Euphoria 2
La mente de Luvia quedo en blanco después de la prueba intensa en la que Shirou y ella fueron obligados a jugar, su cuerpo estaba agotado en extremo, sin embargo ahora se encontraba a salvó, obtuvieron la cura que estaba oculta en la habitación y la vida de la Edelfelt así como la de Rhongomyniad no corrían mas peligro, sin embargo aun restaban otras cinco mujeres en esa habitación por salvar.
Dejando a Luvia en aquella habitación para que se recuperase, Shirou se reincorporo con las demás participantes del juego para buscar la próxima habitación.
—¡Cof cof! —tocio fuerte Tohsaka estando sentada en las escaleras grandes de la entrada que llevaban al segundo nivel de esta rara mansión en el que fueron encerradas.
—Tohsaka, ¿como te sientes? —Shirou se hallaba de pie en el otro extremo de las escaleras con su mano sobre el barandal. Se preocupo al escuchar la mala salud de la ultima de la familia Tohsaka.
—Estoy bien, no necesitas preocuparte —dijo sin mirarlo, usando el mango de su suéter rojo para limpiar su boca, camuflando el hecho de que acaba de toser sangre, pequeñas cantidades, pero alarmantes —preocupate más porque el tiempo no se nos acaba antes de encontrar la siguiente habitación —se comportaba amable la chica tsundere, pues estaba en un momento a solas con el chico que siempre andaba observando en la escuela. Eso y el efecto de la toxina corriendo cada segundo más en su sistema, destruyéndola lentamente.
Todas las demás andaban buscando donde se escondía la próxima habitación para seguir con el enfermo juego. Shirou no había cursado muchas pruebas, pero ya sabía a que iba todo este juego psicópata.
—Tohsaka —Emiya llamo su atención —dime, recuerdas el atentado que hubo en la Clock tower hace diez años.
—¿Hablas del ultimo atentado de esos terroristas? como se llamaban... ¿el culto de la diosa consorte, o algo así? —exclamo la ultima miembro de la familia Tohsaka.
—El culto de la diosa consorte —volvió a decir Shirou —ese culto raro, que intentaba tomar japón por las armas, y hacerse de Fuyuki como su fortaleza. Esos maniáticos que solo les gusta violar mujeres. Decían luchar para traer el nuevo mundo y hacer perfecta la especie humana. Perfecta para ellos —dijo Emiya cuando se había acercado mas a Rin en cada paso —lo único que querían era un mundo donde los castigos de muerte contra pederastas y violadores de mujeres no existieran, un paraíso exclusivo para los dementes. Kiritsugo se había unido a la interpol para deshacerse de ellos. Quería salvar al mundo antes de un grupo de locos lo tomaran.
—...Si —comento Rin desanimada, su cuerpo se sentía débil —mi padre era un político, se encontraba allí, esa noche cuando los últimos miembros del culto atacaron en desesperación, jamás volvió -paso de un desanimo a la tristeza Tohsaka, pero tan pronto como lo noto extraño hizo una cuestión al pelirrojo —¿porque lo preguntas?
—Cuando entre con Ryo-san al principio de esta locura, había una grabación donde Euphoria decía el porque ella estaba aquí —tomo lugar junto a Tohsaka en las escaleras.
Le relato lo revelado dentro del sótano donde jugaron la primera prueba, Rin sabía que Rhongomyniad fue alcaldesa de Fuyuki hace diez años atrás cuando la tragedia en Fuyuki ocurrió. Pero mas cuando Shirou le relato lo que euphoria en sus grabaciones dijo, quedo pasmada de la impresión. Saber que esta mujer, había cometido estafas cuando aprobó construir los edificios de la constructora edelfelt en la ciudad, como parte de su promesas de campaña con el fin de convertir a Fuyuki en una ciudad industrial para modernizarla e industrializarla. Esas estafas costaron la vida de los cientos de civiles muertos en el atentado del grupo extremista que surgió de la nada.
—Eso lo explica, pero... no lo entiendo, acepto un soborno por parte de la familia de Edelfet, porque Luvia esta aquí... —quería saber acerca del porque su rival estaba dentro de estas enfermas pruebas también.
—Aquí es donde entra ella —dijo Shirou sin mostrar remordimiento de sus actos hacia la rubia.
Contó sin miedo lo que se revelo ante sus oídos en la ultima prueba, sobre esta familia Edelfelt y al que lo que hizo Ryo ellos cometieron estafas, cuando la policía y la interpol reabrieron el caso por anomalías en la investigación del atentado, intentaron averiguar un caso pendiente sobre los Edelfelt, pues se descubrió que a Rhongomyniad no era la primera politica que terminaban sobornando, sin embargo Luvia buscando querer proteger el estatus de sus familias, quemó los documentos bancarios donde ellos desviaron los fondos de múltiples construcciones, allí estaban los documentos de desviación del dinero del edificio que marco un episodio triste para Japón y Fuyuki.
—Luvia, jamás pensé que una fanfarrona como hiciera algo como eso, tal vez su familia pero no ella —entonces dedujo Rin teniendo su mano en su mentón mientras pensaba —un segundo, si ellas dos están aquí por estar involucrados en ese atentado y tu... eres uno de los pocos que sobrevivieron a la catástrofe, no significaría que el resto de nosotras...
—Están vinculadas de una u otra forma con lo que paso en esa catástrofe —cuando miro a Shirou el chico se había puesto de pie, una mirada afilada hacia ella se marco en su cara.
—Espera Emiya... —Tohsaka asustada se levanto para caminar en reversa hacia arriba por las escaleras —yo... no he hecho nada relacionado con eso, tenía ocho años entonces, la misma edad que tú cuando eso paso —Shirou le seguía lentamente sin apartar la vista.
—No mientas, Tohsaka —decía subiendo despacio escalón por escalón, se estaba volviendo otro el pelirrojo a cada momento que seguían dentro de estas paredes.
—Emiya...
Sin prestar atención Tohsaka llego al final de las escaleras y camino hasta chocar con la pared del pasillo donde Shirou golpeo la pared con su palma muy cerca de la cara de Rin, un golpe muy duro que resonó en la mansión abandonada.
—Escucha, puedes decirme esto por los buenas —entonces las manos de Shirou se movieron, tomando a Rin para someterla de ambas manos —o podemos hacerlo por las malas —exclamo, su pierna derecha la doblo entre las piernas largas y sensuales de Tohsaka, levantando su falda hasta que la rodilla del pelirrojo toco la pelvis de Rin.
—Emiya... para ¡no lo hagas! —la fuerza de Shirou se había multiplicado, ni siquiera podía resistirse. Rin no lo sabía, pero no era su fuerza, era su furia que se disperso como si de sus hormonas se trataran y así era, el aroma casi in detectable para las demás de la orquídea tantrica liberada en las habitaciones de los juegos se dispersaba en toda la mansión Shirou seguía siendo el mismo.
Pudo hacerlo, podía hacerlo... de no ser por Rhongomyniad quien apareció por el lado izquierdo del pasillo para buscar a al chico, hasta que lo vio actuando de esta manera.
—¡Para Shirou! —Ryo corrió hacia ambos jóvenes y separo al pelirrojo de Rin —controlate —se puso entre ambos -no ves que esto es lo que quiere Euphoria, que te conviertas en esto.
—...¿Que? -se sintió raro Emiya, como si de un trance hubiese salido. Uno podía pensar que eran sus emociones encontrados lo que tomaron el control hace unos instantes, no sabia que estaba siendo controlado por la droga afrodisíaca que respiro con anterioridad o algo más tomo el control de él —pero que... —miro a Rin luego de reaccionar, la chica yacía caída contra la pared, asustada de la actitud del chico, incluso lagrimas salían de su cara —Tohsaka, perdona...
—¡Alejate de mí! —grito desviando la mirada de forma violenta.
Shirou se sentía emocionalmente mal, se estaba transformando en... una especie de bestia ¿consecuencia del juego de Megumi acaso? Fuese lo que fuese, Rhongomyniad se sentía mal por estos dos, mas por Shirou. No era su culpa, pero la verdad que había permanecido perdida por mucho al final estaba siendo revelada.
—Shirou, ven —habló Ryo tratando de que Emiya recuperara el animo —encontramos otra habitación.
No dijo mas y siguió a la hermana de Artoria dejando a Rin en el suelo, no lloraba fuerte pero cuando paso junto a ella, Shirou logro ver como le infundió terror en tan solo cuestión de segundos.
—Perdóname, Rin —exclamo cuando paso a lado de ella, mas Tohsaka cerró los ojos cuando él paso delante suyo, apretando la mirada al escucharlo pronunciar las palabras.
Sakura no dijo ni una palabra, pero había llegado justo detrás de Rhongominyad, sin hacer notar su presencia miro la interacción de los tres y el resultado que infundió terror en su hermana. Ni siquiera Rin la noto y eso que la tenía a unos dos metros a lado suya. Fue bueno que no lo hiciera pues Matou tenia una expresión indiferente en su rostro, lo que ella había vivido no era nada comparado con lo Sakura había sufrido por mucho. Así como se acerco, así se alejo, en silencio.
Emiya siguió a la rubia de escote prominente hasta llegar a una nueva habitación apartada al final de los corredores. Un nombre escrito en rojo.
—¿Quien es Medea? —exclamo Emiya tras leer el nombre pintado.
—Temo... que esa soy soy, hola Emiya... —una mujer de cabello purpura salió de entre Sakura, Medusa e Ilya, tenia un vestido que combinaba con el color de su pelo. Salió saludando de forma casual pero al mismo tiempo incomodada al chico.
La miro un momento Emiya, notando que su piel se estaba poniendo pálida, efecto del veneno en su cuerpo matando las células de su sangre. La mujer necesitaba adquirir la cura antes de que se pusiera peor, pues los minutos se transformaron en horas y no sabían cuanto tiempo mas les quedaba para seguir jugando.
—¿Kuzuki-san? —conocía a la mujer por su apellido de esposa, no por su nombre, pero eso era lo menos importante para Shirou —bien, vamos a entrar.
La puerta se abrió una vez la llave fue colocada en el cerrojo e identificados los jugadores escogidos para la prueba, entraron a lo que era una cuarto de mantenimiento. Habían estantes de almacenamiento de metal en toda la sala, sin embargo; era una sala muy grande para que ser una simple cuarto de almacén pues en los anaqueles habían tubos de ensayo y demás objetos de laboratorio químico. Era algo que incluso las que estaban fuera de la habitación se preguntaban, veían lo que pasaba a dentro gracias a que volvieron al lobby donde las cámaras en tan extraña columna se encendieron cuando la tercera habitación fue abierta.
—Esta habitación es muy extraña —dijo Medea yendo detrás de Emiya. Como en cada nueva habitación, el olor desconocido de la orquídea tantrica se adentraba en el sistema de Shirou, corrompiendo lo sin darse cuenta.
Hallaron dentro del cuarto en el que estaban encerrados, un contenedor gigante de agua pero que tenia escrito dos letras en mayúscula.
—H.F. —leyó Shirou —¿que significa?
—Ácido fluorhídrico —dijo Medea —es corrosivo, una sola gota y te quemara la piel. Si una cantidad tan enorme del ácido te cae encima, hasta tus huesos serán borrados
—¿Como sabe? —pregunto mas la mujer desvió la mirada con pena, mientras sus manos yacían levantadas en posición defensiva, como si hubiese hablado de mas. No conocía muy bien a la mujer, gracias a su trabajo de medio tiempo, Shirou terminaba visitando el templo Ryoudonji donde su amigo Issei y otros monjes residían, en una de las casas habitaciones del templo, una mujer que era inquilina del templo vivía esta mujer llamada Medea de apellido Kuzuki quien según los residentes, ella adopto el apellido de su pareja a pesar de no ser casados y que era una hermana políticamente hablando de Issei. —¿por que esta aquí esto? —noto que habían un tubo que iba por encima del contenedor de casi 15 litros de este material, el tubo pasaba hacia el techo -esta conectado al sistema de roció de agua contra incendios.
—¿Planea rociarnos el ácido? —se asusto Medea.
—El antídoto y la llave, allí están ¿y el número? —exclamo Shirou, entre el contenedor del ácido y su conexión a la tubería contra incendió, una caja de cristal colgaba del techo con ayuda de una cadena que tenia integrada. Dentro, una jeringa con el suero dentro, sin embargo, la única forma de sacar el antídoto y la llave era metiendo las manos en las aberturas que tenia en la parte inferior al suelo.
No hicieron mas cuestiones, pues entonces Shirou comenzó a buscar entre las botellas y tubos de ensayo hasta encontrar la cinta con la pista e instrucciones de esta nueva ronda de juegos.
—¿Una grabadora? —pregunto Medea cuanto vio lo que el chico encontró.
—Aquí deben estar grabadas las condiciones del siguiente juego —entonces reprodujo Shirou el audio.
—Bienvenidos, felicidades por hallar la habitación, si mis cálculos han sido correctos, han encontrado la tercera sala del juego —decía Megumi con su voz modificada para no ser descubierta —la cura como podrán ver esta dentro de la caja de cristal, no intenten romper la caja, es cristal reforzado anti balas, solo las manos de quien necesita el antídoto pueden entrar en la caja.
Introdujo sus Medea sus manos en el cristal como Megumi dejo grabado en el casete y una trampa se activo, pues apenas si entraron sus manos, como si se trataran de compuertas de gran presión que buscaban romper las manos de la pelipurpura para cerrar por completo esa entrada donde sus manos fueron atrapadas.
—¡¿Que?! ¡ahhh, mis manos! —grito de dolor, intento forzar salir sus manos, pero debido a la presión de las muñequeras en sus manos estás le iban cortando la piel.
—¡Medea-san! —Shirou intento liberarla haciendo contra fuerza, pero ese piso metálico dentro de la caja tenia un dispositivo que ejercía gran fuerza que no permitía la contra fuerza.
—Sin embargo obtener la cura no será fácil, para salvarla Shirou deberás violar a la mujer que tienes delante de ti, antes de que el ácido fluorhídrico que empezara a distribuirse por la tubería contra incendios llegue hasta donde ustedes están —establecía Euphoria.
—¡Por favor, muchacho sácame de aquí! —le pedía Medea a Emiya mientras ella jalaba sus manos hacia atrás en un intento por liberarse, sin embargo lo único que hacia era empeorarse las heridas.
Fue en ese momento que escucharon al tanque del HF encenderse y filtrar el líquido corrosivo hacia el sistema contra incendios del cuarto en el que estaban, para ver como poco a poco iba siendo rociado desde la ultima regadera contra incendios que había al principio del pasillo. Se hizo mas fuerte hasta comenzar a salir gota por gota en la segunda regadera, eran como diez las que habían sobre ellos para que el ácido los alcanzara y los quemara.
—Cuenta Shirou, las veces que necesitaras para mancillar a esta mujer pecadora que tienes frente a ti esta en la cantidad de las regaderas contra incendio del techo bajo el que están ahora —siguió esclareciendo Megumi. Bueno, Euphoria.
—Diez, diez regaderas, diez veces debo hacérselo... —termino de contar Shirou.
—Es el número de atentados que el culto de la diosa consorte llevó a cabo en sus días de gloria, en distintas zonas de japón, veces que ayudaste a esos terroristas con sus atentados Kuzuki Medea —revelo Megumi, lo cual dejo estupefacto a Emiya.
—Usted ¿que?... —se quedo estático mirando a la mujer quien apenas si podía girar su cabeza dado que sus manos en alto estaban atrapadas por las pequeñas compuertas que ejercían presión. Cuando miro a la mujer, ella mostraba remordimiento en su rostro así como un profundo dolor en su rostro Medea.
—Nunca quise hacerlo... —contesto resistiendo las lagrimas, pero ni siquiera esa expresión de dolor en ella calmo la sed de venganza de Shirou.
—Medea, eres una asesina ayudaste a un grupo terrorista a derramar sangre inocente, incluso en su ultimo trabajo —dijo Euphoria —durante mucho tiempo ayudaste a este grupo de criminales a perpetrar sus atrocidades, y no solo en sus atentados terroristas sino también en sus actividades licitas de su culto, en los que abusaron de forma imparables a mujeres, sobre todo menores.
—¿Que usted hizo que? —Shirou comenzó a mirar con asco a la mujer, ¿como es que habían personas en el mundo que podían hacer tales actos brutales? No sabía que sentir Shirou, asco o repulsión por la mujer.
—Te daré dos opciones esta vez, Shirou —continuo hablando Euphoria —a tu derecha una palanca a lado del tanque del ácido —como dijo, el chico vio la palanca, que decía: muerte —Puedes usarla para castigar a esta criminal y condenarla a muerte de la misma manera que sus victimas o puedes salvarla, a veces un hombre de justicia incluso debe decidir cuando un criminal merece ser salvado, si eliges sacarla, tendrás una hora para jugar, diez veces debes venirte dentro de ella. Vivir o morir, Shirou, tu decides. Que empiece el juego.
Para cuando termino la grabación, Shirou apretó con rabia el reproductor; hasta el punto de caso romperlo, pero no lo hizo; habían otras formas para liberar esa rabia mezclada con ira vengadora que le poseían en esta habitación. Y el reloj en collarín de Shirou se activo, el tiempo se iba cuenta atrás y el ácido fue dispersándose de las regaderas hacia ellos lenta pero letal mente.
—¡Espera! puedo explicarlo —grito, Emiya dio dos pasos hacia la mujer, para luego acercarse a ella y pasar de largo hasta llegar a donde la palanca y antes de que su mano llegase a tocar el aparato ella exclamo —¡lo hice, para protegerla!
—¿A quien? —pregunto indiferente, sin darle la cara.
—Solo quería proteger a Soichirou-san —exclamo en lagrimas, mientras atrás se iban incrementado mas y mas el ácido fluorhídrico mientras mas dejaban pasar el tiempo, le contó rápido su historia —cuando era niña, mis padres me ofrecieron a la gente de ese culto, abusaron de mi por varios años hasta que Soichirou me sacó de allí. La gente de esa religión de la diosa consorte decía que yo sería la que daría a luz a la reencarnaciones como profetizaba su deidad, pero en vez de un niño, nació una niña... en vez de descecharme y matarme como lo hicieron con otras chicas, Soichirou me protegió a cambio los ayude para que llevaran a cabo mas de sus crímenes, por que si no lo hacia matarían a Soichirou porque lo juzgaron como traidor por dejarme vivir.
—Porque no acudiste con la policía —pregunto Shirou —si eras victima de ellos te hubiesen protegido.
—Mi padre era un miembro del senado, si gente de la política estaba involucrado con esos pederastas terroristas pensé que entre la policía también habría gente de esa religión. Solo actué por miedo —decía con lagrimas, podía ver el arrepentimiento pero lo respirado de la orquídea tantrica hacían que Shirou ignorara estas emociones en la mujer —aun cuando el culto fue destruido, pensé que Soichirou y yo podríamos ser libres al fin, pero la la interpol comenzó a buscar a los antiguos miembros del culto, pensé en entregarme cuando tenían las pruebas suficientes acerca de las atrocidades que los ayude, pero Soichirou se entrego en mi lugar y sufrió la pena de muerte, aunque le rogué a esa detective para que sea yo quien sufra mi propio castigo solo quería que mi hija estuviese a salvo de ese maníaco culto.
No pregunto Shirou, pero si lo hubiera hecho, el saber la identidad de esa detective que menciono, se hubiera desquebrajado mas Emiya. Ahora no sabía que sentir, sin embargo recordó unas sabias palabras que su padre adoptivo le dijo cuando de niño, antes de morir.
—Recuerda Shirou, hay gente que actúa por miedo o ignorancia. Esas se les puede salvar —decía Kiritsugo cuando en el jardín del castillo Einzbern se encontraban, él escucha atentamente a su tutor —pero, aquellos cuya mal nace desde su alma, solo se les puede destruir.
Palabras crueles pero realistas, ahora entendía mejor el claro significado de esas palabras el pelirrrojo.
—¡Por favor, sálvame! —grito Medea, mirando apenas duras como las regaderas contra incendio iban viniendo mas y mas a donde ella.
—Lo haré —se alejo de la palanca y accedió a jugar -pero no espere que sea tierno.
—Descuida... mi cuerpo esta mas que acostumbrado a eso... —avergonzada de que su cuerpo sea mas que impuro, podrido. Como una dulce fruta que por fuera y lejos se ve jugosa, al morderla te das cuenta que por dentro no es tan fresca como parece.
Aunque sintió lastima por la mujer cuando escucho su historia, eso no significo nada; pues el efecto aromático de la orquídea liberándose a través del ducto había alterado la mente de Shirou. Sin cuidado ni empatía Emiya paso su mano de la parte baja del muslo derecho de la mujer hacia su trasero, tomando la falda y rasgando con violencia su ropa, todo mientras ella permanecía inamovible, apretó sus ojos al ver que se comportaría violento con ella.
—Debo admitir, que tiene unas caderas muy sensuales —comento Shirou.
—Gracias... —dijo, mas no sentía mas sus manos la mujer, estaban siendo aplastadas por esas pequeñas compuertas, en cualquier momento se romperían las manos —date prisa, si no morimos por el ácido de esas regaderas, moriré por mis manos aplastadas —se quejaba del dolor hasta que —ya hazlo antes que... ¡Kyaaa! —un sonido muy sensual salió de ella —¿que haces?.
—Perdón, pero no pude evitar hacerlo, me gusta el color de su piel —Shirou acariciaba el trasero luego de golpearle en el mismo lugar con su mano al cuerpo de la bruja, donde la marca roja de su manotazo quedo marcada.
—No juegues y date prisa, nos ves que están mas cerca el ácido de nosotros —dijo mas no noto cuando Emiya le bajo las bragas y él abrió su pantalón revelando su erección —date prisa y... ¡Haaa!~ —gimió al sentir como en un solo movimiento, el miembro de Shirou se le clavaba en su coño.
—Estoy dentro —sentía un ligero apretón en su polla al enterrar su miembro en la bruja —es muy suave su interior, Medea-san -sin embargo ella no respondió al halago, solo suspiraba pesadamente mientras esperaba que asimilar el dolor.
—Callate y date prisa... —dijo conteniendo sus ganas de gemir de placer.
Shirou retiro levemente su pene para luego volverlo a clavar duro y mas profundo dentro de la mujer, golpeando sus caderas en el proceso ignorando que el ácido de las regaderas se aproximaban mas y mas en él. No obstante por medio de la cámara de seguridad que ignoraron por completo, ellos dos eran vistos por las otras jugadoras, algunas miraban con repulsión el acto en vivo mientras otras sentía celos de ver al chico teniendo sexo con esta mujer, incluso sentían su entrepierna arder de la envidia. Mismos sentimientos eran sentidos por Artoria quien a pesar de la distancia, podía ver en las pantallas donde Megumi la tenia en su poder; observaba como Shirou se volvía uno con el cuerpo de mujeres que no eran ella. De todas, era mas Artoria que cualquier otra deseaba entrar en esa habitación y gritar: Shirou es mio. Pero algo curioso, es que Artoria sentía conocer a la mujer mas de lo que uno pensaría.
—Haaa~ —gemía mas y mas Medea, igual forma Shirou disfrutaba al coger esta mujer, la sensación de su interior era acogedora.
—¿Que pasa? —decía Shirou llevando sus manos dentro de su vestido para tomar esos delicados y suaves pechos, apretando los pezones erectos de la mujer —te gusta que ten por detrás —trato de humillarla —su vagina esta muy mojada, Medea-san.
—No es eso... —decía sin poder mucho contener la reacción de su cuerpo ante la agresividad del chico —...pero... la forma en que me penetras... el vigor de tu pene en mi interior... es tan nostálgica~ me recuerdas a Soichirou-sama~ —muévete... muévete mas, Emiya-kun~ —pidió.
La consintió, aumento el ritmo de su cintura y el golpeteo de su cuerpo chocando con el de la mujer se intensifico. Estaban ignorando que las regaderas con el ácido cada vez más cerca, solo faltaba una mas para que el ácido cayera sobre ellos y los quemará.
—Estoy cerca... —las manos de Shirou apretaban con mayor fuerza las caderas de la mujer, tirando de sus caderas a su cuerpo sincronizando sus movimientos, ignorando que sus manos estaban siendo cortadas por la trampa donde la jeringa y la llave esperaban —¡me corro! —grito.
—¡Mmmm!~
Sin abrir sus labios gimió Medea mientras su interior se llenaba del semen de Shirou. Justo cuando el ácido fluorhídrico iba a salir por la ultima regadera contra incendio pero por reglas de la prueba, el HF no salió como debía pasar, estaban cumpliendo con lo establecido.
—Una corrida... —dijo Medea, sintiendo como el pene del pelirrojo palpitaba dentro de su vagina, sentía como la punta de la polla de Shirou, besaba su útero y retenía fuertemente el semen que le soltó dentro —una corrida, faltan... nueve... —estaba sudando.
Seguían sin prestar atención a lo que pasaba detrás de ellos, pues las fuertes cantidades de ácido estaban quemando el suelo, perforando la madera del suelo, revelando que debajo de ese suelo había un cuarto mas, donde objetos punzantes colocados esperaban a ellos, por cualquier cosa que intentaran y que estuvieran fuera de las reglas.
—Nueve... aun falta mucho trabajo —exclamo Shirou.
Tomo la pierna derecha de medea y la levanto, para así mover su pene a pesar de sentirlo sensible, sin embargo le gustaba la sensación a la bruja. Por alguna razón, la forma violenta en la que Shirou le embestía le recordaba al hombre que la hacia sentir a salvo.
—Mas, muévete mas~ —decía y cedía a los impulsos de la carne que le transmitía el chico, cada vez la punta de su polla entraba y salia de ella, golpeaba su punto G, ese punto dentro de su coño que le causaba mas placer, para Medea, solo había un hombre que llegaba hasta este punto —Soichirou-sama, dame mas placer~
—¿Lo disfrutas? Yo si... tu interior... me recuerdas al de alguien... —Emiya tomo la otra pierna de la peli purpura y la levanto, al igual que ella; Shirou sentía una sensación familiar que solo en un sueño llego a sentir, aunque acaba de conocer el interior de las paredes de Rhongominyad y de Luvia, estar en el coño de Medea, se le hacia familiar... como si antes de ellas, hubiese tenido sexo con alguien más, el problema es que Shirou no recordaba haber tenido sexo con ninguna otra mujer antes... ¿o si? —esto es demasiado, ¡volveré a correrme!
—Hazlo~ —la sensación era demasiado buena para Medea —hazlo, correte dentro... correte conmigo, quiero que lo hagas dentro... ¡Haaaaaaaaaaaaa!~ —un gran gemido que paso por detrás de la puerta sellada con seguro. Uno que a Shirou le atrajo, le hizo ignorar el sonido del ácido saliendo de las regaderas, una de ellas dejo de derramar este material peligroso sobre el ambiente.
El fluido blanco y viscoso de Shirou cayó del interior de la mujer y mancho el suelo, era tanta la cantidad que no podía retenerse todo el liquido dentro de su coño, a pesar de que el pene del pelirrojo siguiera insertado en su interior.
—Dos... aun faltan ocho —dijo Medea, cesando del placer con su rostro muy cerca del de Shirou, aun la tenia levantada de sus piernas —házmelo... no saces tu pene para nada hasta ponernos a salvo.
—No creo... —también estaba falto de aliento Shirou —no creo que deberíamos estar disfrutándolo... —decía, una vez mas sin prestarse atención, su pelvis se movía, rozando su pene en las paredes internas de la vagina de Medea —pero... hacerlo con usted, se siente bien~
Ante las cámaras, ante los ojos de Artoria, pudo ver como su protegido se besaba con esta bruja con orejas de elfo, pero era una especie de beso distinto, un beso nada maduro o lascivo, uno lleno de sentimientos, la envidia le iba creciendo a la detective.
Continuaron con la prueba, aun tenían mucho que jugar y mucho placer por disfrutar. ¿Realmente era un castigo? Si era así, para quien era. Para las que estaban encerradas o para Artoria.
—Si no te molesta, chico... —decía Medea luego de recibir la quinta descarga de Shirou en su vagina —quiero que uses, mi otro agujero —tenia su cuerpo con ligero empinamiento, dejándole ver como de su vagina estaba desbordándose todo el semen que él hasta ahora soltó.
—Esta segura —dudo un momento Shirou.
—Fui abusada por todos mis agujeros, mi cuerpo esta acostumbrado al dolor, no te preocupes, házmelo aquí en las cinco rondas que faltan, además... ese loco dijo que debías correrte dentro, pero jamás dijo en que agujero mio debías hacerlo. Además, no queda mucho tiempo -les quedaban menos de veinte minutos.
—Allá voy —acepto y entonces la penetro.
—Mmm... ¡Haa! —gimió, cuando la polla joven de Shirou entro en su interior, y se abrió fuertemente paso, lubricada con los jugos de ambos, el poco dolor se multiplico rápido en placer —si, sigue así~
De nuevo, fue tomando velocidad y dominio sobre la mujer y la uso, todo con tal de salvarla. El placer sexual les hacia olvidar la situación en la que estaban. Con cada nueva descarga de Emiya en el interior de la mujer, lo único que podían pensar ambos era la sensación placentera que les producía.
—¡Me vengo Medea-san! —grito Emiya llegando al clímax de la prueba.
—¡Me corro! —grito sintiendo como el semen del chico se servía en su ano por quinta y ultima vez.
Solo les quedaba tres minutos para ganar, minutos que quedaron de sobra, el ácido dejo de salir del tanque y siendo tapado por el ácido dentro del tanque Shirou vio el número escondido consiguiente, quedando menos de una octava parte en el contenedor. Las manos de Medea se liberaron y ella se libero, cayendo a lado de Shirou en el suelo intacto, pues detrás un enorme agujero quedo hecho por todo ese corrosivo derramado, incluso los anaqueles de metal se vieron afectados por el corrosivo material altamente concentrado.
—Treinta y siete... —vio Shirou el número escondido, era el número 37 en color morado lo que vio. 11, 24, 37... faltaban cinco números mas.
—Lo logramos —dijo agotado Medea —lo lograste, chico...
La culpa se empezó a mostrar dentro de Shirou, no se sentía a gusto, el efecto aromático de la orquídea estaba pasando y él no lo notaba. No esperaron mucho, para levantarse y tomar la llave y la cura, una vez puesta en Medea, la puerta se abrió y entre ayuda de ambos lograron salir.
Mas ahora Shirou se preguntaba, cual era el motivo por el que estaban aquí encerrados, pues supuso que estaban en este infierno para descubrir quienes eran los verdaderos responsables de lo ocurrido en el ultimo atentado de Fuyuki de 1994 o era algo mas. Había algo mas escondido vinculado a ese tal culto de la diosa consorte. Fuese lo que fuese aun tenía mucho que descubrir Shirou, solo iba terminando el comienzo de las pruebas, aun faltaba mucho para hallar la verdad.
Pues lo único que importa en un mundo sin moral, es el azar; imparcial, justo. Sin embargo, incluso el azar tiene sus propias reglas. Sus propias decisiones.
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