Weekend work
Una vela encendida para iluminar su camino de regreso a casa, sus nombres tallados en piedra, un largo muro donde los nombres de los escogidos para ir a luchar una guerra que no les correspondía y el orgullo de su gobierno los envió para nunca volver. Tsunade estaba aquí visitando el tallado en monumento a los caídos cuya guerra le quito a su amado Dan. Melancolía y nostalgia llena de tristeza cada que venía a ver lo único que quedo de su primer amor que perdió.
Pero desde hace poco mas de una década, ya no había tristeza en el rostro de Senju. Podía venir a este monumento y mirar con apatía aquellos días de cruel guerra, estar un corto tiempo frente al nombre de su primer amor, decirle que ella ya no estaba mas sola, volver a casa donde había quien la esperaba, reír con él, vivir y tener esa vida que una vez soñó. Disfrutar de la vida de retiro de ensueño, derrochar dinero en apuestas y con su suerte balanceada hacerse de una fortuna que luego perder mas tarde en licor, embriagarse de felicidad entre risas.
Saco una botella de licor de gran precio de la cava en su habitación al ultimo piso de un hotel de siete estrellas donde vivía muy cómoda en el piso cincuenta del lugar. Llegando a la sala personalizada, antes de ponerse a gusto para destapar la botella, hubo quien llamo a su puerta, un timbre puesto por el personal del hotel que al final trabajaban para ella, el edificio le pertenecía a Tsunade, mas bien a su esposo.
Giro la perilla y con una blusa grisasea con un corte en su escote muy revelador, sonrió al hombre que llego a su puerta, un hombre que por cuestiones de trabajo muy poco tiempo tenia para ver a su esposa secreta, pero el poco tiempo en el que llegaba con ella, valía el tiempo.
—¡Naruto! —grata sorpresa se llevo Tsunade al verlo, una cálida sonrisa de su parte mientras le terminaba de abrir la puerta—. Bienvenido a casa, mi amor.~
En la sala de tan elegante piso presidencial que abarcaba casi tres habitaciones, para una sola mujer, Tsunade y el rubio dueño de Konoha compartían ese alcohol que sirvió la madura. Si bien Naruto siempre se le ve moviéndose con sus “secretarias” o con alguna de ellas a donde fuese, sea en turno dentro o fuera de su compañía. Sin embargo, en casa de Tsunade. Estaban a solas.
—¿Quieres mas Sake? señor dueño de Konoha~ —dijo la rubia cuando servía el licor en el pequeño vaso de cristal blanco de Uzumaki.
—¡Claro que si! —se estaba poniendo contento de tanto alcohol, ni siquiera habían dado las cinco de la tarde y Naruto ya estaba poniéndose alegre con el sake, pero igual estaba notando que la rubia de tono cenizo estaba no solo contenta por su embriagues de la tarde—. ¿Porque tan contenta?
Una pregunta que hizo con mucha gracia.
—No trajiste a las queridas de tu harem, Naruto~ —pregunta que Tsunade le hizo con alegría.
—Mis secretarias están preparando todo para la reunión de mañana —respondió en forma engreída, el rubio de ojos azules mientras agitaba el liquido en su vaso—. Ya sabes, la reunión que debo tener cada mes tu servidor como líder y dueño de la empresa debe tener con sus ejecutivas.
—¿Reunión u orgía? —dijo aguantando la risa, levantando su vaso ante el chiste de Naruto—. Naruto Uzumaki, eres un mujeriego que no desperdicia ni un solo minuto para estar follando a una de tus secretarias.
No se jactaba de su personalidad verdadera ante todas esas capaz que tenia, un buen padre, un buen esposo. Un hombre de negocios, triunfador dueño y principal líder de su empresa multinacional, multimanufacturera dominio. Dueño de casi una tercera parte del mundo.
—Me pregunto de quien lo habré aprendido —dejo el vaso vació sobre la mesa de la sala, Naruto. Miro a Tsunade y puso su mano sobre el muslo desnudo por la falda que se encogía ante el movimiento de sus piernas cruzadas en su asiento—, ven aquí.
Cuando los labios de Uzumaki cayeron sobre su boca, el tacto cálido lleno de lujuria y amor impregnaron a Tsunade de deseo. Para cuando sus lenguas llegaron a tocarse, danzando como locos enamorados reunidos tras una larga espera.
—Mi amor~ —exclamo la madura mujer teniendo la boca de Naruto acariciando su cuello, suaves mordiscos sobre su carne mientras la mano del rubio se entraron debajo de su falda y acariciaron los labios de su tesoro sobre la tela de su ropa intima—. Naruto, eres cruel. Hacer esperar cada mes, para que me lo hagas.~
Entre palabras de Senju, el tono en su voz cambiaba; se escuchaban delgados gemidos ante el talento de Naruto que la provocaba. Dejo de besarla, para llevar su mano al mentón de la rubia y hacer que sus ojos se pusieran sobre los de él.
—Es para desearte mejor, Tsunade.
Frente a frente, sentados en el sofá. Bajo su mano del mentón de Senju con discreción hacia su busto, tocando su blusa. Su otra mano también se movió yendo al mismo lugar que la mano derecha; un fuerte tiro y revelo de par en par los grandes regalos del cielo con los que fue bendecida Tsunade.
—Kukuku~ —una pequeña carcajada de la madura ante el atrevido movimiento del joven.
Naruto se fue sobre Tsunade cual animal hambriento por saborear los dotes de caramelo rosa que ella tenia en sus pechos. Sus manos las sostenían mientras sus dientes apretaban los dulces pezones de la madura haciendo que los gemidos de Tsuande fuesen mas agitados y calurosos que los primeros que hizo. Cual desesperado hombre se mostraba Naruto, su hombría no tardo en despertar luego de un descanso y comenzó a presionarse sobre la ropa de su pantalón.
—Naruto, aguanta un poco.~
La puso sobre el sofá, para ponerse encima de Tsunade y así sacar su pene que ya no aguantaba mas las ganas de cogerse a la primera que lo hizo hombre. Esa enorme vara de carne se mostró de cara a Senju y su boca pronto comenzó a hacerse agua, mostrando una sonrisa hambrienta al ver su pene.
—Solo una rusa —pidió Naruto, la ansiedad por follarse los ciento cinco centímetros de Tsunade le causaban tensión.
Puso su polla entre los senos de la rubia y sin ser delicado, Naruto froto su pene entre ellas, una expresión divertida era lo que ponía Senju ante el acto sexual de su sucesor. Pronto fue ella quien sostuvo sus propios pechos mientras el rubio dejaba que su pene se moviera cual bestia tratando de disfrutar la carne de Tsunade pues su hombría estaba por estallar.
—¡Tsunade! —grito, eyaculo sobre toda la cara de la mujer.
Abrió su boca y saco la lengua cuando lo escucho, la leche de su amante cubrió su cara y poco mancho la frente de su cabello. Gustosa se mostró la madura ante el facial que recibió.
—Que rico sabor~ —diría Tsunade, levantando sus pechos para lamer el semen que impregnaron sus dotes, provocando al pene de Naruto, temblar de emoción por más—, que indecente, yendo de frente contra una vieja como yo y usar mis pechos para satisfacer tus necesidades.
—A tu edad sigues siendo la fantasía de muchos hombres, Tsunade. Pareces una mujer en sus cuarenta —aun no se baja de estar encima de la madura. La rubia ceniza tenia la edad de 64 años, pero se veía y se movía como una mujer de cuarenta. Apenas si tenia problemas médicos o mentales que correspondieran a su edad real.
Naruto se bajo de Tsunade, volvió a su lado del sofá.
—A mi edad, es difícil ponerme igual de cachonda como tu —dijo Senju, acomodando su ropa con toda tranquilidad, cerrando su blusa mirando con mucho interés al Uzumaki. Se acerco a él, viendo su empalme puso su mano encima y le froto despacio; su rostro se puso muy cerca de la cara de Naruto quien la miro con mucha deseo—, vamos cuéntame una historia picante para encenderme querido. Cuentame como hiciste de esas mujeres, unas perras adictas a tu pene.~
El rostro triunfante de Naruto, lleno de vanidad, mientras su pene manchaba de líquidos preseminales la mano de Tsunade. Decidió contarle, un par de historia de negocios. Tsunade gozo de mucho en su tiempo como jefa y dueña de la empresa Konoha, ahora que estaba retirada, besos y caricias sencillas apenas si hacían efecto en su persona, necesitaba algo más que la encendiera.
Hace un par de años, luego de obtener a Sarada como a Mabui. Naruto consiguió a dos mas para su lista: Temari.
Shikamaru Nara, un gran amigo de Naruto y uno de los jefes ejecutivos de la compañía de mas confianza para el rubio, tenia como secreto de su gran eficiencia laboral en un trabajo tan estresante: la frustración sexual. Volviendo de una cansada noche de su propia oficina, cuyo edificio de la compañía estaba situado casi en paralelo hasta el otro lado de la ciudad; su esposa lo recibió con mucho amor y una sorpresa en la alcoba, para él; queriendo animarlo tras tan cansado día… se fue al caño.
El pelinegro se metió en la cama listo para dormir y Temari salió del baño de su habitación teniendo entrando con una bata color crema de la cual, la cinta estaba para abrirse.
—Oh querido, te has esforzado mucho. Te mereces una recompensa señor ejecutivo —entro Temari, recargándose contra el marco de la puerta del baño en una pose seductora, abriendo su bata, fue aquí cuando todo se fue a la mierda. El deseo de ser tocada por su esposo esa noche se rompió al escuchar su ronquido profundo—. ¿Shikamaru?
Decepcionada, como frustrada de la misma manera, también enojada. Tomo una almohada y golpeo la cara de Shikamaru, perturbando de su sueño.
—¡¿Que, pero que?! —grito el pelinegro levantándose sobre la cama.
—¡Shikamaru! —ella estaba encima de él, el enojo en su cara.
—Temari, mañana trabajo sabes —exclamo, tallando el ardor de su ojo derecha, dejando de lado la actitud que tomo su esposa. En la cena ella estaba feliz y ahora estaba iracunda. Cosa como esa era lo que pensaba Shikamaru—. Luego podemos preocuparnos por tener sexo.
—¡Shikamaru Nara, cuando vas a tocarme! —grito Temari—. ¡Te la pasas todo el día en la oficina y cuando llegas, solo comes, duermes y te vas en la mañana sin despedirte. Nos casamos hace diez años y apenas si hemos tenido sexo en tres ocasiones!
Esperando que su marido contestará algo, Temari noto como su esposo de nuevo se quedo dormido de un momento a otro sin darle las buenas noches, esta vez quedo totalmente privado el pelinegro que ni aunque le pusiera ella la almohada sobre su cara para tapar su respiración, no se despertaría. No quería matarlo, solo quería sentirse mujer con su esposo, como en un matrimonio debía ser. Temari se a la cama con enojo y mas frustración de la que ya tenia, pero no pudo conciliar el sueño por mas que cerrara los ojos la primeras tres horas siendo la una de la mañana.
Pensar en que era lo que debía hacer para volver a vivir esa chispa que la noche de bodas sintió con Shikamaru. Si ella era culpable o el trabajo que él tenia. Al final durmió tras mucho dolor de cabeza que se causo ante su interminable reflexión, despertando sola en la cama como el mismo Nara había visto. Daba por muerta su relación, su matrimonio. Ni siquiera había tenido un hijo con él, no parecía interesarle formar una familia, ni lo que ella pensara, solo su trabajo. Trabajo y trabajo. Justo cuando daba por muerto todo Shikamaru le dijo comprara un elegante vestido pues irían a cenar a uno de los restaurantes mas románticos de la ciudad.
Lo que en un principio contento a Temari, pues parecía que su esposo por fin estaba tomando la iniciativa y que le estaba preparando una especial. Se compro un fino vestido de cuerpo completo color hueso, de un corte atrevido muy abierto en su escote esperando provocar a su esposo, un perfume elegante de parís con el que le decían, provocaría a su hombre; estaba lista para la noche donde reviviría la llama del amor con su esposo. Pero termino llevándose una gran sorpresa. No fue Shikamaru quien llego para sentarse en ese asiento, sino Naruto Uzumaki.
—¿Naruto? —pregunto perpleja Temari, teniendo al mejor amigo y jefe en toda la jerarquía del trabajo de su esposo. Sentada delante de suya en la mesa.
—Temari, tiempo sin vernos —dijo al sentarse Naruto sin pena alguna de que lo vieran llegando para cenar a tan famoso lugar de la ciudad con una mujer que no fuese su esposa y sus hijos, pero es que no había nadie. Toda la terraza fue reservada para ellos dos—. ¿Pasa algo? —pregunto Naruto al ver que la expresión de Temari no cambiaba.
—¿Porque estas tu aquí? No entiendo —dijo la rubia luego de darse cuenta de que realmente era Uzumaki Naruto sentado en la silla vacía de su mesa en plena reservación.
—Shikamaru me dijo que querías hablar conmigo —exclamo Naruto sin inconformidad de estar sentada con ella, haciendo una cena al camarero para que sirviese el vino que tenia listo—, dijo que te aburrías en casa y que tal querrías trabajar para la compañía para distraerte de la rutina.
—¿Espera que? —se exalto Temari.
—¿Que?
—¿Que?
—¿Temari?
Sirvió el vino y los dejo a solas, fue entonces que las cosas tuvieron que aclararse. Los meseros trajeron los platos escogidos previamente fueron puestos de cada lado mientras ellos aclaraban lo sucedido.
—Deja que entienda esto —dijo Temari rascando su cerebro ante el coraje que estaba procesando—, Shikamaru me hizo creer que esto seria una cena romántica… pero solo era una entrevista de trabajo… —quería gritar—… ¡¿Que rayos le pasa?! Esa es su solución.
—¿Solución a que? —cuestiono Naruto—. Shikamaru, me dijo querías hablar conmigo para que te contratará. Lo normal seria que te citara a la oficina de recursos humanos, pero el sujeto esta de vacaciones y por ahora no estamos contratando. Además de que la oficina esta en remodelaciones.
En lo que él dijo todo eso, Naruto vio como Temari tomaba su copa de vino y se un solo trago se acabo toda la copa. Azotando de forma discreta, esa pieza de cristal, notando Naruto que ella estaba por llorar.
—¿Temari? —pregunto Naruto con mas empatía.
—Dime, Naruto… como lo haces —quería saber—. ¿Como lo has hecho? Tu y Shikamaru se la pasan todo el día en la oficina, pero nosotros no tenemos una vida como la que tú y Hinata, ella me ha dicho que por lo menos una vez a la semana… se tocan. Trabajan catorce horas al día y aun así me cuenta ella que llegas enérgico todas las noches.
—¿Catorce horas? —repitió Naruto—. En mi compañía nadie trabaja mas de doce horas. Excepto yo, todos trabajan ocho horas sea quien sea, excepto yo.
—¡Pero… Shikamaru me dijo que su puesto le exige trabajar mas de doce horas al día!
No dijo nada más, ni Naruto dijo mas en ese momento. Había sido engañada por Shikamaru todo este tiempo, Temari. La histeria que se soltó en Temari incluso llego a preocupar al rubio sentado delante de ella, mejor la llevo a tomar aire puro lejos del restaurante.
—Lamento haber arruinado la cena —dijo la rubia de dos coletas esponjadas detrás de su cabeza estaba sentada sobre el capo del Marrusia B2 color negro del Uzumaki, junto a él estaba compartiendo una hamburguesa pedida en un restaurante de cadena por el que pasaron en el auto servicio. Temari, con todos esos sentimientos mezclados en el recién descubrimiento la tenían agobiada, no pudo disfrutar la cena con mucho gusto como él rubio.
—Tranquila, sabes esto es divertido. Me recuerda a cuando empecé a trabajar y Tsunade era la jefa de la compañía. Aunque yo me iba al restaurante de Ichiraku por un genial plato de ramen, lastima que este cerrado tan temprano —comento Naruto con mucha alegria de tan buenos tiempos—, una vez Hinata y yo quisimos pasar a comer allí pero igual estaba cerrado, así que fuimos por una hamburguesa. A Boruto le gusta ir por una de estas, casi siempre los llevo allí. Y eso que esa vez era nuestro aniversario.
Escuchar la forma en como contaba dicha anécdota de su vida como esposo y padre, la hacían sentir miserable a Temari.
—Te envidió —respondió la rubia, recargando su trasero sobre el carro. Quería tener lo mismo que él y Hinata, una vida amorosa donde su hombre le de amor y sexo—, perdón por haberte hecho perder tu tiempo, deberías estar con Hinata a estas horas.
—De echo ella esta fuera de la ciudad, llevo a los niños a con el abuelo. Pensaba en quedarme en la oficina hasta mañana, pero mi trasero esta adolorido de estar todo el día en la silla —dijo, pero no era cierto, su trasero la tuvo todo el tiempo en movimiento, rompiendo el culo a Sarada y Shizune.
—Es la primera vez que hablamos solos, no creí que fueras tan divertido —comento Temari mirando con interés al rubio.
—Bueno, yo no creí que fueras una mujer tan sexy —miro de pies a cabeza a la esposa de Shikamaru. Una atractiva mujer se escondía bajo ese conjunto de blusas negras y faldas grises que solía usar. Llevando ese vestido que se ajustaba sus caderas y resaltaba su busto que dejaba ver en el corte—. Mirate, pareces una modelo.
—Intentas seducirme, Naruto Uzumaki —se sentía alagada como tentada Temari a romper el séptimo mandamiento. No pensó que fuera tan pícaro.
Naruto no tenia que hacer preguntas mas obvias, logro verlo en Temari estando antes en el restaurante, estaba frustrada sexualmente y a Shikamaru eso le daba igual, le interesaba su compromiso con su puesto mas que satisfacerla por él, porque eso hacen los amigos ¿no? Puso su brazo en la cintura de Temari y la acerco a su cara, Naruto. Una habitación de hotel mas tarde y puesto un pie dentro de la habitación, los dos no dudaron en poner sus labios sobre los del otro.
En menos de un segundo, ese beso lleno de deseo prohibido cerrando la puerta de un fuerte golpe con un colgante de no molestar en la perilla del pasillo. Las manos del rubio escabulléndose bajo su vestido con lentejuelas, agarrando su trasero y jugando con insistencia con sus nalgas, lo que hizo a Temari comenzar a cambiar su voz, escuchándose sus primeros de la noche. Ella tampoco se quedo atrás, sus manos se fueron sobre la ropa de Naruto, sobre los botones de su camisa blanca y se introdujeron hacia su entrepierna, una enorme vara de carne dormida tocaron las manos de Temari sorprendiéndole el grosor y la textura que esta tenia.
—¿Quieres verla? —pregunto Naruto. Un paso para atrás y bajo la bragueta de su pantalón, salió su miembro estando flácido.
Mordiendo sus uñas, no pudo evitar pensarlo. Pero Temari lo admitió a si misma “es mas grande que la de Shikamaru”. Sus ojos se abrirían y de su boca, pronto se haría agua al ver como creció su pene. Ahora era el doble de lo que vio en primera instancia.
—Vaya que la tienes grande —exclamo Temari con mucha hambre de verga—. ¿Puedo?
—Me ofende que no quisieras —le contesto Naruto.
Avergonzada de tan descomunal tamaño, sin poder mirar a otro lado (aunque no quisiera); de su mano sintió un escalofrió Temari cuando puso sobre su endurecido pene del Uzumaki. Duro y caliente, grande y sabroso; comenzó a describirlo la mujer de Nara, su mano apenas si podía cubrirlo todo. Tanto deseo, que cuando su boca decidió dar el primer mordisco apenas si la punta logro entrarle. Así que acarició con su lengua la punta hasta que sus labios pudieron ir pasando el enorme pedazo de polla de Naruto.
—Eso es Temari, nada mal —dijo el rubio inmutado, pero con la satisfacción en su cara teniendo a la esposa de su amigo de rodillas, mamando su verga como la droga que era para las mujeres que lo probaban.
Rico y adictivo. Eso que todavía el interior de Temari no era abierto.
—El pene de Shikamaru no sabe de la misma forma que la del pene de Naruto —decía en sus pensamientos la rubia sin importarle que mancharía su lindo vestido comprado—, tiene un sabor mucho mejor… ahora entiendo porque Hinata es tan feliz, todo el tiempo se devora este pedazo de carne.
La sonrisa en Temari, el despecho de su esposo por estar mas tiempo en el trabajo que pasar una noche cariñosa con su mujer; pecado de una noche por el que se dejo llevar la rubia mujer de su mejor amigo para darle a probar. Temari se deleito con el sabor de Naruto y aun no saboreaba su blanco néctar.
—Oye espera, esto es vergonzoso —dijo risueña, como sonrojadas. La rubia de coletas esponjadas estaba de piernas abiertas sobre la cama tapando sus ojos de forma patética mirando entre sus dedos.
Naruto no decía nada, una sonrisa traviesa de él mientras bajaba las bragas color amarillo de corte de Temari y las arrojo por allí en la habitación. Sus manos entrando mas allá de lo que ella pensaría dejarle, para levantar la falda de su vestido y revelar su vagina. No podía creerlo ¿Realmente iba a gratificar su vagina con su boca? Shikamaru jamás hizo eso por su esposa ni antes.
—¡Dios! —fue la primera palabra que salio de la boca de Temari luego de erizarse su cuerpo— ¿Esto es lo que hace tu esposo por ti, Hinata? Ahora entiendo porque siempre estás feliz, Naruto es un hombre fantástico~ —pensó, la lengua del Uzumaki pronto la estimularía tanto que su cuerpo no lo resistiría. Tras dejar escapar un gemido fuerte tapo su boca usando su mano, sus piernas no dejaban de temblar como sus ojos no podían dejar de mirar como Uzumaki provocaba espasmos lujurioso con su lengua pasando de arriba abajo, entrando en su vagina para moverse cual serpiente, justo como la dominio en ese beso del inició—. ¡No puedo resistirlo más?
Un orgasmo que intoxico su cuerpo, hacia demasiado que Temari que no sentía tal experiencia desde mucho tiempo. Mucho menos, recuerda haberse venido de tal forma que mancho el piso de la habitación; una expresión de pena por tal acto pervertido de su parte e hizo que Naruto hiciera una mueca de maliciosa. El despecho de Temari era un regalo del cielo para el rubio, ya con varios juguetes en su estantería de secretarias que no vendría mal buscar nuevas mujeres con que llenar los espacios que tenia disponibles.
—Escucha Naruto, si vamos a hacer esto podrías usar al menos un preservativo, no quiero traicionar del todo a Shikamaru —diría la mujer de Nara, encima suya se hallaba él, quien se quito la camisa primero antes de quitarse los pantalones y mostrarle de mejor forma su pene a Temari. Se quedo sin palabras luego de ver los cuadros de Naruto, a recién entrados cuarenta y él se veía con tan magnífico cuerpo.
No solo era su pene o el talento de su boca todo lo que se comía Hinata en las noches y por lo que tuvo dos hijos de Naruto, su cuerpo incluso era sabroso. Pero el mismo Naruto tenia otros planes para tan buena oportunidad que tenia.
—Lo siento, Temari-chan~ pero soy alérgico al látex —agarro el condón que le mostró ella y como toda la ropa de ambos, la tiro a un lado en la habitación, sin mirar por donde caía—. Después de esta noche, serás mi puta.~
—¿Que? —eso le puso un poco tensa antes de que comenzarán—. ¿Que pretendes decir?… ¡Haa!
Gemiría sin medida Temari, la polla de Uzumaki la abrirían en dos sin avisar. Tan mojada había dejado su vagina luego de provocarle con su boca que su pene se deslizo fácil, pero lo que realmente la dejo sin aliento fue que lo de Naruto abrió pasajes de su camino que ni ella conocía, llego mas profundo que lo que su esposo nunca pudo antes.
—Ese fue un buen gemido, dime Temari-chan~ ¿Shikamaru te había hecho gritar antes así? —la falta de voz y de impresión quedaron por un buen rato en la boca abierta de Temari ante tal poderosa sensación de placer que no experimento antes—. Sabes, esta noche te haré olvidar todos esos años de insatisfacción.
—A-aguarda... —apenas logro formular una palabra cuando Naruto comenzó a moverse—. ¡Oh!
Profundos y duros empujes de Naruto y su vagina lo estaba asimilando, las paredes de su coño abrazaban con tal agarre que era una experiencia de fabula para Temari. Como sus brazos, sus piernas se envolvieron en el jefe de su esposo, la boca del Uzumaki mordiendo sus pechos, chupando de sus mamarias sin importarle que sacara leche de ellas, tenia suficiente con saborear los pezones de Temari causando que el interior de su vagina apretara con mas insistencia su pene, aumentando el nivel de placer que la hacia enloquecer.
—Tu vagina es muy buena, Temari-chan~ como si no quisiera que mi pene parara.
Naruto había dado vuelta a la rubia viendo su espalda ahora como lo redondo que era trasero golpeando contra su polla, azotaba su culo dando unas palmadas tan recias que la marca de su mano quedo marcaba en su piel.
—¡Vamos, con mas entusiasmo mueve ese culo Temari-chan! —un manotazo tras otro sacando un gemido tras otro a Nara—. ¡Je! Mi pene es demasiado para ti, ya verás.
Se dejo caer sobre Temari, su cuerpo sobre la cama y el torso del rubio sobre su espalda, clavando su polla mas profundo cada vez haciendo que ella se viniera sin parar. Tanto que su voz la traicionaba de no querer dejarle oír su voz que Temari fue mordiendo una almohada, pero a través del algodón lograba ver escuchar un poco.
—¡No puedo… su pene me esta destrozando! —gritos desde la mente de Temari sin que sus dientes soltarán la almohada a pesar de hacerse mas notorios los gemidos suyos que trataba de opacar—. ¡El pene de Naruto esta moldeando mi vagina a su gusto!
—Di que lo quieres —escucharía susurrarle en su oído. Pero pronto sintió como un par de dedos de Naruto entraban en su boca y la obligaban a escupir la almohada.
—¡Haa! —la escucharía gemir.
—¡Dime donde quieres, Temari!
—¡A dentro, correte dentro de mi! —gritaría con todo pulmón.
Sus rodillas sobre la cama y sus manos tomando los pechos de Temari, levanto a la rubia del colchón, golpeando como loco contra su trasero escuchando la voz pervertida de ella hasta que su pene alcanzo el límite, disparando todo su semen hasta sentirse escurrir de su interior.
Aun agarrando el cuerpo de Temari ante la falta de aliento, acarició de forma suave sus pechos y jugo con su clítoris, mientras.
—¿Que te pareció, Temari-chan? —preguntaría con picardia Naruto, lamiendo el sudor que se escurría por la mejilla de la mujer de Nara—. Fue bueno, verdad. Pero te digo algo… solo fue un calentamiento.
Por un momento en la que su mente dejo de estar en blanco, que pudo sentir desde su interior que el pene de Naruto seguía endurecido y lo sentía palpitar, sintió también que este se hacia mas grande. Hizo una reservación de toda la noche en la que no la dejo dormir nuestro querido amigo de ojos azules, noche en la que la hizo olvidar que tenia esposo y solo era una mujer, una a la que hizo adicta al sexo luego de años de no ser consentida. Ronda tras ronda, saturo el útero de Temari hasta desbordarse, la dejo saborear su polla hasta bañar de blanco su boca, hasta sus tetas y todo su cuerpo termino impregnado al final del juego imparable de Naruto. No sentiría culpa alguna hasta la mañana siguiente, si es que se levantaba temprano, recordando todo lo que le hizo sentir y las poses en las que se las hizo. Pero recordando las palabras de Naruto al final de todo el sexo.
—Si quieres que se vuelva a repetir, complace al tonto de Shikamaru y trabaja para mi Temari-chan, verás que esto puedes disfrutarlo todos los días —recordó las palabras de Naruto.
Shikamaru despertó en su cama sin que Temari estuviese a lado durmiendo, tampoco miro al lado que le correspondía a su esposa en sobre la cama, en su mente ella estaba allí durmiendo tan profundamente que sin importar el ruido que solía hacer y que la despertaba brevemente para escuchar decirle “adiós” y “te veré en la noche”. Pero lo ignoro totalmente Shikamaru, se alisto y salió sin decir nada, sin notar la ausencia de su esposa. En cuanto a Temari, ella despertó mas allá de las diez de la mañana, sola en esa habitación de hotel. No probo ninguna sola gota de alcohol, pero despertó ebria de lujuria, una resaca sexual sintiéndose desde su vagina y como prueba de ello, sus piernas abiertas como compás pero no las sintió.
No vio a Naruto junto ella, pero intuyó que se había ido a la oficina seguramente. Cosa que confirmo al encontrar una nota escrita en un pequeño papel dejado a lado de Temari en la almohada de su derecha. Escrita con la misma letra de Naruto que le recordaba: “Si quieres repetir lo de anoche, hasta el cansancio… trabaja para mi.”
Si su esposo iba a ignorarla en la cama, sin prestar interés a satisfacer a su esposa. Temari tomaría la oferta que su esposo organizo para ella y con una gran sonrisa le dijo a Shikamaru en la cena siguiente, que fue una gran idea que se le ocurrió para ella. Sin que él previniera el resultado que tuvo, no sabia del verdadero trabajo de las que eran secretarias de su buen amigo Uzumaki Naruto.
—¿Quien eres? —pregunto Shizune sentada a su escritorio afuera de la oficina de Naruto la primera vez que vio a Temari aparecer delante.
—Soy Nara Temari —se presento a su primer día de trabajo formal en la empresa Konoha. Una modesta expresión, una mueca alegre que daba una impresión de haber despertado de la mejor noche.
—Oh, eres la nueva —levanto una ceja con mucho interés Shizune, antes de ponerse de pie—, llegas justo a tiempo. Sígueme que Naruto-sama esta empezando su reunión de la mañana.~
Entraron en la oficina de Naruto y quedo impresionada, el enorme tamaño de la oficina pasando ese par de enormes puertas de madera, como si se tratara de la oficina personal del señor Burns, pero sin las trampas. Una ventana que cubría toda la pared a espaldas del lugar del Uzumaki. Pero dado el agradable aire acondicionado, seguramente no sentía el calor del sol cuando pasara por esos cristales.
Más no se quedaron en la oficina, la pasaron de largo por hasta llegar a la puerta de la habitación secreta que solo Naruto podía abrir para sus secretarias. Gran sorpresa para Temari cuando detrás de la esa invisible puerta vio menos que una mesa de reuniones de ejecutivos de un gran nivel reunidos para debatir las siguientes decisiones de la compañía, en su lugar vio algo que la dejaría excitada, igual que perpleja.
—¡Naruto-sama, se siente rico! —estaban Mabui…
—¡Naruto, que maravilla! —Hanabi…
—¡Naruto-sama, lo amo Naruto-sama! —gritaba de euforia Sarada.
Una postura de cuatro que no se si en el kamasutra esta incluida o solo lo vi en algún otro lado. Mabui estaba recostada sobre la cama con la polla de Naruto provocando agresivos espasmos en su interior, sobre la morena de cabello plateado estaba su cuñada y recientemente convertida en su secretaria, su trasero encima del de Mabui, pero en vez de la polla del rubio, sus dedos jugaban con su coño con mucha insistencia. Cerrando el sandwich por encima de la Hyuuga, se encontraba Sarada con su trasero encima del de Hanabi, era su vagina la que tenia la lengua escarbando en su sexualidad como cuando meto la lengua en el envase del pudín de chocolate cuando tengo un momento para mi en casa y la cuchara la dejo a un lado tras todo el manjar, salvo que el manjar que se comía Naruto era mas agradable que un simple pudín de chocolate.
—Oh vaya… —fue lo único que Temari llego a decir antes levantar las cejas en grata reunión que sentaba Naruto tras la puerta—… no estamos interrumpiendo.
Shizune carcajeo con modestia, no la veía por estar detrás de Temari pero sabia que reacción tenia su rostro, sorprendida pero no perpleja ni ninguna sensación de asco o temor al ver que no era ninguna sala de juntas, era una habitación de placer de uso personal de Naruto y que dentro, todas estaban disfrutando.
—Interrumpir, te estábamos esperando~ no realmente —puso su mano en el hombre la rubia por un momento, antes de pasar de su lado hacia el centro de diversión—, ser secretaria y asistente de Naruto-sama no es solo hacerle café o traerle los reportes que solicita. Es placer, placer y mas placer. Volverte adicta a él y dejarte convertir en un objeto sexual de su constante uso exclusivo para el pene de Naruto-sama.
Parada frente a la mujer de Nara, abrió la cinta de su ropa pero al mostrar sus hombros desnudos a Temari, Shizune se dio la vuelta para ante Naruto, quien dejo de consentir a las otras tres, se recostó sobre la cama, su cabeza sobre las almohadas y sus manos detrás de su cabeza.
—Terminaste, Shizune. Ven aquí preciosa.
Llamo con su dedo a su principal secretaria, ella se desnudo totalmente delante de su amo y dejo atrás los altos tacones gruesos que tenia para adentrar en la cama. Se acerco hasta Naruto, sentando un beso en sus labios, un beso muy pervertido, llegando a ver como sus lenguas jugaban a los amantes desventurados. ¿Debió preguntarse Temari por la ausencia de Hinata? Tal vez si, pero no era momento de preguntarse por eso, sino de preguntarse que opción tomar.
Vio a Sarada y a Hanabi acercarse cuales gatitas traviesas hasta el pene del rubio, como ruda dura seguía hecha para saborearla para extraer su leche, Mabui se acerco al nivel de Shizune, volviendo ese beso de dos, en uno de tres. Todo mientras la vagina de Temari se ponía mojada y cachonda.
—Y bien —escucho a Naruto llamándola, Temari—. ¿Vas a quedarte allí consolándote mientras nos ver follar o te vas a unir, Temari-chan?~
Era una mala idea, una satisfactoria mala idea para ella, pero después de una semana de haber tenido el mejor sexo. Justo lo que hizo esa noche seria la desición que tomaría esta vez desde que accedió a ser la nueva secretaría de Naruto. Mando al carajo su matrimonio y se unió. Rápidamente comenzó a quitarse capa por capa de ropa de su conjunto para mostrar su cuerpo a Naruto, usando una pose sensual donde podía presumir sus pechos de noventa y dos centímetros.
—Ara~ primer día y ya es parte de las reuniones privadas de Naruto-sama, que mujer tan desvergonzada~ —dijo Sarada mirando con interés a Temari. Su rostro estaba muy de cerca del pene de Naruto.
—Hagan espacio para esta perra, zorras.~
Había un horario de actividades que todas las secretarias del Uzumaki que rolaban por día de la semana para ser equitativo entre las cuatro. Pero esas cuatro serían cinco y mas tarde serían seis.
—Como estuvo tu primer día —pregunto Shikamaru, después de un largo día le reconfortaba tener una tranquila cena en casa, su mujer estaba mas callada de lo normal a pesar de ser evidente que comía a gusto—. Por cierto, aun no me disculpo por haberte dicho que la cena era en realidad una entrevista de trabajo que te hice con Naruto.
—Esta bien, si me moleste al principio —decía con una sonrisa de satisfacción puesta en su rostro, Temari—, pero admito trabajar para Naruto será muy… muy duro.~
La frustración de su esposo hizo que no entendiera el doble sentido en la peculiar pronunciación que estaba usando su mujer, solo ella sabia bien de lo que estaba diciendo y no era por el dolor de sus piernas que parecían reflejar el cansancio. Pues otra cosa de la que no notó Shikamaru era que su esposa tenia un cojín en su silla, si Naruto fue muy duro con ella ese primer día.
Guiño, guiño. (le reventó el orto) Guiño, guiño.
—¿Y dime te la cogiste, la follaste con imbatible pene hasta el hartazgo~ —pregunto Tsunade, la historia la termino de contar y ella apretaba la polla de Naruto con mas empeño, impregnando su propia mano de líquidos pre seminales.
Con su boca había abierto un par de los botones de la ropa de Naruto, revelando los cuadros de su pectorales, lamiendo la dura carne del rubio.
—Solo hasta que se desmayan —respondió siendo jactancioso, el Uzumaki. Sin importarle el tacto que su mujer le estaba dando.
—Nada mal~ ahora cuéntame otra, que esa solo ha despertado mi interés~ por mi esposo —mordió la barbilla del rubio Uzumaki, haciendo erizar su pene a pesar de estar todo excitado—, cuéntame de nuevo la historia de la florista de nuevo, sii.~
Una linda florista, una agradable mujer cuya desvergonzada moral, solo hacia mas sensual la figura que esta mujer tenia bajo sus prendas de tono morado constante. Un distintivo cabello rubio de larga medida que recortaba amarrando su pelo imitando ser una cola de caballo, pero dejando un fleco de que tapara brevemente su ojo izquierdo, resaltando su rostro. Su cuerpo y su busto de 89 centímetros del que se sentía orgullosa: Ino Yamanaka.
Siendo un día más de trabajo en su florería, regaba y acomodaba las exhibiciones de sus plantas y flores para darles mejor atractivo de ventas, ahora concentrándose en las que tenia detrás del mostrador estando de espalda. Escuchando la campana sobre su puerta sonar para decirle que un cliente entro, el primer cliente del día.
—Bienvenido a la florería Yamanaka —se dio media vuelta y saludo, pero relajo su actitud al ver la cara que veía cada tres de los siete días de la semana entrando a su negocio—, oh hola Naruto.
—Hola Ino —saludo el rubio llegando al mostrador donde se recargo mirando de cerca a la rubia de modestos, pero atractivos pechos.
—¿Lo de siempre?~ —pregunto juguetona Ino mirando al carismático empresario y amigo que llego a conocer. Busco debajo de su mostrador el pedido listo para entregarlo a Naruto—. Aquí esta, un ramo de girasoles para Himawari-chan.
Tomo el ramo con mucho gusto, sacando su tarjeta de donde tenia todo ese porcentaje que ganaba como jefe y dueño de su propia compañía.
—Gracias, Ino —dijo Naruto al tomar el recibo de su compra.
—Sabes Naruto, de no ser por ti este lugar ya hubiera cerrado —decidió abrirse un poco con el Uzumaki de forma emocional.
—¿Que dices? Tu florería es de las mejores en la ciudad, eres la mejor florista que conozco y no quiero conocer a ninguna otra —una respuesta cuya moralidad era cínica, pero ella no sabía.
—Eres un encanto, pero te seré sincero quiero hacer algo más que solo vender flores toda mi vida —exclamo—, gano tanto que puedo poner de más en la casa cuando Sai esta sin trabajo. Gracias a ti.
La mano de Naruto se había puesto sobre el mostrador y sigilosamente Ino movió su mano hasta la de él, para acariciarlo con mucha sugestión, entendiendo bien lo que el tacto de su dedo le decía de Yamanaka.
—Tiene gran talento como pintor, pero si realmente quiere ser el hombre de la casa no hubiera rechazado mi oferta de ser mi encargado de diseño para mercadotecnia —exclamo arrogante, burlándose de lo tonto que fue Sai en el momento que rechazo la idea millonaria que Naruto le ofreció desde entonces.
—Ay veces que deseo ser la mujer un hombre exitoso —sigilosamente atrevida se mostraba Ino, sigilosa como atrevida, abriendo un par de botones de su ropa, mostrando su escote de forma frontal a cara de Naruto.
Atrás de su florería, en el callejón posterior luego de cerrar por un momento su local. Ino se encontraba contra la pared y el esposo de Hinata estaba consolando a esta segunda rubia su falda levantada sobre sus caderas, su trasero empinado hacia Naruto, con sus brazos contra la pared para mantenerse de pie y no caer ante los duros golpes del pene del rubio de ojos azules que sin verse necesitado de quitarse la ropa de ejecutiva que usaba a diario, estaba martillando con mucho empeño a la mujer de su amigo Sai.
—¡Si, eso empuja más duro Naruto! —exclamaba Ino mirando contra el suelo sucio del callejón mientras su mente se volvía blanca al no poder pensar en nada que sea el orgasmo que sentía estaba por desatarse desde su interior.
—Ya casi… ¡aquí voy! —sus manos en las caderas de Yamanaka y la tomo con mas fuerza, empujando mas duro su pene hasta aplastar el interior de la rubia florista quien ahogaba su gemido cuando en su cara podía verse el placer que reflejaba su cara.
Una vez se descargo por completo, saco la polla de Naruto de su agujero de un solo movimiento Ino. De rodillas ante su pene y usando su boca limpio la hombría con la que tenia una aventura de treinta minutos cada semana, una vez dejada limpio su dote ella se ponía de pie con las piernas casi entumidas por todo lo que el rubio la hizo sentir en ese corto lapso, acomodo su ropa y antes de poder darle las gracias por tener un nuevo encuentro como cada semana. Los labios de Naruto sobre los suyos mientras sentía sus manos tomar su cuerpo con mucho deseo, encendía a Ino; sin importarle a nuestro querido amigo Naruto que la florista acababa de sacar su boca el pene de este.
—Oh Naruto.~
—Vendré la siguiente semana para plantar mas de mi semilla y a ver si esta vez germina en algo —bromeó Naruto, pero a él le daba igual que si algo terminaba saliendo de estos encuentros entre ella y su persona.
Una serie de aventuras sexuales vivía Ino con tan adinerada persona que era nuestro admirado rubio amigo. Al llegar la noche, no sabia Ino que su esposo buscaba nuevas experiencias para inspirarse. En los barrios rojos de la ciudad aledaña y de menor medida en densidad que la principal donde Naruto era dueño de mas de media ciudad.
—Ara, querido has estas muy animado esta noche —decía una mujerzuela abrazada del brazo de Sai saliendo de un club nudista donde otros entraban mas que salir, salvo que Sai salia muy bien acompañado—, dime vas a pintar mi cuerpo, como a tus chicas francesas.~
—Tengo mucha tinta para ti esta noche —respondió Sai sin sentir remordimiento ni pena por la traición marital que estaba cometiendo contra de Ino. Una búsqueda de inspiración que otros compañeros artistas compartieron con el pálido hombre y que resulto de forma negativa para su matrimonio. Una escena que fue bien fotografiada desde el lado oscuro del callejón por una mujer entrenada para pasar desapercibida y alcanzar a sus objetivos sin ser detecta ni vista. Sin embargo, por ahora lo único que necesitaba hacer era tomar fotos de lo infiel que estaba siendo Sai a Ino y mandarlas a su contratista como el material que él le exigía, Naruto.
—Esto es perfecto —en sus manos estaba el material para chantajear a Ino y traerla a su rebaño—, sabia que Sai caería pero tan fácil.
—¿Usted lo planeo? —pregunto la especialista que trabajaba llevando a cabo trabajos de naturaleza oscura para el beneficio de la empresa Konoha—. No me sorprende de usted, Naruto-sama.
—¿Eso te importa realmente? Me has visto hacer cosas peores —respondió con irritación, se levanto de su asiento y fue con su linda asesina del otro lado de su escritorio. Una linda asesina que cubría su cuerpo con un monokini de cubierta total sobre su cuerpo cuyos bordes de grandes senos de 88 cm se les lograba ver por los lados su gordura. Una cintura atractiva y un talento letal en muchas ramas del asesinato a sueldo llamada Konan.
—Cosas que yo hago por usted —respondió Konan sin inmutarse ante la aproximación del rubio, se puso delante de ella, poniendo sus manos en su cintura y tomarla de forma posesiva.
—Y lo haces muy bien, dime ¿quieres tu paga de una vez? —ella solo sonrió levantando la ceja derecha ante la insinuación de su contratista—. Aquí va tu primer adelanto.
Poniendo sus labios sobre los de Konan en un beso con el que robo el aliento de su asesina, empujándola sobre su escritorio y recostando su cuerpo. Dejando que Naruto la domine, lo vio poner sus manos sobre su ropa, rompiendo su vestido monokini revelando de golpe sus grandes pechos lo que hizo del rostro de la sicario, ruborizarse ante el brusco trato que suele darle a sus mujeres, ella era una de ellas.
Y mientras la ciudad se iba a dormir, en la oscura oficina de Naruto podía verse a través de las ventanas como el rubio se subía encima de Konan y ponía su pene en medio de los pechos de la perforada mujer, teniendo la ultima ronda de sexo del día, solo calentaba con Konan.
Caliente de pasión por el sexo, mas sin embargo la que se estaba calentando de cólera seria Ino cuando llegara estas fotografías a su poder, si bien la Yamanaka era una florista de familia, lo único que no supo nutrir adecuadamente fue su relación marital.
—Sai… maldito infiel desagradecido —decía mirando cabizbaja las fotografias sobre su mesa de sala de su casa, no quería que la vieran llorar Hanabi, había venido hasta ella para darle la triste noticia (por ordenes de Naruto).
—Lamento mucho esto Ino-san, pero Naruto-sama quería que lo supieras y… dijo que lo mejor seria que yo viniera a decírtelo —paso de sentarse en el mueble frente a ella a ponerse de su lado, consolando el corazón roto que tenia la rubia. Podía escuchar como lloraba a pesar de intentar pasar desapercibida.
¿Que hizo mal? Ella tampoco puso su interés por que Sai la siguiera viendo como mujer a pesar de tener ya un hijo como casados. ¿se había cansado del mismo plato y en su deseo por conseguir uno nuevo el karma se lo estaba cobrando?
—¿Naruto? —levanto la mirada con intriga.
—Si, él esta muy preocupado por ti —decía con mucha energía positiva Hanabi, mas de la cuenta—, quiere ayudarte a solucionar las cosas contigo y Sai.
Una idea macabra diseñada en una serie de pasos previos bien organizados se estaba llevando a cabo por Naruto y de sus queridas secretarias, serían de ayuda. El siguiente paso en tan inmoral plan del Uzumaki era que Ino confrontara a su esposo y le pagara con mas creces los cuernos que él le ponía en talla extra grande.
—Sai dime… quien es esa perra rompe hogares, que sueles pintar: Kuroka.~
—¿Que?… ¿Espera como sabes?… ¡Ino no es lo que crees!
Que era peor para Sai, que su esposa sabía de su amiga de vida galante de las noches o la sonrisa de mejilla a mejilla que tenia Ino sobre él. A pesar de tal expresión, podía sentir un aura mortal viniendo de ella.
Sentado en el sillón individual a la diestra de su esposa, los ojos de Sai se abrieron de par en par luego de tal pregunta que fue seguida de la fotografía puesta frente a él en la mesa de la sala donde Ino lo atrajo con te y galletas para merendar durante la puesta de sol en casa.
—¿No es lo que creo Sai?~ pero claro que es lo que es.
Nervioso e intimidado por la actitud repentina tomada por su mujer, se puso de pie pero no pudo dar ni un primer paso antes de poder escapar. Tan solo llego a dar la vuelta y como si fuera la misma muerte viniendo por su alma, Naruto estaba allí con los brazos cruzados recargado del marco de la sala mirando con prepotencia a su amigo.
—¿A donde vas, Sai?~
—¿Naruto? Que haces tu aquí. Mejor… creo que me iré a dormir temprano —exclamo cuando empezó a sentir que lo acorralaban en su propia casa, en su propia sala.
A paso acelerado fue hasta las escaleras sin poder mirar atrás, subía al segundo piso pero mientras llegaba logro escuchar la voz alegre de su esposa.
—Sai, a donde vas maldito infiel —esa sonrisa sobre ese enojo mezclado con rabia que seguramente tenia ella hacia él, lo hacían temblar al pobre de Sai. Lo unico que no debes hacer en una situación en una película de terror, es mirar atrás. Pero Sai lo hizo, miro a la parte baja de las escaleras donde su mujer le miraba con esa expresión de enojo, con su dedo indice le hacia una seña para que volviese, pero solo se asusto más—, no tienes a donde huir.~
Llego hasta el dormitorio y cerró la puerta con fuerza, caminaba hacia atrás mirando con gran miedo por el momento que ella entrara por esa puerta sin entender como es que lo supo o porque rayos estaba Naruto aquí mismo.
—Como paso esto —pregunto a si mismo y en voz alta, Sai.
—¡No tienes a donde huir!~ —escucho a Ino, esta vez si se notaba el enojo en su tono.
—¡Te tengo!
—¡¿Kuroka?! —gran miedo sintió Sai cuando de la oscuridad de su cuarto, emergió Kuroka. Esa gata rompe hogares que estaba esperando sentada en la cama de los Yamanaka, para atrapar al hombre que corrompió. Ella aguardaba por él, por petición de Naruto.
—El juego termino para ti, querido.~
De la misma habitación de Yamanaka, salió Hanabi junto con Sarada usando sus ropas como oficinistas y secretarias que eran de rubio Uzumaki. Trayendo cuerdas consigo, amordazaron a Sai de piernas y manos, tapando su boca para que no se escuchara de él mas que el mínimo gemido de terror saliendo de su garganta, era sometido de rodillas al piso por estas tres mujeres. Pero te preguntaras ¿Que esta haciendo una personaje como Kuroka en esta historia?
—Sai.~ —escucho la voz de su esposa desde el otro lado de la puerta.
El miedo recorriendo su sangre se congelo cuando la puerta se abrió muy despacio. Entro su esposa sin cambiar esa mirada suya, cada paso que daba sonaba fuerte para los oídos de Sai.
—¿Así que tu eres la gata desvergonzada que sedujo a mi esposo?~ —encaro Ino a la mujer con la que su marido se aventuro a sus espaldas, el despecho y la falta de atención sexual en su matrimonio que termino desahogando en otra mujer.
—Mas bien, él vino a mi y llamo mi atención de forma monetaria —dijo sin pena alguna Kuroka. No discutió mas con Ino, con sus brazos extendidos en muestra de su inocencia para caminar lejos de esta escena, llegando a la puerta justo al momento que Naruto llegaba, quedando él un paso atrás de la puerta—, hice mi parte, señor Uzumaki.~
—Bien hecho, Kuroka-san —exclamo Naruto, nadie mas le escuchaba hablar con ella—. Hablara bien de ti para recomendarte.
Le guiño el ojo al rubio y la mojigata salió de la casa moviendo su trasero, orgullosa de su cuerpo y su oficio. ¿Pero cual era?
En tanto dentro del cuarto, Naruto volvió a ponerse contra el marco de la puerta mirando de forma ridícula y egocéntrica al palidecido Sai quien no paraba de sudar ante la extraña situación en la que era sometido, ahora solamente por Hanabi y Sarada sin que ellas pusieran mucha fuerza para retenerlo de sus rodillas al piso.
—Vaya que has caído bajo, Sai —exclamo Naruto, él conocía a Kuroka dado que Naruto había decidido invertir en una compañía que se dedicaba producir filmaciones de
—Así que te gusta meterte con otras, bien… veamos si te gusta eso~ —camino Ino hacia Naruto y puso su mano izquierda sobre su hombro, mientras que su mano derecha la llevo al bulto entre las piernas del rubio.
Él por su lado, puso sus manos en la cintura de Ino mientras miraba con desprecio y arrogancia a Sai quien no comprendía que estaba pasando. Bajo su mano hasta el trasero de Ino, paso por su falda para meter sus dedos por debajo, levantar la falda y manosear su lindo culo, mientras ella acariciaba con mas fuerza su hombría despertando su hombría.
—Quieres a una zorra por mujer, esta bien, yo también puedo ser una zorra Sai~ —miraba con desprecio a su esposo quien no se movía, mucho menos se dignaba a mirar a otro lado de la habitación, como si pudiera mirar algo más.
Intento mirar a Sarada y a Hanabi, pero en cuanto escucharon como gemia de miedo, ellas lo obligaron a mirar. En sus ojos se mostró desprecio por él y burla viniendo de estas dos. No las conocía, sin embargo parecían responder sin cuestionar las ordenes de Naruto: tenerlo inmovilizado.
—Sai-san, debería mirar hacia allá, allí es donde esta la diversión —dijo Sarada a lo que Hanabi movía la cabeza del hombre para que mirase el espectáculo.
Al volver la vista, su esposa era quien también estaba de rodillas pero teniendo enfrente a Naruto. Con una expresión gustosa, la vio poner su mano en la bragueta del Uzumaki cuando el bulto en sus pantalones parecía estar por estallar. Salió su enorme pene y golpeo a Ino en su mejilla. Pero su reacción no fue de dolor por semejante golpe, sino de impresión, de la buena.
—Mira este tamaño —abrió grande los ojos Ino cuando el pene de con quien tenia una aventura rápida cada semana en la parte de atrás de su florería—, el tuyo queda muy corto con el de Naruto, querido.~ Esta si es una verdadera polla.
—Porque no lo pruebas —dijo Naruto—, sabes que quieres probar su sabor.~
Comenzó con un tierno beso de su parte, con ayuda de su mano puesta en la envergadura de su hombría, pudo comenzar a mamar de mejor manera. Mas allá de tan grande cabeza Ino se saboreaba a Naruto y su boca hacia ruidos muy sucios, así misma ella hacia mas depravados los sonidos que salían de su garganta al pasar su lengua por todo lo que tenia adentro. Un fantástico dulce de amargo y salado sabor volvía loca a Ino.
Siendo mas animal, con sus manos detrás de la cabeza de Yamanaka y el Uzumaki comenzó a follar su boca de Ino como si fuera una vagina. Escuchando los sonidos que producía su mujer cuando la polla del rubio le llegaba profundo por su garganta, parecía estar haciendo gárgaras con su hombría. Sai no podía verlas, pero Hanabi y Sarada estaban poniéndose cachondas de ver a esta otra siendo consentida de brutal forma por su jefe. Pero para disimular, decidieron molestar al esposo de Yamanaka.
—¿Que le pasa señor Yamanka? Le gusta ver como Naruto-sama hace a su esposa, su nueva perra~ —dando un paso hacia adelante, sin tapar la vista a Sai; levanto su pie y piso el pequeño empalme de el amordazado sujeto con la punta de su tacón.
—¿No le excito bastante follarse a otra mujer que no sea la suya?~ Le excita ver a su esposa ser follada como perra —Hanabi no se quedo atrás, también comenzó a pisar el erecto pene de Sai por sobre su pantalón.
Una dura apuñalada en su corazón pero al mismo tiempo una inusual excitación sentía, lo que no debía sentir entonces. Mas no le dejaban de obligar a mirar. Ahora lo que observaba era como Naruto le abría la blusa a Ino de un muy brusco movimiento que rompió los botones de su blusa revelando sus senos, sus pezones se endurecieron tras saborearse el pene del rubio y ella quería probarlo mucho más con la otra boca que tenia abajo. Se puso de pie con ayuda de Uzumaki y él le bajo su falda con la misma amabilidad como con la que rompió su blusa, rompiendo la tanga roja que Ino tenia debajo y tirándola al rostro de Sai, aunque esta se resbalo de su cara y cayó entre los pies de Hanabi y Sarada. Ellas seguían torturando suavemente el empalme del pelinegro de piel pálida, casi grisasea.
Pronto, los senos de Ino fueron consentidos por la boca de Naruto, ella dejo su cuerpo en las ágiles manos del rubio, haciendo que su voz sonará mas atrevida con cada beso que él daba a su cuerpo. Acabando con los cariños, tomo a Ino y le dio la vuelta a la rubia, ella misma se empino, frotando su culo contra la polla del Uzumaki, mientras él se quitaba con mucho estilo como pre potencia, su rompa. La tiro a un lado de la habitación, agarró a Ino de su cintura y la posiciono para poner su pene dentro de ella.
—¡Ouh, si! —exclamo fuerte de placer sintiendo la verga de Naruto abrirse paso por su interior, se sentía mas placentero que todas la veces con las que ella se había escabullido detrás de su negocio para coger con él. Tal vez, porque le estaba echando en cara que Naruto la hacia sentir mejor que su querido Sai—. ¡Que brusco eres Naruto, tu pene se siente mejor que el pequeño de Sai!~
Sino era bastante especifico con la voz que hizo, lo dejo mas en claro con palabras, Ino. Ante sus ojos, vio como su mujer era embestida como animal sin amor, por Naruto. Nada de amor, solo satisfacción carnal, principalmente visto en el rostro de su esposa. Pero aun así, le dolía ver la vagina de su mujer besando de mejor manera la polla del Uzumaki con mas empeño que besaba a la suya en las veces que lo hicieron.
—Empuja mas, empuja mas duro tu polla Naruto~ destroza mi vagina —miraba con mucha pasión sin remordimiento, su mujer a quien Sai considero un amigo. Con la pierna izquierda levantada de Ino para que su esposo viera como su pene le llegaba mas profundo que la de él, como ella se volvía mas una desvergonzada e impúdica.
—Esto te gusta verdad, Ino-chan, Te gusta mi polla mas que la de tu esposo —Naruto tomo a Ino, apretando sus mejillas con solo una de sus manos, su mirada de intoxicación de lujuria era una apuñalada mas para Sai.
—Es mucho mejor que la de ese tonto patético~ —respondió su mujer.
—¡Entonces dicelo en la cara!
De un movimiento Inesperado, levanto a Ino de sus piernas abiertas poniendo su vagina sobre la cara de Sai antes de volver a atravesar su pene, la vagina de la rubia Yamanaka, un gemido mas pervertido frente a los ojos de Sai mientras era salpicado por líquidos preseminales de su mujer al mojarse por la polla de Naruto. Encima de él, Naruto se cogía a su mujer con total brutalidad sexual.
El ritmo con el que embestía se hizo mas y más intenso, pero lo peor para Sai era que practicamente tenia de primera vista esto, encima de él. Las gotas de semen mezclado con los fluidos de su esposa caían sobre su cara del pobre Sai en su tortura vuelta a un nivel mas doloroso (emocionalmente hablando). Después de todo él se lo gano.
—¡Si, si, si… Si! —gritaría Ino cuando su interior se derretía y la polla de Naruto la llevaba al limite. Un beso final de su pene sobre su útero y una densa cantidad de semen del rubio se derramo en su interior.
Para hacer mas tortuoso su castigo, el pene de Naruto se escapo del interior de Ino y el resto de su carga caería sobre Sai. Hubo silencio en el aire, mientras su esposa le miraba con desprecio bajo esa expresión de satisfacción sexual que tenia ella.
—Dime que te parece que a mi me guste coger mas con otro que contigo, Sai —dijo Ino luego de que Naruto la bajara de tan atrevida pose en la que la puso; el desprecio y la mirada de su esposa, quien le pego en la nariz con sus dedos.
—Lo siento Sai, pero tu esposa ahora es mi perra —declaro Naruto.
Sus manos en la cintura de Ino y la levanto, la puso sobre uno de sus hombros como se dice que los cavernicolas cuando atrapaban su presa para llevarla a su cueva. Pues Naruto se llevaba a una desvergonzada Ino sobre su hombro lejos de Sai a pesar de seguir desnudos.
—¿Que? ¡Me van a dejar aquí! —gritaba entre gemidos de sufrimiento que él hacia estando amordazado. Sin poder moverse.
—Naruto-sama, esperenos~ —Sarada fue corriendo de forma encantada detrás de su señor, dejando olvidado a Sai. Hanabi fue detrás de ella, detrás del amo de su cuerpo.
Pensando que él quedaría así, le fue rociado a Sai un liquido flamable por todo su cuerpo sin darle la oportunidad de huir, por manos de la asesina personal de Naruto, resulta que ella estaba escondida en las sombras con mas silencio que todas las otras que estaban dentro. Konan aparecio caminando de largo junto a Sai, sacando un cigarrillo largo al que le dio un sola aspiración antes de exhalar el humo, miro al pobre diablo de Yamanaka y arrojo a sus pies el cigarro. Sentenciando su vida sin darle la oportunidad de escapar.
Lo que Naruto quería, lo tenia. Si quería una mujer, la obtendría con todas las cartas sucias que tuviera a su disposición. Sin remordimiento, sin culpas ni pruebas de sus crimines. Todo lo que desee, lo tiene. Todo lo que vea, sería suyo si así quisiera.
El mundo es cruel y oscuro, la mas minima luz de sol y esperanza es destruida. Solo puedes hacer una cosa, ser cruel o ser destruido.
Bueno, Sai siempre de presta para que se lo cuqueen
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