I
Lo lamento mucho, pero en cuanto Sarada-san dijo que contaría la verdad tras el atentado de un comando armado contra Uzumaki Naruto durante una estancia en Shinjuku me emocione, sería yo el primer periodista en hacer conocer los hechos de este fatídico día que casi cuestan la vida de gran persona. Toda la “verdad” que se sabe de los echos acontecidos aquel día son solo suposiciones, teorías y conspiraciones de todo tipo los que rondan detrás de la vida de este filántropo.
No pude dormir esa noche, fue cruel conmigo después de esa pequeña falta de respeto. Me comía la ansiedad de saber la verdad y también el hecho de que después de conocer lo que Sarada-san sabe hacer en la cama, tuvo parte culpa de esa ansiedad, ahora veo que no mentía, el sexo puede ser tan adicto como una droga y yo no pude dejar de pensar en ella.
A la mañana siguiente, una invitación de parte de la señora Uchiha vino a ser entregada a mi por un joven miembro del servicio habitación del hotel. Una nota escrita en verso en la que me invitaba a pasar a su cuarto para seguir escuchando su increíble historia.
Una mesa redonda para dos en el centro de su habitación, un mantel sobre la mesa y forros elegantes en las sillas. Sin embargo lo mas llamativo era ver que servido había un platón de postres, panecillos, galletas y pequeñas tartaletas. Pero también se encontraba una jarra de té caliente con dos tazas elegantes donde el mismo té ya
estaba servido solamente para dos.
―Veo que aceptaste mi invitación, Querido Adrian ―ella estaba sentada a la mesa con la taza de té en sus manos y el plato de base en su mano izquierda―. ¿Vas a quedarte allí? ¿No quieres acompañarme a tomar té?
―No soy británico soy belga, pero tengo entendido que la hora del té es a las cinco no a las diez de la mañana ―dije, tras quedarme mudo cuando puse mis pies dentro de su cuarto en el hotel. Tome asiento y no tome nada hasta mi anfitriona tomará primero.
―¿De verdad? ―pareció sorprendida―. Yo soy japonesa y como una mujer altruista puedo darme el lujo de tomar un buen té y comer bocadillos dulces en cualquier momento del día.
Puede que eso no sea lo más saludable, pero como su invitado no iba a ofender sus creencias.
―¿Puedo? ―quise tomar un panecillo en estilo mármol.
―Adelante, claro ―solo vi como sentaba su taza en la mesa y mis ojos se perdían en ella con sus movimientos lentos de su cuerpo―. A menos… que quieras probar algo más, dulce.~
Solo vi como sus manos descendieron hasta su falda floreada de corte largo, sus dedos levantaban esta prenda mientras ella abría lentamente sus piernas y un abismo con un secreto que llegue a conocer bien de Sarada-san.
Todo mi ser quedo hecho piedra, mis ojos quedaron perdidos en la oscuridad de esa caverna, no tenia la menor idea si había algún manto cubriendo el altar o el tabernáculo estaba abierto. El hambre que sentía yo no era por el bizcocho que sostenía mi mano, sino por aquel dulce del que me hice adicto en tan poco tiempo por su cuerpo.
Cual desesperado hambriento animal deje caer lo que tenía en mis manos y me arrastre de rodillas en el piso hasta llegar a sus piernas, para perder mi cabeza en el fruto maduro de su vagina. Sus dedos se posaron sobre mi cabeza y mientras me hacía con el manjar que era su zona, Sarada-san no me permitió parar hasta hacerla mojar.
―¡Oh, Adrian… Adrian! ―la escuchaba decir mi nombre, mi lengua se movía cual desesperada por sus labios y entrando en su agujero―. ¡Querido, no me voy a ir a ningún lado así que no seas… Haa!
Las manecillas del reloj se movieron en y la aguja menor se movió tres números en su radio, para cuando me di cuenta de esto yo estaba exhausto, mi espíritu estaba dispuesto a continuar, pero mi carne estaba seca y magullada. La sabana de su cama cubría hasta mi pecho y Sarada-san recostada a la par mía, giro sobre su lugar y su mano toco mi ser, mis ojos perdidos mirando al techo donde un imaginario espiral psicodélico giraba. Ninguno de los panes o el té que me ofreció tenia estupefacientes, era un adictivo mucho más placentero, ahora entiendo porque la biblia lo prohíbe.
―La pasamos bien ―su ojos y su risa estaban sobre mi, oír su voz me hizo salir de ese trance donde pude mirarla. Los jóvenes de ahora fantasean con tener una aventura con una madura mujer, ahora entiendo porque―. Conozco esa mirada.
―¿Mirada?
―Esos ojos de tonto con los que me mirás ―su mano acariciaba mi mejilla, un mal presentimiento tenia que pasar pude sentir―, me amas.
Entre en pánico, las palabras no salían porque no sabía que responder. Me atrapo como un conejo acorralado por un lobo, no me dio la oportunidad de responder a sus palabras, puso sus dedos sobre mis labios y acabo conmigo.
»Que te deje tener sexo conmigo no significa que te ame, Adrian.
Solo escuche un crujido, a pesar de seguir sonriendo como un tonto por extraña reacción mi corazón se sintió despedazado.
―El odio y el amor, son emociones tan parecidas que son fácil confundir una con la otra ―dijo, he escuchado esas palabras antes en algún lado.
Su sonrisa se levanto más, se levanto de su lugar y vino a ponerse sobre mi persona, sus grandes senos vine a notar antes de ver que su rostro descendía hacia mi. Un beso largo y sucio sobre todo. Sus largos mechones de cabello cayeron sobre mi rostro y lentamente se levantaron tras ese beso suyo, para recogerlo después colocarlo detrás de la oreja.
―Hasta que termine mi historia, te dejaré creer que hay algo entre nosotros.~
No se que parte de la historia debe seguir. Contar la verdadera razón por la que Naruto Uzumaki sufrió tan atentado en su contra o contar acerca de lo ocurrido con Momoshiki tiempo atrás, aunque también puedo contarte de lo que vino después, de como Sarada-san se escabullo bajo la sabana para usar su boca para volverme a ponerme de animo.
No puedo engañar a nadie, se bien que parte debe seguir en este capitulo. Después de todo es el motivo de este capítulo.
II
No recordaba aquella noticia, pues fue opacada por el suceso que vendría después. Sentada en la sala de su casa Hinata quedo horrorizada con la noticia dada en vivo, sus hijos eran pequeños, aun no comprendían el hecho que acontecía. Tan oscuro, tan devastador.
―Esta información acaba de llegar al estudio y puede ser perturbadora ―hablaba la presentadora de la cadena, a pesar de su profesionalismo lograba verse igual de aterrorizada con aquella información que venía escrita primeramente en papel―, el empresario, millonario y filántropo de nuestra nación: Uzumaki Naruto ha sido secuestrado por un grupo aun no identificado en el oeste de Rusia luego una visita programada a la inaguración de una nueva fabrica de Konoha industries.
―¡Naruto! ―Hinata grito de horror en cuanto las imagenes fueron pasando por la pantalla.
Sus hijos la escucharon gritar y preguntaron a su madre que estaba ocurriendo, la acompañaron mientras se enteraban de tan macabro suceso junto a su progenitora. Así Hinata pudo enterarse más de la noticia que no se detenía, solo podía poner su mano sobre su boca, conteniendo la respiración y Boruto junto a su hermana apenas si podían comprender lo atroz de esto.
―Este es el lugar donde la policía y fuerzas especiales rusas hacen análisis forense al sitio del secuestro ―un reportero de campo con su camarografo daban desde el sitio, más información―, el auto de Naruto Uzumaki fue encontrado fuera de la carretera sufriendo un estruendosa colisión. Lo que se pensó que fue un accidente vial se volvió un caso de secuestro cuando el cuerpo del chófer le fue encontrado dos balas en su cuerpo y el hecho de que Naruto Uzumaki no esta en el vehículo ni en los alrededores. Donde la policía y elementos federales de japón intentan negociar con Rusia una colaboración en el caso. El siguiente material fue difundido en internet por quien se cree son los responsables del secuestro, el video puede ser perturbador.
Salió en medios internacionales la noticia, pero la trataron como algo sin importancia o de una importancia menor. Después de todo para esas otras televisoras se trataba de un trágico suceso a un rival empresarial potencial, por fuera expresaban su consuelo a quien lo merecía; por dentro estaban bailando como duendes en fiesta de diciembre.
Un macabro vídeo fue presentado en los noticieros de japón y del mundo, aunque fue solo unas cuantas personas de japón las que sintieron un gran horror cuando en el vídeo apareció Naruto amarrado de manos a una cadena oxidada que lo levantaba a veinte centímetros del suelo, su ojos vendados su boca amordazada y sus pies amarrados para que no pataleará.
Su ropa maltratada con rastros de sangre, su propia sangre producto de heridas menores pero con muchos moretones en su cuerpo, visibles específicamente sobre su rostro. Así comienza ese vídeo aunque creo que tu puedes verlo en el internet de la superficie. Un balde de agua fría le arrojaron a su cara y cuerpo agitaron al señor Uzumaki cuando la cámara lo enfocaba. Un segundo hombre, encapuchado de blanco vino detrás del rubio y le quito la mordaza, como la venda de sus ojos con toda violencia.
―¡Vamos, despierta! ―Sarada-san dijo que la voz de ese tipo, era la de Momoshiki Otsutsuki. Fuera de cámara apareció y su mano quedo bajo la cara de Naruto con una hoja impresa continuó con sus palabras―. Ahora lee esto, cabrón.
Su esposa quería llorar de terror, su mano tapando su boca para que nadie mirase su expresión, ni viera su propio reflejo sufriendo así, impotente.
―Me llamo Uzumaki Naruto, soy el líder, dueño y jefe general de Konoha industries ―la voz que se esuchaba de él, claramente se notaba el dolor de tanta tortura recibida antes―. Me encuentro en mano de un grupo delictivo llamado: Tsukuyomi, ellos demandan como mi rescate, el total de 1, 200, 850, 520, 000, 239 dólares. ¡Esa cantidad es la de mi industria gana!
A pesar de su valor de desafiar a sus captores, estos arremetieron en la grabación. Desde las sombras de esa sala de torturas oscura donde una luz proyectada sobre el mismo Naruto impedía ver quienes estaban a su lado, captaron como un tercer captor arrojo la culata de su AK-47 contra el rostro de Naruto en un golpe que retumbo más que su voz débil del señor Uzumaki.
―¡Tu solo lee! ―gritaron. Sin más voluntad para hablar. No le quedo otra que obedecer.
―Tienen 48 horas para pagar... de lo contrario… denme por muerto.
Las amantes de Naruto estaban igual de horrorizadas que la esposa de la que tanto les gustaba mofarse. Desde Tsunade Senju, Shizune, la señorita Terumi Mei, la doctora Haruno y muchas otras. Aun cuando su pareja sentimental estaba con ellos, ver a su amante convertido en victima de un grupo armado peligroso, desconocido. Escondieron a los hijos que con él han tenido y solo así pudieron gritar su nombre.
―¡Naruto! ―grito Hinata con gran horror, su voz fue la única que los medios darían toda atención.
III
Sarada-san estaba en el colegio en aquel entonces, ella no se vendría a enterar hasta el final del día, no se enteraría que a tan solo dos horas de haberse echo conocido la noticia de la privación de libertad de Uzumaki Naruto, su misma industria había realizado una conferencia de prensa en respuesta a tan macabro suceso dirigida por la vocera de la marca.
―Este acto tan atroz es imperdonable ―decía Kushina, el brillo de las cámaras no podían hacer nada ante los humectados ojos de la pelirroja, quien perturbada lloro ante el suceso visto antes de subir al podio para cumplir con su papel―. Konoha no sucumbirá ante la demanda de una organización criminal, tampoco el gobierno de japón quienes se han puesto en contacto con el gobierno de Rusia y prometen encontrar y poner a salvo a nuestro querido jefe: Uzumaki Naruto.
―¿En realidad confían que el gobierno ruso cumpla con su palabra? ―pregunto sobre todos, un reportero de la cadena noticiera más grande japón, en una educada oportunidad de hablar en la pausa hecha por Kushina.
―No realmente ―las cámaras no grabaron el momento en que subió al podio, donde Kushina le cedió el micrófono a Tsunade―. Uzumaki Naruto es más que solo un empresario más, es el simbolo de cambio por el que ha pasado el país que lo acogió. Si lo perdemos a él, lo perdemos todo y todos perdemos más allá de japón.
―Senju Tsunade ¿Que hace usted aquí? ―cuestiono una reportera como si de un colega más de trabajo hiciera tal pregunta.
―Me considero la profesora y protectora de Naruto, durante un tiempo fue mi asistente y mi aprendiz, pero termino superando al maestro ―decía Tsunade conteniendo la liberación emocional por la que pasaba―. Es natural que me preocupe por él. Y aunque ya no tengo el cargo que ahora ocupa Uzumaki Naruto, aun tengo influencia sobre ciertos campos. Luego de una hora de conversación con el gobierno ruso, han aceptado recibir apoyo de miembros de elite de las fuerzas de autodefensa para el rescate de Uzumaki Naruto.
Las cámaras enfocaron a dos mujeres soldado que subieron al escenario. Llevaban su uniforme gala con boina verde sobre su cabeza. Dos mujeres y a pesar de las curvas en sus cuerpos, las insignias sobre sus hombros así como el listo sobre su hombro derecho, desprendían un miedo pero sobre todo un respeto. Una tenía una mirada fría sin emociones la otra una sonrisa que a pesar de ser natural impregnaba una sensación escalofriante.
―¡Salud! ―grito la soldado de actitud fría y ella como su compañera sonaron sus zapatos militares mientras sus cuerpos se enderezaban mientras que su mano derecha de cada una saludaban al rango y no al hombre.
―Ellas son, la teniente Samui y la capitana Anko de las fuerzas especiales de las fuerzas de autodefensa, junto a un grupo de diez elementos cada una, irán de inmediato a Rusia para colaborar en el rescate de Naruto Uzumaki.
Las cámaras fotográficas y los destellos cegadores de sus dispositivos no fueron rivales para las pupilas de estás dos mujeres de elite. Los reporteros de todos los medios se levantaron en una ola agitada de preguntas donde Tsunade no hizo más que mantener la calma mientras sus oídos se saturaban ante todo el bullicio.
Pero quien estaba realmente desesperada era Hinata, había concurrido a la conferencia sin embargo muchas de las mujeres presentes. Su hermana, su suegra e inclusive Shizune lograron mantenerla a salvo de los medios al igual que a sus dos hijos, los cuales ya no eran unos niños y de eso intentarían aprovecharse los medios para entrevistarlos, montando su circo mediático del momento.
Lo siento, pero durante el corto tiempo que trabaje como periodista pude ver estas practicas tan inmorales tanto de la media para la que trabaje como las compañías mediáticas con las que competíamos. Donde los medios se olvidan de su principal oficio: contar los hechos al publico. Y ahora solo se dedican a ver quien vende mejor la noticia, no les importa los sentimientos y emociones que padecen las victimas de los sucesos crueles que han acontecido, glorifican a criminales y dementes diciendo que están difundiendo los hechos. Tal vez la razón mayor por la que decidí dejar de lado mi oficio para volver a ser quien siempre debí ser: un novelista.
Escondida tras bambalinas de la conferencia. Hinata yacía en la oficina de su esposo, ocupando su lugar con los ojos perdidos en el horizonte de la nada sobre su escritorio. Sus ojos se movían de un punto a otro por su oficina imaginando a su esposo desgastandose trabajando todo el día hasta que la luna alcanzaba su pico más alto en el anochecer. A veces continuando hasta ver de nuevo el amanecer (pero ella desconocía que pasaba en realidad).
―Hermana... ―Hanabi la acompañaba, de pie a su diestra y su mano tocando el hombro de su hermana mayor. Aunque los ojos de Hinata se levantaron para mirarla, no supo que decir.
―...Hinata-chan, tranquilizate ―Kushina estaba con ella para consolarla. De rodillas ante la esposa de su hijo adoptivo, logro que está le mirase y una gota de lagrimas caía más allá de su mejilla, en cuanto la vio las palabras se esfumaron de boca de Kushina y quedo perturbada, un segundo aliento y consiguió las palabras que huyeron de sus labios―. Confía en que van a traer de nuevo a Naruto.
Remordimiento y culpa encontraban en los ojos de la señora Tsunade parada a espaldas de la puerta de su antigua oficina, brazos cruzados con una mirada fruncida que no desvía de la pobre Hinata. De pie lloraba en silencio en los brazos de Kushina, su rostro oculto sobre el hombro de su cuñada e hizo que la misma pelirroja no pudiera esconder, entonces vio a su hermana menor venir y abrazar a Hinata desde su espalda. Una triste escena que la hacia sentir mal y decidió dejarlas a solas.
Tres pasos lejos de la puerta de la oficina de Naruto y se detuvo, miro a la derecha donde vio a una Shizune perturbada e inmóvil en su lugar de trabajo. La mirada la tenia perdida sobre su computadora pero no miraba la pantalla, su mente perturbada se aclaro por un instante cuando lo mirada dura de Tsunade toco su rostro. Entonces la miro malhumorada y no supo que responder.
―Si te sientes mal, deberías irte a casa Shizune ―exclamo Tsunade, sin moverse de donde tenia los pies―. Esto a perturbado a muchos no solo en la torre sino en toda la empresa.
―No puedo dejar el turno solo por… esto. Él no lo querría así ―dijo y sus manos como sus ojos se pusieron sobre su dispositivo donde comenzó a operar de nuevo.
―Naruto querría que estés con tus hijos y les mintieras que su padre estará bien ―le decía―. Solo queda esperar que la mentira se haga realidad.
Un breve silencio hubo en ese pabellón, hasta que Shizune pregunta.
―¿Harás lo mismo? ¿Irás con tus hijos y les mentiras de que su padre estará bien?
―Tengo que hacerlo.
―¡Claro que no! ―del ascensor privado de Naruto dos mujeres vinieron y una de ellas yacía mas llena de enojo que la otra―. ¡No irás a ninguna lado hasta que admitas que tu eres culpable de esto Tsunade!
―Mei-sama, por favor cálmese ―Kurenai solo con palabras, intentaba tranquilizar a su patrona ahora que estaba casi enfrente de a quien acusaba.
Pero nadie iba a detener su rabia, aparto a su asistente y camino hacia Tsunade hasta que llego a ella para tomarla del frente de su blusa gris y sacudirla antes de confrontarla por una razón.
―¡Tu tienes la culpa de esto!
Shizune se percato y al igual que Kurenai, separaron a ambas con el mínimo de resistencia de las dos mientras el enojo era ferviente en el rostro de la señorita Mei, Tsunade no hacia más que tener el rostro indiferente de enojo.
―Por favor, señorita Mei.
―¡No! ―quiso quitarse a Kurenai de su camino de nuevo, sin embargo esta vez logro impedir que cometiera a atacar a Tsunade y por más que forcejeaba con su asistente esta no la dejaba pasar―. Aquellos que tienen a Naruto, son los Otsutsuki. ¿Lo sabes verdad, Tsunade?
―No tengo idea de que estás hablando, Terumi ―dijo con los brazos de Shizune deteniéndola aunque ella no se movía―. Jamás se lo presente, seguramente lo contactaron para hacer negocios. Pero los otsutsuki no suelen conseguir dinero con actos como este.
―¡Entonces es tu culpa! ―tuvo motivos nuevamente para irse en contra de Tsunade y esta vez, la rubia madura tenia razones para responder también. Tanto Kurenai como Shizune contuvieron las ondas climáticas antes de que chocaran y generaran un huracán estando frente a las oficinas de Naruto.
―¡Basta por favor! ―grito Shizune y ambas fieras se cansaron―. Dejen de buscar culpables, en este momento lo único que podemos es volver a casa a consolar a nuestros hijos y decirles que su padre estará bien. Y esperar a que logren rescatarlo.
Las cuatro en ese pasillo tenían algo en común, eran oficialmente las esposas secretas de Naruto Uzumaki y los hijos de los que me contó Sarada-san antes, ya habían sido paridos por ellas. Justo como Hinata, ellas tenían que estar en casa consolando a sus hijos diciéndoles que su padre estaría bien y que no se preocuparan. El silencio que hubo y el cambio de rostros en las expresiones de odio que pasaron a ser de lamento se hizo visible en las cuatro, aunque solo tres de ellas podían volver y consolar a sus hijos por esta noticia.
―Bueno, mi pequeño Ikki cree que Azuma es su padre… jeje ―dijo la desvergonzada esposa que es Kurenai.
Muchos de los hijos de Naruto Uzumaki eran niños, muchos con menos de diez años. En el caso de hijo bastardo de Kurenai solo eran niño de tres años el que no sabia nada de su verdadero padre, pero en su ignorancia tenía consuelo con su hermana mayor Mirai.
IV
―¿Y luego que paso? ―pregunte cuando Sarada-san en su rostro solo se veía una expresión de risa mortificada.
―Yo había salido de la preparatoria rumbo a mi casa cuando vi las noticias por un aparador de un tienda y en cuanto supe corrí hasta mi casa donde mi madre me dijo “ya lo se” y después me pidió que la abrazara ―me contó―, era un momento difícil para muchos. Para mi madre era su mejor amigo, eso creía yo. Para mi, el hombre que amaba en secreto, me pidió que la abrazara como consuelo.
―¿Que hay de su padre? Supo algo de él en ese momento ―pregunte con debido respeto.
―Si, estaba en el extranjero, lejos como parte de fuerzas de la ONU en Somalia. Pero se entero de lo sucedido con Naruto al mismo tiempo que japón y fue él quien sugirió a Anko y Samui con lideres de sus grupos de rescate para la liberación de Naruto-sama.
De nuevo silencio, solo unos segundos y después el ruido de los tacones de Tsunade caminando por la misma dirección que vino Terumi, todas la miraron marcharse sin decir nada con la pregunta correcta sobre sus consciencia: ¿A donde va?
V
Cautivo lo tenían, lo alimentaban y mantenían hidratado de forma muy limitada pero con lo suficiente durante el tiempo que quedaba antes de cumplirse el plazo de las demandas solicitadas por Momoshiki. Comida era papilla que le daban con una cuchara que metían casi al fondo de su garganta, lo alimentaban ellos no iban dejar que usara alguna herramienta para liberarse. Aunque estaba amarrado no dejarían nada a su suerte. Le daban de beber con una manguera a chorros, si quería defecar cortaron su pantalón como los alemanes cortaban el tiro de sus pantalones para hacer del baño y no morir congelados.
Lo tenían en una habitación escondida en el recinto principal de los Otsutsuki, un cuarto pequeño donde torturan a sus secuestrados. Ahora yacía tirado con las piernas extendidas en el suelo y descansando su espalda contra la pared, mientras unas cadenas lo tenían atadas de manos arriba.
―Malditos, me lo van a pagar ―exclamo Naruto y justo cuando creía que estaba solo una voz apareció en el cuarto oscuro donde sus ojos también estaban cegados por una venda negra que le pusieron encima.
―Te sugiero no gastar energía. Si quieres insultarlo, hazlo cuando Momoshiki venga de nuevo por ti e insulta su nombre hasta de lo que no va a morirse. Eso te hará quedar como valiente si llegas a morir.
―¿Kaguya?
―Si, aquí estoy ―dijo con desanimo y cansancio, una voz que escucho por delante de él, Naruto―. Así que ese maldito logro atraparte.
Un momento de silencio e incertidumbre se sintió en el aire antes de que Naruto logrará preguntar.
―¿Que paso para estuvieras aquí?
―Bueno ―recupero un poco de valor cuando contó su historia―, todo estaba bien hasta que ese maldito de volvió con medio grupo de seguidores y logro poner a muchos otros en mi contra. No tuve tiempo de huir y luego los que me defendieron o murieron durante el asalto a mi casa o los capturo para matarlos frente a mi.
―Osea que tus hijos.
―Los mato ante mi luego de torturarlos primero, como a los demás ―dijo con tristeza. No lo podía ver, pero escuchaba su voz justo por delante suya―. Pero agradezco que lo haya hecho antes de vieran como me castigaba a mi.
―¿Que fue lo que te hizo?
―Me torturo de varias formas ―la falta de espíritu se escuchaba en su voz―. Tengo moretones en muchas partes de mi cuerpo por los golpes que me dieron, me hizo usar como saco de boxeo y como piñata también.
―Desgraciado…
―...Luego dijo “como te gusta ser una puta, vamos a complacerte” ―lo que dijo no fue claro para el rubio prisionero que tenía delante, estando atada y sentada en el piso de la misma forma que Naruto―. Me puso en una picota y me dejo en medio de la plaza del centro… ¡Estuve tres días y tres noches siendo violada por mi boca, mi culo y mi vagina por todos!… y luego dejo que todos los que me traicionaron hicieran lo mismo con mi cuerpo durante toda una semana.
Naruto no lo vería aun sin la venda dado la total oscuridad del cuarto pero Kaguya yacía desnuda frente a él con heridas y moretones sobre su cuerpo así como una peste a coito tan desagradable. Pero la tortura previa que sufrió Naruto tenia a sus fosas nasales oliendo su propia sangre.
―No se que decir ―exclamo luego de un duro silencio, una voz lagrimosa escucho de Kaguya―. Lamento mucho que te haya pasado eso por mi culpa.
―Yo me lo busque ―dijo―, cuando tienes poder crees que eres intocable. Pero es una engaño propio. Pero mi tortura terminara en cuanto me haya matado, luego de matarte a ti primero.
―No digas eso, no digas eso que vamos a salir de aquí ―respondió con una voz firme.
―¿Tienes algún plan?
―Puedes decirle plan.
―Entonces olvidalo ―contesto Kaguya―, aunque traigas a un ejercito Momoshiki tiene a todos en esta ciudad a sus ordenes, nadie podrá sacarnos. Moriremos aquí.
Su pesimismo era producto de la mortificación y del deseo de morir.
―Saldremos de aquí, solo ten fe ―dijo y Kaguya pudo reír poco―, cuando salgamos de aquí haré que olvides todo lo que te hicieron pasar y te pondré en una casa mucho más hermosa que la que despojaron.
―Que dulce eres Naruto, eres un buen mentiroso.
Se escucho de pronto como la barra de acero de la puerta de su encierro era abierta, puesto que reconocían el sonido de su oxido. Una luz cegadora a lo lejos hizo de los ojos de Kaguya cerrarse ante el impacto mientras que el señor Uzumaki solo pudo entrar en nervios ante el estruendoso ruido de los duros pasos sobre el piso que venían hacia él.
―Pónganlo de pie ―uno dirigía al resto―, hay que llevarlo con Momoshiki, a ella también ya es tiempo que decida que hacer con esta zorra de una vez por todas.
Con la espalda inclinada y sus manos atadas tras la espalda dado una esposa policíal puestos en alto, los llevaron por un largo pasillo hasta una segunda cámara de tortura, una más grande y más espaciosa. Cada uno fue separado del otro y levantado en el aire gracias a una segunda cadena que se ato a sus muñecas, en el aire estaban vulnerables, a merced de Momoshiki y sus traidores.
―Mirate, tan vulnerable como miserable ―dijo al señor Uzumaki luego de haberle quitado la venda negra sobre sus ojos y notar que uno de sus ojos estaba hinchado dado un brutal golpe que por poco lo deja ciego e incluso peor―. Sabes el plazo que les di a tu empresa para pagar el rescate bueno… esta por acabarse.~
―¿Realmente crees que Konoha te pagaría en billetes sin marcar el valor total de toda la empresa para rescatarme? Vaya soñador que eres Momoshiki, deberías vender eso que fumas ―naruto intentaba mantenerse como un hombre duro y firme, no cualquier otro empleado de su negocio―. Seguramente ya han contratado a otro para ocupar mi lugar, sin siquiera decir que han juntado algo del dinero exagerado que tanto pides.
―Lo se y eso es lo que espero ―camino Momoshiki hacia una mesa móvil de metal traida por uno de sus leales, donde sus herramientas de tortura le esperaban―. La verdad es que no pretendía pedir dinero por tu liberación.
―¿Entonces que pretendías?
―Mi plan sigue siendo torturarte a ti, pero también quería torturar a tu hijo hasta matarlo ―decía mientras lo veía con odio e indignación―. Quería que vieras como castigábamos a tu mujer y tu hija, de la misma forma que nos ocupamos de esta perra traga pitos. ¿Quieres saber que les hicimos? La desnudamos, la colocamos en una picota en la plaza publica del pueblo y dejamos que la gente se divirtiera con ella por tres días. ¿Lo puedes imaginar? Ahora solo imagina lo mismo con la zorra de tu esposa y tu hija.
―¡Desgraciado… cuando te ponga las manos encima, ya verás! ―intento hacer que sus piernas golpearan a Momoshiki pero basta que él se hiciera un paso hacia atrás y esquivo la doble patada que lanzó Naruto.
―Pero dado que mi intrépida socia solo pudo traerte a ti hasta mi, puedo desahogarme por toda la decadencia que nos trajiste ―Konan estaba parada detrás de él, en silencio y sin emociones mirando al herido Naruto como a la maltratada Kaguya a su izquierda―. Y al final mataré a la perra que vendió el legado de nuestra familia por treinta centímetros.
―Tu ni siquiera llegas a diez, Momoshiki ―el insulto de Kaguya valió lo suficiente para hacer que su hermano menor tomará una pistola eléctrica policíaca de la policía americana y la uso sobre Kaguya. Mientras que uso un bate de béisbol para golpear a Naruto en el estomago.
―Es bueno morir riendo ―volvió a sus herramientas de tortura buscando la siguiente que pondría en sus manos―. Pero quien ríe de ultimo ríe mejor.
En las noticias se dijo que el señor Uzumaki iba solo acompañado de su chófer cuando su secuestro ocurrió. La verdad es que no eran solo ellos, sabiendo el clan de Naruto para dejarse atrapar con Konan a su lado, disparo contra la cabeza del conductor de su auto cuando ocurría el viaje por carretera donde fue substraído.
Konan disparo al conductor detrás de su cabeza cuando estaban llegando al cruzo de la carretera, justo cuando en una de las esquinas venía el vehículo de otros. Acelerando como un ultimo reflejo de su cuerpo el auto fue impactado por el segundo vehículo que era uno civil y con Naruto herido pero inconsciente lo atrapo, se acerco al auto que los accidento en apariencias y mato a su conductor junto con toda su familia.
Los cuerpos de estos otros cuatro los metió en la cajuela mientras que Naruto lo guardo en la parte posterior del auto todo inconsciente. Entrego al señor Uzumaki y después se deshizo del vehículo junto con toda la familia que acribillo antes para encubrir sus pasos.
VI
Doce horas antes con los dos equipos de fuerzas especiales de japón reunidas con las fuerzas militares rusas escogidas para el asalto a la ciudad tomada por la familia Otsutsuki. El comandante a cargo Zurgei Vladichecko repasaba con los cinco escuadrones el plan de rescate de Naruto Uzumaki, una operación quirúrgica que no podía fallar ante el poco tiempo que ofrecía tan peligrosa familia criminal.
―Recuerden el plan ―decía Vladichenko y Samui traducía todo a japonés para el resto de su compañeros―. Al medio día el equipo uno entrará con los vehículos artillados por la carretera principal de su ciudad avanzando rumbo la principal casa Otsutsuki pero se detendrán en este punto donde deberán resistir durante treinta minutos. El equipo dos conformado por el cuerpo de helicópteros artillados brindará cobertura. En tanto al equipo tres conformado por los japoneses usaran la red de túneles, detonaran bajo el edificio principal y entraran, buscarán a Naruto Uzumaki y lo sacaran por la misma ruta. Y mientras ellos huyen los equipos uno y dos también lo harán. Concentraremos la atención de todos esos cabrones sobre nosotros para no sepan del verdadero golpe.
―Puedo hacer una pregunta, comandante ―preguntaría Samui―. ¿Como construyeron esta basta red de túneles en tan corto tiempo?
―Fue hace cinco años, cuando los Otsutsuki no miraban. Por si algún día se daba la ocasión de por fin tener que eliminarlos por completo ―contaba el ruso―, parece que llego el día aunque parece que no usaremos los túneles para volar su ciudad por debajo como tanto imaginábamos, usaremos una solución más eficaz y el tiempo es vital, a la una de la tarde todos ya deberemos haber salido de ese panal o se convertirán en daños colaterales.
―No será mucho tiempo para entrar y salir ―dijo Samui.
―Es algo que la famillia Otsutsuki no nos dará ―continuo el comandante―, es entrar y salir con el objetivo asegurado. Es un panal de abejas asesinas o las matamos o morimos junto con ellas, pero negociaremos con estos terroristas.
Dicha conversación tuvo voz en ruso, creyendo que toda la conversación estaba entre este ruso y Samui, no tenían en cuenta que alguien entre las fuerzas especiales de japón entendió cada jodida palabra de tan complejo idioma. Aun para su edad aun conservaba su licencia militar y dado su historial, Tsunade era un elemento valioso para esta misión. Fue cuestionada de sus intensiones dado que fue la anterior cabeza de Konoha industries a lo que simplemente respondió que aun era su protectora y maestra, su deber era poner a salvo a su discípulo. Poético debo decir, pero creo firmemente en que la única razón por la que decidieron llevar a Tsunade Senju en esta operación y no a cualquier otro elemento activo era simplemente por su experiencia y tal vez un soborno le habrán funcionado, aunque eso me corrobora Sarada-san.
No hubo cobertura de medios cuando ocurrió este arriesgado rescate planeado en doce horas. El gobierno ruso no quería arriesgar los movimientos calculados cuestionablemente desde la primera piedra de su base, no querían que los Otsutsuki tuvieran conocimiento de lo que esta ocurriendo ni imagen de esto. Pero sobre todo esto, no querían ser vistos como unos genocidas que optan por la opción nuclear cuando todo se ve mal.
Razón suficiente por la que cuando investigue más del rescate de Naruto Uzumaki solo encontré noticias del momento en que el hombre era mostrado ante las cámaras y a salvo, malherido pero vivo. Tuve que hacer una breve investigación en medios externos de Rusia y de este tema, gente que reporto una movilización considerable sobre una tierra deshabitada en la región oriental rusa, donde la tierra tembló luego de que las balas y explosiones menores sustituyeran los sonidos de la naturaleza durante las doce del medio día y las tres de tarde.
La lista entre los miembros enviados como fuerzas especiales fue relevada veinte años después de lo sucedido y el nombre de Senju Tsunade estaba allí, sin embargo la lista no decía que papel tuvieron cada uno. Confió en la historia que me contó Sarada-san del testimonio que le confesó Tsunade cuando vio su nombre en cuando la lista se hizo publica y le cuestiono por estos hechos.
VII
El momento del rescate llego era medio día y conduciendo como demonios hacia el enjambre de abejas de ropa blanca, el equipo uno entro con su vehículos todo terreno artillados listos para el fuego, mientras las fuerzas especiales de japón yacía debajo de la antigua alcaldía convertida en la casa Otsutsuki, lleno de juegos de azar y mujerzuelas.
La alerta se disparo de inmediato para todos los leales de Momoshiki como muchos otros que traicionaron a Kaguya salieron a luchar por lo que ellos consideraban su ciudad, el ejercito nacional ruso decidió entrar en su ciudad robada a estos. Al principio mientras el convoy avanzaba disparando contra todo aquel que les disparase, sea en la calle, las casas o los tejados. Solo lograron avanzar trece cuadras antes de que el convoy de diez vehículos y un camión se viera obligado a detenerse cuando un camión de basura bloqueo su camino, cuyas llantas fueron reventadas para impedir con más precisión el avance ruso.
―¿Que esta pasando? ―cuestionaría Momoshiki en cuanto el sonido de las balas sonando en la novena sinfonía del infierno se hizo más ruidosa que traspaso el eco de todas las paredes de la casa Otsutsuki y como un tenue escándalo toco a su oído.
¡Jefe! ―grito un leal de Momoshiki que entró apresurado en la sala de tortura―. ¡Son las fuerzas especiales rusas!
―Hijos de perra. Supongo que han venido en un intento desesperado y por mucho, para no quedar mal con el gobierno japones ―dedujo―, pero sus esfuerzos serán aplastados por nosotros ¡Vamos! ―comenzaría a reír de forma maquiavelica unos cuantos segundos antes de retomar su seriedad―. No creas que alguien vendrá a salvarte, Uzumaki Naruto.
Momoshiki dejo a sus prisioneros bajo vigilancia de uno de sus verdugos mientras el resto fue detrás de él, el verdugo camino en silencio hasta quedar delante de Naruto Uzumaki y Kaguya llevando en sus manos un rifle semiautomático cargado, así como un chaleco antibalas asegurado. Conservando su silencio, Konan observaba mientras escuchando los pequeños estruendos del tiroteo que eran truenos y relámpagos a la distancia, ella estaba esperando el momento de actuar.
Un combate encarnizado se desato de parte de fuerzas de gran elite rusa disparaban a ventanas y tejados, a los callejones así como todo el que enemigo que salía detrás del bloqueo. Estos disparos debían ser un montaje de ruido con el que las fuerzas japonesas que habían llegado hasta su punto de acceso bajo la casa Otsutsuki.
Las balas comenzaban a dañar la pintura de los vehículos blindados y los chalecos antibalas de los comandos rusos recibían todo el fuego de balas de los leales de Momoshiki. Era la señal de entrada del equipo dos entrara, un total de cuatro helicópteros apaches rusos surgieron de la nada y abrieron fuego indiscriminado contra todo leal de Momoshiki, fuego que crearon cuando usaban las balas y misiles azotaron contra techos, casas y calles por igual donde cualquiera era leal de Momoshiki y debían ser igual exterminados.
Desde un centro de control ruso, la operación de rescate era monitoreada por el mismo comandante Vladichenko a través de un dron que lleva una cámara de video d alta potencia. Observo la lluvia de balas y cohetes, todo yendo en orden. Sin embargo había una sola cosa que lo tenía al filo del asiento.
―Espero que los japoneses puedan entrar, mis hombres no resistirán por mucho tiempo.
Bajo tierra, exactamente por debajo de la estructura, con el estruendo de arriba volviéndose más ruidoso. Los japoneses esperaban para entrar, sin embargo estaban retrasados. El cartucho de C4 fue armado pero cuando se envió la señal de forma remota para hacer ignición algo falló y eso los retraso, así Tsunade decidió arreglar las cosas.
―¡Vamos! ―Tsunade no dejaba de maldecir como un camionera atrapada en el transito mientras reajustaba los cables del explosivo buscando que hiciera conexión con la señal remota y el aparato en si―. ¡Enciende y explota carajo! … ¡Si!
Tomaron distancia dejando que los explosivos hicieran su parte del trabajo. Tres miembros de la familia Otsutsuki estaban en aquella cocina descansando y comiendo algo cuando el suelo bajo sus pies estalló. Con escaleras en mano treparon para acceder en la casa Otsutsuki, el entrenamiento general de las tropas tenia que relucir en aquel momento.
Con M16 en mano y AR15 también, los soldados de elite se movían por cada rincón de la casa buscando a Uzumaki Naruto y abatiendo a cualquiera que no sea él. Iban de habitación en habitación, de piso a piso; sin embargo no tenían que subir, tenían que bajar.
La puntuación quedo de la siguiente forma:
Samui: 22 terroristas abatidos. Anko: 19 terroristas abatidos. Tsunade: 5 terroristas abatidos.
Es el saldo de enemigos abatidos en el rescate tan solo por ellas tres.
―¡¿Que fue eso?! ―el estallido de los explosivos sacudi+o la cámara de torturas donde el señor Uzumaki era cautivo.
Naruto sonrió de forma maliciosa mirando a la derecha, desde donde se sintió la onda de choque, una risa escasa que hizo al verdugo que vigilaba entrar en pánico.
―Eso, tonto quiere decir que no van a pagarles nada por mi rescate. Se acabo el juego para Momoshiki.
―¿Así? ¿Quien dice que saldrás vivo de aquí? ―había apuntando su pistola contra Naruto pero en cuanto termino de hablar un puñal de hoja delgada y larga entro por el lado derecho de su cuello cortando su voz como su respiración.
―Yo lo digo ―Konan se movió con letal silencio, saco la daga y el leal de Momoshiki se tambaleo hasta caer en un lapso de menos de siete segundos donde se retorció en el suelo donde se desangro sin poder gritar por el dolor―. Parece que es nuestra oportunidad.
Kaguya levanto la ceja, habiendo dejado de sentir sus brazos y miró desconcertada a Konan tomando prisa mientras soltaba la cadena de Naruto de forma abrupta donde se dio contra el suelo, mismo trato que dio a Kaguya cuando también la libero. Los ayudo a desatarse.
―¿Puedes levantarte?
―Puedo caminar ―respondió Naruto haciendo que sus manos frotaran sus muñecas para olvidar el dolor que estaba sintiendo entonces―. ¿Kaguya?
Confundida, miraba a Konan que terminaba de liberarla de las cadenas que apretaban sus manos, estando desnuda la asesina le brindo su gabardina de nubes rojas en un contorno negro que nunca le faltaba.
―¿Acaso quieres que venga con nosotras? Ese no es el plan ―dijo Konan dejando de lado a la madura albina que solo seguía más confundida con lo que escuchaba.
―¿Cual plan? El plan era dejarme atrapar y esperar el momento de descuido de Momoshiki para matarlo y que escapemos, eso no puede ser llamado plan.
―Esperen un momento ―Kaguya atrajo su atención―. ¿Estas diciendo que el ataque contra mi familia no es parte de tu plan?
―No, la verdad no pensé que intentarán rescatarme ―declaro.
―Dejen de hablar y salgamos de aquí ―exclamo Konan pasando por delante de Naruto asegurándose de que nadie más viniera hacia este lugar―, si la quieres traer, tendrás que cargarla tu mismo.
La montó en su espalda y cuando Konan dijo que era seguro para salir, fue detrás de donde escuchaban en los pisos arriba de todo el edificio series de disparos por todas partes y ninguna al mismo tiempo, era evidente que un comando había entrado en la casa Otsutsuki y no estaba dando la oportunidad a ninguno de rendirse, mucho menos de negociar; no se negocia con terroristas. Eso dirían los muertos con los que se toparon por el piso en pasillo que recorrieron buscando una salida una vez llegaron al primer piso tras salir de ese sótano desconocido en los planos.
Momoshiki se dirigía al sitio de choque con las fuerzas rusas en un auto negro con un quema cocos abiertos en la parte superior, los disparos se escuchaban mas intensos con cada metro que se acercaban. Las calles de su ciudad abandonados por el miedo que sentían los civiles cuando vio también como un grupo de helicópteros de armamento pesado acaban de bombardear la calle más adelante donde el enfrentamiento seguía ocurriendo, los vio volar en dirección a la casa Otsutsuki creyendo que sería su siguiente blanco.
―¡Detén el auto, ahora! ―su chófer se detuvo en seco, su convoy casi colisiona.
Bajo de su auto y miro en dirección a su hogar, esperando ver a los helicópteros apache atacar la morada Otsutsuki pero no fue así, solo se aproximaron y dieron media vuelta, eso llamo la atención de Momoshiki. Cuando volvió a mirar atrás, escuchaba como el tronar de balas se mantenía en un mismo lugar, los operativos rusos no hacían nada por avanzar, solo atraían a sus fuerzas.
―¿Jefe, que pasa? ―cuestiono uno de sus leales salió a con él para verificar que le preocupaba.
El silencio en su rostro, la expresión de rabia se formo lentamente en su cara hasta logro expresar su voz.
―¡Hijos de perra! Hay que volver, ese maldito esta escaparse de mi.
Su ira incondensurada no nublaba su razonamiento de Momoshiki, no iba a permitir que Uzumaki Naruto escapara con tanta facilidad, no vivo.
La preocupación comenzó a sentirse en las fuerzas especiales de japón, habían revisado hasta el ultimo piso de la casa Otsutsuki y no había rastros de Uzumaki Naruto, no quedaba nadie más que ellos en toda la casona. Sin embargo Tsunade sabia que estaban buscando en los lugares equivocados de la casa, subieron pero no bajaron.
Samui estaba por delante suya y Anko por detrás, así como todos los elementos estaban enfilándose en una sola columna que avanzaba piso abajo a la planta de donde llegaron. Konan movía a Naruto y Kaguya con diligencia y precaución mientras que Tsunade estaba desesperada por encontrar a su gigolo.
―¡Quietos allí! ―grito Samui momento en que el comando especial bajaban por las escaleras viniendo del segundo piso y momento en que Konan atravesaba el umbral con el magnate Uzumaki y Kaguya en su espalda. Lo primero que noto en Konan era que en manos llevaba un cuchillo largo como uno corto en su mano izquierda―. ¡Arroja el arma!
―¡Esperen! ―Naruto salió a defenderla―. Ella esta ayudándonos a escapar.
―¿Naruto? ―susurró Tsunade, sintiendo su ser volver a ser uno solo completamente. Un susurro que Anko y su compañera escucharon, no lo reconocieron hasta que Tsunade llamo a su nombre.
―¿Tsunade? ―le pareció desconcertante ver a la madura vistiendo de militar.
―¿Uzumaki Naruto? ―pregunto Samui, recibiendo confirmación de su identidad―. Aléjese de ella y venga con nosotros.
―¿Acaso no me escuchaste? Ella me ha estado ayudando a escapar.
La tensión pronto se haría más grande cuando el grito de Momoshiki seria el estruendo con el que abriría su casa volviendo con su grupo armado personal.
―¡¡¡¡Naruto!!!!
―Momoshiki ―vio el veneno en su voz cuando miró en la dirección contraria Samui, entendió que esta persona Momoshiki, era una amenaza potencial.
Aquel pasillo era grande, conducía directamente a la entrada y desde allí, Momoshiki con los suyos comenzaron a hacer volar las balas en un violento huracán. Las fuerzas especiales actuaron de inmediato, Las tres mujeres entre los militares corrieron y pusieron a cubierto a su objetivo junto con las dos que lo acompañaban, el resto de elementos respondieron al fuego sin mirar claramente desde donde les disparaban, solo sabían que venían todas esas balas desde el otro extremo del corredor.
―Atención, tenemos a nuestro objetivo, es hora de irnos ―indico Samui con todo pulmón.
Formaron un perímetro alrededor de Uzumaki Naruto, Tsunade delante de él junto a Samui, Anko tomo a Kaguya en su espalda y aun así lograba tener su arma en manos lista para ser usada, Konan quedo entre otros militares y el resto formaron un circulo alrededor del grupo, como unidad emprendieron rumbo al agujero por el que entraron.
―¡No! ―grito Momoshiki percatándose del escape de sus dos rehenes―. ¡Vayan por ellos!
Rápido, sin detenerse para nada avanzaban, las balas de los Otsutsuki no dejaban de llover sobre las fuerzas especiales de las autodefensas, pero su equipamiento de era de moderna armería. Chalecos reforzados en antibalas. Miras telescópicas para sus rifles y semiautomáticas con las que rescataron al señor Uzumaki. Los leales de Momoshiki caían cuales insectos insignificantes eran, por más que estos tuvieran equipos tácticos militares puestos encima, no los convertía en rivales para elementos especiales japoneses ni para las fuerzas rusas que arrasaban con todos los demás allí fuera.
―Pronto, no se quede ninguno atrás ―uno a uno entraron por el agujero de vuelta a los túneles secretos bajo la ciudad, Samui se aseguro de la entrada de todos los VIP y de los soldados a su cargo.
―Hay que darnos prisa, Samui. Faltan diez minutos para que den la una y no sabemos que piensa hacer ese tal Vladichenko ―dijo Tsunade, se quedo con ella mientras el resto de elementos seguía escoltando a Naruto a un sitió seguro, sin dejar de lado en ningún momento a las dos mujeres que estaban con él.
―¡Vamos!
Tuvo muchas preguntas Samui en ese momento, mucho de lo que dijo Tsunade fue privado en esa breve conversación que tuvo con el comandante, pero los hechos hablaban por si mismo. Los rusos le dieron un tiempo limitado de actuar por alguna razón entre manos.
Se le escapaban de las manos y no iba a permirtirlo, llegaron hasta el agujero de conejo por donde se llevaban a los dos con los que se desquitaría. La rabia lo estaba consumiendo y parecían estar a nada de causarle un derrame cerebral de tanto estrés forzado por su mente corrupta.
―¿Jefe? ―uno de sus leales pregunto en cuanto vio el rostro iracundo de Momoshiki mirando por el enorme hueco por donde osaron invadir su hogar.
Sin poder gritar, se arrojo al agujero y con sus armas en manos aterrizo en esa zanja de dos metros y medio de alto, tanta ira logro que ignoraran el dolor en sus piernas con la forma tan brusca con la que aterrizo.
―¡No vas a escapar tan fácil de mi, Uzumaki Naruto! ―con una semiautomática en manos, la levanto y de nuevo volvió a tirar sin prescindir del fondo, pues no veía a nadie de las fuerzas especiales mas que en una pequeña mancha que se hacia cada vez más chica.
No obstante, por encima de la ciudad. El tiempo había acabado y fuerzas especiales rusas montaron sus vehículos en contra reloj, aparentando que se habían quedado sin municiones salieron tan rápido como entraron por el mismo camino, los apache rusos dieron un ultimo ataque armados con lo poco que les quedaban e hicieron lo mismo que sus hermanos en tierra, emprendieron retirada por una misma razón.
Creyendo erróneamente que habían expulsado a los rusos, los Otsutsuki comenzaron a celebrar en las calles con los armados soldados que los tenían oprimidos. Desconocían que mas allá de las afueras de su ciudad diez lanzadoras montadas rusas tenían sus misiles listos, armados y apuntando contra la comunidad Otsutsuki.
El reloj marco la una de la tarde y los rusos terminaron evacuando primero, escucharon como los proyectiles alto nivel destructivo atravesaban el ambiente natural de rusia en un estruendoso que dejaba un rastro en el cielo de como rompían la barrera del sonido.
Para la gente de esta sociedad ese estruendo se trato de las trompetas del día del juicio final que cada vez se hizo más fuerte sobre sus cabezas, no hubo tiempo de despedirse mucho menos de mirar por donde venían dichos misiles. Las llamas del armagedón se levantaron y con ellos levanto toda forma de vida sobre la ciudad, los segundos se hicieron minutos, un hombre entre todos ellos pudo ver como el fuego en la onda expansiva convertía todo en fuego, cenizas y ruina antes de ser devorado por una explosión también-
El zumbido asesino fue escuchado por los japoneses debajo así como el mismo Momoshiki logro escucharlo a pesar de los metros bajo tierra. No sabían que clase de misil era pero podían entender algo, los túneles colapsarían con el choque de los proyectiles. La tierra comenzó a temblar y no esperaron a que la estructura de la mina se colapsara encima de ellos.
―¡Corran, no se detenga. La salida no queda lejos!
Samui agarró a Naruto por el cuello de su camisa y Tsunade hizo lo mismo también en el otro lado del rubio, aceleraron el paso y no iban a detenerse por nada. Momoshiki tiro su arma corriendo por la misma dirección que las fuerzas especiales japonesas huían, pero para él seria muy tarde. La tierra temblaba y el techo escarbado sobre todos se caía a pedazos cada vez más agigantados sobre todos. Pero al final solo las fuerzas especiales japonesas consiguieron salir todos, intactos y vivos, afortunadamente solo habría alguien en el túnel que no conseguiría escapar.
―¡No, no! ―grito mientras todo caía cada vez más sobre su cabeza, hasta que tropezó con algo en suelo y finalmente la red de túneles se caía detrás de él. Solo podía maldecirlo por esto―. ¡Te mataré algún día… Uzumaki Naruto!
Un grito que seria ignorado pero no olvidado por aquellos que salieron antes que él.
Sobre la meseta templada rusa, todos las fuerzas especiales japonesas respiraron aliviados, su misión fue concretada con éxito, sin ninguna baja y consiguiendo a Naruto Uzumaki con vida. Hasta que miraron hacia atrás, donde el infierno estaba viviendo.
Lo que alguna vez fue una ciudad en desarrollo tomada por completo por un grupo armado que gobernó con libertinaje por mucho tiempo ahora no quedaba nada de aquello de lo fue. Las llamas no se alzaban tanto, pero no quedaba nada. Todo edifico estaba demolido, toda casa y departamento destruido hasta ser escombro, no quedaba nada ni nadie allí. No había grito de dolor, sufrimiento ni pena; solo el silencio de la muerte para aquellos que tomaron control de la ciudad y de aquellos que decidieron aceptarlos como nuevos regentes.
La impresión en el rostro de todos, el silencio en sus bocas lo decía todo. Incluso Konan quedo asombrada con lo este suceso, Naruto no lo creía y Kaguya estaba más perturbada que nadie el lugar que gobernó la gente que decían quererla hasta el momento de la traición de Momoshiki ahora estaban muerte, todo lo que conocía se esfumo entre llamas, muertos y escombros.
―Conque así lo resuelven los problemas en la madre rusia ―exclamo Anko, para oídos de Kaguya.
No los vieron, solo escucharon los motores de helicópteros pesados descendiendo detrás de ellos. Un equipo de evacuación venia a recogerlos, el mismo comandante de la operación venía para asegurarse del resultado de la operación. Y al ver que todo salió bien, supo que no tendría que recurrir al plan B de incubrimiento.
VIII
Dos días más tarde Uzumaki Naruto estaba devuelta en japón, volvió en el avión militar de las fuerzas especiales de japón. Los periodistas y las cámaras estaban en el aeropuerto militar desde de salió antes y ahora estaba de regreso.
No era el emperador a quien habían salvado, pero la turba de personas reunidas en el aeropuerto reunidas para recibir a Uzumaki Naruto era superior a cualquier horda de fanáticos reunidos para recibir a su ídolo artista. Pero a quien recibían era a un hombre de negocios, negocios que hacían que cientos sino miles de trabajadores en toda una nación así como en otras naciones pusieran el pan sobre su mesa todos los días, las demandas que solicitaban sus captores aunque de nivel demencial, más no solo era eso, sino la vida del hombre cuyas inversiones y expansión de su industria había dado de regalo trabajo a miles de millones estaba a salvo.
Un canto victorioso se escucho de toda la gente reunida detrás de una linea de vayas metálicas resguardadas por policías una vez que lo vieron escoltado por todos los militares. Su nombre era aclamado entre pancartas con mensajes de amor y aprecio por el señor Uzumaki, era conducido por todos los soldados hacia una ambulancia que era de la misma industria de Konoha.
Los reporteros gritaban sus preguntas a Naruto y a los militares, desde su estado medico al ver que la ropa que llevaba el hombre seguían siendo las mismas que llevaba desde su liberación. Preguntaban por su salud mental y sobre la identidad desconocida de los perpetradores de este crimen en contra suya. Más los soldados iban a permitirle acercarse para responder, tenían que atender sus heridas, solo saludo a toda la gente que había delante
La declaración vendría a darla Kushina Uzumaki a la mañana siguiente en una conferencia organizada por la misma Konoha para dar a conocer los resultados del rescate de Naruto Uzumaki.
―Es de gran alegría hacer la siguiente declaración: Uzumaki Naruto-sama ha sido rescatado y repatriado gracias al esfuerzo combinado de las fuerzas especiales del cuerpo de autodefensa de japón y de las fuerzas especiales rusas para el éxito de este rescate ―decía a todas las prensas nacionales e internacionales sentadas en sala de conferencia de la torre principal de Konoha donde la rueda de prensa tenia lugar―. Aunque fue rescatado en condiciones médicas criticas, no corre peligro de muerte. Pero en este momento esta siendo atendido por nuestros especialistas de la salud para su recuperación.
―¿Que hay de los criminales que secuestraron al señor Uzumaki? ¿Quienes eran exactamente? ―uno de los reporteros hizo la pregunta que nunca se respondió cuando el vídeo de la demanda de rescate que los secuestradores lanzaron al comienzo de este suceso.
―La inteligencia rusa proporciono todos los detalles a las fuerzas especiales de japón cuando se integraron esta veloz operación ―cambio de papeles en su catre―. Desafortunadamente los detalles de esta operación conjunta han decidido mantenerlas como clasificadas dado la delicadeza del asunto, se cree que esto puede alentar a otros grupos criminales a atentar contra la vida de nuestro líder corporativo sino contra mismos trabajadores y empleados de Konoha industries, por lo cual el comité directivo ha decidido tomar la decisión de crear un cuerpo de seguridad que cumpla con la protección del personal laboral de Konoha, así como cumplan con la protección de valores y propiedades de la industria. Un cuerpo paramilitar nombrado Anbu.
La cortina roja en la espalda de Kushina se levanto, tras ella una veintena de soldados paramilitares armados con rifles de ultima tecnología desarrollada por la misma insignia de su industria. Así como los uniformes, los cascos y botas, los chalecos antibalas eran de una talla que ni siquiera el cuerpo de fuerzas de autodefensa tenia hecho, al frente de su chaleco venía escrito la leyenda: Konoha. Por atrás estaba escrito: ANBU guardia privada. Mascaras blindadas en el rostro para proteger las identidades de los guardias, mascaras que imitaban el rostro de un demonio.
El porte militar y la respuesta al unisono de las botas como de las manos saludando en adoctrinamiento militar implementado. Los medios estallaron en preguntas y las cámaras cegaban a todo aquel que estuviera delante de esta ráfaga de luces flash. Pero los militares mostraron ni fatiga en sus ojos, el diseño de los lentes en estas máscaras disminuía el alto brillo de luces intermitentes o lasers en sus ojos.
IX
―¿Cuando me dejarás salir de aquí? ―cuestionaría Naruto-sama recostado en una cama de hospital con monitores cardíacos, de oxigeno y demás maquinaria medica que tenia puesta encima mientras su doctora la revisaba―. ¿Tsunade?
Una malhumorada anciana que nunca dejaba de presumir su cuerpo, llevaba de nuevo la bata médica, un estetoscopio listo para usarlo y una tabla donde los papeles que tenia que llenar acerca de la salud del paciente que vigilaba. Lentes para lectura ocupaba para sus ojos ocupar en la pluma en su mano e ignorar al insistente Naruto-sama que alegaba salud total sobre su persona.
―¿Que intentas hacer? Recuéstate Naruto ―dijo, mirando como este se levantaba.
―Te digo que estoy bien.
―No no lo estás ―dejo su tabla y pluma para forcejear con el rubio y devolverlo a la cama, pero Naruto-sama se resistía―. ¡Vuelve a la cama, obedece a tu doctora!
―¡Y yo te digo que estoy bien… solo son unos cuantos moretones! ―respondió con el mismo tono de voz, intentaba quitarse a la vieja Senju de encima pero es muy fuerte incluso para Naruto-sama.
―¡Tienes seis huesos rotos, Naruto! ―entonces su fuerza se incremento en un arrebato de egoísmo melancólico―. ¡Naruto, por favor!
La fuerza de Senju lo supero, logro tirarlo sobre la cama y esta se sacudió con el impacto, en esa habitación privada de especialidades medicas nadie vería como Tsunade se dejaría caer sobre Naruto-sama ni la forma tan romántica con la que lo abrazaba. Ni siquiera él podía entender esta forma de afecto pocas veces mostrada por una engreída mujer como ella.
―¿Tsunade?
Ese abrazo le pareció extraño, su rostro descansaba a un lado del suyo y sus manos pasaban detrás de su espalda en la parte alta, la presión de sus brazo alrededor no era asfixiante, sino lleno de melancolía y pena. Aunque sus atractivos senos ahora se embarraban contra él sin embargo el gusto de sentir esos sobrehumanos atributos con el que fue bendecida Tsunade sobre todas fue opacado por el llanto que escuchaba detrás de su oído.
―Dejame estar, por favor ―las manos de Naruto se pusieron en su espalda e intentaron levantarla, pero en el menor esfuerzo Tsunade vino a contestar de estar forma―. Idiota no sabes como me preocupe.
―Lo se, estabas entre los soldados cuando me rescataron.
―El ultimo idiota que me dijo que no me preocupara, murió y con el mi corazón ―revelaba Tsunade―. Fue el primero y pensé que seria el único en mi vida ―se levanto y lo que vio en su rostro un mar de lagrimas que caían sobre su rostro, sus lentes había removido por lo empañado que dejaron sus lagrimas―. Creí que también te perdería ¿Que le diría a nuestros hijos?.
No sabía que respuesta darle, sus lagrimas saladas cayeron sobre sus labios y solo se mantuvo en silencio. A pesar de tenerla encima, logró sentarse sobre su cama, sus manos tomaron a Tsunade primero seco sus lagrimas y después calmo su lamento con un beso simple pero duradero. Sus manos recorrieron su espalda pero con lujuria pegando su cuerpo al suyo donde ese beso se volvió más profundo. Un beso sincero que no se daban desde hace tiempo, su romance prohibido se mantiene vivo por la llama de la carnalidad adornada de amor, pero aquel momento el amor fue la flama de su amor.
―Eres una tonta ¿Crees que me dejaría que me alejaran de ti, o de las demás? ―su frente descansaba sobre la frente de la vieja Tsunade―. ¿Que dejaría mis veinte hijos sin su padre?
―Veintiuno ―revelo con esa melancolía que apenas era domada, el rostro de Naruto-sama se petrifico, se trataba del quinto hijo que tendría con Tsunade-san. Antes de que multiplicaran las otras.
Al llegar la hora de visitas, su esposa Hinata junto con Boruto y Himawari entraron con gran felicidad de saber que su esposo y padre estaba vivo. Él estaba sentado al borde su cama en un intento de levantarse pero su cuerpo descansado sentía los dolores y heridas de la tortura previa que le causo Momoshiki
―¡Naruto!
―¡Papá!
―¡Padre!
Lo abrazan más fuerte, mas de lo que Tsunade no hizo antes con Naruto-sama. Ellos no entendían que bajo su bata de hospital heridas cosidas y la molestia de tener varios huesos rotos.
―¡Auch, a mi también me alegre verlos! ―parecía que lo ahogaban en ese mar de abrazos.
X
―¿Estuvo allí ese día? ―detuvo su historia, descansábamos lado a lado en la cama de su habitación, la sabana la teníamos mal colocada sobre nosotros pero eso no nos importaba, digo pues miraba los senos de Sarada-san que yacían descubiertos, su parte de la sabana le cubría el estomago y el vientre dejando las piernas y el débil rastro de mi travesura en ella expuesto.
―Llegue con mi madre detrás de ellos. Fue la primera vez que vi a Shizune-san y no sabia quien era ella, vi a varias. Aunque solo reconocí a Kushina-san ―decía―. Ella estaba feliz de ver a su hijo de vuelta, contuvo su emoción desde la conferencia hasta que por fin lo vio.
―¿Que paso después? ―pregunte.
―Se tuvo que quedar una semana bajo vigilancia en el hospital hasta que la doctora Haruno convenció a Tsunade de que Naruto-sama ya no necesitaba estar en terapia intensiva. Algo que nunca necesito ―llevo sus brazos por encima de su cabeza abrazando la almohada que tenia debajo―, le dieron de alta pero dijeron que tenia que descansar al menos un mes. Pero solo espero cinco días y de nuevo estaba en su oficina.
Eso me recordó a mi padre, contó mi mamá una vez que el día en que yo nací mientras ella daba a luz mi padre estaba en su trabajo, solo apareció en el momento en que yo por fin salí al mundo y una hora más tarde estaba de nuevo en su oficina. Hay hombres que consideran a su trabajo su hogar aun cuando tienen un verdadero hogar donde su familia los esperan con ansias. Hasta la adolescencia le jugaba la broma de preguntar ¿Porque te vas? Cuando él con una sonrisa me respondía: “porque tengo que trabajar por ustedes” su sueldo no era grande, pero lo haría que bastara cuando cobraba las horas extra.
XI
Estaban por irse a dormir, no era una ida muy cómoda para ninguno, sobre todo su esposa que mostró disgusto cuando escucho a Naruto Uzuamki.
―¿Vas a volver a tu trabajo? ―cuestiono, en su timidez mostró preocupación pero al mismo tiempo dejo percibir a su esposo un tono de enojo―. Aun no estas en condiciones para volver, los doctores dijeron que tenías que descansar por treinta días.
―Lo se pero… no puedo dormir pensando en Konoha ―justificaba su decisión pero no se atrevía a mirar a su esposa, sentado en el borde de la cama desde su lado sudando ante la reacción que esperaba de Hinata―. Has visto lo que me paso, por lo que he logrado siendo el jefe directivo. Mi trabajo es una amante celosa, Hinata.
No la miraba, más no necesitaba hacerlo para saber que ella estaba de brazos cruzados estando de pie en su lado de la cama. Un ceño fruncido podía percibir en su cara donde su cuerpo era recubierto por una pijama atrevida para dormir, de color negra, a pesar de lo atractiva que se veía su esposa no la miraba pues cuando su rostro mostraba su enojo.
Fue inentendible para él, solo sintió como la cama se movía su esposa en su lado, toda miedo se acabo cuando su esposa vino a sentar sus brazos desde atrás de Naruto. Su rostro se levanto ante este gesto donde él podía sentir los pechos de su mujer embarrándose contra su espalda.
»¿Hinata?
―A veces pienso que me amas más a tu trabajo que a mi ―la escucho decir, detrás de su oído―. También haces que yo me preocupe, Naruto-kun. Haces que me sienta envidiosa.
Por fin se sintió digno de mirar a su esposa y vio en ella su bondad necesitada de mucho amor. Entraron en la cama, los labios de su esposa le besaban con mucha pasión y deseo, mientras que él se dejaba domar por la suave intensidad de su amada Hinata. Sus besos eran caricias en su boca, su lengua apenas tocaba la suya, pero sus manos tomándolo de sus mejillas hacían que no la perdiera.
―Hinata… no seas tan intensa ―quedo sin aliento, por una buena razón.
Ante sus ojos tenía el redondo trasero de su mujer, ella por su lado estaba ocupada atendiendo la hombría de su esposo con su lengua y llevándolo dentro de toda su boca.
―¿Sabes? Por un momento yo pensé que ya no te vería más y lo ultimo que hicimos fue… nada. Dejame ser sucia por una noche, Naruto-kun~ ―decía, medio aparato de su esposo estaba metido en su boca cuando hablo. Sus manos llevo hasta su trasero frente a la cara de su hombre, levanto la corta falda de la trasparente pijama negra―. ¿Que dices, Naruto-kun~?
No vería la sonrisa de oreja a oreja que él pondría ante sin igual invitación. La escucho llamar a su nombre una segunda vez y la sorpresa que le dio, pensó que estaba siendo demasiado atrevida al hacer el amor primeramente en tan obscena pose, pero fue afortunada.
Hinata trato de seguir el ritmo de su rubio, fue superada la técnica de su esposo, ella trato de seguirlo, pero la lengua de su esposo acariciando cada rincón de su agujero hizo que su cuerpo pronto comenzará a hervir su interior como caldero abandonado en el fuego, pronto reventaría como olla a presión abierta fuera de tiempo.
»Querido… tu lengua, mi cuerpo no esta acostumbrado a tanto… ¿Eh?
Su lengua se había retirado de inmediato cuando la escucho, no necesitaba de Hinata que ella fuera totalmente explicita para entender lo que su cuerpo estaba diciéndole a la lengua. Tomo a su esposa y la coloco sobre la cama, con él por encima. Sentó sus labios en su boca, un amante lujurioso era (aunque no al mismo nivel de lujuria que al de sus amantes).
Cuando el aliento se acabo, un breve cruce entre los ojos de los dos y de nuevo sus labios estaban acariciando el cuerpo de su mujer. Bajando su garganta con su lengua lamiendo su sudor, acariciando el tallo de sus pechos donde sus silenciosas manos bajaban la prenda de su pijama haciendo que sus grandes senos se expusieran para él. Su rodilla puesta entre las piernas de su Hinata rosando el agua viva de su vagina mientras su boca y manos están ocupado en la delicioso sabor de sus pechos, sus dientes se entretienen con sus pezones y no deja de sentir su textura por ningún centímetro de ellas.
―Naruto… no me hagas esperar más.
―Lo siento, es solo que… tuve miedo de no sentir tu cuerpo una ultima vez. Quiero disfrutar tu cuerpo, Hinata.
Después tales palabras, no tuvo dudas y la puso dentro de su esposa, un gemido vio como escucho de su rostro su aparato lleno hasta el fondo, no le dio momento pues comenzó a moverse. Insistentes más no desesperados frotes de su hombría dentro de Hinata. Su pelvis empujaba y las leyes de la física se aplicaban sobre el cuerpo de su esposa, sus pechos comenzaron a agitarse con el suave temblor.
Quería tomarla y poner su rostro sobre la almohada mientras su aparato se desataba en frenesí en su vagina, una y otra vez empujando como demente. Quería saber si se asustaría o se emocionaría con el trato tan salvaje que le da a sus amantes, como ellas le han entrenado.
―Mi amor… estas desenfrenado… sigue así ―la escucho decir, a pesar de tener la mano sobre su boca, mordiendo la ante palma mientras apretaba los ojos.
―Dejame oír tu voz, Hinata… deja escuchar tu voz ―dijo tras quitar la mano de la boca, a su esposa. Su hombría se encendió por segunda vez mientras hacia que se frotara dentro del agujero de su mujer, su pervertida voz, esa hermosa voz.. para él era como escuchar gemir a un ángel puro que corrompía con su pervertida personalidad.
―Naruto… ¡Naruto! ―estaba a nada de alcanzar el orgasmo, quería que su esposo llegará junto con ella. Pero el señor Uzumaki tenía otros planes.
―¡Hinata!
Levanto a su mujer y de pie estando sobre la cama la tenia sostenido de las caderas de su amada de perlas por ojos. De pie en su misma, con las manos agarrando a Hinata con sus manos en sus glúteos, apretando hasta dejar su marca en su esposa; su rostro descansando en los pechos de su mujer mientras ella tiene el rostro inclinado hacia atrás.
―¡Haa!~ Naruto… esta pose es muy pervertida, Naruto-kun ¡me encanta!
―¡A mi también me encantas, Hinata!
Dejo que su hombría se desatará empujando su aparato con mas profundidad en su mujer, sus empujes eran profundas y el abrazo de parte de su vagina para él era el combustible que necesitaba para llegar al clímax. El abrazo fuerte con el que envolvió a Hinata, su aparato ensanchándose en las paredes de su vagina antes de liberar toda su carga envuelto en el coro seductor de su mujer.
Cuando la euforia paso, se dejo caer sobre la cama con su Hinata en sus brazos, ambos agitados, ella estaba sorprendida y extasiada, él tentado entusiasmado por sentir más el cuerpo de su esposa.
―Eso fue increíble… Naruto ―oyó a su mujer decir estando bajo su pecho, donde ella no veía su rostro codicioso de lujuria.
Un respiro para reponerse, el espíritu estaba disponible pero la carne estaba blanda y magullada. Dijo un sabio hombre una vez, Naruto Uzumaki tenia que aparentar haber quedado agotado, aunque su hombría no podía ocultarlo, aun cuando se deslizo fuera de su esposa, Hinata sintió el pedazo de carne de su esposo vivo y con energía, aunque él le engañaba muy bien.
―¿Hinata, que haces?
Levanto la vista y la miro allí, practicando placer oral para él de forma agresiva, a lo que ella consideraba agresiva. Su mano agarrando la parte final de su hombría mientras lo exprimía teniendo la mitad del aparato de su esposo metido en la boca.
―Veo que Naruto-kun aun esta dispuesto por más ―decía, pero tenía la punta del aparato de su esposo en la boca―, quiero descargues toda tu lujuria en mi esta noche.
―¡Ahh, Hinata aguarda! ―sus movimientos aunque torpes, eran intensos. No hizo nada más que disfrutar hasta alcanzar su limite por segunda tras duros quince minutos de la lengua y labios torpemente insistentes de su mujer―. ¡Haa, Hinata!
Cuando eyaculo, disparo en la boca de su amada esposa pero ella apenas si pudo contener su poderosa descarga. Su aparato termino de liberar su espesa semilla sobre la cama, lo poco que cayó dentro de su boca su bella esposa tapo su boca por unos segundos para no dejar ver el rastro de semen sobre su labio, cuando lo bajo su boca yacía limpia, lo cual fue una incitación para el señor Uzumaki.
No se contuvo, se abalanzo como fiera sobre Hinata soltando sus labios sobre los de su mujer, pero en un breve descuido ella le dijo que no lo hiciera pues su boca estaba sucia con lo recién hecho, no le importo y volvió a besarla con más pasión, a lo que ella no replico más. Envueltos de sus brazos en el cuerpo del otro, rodaron sobre la cama y no les importo caerse, allí en el piso de su habitación volverían hacer el amor con la pasión del cielo y de nuevo, la levantaría para devolver a la cama, besando su orto introduciendo su lengua, su vagina escurría el rastro previo. Primera vez que le hacia el amor de forma anal, puede que al principio le doliera, pero después Hinata estaba mordiendo la almohada para ocultar lo gustosa que se sentía.
Bautizar el orto de su mujer con la cuarta corrida suya no seria el cierre definitivo para su noche, Naruto le pidió permiso a su esposa y puso su aparato entre sus pechos, ella los junto mientras él le hacia el amor aquí, de forma que manchaba su escote con el previo rastro de su semen hasta que ensucio sus senos con una quinta descarga que hizo sobre el par de senos de su esposa.
Lado a lado tendidos en la cama fue como quedaron luego de mucho, su hombría estaba calmada pero por forzado pensamiento, de estar con alguna de sus amantes estaría continuando, pero debía hacer creer a su mujer que cinco veces continuas eran suficiente para él, después de todo había hecho que su mujer se corriera tres veces más en la noche. Ahora estaba dormida profundamente sobre su pecho, ella; cansado pero no saciado.
―Te amo Naruto ―la escucho decir teniendo una sonrisa estando Hinata recostada en su pecho antes de caer dormida.
―Lo sé ―respondió, su sonrisa egocéntrica ella no le veía.
XII
Al día siguiente, acompañado por su esposa quien la convenció de entrar por la entrada principal del edificio y no ocupando esa entrada secreta, gran sorpresa se llevaría al ser recibido con gran celebración, ovación y felicidad por todos desde el primer momento que puso un pie en la torre de Konoha, aplausos y coros de sus empleados cuando su jefe volvió. Era el regreso de su querido líder, de su majestad, el líder de tan basto imperio, el protocolo del empleado japones se rompió durante su regreso, pues incluso hubo quienes vinieron a él, lo abrazaron e incluso llegaron a levantarlo. Lo adulaban como a un héroe aunque no lo era.
Si hubiera empezado a trabajar como su asistente en aquel año no me hubiera importado en besarlo ante la felicidad de verlo volver vivo con todos en Konoha, Adrian; pero en aquel año yo todavía estaba por terminar la preparatoria y embarcarme a la universidad. Aunque eso nunca terminaría.
Nunca sintió tanto apreció y cariño de los demás, como patrón laboral sabia que había quienes lo despreciaban. Tal vez lo detestaban y alguno otro lo odiaba por alguna razón, como suele ser; pero a él no, todos lo querían. Pero habían quienes le querían mucho más, sabes de quienes hablo.
Allí en su oficina, aquellas amantes que tenia en su castillo y las que venían a visitarlo, las cuales no contuvieron más tiempo su felicidad cuando Hinata se marcho, las tenia a todas reunidas con él, incluso mi madre estaba entre ellas, pero de todas la que no se contuvo mas fue Shizune-san, me contó la doctora Haruno. Lo abrazo más que solo besarlo, se acurruco en su pecho soltando lagrimas de alegría.
―Naruto, no sabes cuanto miedo tuve.
―Tranquila Shizune, ya estoy aquí ―la abrazo con suavidad mientras esta le apretaba con sus brazos pasando por su espalda.
―No seas acaparadora, Shizune ―Tsunade-san allí trato de mostrarse madura, como su edad pero ni mi madre, ni Hanabi-san; la señorita Terumi mucho menos Kushina-san pudieron esperar más. Todas le abrazaron al mismo tiempo que ni siquiera ella pudo mantenerse firme en su postura y Tsunade termino abrazándolo también. No solo era amantes de todas ellas, era esposo de alguna de ellas en una vida desconocida para los demás―. A quien engaño, idiota no sabes como temíamos por ti.
―Pero estoy aquí de nuevo ―decía Naruto-sama―, no pienso morir tan fácil.
Cuando la felicidad paso, el trauma del secuestro y del peligro que vivió Naruto-sama, es que tomaron un decisión durante su ausencia por recuperación, esperaban decirle cuando debía volver al debido tiempo tras terminar su incapacidad laboral, dado que regreso antes tuvieron que adelantar la sorpresa.
―¿Así que decidieron crear un cuerpo de seguridad privada para mi? ―pregunto con ironía. De nuevo estaba sentado en su silla detrás de su escritorio, las damas presentes de su harem yacen de pie frente a su lugar formadas en línea frente a él.
―No solo para ti, para todo trabajar y edificio que pertenezca a Konoha Industries ―dijo Tsunade―, un cuerpo de seguridad de elite, profesionales en ser escoltas y armas de fuego, en combate. Soldados retirados que buscan un trabajo que los haga sentirse como en el ejercito.
―¿Se oye bien, pero quien esta a cargo de esta sección? ¿Sasuke a caso? ―dijo con sarcasmo, mirando a mi madre a lo cual ella respondería:
―No, pero él mismo hizo la recomendación.
―Pasen ―dijo Tsunade hacia la puerta cerrada de la oficina. Un saludo formal de dos mujeres vistiendo su galante uniforme verde militar entraron, ambas de busto grande y una con más trasero que otra pasaron al frente donde se presentaron con un saludo por gesto mientras la vieja Senju las presentaba―. Ella es la teniente comandante Samui y ella la capitana de brigada Anko.
―Un momento, las reconozco. Ustedes eran las dos mujeres que estaban entre los soldados que me rescataron ―Naruto se levanto ante el agrado de estas dos hermosas mujeres que le terminaron por salvarle a él y a Kaguya en su escape―. Estoy agradecido.
―Solo cumplimos con nuestro deber Naruto-sama ―dijo Samui carente de alguna emoción en su rostro en tal momento.
―Y ahora cumplirán con el deber de dirigir y proteger cada aspecto de seguridad de Konoha industries ―seguía hablando Tsunade―, pero sobre todo estarán a cargo de tu protección personal.
―Será todo un placer tenerlas como parte de este negocio, Jefa de seguridad Samui y subjefa Anko.
―El placer es nuestro, Naruto-sama ―dijeron y mostraron respeto, así como él mostró gratitud ante la labor de ellas por haberlo salvado.
―Aun así ―hablo Naruto―, pienso que sería bueno que tenga a una persona encargada exclusivamente de estar tras mi espalda para protegerme todo el tiempo.
Una declaración que al principio dejo confundida tanto a Samui con su compañera de armas, como a más de una de sus amantes haciendo excepción por la misma Tsunade-san. Ella no parecía estar de acuerdo con la selección de persona para dicho papel que él anunciaba.
―Esta bien, pasa.
No sabían quien más debía estar detrás de la puerta además, así que cuando Konan paso por la puerta ella era una total desconocida para el resto salvo. Llevando un vestido negro ajustado que dejaba ver su pecho en los bordes laterales llevando un pantalón negro ajustado con una bata negra amarrada en la cintura entraría caminando de forma altruista y presumida, una mano en su cintura y la otra llevando un abanico cerrado. Camino hasta quedar frente a Naruto, por delante de Samui por sobre su compañera.
―Naruto-sama, será un placer servirle.
―¿Quien es ella? ―pregunto una de sus amantes ante la incertidumbre de todas.
Nadie sabia del complot interno que organizo de forma tan escueta con Konan, nadie sabia lo que paso realmente con su secuestro, todos daban por sentada la versión dada en las noticias y él decía que así había pasado. Konan misma me contó la verdad de esto, con lo que le pasaría tiempo después.
―Quiero presentarles a Konan, una profesional en el arte de proteger a personas importantes. Ahora ella será mi nueva guarda espalda ―logró hacer que se tragaran la mentira, incluso mi madre nunca pregunto exactamente de donde la conoció. Saber que Naruto tenia a alguien en que confiaba para proteger a su persona la hacia sentir aliviada.
―¿Estas seguro de querer que alguien como ella te cuide como tu guardaespaldas, Naruto? ―Tsunade parecía molesta por una buena razón.
Supo la verdad tras poner a salvo a Naruto-sama, una confesión que haría estando en el hospital donde ella le vigilo con mucho celo durante su obligada recuperación. Una revelación que hizo enojar a Tsunade, que tampoco podía tolerar por lo imprudente que había sido.
―Tengo hecho un acuerdo con ella Tsunade, confió plenamente en ella para encargarse de protegerme de cualquier otro lunático o en grupo que intente secuestrarme o matarme ―exclamo él encarando a su predecesora con elegancia y educación frente a todas.
El silencio se hizo de inmediato donde el resto de su harem sudaba de miedo, afortunadamente esa incomodidad se esfumo cuando Konan, sin una pizca de pavor dio un paso adelante y separo a Naruto-sama de Tsuande-san.
―No se preocupe por él, es de mi de quien debería preocuparse, Anciana.
―¡¿Anciana?! ―no permitía que nadie le llamase así.
XIII
―¿Te preguntas que paso con Kaguya-san? ―dijo Sarada-san luego ver mi mano levantada como pequeño niño de escuela cuando descansaba mi cabeza sobre sus piernas, escuchaba su historia luego de dejarme completamente sin energías, solo energía quedaba en mis oídos que no dejaban de escuchar.
―Ciertamente ―conteste con ese agotamiento sentido en mis palabras―. ¿Que paso con ella?
―Los rusos la identificaron e intentaron detenerla, sabían que ella era la cabeza de la familia Otsutsuki y supusieron que fue ella la que estaba detrás del secuestro de Naruto-sama ―me relataba―, pero en cuanto vieron el estado que estaba cuando y tras una revisión medica delato a Momoshiki y lo que le ordeno hacer contra ella, dice Naruto-sama que hablo de él con odio pero sobre todo con muchas ganas de matarlo aun cuando ya estaba muerto.
―¿Que hicieron?
―Naruto-sama pidió hablar con el comandante a solas, con un traductor osea Samui ―decía mientras acariciaba mi cabeza―, parece que llego a un trato con él, que diría en el informe que todos los miembros de la familia Otsutsuki murieron porque no quedo restos de la ciudad más que solo ruinas. Aunque hayan cambiado de líder, Kaguya seguía fichada como la líder de la familia así que podía poner en el reporte de que ella estaba muerta.
―Entonces se la llevo consigo ―supuse prontamente.
―Cuando el avión volvió con él y los miembros del equipo de rescate se mostraron ante las cámaras. Esperaron a que la gente se dispersara para dejar salir a Kaguya del avión. Sin más Otsutsuki, sin dinero y nadie a quien ocurrir solo le quedaba desaparecer, algo en lo que Naruto-sama la ayudo a escapar fuera de japón tengo entendido pero no exactamente donde ―escuche de ella, pero supuse que estaba mintiendo.
―Lo contará en el momento adecuado.
―Que listo eres ―mi suposición fue acertada―, por ahora dejame seguir contando donde me quede.
XIV
En una semana, Samui se adapto bastante rápido. Aunque bien su puesto convenía en acción directa, también tenia que hacer labores de oficinista, los cuales le ayudaba Anko a la que solía dejar en la oficina.
―Aquí están los perfiles de algunos solicitantes que quieren incorporarse al servicio privado de Konoha, señor ―entrego más de una decena de archivos con una fotografía de perfil de dichas personas pegada con un clip sobre el papel manila de la carpeta. Habia que decir que ella dejo de usar su uniforme militar y comenzó a usar un conjunto más libre, no exponía su atractivo más que un reducido escote de tan enormes pechos bajo una blusa gris de mangas cortas―. He revisado los perfiles de todos y debo decir que son personas de confianza.
―¿Así?
―Si, sirvieron en las autodefensas durante mi tiempo de formación, se dieron de baja con honores, personas que nunca desafiaron ninguna orden que se les daba ―decía Samui―. Son candidatos adecuados para ser parte del cuerpo de protección de Konoha.
Sin decir ni una palabra, Naruto miro uno a uno los documentos sin abrir las carpetas, solo mirando los datos de la portada, nombre de la persona y su fotografía, no miro a Samui pero ella le veía sonreír gustoso, hasta que pronto vio como apilaba todos los archivos sin necesitar saber que había escrito dentro de todos ellos.
―Bien, entonces hay que contratarlos ―dijo a Samui, lo cual a ella le hizo levantar una ceja a pesar de que su rostro no cambio de expresión.
―¿No va a leer sus archivos?
―Si tu dices que son personas de fiar, entonces son de fiar ―su respuesta no aclareció nada a Samui―, has demostrado tomar buenas decisiones en las medidas de seguridad tienes talento como abogada. Pensé que este cuerpo de seguridad seria un cuerpo reducido o concentrado en una sola necesidad pero has conseguido cubrir cada lugar desde la tienda departamental mas pequeña en Tailandia hasta este edificio de arriba a abajo.
―No es algo que deba atribuir solo a mi, señor.
―Ciertamente no, pero desde que te contrataron has hecho que cada nuestras fabricas y edificios sean mas seguros para mis empleados como para nuestros consumidores. Todo gracias a ti ―sus halagos lograron hacerla sonrojarse por poco aunque sea―, creo que ahora en adelante puedes ser tu quien de luz verde por la solicitud de los miembros para ANBU.
―No se que decir, señor ―tomo los documentos y en sus brazos, solo se dio tiempo de saludar cual militar―, no lo molestaré más con estas labores de contratación señor.
―Por favor, solo dime Naruto.
Después de esas palabras Naruto quedo solo, con una carta en un sobre blanco quedaba sobre su escritorio, él la abrió y sea lo que sea que tuviera escrito le hizo sonreír de gran manera. El día termino, la luna se levantaba y los empleados de la torre se estaban retirando, de las pocas que quedaban se encontraban Samui junto con su subordinada Anko, una ultima tarea cumplían antes de retirarse también.
―Creí que habías dicho que él te dio permiso para dar luz verde a todos estos aspirantes a ANBU, Samui.
―Lo dijo, Anko. Sin embargo todos estos documentos debo entregárselos a la principal reclutadora de personal de la industria, así que solo iremos a dejar estos documentos sobre la mesa de Shizune-san para que ella los vea mañana y nos vamos ―contó la rubia de grandes dotes.
Varios minutos después llegaron hasta el lugar de trabajo de la señorita Shizune frente a la oficina del señor Uzumaki. Sentaron la pila de documentos con el sello de aprobación de ella, todo parecía estar en orden, hasta que algo llamo la atención de Anko quien tenia los ojos puestos en la puerta del CEO.
―¿El jefe ya se fue? No recuerdo que hayan anunciado su salida ―diría la subjefa de ANBU.
―Yo tampoco ―la intriga cayó sobre la rubia de corto cabello―. Vayamos a revisar.
Se acercaron con cautela, silencio sobre todo. Descubriendo que la puerta no estaba asegurada a pesar de no tener llave, entraron sin hacer ruido y descubrieron la oficina de Naruto Uzumaki vacía y a oscuras. Pero eso no les convenció de que él se hubiera retirado, más sin avisar. Samui le dijo a Anko que debían examinar el lugar pues el señor Uzumaki no pudo haberse esfumado sin decir más. La guardaespaldas que él tenia habría fallado entonces, el descubrimiento caería en manos de Anko. Su ojo apenas se asomaría cuando encontró la puerta de la habitación secreta en la oficina.
―Ooohh… Samui, ven ya lo encontré ―estaba agachada con las piernas dobladas estando a ras de piso, asomando solo uno de sus ojos por la pequeña abertura que hizo a la puerta del escondite.
―Dios mio ―la sorpresa fue impactante para la rubia.
Dentro lo que sucedida era un culto a la decadencia pero sobre todo, una ofrenda y misa a la carnalidad y lujuria pecadora que acogía el harem de Naruto Uzumaki. Él yacía desnudo con su aparato expuesto, con una de sus manos estimulando su hombría mirando todo lo que se iba a comer. Pero a quien pronto surgió unas incomprendible ganas por probar el aparato de Uzumaki Naruto, fue a Samui cuyos en tan frías expresiones quedaron atrapados en la imagen de ese pedazo de hombre.
―Bueno, queríamos celebrar tu regreso de manera adecuada Naruto ―decía Tsunade, al frente del harem―. ¿Que dices? Crees que es un poco exagerado.
Exagerado decía de forma simplista, las damas de su harem del momento yacían delante de él vestidas todas de forma especial para celebrar la liberación y regreso de Naruto a casa.
Tsunade al frente de todas llevaba puesto un atrevido disfraz de vaca, que más bien era un bikini muy recortado con manchas negras aque asimilaba ser una res, teniendo semejantes ubres ella, se definía como una verdadera vaca, me cuenta Sarada-san. Para hacer más realista su disfraz fetichista. Una cola de caballo costurada en la parte trasera de la braga del bikini que Tsunade lleva encima, una diadema con cuernos y orejas del animal de su disfraz. Guantes largos en las manos que llegaban hasta sus codos y largas medias, ambas manchadas con la apariencia de una vaca, altos sus tacones de tacón delgado.
Mei Terumi parada a su derecha andaba vistiendo un seductor traje de coneja erótica americana en color negro. Un corset negro a la medida de su cuerpo con un escote integrado en corte V para reafirmar sus pechos, sus hombros hasta sus brazos, sus muslos hasta sus tobillos estaban desnudos y relucientes para él; orejas de conejo en una diadema al igual que Tsunade, con una esponjosa cola blanca en la parte de atrás de su disfraz. Con tacones negros altos y delgados para hacerla lucir unos centímetros mas alta.
A su izquierda se la anterior CEO, se encontraba su vieja protegida, Shizune quien llevaba encima un disfraz erótico no animal, un atrevido disfraz de exorcista budista. La parte superior de su cuerpo vestía un holgado kimono color hueso mientras una cinta de tela que había sido atada a pelvis para ser unas bragas, dejando a sus piernas y muslos expuesta. Una rama de cierto árbol para exorcismo en su mano yacía mientras tenia la mano en la cintura, en una sensual pose.
Detrás de Tsunade estaba Sakura Haruno, con un adecuado disfraz de enfermera erótica. Un disfraz que nunca pudo usar con su esposo para reavivar sus votos de lealtad a su esposo, así que decidió usarlo para deslumbrar a su amante. Un uniforme rosa de bajo tono con un gorro que imitaba al original gorro de enfermera, falda corta integrada y nada por debajo de esa falda.
Kurenai deslumbraba usando un disfraz de colegiala de minifalda y con la blusa de botones arremangada para dejar ver su ombligo, toda una gal madura. Con medias largas y un peinado más indicativo a lo traviesa que era esta otra Kurenai.
Por detrás de Mei y a la izquierda Sakura, tenía a Kushina. La madre del señor Uzumaki llevando el disfraz de una succubo, un exótico bikini que en la parte trasera de las bragas un par de alas de murciélago cortas se hacían notar, sumado a esto usaba una diadema con dos alas más sobre su cabeza. Un conjunto color morado.
Junto a Kurenai se encuentra Mabui usando por disfraz, un revelador traje de baño azul pero además llevaba una bata delgada color azul oscuro más un gorro puntiagudo en la cabeza, simulando ser una bruja, pues hasta una escoba de plástico llevaba encima. Zapatillas negras y delineado negro sobre sus pestañas para hacerse ver mejor.
Konan Estaba parada detrás de la doctora Haruno, tal vez siendo la más atrevida en su erótico atuendo. Un corset negro ajustado, con unas bragas sugestivas y cinta negra en cruz tapando sus pezones, gantes de cuero negro sobre sus manos hasta sus codos, largas medias negras y tacones negros gruesos. Una dominatriz a la que le faltaba el látigo en sus manos.
Mabui, una nueva asistente de Naruto Uzumaki era la señora claus vestida con una capa de santa claus corta sobre su espalda, llevando un juego de lencería blanco sobre su desnudo cuerpo, lencería de encaje transparente, con una diadema de cuernos de reno usando.
Dos amantes nuevas que aun no me ha contado Sarada-san también están allí al final. La primera es Ino Yamanaka, quien lleva puesto un atrevido uniforme de porrista, con los pompones azules en manos y un escote inferior mostrándose en la corto y reveladora blusa de este uniforme. Falda floreada azul, con una actitud juvenil a pesar de estar a mitad de sus treinta.
Temari Nara era la única vestida por completo con leves indicios a la imaginación. Vistiendo como una profesora estaba ella, una blusa escotada color carmesí, una falda negra recta que llegaba a sus rodillas, con su cabello amarrado en dos coletas, gafas sobre sus ojos y una vara de apuntar en sus manos.
―¿Bromeas? ―Naruto se dio un momento para ver a cada una de su harem―. ¡La verdad estaba esperando esto!
Los ojos de Anko y de Samui no se apartaban del espectáculo indecente que avistaban, mientras que la primera miraba con una sonrisa donde ella yacía excitada, pero sabiendo como controlar las reacciones de su cuerpo; en cambio Samui estaba atónita de los ojos incapaz de mirar en otra dirección, su boca entreabierta de emoción al ver como tantas mujeres adoraban y veneraban semejante pedazo de hombría a la cual le rendían culto con tanta devoción, como entrega.
Naruto se recargaba de sus por detrás de su espalda en la cama para mantenerse recto, a cada lado tenia a dos de sus mujeres rindiendo ofrenda a su boca, a su derecha tenia a Sakura junto con Kurenai quienes le daban indecentes besos de lengua al rubio intercalando momentos de quince segundos entre cada una, hasta que sus mujeres a su izquierda pidieron recibir el mismo trato, ellas eran Shizune junto con Mabui.
―Naruto, besame más~ ―decía la doctora Haruno teniendo un beso de lengua con él mientras el brazo del rubio pasaba detrás de Sakura hasta llegar al trasero de Kurenai, donde su mano fue debajo de su trasero donde se escabullo, jugando con su vagina haciendo que esta ardiera por atención.
―Naruto, yo también quiero~ ―dijo Kurenai y dejo de atender a la madre de la entonces señorita Sarada, para darle el trato cariñoso a la pelinegra madura.
Los brazos de Shizune aparecerían alrededor del cuello del cuello del señor Uzumaki, apartando al rubio del beso de lengua que hacia mojar a Kurenai, tanto la madura pelinegra como Haruno Sakura se darían cuenta al momento.
―¿Shizune?
―Naruto-kun~ ―le llamo justo como su esposa aun lo llama a pesar de estar casados, vino a él atrapado en sus brazos se besaban con más pasión que lujuria. Disfruto un poco antes de escuchar a Mabui suplicando por ser la siguiente.
―Naruto-san, yo también quiero besarlo.
Shizune le dejo la oportunidad a la morena de blanco cabello, su lengua se noto cuando sus labios se abrieron para sentir los de su jefe y mientras le besaba con harto deseo la doctora Haruno arremetió en un previo estado de ebriedad causado por la noche eterna de pasión sin control que tendrían.
―¡Oye, aun era mió! ―ataco a Shizune.
―¡Nuestro! ―Kurenai se fue contra Sakura.
―Es nuestro, niña ―respondió el ataque de la doctora Haruno―, además entre tu y yo, yo tengo más que ofrecerle~ ―hablaba de sus pechos.
La discusión estaba por acalorarse, pero entonces Naruto logró controlar la pelea.
―Vamos, tranquilas ―con sus brazos de medidas comunes tomo a las cuatro, dos de cada lado y las pego a él teniendo tan altanera sonrisa―, porque no vemos si logramos hacer un beso de cinco.
De alguna manera logro juntar las lenguas de las cuatro siendo él la quinta punta en tan lascivo acto pervertido del que ellas estaban formando parte. Pero allí no acababa todo el entretenimiento de Naruto, a sus pies tenía a Tsunade compitiendo contra Mei, Hanabi y Konan además de Kushina, la madre adoptiva del señor Uzumaki.
Las cinco yacían con la boca y lengua compitiendo por tener por completo, aunque sea por un minuto; la hombría total de su amado jefe. La sinfonía de la perversión sonaba con tanto estimulación, Tsunade yacía por encima de todas devorando la cabeza del aparato masculino de su joven predecesor, su boca succionaba con fuerza y su lengua le acariciaba con tanto deseo que solo era contar los segundos antes de que él se corriera.
―Naruto, damelo~
―No, dámelo a mi querido~ ―exclamo Terumi luego de escuchar a Tsunade teniendo la cabeza de la hombría cuando hablo. Ella estaba por debajo de la cuarta líder empresarial de Konoha, lamiendo la corteza de su aparato mientras luchaba contra la rubia madura por tener. Pero del otro lado de su joven cuñada también competía de forma fiera contra las dos alfa de la manada.
―Dame todo tu semen Naruto, dale tu semen a tu sucia cuñada.~ ―esas serían sus sucias palabras, mirando al rubio que se besaba con las otras cuatro mientas él y el rubio intercambiaban miradas.
―Naruto, mamá también sentir tu jugo pervertido ―diría Kushina, su boca estaba por debajo de Mei, lamiendo el aparato de su adoptado hijo con mucha pasión.
―Yo también quiero de su jugo pervertido, Naruto-san~ ―diría eso Konan, del otro lado contra Kushina, sin embargo entre ellas no había competencia alguna.
Las dos entrometidas no parpadeaban mirando el desarrollo de esa larga noche, Anko sonreía y suspiraba pesadamente deseando ser parte de esa fiesta exclusiva. Samui en cambio estaba atrapada de ojos apreciando el inusual tamaño del aparato masculino de su nuevo jefe, una pieza de hombre que nunca vio antes, experimento el placer antes pero ningún hombre que dejo que se metiera consigo pudo causar una verdadera impresión en su desempeño ni en el manejo de su equipamiento, en cambio Naruto Uzumaki la tenia asombrada con solo ver su arma.
―Mira eso, Samui ¿Puedes ver la destreza de su pene? No solo es enorme, sabe como usar esa enorme polla ―decía Anko, sacándola de sus pensamientos por breves instantes antes de volver a quedar hipnotizada―. ¿No te gustaría probarlo?
―Bueno… tal vez, si.
Frente a sus ojos, la fiesta del señor Uzumaki solo estaba comenzando de verdad. Primero Tsunade, luego la señorita Terumi, Ino vendría después junto con Temari. Tomaban la hombría del hombre que era amante de todas ellas y lo colocaban entre sus senos, lo estimulaban con la suave carne de sus senos, unas lograban envolverlo por completo y otras ocupaban su boca para completar la satisfacción que buscaban producir a Naruto.
Con su saliva lubricaban su hombría, sea que dejaran caer en un hilo o le escupen mientras lo tienen entre sus mamarias. Sus senos quedan brillantes, lubricados por la combinación de fluidos preseminales del rubio magnate mientras su harem empiezan a sentirse ebrias por las feromonas y la mezcla de aromas sucios creados por sus cuerpos que rosan al de su amante y señor.
―Maldición, no aguanto más ―la necesidad de acapararlo invadió a Tsunade, empuja a Shizune que vino a acariciar el aparato de Naruto con su boca. Con la mano derecha recorre las bragas delgadas para descubrir su vagina, la otra mano suya la usa para poner el aparato de su joven gigolo en posición y lo toma por completo―. ¡Sii, maldición me estoy corriendo y solo me he sentado en él!
Su vagina llora de felicidad pero no le da tiempo ni consuela pues Tsunade quiere que todo su cuerpo arda con la misma fuerza que su interior aprieta el pene de su joven esposo. Su cuerpo se comienza a moverse de arriba y hacia abajo ante la potente ansiedad que la consume.
Unas miraban a Tsunade, otras miraban a Naruto y seguían besando al magnate de forma obscena e intercambiando momentos con las otras, como Hanabi que ahora le besaba haciendo esperar a Shizune para besarlo de nuevo. Aquellas que miraban a Tsunade lo hacían con una ebria expresión rojiza sobre sus mejillas, la observaban con envidia y emoción por ser las siguientes.
―Tsunade-sensei, ya quiero que sea mi turno~ ―exclamo su aprendiz, la doctora Haruno.
―Tendrán que esperar… ―decía ante el esfuerzo que hacia―… su pene de Naruto es mió hasta que me lo de todo.~
Pudo haberse convertido en un motín y Naruto no habría dicho nada en ese momento, su boca estaba ocupada en otros negocios. La señorita Terumi se tuvo que encargar.
―¿Como se siente Tsunade? Como se siente el pene que te has comido por los últimos quince años.~ ―vino Mei desde atrás de Tsunade, deslizando sus manos debajo de los brazos de su rival hasta tomar sus pechos que no paraban de rebotar con la leyes de Newton aplicándose.
―Como la primera vez que cogimos… ―dice sintiendo sus pechos son jugados por Mei quien le respira bajo la mejilla―… tan profundo, tan largo… quiero que me lo de todo. ¡Es todo para mi!
―Que egoísta eres, vaca desvergonzada ―agarro entonces el sostén de Tsunade y sus pechos se mostraron―. Si no vas a compartir a Naruto, porque no nos compartes un poco de tu leche con nosotros entonces.
Excitada, llevo sus dedos a los pezones de la Tsunade, al apretarlos, gotas de leche comenzaron a emerger y esto emociono a la señorita Terumi como a las demás.
―¡Mei, eres una!
―¡Miren esto, aun le quedan algo de leche a su edad! ―las gotas que empezaron a surgir hicieron que mirasen a Tsunade con ojos que hizo erizar a la madura cuando las vio a ellas, parecía que se trataran de un grupo de niños abstenidos de todo dulce y les tientan con el azúcar mas dulce que han probado.
―Tsunade-sensei es usted increíble ―exclamo la doctora Haruno acercando el rostro a los pechos de esta.
―Yo también quiero ver ―Shizune vendría a poner su rostro tan de cerca a sus senos, también, salvo que ella miraba más que solo analizar―, me pregunto si sabran a leche fresca.
―¡Ni se les ocurra! ―grito, más no sería escuchada―. ¡Haaa!
El gemido que soltó en un grito fue por todo, desde la hombría de su amante retomando la acción, las manos de Terumi que continuaban manipulando sus pechos mientras su interior vuelve a las llamas del placer, la estimulación que paso su cuerpo se multiplica tres veces mientras con Shizune y con Sakura chupando la leche de sus senos su cuerpo estaba por caer.
»Esto es demasiado bueno… no voy a poder resistir tanto.
―¿Así? ―apresuro su turno de Tsunade, con acercar sus labios a los de su rubia rival, un beso con el que hizo acelerar el orgasmo en Senju.
Esa intensa sensación la sentía Naruto, pero cuando su cuerpo logró sincronizar con el de la madura que le montaba puso su propio esfuerzo para llegar juntos al cielo del placer.
―¡Aquí voy! ―sus piernas levantaron a Tsunade y su pelvis tomo el rumbo de las mareas. Las aguas agitadas se volvieron un huracán cuando ambos mares chocaron en una colisión de satisfacción―. ¡¿Lo quieres todo, Tsunade?!… ¡Ahí lo tienes!
El estruendoso grito que soltó hizo que Samui se le hiciera agua la boca y lo tragara pensando en si ella podría alcanzar un nivel de placer tan alto como Tsunade, o como alguna otra dentro de esa habitación. Anko, por su lado lo unico que hacia ella era saborear el tamaño excepcional del señor Uzumaki.
Cuando Tsunade cayó, Mei la tenía en sus manos y se aprovecho de ella para tratarla como su juguete; dejo que se sentará sobre su persona, con una mano explorando su vagina llena de la semilla de Naruto, mientras que con la otra mano seguía aprovechándose de la sensibilidad de sus tetas de Senju para sacarle más besos.
Con el camino despejado, el resto de las amantes tuvieron oportunidad para ser el centro de atención de su hombre. Una a la vez, pusieron la hombría del señor Uzumaki en su interior, pero ninguna dejo que otra obtuviera el mismo placer total que le dio a Tsunade.
―Naruto~ Dale tu leche a mamá… ¡Si, dale tu leche a mamá, Naruto. Dame todo tu semen~ ―Kushina fue la primera en montar la hombría fresca del rubio, dejo ver sus senos escondidos bajo su delantal que cubría su cuerpo y le dejo ver como su vagina tomaba con facilidad su aparato. Más cuando su estaba por sincronizarse con su hijastro para juntar llegar al clímax, alguien vino a quitarla del camino―. Oigan, aun no termino.
―Lo siento quería pero ya se acabo tu tiempo ―sería Kurenai la que vendría a empujarla―. Primero dejame saborearlo.~
Paso su lengua desde abajo hacia arriba y cuando llego a la cabeza de su aparato con tanta facilidad la puso hasta su garganta, la forma de acariciar su hombría hace que vuelva a subir su semen rápidamente
―¡Ooh si! Dime, le lames de la misma forma a tu esposo… vas a hacer que me corra pronto.
―Tienes que venirte aquí, Naruto~ ―una vez se montá sobre él y dejaría a su cuerpo soltar las riendas que lo harían explotar.
―Naruto ―aparecía de nuevo Kushina con las piernas abiertas encima suyo, viendo como su vagina esta necesitada―, mamá quiere que la complazcas más.~
Tiene que asegurarse de que su madre se sienta deseada, lo cual puede hacer sin dejar de concentrarse en resistir y que Kurenai disfrute de su hombría. Todo un espectáculo, una oda a la perversidad.
―Mirá a esas dos ―dijo la doctora Haruno a Temari e Ino, quienes no tenían palabras mas que agua en la boca de ansiedad―. Una madre pervertida que solo puede llegar al orgasmo con su hijo y la otra una esposa desvergonzada que le gusta burlarse de su esposo cogiendo con alguien mejor.
―¿Que te puedo decir? ―Kurenai la escucho, más no lo percibió ninguna ofensa―. El pene de Naruto es mejor que ningún otro.~
―Ven aquí perra, roba hijos.
Un beso entro dos mujeres se dieron, el sucio sonido que emitían sus bocas mientras sonaba de fondo la boca de Naruto devorándose la vagina de Kushina y su hombría soltando sus riendas en el agujero de Kurenai. Todo teniendo detrás suyo a la señorita Mei haciendo que la madura de Tsunade dejara a su voz ser una escandalosa.
Sin embargo aquellas que miraban todo desde la ranura de la puerta abierta de la habitación comenzaban a sentirse más entusiasmadas conforme más miraban.
―Oye Samui, no sientes que te pica a ti en estos momentos ―pregunto Anko, con su mano llevándola detrás de su trasero.
―No se de que hablas ―respondió, aunque era lo contrario, mano de Samui estaba tocando por encima de su vagina y de sus bragas. Picaba con la furia de un panal de abejas.
―Más, más duro Naruto, dame a mamá también de tu deliciosa leche ―gritaba Kushina siendo tratada como perra salvaje con Naruto montando encima suyo, había terminado bien con Kurenai y ahora era atendida por Hanabi quien le practicaba sexo oral saboreando su semen vertido en su agujero―. Dale todo a mamá ¡Dámelo dentro… lo quiero dentro!
―¡Eres una puta! ―soltó un fuerte golpe a su trasero, la marca de su mano quedo impresa en rojo sobre la piel de Kushina―. ¡Te gusta follar con hijo, te gusta que te hijo te folle ese apretado coño tuyo!
―¡Si, me encanta me fascina!
―¡Aquí lo tiene entonces!
La tomo de su cabello, la jalo y su hombría libero la nueva carga de su semen con la que hizo a Kushina gritar de alegría al sentir todo el amor de su hijo recorriendo su interior. Y aunque su madre quería más, tenía que ser el turno de otra más.
―Naruto.~
―Naruto, yo también quiero.~
Sakura y Shizune le esperaban, una acostada sobre la otra las piernas abiertas. Atendió primero a la dama que le dio confianza en la cama y ahora la dominaba, su hombría la hacía gemir con cada roce que sentía cuando su pelvis empujaba con gran pasión suyo. Su rostro pervertido quedo encima del de Sakura quien solo se dejaba ver celosa.
―Eso es, el pene de Naruto de me escogió… sigue y no pares, mi amor.~
―Has deseado esto desde la mañana verdad, Shizune.~
―He estado esperando por que volvieras en cuando supe que estás a salvo me puse muy contenta, Naruto ―dijo al mirarlo―. Mi cuerpo te pertenece a ti.
La atendió correctamente y después paso con la doctora Haruno, Shizune resbalo, quedo encima de ella cuando sus piernas y brazos perdieron el equilibrio cuando Naruto le lleno, siendo el grito que pego el mayor aviso de haber perdido todas sus fuerzas pero Sakura la uso como una almohada para abrazar mientras su cuerpo ardía ante el interminable orgasmo que le recorría.
―Más duro Naruto… mas profundo, quiero que hagas un desastre en mi vagina… tu pene es cien veces que el de Sasuke.
―Admites que soy mejor que Sasuke, Sakura-chan~ ―la tomo de su cintura y aun con Shizune encima de ella logro levantarla de aquí para poder empujar su hombría más profundo.
―¡Idiota! ―estando conectados así, lo agarro de los brazos para hacerlo acercarse a ella, ebria de amor como deseo se confeso―. A veces deseo haberme casado contigo y no con Sasuke.~
Y durante el tiempo que le hizo el amor como un amante desesperado no dejo que él apartara su lengua de la suya en ningún momento, cuando en el beso les faltaba el aire el beso de labios se volvía uno de lengua y de nuevo, hasta que Naruto cargo y disparo su semilla dentro de su querida Sakura pues cuando la sintió llenar su interior.
―¡Si, dame todo tu amor Naruto! ―grito, Shizune quedo a un lado y así pudo abrazar por completo a su amor que no correspondió, el que ahora le consolaba.
Pero mientras unos se amaban en esa cama, otra se desquitaba con su rival.
―¡Oye Tsunade! ―para Mei, la reversión de papeles con su rival fue divertida. Con un arnes sacado de la nada, Tsunade estaba apuntando contra el orto de la pelirroja.
―Es mi venganza Mei ¿Lista, Kurenai?
―Claro que si, señorita Tsunade ―Kurenai yacía por debajo de su propia señora llevando un segundo arnes con el que la empalaría por la vagina.
Aguanto el gemido cuando atravesaron sus agujeros al mismo tiempo, habiendo lubricado esos juguetes se deslizaron con tanta facilidad y le gusto. Poco a poco no pudo ocultar por más tiempo que lo estaba disfrutando, así que Tsunade decidió ir con más intensidad, como Kurenai trato de seguir el paso. Pero solo se mojaba de lo bien que lo estaba pasando.
De la misma forma estaba pasándola bien Hanabi en manos de cuñado, Naruto la tenia levantada con sus manos sosteniéndola por debajo de sus ante codos para así frotar su aparato con más facilidad habiéndola clavado en su recto. Su voz era incontrolable, un mal que le fascinaba al magnate.
―¡Vas a partirme Naruto! ―gritaba Hanabi, sus ojos no miraban hacia ningún lado, se perdían en el abismo del pecado a gusto―. ¡Vas a partirme en dos, tu pene esta golpeando el final de mi ano… si, fantástico. Voy a correrme porque me coges por mi ano!
―En verdad va a hacerlo.~
―¡Hey, aleja tu boca de allí!
Cuando sintió la lengua de Konan introduciéndose en su vagina no pudo hacer nada, la hombría de su cuñado iba con todo rasgando las paredes de su interior y la boca letal de Konan revolviendo su vagina como si de una mezcladora se tratara la hacían gritar de pasión.
―Eres una ruidosa Hanabi-chan.~
―¡Y tu una bestia que sabe como coger a una mujer… hazme venir, Naruto-sama!
―Tu también quieres venirte verdad, querida ―dijo Konan sin apartar mucho su lengua de la vagina de la castaña Hyuuga.
―¡Si, quiero venirme… quiero venirme por su increíble pene! ―más estruendoso fue su grito que el tiempo de demora de Naruto en cuando se corrió y su cuerpo de Hanabi actuo de forma inmediata cuando su semen entró.
―¡Ah, eso es Tsunade empuja más duro quiero venirme yo también! ―grito la señorita Terumi con Kurenai dándole por debajo y mordiendo sus pechos mientras que Tsunade se volvía impaciente con el resultado contrario al que deseaba, dado que ese arnes era de doble punta ella también estaba mojándose tanto como la quería castigar―. Puedo sentirlo, ya casi me vengo.
―¿Así?
El magnate Uzumaki se acerco, agarro su nariz y la apretó, acerco su hombría recién exprimida, húmeda también; la llevo colina abajo en la boca de Mei, ella comenzó a sufrir de placer en ese momento. Con la nariz tapada y recibiendo por tres de sus agujeros con salvajismo, solo podía respirar por su boca, lo cual lograba entre breves instantes mientras Naruto le daba por aquí. En cuanto tuvo los ojos de Mei mirando su persona soltó su nariz, tal vez por ligera compasión; pero aun así ya le complicaba respirar. Más no le importaba en estos momentos, su cuerpo ardía y el aparato de su gigolo esposo saboreando todo desde su boca era un manjar de lujuria para su cuerpo. El clímax llego para los cuatro y Mei tembló ante la potente satisfacción que sintió recorriendo a través de todo su cuerpo.
Una a una sacaron la punta de esos arneses de su vagina y su culo, aguantando nada más el aparato de Naruto, el que no quería dejar salir de su boca, tal cual dulce paleta estaba chupando hasta la ultima gota de azúcar convertida en caramelo, Tuvo Naruto que ir sacando de poco a poco pues Mei no quería soltarle, lo consiguió.
―Mira ―dijo mostraría su boca abierta para dejarle lo sucio que dejo él―. Pero que desastre hiciste en la boca de esta mujer.~
Vendría después de una dura cogida a Mei, Konan. Quería darle un premio especial, sobre la cama se recostaría el señor Uzumaki le dijo que le montará mas no le dijo que ella podía tener el control, pues una vez que puso tomo su hombría en el lugar correcto de manera casi al instante fue moviendo sus caderas de arriba hacia abajo. Al principio lo permitió, solo fue por un corto momento.
Levanto sus caderas Naruto y la agarro por debajo de las piernas, haciendo ver su desataba la furia de su hombría dejando ver como lo hacia.
―¡Na-Naruto-san! ―grito Konan cuando dejo que su hombría se volviese loca dentro de su vagina.
―Mira eso, que espectáculo tan genial ―decía Hanabi asomando la vista, todas se juntaron para ver de cerca.
―Oigan… no miren ―sin embargo la joven Hyuuga quería su venganza de la noche.
―Es mi momento para desquitarme, nueva ―dijo y llevo su boca a la vagina de Konan donde rosaba su lengua el frenético pene de su cuñado, provocando a los dos por el precio de uno.
―Detente.. mi cuerpo no soportará tanto ―Konan sentía que estaba por derretirse, reacción que su cuerpo no había soportado tanto.
Cada segundo que paso, cada instante y la mente de la asesina se estaba tornando blanco. Subestimo al señor Uzumaki y su rebaño, no podía procesar ningún pensamiento, toda maldición que quería arrojar a Hanabi desapareció de su mente. Tal parece que ese disfraz de bruja era el indicado para la joven Hyuuga rompe hogares.
―¡Maldición… tiene una vagina muy buena! ―vocifero el señor Uzumaki, la boca de Konan solo balbuceaba más ni una sola palabra llegaba a ser pronunciada, mucho menos formulada―. ¡Voy a correrme!
Así como sincronizo el llanto de su cuerpo en un baño de placer interno para Konan, por detrás de la puerta Samui también había conseguido que su cuerpo se viniera, replicando los intensos movimientos de Naruto con sus dedos puestos dentro de su vagina en todo momento, mancho el piso con sus fluidos cuando se corrió y lo mismo hizo Anko que también tenia sus manos metidas bajo su falda, una emocionada y ansiosa de probarlo también mientras que la otra confundía sentirse enamorada con sentirse excitada.
No se alejaron de la puerta durante toda la noche, no cayeron dormidas para terminar siendo descubiertas. Continuaron aplicándose placer propio sin dejar de estar mirando como ellos se dejaban guiar por sus impulsos primitivos desencadenados y cuando el sol estaba por salir ambas escaparon aunque allá adentro parecían continuar, notaron que también estaban por terminar.
Descubrieron el secreto peor guardado de Uzumaki Naruto, pero juraron mantenerlo como su mejor secreto del mundo entero, vaya que lo cumplirían.
XV
Los meses pasaron y ni una ni la otra se perdían del secreto de Naruto-sama, sobre todo Samui a la menor sospecha de que él se reunía con sus amantes en dicha habitación, ella se escabullía para mirar creyendo que lo hacía con completo sigilo militar. Pero todo era una trampa de suya, sabia que no pasaría mucho para que alguna de ellas le descubrieran así que estuvo esperando un descuido suyo para integrarlas a su modo de vida, pero era demasiado buena Samui. Decidió hacerse el descuidado entonces.
Estaba por terminar el turno, eran los ocho de la noche y una idea había prendido el foco sobre Naruto-sama para comenzar con la integración de Samui y Anko a su modo de vida. Una tarea especial para Konan había asignado, la cual tenia lista para cuando el sol se había ocultado.
―Naruto-san ―apareció su guardaespaldas por detrás, estando sentado en el asiento frente a su escritorio, su oficina estaba cerrada y dejo de preguntarse como le hacía para entrar a este recinto suyo, lo tomaba ya con toda naturalidad.
―Konan, volviste pronto ―había girado su asiento para ver a su linda asesina que llevaba usando solo esa ajustada blusa negra de cuero que debajo un escote lateral de sus pechos.
―Me encargue del objetivo como lo pidió, sin testigos sin daños colaterales ―presumía de su cabello para ganar puntos a su favor―, todos piensan que fue un accidente.
―Eso le pasa a ese idiota por hacer preguntas de más ―yo no tengo menor idea de quien hablaba, pero no le pregunte a Konan de quien hablaban esa vez cuando me contó todo―. Un muy buen trabajo.
Cruzaron miradas, extrañamente los dos hicieron sonriendo, bastaba para comprender lo que él otro quería. Paralelamente en las oficinas de coordinación de las fuerzas ANBU un reporte urgente tenían que llevar con Naruto-sama y juntas, Samui con Anko subieron hasta su oficina, creyendo la rubia que todavía no era la hora de sus fechorías se llevaron con gran sorpresa con lo que hallaron.
―¡Naruto-sama!
―¡Jefe! ―entraron sin tocar la puerta las dos y apenas la enorme puerta de madera se cerró quedaron estupefactas.
Delante de ellas, Naruto-sama tenía a Konan sentada sobre sus piernas montando su hombría. Ella dejaba que su voz emitiera sucias voces mientras él tenia el control de todo, sus manos en sus senos expuestos por encima de su ropa estando a lado de su escritorio.
―¡Naruto-san!
―Ya casi… sigue moviendo tu trasero... ¿Que quieren? ―presto breve atención a sus jefas de seguridad quienes desviaban la mirada, más no abandonaban la sala.
―Veníamos bueno… podemos venir después ―dijo Samui, cuyos ojos miraban hacia el techo.
―No… descuiden que ya casi… ¡Mierda! ―se levanto de su asiento y puso a Konan contra su escritorio, se hizo con el control del coito. Basto con solo siete empujes más para liberar todo lo que sus bolas habían producido y bautizar la noche de su querida guardaespaldas.
Saco su hombría de ella y la despidió con su mano golpeando su expuesto trasero. Ella de inmediato acomodo su ropa mientras se escapaba de allí sintiendo las miradas incomodas de Samui y su adjunta. Miraron pero el rubor no desapareció de sus ojos, Naruto-sama volvió a su asiento y allí vieron su aparato al aire aun, pero sobre todo miraron que aun seguía rígida pero él hizo caso omiso.
―¿Díganme que es tan importante? ―pregunto.
―Es sobre los recientes robos ocurridos en las fabricas de corea del sur, ya tenemos pistas de quienes están detrás ―Samui extendió el documento con el informe completo de esta situación. Pero Naruto-sama no necesitaba leerlo para tomar una decisión.
―Bueno, solo se puede hacer una cosa. O le damos esta información a la policía de Corea para en un mes arresten a estos ladrones o podemos tenderles una trampa ―dijo―, hagan lo que quieran.
Él aparentaba mirar hacia la pared de su oficina dejando ver su aparato en estado reluciente, sin necesitar ver podía sentir los ojos de Samui y Anko mirando su hombría. Una miraba con desconcierto mientras que la otra, sus ojos resaltaban atraídas por solo su presencia. El silencio se quebró cuando la líder del cuerpo de seguridad diría:
―Bien… nos retiramos ―no miró para atrás en ningún momento, Samui salió confiada con Anko siguiéndola de cerca tratando de hacer a un lado la imagen grabada en su mente. Así que mejor decidió cambiar el tema―. Lo escuchaste Anko, esta en nuestra manos escoger que hacer, aunque entregar a la policía estos documentos nada nos asegura de actuaran de forma inmediata. Deberíamos seguir su consejo y tender una trampa a los ladrones… ¿Anko?
Noto el silencio de su socia cuando llegaron al ascensor y tras haber pulsado el botón correcto miro hacia atrás donde su compañera no estaba, su ausencia fue más escandalosa. Su inamovible mirada cambio, frunciendo las cejas en temor, regreso corriendo por el camino donde a venido y donde Shizune ya no estaba para detenerla irrumpiría en la oficina de Naruto-sama. Casi rompe la puerta con una patada la bruta, más no vio a ni uno ni a su compañera en la sala. Sabía donde encontrarlos.
―¡¿Anko… pero que?! ―quedo perpleja al hallarla desnuda sobre Naruto-sama, su cuerpo sudado que detuvo sus movimientos ahora que tenia la hombría de Naruto-sama para ella sola, la que estaba montando.
―Perdona Samui ―la escucho decir, un tono poco ebria feliz cabalgando su impresionante polla―, lo siento no pude resistirme más. Su pene es tan delicioso como se ve y la mueve como todo un dios.
Naruto-sama estaba a gusto con tales palabras, así que cuando miro a la perturbada Samui decidió joderla un poco por simple gusto.
―¿Vas a quedarte allí a vernos nada más? O ¿Quieres unirte a nosotros? ―vasto su pregunta para que Samui saliera de ese trauma que la tenia inmóvil.
―No… yo, solo los dejaré en paz ―salió lentamente sin dejar de estar mirando como ellos la ignoraban de nuevo y retomaban donde se quedaron, a pesar de que Samui aun no se iba como decía.
Las noches siguientes fueron una tortura para Samui. Sino era Anko la que llamaba a quedarse con él en su oficina, venía una o varias de sus amantes para comenzar con el encuentro de cada noche, ella no siempre llegaba su casa para tener que consolar su cuerpo. El ardor en su interior era tanto que en la misma oficina se quedaba en solitaria para acariciarse a si misma.
A veces usaba sus propias manos, en casa ocupaba sus juguetes especiales para acariciarse imaginándose estar a merced de la insaciable pasión de Naruto-sama. En la oficina, ocupaba la esquina de escritorio para acariciarse allí mismo mientras sus manos se encargaban de jugar con sus senos.
Solo era espectadora nunca participante, mirando a escondidas o paseando por la oficina con una mirada decaída evidente en la cara. La envidia y una solitaria vida amorosa la tenia en una crisis.
―Cuanto tiempo más vas a estar con esa cara ―caminando por un solitario pasillo de la torre de Konoha, Konan la interceptaría para hablar.
―¿De que hablas? Estoy retrasada en estos momentos para hablar contigo ―dijo y siguió su camino, pasando por delante de Konan esperando que su cortante actitud fuera efectiva, pero…
―Vas tarde a tu casa para jugar con tus juguetes imaginando que eres tu la que está allí dentro.
Samui se detuvo pero quedo pasmada ante la impecable deducción de esta supuesta guardaespaldas. Ella es de las pocas dentro del mismo harem que sabe del verdadero trabajo que tiene con Naruto-sama.
―¿No se de que hablas?
―Por favor ―la detendría más―, puedo leerlo en tu cara “quiero tener su amor también pero no puedo” eso es lo que tu rostro dice, vaca.
―¡¿A quien llamas vaca?! ―cuando quiso voltear Konan la atrapo. Las manos de la peliazul pasaron debajo de sus brazos y bajo ese completo vestido de oficinista sus manos comenzaron a manipular los pechos de Samui frotando uno contra otro y acariciando con su mano su esplendor.
―Mira estás ubres ―no le costaba admitir que eran más grandes que las suyas, mucho menos herían su autoestima―. Tan grandes y gordas, pero aun así no decides utilizarlas para seducirlo.
―¿Que dices?
―Parece que es como dicen. No es el tamaño, sino como las usas ―diría Konan, finalmente soltando sus pechos―. Dime te quedarás solo mirando o decidirás usarlas para acercarte. Él te esta esperando, sabes.
Después de eso Konan siguió su camino y Samui solo se quedo mirando a esta, antes de fruncir el ceño ante la insolencia de esta mujer. No le tenia confianza en ningún momento y no iba a aceptar consejo de ella, tal vez supiera leer su mente pero no significaba que era bienvenida a opinar al respecto. O tal vez haría caso a su consejo sin atribuirle nada.
Dos noches pasaron para que Samui pusiera en marcha sus intensiones ¿Pero como lo haría?
―Bueno, ya termine ―se levanto Anko de su escritorio estirando el cuerpo mientras que Samui aun seguía haciendo papeleos en su mesa, la oscuridad de la noche hizo que encendieran la luz de su oficina a poco tiempo de ya terminar todo lo que tenían que hacer―. Hoy me iré a casa.
―¿Así? Creí que pasarías la noche con él ―bromeo en su frialdad de desinteresada, Samui.
―Mis piernas aun me duelen desde ayer ―las estiro, como a todo su cuerpo, extremidad por extremidad―. Es alguien intenso, hace que te sientas en el cielo pero cuando caes de nuevo en la tierra es un duro impacto. Ahora entiendo porque tiene a tantas perras a su disposición, cuando una no esta disponible llama a otra, aunque hoy no tiene a nadie a la espera. Bueno, yo ya me voy.
―Buen trabajo el de hoy.
―Hasta mañana.
O fue muy honesta o le estaba dejando la puerta abierta para a Samui para entrar. Sea cual sea no perdió tiempo, Anko se fue y de inmediato fue a por sus cosas, Samui. En el baño de empleados de los últimos pisos superiores, donde ya nadie estaba en toda la torre ella se alisto. Cerró la puerta con seguro y de una mochila que había escondido bien saco todo lo que necesitaba.
Me confesaría Samui que nunca antes había puesto tanto empeño en parecer atractiva a un hombre, ni siquiera tenia claro el motivo por el que quería destacar para Naruto-sama, no era un hombre de mucho atractivo para ella, salvo por cierta parte suya que tras verla quedo impresa en su mente. Aun así quería su atención, pensaba como soldado y era una soldado, incluso siendo la jefa de seguridad de toda Konoha industries. Más esa noche decidió cambiar y mostrarse como mujer para Naruto-sama. Preguntándose: cual será su impresión.
―Disculpe mi intromisión ―dijo tras entrar en su oficina sin haber tocado, sea lo que le aguardase del otro lado, Samui estaba más que acostumbrada.
―Buenas noches Samui, que necesitas tan tarde ―pregunto Naruto-sama, movía su asiento con el pie en el piso de un lado a otro, lento. La computadora se había se congelado y tenia que esperar que se recuperase por el archivo que estaba capturando, ella noto enojo como angustia por esto pero en cuanto la vio, sus ojos quedaron estrellados con su presencia―. ¿Samui?
―Si, soy yo señor ―camino hasta quedar delante de su escritorio, mas archivos en folios manila traía―, solo vengo a entregarle los informes de seguridad de esta semana.
Sus ojos quedaron perdidos mirando el abismo del escote en Samui, sobre todo cuando ella se inclino más de lo necesario al poner dichos folios manila en su mesa, aquellos senos que competían en medida contra los de Tsuande quedaron colgando con la tela del vestido negro funcionando como una red amortiguadora a su caída.
―S-si ―aclaro su garganta, sus labios se torcieron en una maliciosa sonrisa pero antes de que Samui lo viera en él llevo sus palabras de su mente a su boca―. ¿A que se debe tu belleza esta noche?
Ella volvió a enderezar su postura y actuando fría como siempre, pero bajo ese hielo había un fuego que buscaba derretir esa densa capa de hielo.
―Es un vestido que compre reciente mente ¿Dígame, me queda bien? ―ese vestido, se trataba de un elegante blusa negra que se abría desde la parte baja de su escote y se dividía en dos tirantes colgando de sus hombros, sus pechos quedaban perfectamente firmes. Con una falda ajustada negra integrada a la blusa y su trasero grande quedaba igual de perfecto debo decir, un colgante en color dorando sobre su cuello que llegaba a sus pechos para contrastar.
―¿Compraste el vestido para mi? ―pregunto, retorica mente.
―Solo pensaba que sería correcto usarlo, aunque la política de Konoha industries dice que hay una conducta ética de vestimenta quería impresionarlo, señor ―decía, moviendo su rostro cuarenta y cinco grados a la izquierda ante la vergüenza que sentía.
―Quiero saber porque ―pregunto con sarcasmo, tenia la respuesta pero quería saber que respondería ella.
―Bueno, yo pensaba que podía serle más útil ¿Sabe? ―comenzó a caminar despacio alrededor del escritorio de Naruto-sama, mientras él dejaba por ignorada su computadora, apartando su lugar en la silla de su escritorio―. Tal vez halla algo en lo que pueda servirle además de ser la jefa de seguridad de toda la industria.
―¿Algo como que? ―pregunta sonriendo con esa malicia que hacia temblar a Samui―. ¿Exactamente en que quisieras servirme? Eres mi jefa de seguridad, que más piensas que puedes hacer por mi. Tal vez, trabajos especiales.
Abrió sus piernas y carpa de un circo era notable entre los pantalones de Naruto-sama, vio los ojos de Samui clavados en su zona masculina, incluso jura ella haberse ruborizado al ver tal cosa. Sucedió lo que tenía que suceder.
No paso mucho antes de tener a Samui de rodillas y sentir su boca estimulando su hombría, allí parado recargado contra su escritorio con los pantalones abajo mientras disfruta de tener su aparato entre las tetas de esta nueva vaca de pelo rubio también.
»Eso es… sigue así ―decía entre varoniles gemidos salidos de su boca ante la ruda técnica que implementaba su jefa de seguridad―. Eres realmente brusca, succionas mi pene como si me fuera escapar.
Después de un nuevo orgasmo, bajo cabeza y miro Samui con las manos presionando sus pechos alrededor de su pene mientras la punta esta en su boca, los ruidos que hace al chupar son mas obscenos que ninguna otra de las mujeres en su harem.
―Me disculpo, pero su pene es más delicioso de lo que se ve ―dice, sus manos manipulando sus pechos no dejan de estimularlo rudamente―, no pensé que un hombre pudiera tener un pene de este tamaño.
―Así que te gusta grandes ―dice, aunque el aliente intenta escaparse de él.
La toma con brutalidad y arrogancia para someterla contra su escritorio. El rubor en la cara de Samui era evidente, una muy discreta sonrisa llegaba a notar, sobre todo ahora que la tenia sometida de ambos brazos su hombría rosaba contra su trasero y solo con esto bastaba para levantar su falda, descubrió que no tenia ropa intima debajo y la llamo sucia. Bajo su rostro tras soltarla y hundió su cara hasta poner su lengua dentro de su vagina.
―¡Naruto-san, su lengua es increíble! ―decía entre cesando ante la pasión desbordada que sentía su cuerpo.
―Y tu vagina es todo un manjar, podría saborearla todo el día ―dijo, antes de seguir―, aprietas mi lengua cada vez más, quieres correrte no es así.
Siempre callada, siempre apática aparenta ser, su nombre hace honor a su personalidad; no es alguien con quien puedas tener una charla casual porque ella no suele ser así. Sin embargo bajo esa mascara de seriedad se esconde toda una mujer que busca saciar sus deseos, pero sobre todo busca un hombre que este a su altura.
En palabras propias de Samui: no hay hombre que la satisfaga, mucho menos que la haga sentir eso que llamamos amor. Fría como el invierno, indiferente como el mismo clima. Quería saber lo que es el amor y lo que es hacer el amor. Cuatro intereses románticos tuvo antes de Naruto-sama, uno en la preparatoria y tres durante sus días en las fuerzas de autodefensa. Nunca sintió ese interés amoroso como ellos decían tenerlo por ella, iban tras su cuerpo y se los permitió, sin embargo; Samui misma se sentía decepcionado al no sentir nada con ellos. Hasta que conoció a Naruto-sama.
Su lengua rasgaba un punto bajo su entrada, una zona exacta que la punta presionaba fuerte y producía espasmos que hacían electrizar todo su cuerpo, incluso su voz logro pervertirse.
―Así que este es tu lugar ―paso de usar su lengua a frotarle dicha zona con dos de sus dedos, todo mientras miraba como chorreaba ella desde aquí―, sientes esa corriente haciendo arder todo tu cuerpo ¿Verdad, Samui?
―S-si… increíble… esta logrando que mi cuerpo se quiera venir con solo sus dedos, señor ―su voz se hizo obscena donde los gemidos escapaban a cada rato. Su cuerpo temblaba y se movía de forma inerte, empujándose a si misma desde sus caderas hacia adelante y de regreso.
Dejo de mirar desde ese angulo bajo para emparejarse con Samui, movía su mano como si de su hombría se tratara y ella así movía su cuerpo. Aquella mujer carente de emociones, muestra todos los rostros que nadie ve, solo para él.
―Mira que desastre.
―Yo… Lo lamento, señor.
Las piernas de Samui se doblaron ante la ausencia fugaz de su fuerza, sus muslos hormigueaban y los labios de su vagina no dejaban de babear ante el deslumbrante orgasmo que Naruto-sama le hizo sentir; el piso entre sus piernas y un poco más allá estaba hecho un charco de su propios jugos. En su cara, una sonrisa se notaba en sus ojos llenos de entusiasmo sesgados por la falta de aliento concebido, una mirada que no pasaba ignorada por el orgulloso cazador que ha adquirido una nueva presa.
―Debería castigarte por tan ser descuidada ¿Que castigo sería bueno que te aplicara? Uno que haga gritar mucho diría yo.
La sonrisa en Samui no se deformaba por nada, todo lo contrario, se hizo más grande cuando la dura mano de Naruto-sama marco su territorio en su nalgas, una y otra vez.
―Castigue me con su enorme polla Naruto-sama… ¡quiero sentirla!
Sometida de los brazos, la llevo hasta su preciada habitación secreta. Allí dentro, con el seguro puesto en la puerta procedió a atarla de manos con una soga especial, saboreo su vagina una vez más, una lamida solamente y luego la empujo dentro de la cama. Tenia el rostro sobre la sabana y aun así se notaba esa gran sonrisa pervertida suya, su trasero levantando desesperada estaba por ser domada y domesticada.
Miraba pues a su nuevo jefe subirse en la cama, su figura se volvía oscura al estar contra la luz desde los ojos de Samui. Su vara que tanto ansiaba, veía su sombra destacar sobre toda su figura.
La punta de su hombría presiono camino dentro de Samui, empujando por el interior de su jefa de seguridad, voltearía los ojos cuando el resto del aparato de Naruto-sama entro y un sonido de dolor se escucho en esos gemidos suyos.
―¿Que pasa Samui, es demasiado para ti? ―con su pelvis tocaba los valles inexplorados de la rubia, profundidades suyas que no conocía.
―¡Yo puedo! ―sus uñas arañaban la sabana de la cama―. ¡Se siente mejor que cualquier otro polla!
―Entonces, me moveré Samui.
Los empujes de su hombría eran exactamente lo que Samui buscaba. Empujes salvajes, desgarradores pero al mismo tiempo suficientes para hacer mojar.
―¡Jefe, jefe, jefe! ―gritaba Samui sintiendo los beso amorosos de tan brutal polla, en los labios de su útero que empujan con la furia de mil demonios buscando poseer tu ser―. ¡Es tan brutal… su polla va a destrozarme!
Sosteniéndola del amarre hecho a sus brazos levanta su espalda sin que su hombría salga de su nuevo nido. Vuelve a frotar su aparato, ahora que puede agarrarla de sus grandes pechos.
―Tan seria, tan fría. Pero ahora eres una mujer totalmente distinta ―sus manos están entretenidas jugando con estas enormes tetas, ocultando la jocosa expresión de gozo que esta viviendo, cree que lo esta escondiendo bien―, mira ese rostro ―su mano la agarra de sus mejillas y levanta su cara, un espejo cuadrado hay muy por encima de la cama―. Esta es la verdadera Samui, una pervertida que ama las pollas grandes. Ahora eres mía.
Puso el primer sello a su nueva adquisición, como una animal salvaje marca su territorio. Lamió la mejilla de Samui ante retomar la acción y hacer gritar como solo él sabe hacer gritar a una mujer.
―¡Si, si, más duro, más profundo! ―grita Samui ahora que su vagina esta siendo pulverizada, su rostro sobre la cama, su trasero en algo y la blanca piel de su trasero ahora yace roja de tantos choques de la pelvis de Naruto-sama, choques que resuenan en la habitación como frenéticos aplausos―. Quiero sentirla, quiero sentirlo dentro.
―¡Bien, pues aquí va Samui!
Un ultimo empuje y sentía que la punta de su hombría quería atravesar su útero, lo único que lo atravesó fue la fuerte descarga de su semen que hizo arder su interior. Su rostro quedo sin habla con ante tan dura eyaculación que su mente quedo sin poder pensar. Solo era una de muchas de toda la noche.
―Jefe, espere… mi cuerpo aun no se ha recuperado ―tal vez yace sentada sobre Naruto-sama, pero es él quien hasta haciendo pedazos la pelvis de Samui.
―¡Deja de llamarme jefe y comienza a llamarme por mi nombre, soy Naruto-sama, llamame así de ahora en adelante! ―la hace caer sobre él y de nuevo, sus manos juegan con sus senos mientras su hombría desata su furia―. ¡Vamos quiero escucharte!
―¡Naruto-sama, Naruto-sama!
Su intensidad sube a los cielos y hace que la mente de Samui quede flotando aquí que no su voz no se escucha ahora que ha tenido un segundo orgasmo seguido de la tercera eyaculación de Naruto-sama en la noche.
―Voy a divertirme contigo toda la noche, Samui ―su descanso de cinco minutos ha terminado y la noche aun no llega a la media como para dejarse vencer por el agotamiento que siente―. ¿Que dices? ―el semen sale de su vagina por montones y aun desea más, pero no quiere que él lo sepa.
Ha desatado sus manos dejándola caer sobre la cama a lado suyo mientras esta trata de recuperarse. Lo cual no pasa mucho, la ve levantarse fuera del colchón dejándolo confundido a Naruto-sama. Cuando él se levanta solo pasa a verla desnuda estando de rodillas con el rostro al piso.
―Naruto-sama, por favor siéntase libre de usarme como su juguete sexual esta noche y todas las que venga. Naruto-sama estoy a su disposición cuando usted quiera ―dice sin levantar el rostro, a lo que él se ha de confundir pero luego sonríe con todo gusto.
―Bien dicho, ahora ven aquí y atiende esto.
Su hombría yace dura y deseosa por ser vuelta acariciar por la boca de una mujer, obedece la orden. Exprimirá cada gota de su siguiente descarga y no dejara rastro alguno en sus bolas.
Una noche con Naruto-sama es como una noche de borrachera puesta hasta las nubes, recuerdas como comenzó pero no como termino, no recuerdas ni siquiera haber llegado a la mitad, pero no necesitamos embriagarnos mas que con el placer salvaje que nos hace pasar, sobre todo cuando solo llama a una para brindar amor en su noche.
Acurrucada en los brazos de Naruto-sama quedo rendida Samui, la sabana de la cama los cubre pero es tiempo de que los despierten.
―Buenos días Naruto-sama.
―¿Shizune? ―abre los ojos con pesar pero con mucha tranquilidad.
―¡¿Shizune?! ―Samui se altera y lo que hace es abrazarse al pecho de Naruto-sama donde esta dormida.
―Se siente cómoda despertar así ―su templanza es serena en ella que mira el aparato de Naruto-sama incrustado en la vagina de Samui, flácida pero gruesa y dormida dentro de la rubia.
Apresurada, avergonzada se levanta y con la sabana cubriendo su cuerpo busca su ropa. Mientras que Shizune-san mira la continuamente tan tranquila, Naruto-sama apenas si se esfuerza por ponerse de pie.
―Deberían ducharse, no querrán salir y oler a sexo en la torre ―una sugerencia que a Samui le convendría bien sino tuviera que buscar la ducha en su casa―, hay un baño en esa pared.
Un cuarto más dentro de este cuarto escondido, una pared escondida más, un pequeño baño adecuado con inodoro y una regadera nada más. Es lo que aprovecha Samui para usarlo primero por permiso de Naruto-sama.
―Parece que lograste la nueva adquisición que querías ―dice Shizune muy tranquila―. Tu perviertes esa frase sabia.
―¿Cual frase?
―Mantén a tus amigos cerca, pero a tus enemigos más cerca. Pero contigo sería: Ten a tus esposas cerca pero a tus amantes más cerca ―dice pues, todas las amantes de Naruto-sama tienen puestos importantes en la industria de Konoha.
―Me pregunto quien me habrá incitado a ser así ―sonríe mientras su mano agarra su hombría y apenas unos cuantos estímulos ya la tiene lista―, vamos, se que quieres esto.
―Si, si lo quiero.~
Mientras Shizune se desvestía para tomar el primer turno de la mañana como sería convenido con Naruto-sama. Solo para salir Samui y verlos como conejos, recibiendo una invitación nueva de Naruto-sama.
―Oh, Samui. Espero que no te enoje que Naruto-sama y yo no te esperáramos para el polvo de la mañana ―responde a Samui estando desnuda Shizune, cuando la salir del escondido baño con una toalla cubriendo su cuerpo. Ella vuelve a ser la fría mujer hasta que él le da una orden
―Ven aquí Samui.
XVI
Se que Naruto-sama tenia que encargarse de aquel maldito que nos expuso, sin embargo no estuve allí cuando se encargo de todo. Temiendo que aun tuvieran algún ojo mirándonos, me mantuvo alejada hasta que soluciono todo con Samui y Konan en su tablero contra un enemigo que no tenia rostro.
―Escuchen bien, esta misión es clasificada. Sin testigos ni sobrevivientes ―dictaba las ordenes a los diez comandos elegidos por Samui para esta misión, un recordatorio de acciones antes de salir del camión y eliminar a sus objetivos.
―¡Hurra!
Naruto-sama mira todo en su computadora a través de cámaras puestas en los cascos de sus guardias de seguridad de elite sobre esta misma elite. Sus manos están en un puño formado frente a su boca, mirando sin parpadear esperando ver la cara de los desgraciados que han intentado cagar su vida.
Es de noche y la bodega vieja perteneciente a una fabrica clausurada hace muchos años era su refugio y ahora que los han descubierto, ordeno eliminarlos a todos y todo lo que han hecho hasta ahora. No son ningún grupo terrorista o un grupo yakuza, son solamente unos aficionados juntados sin ninguna organización que contar. Armados, si. Adiestrados, no.
La bodega esta en la zona desindustrializada a las afueras de Kyoto, un lugar convencional para estar fuera del ojo publico. En la cámara solo se a dos guardias custodiando la entrada del camino hacia la guarida de estos tontos, armado con un rifle soviético y los guardias con armas de nueva generación con silenciador incluido. Una bala de Samui y a caído el primero. El segundo camina por el corredor sin saber que su compañero a sus espaldas a muerto, dos disparos más y cae al piso.
―Despejado ―llegan al final del corredor y miran el siguiente camino, una planicie llena de cajas con poca altura―, vamos a continuar.
―Espera, vaca ―la voz de Konan suena en el canal de comunicación. El cuerpo de un tercer vigía cae desde lo alto y sobre varias cajas de madera que rompe con el impacto.
―¿Que haces?
―¡¿Que ha sido eso?! ―dos guardias más de estos civiles armados sale de un almacén pequeño y cinco cuchillos son arrojados desde lo alto. Una muerte que no les deja gritar de dolor a estos guardias―. ¡Arrrgghh! ―solo un grito ahogado antes de morir en el piso.
―Bien hecho, ahora deben tirado una alerta.
―De nada, Samui.
El grupo de elite avanza por este almacén, un camino secreto entre este pequeño edificio conecta a varias bodegas a través de una serie de puertas hechas por huecos en la pared. El comando se mueve con sigilo, escuchando cada vez más el sonido de un teclado que no deja de ser manipulado.
―Seguro que esta cosa funcionara ―escuchan preguntar a alguien a solo una bodega de distancia.
―Por favor, si el unabomber pudo poner un explosivo de C4 en un carta, crees que no puedo armar esta cosa ―una discusión de un complot.
―Deberíamos exponer quien es Naruto Uzumaki y toda su industria primero, antes de matarlo.
Ha escuchado suficiente Samui y da la señal, todos los ANBU entran detrás de ella y desatan la lluvia de balas.
―¡Alto allí!
―¡¿Que?! ¿La policía?
―No, peor ―quien manipula la computadora apresura algo sobre su teclado antes de empaquetar su dispositivo mientras sus dos compañeros intentan tomar las armas.
Las balas llueven y convierten a estos dos terroristas en una coladera mientras que el tercero a guardado su computadora, la oculta en una mochila y sale huyendo.
―¡Que no escape!
Un nuevo guardia sale de su escondite e intenta cubrir la huida de este tercero, pero es reducido de inmediato.
―Samui, mira armaban un explosivo remoto ―Anko examina el extraño dispositivo junto con todo lo que hay en aquel laboratorio improvisado.
―Encargate de destruir todo, hasta los cuerpos.
Su prioridad es cazar al único que ha escapado hasta ahora. Lo persigue hasta la fabrica abandonada y decadente, una vieja fabrica automotriz. Todo viejo como oxidado, caerá en cualquier momento, como Konan cayendo sobre él. Con una daga en la mano izquierda cae sobre este tipo y le asesta una muerte instantánea a solo diez metros de distancia con Samui.
»Él era mió.
―No fuiste lo suficiente mente rápida ―dice Konan antes de ver a Samui sacando el dispositivo electrónico de la mochila del muerto―. Vas a revisarla.
―Voy a destruirla.
Un incendió fue provocado por Samui y sus tropas en ese almacén, todo lo que estos tipos tenían, artefactos explosivos, armas. Inteligencia, tecnología fueron destruidos, los cuerpos fueron recogidos y tirados a una fosa sin nombre por un segundo grupo de ANBU para que nadie sepa que ha pasado ni porque. Quemaron todo la vieja fabrica en cada centímetro cuadrado, un enorme incendió que fue una dura pelea para los cuerpos de bomberos de Kioto que tuvieron que ser apoyados por equipos de bomberos de pueblos cercanos. Todo que reducido a cenizas y nadie encontró los motivos del incendio. En los periódicos de días posteriores dijeron que fue obra de algún piromaniaco aunque solo fue una conclusión hecha para cerrar el caso por parte de las autoridades.
―Asunto arreglado, Naruto-san ―el reporte fue directamente entregado a Naruto-sama esa misma noche terminada su labor.
―Buen trabajo a las dos ―por fin, podía respirar aliviado, sin embargo no se sentía así―. No me importa quienes eran esos idiotas o lo que querían de mi, pero no negocio con terroristas. Ahora puedo preocuparme por cosas importantes como reconciliarme con mi esposa.
―Cambiando de tema ―hablo Konan―, Naruto-san nuestra recompensa ¿Quien la merece más?
Para aliviar los pensamientos de su mente que mejor forma para él de liberar tanto estrés. De su asiento tras su escritorio camino hacia Samui y Konan, sonriendo con malicia ahora que nadie tenia ojos sobre lo que él hacia, en la oscuridad de su oficina podía hacer de nuevo lo que quisiera.
―Sin duda ambas hicieron un gran trabajo, seria difícil quien lo hizo mejor ¿Que forma habría para decidir?
Lo que hicieron fue revelar sus cuerpos ante los ojos de Naruto-sama, comenzando por mostrar su torso y sonreír cuales pecadoras ante la tentación de ojos azules que las presencia. Todo su cuerpo quedaría expuesto en la cama después de fornicar con sudor y lujuria, quedando impregnadas en olor como el esencia de nuestro amado señor. No todo ha terminado para él.
XVII
―El incendió de la vieja fabrica de Kyoto ―dije, interrumpiendo la historia, la narración de su tragicomedia nos llevo hasta la ducha donde ambos estábamos.
―Debieron haber investigado antes de deshacerse de todas las pruebas, ¿Verdad? Querido Adrian.
―Sería lo mas prudente.
―Eso debieron hacer, pero para Naruto-sama lo que importaba era quitarse la piedra del zapato, no saber de donde salió.
―¿Que paso luego? Supongo que supieron quien estaba detrás del chantaje.
―Pero hasta entonces, lo que priorizaba era reconciliarse con Hinata-san. Seguro te preguntarás como lo hizo, querido.
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