Business and pleasure (Naruto x Harem)

Esta obra la estaré actualizando una vez al mes, para darme tiempo de seguir avanzando la historia y tenerles una actualización constante. Espero y les agrade.

Acto 2 - parte 5

Negocio familiar: heredero

Era un nuevo día sobre Tokonuso, aunque parecía en calma la ciudad. Desde la noche la policía registraba la escena del crimen en lo que alguna vez fue un tranquilo puesto de ramen mas en la ciudad. El cuerpo de un yakuza descansaba en la barra mientras forenses y detectives hacían de las suyas investigando la escena.

-Apuñalado por palillos de bambú -dijo el detective Tadashi Miyamoto, asignado al caso -ni siquiera tenían filo.

-Quien quiera que sea tiene una gran fuerza para haberlo asesinado, o la suficiente rabia para asesinar a un miembro del dragón negro -exclamo el inspector Tadashi -esto no resultara nada bien, para la ciudad.

Matar públicamente a un cabeza del grupo del dragón negro era una fuerte declaración de guerra. Aunque la sociedad no supiera quien fuese el responsable, entre mafias y narcos se sabe quienes son mas responsables unos que otros. Esta guerra podría escalar a niveles mayores.

En cuanto a Takashi Komuro, el estudiante volvía a su hogar con su novia agarrada de su brazo, mas bien envuelta en el brazo derecho de su hombre; Saya paso de ser una novia tsundere a una cariñosa casi actuando como esposa de la noche a la mañana.

-Mira a esos dos, tan jóvenes y románticos -dijo una abuelita sentada en un banco en el parque donde anteriormente Takashi fue emboscado.

-Me recuerdan a mi cuando era joven y conocí a mi esposo -exclamo la amiga de esta abuelita a su lado en el banco.

Tras escucharlos y sentirse ligeramente orgulloso, aun era mas la fortuna que sentía que el orgullo de tener a una linda chica por novia y que ya había hecho suya.

-Parecemos una pareja recién casada -exclamo Takashi viendo que Saya no se despejaba de su brazo.

-¿Que? ¿Qué estas diciendo? tonto -retomo su actitud tsundere de siempre, la pelirrosa. Mas no soltaba a su hombre aunque su comentario le pareciera disgustarle por fuera, dentro ella se sentía encantada con tal cosa. Después de todo, algún día llegarían a verse oficialmente como una pareja recién casada.

-Me alegro que sigas siendo la misma tsundere, te ves mas alegre -dijo y tomo a Saya de su cintura para levantarla y hacerla girar en sus brazos. Después de la noche anterior donde se entregaron a sus impulsos carnales, pensó por un segundo que ella cambiaria y que dejaría de ser la chica tsundere que le fascinaba. Seguía siendo la misma de siempre, solo era mas cariñosa con él. 

Verlos así en un lugar publico, hacían dudar que realmente Takashi fuese un capo de la NMM. Parecía ser otro chico de su edad que consiguió tirarse a su novia y que fue una sabia decisión. Estando cerca de la calle, vieron como un carro familiar para el pelinegro se aparto delante de ellos, y detrás de esas ventanas polarizadas, estaba Kishimoto mostrándose nervioso.

-Kishimoto -saludo Komuro.

-Komuro Takashi -exclamo nervioso, sin poder mirarlo directamente a los ojos -hay problemas.

Lo había arruinado por completo, podría ser algo menor, pero no era tal cosa. Llevados en el auto de Kishimoto hasta el cuartel de Takashi, reunió a su equipo y sus sicarios para ponerlos a todos al tanto de lo que el ex dragón negro hizo.

-¿Mataste a ese tipo con un palillo chino? -pregunto Imamura -no creí que eso fuese posible.

-Eso no es lo importante -Takashi tomo el control de sus colegas reunidos a la mesa -saben que Kishimoto esta con nosotros. Por lo tanto saben que tramamos algo ¿saben acaso de lo que tu me contaste? -pregunto al rubio yakuza.

-Para ellos, yo apenas si se -dijo Kishimoto -si Shido se entera, puede deducir lo que esta pasando.

-Es obvio entonces -se unió Saya a la conversación -no importa si tienen conciencia de que sabemos sobre los códigos o no. Han de reforzar sus guardias, para ellos seguramente los estamos cazando a los cabecillas del dragón negro -los tres menos experimentados en la guerra de mafias estaban poniéndose al tanto -pero allí no acaba, si saben que tenemos el conocimiento de quienes poseen esos códigos o no, darán un mayor reforzamiento a su seguridad que a la de los demás jefes del dragón. Incluso para prevenir exponer los códigos, seguramente cambiaran de poseedor a los que contienen los números sin que ellos mismo sepan.

-En otras palabras hay actuar ahora si queremos darle un infierno al ministro Shido -exclamo Takashi.

-¿Atacamos? -pregunto Morita.

El suspenso se mantuvo en el aire, por un momento. Aunque era una idea bastante certera dada por Morita, la decisión final seria tomada por Takashi. Un par de noches mas tarde, en los rincones altos de la ciudad de Tokonuso. Tanto en el sentido terrestre como en el mobiliario; Takashi junto a un pequeño grupo de sus soldados ocultos entre los arboles del bosque que rodeaba la casa del primer de las tres personas que, según Kishimoto; el ministro Shido le había confiado los numero clave de su caja fuerte.

El primero de estos tres, se llamaba: Kirei Ousawa. Públicamente un abogado, en secreto un contador de los ingresos de todo el dragón negro. El mismo que había dicho que dijo asegurar el resto del dinero egresado por los negocios de su organización en la ciudad, era quien poseía los números de interés para Takashi.

-Todo listo señor -pregunto su chofer cuando su jefe se subió a su auto negro y polarizado.

-Si, vamos que no tenemos todo el día -dijo a su chofer.

Listo para salir de la casa grande, no tan grande como la del padre Takagi, pero si lo suficiente para decir que eran casi idénticas. Las rejas de la entrada de su pequeña mansión se abrieron, sus soldados se quedaron en su hogar montando guardia, tras salir en las noticias que uno mas de sus cabezas yacía muerto, lo mas razonable era que Ousawa saliera de su casa con un grupo como su escolta. Pero según él no haría tal practica, pues no le tenia miedo a un mocoso pretendiendo ser el nuevo juan pablo escobar, o si; incluso los yakuza en Japón sabían de su leyenda y hazañas.

Bajando la ladera, el chofer vio que en su camino, casi entrando a la ciudad; un auto yacía aparcado bloqueando casi todo el paso para cualquier otro vehículo que viniera. Era una trampa sembrada por Takashi.

-Esto es denigrante... -se mostraba incomoda Saya siendo ella parte de la trampa. Llevaba puesto una falta playera, así como un sport que le revelaba un gran escote de la genio.

-Tranquila sola será un momento, además tu querías ayudar -exclamo Helen con un bikini color rojo que contrastaba con su piel morena y atractivo cuerpo. Fingían estar detenidas con una avería en el motor de su compacto.

-Si, pero no dijiste que haríamos esto... -no se sentía avergonzada, solamente incomoda. 

-Aquí vienen -dijo Helen, debían entrar en el papel de jovencitas en problemas.

El auto de Kirei bajo la velocidad al ver el auto mal estacionado (a propósito) poniendo en duda a su jefe por este inesperado descenso en la velocidad del chofer.

-¿Porque te detienes? -pregunto Ousawa, saliendo de su teléfono para buscar el motivo de la acción de su chofer.

-Parece que tienen problemas -dijo su conductor. 

El capo miro a través de sus ventanas polarizadas a un par de jovencitas bien dotadas con problemas con sus autos. Sea cual sea el problema que tuvieran con su vehículo, no iba a perder la oportunidad de deleitarse con un par de bellezas, y quien sabe, tal vez las llevaría mas allá de a donde querían ir.

-Seria descortés no ayudarlas -se volvió pícaro Ousawa.

Salió de su auto y se aproximo al par de chicas. Saya y Helen se mostraron alegres al ver que alguien se detenía ayudarlas, claro todo era fingido.

-Señor será que pueda ayudarnos -dijo Saya actuando como si fuese una tonta e inocente, solo copio la actitud de Rei que luego usaba a su favor -íbamos a reunirnos con unas amigas para ir a la playa pero nuestro auto se averió.

-Por favor, puede ayudarnos señor, se nos hace tarde -se acerco Helen mostrando tonta e inocente, todas unas cautivadoras chicas que con un poco de suerte cualquiera podría terminar abriéndoles la piernas o eso pensaba este dragón negro.

Sonrió codiciosamente, claro que iba a ayudarlas, tal vez no podría terminar llevándoselas a su cama pues tenia una reunión importante en una hora, podría deleitarse con la hermosura de Saya y Helen.

-Veamos cual es el problema -se acerco al motor teniendo a cada una de un lado suyo, al igual que él, estaban inclinadas mirando los escotes de ambas, una chica de grandes senos y pelo rosa a su izquierda, una morena natural con curvas de cualquiera desearía y un trasero... un señor trasero que llevaba un mini short de mezclilla que mas bien le quedaba como bikini cuando se empinaba -todo parece estar bien.

-Pero no enciende el señor, no sabemos que es lo que tiene -exclamo Saya inclinándose mas, el hombre no sospechaba nada.

-Así -sabia aparentar bien el mirar discretamente el escote de Takagi -ya veo el problema, la batería esta muerta -no tardo en darse cuenta del problema -esperen un momento -sin dejarlas le grito a su chofer -¡Tobi! ¡Trae los claves de corriente!

-Si señor -su chofer le esperaba afuera pegado a su puerta abierta del carro.

-Descuiden pronto podrán ir con sus amigas -se veía confiado, nada sospechaba Ousawa.

-Pero y si no se puede arreglar -actuaban preocupadas el par de chicas.

-Sera todo un placer que vengan con nosotros, y seria una un gusto si pudieran presentarme a su amigas -comento y estas no mostraron problema en hacerlo, sin embargo por dentro mostraban repudio por este sujeto de unos cuarenta, intentando seducir a unas chicas de 17 y 18 años, respectivamente -creo que ya tardo, ¡Tobi, date prisa! -al no oír respuesta de su chofer, fue a revisar que tanto hacia que lo demoraba -¿Tobi? -encontró a su chofer tirado en el suelo, en su cabeza, un agujero de una bala.

-¡¿Pero que?! -tan solo se dio la vuelta, una culata de escopeta directo a su cara fue lo ultimo que vio antes de quedar inconsciente.

Su cabeza dolía, no sentía fuerza ni para abrir los ojos. Mas cuando lo hizo, su frente de sentía  ensangrentada, sus brazos y piernas atados, estaba amarrado a una silla en un cuarto con olor a sangre podrida. 

-Despertaste, que bien -exclamo Takashi mientras uno de sus sicarios preparaba sus herramientas de tortura detrás del joven mafioso.

-...Eres tu, mocoso... -aun no recuperaba todas sus fuerzas para poder hablar -que es lo que quieres de mi.

-Números, solo eso -exclamo Takashi con un cuchillo en mano, poniendo la punta afilada sobre la mejilla de Kirei.

-¿Números? ¿acaso quieres que sea tu contador?

-Jajaja... buen chiste, pero no -quito el arma de la cara de Ousawa -sabes de que hablo, los números de la caja fuerte de Shido.

-¿Quien te dijo de ellos? -pregunto. Entonces por detrás de él, el sicario de Takashi apareció con una cuerda hecha de pelo humano, para ponérsela a su cuello y empezar a ahorcarlo suavemente -maldito... sacaste la información de Josei... él no tenia idea..

Tal como predijo Takagi, ellos no sabían que Kishimoto estaba ellos, pero no menciono Kishimoto sobre que alguien mas a parte de quien mato, sabia que tenía conciencia el dragón negro sobre su los traiciono.

-Dime los códigos y tu muerte será rápida en indolora -exclamo Takashi.

-No lo se... -exclamo y la soga de pelo se volvió mas apretada alrededor de su cuello -...en serio... no lo se.

-Vamos, no mientas -exclamo, usando su cuchillo, Takashi lo enterró en la pierna de Ousawa de manera profunda -dame los números de su caja fuerte.

-...No lo tengo... conmigo... -su rostro se tornaba rojo -los tengo en mi casa...

Hizo Takashi una seña y su ejecutor aliviano la soga en el cuello de Kirei.

-¿Tu casa? -no le dio tiempo para recuperar su aliento, quería lo que pedía -¿explícate?

-...Shido no nos permite tener conciencia de los números que nos dio, nos lo entrego en un papel que guardo en mi casa -revelo.

-¿Donde? 

-No te diré... -de nuevo el sicario apretó la soga en su cuello.

-Solo lo preguntare una vez mas ¿Donde? -entonces le dio la respuesta -bien, mátalo. Que sufra.

-¡Dijiste!... -no pudo hablar, la soga quedo en su boca y fue atada, quedo solo Ousawa con el sicario, seria el nuevo juguete de tortura de este asesino.

Gritos de dolor, quejidos, huesos rotos y el olor a sangre eran algunas cosas que se escapaban del cuarto de tortura. Mas en otra sala en el cuartel general de Takashi, mas bien su oficina privada sentado en esa silla de piel, su mano bajo su barbilla mientras reflexionaba. Un par de brazos aparecieron alrededor de su pecho desde atrás de la silla, una suavidad apareció detrás de su cabeza, era Saya.

-Así que lo hiciste sufrir -exclamo Takagi con su cabeza detrás de su hombre, novio.

-Te dije que al próximo te intentara algo contigo lo haría sufrir -dijo, pues cuando Helen y Saya distrajeron a Kirei, desde los arboles esperando el momento preciso para capturarlo, vio como este viejo miraba suciamente a su chica. Lo cual le causo rabia, pero no podía dejar que sus emociones le distrajeran en el momento, afortunadamente lo hizo sufrir por esto.

-Fue mi culpa, si hubiera preguntado a esa sicaria tuya que planeaba hubiera dicho que no -dijo.

Ambos se veían como un matrimonio real de mafiosos, ambos involucrados y dirigiendo su bando. saya tenia esa blusa blanca y falda negra ambos con decorados y encajes, unas botas que prefería usar en vez de tacones. Él, una camisa blanca con un saco de tela delgada color negro muy formal que le daba apariencia de un moderno padrino de la mafia. Cambia el vestido de Takagi por el vestido rojo de su madre y tenias ante ti una imagen perfecta para una portada de una serie con trama de narcos y drogas de latino américa.

-Claro que no -la tomo y la hizo sentarse en su regazo -no fue tu culpa -empezó a besarle pasionalmente. Al parecer Takashi era celoso con lo que tenia y a quien tenia consigo. Si a si era con su primera mujer, imagínate cuando tuviera a todo su harem reunido.

-Iras por el código, es demasiada la probabilidad de que sea una trampa -dijo Saya después de tanto cariño de Takashi.

-Trampa o no, me arriesgaré -dijo Takashi -piensan que estoy cayendo en su juego, pero son ellos los que están jugando a mi juego.

No descartaba el pelinegro la posibilidad de que su enemigo supiera acerca de la traición de Kishimoto al dragón negro. Y que Kirei le tenia sembrado una trampa, pero era mas el riesgo de actuar diciéndole a su enemigo que tenia idea de sus planes a jugar aparentando estar en su juego.

Esa mismo día, cuando apenas el sol comenzó a perderse en el horizonte y las estrellas se hacían presentes en el firmamento. Los guardias de la casa de Ousawa, comenzaban a preocuparse por la ausencia de su jefe que llevaba horas sin dar señales.

-¿Creen que el jefe este bien? -pregunto uno de los guardias dentro de la casa -salió desde las diez y no ha regresado.

-Seguramente se topo con alguna colegiala que llevo a un motel barato de la ciudad, como siempre -un compañero a lado suyo le contesto, mientras este fumaba un cigarro de su haber.

No obstante, los guardias de la entrada notaron que en el camino oscuro que traía a casa de su jefe; un auto color negro venia a toda velocidad sin tener las luces encendidas.

-Que... ¡Quítense! -gritaron los guardias al ver que era una extraña camioneta con arete de frente con el que derribaron la reja.

Deteniéndose en los jardines de la casa, todos los guardias del yakuza se pusieron alertas al ver que dentro de esta camioneta civil blindada, venían mas de cuatro paramilitares fuertemente armados listos.

-¡Nos atacan!

Grito uno de los yakuza tomando su escopeta, pero las armas pesadas de los soldados de la NMM comenzaron a gritar contra los guardias de Ousawa. Con Takashi con ellos y como cabeza, se movieron cual comando armado que eran, cubriendo los flancos de la espalda de su jefe. En menos de cinco minutos después, yacían dentro de la casa con sus enemigos en la mayoría, muertos.

-Limpio patrón -dijeron los mercenarios.

-Revisen la casa, que no quede nadie con vida -indico Komuro. 

Se dispersaron sus soldados y las balas comenzaron a sonar por la casa y los jardines de la casa. Takashi no le dio importancia a quienes mataban sus soldados, si los hacían sufrir o los remataban violentamente. Él iba por algo mas importante, busco la habitación de Kirei donde le dijo guardaba el papel con el numero de la caja fuerte.

-Bien, veamos... dijo que del mueble de su ropa, tercer cajón de arriba a abajo, en un estuche de lentes... -recapitulo las palabras del Yakuza y comenzó a revisar.

No obstante, sus soldados habían bajado la guardia creyendo que la situación ahora estaba en control, ningún pandillero guardián de la casa seguía allí con vida. No contemplaron que dentro de esas paredes había escondida una sicaria espadachín por aquí.

-Que madre... -uno de los soldados de Takashi apenas si noto una extraña sombra saliendo de los pasillos, cuando su garganta fue cortada. La sutileza y precisión de esta asesina era impresionante.

-¡Wey! -grito uno antes de ser atravesado su corazón por esta sombra femenina.

Takashi no pudo oírlos, pero uno a uno sus soldados fueron cayendo sin que ellos mismos se dieran cuenta de esto. Tampoco se daba cuenta que esta asesina venia a por él como ultimo objetivo, pero dejarse actuar era parte de su juego.

Justo cuando su katana estaba por cortar la cabeza del pelinegro, como una ventisca fantasma sintió la lejana hoja a su cuello, Takashi logro esquivar el ataque, para tomar e inmovilizar a la asesina, tomándolas de sus brazos y con su cabello morado de antes al rostro del pelinegro.

-Creíste que no pensaría que te volvería a encontrar -dijo Takashi teniendo atrapada a la asesina.

Sin embargo la asesina, rápido logro soltarse y sin preocuparse por descubrir su identidad, encaro con su espada lista para atacar al pelinegro. Una belleza de su edad era quien atentaba contra su vida, sin embargo, por alguna razón, Takashi reconocía ese rostro.

-¿Quien eres?

-¿Acaso ya me olvidaste?... -pronuncio con dolor, pero porque dolor.

Por ser olvidada por él o por que tendría que matarlo.


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