First for fight
“El aleteo de una mariposa puede sentirse al otro lado del mundo.”
Un proverbio chino antiguo que nos dice que toda acción en el pasado define nuestro futuro. La gente dice que las personas somos insignificantes, solo somos una gota de agua en un inmenso océano, pero ¿que sería de ese océano si le faltará la mas simple gota de agua? Cada decisión que tomamos marca un destino diferente al que puedes creer, cada pensamiento, cada sentimiento, cada gusto. Una sola palabra puede cambiarlo todo.
Recargado contra el barandal de las escaleras exteriores del instituto, saltándose horas de clase, Komuro Takashi un estudiante del instituto Fujimi que hacia a la academia de mucha reputación perderla con el pasar de sus días, no era el estudiante modelo que regularmente esta escuela admitía. ¿Pero porque?
Días de felicidad, era lo que componían su pasado, desde el jardín de niños había sido hechizado de amor luego de conocer a una niña llamada Miyamoto Rei, con quien hizo una promesa que pensó se haría realidad. Ya conoces su historia, la ruptura de su amistad y el distanciamiento que tendrían a consecuencia de la inocencia de ambos por creer que una promesa hecha al aire siendo unos niños podía no se haría realidad. Como cada día, perdiéndose las clases desde el doloroso día que descubrió por designio del tiempo, en que vio a su amor platónico andando de novio con que Takashi consideraba su mejor amigo en el paradero del autobús luego de la escuela. Era su forma de ahogar las penas.
―¿Cuanto tiempo mas, vas a estar lamentándote allí idiota? ―una voz inconfundible se hizo presente detrás de Takashi.
―¿Saya? ―le sorprendió ver a la chica mas lista de la academia apareciendo a su derecha de improvisto, quedaría intrigado al ver como se pondría de roja la pelirrosa: Saya Takagi, hija de la poderosa familia Takagi―. ¿Que, porque estás así?
―Por fin te dignas de llamarme por mi nombre ―exclamo, Saya estaba con las mejillas rojas a pesar de tener una mirada firme y enojada, era tsundere de siempre.
―Creí que era lo que querías.
―Si, pero te has tardado demasiado tiempo para llamarme así, idiota. Nos conocemos desde niños y nunca me has llamado por mi nombre hasta ahora ¿Porque te tardaste tanto tiempo? ―se acerco a Takashi, inclinándose de forma leve ante el pelinegro, haciendo que su busto de gran número destacará y aunque Komuro solía disfrutar del escote de las damas, sean sus compañeras o sus profesoras; pero en los ultimas semanas no ha estado de humor para disfrutarlo―. Oye, mis ojos están aquí.
―Si, lo se ―con ese mismo animo bajo los suelos Takashi volvió a mirar en la nada infinita donde estaba.
―Hasta cuando vas a seguir lamentándote porque Miyamoto te rechazo, idiota ―Takagi quería que le mirase a la cara pero él la evitaba.
―Solo viniste a burlarte de mi como siempre o quieres vuelva a clases ―cuestiono Takashi sin deshacerse de esa actitud pesimista en su voz.
Entonces Saya se cruzo de brazos pasando de ruborizarse a estar realmente enojada.
―¡¿Cuando me he burlado de ti?! ―fue entonces que Takashi la miro de nuevo y a los ojos esta vez, sin embargo en su cara podía verse la irritación por las palabras de la genio de Fujimi―. ¡No respondas! Si, vine para llevarte de nuevo a clases pero porque los profesores me lo ordenaron.
―¿En serio, los profesores? ―no se creía ese cuento, Takashi.
―Bueno… yo quiero que vuelvas a clases ―volvió a sonrojarse mientras tenía sus brazos cruzados, Saya―. Llevas saltándote las clases desde la primera hora desde que comenzó el semestre, reprobarás a este paso.
―Tranquila lo solucionaré en los exámenes ―dejo de ser pesimista por un momento.
―Si piensas que vas a librarte de la escuela de verano pasando con cien en los exámenes luego de faltar a casi todas las clases estás muy mal Takashi ―lo hizo mirarla de nuevo cuando volvía a perderse mirando a la infinita nada, el chico que por alguna razón nunca podía dejar de pensar en él―, esto no es la secundaria. Asistir a las clases también cuenta.
―¿Así? Entonces porque no estás en clases ―cuestiono con arrogancia Komuro.
―A diferencia de ti no solo mis notas en los exámenes hablan bien de mi, yo soy una genio y tu entraste en esta academia por mera suerte ―era un argumento que siempre le recalcaba a Takashi en cada ocasión.
―Y esa, es la burla del día ―quería volver a mirar a la nada, pero no.
―Mira idiota ―entonces lo tomo de la manos y de forma obligada lo hizo poner la vista de Takashi sobre ella― ¡Deja de pensar en que ella te rechazó, no es la única chica que conoces! Aceptalo, Miyamoto no te ama.
―Nunca has estado en mi lugar, tu nunca has amado a nadie ―miraba con amargura a Takagi.
―Claro que si ―la vergüenza por decir tales palabras se apodero de Saya, apenas si logro hacer que su voz llegara a Takashi cuando lo dijo.
―¿Que? ―pregunto el pelinegro, no la escucho. Hablo tan bajo que no se distinguió lo que decía.
―¡Nada! ―lo soltó y miro para otro lado Takagi, para que no la viera así de ruborizada como se puso esta tercera vez―. Lo que quiero decir es que si realmente es que debes superarlo, Miyamoto no es la única chica que conoces desde el jardín de niños. Yo también estuve allí ¿recuerdas?
―Si… ―se puso nervioso Komuro, ahora estaba siendo agarrado por los hombros por manos de Saya y estaba siendo agitado por la misma.
―¡Entonces yo también debo ser importante para ti, Takashi! Y si realmente te importo en lo mas mínimo, vuelve a clases conmigo, ahora ―mas que una petición era una exigencia de parte suya.
―...¿Porque te preocupas tanto por mi? ―le cuestiono Komuro, las manos de Saya aun seguían agarrandolo de sus hombros―. Creí que odiabas a los idiotas.
―Si los odio. Odio a los idiotas que no saben que lo son, pero al menos tu sabes bien que lo eres ―aclaro―. Así que hazme el favor y ven conmigo a clases.
Lo llevo de la mano de vuelta a las clases, como si fuese un niño pequeño. ¿Donde quedaron los zombies? Preguntarás seguramente, no hubo apocalipsis; el fin de la humanidad traída por los muertos vivos no ocurriría. Una vida distinta a la de un nómada sobreviviendo al fin del mundo le deparaba a Takashi Komuro y los que emprendería tal estilo de vida errante.
―Bien, estuve en clases hasta la ultima hora ¿ya estas feliz? ―decía Takashi a su pelirrosa amiga ahora que ahora lo obligaba a seguirla hasta la salida de la academia en medio de todo el resto de la academia.
―No ―dijo Saya, se detuvo delante del pelinegro―, escucha por tu propio bien debes presentarte a clases todos los días, sin falta.
―¿Desde cuando te preocupas por alguien como él, Takagi-san? ―una voz que ya no quería escuchar Takashi, se presento en sus oídos desde la derecha. La mujer que le rompió el corazón venia a donde estaban, mientras era acompañado por su novio―. Por fin decides presentarte a clases Takashi.
―Hola Rei ―exclamo aguantando su rabia que le causaba el solo verla, sobre todo cuando estaba acompañado de su novio―. Igou… Hisashi.
―Takashi, fue raro verte en clases amigo ―el peligris le saludaba de forma tan natural, que lo detestaba. Odiaba que le dirigiese la palabra con tanto cinismo.
―Si… me obligaron a asistir ―dijo tratando de no mirarlos.
Notando el malestar que le causaba el tener a los dos tan cerca, Takagi trato de lidiar con ellos, sobre todo con Rei.
―¿Que es lo que quieres, Miyamoto?
―Takagi, no deberías perder tiempo tratando de hacer que un tonto como Takashi trate de mejorar ―exclamo Rei comportándose egocéntrica como altanera la chica. Buscando burlarse del pelinegro nada más―, esta a nada de ser expulsado, no solo sus notas son lamentables sino su actitud.
―Lo se, trato de arreglarlo ―Saya pondría sus manos en sus caderas mientras miraba a la castaña engreída con irritación. Incluso ella sabía que solo apareció para fastidiar a Takashi―, podrías hacer lo mismo por él una vez.
―Solo estaría perdiendo mi tiempo en algo inútil ―cruel respuesta de Miyamoto, su vista que apuntaba a otro lado para aclarar su punto, hacia hervir la sangre a Takagi.
―Rei por favor, Takashi es nuestro amigo ―seguía siendo cínico en cada palabra Igou―, los examens parciales son en dos semanas, podriamos estudiar los tres como antes. No suena genial Takashi… ¿Takashi?
Distraidos entre ellos tres, no se dieron cuenta hasta el final de las palabras de Hisashi que el pelinegro de actitud marginada estaba firme y de apariencia estática mirando hacia la entrada de la academia como si estuviese hipnotizado, pero mas bien estaba tenso mirando un problema mayor que se presento en esa salida por entrada.
―¿Oye, que te pasa? ―Saya notaría de forma preocupante la mirada perdida de Komuro, dándose cuenta de que sus manos se tensaban como si se prepara para pelear a caso. De pronto un grito de terror proveniente de una estudiante mas allá de la entrada de la academia, acompañado de una serie de bramidos que si se le prestaban atención pertenecían a pandilleros juveniles.
―Problemas ―respondería con rabia―. Los idiotas decidieron juntarse hoy.
Llego la oportunidad para deshacerse de toda la ira que tenia reservado, Takashi. Dejo de lado a Takagi y los otros dos, bajo de sus hombros la mochila que a la que escaseaban libretas de apuntes, abriendose paso a donde estos invasores de otra academia venían buscando a él para saldar cuentas.
―¡¿Donde esta?! ―gritaba el líder de estos pandilleros, armado con una espada de madera de kendo, el cual usaba de forma deshonrosa―. ¡¿Donde estás Komuro Takashi?!
Este desechable personaje, estaba intimidando a todo quien tuviera en su paso, lo mismo hacia los miembros de su pandilla, cuyas apariencias compuestas por usar de forma rebelde su distinto uniforme al de Fujimi. Camisa abiertas, mostrando camisas de colores o presumiendo sus jóvenes músculos. Peinados de gran penacho, lentes de son, cadenas muy extensas para sus cuellos; vendas pasando por su cuerpo en brazos o el torso.
―Aquí estoy Matsuoda ―camino hasta estar frente al líder de este grupo―. ¿Que, te falla la visita?
―Komuro Takashi, el perro no muerto ¡Hijo de perra, vine a saldar cuentas! ―grito este líder de pandilla plantándose en la cara a Komuro en un asunto que los convenía entre ellos―. ¿Crees que ya olvide nuestro ultimo encuentro?
―Eso pensé hace tres años ―respondería sin sentir miedo alguna Takashi, a pesar de que de pronto seria rodeado por toda los miembros del grupo del llamado Matsuda quienes en sus ojos se veía el deseo de matar a Takashi―. También te fallá el cerebro.
Todos los de Fujimi, profesores mirando desde las ventanas de salones, como estudiantes que miraban con miedo y terror lo que se venia, solo estaban allí sin hacer nada. Takagi por mas que intentaba hacer notar su voz ante el grupo de maleantes que vino por su amigo era ignorada, hacia mas que Miyamoto que detuvo a Hisashi cuando intento dar el primer paso e ir a dar una mano a Takashi antes de que los problemas se salieran de control.
―Espera, no Hisashi ―Rei detuvo a su novio colocando su mano en su hombro, apenas movió su pierna para dar el primer paso.
―¿Rei? ―ni siquiera él comprendió porque la castaña negaba dar una mano a Takashi.
―Solo harás que te metas en problemas, si esto es problema de Takashi que así sea ―exclamo con mucha apatía, Miyamoto. Los ojos que reflejaban indiferencia en ella cuando puso su mirada sobre Komuro, decían cuanto bien lo conocía. Sabia muy bien que él era propenso a meterse en problemas por su propia mano y quien lo ayudase terminaba siendo arrastrado a los problemas.
Problema único de Takashi nadie iba a meterse, ni nadie se interpondría en la pelea de un hombre por mas correcto o incorrecto sea. Algo que Busujima Saeko la capitana del club de kendo sabia mientras miraba desde el segundo piso del edificio, ella se dirigía con algunas miembros del club, pero se detuvieron en cuanto el disturbio en la entrada de la academia resonaba por toda la escuela.
―¿No deberíamos ayudar? ―pregunto uno de los chicos que pertenecía al club, de rango menor al de Saeko.
―No debemos interferir ―diría la adorada belleza de cabello purpura.
―¿Capitana?
Busujima miraba sin pestañear ante el inminente conflicto desigual y el desconocido estudiante que estaba entre los pasillos de la escuela y que nunca le presto atención, hasta ahora.
―¿No pudiste venir a resolver tus asuntos sin tus perros? ―burla y sarcasmo, Takashi quería que su oponente diera el primer golpe y lo consiguió.
―¡Muere de una vez, hijo de pe…!
Dije que Takashi lo provoco para que Matsuoda diera el primer golpe, no que lo acertara. Así que cuando lo vio levantar su puño, Komuro acertó el primer impacto directamente en la cara de su enemigo. Un golpe tan lleno de ira acumulada que este bravucón voló algunos metros para atrás aterrizando su cabeza primero.
―¡Jefe! ―quedaron impactados los delincuentes en cuanto vieron a su líder caer con el primer golpe de quien llamaron: perro zombie―. ¡Pagarás por eso cabrón!
A espaldas de Takashi, en su nuca; le reventaron una espada de madera cuando creían que él quedo con la guardia baja. Gran terror sintieron todos estos bandidos juveniles cuando el pelinegro los miro con una maligna sonrisa al pandillero que reventó ese inerte palo de madera. Nadie espero que esa espada estallara en dos cuando se esperaba que con ese golpe Komuro lo mandara al suelo noqueado. Pero solo despertaron al demonio dentro de él.
No fue un espectáculo. Fue una carnicería, esos quince vándalos que invadieron Fujimi buscando a Takashi, terminaron huyendo malheridos y con muchos huesos rotos mientras que el apodado perro zombie termino con su uniforme manchado con la sangre de sus enemigos, como su cara también termino manchada. Ya tenia la reputación de ser un vagabundo y un mal estudiante, ahora se haría de la reputación de ser temido estudiante. El miedo no solo estaba infundado en el grupo que derroto, sino ahora también estaba aterrorizados todos en la escuela. El inútil estudiante Komuro Takashi, no se trataba mas que un sanguinario peleador dormido que despertó después de tanto tiempo.
Pero quien estaba maravillado con el espectáculo mas que aterrorizado, era el profesor: Koiichi Shido. Mirando por la ventana de una de las aulas de tercer año, el hombre miraba con mucho interes en el potencial que tenia Takashi para sus negocios.
Cuando la pelea termino y los invasores de Fujimi se fueron cuales cobardes luego de llegar intimidando a todos. Quien se atrevió a defender el honor de la academia estaba sentado frente al director de la academia rodeado por muchos profesores y maestras, a los cuales no conocía a todos era regañado por lo sucedido. Lo común en la sociedad, en vez de reconocer a los héroes, son señalados como villanos.
―¡Deberíamos expulsarlo por esto señor Komuro! ―el director estaba mas que enojado con la pelea.
Todos los profesores rodeaban a Takashi cual interrogatorio militar se tratara.
―¿Porque, por defender la escuela? ―Takashi estaba vendado de su cabeza y de su mano izquierda también, las vendas en su mano, sobre todo en la palma. Estaban manchadas de sangre―, ellos vinieron a aterrorizar a todos y ustedes no hicieron nada, director. O iban a esperar que lastimaran a otro de la academia para hacer algo.
―Aun así no debiste actuar de esa manera ―diría el director, sabiendo que el chico tenia un punto a su favor.
―Director ―levanto la mano Shido, para tener la voz un momento; su maquiavelica lengua con la que tomaba todo lo que quería cuando se lo proponia―, aunque lo mas adecuado es poner un castigo al señor Komuro por el reciente evento. Eso seria injusto, esos pandilleros de la academia Shinto fueron los que vinieron a nuestra institución trayendo el desorden y fue el señorito Komuro quien hizo algo para hacer que se fueran.
―¿Vas a defenderlo, Shido? ―cuestionaría la profesora de ciencias, Hayashi Kyoko. Una de las profesoras que conocía a Komuro Takashi por ser un no estudiante ejemplar.
―¿Ustedes no? Se que este muchacho ―se acerco a Komuro quien seguía en sentado frente al escritorio del director, solo para poner su mano sobre el hombro de Takashi y decir―, no es tal vez un estudiante promedio ni el mejor. Pero después de lo que hizo hoy, lo mejor es darle una segunda oportunidad
Takashi quedo con la ceja levantada oyendo las palabras de Shido, incluso él tenia en cuenta que no era uno de los profesores mas estimados en la academia, era apático y desinteresado con los problemas de los alumnos, solo buscaba cumplir con su horario como profesor. Primera vez que le escuchaban dicer que buscaba enderezar a un estudiante de la academia.
―¿Así? Que es lo que tiene en mente, Shido-sensei ―pregunto el director.
―No se preocupe, director. Verá el cambio positivo en la actitud del señor Komuro.
¿Porque termino Takashi con la mano izquierda vendada? Durante la pelea, luego de enfrentar a los bravucones de la academia Shinto (ubicados al otro lado de la ciudad), Matsuoda se levanto cuando la pelea estaba ya casi del todo perdida para él y su grupo. Al ver a Komuro acabar con toda su pandilla, lleno de enojo saco una navaja escondida en sus bolsillos, con el que cargo contra Takashi esperando el momento que le diera la espalda. Pero él volteo en el momento preciso y puso su mano para bloquear lo que el pensó era de nuevas cuentas un puño arrojado por Matsuoda.
No sintió el dolor cuando la cuchilla atravesó de forma limpia su mano, vio la sangre brotar y distinguir el metal de la navaja pasando por su palma. Lo cual en vez de preocuparlo, solo lo emociono. Antes todos, con el cuchillo aun cortando su mano, tomo a Matsuoda con ambas manos y reventó su cabeza con la suya, Takashi. Digo esto, porque le hizo una herida en la frente con su golpe. De nuevo lo envió al suelo y para acabar con este asunto de una vez por todas. Saco el cuchillo de su mano, agarró una pelota de baloncesto que uno delos pandilleros traía consigo, para ponerlo entre la navaja y el pecho de Matsuoda, desinflando la pelota bajando lentamente hasta que la punta del cuchillo se sentía sobre el caucho del balón.
Los ojos de terror en Matsouda y la mortal mirada de Takashi conteniendo las ganas de matar que tenia entonces.
―La próxima vez, no habrá balón.
Recuerdos que eran examinados por Miyamoto Rei caminando por los pasillos de la academia en otro día terminado de academia. Ella, quien había estudiado siempre en las mismas escuelas junto a Komuro, no le era desconocido que él fuese así de violento. Durante la secundaria se metió en muchos problemas, un lobo solitario que se hizo de enemigos, pero así como los lobos viajan para buscar presas, ese lobo se fue de Takashi cuando entró en la preparatoria.
―No pensé que Takashi siguiera siendo el perro zombie, creí que había dejado esa vida en la secundaria, pero después de ayer, me sigue sorprendiendo Takashi ―diría Igou siguiendo siempre a su novia, cual goma de mascar pegado en el zapato.
―Te digo que sigue siendo el mismo inmaduro de siempre ―Rei manchaba cada que podía el nombre de Takashi―, ese bruto, a quien trata de impresionar.
―A mi ―comento Hisashi―, él siempre tuvo ese peculiar talento para luchar y por eso decidí entrenar en el club de karate. Desde siempre he querido ayudar con sus peleas, pero por lo visto sigue siendo mas talentoso que yo, sería un estorbo si intentara ayudarlo.
―¿Que estas diciendo Hisashi? ―preguntaría irritada la castaña, deteniendo el paso en el que iban―. Takashi solo es un tonto que intenta llamar la atención. No pienses en imitarlo, eres mucho mejor que lo que pueda ser él.
―¿No crees que estas siendo demasiado cruel con él? ―cuestiono delicadamente el peligris―. Rei se que estas molesta con él, pero no puedes culparlo siempre, por lo que te ocurrió. Es nuestro amigo, no deberías marginarlo.
Volviendo a caminar por esos pasillos, no avanzaron mucho cuando encontraron a Takashi conversando con quien menos toleraba Rei de sus profesores, el rostro de Rei mostró verdadero terror al ver al chico que alguna vez estimo conversando con el hombre que arruino su vida.
―¿Eh? Que hace Takashi conversando con Shido.
Quien siembra en el viento, cosecha la tormenta.
―Profesor Shido ¿Donde estamos? ―preguntaría Takashi cuando perturbador personaje lo llevaría a un elegante casino en la parte alta de la ciudad durante la noche, luego de citarlo para comenzar su: programa de corrección estudiantil.
Era un club de alto nivel, luces fluorescentes en la entrada y el nombre del sitió en un enorme letrero tallado en piedra pintado en color oro. Gente juvenil y madura de mucha clase dado los autos que aparcaban en las escaleras de este lugar, los que eran llevados a un estacionamiento privado bajo el edificio de once pisos, por los valets del sitio. La gente hacia una enorme fila para entrar y era poca la gente que salía.
―En un club de alta sociedad, Komuro-kun. Sígueme, aquí es donde tu y yo haremos negocios ―exclamo Shido, para acomodar su ropa, verse impecable mientras para ir a donde los guardias de la entrada, quien al ver a Shido le dieron paso dado que era un invitado VIP, un gesto con la mano y Takashi quien seguía cuestionándose porque lo habían traído hasta aquí, siguió a Koiichi a pesar de ser un estudiante de preparatoria en un club evidentemente no apto para un chico de su edad.
El primer piso era una discoteca, jóvenes bebiendo y bailando como se suele mostrar en las películas americanas. Drogándose sin pena en las mesas del fondo, coqueteando con las chicas que se encontraban en el sitio. Sin embargo Shido camino hasta un elevador que era custodiado por un guardia de seguridad privado, grande y con músculos quien dejo libre el paso para Shido y Komuro quien no fue cuestionado por su joven presencia. Llevando al décimo piso, el escenario cambio, paso de ser un club juvenil de fiesta y alcohol a un club privado, donde personas de alta clase miraban con emoción, con elegancia y apuestas un cuadrilatero desde las gradas de primer nivel. Una arena de batalla donde dos o mas combatientes desiguales en tecnica o armas, luchan.
―¿Sensei, que es este sitio? ―miraba con interés, con falta de aliento ante este espectacular show.
―Esto, Komuro-kun te presento: La arena de batalla, el sitio donde ocurren el espectáculo clandestino número uno de la red ocurre ―con gran entusiasmo, con ese carisma seductor de Shido le presento el sitio―: The mortal combat.
―¿Mortal kombat? Ese no es el nombre de un videojuego ―cuestiono Takashi.
―También, lo bautizaron así para ocultar la existencia de este evento ―dijo Shido―. Verás Takashi-kun, la gente común como tu. Se divierte con videojuegos o viendo partidos de deportes comunes como futbol o baloncesto. Pero la gente que esta aquí, esta gente de alcurnia se divierten apostando en quien va a morir en esa arena donde dos peleadores.
Como lo vio Takashi, eran dos peleadores que tenían un poco mas de edad que la que él tenia. Eran jóvenes y estaban dispuestos a matar al otro por una buena recompensa.
―¿Porque no me trajo aquí? ―cuestionaba Komuro mientras miraba con mucha atención a como esos dos peleadores golpeaban a matar a su contrincante.
―Tienes un talento peculiar para el combate muchacho ―decía Shido avanzando por el lugar―, te propongo un trato. Este combate mortal es un torneo donde varios luchadores, clandestino compiten por una enorme cantidad de dinero.
―¿De cuento hablamos?
―Ciento diez mil millones de dólares ―despertó el interés de Takashi.
―Es mucho dinero ―tenia el interés de Komuro, ahora tenia toda su atención.
―Si, dime Takashi-kun. ¿crees estar a la altura de esos aficionados? ―exclamo arrogante, Shido. El rostro interesado de Komuro convenció a Koiichi―, quiero hacer un negocio contigo. ¿cual es la verdadero poder en este mundo? ¡Es el dinero! Mucho dinero.
―Cierto...
Miro entonces a todos esos ricos, maduros o jovenes, hombres de cincuenta rodeados de mujeres hermosas que y jóvenes no tan guapos rodeados de chicas lindas, maduras que les coqueteaban jovenes modelos y chicos de cara linda a las jovenes que se comportaban de forma tan altruista, arrogante y engreída. Porque pueden comprar a quien quieran con su dinero.
―¿No estas harto de vivir al margen? Mientras esos ricos, apenas si se atreven a dirigirte la mirada ―hablaba el odio acumulado en Shido por no ser uno de ellos.
―...Si.
―Para entrar en el torneo, los participantes deben tener un representante. Yo seré tu representante.
―¿Es ganar o morir en esa arena? Ellos tienen entrenamiento ―exclamo Takashi examinando mejor la pelea y viendo como uno de esos oponentes mataba al otro con un patada a su pecho, era declarado el campeón del encuentro.
―Y tu tienes experiencia en peleas desiguales ―pondría de nuevo su mano en el hombro de Takashi―, solo imagina cuando ganes, tendrás mujeres y dinero. La fama es efímera pero el dinero te abrirá paso por donde vayas. Hagamos negocios Takashi Komuro, a cambio yo me asegurare de que salgas de Fujimi con las mejores calificaciones sin importar que no asistas a clases. Podemos salir muy beneficiosos, leí tu expediente estudiantil. Te hacen llamar el perro zombie. Te apuñalaron cerca del corazón en una pelea en la secundaria pero aun así te mantuviste peleando hasta que llego la policía y te llevaron al hospital.
―Bueno, eso fue en mi comienzo ―exclamo con modestia Takashi―, pero debo admitir que he amo pelear, pero siempre he tenido que contenerme.
―¿Que dices? Hacemos un trato.
―Un trato con el diablo, solo se va al infierno una vez.
Una vez para toda la eternidad mi amor. Sino mataba zombies, Takashi mataría a todo aquel que pusieran con él en esa arena, firmo su nombre con sangre y el diablo estuvo contento por el trato.
Un pacto con el diablo. Que lo haría mas poderoso de lo que pensaría y cambiaría a Takashi por siempre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario