Buchou no, Mademoiselle~
"Nada es Verdad. Todo esta permitido."
«El
Credo de la Hermandad de los Asesinos nos enseña que no hay nada
prohibido. Antes creía que éramos libres para hacer lo que quisiéramos.
Para seguir nuestros ideales a toda costa. Ahora lo entiendo. No sirve
para dar permiso. El Credo es una advertencia.»
―Arno Victor Dorian.
Palabras
de un asesino olvidado al final de su travesía, un soldado en medio de
una guerra desconocida para los ignorantes que viven complacidos con el
entretenimiento de tiempos modernos, que en vez de buscar las respuestas
buscan estar a salvo detrás de una pantalla, lejos de la realidad.
En
una guerra donde los héroes han son olvidados por la historia, donde
toda esperanza se pierde en un agujero de conspiraciones y mentiras que
han formado nuestra sociedad; donde la verdad es lo único destruido y
aquellos que quieren exponer los fraudes son silenciados de maneras
despreciables.
La
historia se escribe con sangre. Sangre que se derrama desde las
sombras, librado por dos facciones que han estado en guerra desde el
comienzo de la historia, desde la era de los dioses hacia su caída y en
nombre del crecimiento de los humanos. Un conflicto que ha estado en pie
en las sombras por mucho tiempo, vería la luz del sol en una noche
oscura pues el secreto a voces cobraría vida.
Durante esa noche pacifica en la ciudad de Kouh en japón, perturbada por la amenaza de una nueva guerra que consumiría a las tres facciones sobrenaturales que se ocultan de los humanos: ángeles, demonios y caídos; amenazaba con comenzar de nuevo luego de mas de dos mil años de haber concluido la anterior. Como un mal chiste, un grupo de jóvenes promesas parecía ser los únicos preocupados por detener el inminente conflicto hacia frente al villano que su único propósito en esta desatar esta segunda guerra mágica, un alto líder de los ángeles caídos: Kokabiel. Tras una intensa batalla en la principal preparatoria de esta ciudad, la verdad saldría a la luz.
Sabéis bien quienes son estos jóvenes, sabéis sus nombres. Pero no es la misma historia que conoces de ellos.
―¡Responde Kokabiel! ―grito Xenovia, cuando aun peleaba en nombre de Dios y su religión, agotada y herida, pero no cansada; empuñaba su espada contra el caído que estaba en el aire con sus alas extendidas para estar a flote―. ¡¿Que es tan gracioso?!
Rias
Gremory, junto a sus siervos como aquellos aliados que no confiaba del
todo apuntaban sus armas y magias contra el ángel de alas negras que se
mostraba infalible.
―Dime niña ¿Nunca te has preguntado porque los milagros del cielo no son como antes, porque las bendiciones no son tan poderosas como las que hay en la biblia? ―se burlaba el cuervo, limpiando su rostro pasando su mano―. Se los diré, la mayor mentira que con la que han engañado a todos.
―¿De que hablas? ―Rias se pondría tensa con los enigmaticas palabras que no dejaba de decir el cuervo en el aire.
―¡Dios esta muerto!
Una revelación que dejaría sin habla a todos esos jóvenes frente a él, todos menos a un encapuchado que estaba al frente de todos ellos.
―¿Que... que dices? ―temblaba Xenovia, en su espada se reflejaba el impacto de tales palabras.
―¿Creyeron que solos los reyes demonios murieron en la gran guerra sobrenatural? No... Dios también murió en esa guerra.
Habían vivido en una mentira, una mentira que se tomaron por verdad y la verdad, deseaban que fuera mentira.
―Es... ―la espadachín del cielo caería de rodillas, con su arma clavada al suelo seria lo único que mantendría firme a Xenovia para gritar contra la blasfemia―... ¡Eso es mentira!
―Eso desearías verdad, niña ―Kokabiel la miraría con desprecio―. Pero es la verdad y él es la prueba.
Acusaría al encapuchado entre ellos, quien no se inmuto ante la revelación tendría mucho que explicar.
―¿Issei? ―Rias, quien estaba igual de impactada miraba al mas fuerte guerrero que había conocido con temblor en sus palabras.
Su
capucha ocultaba sus ojos, así que no pudo sentirlos cuando miro de
reojo a la carmesí princesa y los demás. El mayor de los secretos salió a
la luz, no había vuelta atrás.
―Es cierto. Dios esta muerto, Rias ―declaro el el castaño armado con una espada ropera en la mano derecha, la cual enfundo y dio un paso al frente―. Hace tiempo, el mundo tuvo una idea, la única forma de acabar con la guerra que sus facciones era acabando con aquellos líderes que la iniciaron. Pero preguntándose que traería la paz que lo sucedería consulto a dos seres de mucho poder, el dragón blanco dijo que debía un orden en todo el mundo mientras que el dragón rojo dijo que la única forma de haber paz era por medio de la libertad. Ninguno apoyaba la idea del otro y eso causo el conflicto que puso fin a la lucha entre ángeles, demonios y caídos. Dando al mundo la oportunidad de acabar con la vida de Dios y los reyes demonios.
Nadie podía creer lo que estaba oyendo, aquel pedazo faltante en la historia de la guerra fue revelada y por quien menos pensaron que lo sabría.
―Pero no acabo allí ―dijo Issei, quitándose su capucha que era parte
del atuendo del antepasado que le salvó la vida: Arno Dorian―. La
consciencia del mundo sabia que era cuestión de tiempo que una segunda
guerra destruyera todo lo que la gran guerra no pudo, así que crearon
entre los humanos dos facciones, una que siguiera el ideal de un orden
mundial para instaurar la paz y otra que luchara por la verdadera
libertad, cuyos ideales los hiciera entrar en un conflicto eterno, una
guerra librada en las sombras. por un lado aquellos que siguen el ideal
del dragón blanco: La orden templaria. Contra aquellos que siguen la
enseñanza del dragón rojo: La orden de los asesinos.
―Tu eres uno de ellos ¿pero para quien peleas, mocoso? ―Kokabiel lo miraría con desprecio―. El cráneo del águila en tu ropa y la cruz teutonica roja en ese collar tuyo me confunden. ¿Eres un asesino o un templario?
―Ni asesino ni templario, Kokabiel. Tampoco soy peón de Rias Gremory ―los ojos de un asesino viviendo en Issei, se centrarían en el cuervo de diez alas―. Solo soy un mercenario atrapado en una guerra que no sabia que existía, no voy a elegir bando como todos antes de mi. No me importa ver el día de mañana en que ganen los templarios o los asesinos, solo me importa que tú no ganes hoy.
No
es ni asesino, ni templario. Solo un agente de la contra fuerza
escogido para encargarse de una diosa alienígena que fue sellada hacia
tiempo: Juno.
La
guerra abandono las sombras y la luz que lo iluminaba estaba manchada
en venganza y justicia por deseo de Hyoudou Issei. Un portador distinto,
un héroe que abandono toda esperanza para su salvación para salvar a
todos los que lo rodean; aunque el mundo lo olvide ni nunca sepan quien
fue él. mientras un mundo mejor exista mañana, podrá vivir y morir con
paz cuando llegue el momento. Esta es la historia del asesino que cambio
las reglas de los mundos sobrenaturales el que los uniría contra un
enemigo en común y mostraría que su amenaza es mayor a cualquier otro
enemigo que hayan enfrentado antes.
No solo para las tres facciones del mundo mágico, también para los asesinos y los templarios.
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