Business and pleasure (Naruto x Harem)

Esta obra la estaré actualizando una vez al mes, para darme tiempo de seguir avanzando la historia y tenerles una actualización constante. Espero y les agrade.

Is a another story

 Milf of the dead: Undead


Las mujeres son como el vino, su cuerpo mejora con la edad. Los hombres jóvenes sienten atracción por mujeres de rasgos maduros sobre su cuerpo, en muchos casos. Como una deliciosa fruta, su sabor es mas delicioso. Y uno de esos jóvenes que tenía ese pensamiento era Komuro Takashi, un estudiante japones de Tokonosu. Una de las ciudades mas grandes de todo japón. Vivía solo, estudiaba la primera parte del día y trabajaba después de clases, como parte de un negocio pequeño de múltiples oficios a domicilio. El empleado que trabaja para este negocio emprendedor impuesto por una ama de casa que residía en el mismo lado urbano del vecindario apretado donde residía.

Eran las nueve de la noche, tan tarde y apenas volvía a casa tras largo día de trabajar, Takashi. Afortunadamente vino a ser traído por su patrona laboral en la camioneta de carga cuyo logo de la agencia venía impreso en las puertas de la camioneta. Que era nada mas que mismo apellido de soltera de la mujer que lo dirigía.

Gracias por traerme, Unagiya-san ―dijo Takashi, bajando una vez de la camioneta. Su uniforme escolar lo traía sobre su hombre. Una usual camiseta roja venía sobre su cuerpo. El sudor de un largo día se notaba en su ropa.

Es lo menos que puedo hacer por ti, muchacho. No sabía que era tu cumpleaños, pude haberte comprado algo ¿sabes? ―dijo, la mujer al volante mirando alzada a su trabajador―. De no haberte contratado mi negocio habría quebrado en poco tiempo.

Soy yo el que debe agradecerle, Unagiya-san.

Vamos, a estas alturas esta bien que me llames por mi nombre: Ikumi.

Madre soltera, a pesar de estar en sus cuarenta su atractivo era seductor busto bajo esa camiseta rosa con el frente blanco manga larga y su negro como largo cabello. Sin embargo su ruda actitud y temperamento explosivo como mujer de negocios la hacia respetar. Como madre, era un amor. Amor que sentía Takashi ante el curvilíneo cuerpo que ella tenía, aun con la actitud que su jefa laboral, una parte de él la codiciaba como mujer.

Hasta mañana ―se despidieron uno del otro mostrándose respeto que se tenían con una sonrisa final.

Pero al entrar a su casa la sonrisa se quito en Takashi. Nadie que lo recibiera ni nadie a quien esperar. Sus padres habían muerto de forma trágica en un accidente aéreo cuando él aun era niño cuya comprensión del mundo vino a cambiar el día que vinieron a dar la terrible noticia. Padre y madre viajaron por negocios al extranjero, prometiendo volver a tiempo para el día de su cumpleaños con una sorpresa, pero la sorpresa sería enterarse de la muerte de sus padres, cuando esperaba abrir la puerta a sus padres y no a la policía.

Estoy, en casa… claro no hay nadie ―ni perro que le ladrara al llegar tenia.

La casa era toda para él. Sin embargo, tuvo que entender que si quería vivir independiente tenía que ser más maduro. Luego de una ducha bien merecida, una cena de sopa instantánea y una ligera limpieza de su casa. Sin nada que ver en la televisión, pronto se dirigía a su habitación, tal vez a dormir u otra cosa.

Que cansado, trabajo haciendo deberes de limpieza en casa de otras familias y al final debo llegar aquí para limpiar también mi casa ―Takashi adquirió la costumbre de hablar solo. Una forma de pensar las cosas era diciéndolas, aunque nadie le escuchará―. La paga no es mala, mucho menos deleitarme con la belleza de las señoras que solicitan los servicios de Unagiya.

Amas de casa, madres. Esposas, viudas o solteras. Mujeres mayores de los veinticinco y menor de los cincuenta, eran las que usualmente solicitaban de él, ver a un joven hombre desempeñarse en las tareas domesticas parecía ser de su agrado. Siempre sentía la mirada de ellas sobre él mientras hacia todo lo que le solicitaban, se quedaban con un refrigerio emplatado observándolo mientras comían.

No era ninguna molestia tener los ojos de esas mujeres sobre él, porque para Takashi. Las mujeres son como el buen vino, mejoran con la edad. Como frutas, cuando están maduras, su sabor es mucho mejor. Lo único que desearía es brindarles otro tipo de servicios a estas encantadoras damas.

Puede que ese deseo se iba a hacer realidad para Takashi esa noche.

Consagrado tuvo el dormir mas pronto que tarde, durmiendo con su ropa interior y una camisa blanca sencilla, con la sabana de su cama pateada fuera entre sueños un resplandor blanco ilumino su cuarto y sus ojos fueron perturbados. Irritado por la luz, el sentido más primitivo del ser humano vino a activarse en Komuro, el miedo.

¿Pero que… que esta? ―en el suelo de su habitación un circulo de magia ocultista se manifestó. Runas antiguas y símbolos esotéricos lo componían lo componían así como un preocupante color rojo que era la luminicencia que lo despertó.

Se levanto de su cama pero antes de que pudiera hacer otra cosa, de aquel circulo demoníaco emergió lo que menos esperaba.

Una mujer de piel oscura, cabello color rosado largo y lacio con puntas era quien emergió del circulo. De rodillas desde que el primer instante en reverencia ante alguna autoridad, pero estaba ante él. Un atuendo de batalla venido de otro mundo mas que de tiempos antiguos pues era revelador. Su vientre estaba expuesto así como dejaba ver lo grande de su busto con un escote invertido a lo común conocido. Una espada que emanaba un poder maligno tenía a un costado de su uniforme.


 

Por fin lo encuentro, amo ―exclamo la mujer sin levantar la mirada o abrir los ojos, una muestra de respeto ante alguien que pensaba que tal dama se equivocaba de persona en su saludo.

¿Amo? Disculpe, pero creo que esta equivocada ―exclamo aguantando los nervios. No tenia ni idea de donde salió ella ni como hizo aquel juego de luz en su piso y verla llevar esa espada de hoja amarillenta oscura brillante en su cintura, hacia que Takashi pensará en que su vida corría peligro.

Al escuchar eso, la morena mujer levanto la visto y lo miró con detenimiento. Sin embargo no mostró estar equivocada, estaba ante quien debía arrodillarse, aunque entendía que él no sabia el porque.

No, no estoy equivocada. Komuro Takashi-sama ―entonces no pudo ocultar más Takashi su preocupación. Es natural en muchas personas reír ante situaciones desconocidas o de miedo, es una reacción natural ante esta emoción ¿Pero porque uso tal alto honorifico en su nombre? Pregunto él―. Deje que me presente. Soy la caballero demoníaco: Ingrid. He sido entrenada desde mi juventud para servirle como su fiel y devota guardiana.

Un rudo gesto de su brazo y su capa ondeo, solo para parecer mas genial además de atractiva.

¿Que, eres a caso una demonio? ―toda esa presentación sonaba tan irreal como lo vio―. ¿Es acaso una broma?

Entiendo de que todo esto le parezca imposible, al ser criado entre humanos nunca supo de su destino como el séptimo hijo de la gran serpiente ―dijo, más sin embargo nada de eso hacia mejor la expresión en la cara de Komuro.

En serio ¿Es una broma todo esto?

Ingrid tendría que explicar cual era el tras fondo de sus palabras. Una historia remontada a tiempos olvidados, en un mundo olvidado.

En los tiempos de los dioses antiguos, el dios Hagachi bajo a la tierra seducido por la belleza de la esposa de un viejo señor feudal de este país ―contaba la caballero demonio, pero para hacerlo mas atractivo para Komuro, tomo una libreta y plumón para recrear en dibujos sus palabras―. Hagachi-sama vivió un amor prohibido con la mortal y la hizo engendrar siete hijos. A los cuales no podía decirles quien era su verdadero padre, los otros dioses antiguos se dieron cuenta de los actos de Hagachi-sama, revelando la terrible verdad al señor feudal. En su ira, el hombre ordeno matar a los siete hijos de Hagachi frente a la mujer y la desterró a ella después de eso. Hagachi-sama no pudo hacer nada pues los dioses antiguos lo castigaron desterrando al infierno como. Una octava hija había en el vientre de la humana y cuando nació los dioses antiguos la separaron de su madre. Negando todo conocimiento de su origen.

Que triste.

Lo es ―no le molesto el comentario del joven quien se sentó en su cama, luego de prender la luz, retomó la narrativa de la historia, Ingrid―. En su ira, la octava hija de Hagachi-sama. Kiara-sama la diosa consorte, juro vengar a su padres y sus hermanos. Engañando al hombre al que la entregaron los dioses antiguos, con los siete hombres que más confiaba su esposo sosteniendo relaciones con los siete hombres al mismo tiempo y en la misma habitación.

¿Diosa consorte? ―un titulo inusual le sonó a Takashi.

Nuestra matrona ―dijo la caballero―. Kyara-sama envió a cada uno de sus hijos a uno de las lineas temporales alternas que los dioses antiguos crearon para compensar la corrupción causada por Hagachi-sama. Para así, los hijos de nuestra diosa consorte corrompieran la creaciones de los dioses antiguos, no sin antes darles un don a cada uno de sus hijos. Al mayor, le dio el don de la Ira. Al segundo hijo asigno el don de envidia. El tercero nació con el don de la Gula. Al cuarto, Codicia. . El quinto, le dio la Pereza como don. El sexto, Orgullo y al séptimo de sus hijos, le dio el don de la Lujuria. Y tu eres el séptimo de los hijos de Kiara-sama, Komuro Takashi-sama.

No era cristiano, sin embargo Takashi reconocía que ninguna de esas siete eran considerados dones.

Lindos dibujos pero… nada de esto tiene sentido ―exclamo Takashi. Primero, en verdad consideraba que los dibujos que hizo la caballero demonio eran de un niño de primaria o menor. Segundo ¿Dioses, demonios?― Para empezar, no soy hijo de ninguna diosa consorte. Mis padres son personas normales… o bueno, lo eran antes de que murieran.

Ya había llorado su muerte y derramado todas las lagrimas que debía llorar por ellos. Eso no significaba para Takashi que no perdiera el respeto por sus padres.

Pero es su verdadera identidad, joven amo ―se encontraba sentada en el piso de la habitación, sobre sus rodillas en el clásico estilo japones.

De ser cierto lo que cuentas, creo que ya me habría dado cuenta. Esto de los dioses y los demonios… parece sacado de un anime o novela del montón ―levanto sus manos con las palmas abiertas para apreciar sus rasgos, pero no había nada que dijera que fuese especial, Takashi―. Si la lujuria fuese algún don, tendría a las mujeres por montón detrás de mi.

Eso porque el sello no ha sido levantado ―se levanto Ingrid del suelo, dejando aquel cuaderno el piso―. Para no ser descubiertos hasta llegado el tiempo escogido, vuestra madre sello sus poderes para su destino se cumpliese, joven amo. Para eso nos escogió a mi y otras seis paladines desde nuestro nacimiento para levantar el sello, una de nosotras por cada uno de sus hijos, para despertar vuestro poder y servirles eternamente, amo.

Frente a él, la paladín venida del infierno quito los broches de su capa y cayó al suelo sin que ella le preocupase. Lo que hizo levantar la ceja a Komuro, pero cuando la vio comenzar a desabrochar el cierre de la corta ropa sobre su busto quedaría impresionado.

¡Espera, que estás haciendo! ―sus ojos se abrieron como platos cuando la piel morena de Ingrid se dejo ver, específicamente sus grandes senos quedaron al descubierto.

Ignoró por completo la reacción de su amo e Ingrid se quito toda ropa que traía.

No podía fingir que no estaba deslumbrado, no mostró la expresión pero tampoco pudo mirar a otro lado ni se atrevió a poner sus manos sobre los ojos para fingir pudor ante la piel morena de corte deslumbrante que tenia. Las curvas de su cuerpo parecía irreal, pero lo eran, podía sentir las feromonas de la caballero despertando el instinto reproductivo de su cuerpo. Ingrid mostró vergüenza y tapo sus zonas intimas con sus manos, donde la mirada de su nuevo joven amo no parpadeaba, pero la de ella se desvió al notar aquel bulto cual carpa levantándose en su pantalón.

Para levantar el sello debo realizar un ritual correspondiente, Takashi-sama ―exclamo la morena, a pesar de su vergüenza visible. Su deber le daba fuerzas necesarias para cumplirlas.

Un paso dio hacia Takashi y él por pánico se hizo para atrás en su propia cama, arrastrándose dentro. Ella empezó a encimarse y su rostro quedo muy por encima de él.

¿Ingrid? ―pregunto, su corazón latía rápidamente ahora que podía ver los pezones en las tetas colgantes de la morena cuando puso sus manos a los lados de él en la cama. Las movió hacia su ropa interior varonil para dormir y ella decidió bajarlos―. ¡Oye, espera que pretendes!

Para remover el sello, debo tener sexo Takashi-sama como corresponde ―dijo la caballero demonio sin pudor en su lengua, a pesar de su rostro en lo que se podía ver―. Amo, déjeme esto a mi.

Era lo que estaba por pasar, real o solo un sueño húmedo que se sentía tan real. Pensaba Takashi, la morena bajo la ropa interior del chico, donde sus dedos rozaron la carne de sus piernas, su piel se erizo y su pene al descubierto vibro de la emoción.

Ingrid quedo impresionada cuando vio al titán atado a su nuevo amo, más aun con su rostro estando frente a tal rígido pedazo de carne de hombre.

Em…

¡Asombroso! ―en verdad, quedo impresionada―. Me preparé mental mente para este momento, pero en este momento estoy deslumbrada, Takashi-sama su pene se ve tan lleno de vida.~

Acerco sus labios a su hombría con tal de besarlo y lo hizo, Ingrid. Sus labios tocaron el largo talló de la hombría de Komuro, escalando hacia la punta donde su boca envolvió toda la cabeza de su polla y su lengua le acaricio allí dentro.

...Esto es ―Takashi se quedo sin voz. Real o un sueño, que tan hermosa mujer le hiciera tal gratificación era de lo mejor. El desliz de su lengua pasando por toda su hombría como la lengua de la morena hacia lo mismo―. ¡Ingrid-san, tu boca es fantástica!

Devoraba su polla profundamente hasta hacerla deslizar por su garganta, un ritmo veloz y constante que mantenía no fue impedimento para mirar a su joven amo a la cara donde sus ojos se cruzaron por breve momento, antes de verla cerrar los ojos y continuar con su labor.

Me alegre que le guste, Takashi-sama ―dijo a pesar de tener el enorme dote de polla en su boca, un miembro de seis centímetros de ancho por más de treinta centímetros de carne larga que ella engullía con devoción―. Su pene es muy sabroso, amo.

Todo lo que se oía en su habitación era el talento de la morena que lo dejaba sin aliento, a Takashi. Tan caliente que se quito la camisa y quedo desnudo también mientras ella lo llevaba al limite.

Sigue Ingrid… estoy por correrme ―exclamo en euforia.

Escuchar sus palabras la hizo detenerse. Justo cuando alcanzaba la cima de la complacencia, la morena caballera se detuvo. ¿Porque te detienes? Le pregunto a Ingrid.

Lo siento joven amo, pero eso debe ser aquí, para poder completar el ritual… su semen debe llenar mi interior ―se había puesto de pie cuando recito tales palabras. De par en par sus pies por encima de la pelvis de Komuro, exponiendo su vagina sin ninguna pizca de pena. Sus manos las llevo por detrás de su cabeza y flexionando las piernas, las bajo despacio justo sobre la polla de su amo―. Aquí voy, Takashi-sama.

El momento definitivo que lo graduaría hacia la adultez llego para Komuro. Aunque solo se tratase de un sueño muy realista, su hombría rompió el paso entre los labios de la vagina de Ingrid sintiendo por primera vez el espacio secreto de una mujer. Una agonía de placer que lo hizo soltar un gemido a Takashi, uno fugaz. Bien conocido entre los hombres, llevo su mirada a donde su hombría se graduaba y vio que no solo él vivía este momento.

¿Ingrid-san? ―vio a su polla tomada hasta la mitad por la vagina de la morena, mientras que la otra mitad yacía cubierta por sangre proveniente de su zona femenina de la caballero.

Me he reservado pura para este momento, Takashi-sama ―dijo la morena temblando desde sus brazos y sus piernas, el gran pedazo de carne de su nuevo señor―. Como su paladín juré ser devota de cuerpo y alma solo a mi señor y entregarle mi virginidad desde el primer momento del ritual.

Todo esto parecía ser digno de una película erótica con un guion con gran empeño escrito, solo faltaba quien tuviera la cámara sobre sus hombros en la habitación y sería un excito posterior.

Saber que no solo para él se trataba del primer encuentro sexual le quito un peso de encima a Komuro, de solo imaginar que Ingrid esperase que él tomara el control y la humillación que sentiría de revelar su secreto. Pero por otro lado, que una mujer madura en sus treinta se conservara pura… si es que los tenia, diciendo Ingrid ser una demonio, seguramente tendría mas edad de lo que aparentaba.

Cuando el dolor de ser empalada por primera vez y con un pene de tal tamaño, la paladín obtuvo fuerzas para continuar.

No te fuerces ―exclamo, tratando de ser caballeroso, Takashi.

¡No! Como tu devota sierva… debo ser yo quien haga todo el esfuerzo… amo ―logró decir, reservando la voz que la hacia tomar la dura polla de su joven señor, dentro.

Deslizo con dolor el pene de Komuro hasta tomarlo todo. Él orgasmo que sintió su aparato llegando hasta el limite interior de la morena donde beso su entrada uterina… un orgasmo que Ingrid también vivió al sentir su matriz siendo empujada por la gruesa hombría de Takashi, aplastando la puerta de este lugar. Pero casi de inmediato, vino a poner manos a la obra la morena caballero demonio. Siguiendo con sus manos tras su nuca y sus piernas abiertas sus caderas subía y bajaban despacio asimilando todavía la experiencia de tener dentro. Sus impresionantes pechos ocilaban cuales globos de agua agitados con gentileza. Bendito sea newton y sus leyes de la gravedad.

Amo… amo ―comenzó a decir mientras se movía.

Cuando brazos perdieron fuerza de estar tanto tiempo en esa posición, como sus piernas en cuclillas en subida y bajada. La paladín dejo caer su cuerpo sobre su amo. Sus senos cayeron en el rostro de Takashi y sin hacerse tonto, llevo él sus manos por detrás de la espalda superior de la morena para abrazarla, para que sus pechos se quedaran sobre su cara y gozara esta sensación. Una que le resultaba nostálgica por alguna razón, como si no fuera la primera vez en tener su rostro en un escote de tales proporciones. Sin quedarse solo respirando el peculiar aroma que desprendía la piel de Ingrid aquí, una mezcla de un agradable perfume y el sudor cual comenzaba a emanar de ella.

¡Ingrid! ―tomo el control por impulso, como si una parte inconsciente sobre escrita en sus memorias genéticas despertaran por sentido animal.

Levanto sus caderas Takashi y comenzó a empujar su polla con mas agresividad que la morena misma hacia. El azote de sus caderas contra su culo hizo sonar la carne la habitación.

¡Takashi-sama aguarde… esto es mucho! ―logró decir la morena, antes de sentir un segundo orgasmo venir de su interior.

La punta de su pene golpeando su entrada uterina. Su misma polla abriendo su paredes vaginales entrando y saliendo con tanta pasión. Su boca mordiendo sus pezones y lamiendo sus senos en par la hacia sufrir de grandes orgasmos.

¡Voy a venirme!

¡Takashi-sama!

Justo cuando alcanzo la cima, aquel espacio místico donde todo placer es satisfecho llamado nirvana. Como si de una experiencia extra corporal se tratase, el alma de Takashi se desprendió de su cuerpo cuando apenas llego a escuchar el grito final de placer de la morena, todo lo que veía y escuchaba se torno en un blanco espacio vació. Un nexo entre paralelos mundos.

No había nada por delante ni atrás de Takashi. Hasta que una misteriosa mujer vino a hacerse presente. Hizo las preguntas correspondientes al entender que ya no estaba donde comenzó: ¿Donde estoy? Y ¿Quien eres? Le pregunto a la mujer, esa tenue sonrisa maquivelica en una extraña apariencia. Una mujer en sus cuarenta años, dotada en gran seducción, largo cabello negro y ondulado. Piel blanca, con tres puntos morados sobre su frente en caída. Dos cuernos que hacian lucir como una verdadera demonio que le salían a los lados de su cabeza.

El extraño conjunto de ropas blancas casi transparentes, como si fuera una sacerdotisa. Un extraño tatuaje color morado de forma circular dentro un segundo circulo dentro, del mismo color que aquellos puntos en su frente, tenía sobre su escote pronunciado. 


 

Esta mujer era aquella que Ingrid menciono antes: la diosa consorte. Su nombre: Kiara Sessyoin.

Levantate hijo mio~ es tiempo de cumplir con tu destino y corromper las almas de la mujeres por el camino del placer ―decía la diosa consorte, extendiendo sus manos hacia Takashi, donde su rostro fue tomado por las manos de ella, acercándose a su rostro unicamente para darle un beso―. Honra el camino de mi padre y corrompe a las mujeres, hacedlas tu ganado y destruye sus matrimonios, corrompe sus corazones por ti. Usa el don que te otorgue para tu gusto. El fin de la era del mundo en el que te deposite esta cerca y con ellas crearas un mundo nuevo, reúne a todas las mujeres que has codiciado y hasta tenerlas todas, llegaras al nuevo mundo. Enorgullece a tu madre, tus hermanos harán lo mismo.

Las manos de la esta mujer demonio lo había tomado de las mejillas, sus ojos quedaron prensados en el extraño atractivo que emanaba esta maligna mujer que cedió al camino de los placeres mundanos y triunfo por ello.

Los ojos de esta extraña mujer, su voz. Una que no había escuchado hace muchos años que ya la había olvidado como sonaba, su cabello y el peculiar aroma que desprendía. Dejando de lado esos extraños cuernos y los símbolos sobre su cuerpo, vino a plasmarse la ultima imagen que tenía de ella antes de poder decirle adiós.

¿Mamá?

Todo desapareció. Todo se desvaneció. Fue devuelta su alma al plano del que fue traído. Despertando finalmente sobre su cama, era mas de las ocho de la mañana y los rayos del sol como su calor entraron y lo levantaron.

¿Que? Todo fue un sueño ―dijo tras levantar su cuerpo de la cama. Notando nada que no tenía ropas encima, pero luego de tallar sus ojos vino a sentar la mano sobre el cuerpo de la morena durmiendo en su cama apretada―. ¿Uh? ¿Ingrid?

¡Amo! ―se levanto de golpe en cuando sintió la mano de su señor tocando su estomago. La morena paladín vino a levantarse con alarma por dejarse descansar tanto tiempo sin cuidado. La escucho darle los buenos días con tanta presura que no se dio el minimo tiempo de vestirse y salió de la cama de su joven amo para ponerse de rodillas en el piso estando así en reverencia a su autoridad, pero fue entonces que vino a tranquilizarla al verla así―. ¿Esta bien, Takashi-sama?

Se notaba estupefacto pero poco duro esa expresión en su cara del pelinegro. Levanto el rostro Ingrid una vez que lo vio pensativo una vez que se levanto de la cama.

Así que no fue un sueño, todo fue real ―exclamo, su mirada estaba puesta en la nada del infinito inexistente en su cuarto.

Si, amo ―dijo Ingrid volviendo a postrarse ante él―. Ahora que vuestro sello ha sido levantado, debe poner manos a la obra y cumplir con su deber, corromper a toda mujer que desee y arruinar su matrimonio, como ha sido escrito.

Se dice que la lujuria envejece al hombre y a la mujer la rejuvenece.

Todo parecía ser tan irreal, pero tal parecía que las palabras de Ingrid y aquella extraña experiencia extra corporal vivida fue real. Como si de un largo preparativo para abrirse paso se tratara, una larga lista de mujeres había con las que deseo probar suerte, aunque eso signifique jugar peligroso a espaldas de los esposos de ellas. Pues a Takashi le atraían mujeres maduras sobre todas las mujeres que sentido su segunda cabeza poner atención a su belleza que sus respectivos esposos habían dejado de lado.

Dígame, Takashi-sama. ¿Con quien quiere empezar?

¡Ding, dong! Sonó el timbre de su casa. Luego de un día de escuela al que llego tarde por cierto, una visita que no esperaba durante la noche vino a tocar a su puerta. ¡Ding dong! volvió a sonar el timbre. Donde Ingrid se oculto para dejar camino a su amo.

¡Ya voy! ―respondió Takashi con entusiasmo antes de abrir la puerta solo para llevarse una agradable sorpresa―. Yuriko-san.

La esposa de la familia Takagi vino a hasta su hogar.


 

Hola Takashi-kun saludo la mujer con una sonrisa sincera llena de felicidad en su cara, traía una pequeña maleta consigo donde detrás de ella uno de los empleados de su esposo la trajo hasta aquí en un auto propio de la familia, el cual se fue apenas vio que la―. ¿No me invistas a pasar?

Yuriko Takagi era la razón por la que Komuro despertó una pasión sin igual por las mujeres maduras. Siempre vistiendo con gala y de clase alta, vestidos que resaltaban a niveles su belleza, cortes que dejaban ver el escote sensual de esta mujer, las caderas que tenia y de perfil incluso se lograba ver parte de la carnosidad de los pechos de esta mujer.

Adelante, pase tardó en responder luego de apreciar su hermosura por un momento. Reconoció la mujer que a pesar de vivir solo, Takashi tenía limpia y ordenada su casa, agradeció él el halago, sin embargo tenia que preguntar―. Yuriko-san ¿porque vino a visitarme tan tarde?

¿No puedo visitar a mi hijo a su casa los fines de semana? Tal vez ya seas mayor, pero aun así has sido un hijo para mi estos años y quiero visitarte, además así me alejo de la alcurnia vida de mi esposo. Aunque nunca logre ser tu madre realmente ―tras quedar huerfano, fue la familia Takagi, por la amistad que tuvieron con los padres de Komuro, que lo adoptaron, aunque él nunca acepto llevar su apellido. Una vez entró en su hogar vino a revelar un objeto que escondía en manos tras la espalda―ta da~ feliz cumpleaños Takashi-kun.

Yuriko-san... no se espero esto, mucho menos de la mano de esta mujer, con pena acepto el regalo.

Aun no acaba aquí agrego al misterio la mayor Takagi.

Llevando a Takashi al comedor de su casa tras irse a poner ropas mas adecuadas para la visita inesperada, Yuriko revelo que además del regalo un pequeño pastel para ambos compro la mujer y tras poner una vela sobre el y felicitarle, ambos podrían degustar de tan pequeño postre que se veía majestuoso.

¡Feliz cumpleaños Takashi-kun! ya tienes dieciocho años; oficialmente eres un adulto, mi hijo celebró Takagi tras dar un aplauso al ver que el chico soplo la vela del pastel.

Gracias por el gesto Yuriko-san, aun que mi cumpleaños fue hace una semana; pero... detuvo su palabra para pensar bien que iba a decir―. Se lo agradezco.

Con remordimiento al ver la cara triste del chico, se levanto de la silla y fue a darle un abrazo, colocando sus escote en el rostro de Takashi.

Esta bien consolaba la tristeza del chico, abrazandola contra su pecho, solo para acariciar su cabeza un momento, antes de soltarlo―. Se que detestas mucho tu cumpleaños, no todos los chicos pierden a sus padres en accidente aéreo el día de su cumpleaños. Aunque mi esposo te adopto por el aprecio que tenemos a tus padres, se que nunca íbamos a suplantarlos, Takashi-kun. Además, el gobierno de este país impide que un niño viviera solo.

Gracias dijo sin ánimos.

Comieron sin dejar nada de ese sabroso postre, abrió Komuro el regalo que ella le trajo y vio que se trataba de un pequeño cuaderno de pasta gruesa, era un libro de notas libres, cosa que le causo furor un momento.

Esto es la emoción en Komuro.

Es de parte de Saya, para que pierdas ninguna nota durante las clases dijo con una sonrisa.

Así ―no era un estudiante modelo, sin embargo había quien se preocupaba por él.

Saya pensaba dártelo el mismo día de tu cumpleaños, pero la dejaste plantada mostró un leve descontento con el pelinegro―. No te culpo, ella sabe también que detestas celebrar tu día especial, no quería que lo tirará así que decidí traerlo. Lastima, no pude convencerla de venir, dice que debes disculparte con ella primero.

Me disculparé con ella cuando vuelva a la escuela comento Takashi sintiendo remordimiento por lo que hizo ese día.

Saya misma le invito a una cita por su cumpleaños sin importarle el dolor psicológico que dejo la tragedia de sus padres, quería hacerle saber que no estaba solo, sin embargo Takashi mismo se resignaba a celebrar ese mismo día.

Mi hija tiene gran estima por ti, Takashi comento, lo cual causo empatía y molestia a Komuro―. Te molesta si me quedo contigo este fin de semana, quiero descansar de la alta sociedad que se regodea mi esposo dijo Yuriko ahora estando en el sofá de la sala con él donde vieron una película que el chico tenia guardada en su habitación.

Esta bien, tengo preparada el cuarto de visitas siempre comento sin problema Komuro.

Sabes, el regalo solo fue de Saya, yo no te traje nada en realidad dijo Yuriko, avergonzada―, me siento mal por eso, así que puedes pedirme lo que sea para ti, si quieres mañana te llevo a algún lugar en especifico tu y yo, o te compró algo no habrá problemas, o si quieres puedo darte un masaje o ayudarte con tu baño.

Fue entonces Takashi que noto que esta, se trataba de la oportunidad que tanto había deseado. Escondida por magia, Ingrid observaba todo desde un plano inverosimil. Observando el movimiento de su amo.

¿Lo que sea? dijo sin anhelos, sin mostrar deseos por aprovecharse de la generosa oferta de Yuriko―. Hay algo que quiero pedirle.

¿Que cosa? dudo la esposa de Soichirou Takagi, no logró escuchar lo que pedía Takashi, susurró al final de su frase―. Vamos Takashi, no tengas pena y dime lo que quieres en serio, no habrá ningún problema.

Yuriko-san. quiero tener sexo con usted.

Sin problema alguno, sin trabas en la lengua dijo lo que quería por mas inapropiado que fuera su petición. El rostro perplejo que puso la mujer cuando lo oyó y su respuesta;

¡¿Eh?! grito con sorpresa―. ¡¿Que dices?!

Por un momento pensó que era una mala broma de parte de Takashi, pero resulto ser todo lo contrario, en verdad era lo que deseaba él de ella. Más lo tuvo en claro cuando Komuro se abalanzo sobre ella en el sofá al haber bajado la guardia.

Amo, usted es asombroso ―miraba todo a detalle, Ingrid por detrás del sofá en esa invisibilidad que la protegía.

¡Takashi-kun, espera! tuvo suerte, el pelinegro hasta ahora solamente le había tomado de los brazos con gran fuerza, y sus piernas las tenía inmovilizadas por las piernas del chico, la cara de Komuro se mantenía firme mirando a Yuriko. Mirada que logró ver la mujer y ver en su ojos que él iba en serio con esta propuesta, pero no podía ser cierta ¿o si?―. Porque... porque haces esto... su corazón latía muy rápido, nadie la había sometido con tanta fuerza, ni siquiera su esposo―.Takashi-kun esto no esta bien. Lo que me pides no es correcto.

Aunque este enamorado de usted todo este tiempo exclamo con firmeza, nada de juego o duda alguna en su lengua.

¿Que? Yuriko no se esperaba esto, ahora venia sentir miedo―. ¿Que es lo que dices? Takashi-kun.

Lo digo en serio, todo este tiempo desde que me adoptaron, he estado enamorado de Yuriko-san, yo igual pensé que eso sería imposible, por eso me aleje cuando pude pero no puedo dejar de pensar en usted todo este tiempo, aunque trató de ser una madre para mi, yo todo este tiempo la visto como una mujer dijo sin perder fuerza o concentración, cosa que la misma Takagi tenia que reconocer.

Te equivocas, Takashi-kun su corazón latía cual jovencita escuchando la confesión de la persona que mas amaba, y que por fin ocurrió―, no puedes sentir eso por mi. Soy una mujer veinte años mayor que tu y estoy casada.

Desvió la mirada, la pena de tener que rechazar los sentimientos de Takashi, no quería ver el daño emocional que le daría a él por esto. Pero notó Yuriko que la fuerza en las manos de Komuro seguía igual de persistentes. No parecía dejarla ir

Usted dijo que podía pedirle lo que fuera le recordó su palabra¡Quiero tener sexo con Yuriko-san!

Declaró Takashi, no podía negarse más la Takagi, sabiendo que estaba su palabra en juego. Aunque esto pusiera en peligro a su familia.

No puedo tener eso contigo, no puedo traicionar a mi esposo ―la mirada firme del chico pudo más que su voluntad moral como esposa―. Una mamada, solo una mamada es todo lo que puedo hacerte. Pero vayamos a tu habitación para hacerlo, aquí... alguien podría vernos.

Dejaron la sala, para encerrarse con llave en la habitación de Komuro. Yuriko pensaba en como pudo pasar esto, esos años en los que hizo todo por ser una figura materna para él, sabia que fue en vano pero nunca pensó que lo llevara a esto. Ella estaba mas nerviosa que el chico, quien mantenía un rostro agradecido con lo que pasaría. Takashi tomo lugar en el borde de su cama, mientras la esposa de Takagi se quedo parada delante de él, con los brazos cruzados, la mirada desviada e indignada por lo que le haría hacer Takashi.

Como debí esperarlo de Takashi-sama, jugando con su corazón para corromperla y no por la fuerza ―pensaba Ingrid de las acciones de su amo. No iba perderse nada.

Yuriko-san, se ve tan hermosa incluso cuando estas enojada comento, solo para ruborizar mas las mejillas de la mujer con el cumplido.

Callate, no puedo creer que me hallas pedido esto ―a pesar de mostrarse enojada, ella misma era responsable de llegar a esto, tras su muy abierta oferta que le hizo.

Más no era eso lo por que lo que ella estaba así, sino más bien era porque Yuriko podía ver a luces debajo del pantalón de Takashi, como este tenía su bulto endurecido y palpitante. Y es que hacia tiempo que no tenia sexo con su esposo, no recordaba la ultima vez que tuvo sexo con Soichirou Takagi. ¿Podría ser eso lo que hacia que su instinto no negara cometer este acto de infidelidad acaso? Después de todo, Takashi había sido un hijo para ella, aunque no fuera así. Saber que todo este tiempo la vio como mujer y no como quiso.

Bueno, terminemos con esto dijo llena de vergüenza sin poder evitar del todo apartar su vista del enorme bulto endurecido que cargaba Komuro. Se inclino de rodillas ante el chico, muy cerca de su pelvis y le dijo―. Adelante, sácalo...

Gracias Yuriko-san sonrió Takashi.

Algo curioso, era que desde tuvo aquel vivido sueño con la diosa consorte su cabello creció hasta tapar sus ojos, aunque lo tenia largo estaba bien cuidado; sus ojos eran tapados por su larga cabellera, era ese estilo que llamaban, un legendario peinado tenia sobre su rostro.

Sin mostrar ansias, Komuro abrió su pantalón y mostró el enorme miembro con el que fue bendecido, solo para causar un ligero susto en Yuriko.

¡¿Eh?! quedo sorprendida cuando lo vio tan cerca es... ¿es real? estaba estupefacta ante el tamaño. Es... muy grande "incluso mas grande que la de soichirou". Pensó lo ultimo Yuriko.

¿Que pasa, Yuriko-san? La tengo mas grande que su esposo Takashi rio de vergüenza, siempre le decían eso. No todos los días una mujer se acostaba con un hombre con dote que pasaba los treinta centímetros.

No te pongas arrogante, por favor. No hagas que pierda el respeto que tengo de ti ―le dijo volviendo a fruncir el ceño.

Lo tenia enfrente Yuriko, a solo unos centímetros de su cara, podía sentir el olor que desprendía era fuerte, lo veía palpitar, podía notar el grosor que tenia.

Sabes decía con miedo―, no creo que entre todo en mi boca, pero... ya que.

¡Yuriko-san! en un instante a otro, solo sintió como la boca de tan bella y elegante mujer se tragaba la punta de su miembro en su boca. Menos de cinco segundos después sintió como los labios de la mujer tragaban mas allá de la cabeza de su polla hasta la mitad, así como sentir la lengua de Takagi pasar por cada sección que su boca tragó―. Yuriko-san~ se siente... se siente mejor de lo que soñé.

No digas esas cosas, me pondré caliente~ decía en su mente Yuriko, no podía sacar tan fácil el enorme bulto que metió en su boca, miraba la cara de gozo en Takashi mientras seguía chupando su joven polla―. Ha pasado mucho desde que le hice esto a Soichirou... pero ni siquiera la de él es tan grande.

Decía, más su cuerpo comenzaba a calentarse cada vez que saboreaba la polla de Takashi. Su vagina comenzaba a temblar, los pezones en sus pechos comenzaban a sentirse duros.

Esto es malo seguía hablando consigo misma desde sus pensamientos, su boca se volvía mas entusiasta con cada segundo que pasaba con su polla en la boca―, si sigo haciendo esto me pondré deseosa~ si tan solo Soichiro fuese más atento conmigo... No cedería a esto con un joven como Takashi.

Eso es amo, corrompa a esa mujer ―desde las sombras Ingrid se maravillaba y se ponía celosa, tanto que se tenía que consolar ella misma.

Yuriko-san, su lengua es mejor de lo que pensé estaba en el cielo Takashi―, me lo chupa cada vez más rudo~

Cállate y termina pidió Yuriko. Cuando mas tiempo pasaba haciendolo más su vagina comenzaba a desear ir mas allá, sus manos fueron debajo de su falda y empezaron a tocar sus mojadas bragas que ahora tenía por culpa de Komuro―. Han pasado diez minutos y aún no te corres, increíble.

Contó los minutos pues cada minuto que pasaba estaba al borde de ceder a la lujuria y pecar más de lo que ya lo estaba haciendo.

¡No puedo más! ¡Yuriko-san! entonces pensó que sería el final, pero solo era el clímax lo que alcanzó Takashi.

Se levantó y tomo la cabeza de Yuriko, para embestir su pene dentro de la boca de la mujer con gran fuerza. Oyó el gemido que ella dio cuando introdujo con violencia su polla en su garganta, los chapoteos de su lengua solo hacían que Takashi se excitase más hasta alcanzar su límite.

¡Takashi-kun, espera!

¡Me corro! embistió su pelvis violentamente contra la mujer, disparando su semen como si no hubiese mañana.

¡Mmmmmm! gimió de terror al sentir la leche de Takashi llenando su boca y ahogando su garganta. Quería que acabará, pero el pene de Komuro no paraba de correrse no pudo tratar con tanto semen que escupió su polla solo para que su cara terminará bañada de su semen―. Pudiste haberme ahogado.

Perdón, debí avisar exclamo Takashi, podía verse lo agitado que estaba tras haberse descargado en la boca de Yuriko.

Si debiste pensaba aliviada la mujer mientras limpiaba con su mano lo que cayó en su cara y labios―. Su semen, tiene un sabor y aroma sabroso pensó tras devorar su semen, pero ignoro su propio pensamiento, pues creyendo que se había acabado―. Supongo que ya estas satisfecho ¿que? cuando volvió a mirar, vio incrédula como la punta de la polla de Komuro seguía así de erecta que al principio―. Es broma ¿como es que la puedes tener igual de dura todavía?

Es porque quiero seguir todavía contigo, Yuriko-san ―Takashi se puso de pie y su miembro seguía así de duro, lo cual intimido a la Takagi.

Tal vez no había escapatoria, aunque Yuriko también se levanto e intento irse, Komuro la detuvo, embarrando su polla contra los muslos carnosos de la mujer mientras la tenia agarrada desde atrás

Takashi-kun, por favor esto no puede ser dijo, más Komuro no iba a aceptar un no como respuesta, no después de ir tan lejos; todo lo que aprendió con esas experiencias con otras mujeres maduras, lo pondría en practica. Primero dejo que Yuriko forcejeara con él, para ir introduciendo sus manos bajo su vestido, una de sus manos agarraba pechos directa e insistentemente, mientras que su otra mano se adentraba en sus bragas para tocar su clítoris y jugar con ella, lentamente cedería a la lujuria―. Soy un mujer casada, no puedo engañar a mi marido.

Lo se, eso me hace desearla mucho más ―al escuchar eso, levanto la parte trasera de su vestido, revelando la piel de su trasero, frotando insistente su polla contra su culo.

Para, en serio... de pronto, Takashi acerco su cara a la de Yuriko y en un descuido de ella, le robo los labios con un sencillo y cariñoso beso―… Esto no esta bien. No puedo engañar a Soichirou.

Fueron las ultimas palabras de oposición de Takagi, antes de volver a sentir los labios de Komuro besándola e introduciendo su lengua dentro de su boca, un beso en el que demostró tener mucha técnica, con la cual la termino derrotando.

Terminaron en la cama, Yuriko abrió los ojos cuando los labios de Takashi se apartaron de su boca, dándose  cuenta que su vestido estaba bajo, revelando sus senos a la visión del chico. También se dio cuenta que Komuro se había desecho de sus ropas, quedando desnudo ante ella con su dote duro todavía como si tuviese mente propia. Por alguna nueva razón no podía apartar la vista de Takashi, su cuerpo joven estaba definido y tratado, juntado con ese tamaño inusual, era demasiado para las hormonas maduras para la mujer.

Yuriko-san, su cuerpo es más hermoso de lo que imaginé dijo Takashi el cuerpo era más de lo que Takashi se imagino, aunque ella no estaba desnuda del todo.

Porque me haces esto Takashi-kun dijo con rubor en su cara, tapando sus pechos con sus brazos―. Habiendo chicas de tu edad más bellas que yo... Saya.... mi hija está enamorada de ti ¿Sabes? Si hacemos esto, como podré mirarla a la cara, a mi esposo.

No tienen porque saberlo exclamo Takashi, la voz decidida del chico la hizo mirarlo―. Yuriko-san, la amo y se que usted no puede amarme, eso me hace desearla aun más. Después de perder a mis padres, de entre su familia, verla a diario con esos vestidos elegantes y reveladores cuando viví con ustedes, así como ahora. Tratando de hacerme olvidar que perdí a mi familia, hizo que me enamora de usted. Yuriko-san fue quien decidió hacerme feliz, solo quiero hacerla feliz también, solo la quiero a usted.

Te equivocas, Takashi-kun... solo visto así por el estatus de mi marido... nunca quise confundir tus emociones... sentir placer luego de tiempo, a pesar de ser con otro hombre (un hombre joven) después no recibir atención de su marido estaba encendiendo a Yuriko.

Quiero ser tu amante, Yuriko-san ―declaro a su oído de la mujer.

Besaba el cuerpo de la esposa del señor Takagi mientras la tenia de sometida con delicadeza de sus manos y piernas, chupar sus senos cual pequeño niño amamantándose de su madre. No pudo someterla mas y sus manos se envolvieron con el cuerpo de la Takagi, ante tanto placer provocado por la boca de Takashi en sus pechos, Yuriko también termino envolviendo sus brazos alrededor de su cabeza, para que no dejará de complacerla desde sus pechos.

Takashi-kun, no podemos ya lo desea, ya quería que Takashi hiciera algo con el fuego que encendió en su cuerpo tras demasiado tiempo. Y lo hizo ¡Aaahhh! porque... no, sácalo Takashi-kun esto no es correcto.

Sin decir una palabra, Komuro introdujo su miembro dentro de las paredes olvidadas del interior de Yuriko, llegando a rincones que ni su marido había llegado. Hizo caso omiso, aun sobre ella el chico comenzó a mover sus caderas provocando placer a la mujer que tanto deseaba.

Su interior es increíble, aprieta mi pene como ninguna otra sus manos en la cama para sostenerse, mirando como se pintaba el placer prohibido en la cara de Yuriko lo hacia feliz.

Se siente... se siente bien... ha pasado mucho desde que Soichirou y yo lo hicimos -exclamo sin poder ocultar mas la lujuria pecadora que le infundía Takashi―. ¡Esta bien, solo por esta noche se responsable de mi cuerpo!

Acato la petición de Yuriko, tomándola de su cintura, las embestidas del pelinegro se volvieron más fuertes mientras que la mujer se tomaba de la sabana de la cama sosteniéndose de las duros golpes de la carne joven de Takashi.

¿Se siente bien? Yuriko-san pregunto, ver su cuerpo sudando del placer causaba que sus movimientos se volvieran más rudos.

Se siente genial... lo hacemos como un amante desenfrenado~ ―ya no lucho más, Takagi simplemente empezó a disfrutar del coito―. Eres muy intenso.

Es fantástico ¡voy a venirme en cualquier momento, Yuriko-san! se dejo caer sobre la mujer, untando su rostro en sus senos sin bajar el ritmo ni la fuerza con la que su pelvis golpeaba el coño de Yuriko―. Me correré dentro de ti.

¡Hazlo dentro, quiero sentir tu espeso semen dentro de mi! ahora lo deseaba a él y el néctar blanco que probó hace poco. Envolvió sus brazos y piernas en Takashi para que no escapase―. ¡Perdona me querido, pero mi vagina se esta corriendo con el pene de otro hombre!

¡Yuriko-san!

Gritar su nombre sirvió como aviso, sintió en su interior como el semen de Takashi se disparaba caliente dentro de ella, semen que se combino con los fluidos de su vagina al chorrear de felicidad. Por fin tenia sexo luego de mucho.

Eres un bastardo, haciendo que una mujer casada y vieja como yo recuerde los placeres de ser mujer decía Takagi teniendo las piernas abiertas para ver cuando semen de Takashi se desbordaba de su interior―. No fue tu primera vez, verdad. Me lo hiciste como un hombre experimentado.

Si... la verdad he practicado ―sintió vergüenza, pero la realidad es que estuvo practicando con Ingrid parte del día tras el colegio―. pero, lo hice solamente para ser el amante perfecto para Yuriko-san.

Debí imaginarlo, con algo como eso contigo era de esperarse que otra mujer no pudiera resistirse a eso decía sin parar de mirar la polla de Komuro, aun después de una segunda ronda, la tenia erecta―. En serio... ¿me amas, Takashi-kun? un si como respuesta vino del rostro de Takashi tras preguntar, lo cual hizo feliz a Yuriko―. Soichirou y yo no le hemos hecho en muchos años. Dejaré que seas mi amante durante este fin de semana de acuerdo.

¡Yuriko-san!

Fue y se arrojo sobre la mujer para tomar una nueva sesión de sexo sin preocupaciones. Puesta en cuatro, Yuriko tenia sus manos en la pared de la cama mientras su vagina resistía con gran fuerza ante las duras embestidas de Takashi contra su trasero dejando que el chico le pegara allí, cada golpe de su mano en su nalgas la ponía mas cachonda.

¡Si! Eso~ se siente demasiado bien, Takashi-kun gemía fuerte de placer, dándole igual si algún vecino les escuchaba o no.

Yuriko-san.

Dime Oka-san, por favor~ pidió la mujer.

Oka-san, haces voces muy lascivas dijo Takashi para tomar a la mujer de sus pechos mientras seguía embistiendo rudo sus caderas contra ella.

Eso es porque tu pene golpea puntos que no sabía que tenia~ se notaba el placer sin vergüenza en su voz, zonas donde su esposo antes nunca llego, ahora las conocía por Takashi―. Puedo sentir tu pene volviéndose mas grande dentro de mi... dale tu espesa leche a Oka-san, Takashi-kun~

¡Te llenaré toda Oka-san! grito y se vino dentro, otra vez.

Sin tomar descanso, Takagi tomo lugar encima de Takashi demostrándole que ella también que ella igual tenia sus movimientos. Así ella podía ver el cuerpo marcado del chico y tocarlo de primera mano.

Tienes un cuerpo tan delicioso~ que corrompes a esta buena mujer Yuriko montaba con ganas a Komuro teniendo su mano acariciando los pectorales del chico.

Oka-san también tiene un cuerpo hermoso dijo sin dejar de mirar los pechos rebotantes de Yuriko.

Desde su escondite, Ingrid no podía dejar de masturbarse cada vez más mirando el desempeño de su amo. Aun por cuanto mas le hizo el amor antes de ser Yuriko quien disfrutaba en frenesí.

Takashi-sama… Takashi-sama.

Cambiaron de pose y salieron de la cama, sostenida por los fuerte brazos de Takashi y puesta contra la pared, su pene la golpeaba bruscamente a Yuriko, mientras ambos estaban besándose sin parar, incluso cuando el aliento les faltaba, sus lenguas seguían bailando en el aire.

Aquí viene… uno grande decía Yuriko aferrada al cuerpo de Komuro―. puedo sentirlo.

¡Oka-san!

De nuevo, su cuerpo y el de Takashi se sincronizaron. El semen de Takashi se derramo en su útero hasta desbordarse mientras los jugos de Yuriko se desbordaron de su coño. Cuando por fin lo dejo exhausto, acostados ambos en la cama. Ella acariciaba la cabeza dormida de Komuro tras quedar dormido sobre su cuerpo luego de todo lo que hicieron.

Al llegar la mañana, le recibió con una nueva gratificación de su boca, Yuriko. Luego de levantarse primero y ver lo animado que estaba él a pesar de todo lo cometido la noche anterior. Entendió que seria un fin de semana muy animado.

Y todo porque cuando Takashi tenia ocho años, habiendo pasado un mes tras el accidente aéreo el pacifico donde sus padres fueron parte de las victimas fatales del desplome del avión. No tenia mas familiares que pudieran tomar responsabilidad de él, así que un familia amiga decidieron hacerse cargo del huérfano chico.

Delante de las puertas de la mansión Takagi, con una maleta en mano Komuro fue recibido por la familia, en especial por quien sería la mujer que despertaría la pasión en él.

Hola Takashi-kun, ahora viviras con nosotros, bienvenido a nuestra casa recordó sus palabras. Ella se había inclinado ante él para saludarlo mas de cerca, pero en vez de mirarle a la cara, miro su escote. Despertando así los primeros indicios de su don que desconocía.

Pero ahora que ese fin de semana de desenfreno y desahogo de frustración marital estaba por acabarse.

Eres una bestia, no me dejaste salir para nada de tu cama. Tanta pasión, como debía esperarse de alguien joven ―decía Yuriko arreglandose en la misma habitación de Takashi―. Recordaré estos días después de hoy, querido.

Sabe, nuestra relación no necesita acabar ahora, Yuriko-san ―dijo a su oído, besándola en su cuello, alcanzándola antes de que girara la perilla de su habitación estando él desnudo.

Serías el amante perfecto Takashi-kun, pero te hice prometer que seria solo por esta noche ―se lo quito de encima.

Lo que Yuriko Takagi, pensó sería solo un momento unico que le haría olvidar la soledad marital, seria el descenso de su matrimonio. Ingrid vino a materializarse en su habitación luego de tanto ocultarse.

¿La va a dejar ir amo? ―pregunto la paladín demonio.

Por ahora, Ingrid ―quedando solo con ella en la habitación, primero miro sus manos y apreció, como si de la manifestación de su don viera aquí―. Hay muchas mas mujeres que quiero conquistar.

Y salomon tuvo setecientas esposas y trescientas concubinas.



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