Business and pleasure (Naruto x Harem)

Esta obra la estaré actualizando una vez al mes, para darme tiempo de seguir avanzando la historia y tenerles una actualización constante. Espero y les agrade.

capitulo 13: Shion

 


I

Una iglesia hay en el pueblo vecino más cercano de Kioto, un lugar fuera de la ciudad que Naruto decide ir esperando que Dios haga por él lo que no quiere intentar ni sabe que hacer. Allí sentado en la banca, casi enfrente del altar esta de rodillas mientras el silencio lo acobija, sus manos sobre el respaldo de la banca siguiente y su rostro descansando sobre sus puños, no habla, solo murmura pero nadie esta allí para oírlo. Nadie sabe que él esta allí, salvo la guardiana de esta casa divina.

Dios mió ¿Que puedo hacer para que arregles esto? ¿Donar diez millones a tu iglesia?

Un hombre no puede comprar el favor de Dios, aunque se trate de uno de los hombres con más poder en este mundo. Dios esta sobre todos ellos, Naruto-san.

Naruto levanto la vista, cuando lo vio pronto levanto sus rodillas del piso, allí estaba ella parada con una sonrisa al final de la banca en el pasillo central. Una monja de vestido negro sonriendo con gentil bondad al señor Uzumaki, verla le causaba paz; una hermana que a pesar de ser hermana es un reflejo paralelo a su esposa.

Hermana Shion, no sabe como me alegra verla ―dice Naruto y aun cuando tiene la consciencia herida no impide que sus impulsos primitivos evolucionados a mal.

Sus ojos la miran de pies a cabeza observando sus facciones ocultas bajo la túnica, caderas suavemente pronunciadas, con un busto más pequeño que el de su esposa pero con un rostro muy similar al de su mujer, incluso en lo lacio de su cabello son iguales pero al mismo muy distinguibles. La hermana Shion es de blanco pelo largo hasta sus codos, lacio como he dicho; su busto de moderado tamaño que el de su esposa como antes escrito, ojos de color amatista mientras que los de su esposa son cuales perlas del mar.

La religión, un cobijo hedonista para aquellos no pueden tener todo lo que más desean en vida dado la clase social en la que nacen. Un refugio moral para aquellos que saben que su vida ha sido malgastada por ellos mismos en excesos y placeres mundanos. Un consuelo de dura textura cuando una persona yace perdida, cuando la vara de la mente ha medido sus pecados y ha hecho tomar consciencia de sus actos, buscan que su dios les de solución a sus problemas y no saben como hacerlo por ellas mismas. Es la perspectiva de muchas personas que cuestionan la fe de las personas que ven frecuentando las iglesias, conventos o parroquias.

Aunque el cristianismo tuvo una trágica presencia en japón cuando llego, a lo largo del tiempo logro poner cimientos y aunque no es popular, el pueblo y la ficción única de japón a conseguido darle un rostro atractivo para que la gente visite la casa de Dios. Honestamente yo no compartí ese mismo amor por abrazar la religión como mi madre y mi abuela hicieron.

Tuve mis motivos para no involucrarme más en la iglesia más nunca denostando las practicas morales e inspiradoras de la religión para influenciar en mis escritos para darle un toque más humano.

Incluso la iglesia es para Naruto Uzumaki, el consuelo y un lugar de paz donde esperaba conseguir la respuesta para salvar el amor que tiene con su esposa, antes que la grieta en su matrimonio desquebraje todo y se pierda; aun con su harem él nunca ha imaginado su vida sin su esposa.

Señor Uzumaki, algo me dice que su visita no es como las anteriores y son pocas veces que ha venido verme no es así ―tan amable, tan bondadosa es ella―. Sobre todo para venir hasta la casa de Dios tan temprano.

Debo decir que es cierto, hermana Shion ―frente a la albina monja, él se sentía avergonzado por que sabia que debía contar lo sucedido.

Naruto-san, primero lo primero, vayamos al confesionario para expiar sus pecados adecuadamente.~

La iglesia carece de fieles, pero aun así es mantenida activa dado las donaciones que Naruto ha hecho desde tiempo pasado. La primera iglesia en japón dirigida completamente por una sola mujer con el distintivo de monja, excepto durante los horarios de misas donde se convertía en la interpreta de la palabra de Dios.

Durante las tardes los mas niños del pueblo viene a ayudarla con la limpieza previa a llevar a cabo dichas misas. Dado que los más niños de ahora la ven con ojos no adecuados, ella lo sabe pero poca importancia les da pues su cuerpo le pertenece a otro hombre y siendo tan solo las nueve de la mañana puede hacer con él lo suficiente para deshonrar la casa de Dios con él.

¡Hermana Shion!

Después de tiempo, por fin puedo sentir el delicioso sabor de tu pene, Naruto-san.~ ―su mano tenia estimulado

Dentro del confesionario. Hecho con puertas con bisagras para cerrar desde adentro para no ser molestados, Naruto era atendido de especial forma por la albina. Por un agujero perfectamente pulido él pasaba su hombría al lado de Shion donde con toda entrega y devoción era complacido por la boca de esta indecente hermana.

La ruidosa boca de la hermana era un eco más fuerte que un coro eclesiástico juvenil durante la misa del cual ella no contaba en tan poco frecuentada casa evangélica que estaba convirtiendo en hogar del pecado, pero ella creía que todo estaba exentado dado que se escondía bajo los pies de de su señor.

Cuanta agresividad hay en tu boca, hermana Shion ―sus manos pegadas a la ventana de madera que separaba ambas partes, como todo su cuerpo estaba pegado a la madera.

Es mi deber… exorcizar todos los pecados de tu cuerpo, Naruto-sama ―acaricio con la punta de su lengua, la cabeza de la hombría del rubio antes de llevarlo de nuevo camino adentro en su boca―. No debo rendirme hasta exhumar todo el mal de tu cuerpo.

¡Hermana Shion… estas a punto de lograrlo… ya casi estoy limpio!

Ante la agresiva lengua de la monja no pudo resistir, Shion succionaba su pene con bastante entusiasmos sin medir el volumen de su boca, razón por la cual Naruto no podía seguir aguantando más.

No te contengas Naruto-san, mi cuerpo esta listo para exorcizar a los demonios dentro de tu cuerpo, solo dejalos sentir mi poder.~

¡Hermana!

Su boca se lleno del mal exorcizado del demonio, la maldad de los pecados de Naruto Uzumaki excedían las capacidades que podía soportar Shion, aunque retenía el aparato del rubio magnate, el esperma escapaba aun así. Él no podía ver el rostro afligido entrelazado con insistencia en la monja de no dejar escapar nada de ese blanco liquido impuro pero imaginaba su rostro dado los singulares ruidos que hacía al tratar de retener su semen en la boca. Pero le excedió a pesar de todo su esfuerzo, lentamente Shion comenzó a dejar salir la hombría del señor Uzumaki mientras se bebía toda su blanca esencia, se saboreaba cada gota de su salado y amargo sabor.

Fresca y húmeda quedo su hombría al sentir la corriente de aire seco del confesionario adornado de la risa de la impúdica eclesiástica que vino acompañado. El exorcismo especial de la hermana Shion aun no terminaba.

Tan espeso y denso, tal como lo recuerdo.~ Que digo ―no era ingenua sino pervertida y actriz, claro que entendía que esta cometiendo sacrilegio en la casa de Dios, eso la excitaba más―. Parece que el mal de los pecados en Naruto-san se han acumulado bastante esta vez.~ Tendré que recurrir a realizar un exorcismo más profundo.~

A través de esa oscura persiana donde no podía ver lo que la albina monja hacia, intuyo que se puso de pie, levanto su falda hasta revelar su trasero para bajar las bragas, un color blanco seguramente que tenia puestas. Todo para acomodarse al inclinar su cuerpo y poner adentro de su lugar santo el pecador pene que limpiaba de todo pecado.

Hermana Shion, su vagina me la esta apretando bastante fuerte ―llego a decir Naruto con el gallo de su voz tratando de escaparse.

Solo estoy exorcizando todos los demonios de su cuerpo, Naruto-san. No estamos teniendo sexo si eso cree usted.

Sus caderas se movían a lento ritmo para disfrutar ella, mientras su propio cuerpo ardía de impaciencia de atreverse a azotar su trasero contra la madera para hacer su cuerpo alcanzar el clímax ante la desesperación de mojar el piso de su confesionario. Aunque el piso ya estaba resbalo con los fluidos que escapaban de su vagina y el rastro previo del semen de Naruto en su pedazo del confesionario.

¿Que, no era mentir uno de los mandamientos de la biblia hermana? Tal vez no pueda verte pero seguramente estas haciendo una expresión poco adecuada de una evangélica ―sentía el esperma comenzando a subir por su hombría, se sentía desesperado en su voz, la ansiedad de bautizar la vagina de la hermana Shion le estimulaba mentalmente ya no solo su cuerpo lo estaba.

»Puedo adivinarlo, pero de seguro estás mordiendo tu labio inferior para evitar no dejarme escuchar tu linda voz ―decía Naruto―. El cierre delantero de tu habito esta abierto y tus pechos están expuesto o tal vez, cubiertos bajo ese transparente encaje de tu sostén, debes tener los pezones duros seguramente. Eres más una puta que una evangélica sierva de Dios.

Claro que no~ solo estoy haciendo la voluntad de Dios, limpiar todos los pecados de Naruto-san usando mi cuerpo… ¿A quien intento engañar? ―decía, más sin embargo su mentira pronto la tiro a la basura para confesarse ella―. Soy una apostata señor, trate de seguir tu camino pero el pene de Naruto-san es más influyente que todos los sermones vacíos que imparto desde la primera noche que lo trajiste a mi.~

Parece que los roles se invirtieron, ahora tu te estás confesando hermana Shion ―desde su mente, mantenía el duro esfuerzo de no alcanzar el clímax tan pronto de nuevo―. ¿Admites que te gusta coger con los miembros de esta casa evangélica y convertirla en un prostíbulo?

¡No! ―declaro casi al instante―. Claro que no, solo me gusta follar con Naruto-san, con nadie mas. Mi cuerpo no es de nadie más que de usted.~

Eso me gusta escuchar de mi rebaño... Shion ―el esperma estaba a nada de alcanzar su máximo punto para Naruto―. Voy a darte mi bendición especial para ti.

Lo recibiré con mucha honra, Naruto-san… haga un desastre en mi… Ouh.

Sin tener la oportunidad de terminar de decir, la hombría de Naruto había alcanzado su máxima capacidad así que tuvo que liberar la presión en el útero de la monja. Para ninguno de los dos importándole la consecuencia segura de sus actos, no es que les importase realmente, contaría para mi Sarada-san el primer encuentro entre su predecesor y esta monja.

II

Esa noche, tras haberme contado acerca de la aventura tenida entre su predecesor en el poder de Konoha, me pidió acompañarla a la iglesia y creí que sería la misma iglesia católica que aquella picante historia que me ha contado antes de salir de su habitación. Me llevo en realidad a la iglesia de la misma Kyoto, un concurrido lugar de la ciudad, la cantidad de personas que vi llenar las bancas de esta iglesia moderna comparadas con las clásicas construcciones en mi natal Europa.

Mi rostro sereno pasaba desapercibido entre toda la congregación a pesar de notable presencia extranjera, pero debajo de mi expresión lo que había era distracción y enorme deseo porque el sermón del que apenas si lograba prestarle atención terminara ya para poder salir de allí. No niego a Dios, pero admito que nunca a sido la iglesia mi lugar favorito para pasar el tiempo.

Es evidente que la iglesia no es tu lugar favorito ―dijo Sarada-san, había terminado la misa y fui el primero en salir, me aparte sin permitir que nadie me buscará. Allí calme mi ansiedad con un cigarrillo. No suelo fumar, pero suelo hacerlo algunas veces cuando tengo esta necesidad, allí en la parte posterior de la iglesia fue donde me encontró.

Lo lamento, es solo que nunca fue lo mió ―conteste, ella camino hasta mi y me pidió mi cigarro―. ¿Fuma?

Dejame probar.

Le cedí mi palillo y con esa sonrisa lo puso en su boca, aspiro poco antes de ver como apretaba los ojos irritada. Soltando el humo en una tos que rápidamente llego a pasar.

Definitivamente no es lo suyo.

Realmente no ―me lo devolvió aun con su sonrisa a pesar de sus ojos notarse lagrimosos por lo recién. Me sentí mal, así que lo apague con mi zapato―. A veces los pecadores deben visitar a Dios para olvidar que son pecadores, perdón si te ilusione si creías que te llevaría a la iglesia donde Naruto-sama y la hermana Shion manchaban la casa de Dios.

Realmente lo creí ―mis manos en los bolsillos tenía yo para ocultar esas ansias asesinas de haber creído que esa iglesia visitaríamos. Mi risa incomoda fue la sincera nota que Sarada-san tenia que escuchar para saber.

Esa iglesia fue abandonada, querido. Dicen que ante la baja congregación que tenia tuvieron que abandonar la misión y la llevaron a otro lugar, pero eso fue mucho después de que él muriera ―su tristeza se manifestó cuando lo menciono, su mirada se inclino hacia abajo.

¿Como la conoció? A la hermana Shion ―pregunte, para hacerla salir de esa depresión repentina.

¿Yo o Naruto-sama? ―de nuevo se mostró con alegría y eso me reconfortó. Vino a mi y me tomo del brazo―. Porque no vamos a un lugar agradable para compensarte.~

Solo me cuenta de como ellos se conocieron.

Eso fue durante el prematuro escape de Tsunade-san de mucho antes.

III

Me hizo volver en el tiempo debido a su historia, donde Naruto Uzumaki había sido cómplice involuntario del escape de prisión de su predecesora, Tsuande Senju. Durante su huida a través del bosque con las sirenas de la policía, antes de escuchar como el silencio del cielo nocturno era interrumpido por el sonido de los rotores de los helicópteros de la policía.

Policías de toda Kyoto tenían la orden de buscar a las prófugas, incluso en localidades cercanas a la ciudad. ¿Que lugar para esconderse les quedaba?

¿Oficial, como puedo ayudarlo a esta hora?

Perdón por interrumpirla a esta hora hermana Shion, pero hubo una fuga de prisioneras de la cárcel para mujeres de Kyoto ―decía el jefe de la policía local en el pueblo junto a su compañero que se quedaba en silencio. El hombre saco una hoja impresa con los rostros y perfiles, datos y nombres de las prófugas―, son ellas. Sin llega a ver a alguna de ellas por favor llamenos, tres de ellas son peligrosas en extremo.

¿Tanto así? ―con la hoja en manos leía cada dato que tenía de las prisioneras hasta que la radio del policía comenzó sonar.

Atención unidades, tres de las prófugas han sido vistas en un auto robado por la autopista sur, a una hora de la ciudad ―se escucho a la operadora.

Capitán ¿será aquel auto negro que vimos pasar antes? ―rompió el silencio su compañero.

Lo siento hermana Shion, debemos irnos.

Pediré a Dios de que los proteja, oficiales.

Las puertas de la iglesia se cerraron y guiandose con la luz de una linterna recorrió el interior de la casa santa de Dios hasta llegar a la parte posterior donde una serie de dormitorios posteriores se reservaba para los hijos del creador buscaban un refugio para dormir en su morada.

»Pueden, salir. El peligro ya paso.

¿De verdad? No se como agradecerle, hermana ―la puerta de la habitación se había abierto y de allí se asomo el joven Uzumaki con miedo en los ojos y preocupación en la cara.

Dentro de la habitación detrás del rubio iluminada por un foco amarillo, yacía la prófuga que ayudo en su fuga. Sentada en el borde de la cama que parecía más estresada que preocupada, prestando casi o ninguna atención a lo que sucedía en la puerta. Naruto miró como Tsunade parecía volver a ser la misma después de la extraña transición que tuvo en su periodo en prisión, decidió darle un momento a solas.

¿Esta todo bien? ―pregunto la eclesiástica una vez que el rubio quedo en el pasillo frente a ella.

Si, es solo que ―las palabras se esfumaron de su boca, no sabia si la pregunta que haría era educada o no debía hacerlo―. ¿Porque nos ayuda? Nos colamos en su iglesia.

Está es la casa de Dios, no mía y aquí son bienvenidos todos que busque refugio. Después de todo, su hijo nos enseño eso. Él caminaba entre ladrones, prostitutas y enfermos para mostrarles la palabras de la redención y la salvación ―decía Shion sin dejar de sonreír―. Pueden quedarse el tiempo que necesiten.

Te lo agradezco mucho, hermana.

Soy Shion ―una dulce sonrisa le regalaba en cada ocasión―, si quieren ducharse o usar el baño, adelante; esta al final del corredor.

Creo que lo usaremos ―de pronto noto algo extraño en las manos de la albina monja vestida en negro, esto hizo que Naruto mirase dentro de la habitación proporcionada por la monja y de nuevo mirara a esta―. ¿Porque usa ese candelero si tiene electricidad?

Verás esta iglesia no es muy concurrida, las ofrendas son pocas y el apoyo que recibo desde el concilio, debo administrarlo bien ―aun contado sus penas, no dejaba esa gentil expresión, su relato hizo sentir mal a Naruto―. Descuide, si siente la necesidad de darme dinero hágalo por Dios, no por mi.

Es solo que… ―se quedo mirando a los ojos de la monja y entendió lo que veía en ella―… no solo tu rostro, sino hasta en el corazón eres idéntica a Hinata.

No sabia de quien le hablaba, pero acepto el gesto como un comentario agradable, se hizo un silencio entre ambos pero adornado con tenues risas que los hacia sentirse conectados, pero ese dulce ambiente sería perturbado.

Oye, no te vas a follar a esa monja esta noche ―escucho la voz de Tsunade viniendo desde atrás de la puerta. Sus palabras hicieron estremecer de vergüenza a Naruto y a Shion―, ya vuelve aquí, Naruto.

El rubor en ensombreciendo en sus mejillas se disperso lentamente luego de que los ojos de la evangélica y el demonio de dinero se habían cruzado a causa de tan vergonzosas palabras de Tsunade. Una discreta risa en ambos apareció antes de por fin poder despedirse adecuadamente.

Agradezco que nos deje quedarnos esta noche hermana Shion.

Entro de nuevo en la habitación y la recobrada señora Senju yacía agobiada en enojo mientras suspiraba pesadamente y sus ojos estaban hacia el piso. La apreció así antes de caminar hacia ella en la cama, donde se sentó a su lado. Incomodo silencio entre los dos que Naruto logro romper con una simple declaración.

Parece que la policía encontró a tus amigas y las están persiguiendo, supongo que estás a salvo por ahora ―diría Naruto, sin atreverse a mirar a Tsunade―. Solo espero que no las atrapen, de otra forma averiguaran que el auto es mió y me investigarán sabrán que soy tu cómplice.

Lo siento ―esas palabras extrañaron al joven Uzumaki, el tono en que salieron de boca de su predecesora le sorprendieron, avergonzada, arrepentida ¿Acaso estaba a lado de la verdadera Senju Tsunade?

¿Que has dicho?

Dije que… lo siento ―repitió, paso de un enojo radial a una sincera vergüenza que la hizo llevar su desviada mirada más lejos de la encimada mirada que tenia de su ex amante, Tsunade―. Lamento haberte metido en esto, debí haberte dejado hablar para saber que me ibas a liberar.

Siempre fuiste una obstinada y presumida, orgullosa y bebedora ―dijo Naruto, antes de llevar su vista al frente y sus manos ponerlas detrás suya en la cama para ser su soporte.

¡Oye!

Pero admito que si llegases a cambiar, te desconocería Tsunade ―ahora él le regalaba una sonrisa a la madura rubia Senju, cuya mirada caía sobre Naruto como daga frente a sus ojos. Eso hizo que su rostro se fragmentada en un rubor que la hizo sentirse vulnerable y halagada.

¿Que tonterías dices, Naruto? Haces que me sienta ridícula ―quiso reírse, pero solo era pretensión suya, nunca llego a reírse.

De nuevo ese desagradable ruido inerte del silencio agobió el espacio entre los dos, hasta que solo once segundos más tarde Tsunade decidió acabar con ese sonido sin ruido tan horrendo. Había bajado la guardia su gigolo y le robo un largo beso donde no se contuvo ella, incluso cuando lo abrazo con todo el amor que ya no quería sentir por nadie entonces, Tsunade se dejo caer sobre Naruto, donde continuó llenando su propia boca con el sabor de sus labios de su gigolo.

Tsunade… hueles mal ―fueron las palabras que salieron del rubio cuando por fin le soltó, un desagradable pero disperso aroma cubría a la madura mujer que la aplastaba.

Perdona, tuve que arrastrarme por quien sabe cuantos metros de un drenaje abandonado, debería tomar un baño ―se sentó de nuevo en el borde de la cama y con sus manos sobre los botones desabrochados de su uniforme de prisionera―. Es solo que han sido unos largos meses sin nada de acción.

¡Ven aquí! ―llego a ella por detrás y la abrazo, sus manos pasaron debajo de su descomunal busto, para derribar a Tsunade sobre él donde nuevamente en esa cama para uno pero que sería para los dos, rodaron en la cama y termino ella por debajo de Naruto―. Yo también estoy desesperado por esto.

Fue su turno y su lengua exploraba los espacios de la boca de Tsunade importándole poco. Sus manos recorrían su cuerpo con salvajismo e impaciencia en los cortes gruesos pero finos en Tsunade.

Espera que necesito bañarme primero ―dijo, en un único y breve momento antes de ser nuevamente dominada.

Primero voy a darte un baño de leche por todo el cuerpo… de seguro el olor de mi semen opacara la peste en tu cuerpo ―su lengua le acariciaba la mejilla y bajaba.

¿No nos escuchará la monja?

¿Ahora eres tu la que se preocupa? ―sus manos sostenían los pechos de Tsunade mientras su boca estaba libre para responder a ella―. Es tu turno de ser discreta y deja todo a mi.

Los estaba observando, no es que Naruto descuidará la puerta pero la hermana Shion había abierto un pequeño espacio de la puerta de la habitación, solo para asomar su retina y ver tan claramente en esa luz amarilla como Naruto llena de besos a Tsunade desde su boca hasta recorrer su cuerpo, le vio besar su vagina mientras la madura contenía su voz mordiendo su mano.

El cuerpo de Shion comenzó a picar en su zona femenina mientras los veía con gracia y anhelo de sentir eso que Tsunade sentía. Pero en cuanto vio a Naruto revelar lo que tenia en sus pantalones las pupilas de la hermana Shion se sobresaltaron. Su hombría era del tamaño superior a lo que nunca pensó sobre el tamaño de la virilidad del hombre.

Eso es Naruto, empuja… empuja más duro, hazme venir mucho ―escuchaba salir tales palabras de la boca de Tsunade debajo del joven que tan amable que vino con ella.

¡Voy a hacer que esos meses que pasaste en prisión se sientan como un sueño!

¡Si, hazlo Naruto!

Observo mucho antes de darse cuenta que sus manos dejaron la linterna de vela sentada detrás de la puerta, ambas manos suyas jugaban discretamente su ropa interior bajo su habito, esos estímulos ya no eran unicamente un impulso de su cuerpo por presenciar tal impunidad, sino también porque su misma mente se dividió en dos y la otra parte la incitaba a calmar ese pervertido impulso suyo. Mejor los dejo a solas y se aseguro de cerrar la puerta sin que le escucharan, corrió hasta su habitación no sin antes rezar por el perdón de darse el lujo de mirar el impúdico acto, sentir envidia y sobre todo pedirle al creador que los perdonará por cometer adulterio a espaldas de su iglesia.

Llego el amanecer y el canto de un gallo lo anunció, un gallo vecino no de la iglesia canto. Shion les invito a desayunar, no era mucho lo que tenia para ofrecerles pero lo hizo con todo corazón. Salir no era una opción, mas para Tsunade quien era buscaba. Una vez desayunaron Tsunade decidió bañarse primero ya que estuvieron bastante ocupados la noche anterior, aunque la hermana Shion no les cuestiono nada. Eso los hizo sentirse aliviados de creer que ella se entero.

Tsunade tomaba su baño y Naruto salió al pueblo, en el único parque encontró un teléfono publico, ocupo algunas monedas para hacer una llamada a quien podría ser el único hombre que podía ayudar a Tsunade y moverla a un lugar más seguro según palabras de la misma.

Tsunade ―llamo a su nombre una vez regreso a la iglesia y la vio sentada en una banca en la parte exterior de la iglesia, las bardas con herrería eran altos y nadie quien se asomará la veía. Podía respirar aire puro. Allí la encontró.

Naruto, dime ¿Pudiste llamarlo?

Tenías razón, el Raikage acepto ayudarte. En cuanto le conté todo el hombre no dudo en mandar a quien recogernos ―contaría gustoso, pero pronto tuvo sospechas―, aunque me pareció al raro que accedería sin titubear, incluso lo escuche preocupado.

O eso, él y yo tuvimos una historia ―contesto Tsunade, subiendo su pierna derecha sobre la izquierda, llevando sus brazos sobre el descanso libre del resto de la banca―. Ahora solo somos amigos.

Tal parece que le hizo sentir celos a Naruto, eso y la mirada altanera sumado con una sonrisa.

Parece que el baño te sentó bien ―exclamo irritado con corta historia anterior―, será mejor que me de uno también, tu irás con el Raikage y yo debo ir a la torre a presentarme antes de Terumi-san comience a sospechar.

Date prisa entonces.

Mencionar a Mei la hizo irritar y quedaron a mano con eso. Camino por el interior de la desolada iglesia donde se topo con única evangélica que cuida el recinto ignorado, Shion barría delante de las bancas y saludo a Naruto, un corto saludo antes de mencionar que ocuparía el baño como ella se lo ofreció a noche, intento dar una excusa del porque no lo hizo anoche pero la joven monja le dijo que no había necesidad de mentirle.

La ducha era rustica, una puerta de madera como del antiguo oeste era la puerta que separaba la ducha y el resto del baño además de una media pared de piedra amarilla. La regadera era americana, parte anexada sobre la cabeza de quien entre. Su rostro recibía un masaje por el agua de la regadera y todo pensamiento o preocupación estaba ausente de su mente gracias a esto, al menos hasta que Shion entro sin aviso como la muerte llega por la noche, en silencio.

Que agradable es tomar un baño por la mañana.

¿Te molesta si compartimos el agua, Naruto-san?

Un viento frió choco contra su espalda y al volver a la realidad apenas miro hacia atrás, donde la albina monja entraba sin su habito, en su lugar, una toalla blanca doblada en un rectángulo, sus pechos yacían parcialmente visibles al igual que todo su cuerpo, cada rasgo de su piel más pálida era exactamente un vivo reflejo de su entonces novia, Hinata.

¡Hermana Shion! ¿Que esta haciendo aquí? ―tapo su entrepierna como un reflejo automático con sus manos.

Economizando el agua, recuerda que le mencione que economizo los gastos de la iglesia, no solo con la luz en la noche, sino también con el agua ―camino y quedo detrás del rubio, él decidió no mirarla más pero eso no significaba que podía visualizar a albina que le hablaba a espaldas suyas, muy próximo a él.

Hermana, no creo que esto sea adecuado ―dijo Naruto, su cuerpo reaccionaba de forma inerte una vez sintió el busto de Shion proyectarse contra su espalda, así como sus piernas y brazos se colocaban encima de su cuerpo, no le volteaba a ver pero se atrevió a intuir que ella estaba sonriendo ante su indebido comportamiento―. ¡¿Hermana Shion?!

La mano de la evangélica se escabullo como ladrón en la noche con el objetivo de llegar hasta la hombría que se des protegido de sus manos por descuido del rubio, la que esperaba que fuera una recatada e inocente cristiana resulto ser una pervertida y lujuriosa que se hacia pasar por evangélica.

Naruto-san, la mujer que esta contigo no es tu esposa ni tu pareja ¿verdad? ―la forma de sus preguntas eran preocupantes―. Lo se porque tu pene está muy duro y lleno de pecados.

¿Que estás diciendo? ―el miedo que sentía Naruto pronto se convirtió en emoción, aun así su corazón no dejaba de palpitar mucho sobre todo ahora que las manos de Shion estiraban con mucho interés su empalme recién forjado―. Si, mi pene tiene muchos pecados acumulados.

El deber de una sierva de Dios es ayudar a los pecadores a redimirse, así que… que tal si me deja limpiar sus pecados, Naruto-san.~

De estar exorcizando el aparato de Uzumaki Naruto con solo sus manos, él le dio la oportunidad de hacer su practica de forma más adecuada. Se dio la vuelta y en cuanto su hombría quedo delante de la albina, la hermana Shion llego a ponerse de rodillas ante la hombría dura del joven magnate y esta procedió a poner en su boca el aparato del joven Naruto donde por fin pudo saborear el producto pecaminoso de un hombre del que siempre fue advertida pero la hermana Shion decidió buscarlo poco, pues termino viniendo a ella.

¡Hermana Shion! ―diría soltando un varonil gemido, el rubio de ajos azules sintiendo su hombría ser acariciada por la boca inexperta de la mencionada. Sus dientes mordían suavemente su aparato llevando a profundidad de forma agresiva, evidencia más que clara de que ella apenas si sabía que estaba practicando―. ¡Hermana Shion estás siendo muy agresiva!~

Perdona, es la primera vez que hago esto… ¡digo! Es que los demonios acumulados aquí están siendo muy resistentes, Naruto-san ―respondió una vez más, ahora que sus manos eran las que mantenían cálidas el aparato del rubio mientras su boca yacía contaminado con los primeros fluidos extraídos del joven señor Uzumaki que en un delgado hilo de su saliva se mantenían conectados su aparato con la boca de Shion.

»¡Kyaa! ―gemiría al albina.

Naruto la hizo levantarse de pie y tras poner sus mano en las suaves caderas de la indecente monja vino a soltar sus labios en los de Shion. Nadie les miraba, nadie había para interrumpir su prohibido impulso animal.

Lo siento Hermana Shion, pero no puedo esperar más por este impaciente deseo.

La llevo hasta ponerla contra la pared de la ducha, con sus mismas manos levanto a Shion con sus manos agarrándola debajo de sus muslos pero al mismo tiempo abriendo sus piernas para ver la virgen vagina de la hermana. Supo que era virgen pues a pesar del ferviente deseo que superaba su pasión por el salvador, ninguno miro como sus cuerpos se conectaban realmente solo podían ver sus rostros emocionados por hacerlo. La entrada en la hermana Shion fue por mucho un estrecho camino para la hombría de Naruto mientras se bañaba en la sangre del himen roto en la albina monja, logro contener el grito de dolor que debió salir de su boca mientras Naruto insertaba todo su aparato hasta encontrar el limité profundo en su vagina.

Naruto-san… no deje que el demonio tome control de su cuerpo ―fueron las palabras de Shion una vez que el rubio comenzó a moverse en su interior, era rudo y de empujes profundos. Regalaba su pureza de su cuerpo, de su mente y alma a un demonio seductor que la había engatusado.

Ya es tarde hermana Shion, el demonio entre mis piernas quiere corromperte hasta esclavizarte ―levanto más su cuerpo de Shion, donde ella lo abrazo mientras gemía moderadamente, ocultando los momento estruendosos de su voz mordiendo sus dedos dejando salir un discreto grito de placer.

¡No! ¡no voy a ceder ante el poder del pecado! ―decía en su juego empezado para los dos.

¡Veamos cuanto puedes aguantar, hermana Shion!

De palabras de la misma Sarada-san, es como si una segunda persona dentro de su cabeza tomará posesión de su identidad. Su alter ego, el deseo de carnalidad desatado es una segunda identidad que brota de él cuando se da la oportunidad de liberarse. Así como el el doctor henry jeckyll y mr. Hide nos enseñaron, él no le teme a esta personalidad suya, no la aborrece ni desea no tenerla. Todo lo contrario, desde que fue forjada Naruto Uzumaki abraza esa otra persona dentro de él y le permite tener el control cuando él lo quiera, ocultándola unicamente de aquella mujer cuya opinión más importa. Su esposa.

Shion es un reflejo de piel blanca como la nieve y de cabello de blanco hueso, amatistas por perlas como su amada Hinata, con valles en lugar de densas montañas sobre sus cordilleras. No satisfacía su fantasía de pervertir a una monja, fantasía el que siempre habría de reprimir, corromper la pureza de su esposa Hinata.

¿Que pasa? Siento como tu hombría se hace más grande en mi interior… es como si fuera… como si fuera ah… aahh.

¡Shion! ―no se contuvo, allí donde la tenía sostenida de sus manos en su espalda baja despegada de la pared mientras agitaba él su pelvis contra su vagina y la albina abrazaba tan fuerte hasta llegar a dejar marca de sus arañazos en su espalda hasta clavarlas cuando Naruto eyaculo todo en el interior de la monja.

¡Hhhaaa! ―estremecedor al principio fue escuchado su grito hasta el pasillo donde Tsunade no estaba, pero al momento su gemido fue suprimido por ella misma que halló gracia sintiendo el semen del joven Uzumaki llenando su cámara santa―. ¿Que es esto? El interior de mi vagina hay algo caliente.~

En manos de Naruto quien yacía con la espalda inclinada hacia atrás ella agacho la vista mirando por un lado, miró como el semen del señor Uzumaki se iba hacia afuera mientras él sacaba su aparato lentamente, una vez fuera como un corcho removido de una copa de champán broto fuera el blanco fluido del rubio.

»Parece que los pecados de Naruto-san han sido expulsas de su alma ―dijo con su voz temblorosa y perdida.

Parece que aun queda más en mi, hermana Shion.

Bajo a la albina evangélica de sus manos y de nuevo tenía sus manos sosteniéndola de su cadera, la hizo contra la pared, ella lucía gustosa hasta dejo escapar una risa sucia antes de volver a su papel.

Oh no, los pecados dentro de Naruto-san han convergido en un demonio ―dijo una vez él la sometió llevando su mano detrás de su espalda, mientras que para detener el brazo derecho de Shion, Naruto metió su brazo por debajo. El ruido de la regadera desperdiciando agua ocultaba sus fechorías en el patio trasero de la casa de Dios―. Debo ser firme y no ceder.~

Voy a convertirte en la esposa de este demonio, hermana Shion, serás mi nuevo juguete.~

Y así mismo fue, cuenta para mi Sarada-san.

Ese juego del demonio y la evangélica de corazón puro incorruptible soportando los castigos del oscuro ser que quería convertirla en su emperatriz de la tinieblas, era uno que les encantaba jugar siempre que se reunían en esta iglesia. Años después, incluso cuando Naruto vino hasta la hermana Shion para buscar consejo sobre la encrucijada que vivía su matrimonio, primero tenía que jugar con la albina antes de que le prestara la correcta atención.

Ahora que venía a ella por consejo, la hacia seguir con su apasionado juego. Así como antes, la iglesia asignada a Shion estaba igual de vacía, debido a la temprana hora como la falta de interés de la gente en aquel poblado donde fue abandonada a su suerte, como la temprana hora de los más jóvenes que estaban en la escuela cuando podrían estar aprendiendo las sagradas escrituras.

¡Haa, el demonio en el pene de Naruto-san se ha vuelto más fuerte! ―la voz para nada adecuada para un aposento de Dios en la tierra hacia eco en las paredes con ventanas decoradas al estilo medieval―. No lograrás corromperme.~

Mira quien lo dice, la pervertida monja que esta montando mi pene como si fuera un caballo salvaje ―exclamo Naruto haciendo leve esfuerzo para no perder ritmo al empujar su hombría a través del agujero sucio de Shion―. Mirá como tu vagina esta tirando a chorros tus jugos pervertidos… solo falta que tu congregación este para verte, seguro eso te excitaría.

¡No, no quiero imaginarlo… porque siento que mi vagina va a venirse otra y otra vez!

La albina estaba cogiendo con Naruto debajo del altar de su iglesia, sobre el piso estaban los dos ella encima de él con el aparato del rubio en su culo. Shion yacía con el habito abierto de nuevo, fuera del confesionario; sus pechos expuestos una vez más en su abierto habito. Una mano de Naruto jugaba con sus senos mientras que la otra apretaba, estiraba y jugaba con el clítoris de la monja mientras él hacia ruido martillando su ano. Sus piernas abiertas dejaban ver con más claridad como se deslizaba el pene del señor Uzumaki por su interior y chocaban contra sus nalgas.

Eres una perra mentirosa, hermana Shion… solo por eso voy a darte toda mi leche dentro ―la escucho decir si, que no importa cuanto se aprovechara de ella, nada iba a corromperla, pero la levanto e hizo notar más su vagina de labios abiertos como donde le estaba dando sino era en este agujero―. ¡Mira Dios, mirá como convierto a tu querida santa en mi nueva puta!

¡No señor no mires como caigo en tu presencia! ―tapo sus ojos pero no la sonrisa que tenia ni la lengua por fuera que tenía Shion.

Dices eso pero puedo sentir tu vagina hablando, quiere que te entregues a mi ¿Dime que es lo que quieres realmente?

¡Correte, correte cuanto quieras… no lograrás que sea la esposa de un demonio tan vil, aunque prometas darme esta vigorosa polla todos los días y a todas horas no cederé! ―su amor por interpretar a un personaje tan vulnerable podría provocar pavor a Naruto en lucidos momentos.

¡Aquí voy!

Un ultimo empuje y su hombría se ensancho en su agujero apretado mientras que su vagina expulsaba una lluvia dorada sobre el piso frente a las bancas de su iglesia mientras una voz chillona suya hacia eco por toda la iglesia. Sus ojos empujaba hacia atrás mientras el caliente fluido de su amor prohibido la recorría por sus entrañas y su vagina se contorsionaba ante la emoción. Toda fuerza por fin se esfumo de ellos, sus piernas fueron las primeras en perder la fuerza que ocupaban para mantenerse en alto y cayeron desplomados al suelo donde el suelo sería manchado directamente por los fluidos de Naruto servidos en Shion. Los dos respiraban de forma pesada pero con una sonrisa, cruzarían sus ojos solo unos segundos después teniendo sus bocas abiertas estando ella recostada sobre el joven Uzumaki. La inercia los atrajo a sellar el final de su juego con un beso sucio allí en la sala de la casa de Dios.

El juego acabo y tras limpiar el desastre hecho allí mismo, una plegaria y una disculpa hecha de rodillas con el rosario en manos, Shion clamo el perdón por ambos y después como si realmente todo estuviera perdonado se levanto para ir a sentarse junto a Naruto en las bancas delanteras donde él esperaba.

Sus tacones de suela amplía y baja sonaron con sus pasos al acercarse al joven señor Uzumaki con quien tomo asiento. Allí en el silencio de los cantos de los pájaros ocultaba toda la conversación que tuvieron, por fin se confesaba ante la eclesiástica y ella por fin asumía sus papel como evangélica.

Así que por fin vuestra esposa ha sabido de tus fechorías, la única forma de enmendar todo es hablando ―fue el concejo de la hermana Shion, a pesar de su ambigua respuesta en su sereno rostro no basto para Naruto como una verdadera solución a su problema.

¿Que? ―fue el principio de su reacción―. ¿Hablar? Ella no me escuchará.

Rosas y regalos no arreglan todo, Naruto-san. Las palabras pueden destruir reinos o causar guerras, pero también pueden salvarlos o detenerlas, solo hay que saber que palabras usar.

Dudo que Hinata quiera escucharme.

Shion suspiro, que más podía hacer por él.

Rezaré por su matrimonio, Naruto-san.

El silencio en su boca ante la serena sonrisa inamovible en la hermana Shion era todo lo que necesitaba saber Naruto que no había otra forma de reparar las cosas con su esposa. Pedir perdón y no negar los hechos como pensaba hacer en un principio, decir que todo ha sido una artimaña de algún anarquista que busca destruir su relación marital, aunque tenga sentido no tenía ninguna lógica. Eso me contó Sarada-san como una solución inmediata como desesperada surgida en su predecesor.

Pero como hablar con su mujer, quien lo ha estado evitando al igual que él esta ultima semana. ¿Quien para convencerla de hacer eso? Esa respuesta encontraría con la doctora Haruno y su hermana Hanabi para saber que decisión tomar.

IV

Hinata-san no podía soportar la carga mental y el estrés que le produjo tan desgraciada revelación. Aunque no sabíamos quienes eran aquellos que intentaron difamar de extraña forma la identidad de naruto-sama, que acabara con ellos no solucionaba todo el problema. Naruto-sama y yo tuvimos que distanciar nuestra relación mientras él solucionaba todo querido Adrian. Aquellos criminales sin nombre estaban muertos ahora solo le restaba solucionar todo con su esposa, pero estaba tardando demasiado.

No se que deba hacer ―decía Hinata-san reunida en un café poco concurrido, sentada en una de las mesas de fondo pegada a la pared, el local no estaba lleno en su totalidad pero cantidad, con una taza de té de jazmín para calmar sus nervios decía lo que pensaba a quienes le acompañaban―. ¿Sabes? Creí que si Naruto llegaba a engañarme algún día, sería contigo Sakura, o contigo Hanabi.

El café descafeinado que había pedido Sakura y el chocolate mezclado con leche servido frió que pidió la hermana de Hinata-san causaron un vació y un nudo en sus gargantas al escuchar tales palabras viniendo de ella. La primera trago duro luego de sentir atorarse el café mientras que Hanabi tocia peligrosamente tras hacer pasar la mezcla fría. Un momento desconcertante que hizo a la esposa de Naruto-sama quedarse perpleja ante estas reacciones.

¡Hermana! ¿Que cosas estas diciendo? ―respondió la joven Hyuuga en la mesa luego de aliviar su garganta bebiendo el resto de la taza fría de chocolate, aunque le llego a irritar la garganta. Más tarde estaría sufriendo por esto en la oficina.

Hinata, entiendo de lo que nos has contado es perturbador pero no es necesario agraviarlo más ―calmo las tensiones la doctora, no era por su café pues no era caliente pero eso no explicaba porque de pronto estaba sudando mucho de pronto.

La mirada fruncida en Hanabi se fraguo cuando la depresión en su hermana fue más evidente, ella agacho su mirada y mientras revolvía su taza de té casi vacía hablaba con más desilusión que rencor dado la revelación que previamente les ha compartido a las dos. En ese descuido, ella y la doctora Haruno cruzaron miradas por solo unos segundos antes de mirar de nuevo a Hinata cuando volvió a poder hablar.

Siempre supe que yo no era suficiente para Naruto, pero me negaba a creer que un día vería a Naruto traicionándome con otra mujer ―decía, sin apartar la mirada de su propio reflejo apenas visible desde sus ojos de Hinata―. Siempre pensé que la vería contigo Sakura, después de todo tú y Naruto en el pasado.

Un sismo sacudió el cuerpo de mi madre, se ha cogido Naruto el doble de veces que yo lo hice con él antes de que partiera de este mundo y por eso temblaba al contar su mentira. Lo mismo puedo decirte que sucedió con Hanabi-san, mi querido Adrian.

Hinata, querida. Naruto y yo solo somos amigos… nunca hubo ni abra nada entre nosotros.

¿Pero porque crees que él y yo llegaríamos a hacerte algo como eso? Hermana ―pregunto Hanabi, sudando de su frente.

Has tenido un gran respeto y apreció a Naruto, las veces que los he visto juntos me hicieron pensar que tal vez ustedes podrían hacerme eso ―diría con una pasiva sonrisa que se ennegrecía con su despecho―. Inclusive llegue a creer por un momento que esa otra mujer, Tsunade-san; llegaría a intentar robarme a Naruto, la forma en la que habla de él… pero nunca pensé que algo así podría hacerlo alguien como Sarada-chan. Ella ha sido como una tercera hija para mi y Naruto.

Como la lamento, no pensé que alguien como mi hija llegaría a hacer esto, sobre todo con Naruto. Él a sido un padre espiritual con la ausencia continua de Sasuke en la familia.

Lo sé ―recargo su brazo izquierdo sobre la mesa luego de haber empujado el té que antes pidió. Su mano quedo bajo su mentón y miró la pintura uniforme de la pared, ese color café oscuro se hacia más oscuro conforme miraba desahuciada―. No quiero odiarlo pero no se si pueda perdonarlo.

El murmullo de la gente hablando entre si en las demás mesas pronto comenzó a llenar los oídos de las tres en la mesa, mi madre y Hanabi-san de nuevo estaban mirándose desde ese ruido ambiental en el concurrido café. Hinata no daba señal de prestarles atención y con eso, ellas buscaban encontrar una forma de ayudarla, pero la hipocresía en sus negaciones las tenia con una soga al cuello.

¿Hinata? ―se puso de pie sin decir nada primeramente.

Lamento haberles metido mis suposiciones en la cabeza ―dijo―, pero gracias por escucharme.

Hermana ―Hanabi se puso de pie de brusca manera y encarando a Hinata-san las palabras escaparon de su mente―, solo espero que puedas arreglar esto, no quiero saber que tú y Naruto… De seguro hay una solución.

Gracias, Hanabi. Pero no se que sucederá ahora ―dijo, de nuevo esa sonrisa ensombrecida por su tristeza profunda era un puñal duro que asimilar―. Perdonen por haber dicho que espera ver a Naruto engañándome con alguna de ustedes.

Como va suceder eso ―bromeaba Sakura―. Naruto solo es un amigo.

Hinata, estas algo perturbada con esa forma de pensar.

Las risas fueron incomodas para ellas dos, no sabía si como yo ellas se estaban riendo o deseando que Hinata-san no descubriera que tienen el mismo juego del amante con Naruto-sama. La vi salir en silencio de cafetería disimulando estar bien, pagando la cuenta por todo incluso la parte de mi madre y su hermana. Lo se porque, yo estaba una mesa detrás de Hinata, disfrazada entre toda esa gente solo para escucharla, nunca pensé que me llegaría a arrepentir por el sufrimiento que le estaba causando, debería estar riendo y burlándome de ella diciendo que soy la joven mujer por la que Naruto-sama la ha cambiado… no es como desee que pasara, no estaba a gusto.

Me levanté de la mesa solo cinco minutos después y pasando frente a la mesa donde Hanabi-san con mi madre aun seguían allí, incomodadas pero más que nada mortificadas. Después de todo, se han cogido a nuestro querido Naruto-sama… lo he dicho dos veces, verdad ¿Adrian?

V

De la iglesia nos habíamos dirigido a dar un recorrido nocturno por la ciudad, un tour guiado en su propio auto con chofer designado a ella. Él primer que visitamos fue el mirador en las colinas de las afueras de la antigua capital, allí entre muchos otros locales mirábamos el esplendido paisaje luminoso de la ciudad e incluso pude tomar una foto de la ciudad y otra con los con esa imagen como fondo de nuestra imagen. Pero ver el resplandor de luces de Kioto no era lo que ella quería mostrarme.

Nos alejamos del mirador al otro lado de la carretera y nos adentramos en el bosque, guiado de mano por Sarada-san, dejando al chofer a cargo del auto. Una canasta en manos y un mantel grande sobre saliendo de esa canasta, me llevo a pinic nocturno bajo un paisaje mucho más radiante. La razón, deslumbrarme con esos paisajes que la gente ya no busca ni aprecia, un cielo lleno de estrellas.

Esta vista es… hermosa ―dije, enamorado de la espectacular vista como si fuera un niño―. Ni siquiera en ciudad natal vi un cielo nocturno como este.

Una vez vine aquí a acampar con mi madre, Naruto-sama y su familia cuando eramos era niña. Aquella vez vinimos a ver una lluvia de estrellas, fue espectacular ―a mi lado, mirábamos el firmamento nocturno, como si la revelación de un futuro brillante nos contarán los astros de luz lejanos. Un futuro brillante, así lucía―. Aunque hoy no hay ningún baila nocturno de parte del cielo, sigue siendo una vista muy agradable de ver. ¿Quieres cenar?

Gracias.

Nos sentamos sobre el mantel y allí me sorprendió con una serie de manjares caseros, aunque ella no lo había echo para si pero si los ordeno a hacer al personal de cocina del hotel.

Veo que te gusta el paisaje, Adrian.

Dicen que los científicos se equivocan al buscar descifrar el espacio mientras desconocemos nuestros océanos. Ahora lo entiendo, saber que historias se ocultan en esos brillantes estrellas distantes que nacen y mueren por montones es atractivo ―sufrí un ataque de inspiración.

Sin embargo bajo ese cielo nocturno ha sido testigo de muchas cosas en aquel prado despejado donde me llevo Sarada-san. Ha observado que este prado ha sido el nido de amor prohibido entre la doctora Haruno y su mejor amigo a costas de su esposo, una historia que recordó Sarada-san cuando me contaba allí mismo todo lo sucedido en la cafetería, cuando contó el a ver visto el rostro culpable de su madre ella en su narración contó de una anécdota de Sakura-san y el amante que tenían.

VI

Era el aniversario de mis padres, sin embargo mi padre cosas como está no eran relevantes sino se trataban de sus constantes misiones en el extranjero, para él se arreglaba con una llamada y ya. El consuelo que necesitaba mi madre para esos aniversarios lo tenía con Naruto-sama, ese mismo año en que ocurría el chantaje en su contra, ellos vinieron a este lugar para pasar la bien.

Salud, por ti y por Sasuke, Sakura-chan ―brindo con su copa de champaña que sirvió sentados frente a frente en una cita nocturno bajo el mismo cielo estrellado, pero para ellos no había otra cosa más interesante que el otro.

Otro aniversario con Sasuke ausente para celebrar, si... brindo por eso ―exclamo con un amargo sabor, no por la champaña sino por lo obvio.

Lo lamento por ti.

¿Que rayos dices? ―sonreía con duro rencor, esa forzada sonrisa hecha―. Al menos estás conmigo para hacer compañía.

Levantaron sus copas y rompieron el canto de las cigarras nocturnas por un instante, antes de sentir el burbujeo recorriendo sus gargantas de la embriagante bebida. Cualquier otra mujer en ese momento sentiría ira, coraje, frustración; hubiera caído en una similar tristeza que la sufrida por Hinata-san. Pero mi madre lo tenía a él para pasar por alto la falta que sentía por mi padre… en la cama.

Cuando la campaña de su copa se acabo, solo espero unos instantes de sentir el alcohol dispersándose por su cuerpo. Levanto sus ojos tras asentar la copa vacía a un costado suyo sobre el mantel y enrojeciendo sus mejillas miraba ahora a él a quien en una vida distinta tal vez le hubiera correspondido sus emociones. Naruto-sama disfrutaba cada desliz de las burbujas bajando por su garganta, pero los ojos traviesos en Sakura-san le hablaron.

¿Sakura-chan, tan rápido ya estás alegre?

En el canto de las cigarras nocturnas se escuchar una nueva sinfonía, allí donde nadie podía escucharles. La doctora Haruno dejo para después aquella comida en la canastilla para mejor comerse a besos a Naruto-sama. Él dejo caer su copa, pues mi madre se acerco como una depredadora salvaje, avanzando a gatas sobre el mantel viniendo hacia su persona donde sus ojos miraban con hambre de sexo.

Naruto.~

Sakura-chan… que animada estás esta noche.

Era ella quien recorría sus labios por el cuerpo Naruto-sama y no al revés como suele ser, mi madre le dominaba. De ahogarse con sus besos, ella fue yendo más abajo recorriendo sus labios saboreando sus pectorales excitantes de ver en un hombre que estaban entrando en sus cuarenta, un hombre con el cuerpo conservado y seductor. Y mientras se daba gusto lamiendo sus músculos en su camiseta blanca desabotonada, la mano de la doctora Haruno trata también con mucho animo la hombría de Naruto-sama.

A veces me pregunto porque le hice más caso a Sasuke en vez de ti, Naruto ―dijo, más la mano de mi madre no dejaba de masturbar su pene―. ¿Dime, aun sientes algo por mi?

Creo que es evidente, Sakura-chan ―levanto su rostro ahora que yacía recostado sobre el mantel de campo, gran sonrisa tenía de solo ver como su hombría era bien tratada.

Yo hablo de sentimientos, tonto ―de un fugaz enojo, paso a estar gustosa con su respuesta―. Ya que Sasuke no quiere tratarme como su esposa, dejaré que lo hagas. Naruto~ esta noche seré tu esposa y es nuestro aniversario.

Dijo y lo soltó, se montó encima para quitarse primero su favorita blusa rosa, botón a botón. Se deshizo de su pantalón para quedar en lencería frotando su pelvis sobre el duro pene de Naruto-sama. Luego de eso, se levanto lo suficiente para tomar de nuevo su hombría y con su lengua estimularlo, primero disfrutando de su sabor, lamida a lamida, de abajo hacia arriba, saboreando en cada segundo.

¿Eso es todo? Mi esposa puede hacer más que solo eso… ¡Uuh! ―su voz se esfumo cuando la boca de mi querida madre lo llevo boca adentro. Cada sonido que ella hacia y la rudeza de toda su boca le dejaba sin aliento―. Sakura-chan que ruda eres, harás que me corra así de rápido.

Esta bien ―dijo, llevando más de la mitad de su hombría dentro de su garganta―. Quiero saborear el semen de mi esposo.

Su boca comenzó a moverse a agresivos ritmos pero fantásticos para Naruto-sama quien se entrego a merced de mi madre quien como si disfrutará de un manjar único su boca se devoraba con gran estigma su pene. Dejo de emplear su mano cuando llevo el pene de Naruto-sama por completo por lo profundo de su garganta, los minutos se volvieron segundos para él y cuando no tuvo más fuerza para resistirlo.

¡Sakura-chan, aquí voy!

Lo tenía enterrado hasta el fondo de su garganta, sintió como se hincho hasta quedar ensanchado en su garganta y su semen se disparaba hacia su esófago. Escuchándose como iba cada mililitro de su semen garganta abajo dentro de la doctora Haruno sin sentir complicaciones por tener el pene de Naruto-sama bloqueando su respiración. Cuando termino, dejo salir su hombría con toda facilidad limpia y reluciente.

Estuvo delicioso, mi amor~ ―exclamo Sakura-san, otra vez vino a ponerse encima del jefe y allí, vino a quitarse la lencería negra que traía―. Quiero que me lo des en esta sucia boca ―revelo su vagina y con dos de sus dedos de la mano derecha, mostró el largo camino que deseaba ser recorrido como solo Naruto-sama sabe hacer.

Con mucho gusto, pero como es nuestro aniversario tengo una condición Sakura-chan ―hizo preguntarse a la doctora Haruno mientras quedo esperando por recibir lo duro de Naruto-sama―. Quiero que me dejes hacerte un hijo.

Creo que ya es momento de darle un hermanito a Sarada-chan ―su respuesta vino a saberse sin tanto pensarlo. Darme un hermano menor cuando yo ya tenía veinticuatro años. Aunque sus ojos eran idénticos a los de Naruto-sama, no lo pude percibir como su reencarnación, sabes. Mi hermano.

El canto de las cigarras tuvo una nueva sinfonía en ese prado libre durante la noche, el choque de carnes en frenesí hacia eco en ese pedazo del bosque. Sakura-san recibía por detrás entregada en cuerpo y corazón a aquel que solo juro ver como un amigo de la infancia, engañando con todo placer a mi padre mientras él arriesgaba la vida por la paz en alguna parte olvidada del mundo. Naruto-sama en cambio reclamaba a mi madre haciéndole esa noche un segundo hijo.

¡Naruto, estás destrozandome Naruto… mi vagina arde… no pares, no pares! ―miraba por debajo de su cuerpo como las bolas de su amante rebotaban al chocar contra ella, su pene la llenaba toda y aplastaba su útero―. ¡Sigue, quiero que llenes mi útero con rico semen!

¡Hhhhaaaa!

Escucho su grito, eufórico cual espartana hacia la batalla. Su hombría se ensancho y luego soltó todo lo que sus bolas habían producido tras casi veinte minutos de estar combatiendo el deseo frustrado de mi madre. Una delgada hilera de su esperma se escurriría de la vagina de Sakura-san al retirar su pene. Pero vendría a sellar esa fuga insertando su hombría de nuevo tan solo dar un breve respiro.

Eso, vamos dame más Naruto. Quiero que está noche me hagas enloquecer… tratame como tu perra esposa, Naruto ―él la tomaría de sus antebrazos y levantaría a la doctora Haruno, dejaría de tener casi en el suelo su rostro.

Pero ya eres mi perra esposa, Sakura-chan ―decía, enloquecido por el sexo. Su hombría aporreándose en el cuello de su vagina y labios dejando su marca en la parte posterior de su cuello, mientras sus manos juegan con sus senos pequeños.

Besame mientras me follas ―le pidió.

Un momento de pausa y su labios escalaron hasta la boca de la doctora Haruno antes de volver a empujar su hombría mar adentro y dividir sus olas, sus manos quiero decir querido Adrian. Con la mano derecha suya acariciando ambos pechos de mi madre, con la mano izquierda jugando con su clítoris de formas que te hacen flotar mientras su hombría esta desatada dentro de su vagina. Sus lenguas danzan ebrias del pecado en el juego de los amantes que toda la noche jugarían bajo la luz de la luna llena.

Parece que es cierto esa antigua creencia, dormir desnudo bajo la luz radiante de la luna llena te convierte en un licantropo, ellos dos se volvieron exactamente hombres lobo pero ante la luz de nuestra frágil luna eran peor que dos bestias en apogeo de su temporada de celo.

Que bien te mueves, Sakura-chan.

Tu pene se siente de lo mejor, Naruto… ―dijo, le cedió el control a la doctora Haruno y ella yacía montando su hombría cuan entusiasmada vaquera. El descansaba, ella hacia todo el trabajo, miraba su espalda y el rosado cabello de mi madre mientras agitaba sus caderas con fanatismo―… Quiero sentir una tercera corrida tuya Naruto.~

Pronto se canso de estar sentada, más no cansada de estar fornicando con él. Inclino su cuerpo y puso sus manos sobre el mantel a los lados de su amante, para así sostenerse sola y continuar teniendo el ritmo de sus propios movimientos.

»Vamos, correte conmigo… correte contigo mi amor.

Sakura-chan ―la tomo de su cintura en plena acción e instintivamente se detuvo ella.

¿Eso fue raro? ―pregunto mi madre, su rostro yacía muy cercano al de Naruto-sama, estando encima de él, casi dejándose caer―. Es solo que, a veces deseo haberme casado contigo y no con Sasuke.

Tu siempre has sido mía Sakura-chan ―exclamo con su singular sonrisa tonta, esa que genera tanta confianza en él―. Sabes que puedo hacerte mi esposa, más que solo tenerte como mi amante.

Sellaron su proclamado amor correspondido en tiempo tardío, si mi padre nunca la hubiese descuidado, tal vez… solo tal vez mi madre… no te puedo mentir Adrian, de igual forma Sakura-san hubiera sido la amante de Naruto-sama.

Naruto… Naruto, te amo. ―gemía con gran estruendo en su voz, su cuerpo movía sus caderas con pasión desbordada, sus labios se acariciaban en un romance inapropiado pero excitante para los dos.

Quisiera que Sasuke te escuchará ―abrazo a mi madre, pasando sus manos por su vientre, antes de tomar el control―. ¡Quisiera ver a Sasuke mientras te hago un hijo!

¡Sasuke puede joderse en este momento, solo hazme ese hijo Naruto!

¡Aquí va… recibe todo mi semen en tu útero, Sakura!

Se desato su hombría al no poder resistir más los frenéticos deslices de la doctora Haruno e inundo cada rincón de su vagina en un bautizo de blanco fuego, una llama que hacia gozar y sentir que flotaba en el cielo a mi madre.

¡Si, puedo sentir como llena! ―se contorsionaba el interior de su coño mientras los labios de su vagina le abrazaban con fuerza para no dejar escapar su hombría ni ese blanco bautizo que era sentía como una delicia siempre que ocurría―. Mi vagina, mi vagina esta temblando de gusto… ―se dejo caer sobre Naruto-sama y allí, vendría a decirle―… aun no te duermas, tres corridas no serán suficientes para que puedas hacerme un hijo, Naruto.~

Toda la noche, toda la maldita noche el canto de los animales fue sustituido por los sucios e indecentes sonidos de su voz que podían hacer sentir la misma sensación pervertida que los dos estaban viviendo. El mantel se ensucio se ensuciaba con cada nueva ronda de sexo inmoral, dejando olvidada todo aquello que estaba en la canastilla de mimbre que mi madre llevo esa noche, los animales huían ante sus cada vez más fuertes gritos de placer hasta que, tras tanto fornicar peor que los animales del bosque quedaron rendidos y exhaustos, más no cansados. Sus espíritus estaban dispuestos pero sus carnes estaban blandas y magulladas. El sol del amanecer se encargaría de despertarlos.

Podía ver esa historia en los ojos de mi madre ese día cuando salí de mi escondite en el café para seguir a Hinata-san, mi madre recordaba este momento o tal vez alguna de tantas ocasiones donde se ha entregado al engaño pasión con Naruto-sama.

Era lo mismo que podía ver en el rostro de Hanabi-san, ambas bebían sus tarros de la cafetería hablándose así mismas con las miradas auto culpa, viniendo a recordar todas aquellas veces que ha engañado a su hermana con su esposo y logrando ocultar con éxito toda la falacia de la verdad.

VII

Ahora es turno de contarte otra de las anécdotas de Hanabi-san, mi tierno Adrian. Pues mientras su hermana lidiaba con ese inesperado problema marital que ella desconocía, Hanabi-san revivía todos sus pecados de adulterio tenidos hasta ahora con Naruto-sama.

En la misma residencia, Hanabi-san había venido con la excusa de visitar a su hermana sin embargo ella tenía que salir a resolver unos pendientes que tenia que pagar. Sus adorables sobrinos estaban fuera y solo se quedaba Naruto-sama en casa, pero él una vez más había vuelto a su casa tras una larga noche en vela “trabajando” hasta tarde. Era un domingo y haber vuelto tan de madrugada no le preocupaba pues podía despertarse cuando se sintiera descansado después de tanto trabajar duro.¿

¿Vas a tardar mucho, Hinata? ―pregunto Hanabi luego de ser recibida brevemente por su hermana en la sala de la residencia Uzumaki. Le había servido una taza de té y allí la estaba dejando.

Solo voy a resolver unos pendientes, además de que pensaba traer el almuerzo, para cuando Boruto y Himawari vuelvan de sus salidas con sus amigos ―contaba, tan tranquila como confiada era su hermana, pero incluso Hanabi-san la sentía algo (por no decir muy) ingenua. Pronto escucharon el agua del grifo de la ducha abrirse, a lo que Hinata reacciono con una sonrisa―, parece que Naruto se levanto temprano.

¿Temprano, pero si son las doce del día? ―miró el reloj colgante en la pared de la sala.

Llego a la casa a las cinco de la mañana. Para alguien como Naruto que no bebe no se droga, creo que su trabajo es la mejor adicción que tiene ―dijo con esa misma seguridad y confianza―, aunque desearía que no se exigiera demasiado.

Tienes razón, es un hombre que tiene a su trabajo como su amante celosa ―bebió de su taza de té servida en frió en el cinismo de sus palabras―. Descuida, puedo esperarte, y con Naruto despierto no la pasará en espera sola.

No tardo, hermanita.

Descuida, tomate todo el tiempo que necesites, hermana. Aquí te estaré esperando a que regreses ―despidió a su hermana hasta acompañarla a la puerta de su casa y tras quedarse sola, su corazón se disparo, sonriendo en picaresca travesura que tenía en manos, tanta era su emoción que no podía sostenerse y se dejo caer contra la puerta donde sus manos se recargaron contra esta―. Con Hinata fuera, significa que tengo alrededor de dos horas para jugar con él y con Konohamaru en la oficina hasta más tarde para que llegue… no puede ser más perfecto.~

Allí en el segundo piso donde Naruto-sama se daba un baño y el agua de la regadera dentro de la pileta, con una estropajo en manos tallaba brazo por brazo mientras el agua seguía cayendo sobre su cabeza y demás de su cuerpo. Por su mente pasaban muchos pensamientos, pero a pesar del desvelo y la resaca que pasaba con el agua golpeando su cabello, esta sonriendo pues recordaba el juego sucio que tuvo con sus amantes escogidas para la velada anterior.

Para ser una vieja de sesenta, Tsunade se mueve como una puta de veinte~ ―sonreía Naruto-sama rememorando todo en un destello de su pensamiento. En su realidad bajo la lluvia, alguien vino a tocar la puerta del baño―. ¿Hinata, eres tu?

¿Quien crees que soy, querido?~

Solo escucho como la puerta se abría y sin poder dilucidar la figura que entro en silencio en el baño dado la puerta corrediza que no permitía visualizar nada desde ninguna dirección. En pasos silencio vio entrar a estar figura así como escucho el sonido de una cinta retirándose, a través del distorsionado plástico de la puerta, vio a esta mujer quitarse su ropa con un solo movimiento. No veía su rostro, sin embargo podía ver el color de aquella. Sonrió con atrevimiento, claro que supo reconocerla.

Despertó su hombría con solo unos primeros estímulos de su mano ansioso de verla entrar por la puerta. Entró Hanabi y bajo su kimono favorito traía puesto un juego de traje de baño a la medida, un bikini azul marino de tono brillante. Con sus manos en el marco de la puerta corredizo miraba a Naruto-sama picaresca expresión, mordía su labio inferior izquierdo dejando que él mirase su cuerpo con tal ropa.

Hanabi-chan~ llegaste temprano, la fiesta no será hasta mas tarde ―dijo Naruto-sama.

Una reunión de amigos y socios del trabajo había organizado con su esposa, dado que en el patio trasero habían construido una piscina, sería una fiesta de trajes de baño. Pero todavía faltaban varias horas para comenzar.

Vine para ayudar a one-san con los preparativos, pero dijo que necesitaba salir por las cosas primero ―a paso lento contaba los hechos mientras se acercaba caminando sensualmente hacia Naruto-sama―. Significa que tenemos unas dos horas antes de que vuelva o que vuelvan Boruto y Himawari.~

Quieres terminar lo de anoche ―puso sus manos en la cintura de su cuñada, risas pecadores se escucharon en ambos antes de que él pusiera su boca sobre sus labios.

Cerró el grifo de la ducha y con sus labios danzando en el fuego de sus lenguas la llevo contra la pared. Sus manos recorrieron el cuerpo de Hanabi-san arriba a abajo y de vuelta, de nuevo bajaron y subieron sintiendo su piel solo para calentarse más de lo que ya se sentía. Dejo sus labios para bajar con su lengua acariciando su piel hasta que quedo de rodillas ante Hanabi-san, movió su bikini y descubrió su tesoro.

¡Oh, Naruto… Naruto! ―gritaba en éxtasis, la lengua de su cuñado era una serpiente en ambas bocas suyas, pronto su garganta se cerró no salió ningún ruido extraño pero su rostro se torcía en reflejo de los orgasmos que sentía recorriendo su cuerpo―. Eso, sigue y no pares ―dijo apenas recupero su voz, llevo sus manos sobre la cabeza de Naruto-sama para que no se detuviera y la hiciera llegar lejos.

Mirá esto Hanabi-chan, mira este desastre ―diría poco más.

Dejo de emplear su boca y se levanto, sería su mano derecha la que continuará el trabajo, tan solo dos de sus dedos serían suficientes para seguir con la tarea. Las piernas de Hanabi-san temblaban y la resistencia pronto se le agotaría, pero mientras los segundos se contaban para su caída, su vagina ya estaba comenzando a chorrear con los agresivos roces de los dedos de Naruto-sama que hurgaban en su punto sensible.

No puedo… ¡No puedo más! ―justo entonces su vagina exploto en un fuerte chorro de sus fluidos. Por suerte estaban en el baño y nadie vería las pruebas de su cometido. Una larga liberación femenina soltó Hanabi-san mientras Naruto la sostenía de su clítoris como si agarrará la perilla de una llave y la soltó cuando ella cayó rendida contra esa misma pared―. Eso se sintió bien.~

Es mi turno de sentirse bien ―se paro delante de la castaña arrodillada y con su hombría dura frente a su cara le diría eso―. Vamos Hanabi-chan, es tu turno de hacerme sentir bien.

Su mano bajo su barbilla y una sonrisa de esquina a esquina en el rostro de la joven Hyuuga que vino a abrir su boca para él. Puso primero la cabeza y cuando la lengua de Hanabi-san le acaricio decidió empujar todo su aparato en su garganta. Sus ojos se abrieron en un terror cuando se ensancho dentro de su cuello, como si fuera se tratase de su vagina, comenzó a empujar su hombría con brutalidad, sosteniendo su cabeza por detrás para no perder el ritmo.

Ruidos indecentes salían de Hanabi-san con cada segundo que paso siendo follada así. El iris de las perlas por ojos de la familia Hyuuga que tiene, se inclinaban hacia atrás mientras se ahogaba con los fluidos que se iban liberando del aparato de Naruto-sama.

Carajo… ¡Prepara tu garganta Hanabi-chan que voy a venirme! ―con su mano detrás de su cabeza, empujo su hombría hasta lo más profundo en su cuñada sin importarle que ella se sintiera ahogarse más.

Su pelvis se estrello contra la boca de la castaña Hyuuga y la presión acumulada en sus bolas se disparo garganta abajo, sus ojos se cruzaron mientras liberaba a chorros todo, cinco segundos que fueron eternos para Hanabi-san, eterno placer y dolor.

Puafff ―apenas retiro su hombría, Hanabi-san vino a vomitar mucho de su esperma a pies de Naruto-sama y esto bueno…―. Lo siento.

¿Crees que con un “lo siento” arregla el desastre que hiciste? ―decía en su juego dominante―. Quiero que limpies el desastre que has hecho.

Si, Naruto-sama ―a todo gusto ella se inclino sobre el piso, con su misma lengua y boca fue limpiando el desastre hecho en el baño―. Quedo limpió el piso Naruto-sama, ahora quisiera que castigará mi sucia vagina con su pene.~

Inclinada sobre el mismo piso vino mover el trasero para deleite de su excelencia, con su vagina aun visible y manchada de sus propio desastre anterior allí le invitaba a usar su agujero pues ella veía como su hombría seguía dura, queriendo más.

Te atrevés a darme ordenes ―diría con una sonrisa maquiávelica, flexiono su pierna y con el dedo gordo de su pie hurgo el agujero mojado de Hanabi mientras ella seguía moviendo el trasero para Naruto-sama―. Recuerda quien es el amo y quien la perra, Hanabi-chan.

¡Si! ―grito de entusiasmo―. Soy la perra de Naruto-sama, quiero que Naruto-sama me castigue por mis travesuras por favor.

Una de las dos palabras que abren todas las puertas del mundo. Aunque también están: “Jale” y “Empuje”. Sin hacer ruido, como todo un depredador salvaje su presa estaba lista para ser devorada. Hanabi no miraba más, solo esperaba el momento con ansias y por fin lo sintió. Sin ocupar sus manos, la hombría de Naruto-sama se adentro en Hanabi, su voz eufórica se hizo escuchar.

¿Esto es lo que quieres Hanabi-chan? ¡Esto es lo que quieres! ―solo su cadera, no necesito poner sus manos sobre la castaña para sostenerse y darle duro.

Si, si, más duro… más profundo ―gritaba a todo pulmón, a todo placer―. Quiero que me partas mi traviesa vagina.~ One-san es afortunada por casarse contigo, seguramente la haces el amor todas las noches y todas las mañanas… por eso siempre esta tan feliz.

Si Hinata fuera la mitad de sucia como tú, no te estaría cogiendo ahora Hanabi-chan ―la levanto, con sus manos sosteniéndola por detrás de su espalda y la llevo contra la pared, sus pechos presionaron contra el mosaico mojado casi visibles ante su húmedo bikini; pero lo que si lograba ver era sus pezones duros y sobre todo rosados―. Eres mi tipo, Hanabi-chan.

Dices eso y me excite más, Naruto.~ ―la lengua de su cuñado acariciaba su cuello―. Besame mientras me haces llegar a la cima.

Levanto la pierna derecha de Hanabi-san para hacerla apretar más y siguió empujando su aparato hacia la puerta final de su vagina, cada choque contra su puerta era un orgasmo tras otro para ella evidente en su voz que hacia eco en todo el baño pues ese no logro callarla hasta el final.

»Aquí viene, puedo sentirlo…. ¡Oh Dios, suéltalo, suelta todo ese semen que tienes en las bolas Naruto-sama!

¡Llenate toda Hanabi-chan!

Su hombría empujo hacia lo más profundo, casi logrando derribar las puertas de la castaña Hyuuga, una pequeña abertura con suficiente espacio para llenar todo el espacio de su útero. Pero aquella ocasión no seria cuando se pondría a trabajar la fabrica de bebés de Hanabi-san. Para entonces aun faltaba algunos años más.

VIII

Son dos historias que me contó Sarada-san, de varias anécdotas contadas y sabidas de su madre y de Hanabi-san que se vinieron a su mente mientras disfrutábamos de la cena en el campo nocturno interrumpiendo su propio relato.

¿Como es que sabe esas historias?

Cuando no estábamos con nuestro hombre, nos reuníamos para beber, aunque yo nunca fui una bebedora como ellas o como Tsunade, así que recuerdo cada confesión que hicieron. Donde fueron que hicieron con Naruto-sama… aunque yo tal vez le di un toque mió ―contó para mi, Sarada-san y continuo narrando sobre la reconciliación del señor Uzumaki y su mujer―. No quiero sonar como una acosadora, pero la seguí hasta su casa sin que se llegará a dar cuenta. Al llegar a su puerta me hice notar, claramente no estaba muy a gusto con verme, yo estaba avergonzada mientras que ella estaba hecha una furia con mirarme.

No quería verte.

Para nada y como no, después de todo era conmigo con quien descubrieron a su esposo. La niña que estuvo con ellos como una tercera hija, adoptada; se volvió en una rompe hogares ―tomo una copa de la sidra baja en alcohol que trajo y bebió despacio―. Al final me dio la oportunidad de hablar y contar lo que paso.

Sus palabras me hicieron cuestionarla. Mas mi boca se quedo en silencio e hice esperar esos emparedados hechos de forma profesional que el chef español preparo para nosotros.

¿Exactamente que le contó? ―pregunte, un breve momento para formular bien mis cuestiones.

IX

Uzumaki Naruto había vuelto a su casa antes de la puesta de sol dado, una llamada de su esposa llego a su oficina. Su mente congestionada con todos los problemas, pero sobre todo el dilema de como seguir el consejo de la hermana Shion lo tenían agitado, así como yo escribiendo todo esto. Una llamada de su esposa en un tono apagado le cambio el día. Ella no parecía estar a gusto con llamarle pero lo hizo de todo modos.

¿Naruto?

¡Hinata! ―calmo sus ansias, la voz de su amada mujer sobre todas, le devolvió un aire de esperanza. Podía tener sexo con todas las mujeres de su harem en un misma día o coger con una sola de ellas todo el día. Pero ninguna le reaviva la pasión como solo la voz de su esposa podía hacerlo con solo escucharla―. No sabes como me alegra escuchar tu voz, otra vez.

A mi también ―dijo, notándose lo triste que seguía―. Puedes… quiero que vengas a casa. Creo que ya es tiempo de hablar.

Santo y seña para Naruto Uzumaki, partió de su oficina dejando a Shizune con los pendientes el resto del día dado que a Sarada le había dado unos días de permiso dado el problema del momento. La reclutadora quedo confundida, pues solamente salió rápido el señor Uzumaki diciendo que la dejaba a cargo. Aunque ella trato de detenerlo para que explicará que sucedía, el secreto seguía vivo. Tomo su propio auto y condujo hasta su casa con toda prisa, impaciente por llegar tomo pasajes, atajos y otros caminos fuera de lo común hasta conseguir regresar a casa por fin. Lo único que le daba alivio de todo esto, era que sus hijos, eran mayores a los cuales no le contaron el escándalo sucedido y no tuvieron que hacerlo, dijo Sarada-san.

¡Hinata! ―exclamo con gran entusiasmo, apenas paso la puerta con una gran sonrisa y un ramo de flores en la mano. Uno por el cual se detuvo para entregar como presente a su esposa, aflojo la corbata de su cuello paso por la recepción de su casa, caminando con más calma hacia adentro―. ¿Hinata, estás aquí?

Estoy en la sala ―escucho a su dama, con ese vació tono de espíritu.

Camino lento y despacio, pasos silenciosos avanzando hasta encontrarla sentada frente a frente en la mencionada sala. No identifico ni presto atención a quien era, no le veía la cara solo parte posterior de su cabeza, la aflicción en el rostro de su amada mujer quien apenas si movió su rostro hacia él, sin siquiera querer sonreír.

Hinata, te ves hermosa ―dijo, al aproximarse por fin la noto.

En el otro sillón estaba sentada su asistente personal, lo que lo dejo perplejo. Una tenue sonrisa viniendo de Sarada le hizo sentir tensión antes de verla volver su rostro hacia la esposa del señor Uzumaki quien frunció su cara al ver esto de ella.

¿Esas flores son para mi, o para ella? ―veneno letal de una serpiente fueron tales palabras―. Mejor toma asiento. Con quien quieras.

Ya quería acabar con esto, quería volver atrás. Solo lo suficiente hasta el momento en que arruinaron su estilo de vida donde el secreto todavía era eso.

Hinata yo… ―soltó el ramo de flores rojas sobre la mesa de centro y se arrodillo ante su esposa, su rostro en el piso y sus manos extendidas. Humillado a voluntad propia―… ¡Hinata, la única que amo es a ti. Esas fotos, lo que viste en esas fotos!

Naruto, basta. No intentes mentir, nunca fuiste bueno para eso ―escucho decir a su mujer―. Esa es la razón por la que me enamoré de ti, nunca fuiste bueno para ocultar tus secretos, así que levanta la cara y quiero que me digas que hay entre tú y Sarada-chan.

Verás ―decía, obedeciendo a su mujer.

Sarada-chan me dice que ella fue quien te sedujo y quien te convenció de esto ―contó su mujer.

Quedo consternado cuando la escucho, miro con gran sorpresa a su joven protegida, amante y asistente a la vez, quien solo miró con vergüenza antes de volver su rostro contra Hinata en dócil estado.

Es como le dije, Naruto-sama no podrá explicarle nada porque él no es responsable de esto, yo si. Yo… lo convencí de tener esta relación.

¡¿Con que motivos?! ―levanto la voz Hinata―. Sarada-chan, eres la hija de nuestros mejores amigos, ayude a tu madre contigo e incluso te acepte como una hija más. No te pedí nada a cambio ni a tu madre y ¡¿Así es como nos lo pagas?! Tratando de robarte a mi esposo.

»No quiero saber ―apenas si habían movido la boca―, Naruto. No pienses que voy a perdonarte por esto. Todos estos años de matrimonio, te he sido leal a ti y nuestros hijos ¡¿y así soy recompensada?!

Hinata.

¡Cállate! ―ensombreció de miedo a su hombre y su amante―. Supongo que todo este tiempo solo me dedique a ser una buena ama de casa y no una buena esposa. Eso pude sentirlo.

De pronto, silencio mortal. Los mechones de su fleco cubren su rostro, su esposo no sabe que decir ni puede comprender las razones de su esposa. Es él quien le a fallado ¿Porque Hinata se señala a ella como responsable? ¿En que ha fallado?

No se que es lo que estás pensando pero...

Supongo que es cierto, cuando eres mas joven eres más enérgica y llena de pasión ―extrañas palabras salieron de su mujer―, debí enfocarme en ser también una buena esposa en la cama para ti, Naruto.

...No te entiendo.

Levanto la vista y sus parpados humedecidos por lagrimas que no dejo salir tenía a sus ojos hechos rojos, todo por la traición. Respiro profundo y largo suspiro pesado libero Hinata, cerró sus ojos y de nuevo respiro, alivio su pesar antes de por hablar.

Quiero verlos ―dijo, pero ni su esposo ni su amante comprendía―, quiero ver como lo hacen. No se hagan ingenuos, quiero verlos hacerlo.

Fue tan extraña su solicitud, intercambiaron miradas su joven asistente y Naruto antes de mirar con frió sudor si habían escuchado. Quiso conversar con ella, un tercer intento fallido. No iba a lograr nada, como los británicos en la batalla del Doiran. Tres intentos con la misma táctica contra una fortaleza hecha para no caer. Así estaba el señor Uzumaki, intentando llegar a su esposa con la misma táctica inútil.

Hinata-san, acaso esta pidiéndonos.

Creo que es entendible mi petición ―cerró la boca de Sarada-san tales palabras en molestia―, lo he notado siempre pero nunca pensé que ese fuera un problema. Naruto, nunca he sido suficiente para ti cuando hacemos el amor. A veces no puedo dormir sabiendo que no soy suficiente para tus deseos, supongo que por eso te dejaste seducir por esta ingrata diabla. Seré directa, Naruto quiero como lo haces, quiero verte coger con Sarada-chan, ahora… aquí mismo.

Espera, escucha lo que pides.

¡Se lo que estoy pidiendo! ―grito―. Quiero ver como fornicas con ella, ahora Naruto.

Extraña petición, incoherente. Sonaba más cuerdo escucharla pedir el divorcio que lo que demandaba. Pero luego vino a poner una pauta a su solicitud, Hinata.

»¿Quieres que te perdone? Quiero verte tener sexo con Sarada. Entonces te perdonaré.

No busco desafiar más la cordura de su esposa y si con esto obtenía su perdón que así sea. De pie, vino hasta Sarada para sentarse ajunto. Nervios e incoherencia les agobió, se miraron en ese estado y no supieron como comenzar, no es lo mismo hacerlo a escondidas que hacerlo delante de quien ambos se han burlado, Sarada más que el señor Uzumaki.

Primero un beso, fue la amante joven de su esposo quien se inclino más para besarlo, corto pero evidentemente romántico, pareció un insulto para Hinata. Sea honesta, escucho decir tras separarse poco. Trago el miedo en su garganta y después volvió.

Naruto...-sama ―pronunció difícil.

Él no dijo nada, podía ver los ojos furioso de su esposa, sus piernas cruzadas y su pie temblando en desesperación, sus brazos cruzados donde su mano izquierda descansando sobre su antebrazo opuesto, contaba los segundos con sus movimientos.

Sarada-chan~ ―dijo, por fin ignorando a su mujer en ese beso con su amante.

Se levanto el bulto entre sus pantalones, la carpa del circo en alto se notaba. Con temor, la mano derecha envuelta en el cuello de su esposo vio Hinata y enseguida, lentamente la joven rompe hogares la fue bajando hacia la punta de la carpa, torpes movimientos al bajar o es que ella estaba disfrutando sentir de cada centímetro del cuerpo de su esposo.

Fue la mano del mismo Naruto quien apresurado por sentirlo, tomo la mano de Sarada y la llevo hasta su aparato ante la vista de su esposa. Primero solo lo apretó, después empezó a frotarlo despacio. Su hombría se calentó demás, lo que hizo ir añadiendo leña a la llama de rabia dentro de la esposa del señor Uzumaki. No desperdició ocasión la señorita Sarada en mirarla y ella vio su furia cuando los ojos en ambas se cruzaron; sin importarle, libero la hombría de su jefe y con su mano comenzó a masturbarlo con lento, teniéndolo contento.

Sus manos despertaron, bajaron de la cintura de su joven asistente hacia su trasero. Ahogándose en un mar de besos donde ya no veía a su mujer, sino a su joven amante, vino a introducir sus manos por debajo de su falda y mostrando su carne descubierta; revelo tener Sarada unas bragas finas como delgadas, atravesaban la raya de su culo y se perdía entre sus manos. Pero más llamo la atención para Hinata ver como su esposo introducía los dedos allí abajo, bajo sus bragas rosas para acariciarla también.

Tuvo que juntar las piernas mientras observaba en su colegio de despreció, sus dientes no hacían ningún chasquido pues el espacio entre sus piernas vino a hacerse sentir en ardor, tuvo que tenerlas juntas pero no basto, discretos roces de sus mismas piernas para no evidenciar que se estaba sintiendo provocada de verlos.

Por favor… Naruto-sama, lo quiero dentro.~ ―dijo sin reparo.

¿Aquí? ―pregunto divertido, su mano al salir de su agujero, bajo las bragas de Sarada casi evidenciando su deseo ferviente de cogerla.

Agarro la hombría del señor Uzumaki y sin mirarlo más allá de sus ojos, con su mano condujo hasta su vagina donde la punta hizo contacto primero con los labios de su zona. Presionó con poco esfuerzo y se deslizo el aparato de Naruto con demasiada facilidad para Sarada, hizo entender a la esposa del rubio que lo han hecho tantas veces y que era una practica que han hecho tan seguidamente, reafirmo su ceño fruncido una vez más.

Lo llevo hasta el fondo, tomándose solo unos cinco segundos, Sarada comenzó a entrar en acción moviendo su cuerpo, sentadillas sobre la pelvis del señor Uzumaki dejando ver como su vagina podía con el enorme aparato de este, tan fácil y tan placentero para ella, lo estaba disfrutando que su misma vagina lubrico la hombría del señor Uzumaki hasta hacerlo brillar en cada parte que se dejaba ver para los ojos de su esposa, nuevamente Sarada-san le miraba con burla, esta vez mientras gemía a gusto.

Naruto-sama… puedo sentirlo, puedo sentir que esta subiendo… ―decía mientras sus caderas comienzan a moverse con entusiasmo por lo que viene.

Las manos de la señora de Uzumaki se inquietaron, cruzadas de brazos, su mano izquierda comenzó a enterrar las uñas en su brazo derecho viendo como la joven gata rompe hogares se esfuerza por hacer sentir bien a su esposo, eso la hacia sentirse peor que solo sentirse llena de ira. Mueve su cuerpo con más facilidad que el suyo, con más energía que ella.

¡Sarada-chan! ―escucha gritar a su esposo antes de que ella se aferre a él con fuerzas en sus brazos que le pasan detrás.

El aparato de su esposo fue engullido por completo con el sentón que dio Sarada, vería como ella saborea desde su vagina cada gota de la leche de su amado esposo mientras le agradece por dárselo a ella. Se levanta después de unos breves momentos y se pone con fuerzas aun intactas venir hacia el aparato de Naruto, con su misma boca decida no solo limpiarlo, sino exprimirle una segunda muestra de leche en su boca. La ve chupar con pasión y esmero, no le importa que este haciendo esos ruidos delante de la esposa de su señor y con más razón se esfuerza en hacer dichos sonidos.

Sin meter mano, Naruto sentía su hombría succionada hacia lo más profundo de la garganta de su querida asistente antes de eyacular aquí. Cuando retiro su cabeza y un rastro blanco quedo visible sobre sus labios, uno que Sarada limpio con su lengua hacia los ojos de Hinata.

¿Es todo? ¿Ya terminaron? ―pregunto fría―. Claro que no.

No lo comprendieron al principio, la amante limpio su boca con la muñeca de su mano derecha, su esposo miro la parte baja de su cuerpo, su hombría seguía teniendo su envergadura al máximo tope, luciendo como si lo de antes no hubiera pasado, las hormonas y la sangre aquí seguían fluyendo con una gran resistencia.

»Sigan ―dijo Hinata―, se bien que una sola vez no es nada para Naruto cuando lo hacemos, así que quiero ver que lo sigan haciendo. Háganlo hasta que estés realmente satisfecho Naruto.

Refutar no era una opción para él, solo quedaba obedecer a su esposa y complacer su demandas. La ropa fue arrojada al carajo, allí frente a su señora le hizo el amor a su preciada amante, las manos de Sarada las tenía sobre la mesa de centro y Hinata veía las indecentes expresiones de la joven mientras era embestida con pasión por su hombre que le estaba robando. Veía como sus pequeños pechos se mecían hacia al frente y para atrás con los duras penetradas de Naruto, todo mientras gritaba por más como porque fuera más rudo y que la maltratase como si solo un pedazo de carne le considera.

Siga Naruto-sama… quiero que su pene haga un desastre en mi vagina ―dijo, siendo Sarada la que de pronto comenzaría a mover el trasero con entusiasmo.

Sus dientes crujían al mirar, pero sus manos y parte de su cuerpo actuaban de forma opuesta a como todo su ser debía sentirse en Hinata. Sus dedos comenzaron a jugar de forma disimulada consigo misma, una mano tocaba, apretaba e incluso retorcía sus pezones que se habían levantado de estar observando; donde sus piernas yacían juntas y frotándose, vino su mano a deslizarse bajo su corta falda donde se perdería en el abismo oscuro que ocultaban sus muslos. Tocando los labios de su propia vagina deslizando la punta de su dedo sobre su ropa íntima que tenía allí.

¡Aquí voy! ―grito Naruto y de la punta llevada al fondo de Sarada.

Empujo con fuerza antes de liberar toda la segunda en su amante. Tres, cuatro, cinco… siete… nueve veces fue el total de rondas que tuvo que soportar ver a su esposo fornicando como almas gemelas a la gata rompe hogares. No es que Sarada por ser joven tuviera más pasión sexual que ella para complacer a su esposo, pero la señora de Uzumaki pudo ver con claridad como uno tomaba el control cuando el otro necesitaba descansar. Cuando el espíritu estaba dispuesto pero carne magullada, era el otro quien tomaba las riendas y con eso lo comprendió todo.

Mi trasero esta cubierto con el semen de Naruto-sama~ ―dijo, poseída por el demonio de la lujuria en su salida.

Sobre el sofá ella estaba empinada y con el trasero en alto, presumía la esencia blanca de su jefe derramada sobre sus valles hasta bajar por su espalda. Su rostro agitado y su boca exhalando ante el calor que su cuerpo la tenía consumida. De su vagina abierta el semen caía como una delgado hilo de aceite sobre los colchones del sofá y sin tener que mirar, Hinata estaba igual de agitada en impaciencia al ver como Sarada quedaba saciada y satisfecha, porque ella estaba hambrienta y necesitada.

Ven acá ―la tomo de la mano y la forzó a levantarse, el señor Uzumaki.

Sentada, la tomo de su cabeza para llevar poner su pene que impresionando a su esposa aun seguía duro, la forzó y la folló aquí como si de ese agujero, frotó hasta eyacular en su boca hacia su garganta tras tomarse un tiempo para hacerlo. El rostro de Sarada sonriente mientras acariciaba con su lengua el aparato de la follaba sin piedad, veía hasta presenciar la décima descargar de su esposo.

»¡Bebélo todo, Sarada-chan! ―grito, antes de enterrarlo profundamente. Con gusto, con alegría lo recibió. Con una sonrisa mostró su boca llena de la blanca leche del señor Uzumaki antes de digerirla.

No lo aguanto más, una vez que fue suficiente se puso de pie. Con las manos juntas sobre su vientre, ante las miradas confusas se les acerco, unicamente sonando sus pisadas sobre la madera del piso y fue hacia Sarada primero. No dio señal alguna, Hinata levanto la mano y le sentó una bofetada que la hizo volver al plano físico fuera de ese trance lujurioso. Su esposo, en silencio espero la mano de su mujer y en la habitación resonó cuando Hinata le abofeteó mas fuerte.

Lárgate ―la escucho decir―, lárgate de mi casa, pequeña perra.

Oye...

¡Tú cállate, Naruto!

Sin tiempo que darse para arreglarse correctamente, jura que solo se levanto, tomo su ropa sin colocarse la primera capa y apresurada salió, mirando hacia atrás preguntándose que pasaría. Salió de la residencia bajo cobertura de la noche y nadie supo que pasaba allí.

A solas, apenas escucho cuando la puerta se cerró y solo quedaron ellos dos.

Hinata, escuchame primero por favor ―exclamo Naruto, pero de nuevo lo hizo callar.

En un acto impredecible para el señor Uzumaki, fue que su esposa lo haría cerrar la boca cuando esta arrojo sus labios sobre él, con sus manos encima lo terminaría echando al suelo, saliendo de la sala. Su lengua tocando la suya se retorcía, fue algo momentáneo. Allá en el suelo, miró a su esposa llevar las manos a los tirantes de su vestido antes de que dijera algo.

Naruto ―la oyó decir―, por lo visto Naruto-kun no ha tenido suficiente sexo para estar satisfecho ―dejo caer los tirantes y ante su cara, dejo caer su vestido. Quedo desnuda ante su esposo.

Ouh, mi amor.

Allá mismo en el piso montó a su esposo y mientras él llevaba su mano hacia el trasero de su mujer, ella movía con desesperación su cuerpo, de arriba abajo haciendo sonar en la habitación el aplauso del contacto de sus cuerpos. Sus manos envueltas en la parte posterior de la cabeza de su amado mientras hundía su rostro en sus pechos.

¡Naruto, quiero que me lo des a mi Naruto!

¡Hinata, estás… intensa! ―con su rostro en medio de los senos de su esposa apenas si podía hacer que sus palabras llegasen a ser escuchadas. No logro sostenerse más de sus brazos y dejo caerse sobre el suelo―. Sigue así Hinata… que pronto voy a venirme.

Su rostro por fin quedo alejado y desde el piso, con el contraste de la luz del foco detrás de la espalda de su Hinata hacia notar su figura en ese tono oscurecido, el borde y tamaño de sus pechos caídos por estar inclinada, los hacia ver más eróticos que siempre para gusto del señor Uzumaki.

Puedo sentirlo, puedo sentir que ya viene ―gritaba. Llevo sus manos de tenerlas sobre su esposo para sostenerse en él, las llevo detrás de su cabeza y con sus piernas flexionadas practicaba sentadillas mientras le cogía al señor Uzumaki―. ¡Naruto!

¡Hinata!

Después de liberarse dentro de su esposa, esta se aparto; se puso de pie sin dejar de tener las piernas a medio flexionar. Allí deslumbro a su amado con una visión que le excito.

Mírame Naruto… yo también puedo ser una pervertida ―dijo.

Tan solo se acomodo con sus rodillas en el suelo y miró a su mujer temblando por tener las piernas de tal forma, abiertas para dejar ver como gotas de su semen vertido caían de su vagina. Sus pechos lucían lubricados de su propio sudor y sus pezones destacaban, todo bautizado con su tierna voz que quería pervertir por ella misma.

Te ves espectacular ―tales palabras pronunció Naruto desde el piso, el espíritu y la carne estaban dispuestos a ir por más―. ¡Mi amor!

La tomo en sus brazos y la cargo a toda prisa por las escaleras hacia su habitación, allí la arrojo sobre la cama. Un maremoto de besos correspondidos cargados en pasión les envolvió, no necesito de sus manos solo de sus labios para besar a su mujer, pero uso sus dedos para provocarla mientras se ahogaban en todos esos besos. No le dejo ni un solo momento, le gratifico a su esposo acariciando justo en el punto más sensible de su cuerpo y lo hizo cada vez más.

¡Naruto, harás que me venga!

Y solo estoy usando mis dedos ―dijo en retome de aliento antes de continuar llenándola de insaciables besos.

Aparto su boca más no sus dedos, Hinata gemía con una sonrisa mientras su cuerpo se retorcía más y mas, su cuerpo iba ardiendo hasta que la llama se convirtió en un llanto de felicidad.

¡Si, Naruto, sigue que estoy a punto… Oohh! ―diría al final cuando su cuerpo no pudo más. Saco sus dedos de su vagina y las piernas de Hinata se flexionaron para levantar su cuerpo, su vagina expulso una fuerte lluvia blanca sobre la cama por todas direcciones y el rostro de su esposa se pervirtió―. Eso fue increíble, Naruto.~

¿Quieres que siga? ―pregunto Naruto, dudoso de hacerlo.

Tu no estás satisfecho ―contesto su mujer―, si Naruto no lo esta, entonces yo tampoco.

No quiero forzarte.

No te lo preguntando, te lo estoy exigiendo ―decía, recostada en su lado de la cama―, sabía que tenías un apetito carnal mucho más de lo que yo podía manejar pero no pensé fuera para tanto. Si Naruto-kun no esta satisfecho, entonces yo tampoco lo estoy así que usame como tu juguete Naruto, usame una y otra vez hasta que estés realmente satisfecho.

De acuerdo ―se coloco por encima de su mujer en la cama, la agarro de sus muñecas para ponerlas más arriba de su cabeza, donde tomaría una camisa suya que había olvidado y al parecer su esposa no lo quito la uso para amarrarla mientras su mujer se sentía entusiasmada―. No voy a detenerme aunque me ruegues.

Abusa de mi cuanto quieras, te doy mi permiso Naruto~ ―esa sonrisa suya pudo sentirse perturbadora pero por primera vez para él, podía hacer realidad una de sus fantasías con su esposa. No dejaría salir al demonio de la perversión y carnalidad que reside en su interior, pero al menos dejaría sentir una de sus pieles.

Pasaron dos días más tarde para saber que ocurrió entre ellos. Sarada-san no lo vio durante esos días y al ver Shizune que él estaba ausente y su puesto sin nadie ocupando lo, temiendo por la seguridad de Konoha industries, llamaron a Tsunade, durante esos dos días ella salió de su retiro para retomar su viejo papel como cabeza de la industria haciendo preguntas que no le fueron contestadas por ninguna de las dos, pues no sabían que contestarle. Al tercer día, no pudo esperar más las llevo consigo para buscarlo, buscando correctamente en el primer lugar.

¡Naruto! ¡¿Estás en tu casa, Naruto?! ―grito por fuera de la puerta, pero nadie le contesto―. Van dos días que no se presenta a trabajar. ¿Segura que ninguna de las dos sabe que pasa con él?

No, lady Tsunade ―contesto Shizune.

No realmente.

¿Segura, Sarada? ―miró entonces a la joven asistente quien rápidamente se puso nerviosa y fue indice para saber que le mentía―. Más vale que hables ahora, niña ¿Que es lo que sabes?

Estando acorralada no tuvo más opciones que soltar toda la verdad. Desde el dron, el chantaje de las fotos y lo tensa que se volvió la relación con su esposa, la paranoia de Naruto por ser observado así como el despliegue de Samui y de Konan para eliminar a aquellos que hacen que por poco el matrimonio de años que tiene con su amada Hinata termine en la basura por descubrir que de todas sus esposas secretas, la tiene a ella por amante.

Una vez lo supieron todo temblaron de preocupación, pues cualquiera podía ser el resultado de tal situación pero una reconciliación podía ser lo único imposible de ocurrir para cualquier otro. Así que entraron a prisa siendo Tsunade la que derribo la puerta de la casa con solo una patada de su parte, afortunadamente solo rompería la cerradura para abrir. Recorrieron la casa más no tardaron en encontrar la ropa de Naruto junto con la de su esposa dejada en el piso de la sala en diferentes partes del suelo.

¡Naruto! ―grito Tsunade llena de preocupación―. ¿Naruto, donde estás?

Tsunade-sama, espere y guarde silencio ―dijo Shizune con el ademán de su mano sobre su boca mientras bajaba la voz, más cuando hubo el silencio escucharon una serie de murmullos escalofriantes proviniendo del segundo piso, no se sabían si era de hombre o mujer.

Subieron las escaleras como gatos haciendo total silencio, haciéndose para sus oídos mas evidente aquellos murmullos de lamento y sufrimiento escuchándose de una de las habitaciones.

Ese ruido, da escalofríos ¿No creeran que realmente sea él? ―comento Shizune antes de ver como Tsunade se adelantaba, con las manos hechas puño y el miedo escupido al piso―. ¡Tsunade-sama, espere!

La primera en descubrir detrás de cual puerta venían fue Tsunade y sin detenimiento cargo para ir a rescatar a su gigolo esposo de las garras de lo que pensó sería su enloquecida esposa.

¡Naruto! ―abriría la puerta de una solida patada. Más lo de adentro la dejaría petrificada.

Adentro lo encontrarían encima de su esposa, deslumbrante sorpresa se llevaron pues quedaron por poco traumatizadas. Abrieron en grande los ojos al encontrar a Naruto encima de su esposa llenándola de besos luego de haberla llenado de algo más, sin embargo eso no era todo.

Entonces así te gusta que te trate, Hinata.~

Maltratame más, Naruto.~

Besos de lengua se daban con mucha ebriedad de amor, yacía Hinata con cuerdas rojas que amarraban su cuerpo y un antifaz negro que a medio remover dejaba ver el ojo derecho de la Hyuuga que solo miraba a su amado rubio. Sus senos resaltaban como se veían enrojecidos por la presión moderada de tales cuerdas que hacían nudo aquí para someter sus brazos por detrás. Una extensión iba de sus brazos hacia sus rodillas, tensas hacían recoger sus piernas y hacían más fácil para su esposo domarla.

¿Uhh? ―sonó de boca de ambos cuando una mano invisible les hizo señas y miraron por detrás. La reacción que tuvieron fue lenta, no las reconocieron hasta unos cuantos segundos más tarde, donde Naruto sería el primero en decir unas palabras―. Em… hola.

Detrás de Tsunade, Shizune y Sarada veían sin palabras ni pestañeo, justo como la misma madura sostenía tal reacción más dura y perpleja que su protegido y Hinata.

Sabes, si querías tener una segunda luna de miel con tu esposa. Al menos debiste darte la decencia de dar aviso. Estábamos preocupados por saber donde te habías metido esta vez ―dijo Tsunade siendo la primera en salir del trauma, donde los ojos de su gigolo apenas si mostraba alguna reacción y mucho menos se veía alguna pena en la esposa oficial de él. Solo una pena quitada de la vergüenza―. Avisa a la oficina cuando piensas volver, yo te cubriré hasta entonces.

Salieron a torpes pasos Shizune y Sarada, aunque siempre se burlan de la esposa de su amado jefe a espaldas de ella, cuando lo descubrieron teniendo pleno acto sexual del mismo nivel de perversión que la que tiene con ellas quedaron cerradas de boca. Incluso Tsunade salió con una incomoda sonrisa en su rostro mostrando comprensión y tolerancia a su acto. La puerta se cerró, por un momento no escucharon más hasta solo unos segundos después que volvieron a escuchar esos susurros tenebrosos que ahora comprendían que eran.

X

Que aterradora noticia vendrían a darme querido Adrian, Naruto-sama volvió a la oficina al cuarto día con su esposa acompañandolo como cada mañana comportandose de la forma más cariñosa de forma reciproca, parecía que su matrimonio fue revonado. No le pregunte al respecto ni Shizune ni Tsunade, tampoco mi madre o Hanabi-san hicieron preguntas, él tampoco hablo de lo sucedido pero con lo que vi, solo sentí que todo estaba de vuelta al orden.

Hinata-san, me sorprende que me haya llamado dije al sentarme a la mesa del café donde ella me estaba esperando, ese mismo café donde le espíe antes. No dijo nada después de invitarme a sentarme, allí después de un breve momento de silencio me hablaría.

Te invite por una razón exclamo, no perdono que tu y mi esposo tengan una aventura, sin embargo ahora entiendo algo. Naruto es un hombre con un líbido que me supera.

¿Acaso esta sugiriendo algo?

Es una necesidad de la que no quisiera recurrir a esto, aun no te perdono ¿Sabes?

Lo sé beber la taza que pedí apenas si pudo ocultar mi coraje de estar escuchando siempre tales palabras viniendo de esa mujer.

Sientes algo por Naruto su pregunta me hizo tragar el café y tocer ante la inesperada pregunta. Se la respuesta, lo vi cuando ustedes lo hacían frente a mi. Así que escucha Sarada-san. Dejaré que seas la amante de mi esposo, pero estás son mis condiciones: no estarás por encima de mi en el corazón de Naruto-kun, solo serás el desahogó de carnalidad que él necesita y que yo no puedo complacerla de todo.

Dijo eso pues hacia diez días de haberlo volver ella decidió pedir reunirse conmigo. Dejo que Naruto-sama jugará con su cuerpo hasta el cansancio y satisfacción que su cuerpo quedo adolorido durante los días posteriores, la note incómoda para sentarse.

Yo, no se que decir.

Nada, que aun no termino continuó. Segundo: solo serás tu la única amante de mi esposo, solo te aceptó a ti para eso y no quiero que permitas a cualquier otra roba maridos acercarse a Naruto si supiera la verdad. Por último y más importante que el anterior es esto: Naruto no se hará responsable si te quedás embarazada ¿Esta claro?

No entiendo comenté después de un momento de confusión, porque cuando mi mente se alineó para razonar y llenar a una conclusión pude preguntar. Me pide ser el juguete sexual de su esposo.

Dicho de manera vulgar, si. No esperes recibir un lugar en la mesa de nuestra casa en la cena.

Era un resultado de ganar-ganar. Por su lado, ella conservaba el matrimonio con su amado esposo y yo conservaba mi amorío prohibido con Naruto-sama. Aunque por dentro quería reírme después de haberla escuchado, solo me descubrió a mi, no sabia acerca del resto ni de mi madre, como me contuve de reírme en su cara Adrian. Pero me comporte y como una dama acepte el acuerdo que Hinata-san me dio.

Porque para Hinata las cosas eran así, al caer la noche Naruto-sama jugaba conmigo y mi cuerpo hasta sentirme satisfecha pero como a él aun le quedaba energía llegaría a casa para darle las ultimas gotas de pasión a ella, porque su cuerpo no le permitía recibir tanto.

Si supiera su esposa que apenas volvió a poner un pie en su oficina lo primero que hizo Naruto-sama fue tomar a Shizune por sorpresa delante de mi, la sometió y ella con todo deseo dejo que él le arrancará las bragas bajo su kimono y comenzó a follarla con un excesivo entusiasmo. Más tarde llego Tsunade y también la tomo allí en su oficina para hacerle el amor de manera salvaje en el piso de su oficina y así con cada una de las que entraron a su oficina; después de más de treinta días Naruto-sama volvía a ser el mismo. Sin preocuparse por nada, volvía a dedicarse a satisfacer el deseo más primitivo del hombre con sus amantes.

XI

Entonces era la amante oficial del señor Uzumaki ―dije de manera picaresca recostado bajo su sombra, luego de ver que ponía una pausa a su historia y se dedicaba a beber del alcohol que trajo.

Lo fui ―contesto―, pero no fue un logro que podía presumir delante de Tsunade-san, mi madre ni ninguna otra.

»Vivía en múltiples realidades. Públicamente era la explotada asistente de Naruto-sama, en privado era la amante más joven del harem de su excelencia, ante su esposa yo era la única amante permitida para su persona pero esa ultima era un secreto que debía mantener en secreto del anterior secreto.

Supongo que logro controlar las tres caras, después de todo el señor Uzumaki hizo lo mismo durante su tiempo. Saber que un hombre como él logro esconder hasta la muerte su verdadero ser, usted lo sucedió y dirigió a Konoha industries por el mismo camino de gloria por el que el señor Uzumaki lo llevo ―dije con debido respeto.

Gracias, fue más fácil de como lo haces sonar, Adrian.

¿Pero que paso con esa monja? ¿Porque no la menciono antes? ―pregunte.

Porque ella no era relevante para la contar la historia ―me dijo soltando una ligera risa―. No, la hermana Shion vino a integrarse oficialmente al harem de Naruto-sama después de que salvar su matrimonio. Antes de todo eso, solo la visitaba cuando se acordaba de salvar su alma, aunque realmente no le interesaba salvarla.

¿Entonces?

¿Quieres oír sobre su iniciación oficial?~

XII

Tenía que agradecerle a alguien al ver que su matrimonio no estaba colgando de un hilo, a los quince días de haberse restaurado la relación con su esposa, Naruto Uzumaki tuvo un tiempo para ir de nuevo a visitar a la hermana Shion y su desolada iglesia (gracias al itinerario de su asistente).

¿Viene a agradecerme? Oh, Naruto-san no es a mi a quien debe agradecerle, sino a Dios.

Fuiste tu quien rezo por la salvación de mi matrimonio, hermana Shion. Es a ti a quien debo agradecerle.

Por favor, no diga una blasfemia así en la casa de Dios ―dijo la monja mirando a su alrededor como si en alguna de esas bancas vacías de medio día hubiera alguien. Dio un paso y luego otro, avanzando hacia el señor Uzumaki con gran interés en su rostro―. Pero si realmente quiere agradecerme, Naruto-san.~ Dígame, de que forma tan pervertida podría agradecerle un rey demonio a una inocente y pura hija de Dios.

Descuida, se bien como darte las gracias querida Shion.

Lo tenía tomado de su brazo derecho y su cuerpo lo había pegado, sus busto tocaba a Naruto, su suavidad le hizo erizar su persona mientras miraba los ojos sugerentes de Shion. Será una monja pero es más sucia que santa, con una mente llena de fantasías sexuales que buscaba vivir y que compartía recamara con pasajes de la biblia allí almacenados que solo estaban empolvándose en el olvido. El señor Uzumaki solo sonreía con una situación que seguramente haría muy feliz a Shion.

A cuestión de horas, con el anochecer levantado. Llevándose a todo su rebaño a la habitación del amor que se oculta en su oficina, una fiesta especial que solo él con ellas sabe disfrutar comenzaba.

Desnudo yacía sentado en un cómodo sofá a distancia de la enorme cama, con los brazos extendidos sobre el respaldo tenía una en cada lado a Tsunade y Sakura igual de desnudas que él, las tenia agarradas de sus pechos cuyas manos inquietas a cada una con las que estaba intercambiando besos. Sin la necesidad de estar peleando entre ellas por ser la siguiente en tener la atención siguiente.

Naruto, ya es mi turno.~

Naruto, dame mas atención.~

Decían cuando sus cuerpo se desesperaban por ser atendidas, eran mimadas en exceso por el rubio magnate. El tinte rosa en las paredes hacía atrevido el encuentro más atrevido de lo que ya era, el contraste de la luz y el incienso quemándose para brindar un agradable olor a toda la sala para encubrir la peste de se soltaría.

Vengan aquí, tengamos en beso de tres ―dijo para contentar a su amiga y su madura favorita. Un beso de lengua entre los tres practicaron―. ¿Están mejor?~

Luego de casi cuarenta días haciéndonos aguantar tu falta de atención, me tenías preocupada ―exclamo Tsunade, primero se mostró enfadada pero en el ultimo verso se acerco a él y le hizo mirarla tomándolo de su mentón―. ¿Porque no nos contaste de esto?

Quien quiera que hayan sido esos tipos, parece que solo descubrieron a Sarada-chan. Suficiente tenía con ella para lidiar con Hinata ―exclamo sin interés―. No se que harían esos tipos si me hubieran descubierto con el resto de ustedes.

Miro por delante suyo, rumbo hacia el suelo. Con las piernas abiertas allí tenía a cuatro más de sus mujeres saboreando y puliendo su hombría cuales devotas eran sus mujeres a él cual Dios le veneraban pues le tenían entregado su cuerpo como su corazón. Allí estaban con la piel expuesta en su totalidad su cuñada Hanabi chocando su rostro y lengua con Mabui, con la señora Yamanaka y con la asistente de la señorita Mei, Kurenai. Todo tipo de ruidos salían de sus bocas mientras le hacían la felación.

Las escuchaba suplicar por pronto recibir su bendición, pero sobre todo les escuchaba como se lo pedían egoístamente para solo una de ellas, querían ser la afortunada de recibir el blanco bautizo de su deidad.

Serás imbécil ―Senju exclamo molesta sacándolo de la increíble vista que gozaba―, al menos debiste saber sus intenciones.

¿Que importa? Esos cabrones están muertos. No tengo que preocuparme de que Hinata me pida el divorcio y tal parece que tiene el fetiche por verme follar a Sarada-chan ―quien dice que una mujer no puede ser una cornuda.

Debiste averiguar sus intenciones.

Olvidemos eso ―apareció la señorita Terumi por detrás del sofá y sus pechos fueron lo primero que tocaron a Naruto, cayeron sobre su cabeza y presionaban gentilmente mientras la madura de castaño cabellera le abrazaba―. Las cosas vuelven a ser las de antes, me alegra recuperar a nuestro fogoso esposo.~

De pronto, las mujeres a sus pies no podían más, complacían y complacían su hombría usando sus lenguas acariciarlo mientras estaban sobre el suelo en cuatro patas. Los labios de sus vaginas se habían abierto y llenas de ansias por recibir el blanco bautizo del rubio.

Naruto-sama, por favor.~

Naruto, mamá necesita ya su dosis de tu leche.~

Dejame saborear tu semen Naruto, llego aguantando un mes por volver a saborearlo.~

Naruto-sama, se lo pido… déjeme tener su deliciosa leche. ―diría Mabui, al final.

A quien debería dárselo ―se puso de pie y su hombría erecta destacaba sobre las caras de las cuatro ansiosas por recibir la dosis de su droga tras tanto verse obligadas a abstenerse―. Para hacerlo justo, juguemos a papa caliente.

De tin... ―puso su pene en la boca de Mabui y con rudeza suya comenzó a follarla de su boca por varios segundos, antes de pasar con Hanabi para darle el mismo trato―...Marin… Dedo… ―después de casi un minuto donde la lengua de su joven cuñada casi logra hacerle entrar al clímax, paso con la señora Kushina quien de forma dócil y sumisa dejo que su hijo le follará la boca logrando que ella sufriera más un orgasmo que Naruto―… Pin… ―llegó a Kurenai y la mujer hizo un notable esfuerzo para hacerlo llegar, sin embargo el premio no le fue otorgado―… ¡Güe!

Volvió con Mabui y la morena la tomo por sorpresa en esa segunda vez, coloco ambas manos en su cabeza, empujando su hombría hasta resbalar por su garganta donde haría su liberación final. Escucharon las otras dos con tristeza y envidia como la morena recibía una alta dosis, se escuchaba como tragaba ella y se notaba como sus ojos los empujaba hacia atrás al ser la eyaculación de su señor demasiado para ella.

Salió el pene de su boca, dejando un evidente rastro en la boca abierta de Mabui así como en los labios y parte del rostro de la albina de piel morena. Con envidia y depresión miraron como esta se limpiaba los labios con su misma lengua antes de masticar lo que quedo en su boca y tragarlo finalmente.

Naruto-sama… muchas gracias.

Miro a las demás postradas a sus pies, tristes como desesperadas, tenía una agradable sorpresa para ellas.

Quiten esa cara ―puso sobre el rostro de las tres su aun dura hombría―, miren aun me queda más de donde salió eso.

Cuales perritas eran se juntaron bajo su hombría y él se hizo cargo, exprimió su aparato para soltar la lluvia blanca sobre las caras de Kushina, Kurenai y Hanabi; incluso dejo que Mabui se pusiera debajo para recibir también una parte extra más.

De mirar con gracia su obra, miró al frente donde una retenida Shion estaba en manos de sus dos guardianas letales. Llevando una corsetería de cuero sugestiva, Konan junto con Samui retenían a la monja, una le miraba con una sonrisa interesada mientras que la otra hacia honor a su nombre.

Te gusta lo que ves, monja ―dijo Naruto antes que Mei y Tsunade vinieran a él para colocarse a su lado con mucho orgullo, llevando cada una la mano al aparato de su esposo.

Maldito ¿A cuantas buenas mujeres has corrompido con tu poder? ―pregunto, tratando de aguantar la risa Shion.

Porque no te unes a ellas y me dices cuantas son.

¡Jamás!

No te resistas, al final terminarás gritando su nombre como una perra sedienta~ ―Konan con su mano puesta sobre Shion, la llevo más abajo en su cuerpo, la metió bajo su falda y comenzó a tocarla allí bajo su ropa interior mientras que Samui apretaba con más fuerza sus pechos, pues se coloco detrás de la albina para poner ambas manos para manosear sus pequeños senos con más intensión. No notaba que en realidad lo estaba disfrutando, eso creía la monja.

No caeré.~

¿Eso crees? ¡Shizune!

De un escondrijo, mejor dicho de la esquina oscura en la habitación emergió ella, vistiendo un corset de cuero negro junto con unas bragas negras y tacones negros, un antifaz de carnaval negro, guantes largos con los que estaba sosteniendo un látigo de caballo. Era una dominatriz.

Carne fresca, con mucho gusto la ablandaré para ti, esposo.~

Sometida más por voluntad propia que por verdadera retención, fue llevada hasta la dominatriz y ella se veía a leguas ansiosa por poner sus manos encima de la monja. Por otro lado, Shion estaba mordiendo su labio inferior izquierdo, cosa que llamo bastante la atención de Shizune, pues entendió la dominatriz que la eclesiástica se encontraba ansiosa por sentir tortura sexual. Lo cual hizo a la dominatriz sentirse más que solo inspirada.

¿Así que… rey demonio?~ ―exclamo Mei, divertida de escuchar tales palabras.

Es un juego que ella empezó. Como el nuestro, querida.~ ―abrazo con más fuerza a la castaña, hasta pegarla a él.

Así que te has logrado tirarte a la monja ¿Como lo lograste? O mejor dicho ¿Cuando? ―dijo Tsunade, levantando la ceja ante tal revelación.

Bueno, yo diría que tras varios años de castidad el deseo carnal despertó en ella cuando tú y yo nos escondimos en la iglesia ese día.

¿Que día? ―cuestionó Mei.

Tsunade entro en rubor recordando el buen momento que pasaron, un recuerdo que cayó como relámpago en su memoria tras haberlo olvidado. No compartieron detalles de esa historia y la señorita Terumi quedo con la intriga así como un puchero en su rostro por no saber de que hablaban.

En tanto Shizune, se hizo cargo de Shion y la preparo. Con las manos atadas a cada extremo de la estructura delgada del catre masoquista al igual que sus piernas yacían atadas, abiertas en par con la parte posterior de su falda negra rasgada dejando ver su trasero y hasta sus piernas donde sus tacones negros en el suelo la mantenían de pie. Allí en sus agujeros se veían dos juguetes sexuales puestos en cada uno de sus huecos, uno color verde en su ano y el otro color rosa que Shizune le coloco en su vagina. Eran electricas las dos piezas estaban activadas al máximo nivel, se retorcían en el interior de la albina visiblemente desde afuera, se retorcían por dentro y hacían sentir como uno chocaba contra el otro, según la hermana Shion.

Tenía los ojos vendados y la boca tapada con una pelota roja masoquista que venía con una collar que se amarraba a su boca, pero allí no acababa. No solo en la parte posterior de su vestido de Shion estaba desgarrado, también la parte frontal de sus pechos. Sin ninguna pieza de lencería puesta debajo, sus partes íntimas estaban expuestas, sus pechos estaban al aire con sus pezones notablemente duros y levantados ante el disfrute de la situación luego de que la parte frontal de su habito fuera rasgado.

Mirá eso, esta haciendo un desastre en el piso y aun no hemos empezado con el juego ―dijo Shizunem antes de tomar a Shion por sus mejilla y hacerla mirarla a pesar de ella llevar una venda negra sobre los ojos―. ¿Que pasa perra? ¿No puedes con esos dos juguetes revolviendo tu interior? Será preparándote, porque te hará sentir cien veces mejor que esos juguetes metidos en tus agujeros.

¡Nada de lo que hagas, me corromperá! ―exclamo de inmediato apenas alguien le quito la bola masoquista de la boca.

Una mano la tomaba de sus mejillas y la registraba, las yemas de sus dedos bajaron por hasta sus labios los que fueron analizados por estos con mucha determinación, de una punta a otra, del superior como el inferior estos dedos la registraban sin medida llegando a dentro de su boca, mirando el interior de sus cachetes.

Lindos labios ―era Naruto quien la examinaba de labios―, suaves y carnosos. Ya se como comenzar contigo.

¡Nada de lo que hagas… Hhmmpp!

Sin nada de delicadeza el señor Uzumaki coloco su aparato en la boca de Shion, primero la punta paso por la textura de sus labios y un poco más, no se notaba a gusto pero eso le importó poco. Empujo su aparato más a fondo y luego un poco más, otro empujón echando su hombría hasta chocar su pelvis contra la cara de la albina monja donde se le escuchaba con claridad que no estaba pasándola bien.

Su harem observaba junto a él como alrededor de la prisión masoquista de la cautiva Shion. Desde el inicio decidió ir con todo y comenzó a frotar su hombría con crueldad arrojándolo por la garganta de la albina. Ellas miraban con adoración, con regocijo sin perder detalles, tocando sus propios cuerpos mientras en un acto de auto-complaciencia, envidiando el lugar que tenía la cautiva con el de ellas.

Lo que el señor Uzumaki tenía allí consigo no era nada más que a su aquelarre reunido para celebrar una misa de iniciación para su nueva devota. En lugar de cantos religiosos lo que estaba escuchándose en las paredes de la habitación eran la respiración cortándose de Shion con cada empuje de la hombría del magnate rubio. Trataba de respirar con cada frote salvaje que recibía. No daba tregua, no daba oportunidad ninguna a la monja para recuperar su aliento, hasta el final.

¡Hhhhaaa! Esto es a lo que me refiero… no hay nada mejor que correrse en la boca de una monja sexy, con ese cuerpo has seducido a más hombres en vez de guiarlos a la luz ―exclamo Naruto, estaba empujando su aparato con más esfuerzo, golpeando su pelvis y embarrando en la cara de la pobre mientras libera toda la descarga acumulada en sus bolas―. ¿Que haces? Debes beberte todo mi semen.

»Eso es, bebelo todo ―no retiraba su hombría de su boca, aun―. Ahora limpia mi polla con tu lengua. Eso es, haces un buen trabajo.

Sentía su boca y su garganta contraerse, estiro su lengua y sintió como estaba a punto de entumirse, movimiento lentos alrededor del aparato de Naruto se escuchaban viniendo de Shion. El ruido producido por su lengua y el estiramiento que hacia de su rostro eran un nuevo coro en el desarrollo del culto carnal del magnate Uzumaki.

Oye, creo que estás siendo muy duró con ella ―exclamo Mei que se mantenía junto a él sin despegarse―. Mira a la pobre, la estás haciendo sufrir.

Tsunade estiró la mano y de un solo tirón quito la venda de los ojos de Shion, su rostro completo revelaba cuando equivocada estaba la señorita Terumi.

¿De que rayos hablas? Mirala ―ambas miraron a la albina, descubriendo que su rostro iba en contra de lo que aparentaba en primer punto―. Lo está disfrutando, que puta.

Vamos ¡suelta! ―exclamo Naruto, tirando su hombría lejos de la boca de Shion, estaba aferrada a su hombría. Era como quitarse las ventosas de un pulpo.

¡No, aun no termino!~ ―la máscara de pobre victima se le cayó a la monja, todas veían ahora su verdadero rostro.

No te preocupes Shion, solo estamos comenzando la noche. Tú serás la estrella esta noche.

Por el contrario quien estaba opacada de la diversión era la misma mujer que me contaba toda esta estimulante historia. Allí en uno de los rincones de la habitación, amordazada sobre una silla acojinada yacía Sarada-san.

Dijo que la tenían desnuda de pies a cabeza, con una mordaza de una pelota roja en su boca, amarrada de sus brazos hacia arriba, un gancho en el techo sostenía la soga masoquista con la que la ataron. Dos juguetes rosados se retorcían en su interior a máxima potencia en sus agujeros. Vibradores pegados con cinta sobre los pezones de sus pechos y sus piernas flexionadas obligadamente por una segunda cuerda que conectaba con la primera, forzadamente las tenía abiertas y dejando ver como los mencionados juguetes se retorcían, todo adornado con un ceño fruncido de su parte mientras miraba al señor Uzumaki dándole duro a la falsa eclesiástica.

Tu pene es el de una bestia… estás destrozando mi vagina… que fantástica sensación.

¡Te gusta esto verdad, vamos admítelo Shion. Admite que te gusta!

¡Si, si lo adoro! ―grito sin hacerse esperar―. ¡Me encanta, me fascina!… ¡Hhaa! ¡Adoro como el pene de Naruto-san se vuelve salvaje, puedo sentir como mi vagina se esta haciendo un batidero de tu semen. Sigue empujando, sigue y no pares aunque la leche de Naruto-san se escurra de mi agujero!~

Alrededor de este altar de pecado lujurioso desenfrenado, todas las fieles amante de Naruto ahora se encontraban adorando a la misma fornicación. Mei con Tsunade, Kushina con Kurenai. Samui con Konan, etc. etc. cada pareja estaba intercambiando sensaciones. Algunas cruzando las piernas y rozando sus vaginas, otras habían puesto la boca en la vagina de la otra y la saboreaban, pero la acción era reciproca con su pareja escogida. Otras más se besaban mientras sus manos provocaban salvajemente el lugar prohibido de la segunda quien se dejaba dominar por la primera.

Dices ser una monja, pero eres más una pervertida que una santa. Gritas igual que una estrella porno. Solo que tus gemidos son genuinos ―desde su punto de vista, veía el redondo trasero de Shion que comenzaba a cubrirse con su líquido preseminal que escapaba de su vagina y hacia una pasta entre sus glúteos y la pelvis del magnate Uzumaki. Veía también el segundo juguete rosa retorciéndose en el culo de la monja mientras continuaba sin parar de follarla―. ¡Incluso tu vagina… es de lo mejor!… ¡Voy a llenarte Shion!

Hizo su primera descarga en el agujero de la albina y el cuerpo de esta se contrajo cuando su fluido se disparo en su interior, sus piernas se engarrotaron abrazando su vagina a la hombría del rubio demonio vestido de demonio. Cuando su semen inundo su interior hasta escurrirse, tomo un respiro corto y ella fue la que tomo iniciativa.

Más, más quiero más ―comenzó a gritar Shion agitando su trasero contra la pelvis de Naruto.

¡Esa es la actitud Shion!

Desde su rincón del castigo, el cuerpo de Sarada-san comenzaba a sentirse caliente, por un lado todos los juguetes sexuales que envolvían su cuerpo pero por encima de esto, el estar mirando todo desde cerca, sintiéndose tan lejos.

¿Que pasa, hija? ―apareció la doctora Haruno con una copa llena en manos, ebria y orgullosa mirando hacia abajo, a Sarada-san miraba―. ¿Te molesta perderte de la diversión? Estás en el rincón del castigo por casi arruinarnos la diversión. Lo siento mucho hija, pero esta noche solo serás una espectadora.~

Su cuerpo sucumbiría de tanta provocación o moriría antes, ta vez. La pelota en su boca pronto comenzó a quedar empapada en su propia saliva, puesto que Sarada-san estaba pasando por un duro orgasmo causado por los aparatos sobre su cuerpo. Sentía con agonía como sus piernas se erizaban, también las sentía acalambrarse a medida que dicho orgasmo comenzaba a emerger. Sus ojos intentaba voltear, su vagina se derretía de dicha sensación, sin embargo no era suficiente para Sarada-san con llegar tan alto por unos juguetes, envidiaba a Shion y deseaba estar en su lugar.

Naruto...-sama.

¡Naruto-san, Naruto-san! ―los gritos pasionales de la albina se volvieron más graves como sucios, opacando por mucho a los de Sarada-san. Aun continuaba sujeta aquel catre masoquista―. ¡Naruto-sam, Naruto-san! ¡Su pene se esta haciendo que enloquezca, siga así por favor!

No eres más que una puta vestida de monja ―comenzó a azotar su mano contra el trasero de la albina. Una y otra vez seguidas, de su boca escapaban gritos de placer mientras era embestida y maltratada en tan vulgar intimidad―. ¡Grita más para mi!

¡Si, siga! ¡Me encanta! ¡Mi cuerpo… siento que algo va a salir, aquí viene….! ¡Ouhh! ―su interior era llenado otra vez y el ser de la albina reacciono esta vez abrazando fuerte al pene del señor Uzumaki mientras un orgasmo efectuaba.

Eso fue increíble Shion ―la vio caer rendida de sus piernas, aunque no toco el suelo―. ¿Porque no llevamos este juego a la cama?

La libero de ataduras y la dejo tomar un respiró de rodillas en el suelo, Naruto camino hasta la cama y se recostó con los brazos flexionados detrás de su cabeza, dejando sus piernas abiertas para presumir su erección frente a su devoto harem. Su harem le siguió de cerca. Tsunade se sentó detrás de la cabeza de su protegido-esposo y puso su cabeza sobre su rodillas para que él levantará la vista, era para que mirará al frente pero desde allí podía mirar los grandes senos de su primera amante.

Naruto, Naruto~ pronunciaban su nombre viniendo a él. Vino Mei junto a Hanabi, primero una y luego la otra le besaron estando allí su cabeza sobre los muslos de Tsunade, largos besos indecentes de la primera y de la segunda después, mientras su harem le rodeaba. Sin embargo quien tendría el lugar de gloria era Shion. La monja se despojo de su habito arruinado mandándolo al carajo, por fin era libre y podía ser quien era Shion realmente.

¿Que pasa con esa sonrisa? ―pregunto divertido Naruto mirando el cuerpo desnudo de la albina.

Ahora soy libre para ser toda la pervertida que quiera con usted, Naruto-san.~

¿Lo dices mientras aun llegas esa crucifijo dorado colgando de tu cuello y entrando en tus pechos?~

Decidió conservar su colgante solo para burlarse del Dios que tanto siguió y le privo de los placeres de la carne. Subió a la cama y se preparo para sentarse, piernas abiertas con las manos detrás de la cabeza, mostrando todo su cuerpo para el nuevo amo y señor al que se entregaba en cuerpo como con su alma.

Naruto-sama~ ―le llamo así ahora―, ahora soy suya; use mi cuerpo cuanto quiera para complacerse.~

No le veía la cara, solo el perfil lograba ver desde su lugar de castigo Sarada-san y desde allí pero sabía que expresión tenía. La punta de su lengua por fuera de su boca mientras que sus ojos se notaban unos corazones brillantes en rosa producto de esa hechizo invisible que efectuaba el señor Uzumaki sobre sus mujeres.

Shion se sentó y la hombría del magnate entro en el agujero correcto de su cuerpo. Practico sus debidas sentadillas entre risas, gemidos y otras reacciones viniendo de ella como del resto, al igual que del mismo rubio. Llego un momento que no pudo mantenerse más en tal pose, cambió entonces; puso sus manos a los lados del torso de Naruto, recargándose de la cama continuó haciendo que su pelvis chocará contra la polla del magnate escuchándose aplausos por toda la habitación.

Vamos, muévete más Shion ¿Acaso no quieres mi semen en llenando tu vagina?

Lo quiero… lo quiero llenándome toda… quiero que siempre su semilla en mi vientre y luego quiero ver su fruto ―declaro.

¡Shion!

La tomo de su cintura antes de levantar su pelvis, tomó el control su hombría destacaba por su tamaño cada que embestía el agujero de la albina. Sus mujeres le miraron de cerca con gracia con hambre mirando la polla en acción de Naruto Uzumaki.

¡Esto es brutal… no puedo pensar en nada!

Voy a llenarte toda hasta embarazarte Shion y después voy a follarte de nuevo y de nuevo ―grito, sobre sus ojos tenía los pechos de la albina con el colgante de esta casi sobre su frente.

¡Eso quiero, Naruto-sama… Naruto-Sama!

¡¡¡Shion!!!

De él era su tercera eyaculación que hacia dentro, en cuanto a Shion era el segundo orgasmo que alcanzaba y esta vez lo sintió con más fuerza, pero el que vendría después lo sentiría superior como al que vendría también después de ese. Apenas si la dejo descansar dando él atención al resto de su harem en una orgía al que ella se sumo como una más.

En cuanto a mi, esa noche lo hice bajo la luz de la luna con la sabana de la noche con Sarada-san. Recordar esa historia y de como fue excluida, la frustración sexual que la hizo colapsar hasta desmayarse la hizo desear saciar su ser. Dejo de contarme la historia en ese punto y procedimos a hacerlo, para una mujer en sus cincuenta años se movía con la gracia de una joven mezclada con la agresividad de un tigre, para acabar solo recuerdo que todo fue satisfacción carnal mutua. Como dos presos que tras muchos años vuelven a tener sexo, comenzaba a hacerse adicto al sexo también… no me estaba haciendo adicto a ella.

XIII

¿Hinata? Hola querida, solo termino de trabajar y en un par de horas iré a verte a casa ¿Quieres saludar a Sarada-chan?

Allí en su oficina, Naruto estaba a mitad de entretenimiento con su asistente. Le estaba dando por el culo en la oscuridad de la noche que atravesaba las ventanas, con sus asistente desnuda contra el escritorio la follaba. Contenía su voz mientras su amo hablaba por teléfono hasta que vio el dispositivo extendido a su lado.

¿Hinata-san? ―contesto la llamada―. Descuida… Naruto-sama solo esta trabajando mi cuerpo y cuando termine irá con usted a terminar.

Llego a casa en dos horas más querida.

Porque no pones en alta voz para que escuche a esa pequeña gata roba esposo mientras tu llegas. ―escucho decir a su esposa desde el otro lado de la línea.

¿Quieres calentar para cuando llegue yo? Sabes, quisiera verte haciendo eso, Hinata.

Encendió el alta voz para tomar a Sarada-san y volver a liberar su verdadera identidad sexual, haciendo que ella gimiera sin control.

Cuenta que aun cuando Hinata-san acepto que la joven Uchiha fuera amante de su esposo, nunca lo compartieron en la misma cama. Ni siquiera ocultaba su tolerancia de verla cuando se topaban cara a cara, pero lo ocultaba con una indiferencia mas clara que agua, aunque por cortesía la joven Uchiha la saludaba siempre con una adecuada sonrisa. Así era su nueva relación, ocultando al resto de su harem y su fragüante vida sexual de su esposa teniendo que sacrificar a su joven asistente. Todo parecía ir bien de nuevo. Eso solo duraría un mes.

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