noches que no podía dormir.

Olvidando lo que salía del pene de un hombre cuando es complacido, Rizu fue tomada por sorpresa cuando Nariyuki se vino en su boca.

―¡MMMM! ―sonó la boca de la pelinaranja al ser llenada sin aviso por el fluido seminal del chico, apenas si pudo mantener el pene de Nariyuki en su boca cuando se descargaba al comienzo. Escupió su pene y como pistola de agua, disparo tras disparo cayó en la cara y pecho de Rizu, empapando sus lentes también―, te viniste mucho, Yuiga-san.

―Lo siento, pero es que eso se sintió bien ―exclamo el chico, su camisa estaba empezando a cubrirse de su propio sudor, apenas se estaba movimiento.

―Entonces, porque tu pene esta rígido todavía ―comento la pelinaranja al acabar de limpiar sus lentes.

Seguía duro, evidentemente.

Luego de volver a mirarse mutuamente con cariño, Ogata quito la ropa a Nariyuki y se puso encima de él una vez más. Él saco, el preservativo que escondió con ayuda de Rizu, envolvió su pene antes de que la pulgarcita sentará su vagina sobre el pequeño Nariyuki.

―¡Haaa!~ ―gimió Ogata al sentarse poco a poco, hasta sentir el pene de Yuiga llegando más profundo en su interior.

―Ogata... ―luego de casi tres meses desde que ambos jóvenes inexpertos, decidieron experimentar. Ninguno de los dos pensó en repetir la sensación con alguien más. Como si fuera cuestión de tiempo que ambos estudiantes de preparatoria se encontrarán a solas para volver a unir sus cuerpos.

Rizu iba moviéndose de arriba a abajo despacio, saboreando con su vagina el pene de Nariyuki. A pesar del preservativo, uno como el otro podía sentir la textura del otro como si estuvieran haciéndolo al natural.

―Yuiga-san, esto se siente bien~ ―no podía dejar de mover sus caderas Ogata, ni dejar de mirara al castaño mientras sus cuerpos iban ardiendo por la pasión.

―...Si, se siente demasiado bien, Ogata.

Cuando Yuiga tomo el control, con sus manos en su trasero sostenían a la pelinaranja, la pelvis de Nariyuki se movía con desenfreno, causando que la voz de Ogata no se contuviera aun por más que quisiera, sobre todo teniendo la boca de Yuiga mordiendo sus pechos.

―Yuiga-san... muerdes con mucha fuerza mis pechos... ―no solo el interior de su vagina estaba ardiendo, también su busto lo hacia con la fuerza de los labios de Nariyuki.

―¿Me detengo? ―pregunto sin separar mucho, su boca de los pezones rosas de sus senos.

―...¡No!

Con el calor controlando sus cuerpos, y el libido de la familia Yuiga por fin despertado en Nariyuki, el chico no hizo nada por controlar sus impulsos ni carnalidades. Así que cuando puso a Rizu en cuatro como si fueran animales, se volvió mas salvaje.

―Yuiga-san, estás mas agresivo. Se siente bien, a pesar de estar en una pose tan vergonzosa ―decía Ogata, logrando mirarse en el espejo en la habitación, observando con gran detalle como la expresión de su rostro mientras hacia algo tan sucio, era resultado del deseo―, es tan genial. Yuiga-san vas a hacer que me corra.~

―Yo también, me vengo Ogata-san.

Las caderas de Nariyuki aceleraron su ritmo, golpeando la entrada del útero de Rizu en desenfreno hasta que su pene disparo una nueva carga de semen dentro de la pelinaranja. Ogata sintió como el condón de Yuiga se expandió dentro de sus paredes, mientras las piernas del chico se entumían a causa del éxtasis que alcanzo. Al sacarlo, el preservativo estaba repleto de semen, tanto que casi se salía del interior de Ogata, afortunadamente no se derramo ni una sola gota.

Si crees que habían acabado, dejame decirte que no solo estas equivocado, también tonto.

Colocándose encima de Rizu, encontrando otro preservativo por aquí; Nariyuki aplastaba su pelvis contra el trasero de la pelinaranja, como si fuera por impulso, la pulgarcita de la ciencia abrazaba a Nariyuki fuerte, con sus manos en la espalda mientras mordía su hombro dejando que el castaño fuera todo lo salvaje que quisiera.

―Yuiga-san, estás destrozando mi interior Yuiga-san ―exclamo mientras era consumida por el calor infundido por Nariyuki.

―¡No puedo evitarlo, Ogata-san tu interior es muy placentero! ―grito antes de volver a correrse dentro de la chica.

―Tu pene se siente mucha mas grande en mi interior~ ―acostada de lado, Ogata era cogida con su pierna derecha levantada por la mano de Nariyuki teniendo una tercera ronda―. No lo entiendo, pero me gusta.~

―¡Ogata-san! ―gritaba su nombre para anunciar que liberaba su semen dentro de la chica cuando alcanzaba el clímax, pero eso no significaba que acabaría pronto.

―Yo también... ¡Me vengo! ―grito Rizu, su vagina apretó la polla de Nariyuki buscando que él no escapase.

Después de eso, con sus cuerpos sudados como agitados se miraron al estar acostados lado a lado en la cama única en la habitación.

―Eso... fue fantástico ―dijo Rizu, sin darse cuenta que miraba ruborizada a Yuiga, solo lograba ver en el rostro de Nariyuki en ese estado.

―Lo fue ―exclamo cansando Nariyuki.

Ninguno de los dos estaba tapado con las sabanas o con la ropa, fue gracias a esto que Ogata logro ver como el pene de Yuiga seguía erecto. Sin perder permiso, toco su miembro y lo fue frotando despacio.

―¡No, Ogata-san! ―estaba sensible el castaño.

―Aun lo tienes así, significa que no estas satisfecho ―por extraña razón, Rizu se sentí alagada por verlo de esta manera.

―Puede ser... ―contesto avergonzado de que pensara que era mas pervertido de lo que podía pensarse―... esta bien, de todos ya no hay preservativos.

―Cierto, pero ―lo que diría Ogata, seria una propuesta indecorosa para Yuiga―, tengo otro agujero que puedes usar para satisfacerte.

Nariyuki quería no pensar de que el agujero que Rizu le ofrecía no era el pensaba. Pero si lo era.

―¡Ogata-san!

―¡Haa! ―gimió mas por dolor que por gozo, puso el pene de Nariyuki en su culo cuando se sentó sobre él, se sentía mas apretado y doloroso a como cuando penetro en su vagina la primera vez. El dolor se asimilo con mas tiempo, pero en cuanto el dolor paso, Ogata comenzó a moverse, después de dejar que él se moviera todo el tiempo seria ella quien guiaría al otro―. ¿que pasa? Tu pene esta frotando en mi ano, pero mi vagina pica como si fuera en ella donde tu pene se frotase, Yuiga-san.

Dejo caer su cuerpo sobre el torso del castaño mientras sus caderas seguían moviéndose y chocando con la pelvis de Nariyuki. Como Ogata dijo, aunque su culo era donde su pene estaba puesto, su vagina lo estaba disfrutando.

―Puedo sentirlo, Yuiga-san va a correrse de nuevo ―estaba sumida en el placer la pelinaranja―, quiero... quiero sentirlo, Yuiga-san, quiero que te corras conmigo.

―¡Aquí voy!

―¡Yo también!

Pinto de blanco el interior del intestino rectal de Ogata haciendo que su agujero rectal apretara con celo su pene mientras su coño libero con mas fuerza su chorreada, mucho mas fuerte que las veces anteriores.

Cuando Ogata descanso su cuerpo sobre el torso de Nariyuki, ambos cayeron dormidos sin darse cuenta hasta la mañana siguiente. Despertados por los rayos del sol, Ogata y Yuiga se miraron al primer abrir los ojos, durmieron con el otro desnudos.

―Buenas días, Ogata-san ―dijo complicado Nariyuki.

―Yuiga-san ―respondió con gran rubor en la misma situación, Rizu.

―¿Dormiste bien?

―Dormí como nunca antes ―exclamo apenada, desvió la mirada del chico.

Al menos usaron preservativos.

Porque el hubiera, es del verbo: pendejo, no hiciste caso.




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