Euphoria 2
El juego continua, el juego nunca acaba. Pero si la paciencia de la policía, en especial la de la detective Artoria.
—¡Maldición! —golpeo la mesa que compartía con la chica detrás de tan enfermos juegos macabros.
Presenciar como estos juegos enfermos seguían en desarrollo, ver como Shirou profanaba a esas mujeres y las que aun faltaban la tenían desesperada. Si quería salvar a Shirou tenia que jugar con las reglas que Megumi le imponía, una simple regla que la desesperaba.
—No se desespere Detective —decía Megumi bebiendo con el sorbete en el vaso de agua que aun le quedaba —escuche, que Shirou quiere convertirse en un héroe de la justicia. Si es así, cumplirá y ganará el juego para salvar a las que lo acompañan.
—¡¿Salvarlas?! —no quedaba nada de la paciencia de la detective —que clase de forma de salvar vidas es esta maldita enferma ¡es lo que eres pedazo de mierda!
La paciencia de la detective se acabo, no podía mas con la única regla de Euphoria para salvar a las victimas de su juego, usarías sus propias reglas para ganar. Se levanto de la mesa violentamente, para tomar a la chica del cuello de su atuendo, levantarle la cara y con su puño listo para golpearle en la cara.
—¡Artoria! —grito su compañero desde atrás del limite que Megumi estableció para ellas dos, solo así Diarmuid impidió que su colega arruinara todo —debes controlarte, el equipo técnico ya esta aquí y podemos averiguar el origen de la señal solo tienes que aguantar... recuerda las vidas de quienes están en juego -la fuerza en su brazo, la rabia en su cara era atemorizantes. Sin embargo aun el rostro aterrador de la detective no intimidaba a Megumi, en cambio solo la hicieron sonreír.
—Haces esto... ¿porque te causa gracia? Es por eso —decía desbordando rabia en sus palabras la rubia.
—No sonrió por eso —respondió Megumi, aun en las manos de la detective —si me burlara de las desgracias o infortunios de otros no sería mejor que ellos. Quieres entender el porque hago esto ¿eso es lo que quieres?
Entonces la soltó, Diarmuid se aseguro que se compañera se calmara, solo así estuvo seguro de dejarla a solas con la enferma psicópata de estos juegos.
—Habla, quiero saber tus motivos —dijo Artoria, la furia en su cara, tal vez podría usar la historia que le contarían para aumentar su cólera y enfrentarse a esta demente.
—Dígame detective, conque motivo quieres salvar a Shirou ¿es especial para ti? ¿Lo aprecias? ¿Lo amas acaso? —pronuncio Megumi.
—¿Que tiene que ver eso? —preguntas que para Artoria ponían en tensión a la detective —él es mi hijo, es adoptado. Lo cuide desde que antes que Kiritsugo muriera.
—O si, el detective Emiya Kiritsugo. No lo conocí pero si escuche las historias acerca de él, su vida estuvo llena de tragedias —dijo Megumi serena —un trágico final para un héroe.
—Deja de parlotear y ve al grano —no quería que su paciencia volviera a romperse.
—El amor puede muchas cosas, salvar o destruir vidas. El amor de un padre o una madre, influye en el camino que tomaran sus hijos —sus padres eran lecciones donde el amor era un mugrero para Euphoria —¿Sabes que me de risa del SIDA? Por fuera, quien lo padece parece ser alguien normal, con una sonrisa de oreja a oreja en la cara, pero por dentro, esa persona esta podrida en forma real.
—Es un pena lo que tu tienes, pero tener una enfermedad terminal y contagiosa como el SIDA no es motivo para desquitarte con inocentes —exclamo la agente, por fin tenia calmada su cólera.
—Te equivocas detective, no fue el Sida lo quien me llevaron a dar vida a mi obra, fueron mis padres y los hombres que violaban lo que me obligo a despertar mi talento.
La cara intriga en Artoria ante la mirada vacía en esta psicópata hacían cuestionarse en verdad, quien era ella. Cual era el motivo de sus acciones.
—Mi madre... era zorra, una puta. Pero no de aquellas que seducen a los hombres en una esquina o luciendo su cuerpo -aquí comenzaba la verdadera historia —mi padre me contó que ella era joven y bella, pero reservada. Hasta que desafortunadamente unos hombres, pedofilos la eligieron para satisfacer sus deseos —la historia era escuchada por aquellos que estaban del otro lado de la radio de Artoria, su compañero Diarmuid y todos los demás elementos que llegaron para atrapar a Megumi rodeaban el lugar —desde sus 17 años, día tras día ellos la violaban, ella no hizo nada. Ni siquiera mi padre cuando esos pederastas le enviaban los videos en la que usaban a mi madre como un simple objeto para sus deseos, solo para torturarlo. Diez años en los que la mente de mi madre fue rota y cedió a los placeres de esos hombres y padre se caso con ella como si todos esos metrajes que le enviaran no existieran mas que en una pesadilla, él era consciente de ello.
Su madre tenia como nombre Otome, mientras que su padre se llamaba Kazuki.
—Siempre creí que el hombre que me criaba como mi padre, era mi padre. Resulto ser uno de los muchos que se tomaban turnos para violar a mi madre. La hicieron presentarme ante ellos, para darme la bienvenida a su circulo de enfermos pederastas —contaba Euphoria, y no solo la policía que escuchaba desde la primera fila estaba repugnada de la historia, sino también que los que por la radio escuchaban —cuatro largos años en los que no hubiera ocasión en la que no violaran esos malditos, nadie me salvo. Nadie me ayudo, ni siquiera mi padre cuando le empezaron a enviar los videos conmigo como la estrella o mi madre que también estaba en la misma habitación que yo y ellos.
En esos recuerdos, una pequeña Megumi de tan solo ocho años, hasta los doce, era mancillada hasta el cansancio.
—Hasta una niña de doce sabe visitar un medico sola y puede entender cuando que significa cuando le dicen que le detectan el SIDA. Sabes que es solo cuestión de tiempo que una enfermedad sin cura te asesine, no saber cuando es una cosa, pero que te hagan saber cuando tiempo de vida te queda, es lo peor.
—Si eso te paso, debiste acudir con la policía, con un medico o profesor —comento Artoria —aun los conoces, quienes eran.
—Según la policía el caso ya estaba cerrado, el culto de la diosa consorte. El culto terrorista, el que se dedicaba a secuestrar y mancillar mujeres, desde niñas y jovencitas. El responsable del atentado de Clock tower —revelo —yo los conocí cuando aun eran un culto.
—Pero el caso, esta cerrado. Ellos ya no existen —dijo la agente de la interpol.
—¿Eso cree usted?
La duda quedo marcada en Artoria.
—Fui a la estación y quien me recibió era uno de esos hombres que mancillo, no podía confiar en nadie. Quería vengarme, vengarme del mundo y de los que no me ayudaron cuando pedí ayuda. Empece a infectar a hombres que buscaban pasar un buen rato con una niña indefensa con tal de castigar los, y a cualquier otro que pensara igual —para aquel entonces de su vida, huyo de casa, viviendo como una... —pensaba que eso era justicia, hasta que ellos me enseñaron lo que es la verdadera justicia.
Levanto las mangas de su traje y revelo sus brazos, en sus muñecas una serie de cicatrices profundas. Cortes profundos y extensos sobre su piel.
—Entonces me hicieron renacer, el ultimo de ellos me encontró —el ultimo de los alumnos de Jigsaw —lo que yo hacia no estaba bien, me puso a prueba y reconocí el valor de la vida, de mi vida y el propósito que tenia. Aunque me pregunte en un inicio porque me hizo enfrentar una prueba si yo era una victima, yo también era culpable. Culpable por desatar mi ira contra los hombres equivocados, por no saber actuar de la forma adecuada.
A los trece años, una adolescente Megumi ayudada a su nuevo tutor con la fabricación de instrumentos y demás objetos para los juegos que vendrían. Pero la rabia y las heridas de sus manos en su prueba la hacían abrirse otra vez. No podía concentrarse en su nuevo talento como herrera si tenia en mente su deseo de matar a los que le hicieron mal.
—¡Agh! —se lastimo la chica al estar soldado una de las piezas para el primer juego que elaboraría la chica y que su nuevo maestro la guiaría en dirigir.
—Tranquila, tranquila —consolaba su nuevo padre en ese taller, acariciando la cabeza de la niña que salvo —mi maestro me enseño algo, es que debemos actuar no por venganza, sino por justicia.
—¿Justicia? —le miro, como si ese hombre fuera un salvador -en verdad, habrá justicia.
—Claro que lo habrá —dijo sin desviar sus ojos de ella, puso en la mesa un aparato que paso de su mentor, a él, y de él a Megumi: La trampa de osos invertida —porque nosotros hablaremos por los muertos.
Aquel hombre, el ultimo aprendiz de Jigsaw (los demás fueron asesinados o encarcelados) cuya cara solo recuerda Megumi, marco el fin de una era, y Euphoria dio comienzo a una nueva. Kirei Kotomine.
La historia era profunda, con motivaciones y construcción de motivos suficientes para la detective ante Megumi. Sin embargo, aun así no eran razones suficientes ni correctas para lo que ella hacia.
—Ese hombre fue mas un padre para mi que lo que fueron mis verdaderos padres, él me dio una casa de verdad, la vida que debí tener pero no la merecía tener de vuelta. Una razón para mantenerme con vida —declaro la pelirrosa.
—Si esto es por vengarte del culto de la diosa consorte, déjame decirte que ese culto fue exterminado —dijo Artoria —ellos ya no existen mas, ya no hay quienes debas castigar por lo que te hicieron.
—No es venganza, es justicia, la justicia correcta —dijo Megumi.
—Pero Shirou es victima también de ellos. No tiene sentido que este allí.
—No es solamente por ellos detective, sino por todo aquel que no aprecia la vida, ni la de los demás, pero por desgracia las personas que aprecian las vidas, lo hacen hacia las personas equivocadas —exclamo, pues cuando se entero de su padecimiento de SIDA, quiso vengarse del mundo, fornicando con todos los hombres que pudo, infectan dolos de su enfermedad pero fue corregida y salvada —crees que las personas en las pantallas son inocentes, claro que no. Sus manos están manchadas por las malas decisiones que tomaron con tal proteger a sus "seres queridos" —pregunto entonces la agente sobre a que se refería la enferma de estos juegos con eso —dime alguna de las mujeres en las pantallas del juego te es familiar, claro que no. Porque no le dices a tus compañeros que nos escuchan por la radio revisen en los cajones, los de la derecha tercer cajón.
Diarmuid sudo de su frente cuando la maniática de Euphoria descubrió la radio cuando ni siquiera había movido la vista de Artoria en su silla. Hizo caso a las indicaciones de Megumi y encontró los archivos que le menciono, la rubia detective se fue de su lugar a donde sus compañeros encontraron los documentos y al verlos junto a su compañero escucharon con horror lo que Megumi sabia que Artoria misma olvido.
—Las personas en este juego, son las personas que descartaste en tu investigación sobre el resultado del daño colateral del atentado de Fuyuki y sobre el pasado del culto de la diosa consorte. Tú y Kiritsugo sabían que no solo los terroristas eran responsables del colapso del edificio.
Terror, fue lo que en Artoria se derramo como vino en una copa llenada de mas. Cada archivo que abría y cada pagina que leía acerca de las mujeres vinculadas en el juego, pertenecían a los casos que ella investigo alguna vez y que cerró de forma equivocada. Su hermana, su hija, Medea, Rin, Sakura... todos esos viejos casos los cerró por conveniencia o por motivos familiares.
—Artoria, que hiciste... —con dolor Diarmuid se alejo mirando a su amiga quien se quedo paralizada al ver los perfiles y recordar lo que su compañero inicio pero ella no termino.
—Ahora lo entiendes detective —llamo su atención Euphoria —este juego no es para Shirou es para ti.
Tal vez era coincidencia que cuando la agente de la interpol se detuvo en el archivo referente a Tohsaka Rin y el motivo por el cual estaba en el juego, fuese en al mismo tiempo que las pantallas del juego, Shirou entraba a una nueva habitación junto a Rin en la que su nombre fue escrito en la puerta.
—Vamos, Rin —exclamo Shirou, sus ojos se notaban ojerosos, su respiración aumentaba otra vez. Tenia que encontrar la cura. Abrieron la puerta a la siguiente prueba.
—No queda de otra —respondió sin mostrar preocupación Tohsaka.
Adentrados en las fauces del infierno, donde lo que hallaron fueron dos camas elegantes como aquella en la prueba de Luvia, pero esta yacía en una habitación mugrienta y abandonada. En la primera cama, una montaña de muñecas y peluches. Peluches de animales sobre todo. Mientras que en la segunda, no había mas que almohadas y sabanas igual de caras. No obstante, el aroma de la orquídea tantrica fue nuevamente respirado por Shirou, sin embargo no le presto mucha atención el mismo chico a esto.
—¿Que? —pregunto Emiya al ver los juguetes para niña que habían abandonados allí, se notaban que eran juguetes viejos pero bien preservados —peluches.
—No cualquier peluches —la voz de Tohsaka se noto temblorosa, Emiya le noto atemorizada —son mis antiguos juguetes... —miro entonces a la cama vacía y el miedo en Rin se multiplico —¿que hace eso aquí? Los había mandado a guardar en una bodega.
Shirou no entendía ni un carajo lo que pasaba. Pero algo le era claro y es que tenían que averiguar donde comenzaba el juego aquí.
—¿A donde vas Emiya? —pregunto aquella que en dos coletas siempre tenia su cabello al ver al único chico con todas ellas, caminar hacia la cama donde que tenia los peluches encima.
—Buscaré la cinta con la pista de la siguiente prueba —iba moviendo entre las muñecas para hallar la cinta de audio y tal como supuso allí estaba —la encontré.
—Es la cinta —Rin se alegro, pero... —¿donde estará la llave entonces? o la inyección —se acerco y mientras Shirou se aparto de la cama para darle su atención a la cinta cuando le reprodujera, Tohsaka se dispuso a buscar en la misma cama pero entre tantas muñecas no encontró nada —no esta aquí, que hay en ese audio —pregunto Rin.
—Eso escucharemos —dijo Shirou y reprodujo el aparato.
—Felicitaciones, su disposición por sobrevivir los esta llevando lejos —era la voz de Euphoria modulada otra vez —habrán visto en esta habitación dos camas, aunque iguales, sin diferentes, tu las reconoces verdad ¿Rin? Son las camas que tu y tu hermana tenían cuando eran niñas.
—¿Hermana? tienes una hermana —pregunto Emiya, sabía acerca de Rin ya que escuchaba de ella en la escuela como una chica de belleza solitaria, asocial. Una que cuando pasaba junto a él siempre Shirou se detenía un momento para voltear a verla antes de seguir caminando. Si algo llego a escuchar acerca de Tohsaka Rin, era que ella era hija única en su familia.
—Es cierto, tu no tienes hermanas. Al menos ya no —declaro Euphoria -—amento decir que tu secreto no esta a salvo en esta habitación, Rin.
—¿De que habla, Tohsaka? —le miraba profundamente.
—Emiya no...
—Tenias una hermana menor, Rin. Una que tu padre decidió separar de ti y que tu decidiste olvidar —revelaba Euphoria —tu padre un miembro de alto poder en la sociedad, con influencia en el gobierno que solo buscaba el beneficio mutuo. Aunque eras una niña cuando tu hermana te fue arrebatada, llegaste a presenciar de primer acto como destruían la vida de tu hermana pues tu padre con tal de ascender en poder político contrato los servicios de este grupo para mataran a la competencia a cambio tu padre, Rin; les entrego a tu hermana para su culto.
—Tohsaka... —pronuncio su nombre con lamentos, Shirou. Como la chica que siempre veía como una mujer decente ocultaba tan oscuro secreto.
—Tu padre sufrió su castigo, pero ahora te toca a ti, quien no hiciste nada por salvar a tu hermana cuando volviste a encontrarla, por dedicarte a olvidar que tu hermana existía y vivir continuando con tu vida —cada palabra de Euphoria, golpeaban la conciencia de Rin, iban desmoronando a la chica.
No obstante y sin olvidarnos. En el salón de entrada de esta mansión abandonada, las demás concursantes veían con intriga que iba a pasar, las que ya habían jugado clamaban en silencio porque Shirou fuera clemente con Rin, las que aun no jugaban miraban con temor en ver cuando cruel se pondría Emiya con la cuarta concursante. Sakura era otro caso, al final de todas ellas, la Matou miraba con veneno a los dos jugadores en la pantalla de aquella torre construida para ver los juegos que ocurrían. Sera a caso que tenía celos de ver a Emiya y Tohsaka juntos o porque sabia bien que pasaría dentro de esas paredes.
—Cuando la policía acabo con tu padre y descubrió sus vínculos con esta organización que fue lo que respondiste cuando te preguntaron sobre la desaparición de tu hermana, Rin. Dinos que fue lo que dijiste —cuestionaba gentilmente euphoria.
—No tengo hermana... Les dije, que no tenia ninguna hermana —decía destruida Rin.
—¿Porque? —pregunto Shirou —porque les dirías algo como eso.
La mirada arrepentida de Tohsaka hacia Shirou no influía en él, el desprecio y decepción en sus ojos hacían inefectivos los sentimientos que transmitía Rin en sus ojos.
—Quiero jugar un juego —empezaría lo interesante -en esta habitación hay dos camas, sin embargo bajo una de ellas se encuentra escondida la cura para Rin, oculta entre otras agujas usadas.
Cuando Euphoria decía esto, Tohsaka y shirou movieron las camas para encontrar la cura correspondiente bajo la que era la cama de Sakura, no estaba bajo aquella cama ausente de juguetes, pero si la que los tenia, lo que vieron les perturbo, un hueco en la madera del piso para que uno entrara a un mar de agujas e inyecciones que se notaban fueron usadas ¿pero para que?
—Rin tiene que encontrar la inyección escondida, pero ten cuidado porque entre la posibilidad de encontrar la cura, tienes una mayor oportunidad de insertarte alguna de estas otras inyecciones que aun contienen residuos de drogas afrodisíacas —decía la psicópata en su grabación, Rin se adentro a buscar la cura en esta trampa —drogas, que los miembros del culto de la diosa consorte usaba en sus victimas para influenciarlas a cooperar con sus "rituales" que también usaron en tu hermana.
—Emiya... no me siento bien —exclamo Rin cuando era sostenido por él, fuera de aquel hueco luego de que Shirou le quitara las agujas enterradas en su cuerpo. Encontró luego de rato la cura, pero la uso enseguida.
—Ten cuidado, aunque esas agujas estén vacías, las agujas aun conservan parte de la muestra del afrodisíaco, si llegaran a insertarte bajo tu piel las suficientes, el efecto afrodisíaco entrara en tu piel, de tenerlo en tu sangre, si te llegaras a inyectar la cura para el veneno en tu piel, habrá un efecto colateral en tu cuerpo, tus vasos sanguíneos colapsaran y una falla masiva de tus órganos internos te esperara —revelaba Euphoria mismo tipo de juego que ella elaboro cuando jugo Shirou con Luvia —de todos, los efectos del afrodisíaco en tu sangre no desaparecerán tan fácil, dejará daños en tu sistema sino es eliminado como se debe, Rin.
—Emiya... por favor... ayúdame —recargada sobre el torso de Shirou mientras iban de pie; el cuerpo de Rin ardía, necesitaba calmar el afrodisíaco en su sangre antes de poder inyectarse el antídoto.
—Shirou sabes bien lo que debes hacer para aliviar el dolor de Rin —le recordó Megumi en el audio —de no hacerlo en el tiempo dado, el juego acabara para todas las demás que no están adentro —40 minutos y contando, era el tiempo que se marco en el reloj del cuello explosivo del pelirrojo de Emiya —Rin, puedes considerarlo un castigo por olvidar a quien alguna vez fue tu hermana, quien sufrió de innumerables abusos carnales auspiciados por las mismas drogas que le inyectaban a diario. Ella se aferro a la voluntad de vivir, ¿y tu? tienes la voluntad de vivir. Que empiece el juego.
—Emiya, de prisa... —Rin se acostó en aquella cama intacta de juguetes con su cuerpo extendido mostrándose indefensa ante el pelirrojo —mi cuerpo se siente caliente... has que se calme esto, por favor~
—¿Que es lo que quieres, Rin? —pregunto, Shirou la miraba y veía que su cuerpo emanaba un calor deseado, sus piernas las mantenía juntas apretando lo que en ocultaba bajo esa minifalda. Sus pupilas se agradaban, de su boca se veía la ansiedad de devorar algo.
—Dámelo... Shirou...
Abrió la bragueta del pantalón de Emiya, saco su pene que a pesar de tenerlo flácido en aquel momento, por la boca de Rin que sin pensarlo dos veces iba chupando su polla y casi enseguida su miembro quedo duro mientras ella seguía succionando le.
—Tohsaka... —el cerebro de Shirou comenzó re programarse al ver una sumisa Rin gracias a la droga que solo en él tenía efecto. En la escuela de Fuyuki, Shirou conocía a Tohsaka Rin de vista, era una chica solitaria y elegante, le parecía atractiva desde cierta perspectiva. Puede que sea el hecho de ver de pronto a esta joven tan elegante y recatada actuando por inducción a una forma mas ninfomana hacían que su cerebro afectado por el aroma de la orquídea tantrica, lo que despertaba el deseo dominante en Emiya —¿que pasa, Tohsaka? —empezó a hablar altanero —te gusta el sabor de mi pene —ella no le respondía, la droga en su sistema la hacían concentrarse en solo una cosa —pon mas determinación, vamos ¡tragate toda!
Había tomado la parte trasera de la cabeza de Rin, para hacerla tragar su miembro por completo, empujaba con violencia su polla dentro de su boca. La violencia con la que golpeaba con su pelvis el rostro de la pelinegra, era tanta que los ojos de Tohsaka se perdían, era como si fuera asfixiada, pero de placer.
—¡Mmmmmmmm! —fue el sonido que la boca de Tohsaka hizo cuando el esperma de Shirou llego hasta su garganta y casi le ahogaba.
—Oigan, soy yo o Shirou se vuelve mas, cruel cada vez —comento Mordred, viendo a su hermano convertirse en un depredador salvaje que en cada ocasión se torna mas violento. Primera vez que sentía miedo hacia su hermanastro.
Entre las chicas que veía la transmisión en las pantallas del lobby, las que ya habían jugado y las que no sentían miedo hacia Emiya cada vez mas. Sin embargo Sakura sonreía maleficamente, nadie notaba esta expresión en la cara de la Matou.
—"Sufre hermana" —decía Sakura en su cabeza, una sonrisa maligna en su cara que ninguna veía era lo que dibujo en la cara de Matou —"sufre lo que yo sufrí."
—Vamos, limpia mi polla, pero no quiero que tragues todavía mi semen —decía Emiya jalando el cabello de la chica cuya prueba era esta habitación —vamos, quiero ver como lo masticas —con su mano en cabello de Rin todavía, la hizo mirarle mientras mascaba con la boca abierta, la enorme cantidad de semen de Shirou —¿como sabe?
—Tu semen... tu semen esta delicioso, Emiya~ —puede que se tratara de algún efecto secundario de esos afrodisíacos a los que termino expuesta, pero fue llamando a Shirou como si fuese su amo, su dueño. Sin ninguna razón o motivo aparente, a él no le disgustaba de todos modos —denme mas~ —Tohsaka se dejo caer en el cuerpo de la cama, se quito sus bragas empapadas de jugos que su vagina fue expulsando desde que el efecto de las drogas hizo efecto —por favor Emiya, quiero que meta su pene en mí... ¡mete tu pene!
La desesperación en Rin porque le profanaran era música a los oídos de Shirou. Levanto la mini falda que cargaba sin cuidado ni consciencia alguna, perforo el coño virgen de la chica hasta lo mas profundo de su ser.
—¡Giii! —exclamo de dolor su himen fue roto tan salvaje, de allí en mas sintió sus caderas moverse o mas bien, ser golpeadas con fuerza por Emiya quien se deleitaba con la cara de dolor que Tohsaka coloco. No era nada amable con ella.
—¿Que pasa? Te duele —se burlaba de Rin, su mano en el cuello de la chica iba asfixiando suavemente -¿no dijiste que querías que te la metiera acaso?
La sangre del himen roto en la sabana era gustoso para Shirou, la velocidad con la que embestía a Tohsaka se volvió animal, el sonido de sus cuerpo golpeándose y las expresiones faciales de Rin hicieron que Emiya terminara eyaculando dentro de ella.
—¡Allá va, Tohsaka! —grito, para empalar mas a fondo su verga en su interior.
—¡Aaaaarrgggghhh! —entre éxtasis, dolor, sufrimiento y mas. El útero de Rin iba ardiendo gracias al esperma servido por Shirou en su interior —porque... porque se siente, tan bien~ —pregunto.
Debería ser un infierno, pero por obra del afrodisíaco, estaba disfrutando. Como en una operación cuando te colocan anestesia, sientes el dolor, pero no puedes moverte. Rin en su caso, sentía el dolor de que su virginidad fuera tomada con tanta brutalidad por el único chico que ha tenido interés en su vida.
Se movía con violencia, la pelvis de Emiya golpeaba con salvajismo a Tohsaka luego amarrar sus brazos con ese saco rojo que tenia como blusa y el corpiño blanco deportivo que tenia abajo se lo quito para ponerlo en su boca.
—Ya casi... —decía Shirou mientras se complacía con Rin, sus ojos se notaban perdidos en el mar lascivo —¡Rin!
Libero su esperma dentro de Tohsaka por segunda vez, mientras que era la quinta vez que Rin se corría también. Todos esos piquetes accidentales con las agujas, hicieron que el efecto de la droga fuese igual a una doble dosis completa del afrodisíaco. Saco su polla de Tohsaka y sus fluidos fueron desbordándose del coño de la chica, sus ojos perdidos y su boca moviéndose como si buscase oír.
—Es una increíble vista —exclamo Shirou viendo su parte en esta obra, se dio cuenta que la boca de Rin se movía a pesar de la tela, así que se la quito y pregunto —¿Que pasa, tohsaka?
—M-mas —le pareció escuchar, sin embargo le dijo que fuese mas clara —dame mas, Emiya... ¡cógeme mas! —grito de furor.
Para cuando su cerebro comenzó a recobrar parte de su misma conciencia, Shirou la penetraba en su culo, luego de haber usado ya cinco veces su vagina, dejando saturada este agujero de Rin.
—"Que me pasa" —eran los pensamientos subconscientes de la ultima de la familia Tohsaka —"mi culo arde... quiero que te detengas Shirou... mi culo se va a partir en dos..." —estaba en pose de cuatro, como animal ante una bestia cruel —"mi cuerpo no deja de moverse por mas" —las caderas de Rin se movían de adelante hacia tras, devorando con su ano el pene de Shirou, sin importar cuando le dolieran, su trasero seguía moviéndose con sincronía hacia la pelvis del pelirrojo —"¿esto es lo que sufriste... Sakura?."
Perdida en el océano de lo perverso, mientras Shirou le cogía; la imaginación subconsciente de Rin iba alucinando que no solo por su culo era penetrada, por su vagina también y al mismo tiempo. Era penetrada por otro Shirou, uno encontrado debajo de ella en la misma posición.
—Más... quiero mas... Emiya~ —dijo y pronto, apareció un tercer Shirou. Uno cuyo miembro lo metió en la boca de la Tohsaka con la misma violencia que cuando ella chupo su polla al principio.
De la nada, fueron aumentando a cuatro Emiyas, luego fueron cinco, seis, diez... termino siendo rodeada por una infinidad de Shirous. Sentada sobre uno de ellos con su pene en su ano y otro perforando su vagina, Rin iba mamando la polla a otro mas de esos Shirous, uno mas hacia que la mano de Rin consolara su pene, en lo que el ultimo usaba el cabello de sus coletas para hacerse una paja. Todos terminaban corriéndose en grandes cantidades sobre Rin.
—Semen... quiero el semen de shirou~ —fuera de esas alucinaciones, el verdadero Emiya disparo su sexta carga a la cara de Rin quien seguía repitiendo que quería mas, y que deseaba el semen de Shirou.
Dentro de la imaginación de Tohsaka ella se encontraba de rodillas en una habitación oscura, unicamente iluminada sobre su cabeza rodeada por cada vez mas y mas Shirous que esperaban su turno porque esta usara su boca para complacerlos. Siendo sumisa, Rin lamia el pene de uno mientras que sus manos consolaba a otros dos, dos mas se consolaban usando el cabello de sus coletas. Su cara repentinamente fue rodeada por los penes de todos estos Emiyas y con su lengua acarició cada una de sus pollas.
—Penes... quiero sus penes~ —decía en la imaginación, sin notar que era lo que Sakura decía cuando fue forzada y drogada.
Por su coño, su culo, boca, usaban sus manos, pies, cabello, cada sección de su cuerpo era mancillado por hombre tras hombre y cuando uno terminaba volvía al final de la fila. Un ciclo casi sin fin. Por dentro quería que pararan y la dejaran respirar, pero su cuerpo y su boca decían que siguieran hasta agotarse ellos y no importara ella. Pero quien decía esto, ¿Rin? o su hermana que decidió olvidar.
—Mas... quiero más... —repetía cuando ya habían terminado, ya había terminado su prueba.
En la imaginación, Rin estaba totalmente cubierta por el semen de este innumerable grupo, mientras la miraban esperando a que ella se levantara por mas. Pero por fuera, en lo real; Emiya la dejo cubierta casi por completo, mas de diez veces se vino en ella, y ahora la culpa le sentía pues el efecto de la orquídea en el aire se fue. La cura le fue inyectada y no hubo daños colaterales como dijo Megumi. La prueba fue superada.
Shirou tapo a Rin con la sabana de la cama tras inyectarle la cura para así dejarla tranquila, se bajo de la cama, pero pegada a esta se dejo resbalar y sentarse sobre el suelo.
—Lo hice... lo volví a hacer -decía con desanimo —me volví una bestia otra vez... porque pasa esto cuanto entro en las habitaciones —que pasa conmigo... Saber... —quería gritar, pero no había tiempo.
No obstante, uno de los peluches junto a la cama se cayó junto a él, un oso de peluche de color azul con un moño rojo, en su panza. Tenia escrito el número con un tono del mismo color del que estaba hecho el juguete.
—Siete, 7 azul —exclamo Shirou, captando que el siguiente número para desarmar su collar explosivo era siete.
11, 24, 37, 7... cada uno un color, cuyo orden era el mismo que el del arco iris, cual era el orden para estos números y que colores restaban se preguntaba uno.
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