Business and pleasure (Naruto x Harem)

Esta obra la estaré actualizando una vez al mes, para darme tiempo de seguir avanzando la historia y tenerles una actualización constante. Espero y les agrade.

El poder del muerto

 First for fight

Entrenada para pasar disimulada entre la multitud, Busujima Saeko era una estudiante mas en el tercer año de la academia Fujimi. Perteneciente a una familia de practicas antiguas del arte de la espada y del sigilo, era ahora la capitana del club de kendo en el instituto. Admirada por su séquito del club, ella es el anhelo de muchos estudiantes cuyos ojos no pasaban desapercibido la presencia de su hermosura cuando camina por los pasillos de la instalación o el comedor. Una de las reinas de belleza de toda Fujimi.

Para los profesores, Saeko era una estudiante ejemplar en disciplina y buenas notas. La fantasía amorosa para muchos chicos de la escuela pero esta señorita oculta un gran secreto. Tal vez Saeko sea la mujer perfecta para muchos, pero para ella ningún hombre era digno de ella, por una buena razón. Bajo su rostro atractivo se oculta el rostro de una bestia que ama beber la sangre de sus enemigos cuando los asesina con su propia espada.

No importa cuantos hombres desviaran la mirada cuando pasaba junto a ellos, por nada Saeko volteaba a mirarlos a menos que dar un cortés saludo si lo requería. Pero entre tantas veces que la capitana del club de kendo iba por los pasillos lo vio cruzar por allí, junto a ella paso Komuro Takashi caminando sin tantas emociones puestas en su rostro como los otros chicos solían poner cuando le miraban, pues él ni siquiera la miro. Como si no existiera, la ignoro mas que solo mirar un segundo antes de devolver sus ojos al camino. Eso basto para que Saeko dejara de caminar y tomara un instante para mirarlo mejor a él.

Disculpa ―Saeko llamo su atención luego de que pasara de largo de ella. Esa mirada poco sorprendida le vino mover la cabeza, tal vez lo ha visto antes por algún lado.

¿Si? ―respondió Takashi por educación.

No te he visto antes ―pregunto Busujima, sus ojos analizaban al muchacho frente a ella en todo su perfil.

Suelen castigarme limpiando las aulas cuando acaba el día, tal vez me encontraste limpiando el salón que te corresponde ―fue la respuesta que dio Komuro, una sonrisa hecha con sarcasmo vino a poner en su rostro―. Si me disculpas, voy tarde a mi castigo.

Lo siguió observando mientras se alejaba, notando una espalda firme en Takashi, un hombre de verdad. Uno que estuvo la noche en que Saeko Busujima descubría quien era ella y dejaba salir a la bestia de sangre que residía en su interior. Allí estuvo él, mirando la carnicería que Saeko hizo y mas que mostrarse aterrado, una mirada vacía de poca sorpresa le vio a Takashi, una expresión que vino a modificar poco en una sonrisa maligna y leer sus labios que le decían.

―”Eso fue magnificó”.

Un reencuentro poco favorecedor de dos almas que se conocieron sin saberlo esa noche de otoño. Luego vino aquel enfrentamiento en el pórtico del instituto. Luego de preguntarse por los siguientes cuatro años quien era realmente Komuro Takashi, vio el despliegue de sus habilidades esa extraña tarde cuando ella solamente acompañaba a los jóvenes integrantes del club.

Sin estilo de pelea, un vulgar enfrentamiento protagonizo el cual le dejo maravillada a Busujima. No parecía tener una forma clara de pelear, una mezcla de técnicas y movimientos de distintas artes marciales que combinaba a su favor. Algo en él despertó un mayor interés por el que tenía por Komuro Takashi de lo que ya tenia, pero entonces no lo sintió Saeko, no hasta que lo vio en plenitud en sus tres combates en la arena clandestina de lucha bajo el centro comercial.

Que vulgar, no tiene técnica alguna ―eran los pensamientos que tenia Saeko por mirar el desempeño de Takashi.

Era el momento cuando estaba parada detrás de Yuriko Takagi en la sala VIP, su contratista vino a examinar el potencial de postulado por Shido como el nuevo representante de la compañía de manejo de desperdicios de la familia Takagi en el siguiente torneo mortal. La madura mujer lo veía muy complacida las dos peleas restantes de Komuro mientras que Saeko bajo esa gabardina negra ajustada a su figura, con una mascara Kabuki sobre su rostro escondía la expresión repulsiva que tenia por el arte marcial del pelinegro.

Es como si solo imitara los movimientos de sus enemigos y los usará en su contra. Sus ataques no son mas que meros reflejos avispados de un entrenamiento a muerte ―analizaba en sus pensamientos―. Entonces porque… porque…

Con los brazos cruzados levantando su busto, sus piernas pronto comenzaron a sentirse rígidas. Sus pies se hicieron tensos y un ardor comenzó a sentir en su zona femenina estando entre otras personas de los VIP.

...Porque ¡¿Porque rayos me siento tan excitada por él?!

De no ser por esa máscara, cualquiera alrededor pudo haber visto la expresión lasciva de su rostro en ese momento.

¿Que dices, Saeko-chan?~ ―la voz de su contratista la saco de sus indecentes pensamientos cruzados del momento, sentada en el lugar de los VIP―. ¿Crees que pueda darnos una oportunidad de ganar?

Tranquila, se retiro la máscara un momento para poder hablar y su rostro sentirse menos acalorado por el sudor que se provoco ella sola.

Si no le molesta, quisiera enfrentarlo primero Takagi-sama ―su rostro serio y fijo en el muchacho en el octagono celebrando su tercera victoria de la noche la tenia atraída―. Quiero comprobar sus habilidades personalmente.

Una propuesta considerada correctamente por Yuriko Takagi. Espero dos días posteriores a la demostración de talento de habilidades de Komuro para poder luchar contra él, aun faltaban horas para que tuviera su enfrentamiento con él, meditar le ayudaba a preparar su mente. Pero no estaba en el dojo de su familia o el de la escuela, sino en el dojo de la familia Takagi dentro de su residencia. Como principal guarda espaldas de Yuriko Takagi tenia un deber que cumplir a pesar de ser una estudiante.

Busujima-dono, lamento interrumpir pero Yuriko-sama pregunta si no quiere comer algo antes de su enfrentamiento de esta noche ―entró con respeto en el dojo uno de los empleados de la actual matriarca y jefa de negocios de la familia Takagi, interrumpiendo lo mas respetuoso luego de caminar hasta ella y pararse a su izquierda, para no ser decapitado por ella como con otros.

Soltó un suspiro Saeko antes de abrir los ojos y levantarse, con toda tranquilidad tomo la espada en sus manos para ponerse de pie. Le causo un profundo escalofrío al empleado de Yuriko, pues pensó que seria el cuarto decapitado por esta joven asesina de sangre fría.

¿Algo de comer? ―pregunto suavemente, el empleado estaba de ojos cerrados temiendo que la espada le cortara el cuello, pero se calmo al escuchar la tenue risa de la peliazul―. Me gustaría comer algo ligero si es posible, Matt-kun.

¡Si, Busujima-dono!

No lo demostraba, pero ella estaba ansiosa por el el combate que tendría. Camino fuera del dojo con toda tranquilidad para atravesar el jardín del campo de la residencia Takagi hacia la mansión bajo el calor del amarillento ocaso del día. Su uniforme escolar lo llevaba puesto y la espada de acero templado de su katana, descansaba en la funda que tenia amarrada a su cintura. Claro no usaría su uniforme para su ansiada pelea, solo lo ocupaba porque de la escuela vino a cumplir con su trabajo.

¿Porque esa sonrisa? No sueles estar tan contenta, Busujima ―la voz de cierta pelirrosa vino a sacudir la tenue imaginación de Saeko cuando caminaba.

Como era de esperarse, siendo una empleada más en los negocios de la familia Takagi y estando en la residencia terminaría conociendo a la hija de la señora, Saya Takagi. No fue una gran sorpresa descubrir que la pelirrosa era también del mismo colegio al que Saeko pertenecía.

Hola, Saya ¿Porque el ceño fruncido? ―saludo con cordialidad la espadachín. Se la topo justo cuando atravesaba el césped de los jardines de la residencia, su porte serio pretendiendo ser madura le parecía adorable a la pelimorada, verla con sus brazos en sus caderas cual madre intentando regañar a su hijo, así lucía.

Caminas por este lugar como si fuera tu propia casa ―respondió Saya cruzándose de brazos quedando cara a cara con Busujima.

Como guardaespaldas de Yuriko-sama mi deber es asegurarme que su hogar este en orden ―comento Saeko, nunca retirando esa suave expresión confiada que tenia.

¿Que hay de mi primera pregunta? ¿Porque estas tan feliz? no sueles sonreír tan seguido ―cuestiono de nuevo la primogénita de la casa Takagi.

No sabia como explicarse a la primera, solo le costo un segundo engatusar la verdad y darle una respuesta creíble a la intelectual.

Voy a encontrarme con un hombre esta noche ―fue la respuesta de Saeko, el viento soplo y las tiras de su cabello se fueron hacia la derecha, cuando sintió su cabello sobre su cara, con delicados toques de su mano devolvió su pelo a su lugar a pesar del viento.

¿Hablas de una cita? Creí que no eras alguien así ―le pareció incrédulo a Saya. No la conocía del todo pues en extrañas ocasiones han conversado y pocas veces se ha dejado ver su oficial conjunto de ropa de trabajo, como su mascara tapando su rostro.

Aunque mi afición es matar, también soy una mujer. Me interesa el romance y creo que encontré a mi amor de verano ―dijo, con el puño de su mano izquierda tapando su boca, dejando ver el rubor en sus mejillas.

Saya levanto una ceja al oír esa respuesta, respondió finalmente que no le importaba saber más. Era la empleada de su madre no de ella ni de su familia como la gran mayoría de todos los demás que operan en la casa y aunque así lo fuera, no era nadie para decirle si estaba bien o no.

Como sea, no me importa ―fue la respuesta final de Takagi antes de seguir su camino pasando de largo junto a Busujima sin mirarla más, sin bajar su fruncido ceño de la cara―. Que bien, hasta esta loca asesina tiene una cita y yo ni consigo acercarme a Takashi.

Saeko siguió su camino en la dirección contraría sin poder retirar la inusual sonrisa que se pinto en su cara.

Komuro-kun, espero que estés listo para esta noche ―escuchaba su propia voz en sus pensamientos mientras avanzaba―. Espero no me decepciones. Me pregunto que entrenamiento estarás teniendo en este momento.

No se podía decir que era un entrenamiento lo que estaba teniendo Takashi a estas horas de la tarde. Aun sabiendo que dentro de unas cuantas horas tendría un combate de prueba contra un oponente armado, aun cuando Shido le contó al respecto. Era la novena hora del día y terminaron las clases, enviado a recoger por Miku, entraron al aula de consejería estudiantil donde el profesor paciente con su sonrisa maquiavelica estuvo esperando por su nuevo estudiante favorito, detrás de él se encontraba Shizuka a su izquierda con una suave sonrisa con las manos entrelazadas.

Komuro-kun, esta noche tendrás un encuentro especial ―decía Shido sin quitar su espeluznante sonrisa de la cara, siempre recibiendo a Takashi teniendo él las manos sobre el escritorio y las manos apretadas una a la otra tapando su boca, eso no le quitaba el terror psicologico que causaba a otros. Pero no a Komuro.

¿De quien se trata? ―pregunto sin mucha preocupación.

Tenia abjunto a Miku, su brazo pasaba por detrás de los hombros de su chica trofeo, deslizándose su mano para llegar al busto y tocarle indebidamente. A él no le importaba denigrarla, a ella tampoco le importaba ser un objeto nada más para Takashi.

Nuestro patrocinador tiene escogido un segundo representante para el torneo ―dijo, pero mejor le explico―. Verás Komuro-kun, en el Mortal Kombat cada empresa que desee participar puede postular un máximo de cinco representantes para el torneo, para aumentar la posibilidad de ganar. Algunos ya son previamente seleccionados para el torneo, otros deben ganarse un lugar entre los clasificados.

Recuerdo que dijiste que muchos de esos participantes luchan con armas, quieres saber si tendré oportunidad de clasificar entre tantos aspirantes al combate ―dedujo Komuro, su nivel de deducción hizo voltear a Miku sorprendida.

La sonrisa de Shido se volvió mas retorcida con la inteligencia de Komuro.

No eres tan tonto como pareces, Takashi ―un chasquido de su mano izquierda y Shizuka dio un paso adelante―. Sugiero que te prepares para la pelea.

Puedo hacer una pregunta ―dijo Komuro, lo cual Koiichi permitió―. ¿Marikawa-sensei, es su asistente?

Una pregunta que mas que incomodar, fue un cuestionamiento cuya respuesta solo causaba satisfacción contestar para Shido.

Mucho mejor que eso ―se levanto de su asiento y fue por Shizuka, ella quien se mostraba incomoda, paso a un estado sumiso cuando Koiichi se le puso detrás―. Shizuka-chan, es mi juguete.~

Su mano derecha se escurrió bajo su falda, justo por delante de la mirada de los dos estudiantes que no indignaban. Su mano izquierda se deslizo por la blusa de Shizuka y abriendo los botones del busto de la enferma, donde entro la mano de Shido para manosear sus senos.

Mmmm~ Shido-sensei… espere ―exclamo la rubia cuando su cuerpo reacciono ante el toque del profesor.

La risa de Shido solo asentaban lo manipulador que era él.

Es todo lo que necesitaba decirte, Takashi-kun ―detuvo los movimientos de su mano, Shido. Pero no dejo de tocar a la enfermera―. Si me permites, tengo algo importante que tratar con mi lindo juguete.

Los dos entendieron bien cual era ese asunto importante que Shido tenia que tratar con la enfermera, si bien no se quedaron a ver el espectáculo depravado, si les inspiro para tener el suyo. En el departamento de Takashi, claro. Vivía solo desde que entro a la preparatoria, financiado por su padres. Pero desde que Koiichi le otorgo a Miku como premio, ella ha vivido con él la ultima semana y sin faltar, todos los días con Yuuki eran iguales.

¡Oh si! ―gritaba bajo la traviesa estudiante teniendo una almohada bajo su boca cuando Takashi le estaba dando por culo en la cama―. ¡Eso es… destroza mi culo, Takashi!

¡Gime más, perra! ―soltaba su mano con tanta fuerza que el trasero de Miku al que azotaba―. ¡Quiero escuchar tu sucia voz!

Enterraba su polla en el orto de Miku con tanta brutalidad que a la pelinaranja le producía un orgasmo tras otro, la sabana de Komuro se manchaba con los fluidos que la vagina abierta ya había ensuciado toda la cama.

¡Eres un bruto…! ―dijo con una sonrisa pervertida Miku, su trasero en alto y su rostro hundido en la cama―… ¡Y pensar que tendrías tan buena polla! ¿No deberías estar entrenando como Shido sugirió?

La escucho y le dio una respuesta, primero la agarro de su cabello para levantar su cara de las almohadas, para escuchar mejor su voz y tener su cuerpo pegado a la de él, su espalda se rozaba contra su pecho musculoso de Komuro.

Este es mi forma de entrenar ―sus manos fueron a los pechos de Miku y los agarraron con gran rudeza―. Romperle el culo a chica mala de Fujimi es mi mejor forma de entrenar.

¡Hhhoooo! ―gimió fuerte Miku cuando el orgasmo de libero de su útero a todo su cuerpo, momento en el que sintió como el pene de Komuro desgarraba su culo, liberándose antes de que su macho disparará su potente carga en su interior.

Alcanzando la satisfacción, dejo caer a Miku sobre la cama como juguete de plástico con el que termino jugar un niño pequeño. La ignoró tan solo termino y decidió ir a alistarse para el encuentro que Shido le menciono, una camisa roja a la medida y un pantalón negro se coloco, era de noche; a pesar de ser primavera escogió cargar un chaqueta de cuero ligera que le habían comprado sus padres antes de independizarse.

¿Ya te vas? Quedate un rato más, tigre~ ―Miku quedo tendida en la cama, aun no se recuperaba ni poco como para agarrar la sabana y tapar su trasero que tenia al aire, donde aun se veía lo que Komuro le hizo en su orto, a Takashi no le preocupaba esto.

Una sonrisa egocéntrica puso en su cara cuando su mano estaba en la perilla de la puerta, a nada de girar el picaporte. Pero contando el tiempo que le quedaba de sobra fue a ver Miku una ultima vez antes de salir. La hizo darse la vuelta sobre el colchón, su boca la puso en los pechos de su chica trofeo y los saboreo, deslizando su dedo desde el ombligo de Yuuki hasta su clítoris al que termino apretando para sacarle un nuevo grito lascivo a la gal que tenia por novia.

¡Haaa!~ ―hizo sonar su boca de tan indecente forma.

Tan solo la hizo sentir un ligero orgasmo, dejo de jugar con ella y se quito de encima, la agarro de sus mejillas y apretó sus cachetes con su rostro por encima del de Miku.

Cuando vuelva, quiero ver este lugar limpio y la cena lista ¿Oíste? Claro, si quieres que cuando venga siga jugando contigo ―se estaba volviendo salvaje y opresor Takashi.

No soy tu sirvienta ―dijo haciendo un puchero, Miku. Saliendo poco del trance lascivo al que la tenia Komuro.

Lo se, eres mi perra ―no la soltaba todavía―. Y las buenas perras hacen lo que sus amos le dicen si quieren seguir siendo consentidas.

La trataba como un objeto. Pero esto no le disgustaba del todo a Miku al parecer, la expresión de su cara era la primera respuesta que quería ver Takashi.

Esta bien, haré lo que tu dices amo.~ ―cual sirvienta, Miku se levanto de la cama por fin solo para ponerse de rodillas y reverenciar a Komuro, siguiendo en juego las palabras de su dueño; estando sin ropas todavía.

Puede que ahora se lo tomase como un juego, pero dentro de poco Komuro haría que Miku tomara por reales indicaciones como estas cuando salieran de su boca. Era un chico común, tranquilo e invisible en su escuela, solo se trataba de una bestia que entro en reposo porque hasta que los fantasmas de su pasado vinieron a buscarlo y un demonio vio el potencial en él. La oferta de poder reavivo su arrogancia y multiplico el poder de la vil bestia llamada Komuro Takashi.

Busco a Shido para que lo llevase al sitio donde tendría el encuentro con el susodicho espadachín del que poco y nada le han dicho. Koiichi no vino sin traer a Shizuka, si bien era como él decía: su mascota. Seguía siendo una enfermera y sus talentos curativos era lo que necesitaba en caso de que Takashi los necesitase, esta noche sobre todo.

¿Aquí es donde me encontraré con ese tipo? ¿En la mansión Takagi? ―pregunto Komuro cuando llegaron hasta las rejas de cierta mansión dentro de la misma ciudad.

Iban en un auto elegante de color negro, un BMW M3 polarizado de Shido, el cual Shizuka conducía mientras el profesor

Es cierto, eres amigo de la chica genio de la academia. Saya-san ―comento Shido sentado a la izquierda de Komuro en la parte posterior del auto, momento en que la reja del pórtico trasero de la mansión se abrió para que Shizuka condujera dentro.

Si, soy amigo de ella desde el jardín de niños ―Takashi miraba por la ventana y aprecia el aspecto de la mansión, cubierto por la noche―. Desde entonces siempre ha sido una intelectual presumida.

Si la conoces a ella, espero que sepas que la familia Takagi es la familia mas influyente de Tokonosu y las ciudades aledañas ―un comentario que hizo voltear al pelinegro con mucha curiosidad.

Espere el padre de Saya, Soichirou Takagi era la cabeza de la familia y cuando murió dijeron que el tiempo de la familia Takagi termino.

Eso es lo que la policía cree, pero alguien más tomo el control de los negocios de la familia y ha mantenido prospero su dominio e influencias Takashi-kun ―corrigió Shido.

Saya no estaba al tanto, porque estaba en su habitación alimentando el conocimiento de su mente estando en ropas veraniegas. Al mirar por la ventana que el BMW entro por el pórtico trasero le presto poco o nada de atención, nunca tuvo interés en involucrarse en los negocios de su padre cuando él aun vivía, dado su inteligencia podía deducir bien de que se trataba muchos de los negocios turbios de su padre y el respeto que le tenían todos los que lo venían a ver. Ni ahora que su madre estaba al mando tenia el mínimo interés por el negocio familiar, ignoro de quien se tratará quien visitaba a su madre.

De pronto, solo escucho que alguien toco a la puerta de su habitación y levantando una ceja por preguntarse quien molestaba. Con un pantalon corto deportista y una camisa de tirantes ligero abrió la puerta solo para ver que se trataba de quien consideraba el empleado mas dedicado a ella de todos los trabajadores de la familia.

¿Matt, que quieres? ―pregunto Saya quedando entre la puerta y el marco de su cuarto. No le importaba que este empleado le viera estando en esas fachas.

Es que me dijeron que no ceno hoy, así que pensé que le gustaría comer algo ligero antes de dormir, Saya-sama. Le hice su emparedado favorito ―comento este depravado en secreto con un plato de porcelana fina con la comida mencionada.

Oh, gracias Matt ―dijo sin sonreír, aceptando el emparedado torciendo poco sus labios. Pero antes de cerrarle la puerta Saya hizo la pregunta―. ¿Sabes quien ha venido a ver a mi madre a esta hora?

Es el reclutador de Yuriko-sama, señorita Saya ―dijo a voz baja, pues aunque la pelirrosa fuese hija de una familia Yakuza, incluso entre miembros de la familia todo negocio debía permanecer en silencio―. Parece que trajo a alguien de interés para su madre.

¿Así? ―levanto la ceja al oír eso―. ¿Sabes quien es?

Lo lamento, pero no lo se aun ―rasco su cabeza en decepción suya.

Esta bien, buen trabajo Matt ―entonces le sonrió efimeramente Saya, antes de tomar el sandwich y darle una primera mordida, una impresión buena en su cara―. ¿Le pusiste esa mayonesa especial no es así?

Solo para usted, Saya-sama. Le puso mi mayonesa especial para su fino paladar ―si puedes entender, sabrás que no es mayonesa.

Tal vez se auto proclame chica genio, pero hay respuestas a preguntas que no se encuentran en libros y esas respuestas estabas mejor sin conocer.

Sabes, un día de estos quiero que me enseñes con que lo haces ―amo su inocencia.

Contesto con una risa antes de dejar en paz a Saya y que disfrutase su creación culinaria. Pero al alejarse con toda satisfacción, este hombre vino a prenderse cañón al contestar de lejos a la petición de la pelirrosa.

Oh pero por su puesto que se la enseñare un día de estos cual es el ingrediente, Saya-sama ―dijo a si mismo el cerdo de nombre Matt.

En tanto a Shido y Komuro.

Aparcaron el auto y cuando entraron en la recepción de la mansión por el frente recibidos por un par de empleados de la familia, de las escaleras en espiral vino bajando con un magenta vestido de corte imperial ligeramente escotado, Yuriko Takagi. La actual patrona de la Yakuza Takagi.

Bienvenidos queridos~ ―saludo con mucho encanto femenino la señora al terminar de recorrer las escaleras haciendo sonar sus tacones en cada escalón.

¿Yuriko-san? ―casi quedo boquiabierto Komuro cuando vio a la mujer aparecer. No solo por lo candente que era la mujer que desde antes ya le parecía una señora interesante, sino porque rápidamente dedujo que ella era la actual cabeza de la familia.

Komuro-kun, me preguntaba cuando vendrías a visitar nuestra casa otra vez ―camino hasta quedar frente al chico―. Lastima que ya no vengas para jugar con Saya como cuando eran niños.

Dio un paso al frente el maligno profesor para presentar a la mujer que solo conocía desde cierta perspectiva, su nuevo gladiador.

Takashi-kun te presento a nuestra patrocinadora en el torneo, la actual cabeza de la empresa de manejo de desechos Takagi. Yuriko Takagi.

Vaya… esto no me lo esperaba, pensar que usted tomaría el control de los negocios del señor Takagi ―levanto una ceja Takashi asombrado pero al mismo tiempo interesado.

Me alagas, querido ―dio un paso mas cerca de Takashi, Yuriko―. Verás este torneo mortal no es solo un medio de entretenimiento para gente alta sociedad, es también una oportunidad única, el premio para el ganador del torneo es una gran suma de dinero, pero para el patrocinador, es una suma de monedas electrónicas sin marcar, bitcoins. Diez mil millones de bitcoins en juego, cada moneda vale un millón en dólares reales.

Eso no lo sabia ―miro al arrogante detrás de Yuriko, Shido solo se acomodo los lentes ante la revelación.

Es algo que no necesitabas saber hasta ahora ―miro con cariño al arrogante profesor detrás de ella, sin quitarse el aire de refina mujer que era la señora Takagi―. Shido-kun te ha puesto al tanto del torneo que se avecina en lo mas importante, es un torneo donde los participantes pueden o no tener una ventaja sobre sus contrincantes en términos de armas. Cuando mi esposo se entero de tus peleas en la secundaria y te vio en acción, tuvo grandes expectativas sobre ti, dijo que eras el campeón que tanto buscaba. Aunque el torneo no tiene reglas, hay una en realidad. Todo los participantes deben de tener cierta edad legal para pelear, mas allá del talento de matar que dejaran salir en la arena.

Luego de estar escuchando atentamente todo, sintió un profundo halago Komuro lo cual le subió el animo para la pelea.

Siendo sincero, había perdido el interés en pelear hasta hace unos días ―no solo era el afán de poner de rodillas a idiotas engreídos por medio de la fuerza, sino porque ahora tenia un premio que disfrutar en las peleas, sin mencionar el dinero que ganaba Miku cada que apostaba por él―. Me parece atractiva la idea de enfrentarme a maestro de combate de verdad y si son armados, mucho mas interesante.

Palabras que hicieron sonreír a Yuriko cuando escucho.

Entonces porque no vas a conocerlo, querido. ―exclamo―. Al igual que tu, esta ansiosa por combatir contigo y probar cosas nuevas.

De nuevo estaban en la parte posterior de la mansión Takagi. Una emplanada de suelo de concreto donde esperaba Saeko Busujima, con un conjunto de ropas de cuero denso sobre su cuerpo y una capucha integrada al conjunto de combate de su familia, esto para tapar su larga cabellera que tenia recogida en una coleta de caballo. Para ocultar su rostro también, una máscara kabuki sobre su cara, la apariencia de un demonio estaba pintado en la artesanía de su rostro.

Ella de pie con su espada en su funda meditando los minutos en que su oponente se presentaba, sus sentidos agudizados pudo escuchar los pasos de Takashi al venir hasta delante de ella sin la necesidad de abrir los ojos o si quiera girar su cabeza, en su mente podía visualizar a la perfección donde estaba Takashi.

Abrió los ojos y en la oscuridad del patio iluminado por velas de buen grosor sentadas entre considerados espacios en los bordes de este campo combate. Donde la luz amarilla le dejo ver a Komuro, parado de lado mientras su rostro dirigía su atención a la que era para él, un sereno y sutil oponente, un chico de su edad y era la gran promesa para la matriarca Takagi en su aspiración de ganar el torneo de combate mortal que se avecinaba. La fría mirada de Busujima era sentida por la mueca arrogante que puso Komuro cuando vio el brillo de sus ojos a través de la máscara.

Me dijeron que querías tener un encuentro conmigo ―exclamo Komuro sin bajar la expresión alzada, un comentario el que Yuriko le hizo saber―. Quieres sentir de cerca que tan bueno soy.

Que arrogante ―modifico su voz para que no percatará de su sexo Takashi. Su mano se deslizo discretamente al mango de su espada, listo para desenfundar.

Lo dice quien lleva una mascara tan genial con la que oculta su cara ―devolvió el impulso.

Espero estés a la medida.

Así como Komuro sonreía con arrogancia, una similar sonrisa hizo Saeko bajo la su máscara. Desde las escaleras que daban al patio trasero, en primera fila Yuriko miraba con grandes expectativas el comienzo de este combate, acompañada de Shido, Shizuka y otros empleados del negocio de que dirigía su esposo antes. Inclusive el así cabronazo de Matt se encontraba aquí también.

Sin embargo Saya, sin sentir mínima curiosidad seguía leyendo en su habitación y hasta terminar el emparedado sentada sobre la almohadas de su cama, recargada contra el respaldo de su cama contra la pared, con la cortinas cerradas para no tentarse a mirar. Ignorando por completo que era Komuro quien estaba allí abajo.

La tensión estaba en el aire, una chispa y el fuego incendiaria el barril de pólvora que era los dos. Sabiendo que vendría, arrojo su sueter hecha bola fuera del piso de combate, listo para pelear, Takashi.

¡Adelante, comiencen! ―gritaron.

Pensó que sería divertido, pero apenas dieron comienzo a la pelea de un parpadeo a otro vio Komuro como su oponente paso de estar a cuatro metros de él y a estar a medio metro. Un solo impulso y lo tenia listo para degollar su cabeza, su mano que la vio estar de un instante a otro sobre el mango de su espada, paso a estar liberada; en un segundo movimiento inminente que acabaría con él.

A veces el primer paso debe ser hacia atrás y no hacia adelante, un salto y Takashi hizo distancia, dos metros entre él de su enemigo.

Nada mal ―Saeko admiro ese reflejo veloz―. Veamos cuantos ataques puedes esquivar.

Ambas manos en su espada y comenzó a perseguir a Komuro en el cuadrilátero arrojando ataques rectos de su katana contra su persona, agresiones que el pelinegro esquivaba en saltos de considerable distancia que hacia en reversa. Sin la necesidad de que le dijeran Takashi se movía alejándose de los bordes del concreto, si salía la pelea termino para él, esquivaba los ataques con mucha facilidad, pero no lo mostraba en cara. Un paso en falso y recibiría un golpe mortal de seguro.

Cinco, seis… diez ataques y ninguno lograba asestarle Busujima, peor que eso ni siquiera un corte a su camisa podía causarle. Lo que iba irritándola de a poco, lo vio entonces. Komuro solo estaba moviendo las piernas, sus brazos los tenia bajo y pegado a su cuerpo.

La suerte parecía haberse acabado para Takashi cuando la espada de Saeko se deslizo hacia adelante y rozo un costado de su tórax cuando realizo una finta hacia la derecha. De no ser por el rojo de su camisa, habría dejado ver la sangre de la herida que le causo ella.

¡Si solo vas a retroceder, entonces!

Grito internamente la espadachín y enfoco su ataque en otra parte del cuerpo de Komuro. Justo lo había empujado contra una de las esquinas del concreto, con un movimiento triple ilusorio lo ataco.

¡Me acorralo! ―se percato Komuro de la trampa a la que le guiaron.

Parece que termino ―dijo Yuriko, sin quitar su sonrisa jactanciosa.

Perdiste ―escucho a su oponente, lanzó su primer ataque especial―. ¡Tsubame Gaeshi!

(Retorno de la golondrina)*

Así como si fuese ese truco infantil, de frotar dos monedas iguales para terminar mirando una tercera moneda. Un veloz movimiento de las manos de Saeko y su espada de pronto se volvieron tres, como la hoja de un trébol las tres hojas vinieron hacia él. Pero el sexto instinto en Komuro le hizo ver a través de la ilusión.

Firme e inmóvil, sereno espero el golpe final, Takashi. Parecía aceptar su derrota, pero no. levanto su pie derecho y la katana de Saeko fue detenida, como si se tratara de pisar un insecto. Komuro termino pisando el sable, pues el verdadero ataque no venia a su cabeza, sus brazos o su torso. Sino a sus piernas.

Mas allá de Saeko, quedaron sorprendidos ante el movimiento de Komuro. Su pie frenando la espada con la punta en el piso y la espadachín quedo impresionada, mas impresionada fue verlo dar una patada en reversa intercambiando su pie derecho con el izquierdo antes de tener que levantar su brazo izquierdo para bloquear el pesado ataque de Takashi. Un paso atrás, no basta para recibir el segundo ataque en reversa del zombie.

Creyó erróneamente que solo era una sola patada, para la segunda bajo su brazo y la pierna de Komuro golpeado su cien obligando a Saeko a dar otro paso, con él romper la máscara de su rostro, revelando su cara.

Llevó su mano al rostro al sentir la brisa fría de la noche rozando su cara, antes de notar que su máscara estaba en el piso.

¿Eres una chica? ―pregunto con cinismo Takashi.

¿Algún problema? ―comento con arrogancia Saeko, su rostro fue descubierto mas pronto de lo que pensó que podría tenerlo oculto así que sin mas preocupaciones se bajo el buzo y revelo su cabellera. El brillo de seda en sus largos cabellos se noto con las luces de las velas―. Vas a decir que no peleas mujeres.

Una controversia que hizo reír a Komuro.

Es lo que cualquier otro diría ―dijo en un principio―, pero mi padre me enseño que solo hay dos lugares que si se puede golpear a una mujer: en un cuadrilátero y en la cama.

¿Ah si?~ ―eso le pareció interesante a Saeko, empuño su espada de nuevo. Manos debajo y espada hacia arriba. La postura básica de pelea samurai―. Entonces sigamos.

Ambos se mostraban excitados por el progreso de su combate. Shido estando de espectador, se acomodo los lentes cuando su orgullo se levanto al romper la pequeña pausa impuesta por los dos antes de retomar el combate. Las habilidades de Komuro contra el talento de Busujima era de iguales, mas que entablar un combate parecía estar bailando entre pasos mortales.

Fugaces ataques y deslumbrantes reflejos de ambos que si parpadeabas te lo perdías dirías que aquello que acaba de pasar es imposible. Lo que resonaba no era el choque de acero de otra espada a la que Busujima enfrentaba, eran las palmas de Takashi golpeando la larga hoja de la katana desviándola cuando podía, si es que no veía la opción de tener que dar paso otra de nuevo.

Cada vez era mas rápida y menos brechas tenia Takashi para poder esquivar los ataques, es lo que Saeko creía. Pero una vez mas cayó en su trampa. Un ataque pesado le arrojo a Komuro de forma horizontal directo hacia su cintura, capaz de cortarlo a la mitad.

¡Lo va a matar! ―grito Shizuka, incluso Shido llego a sentir preocupación al respecto.

Pero en cuanto la katana vino hacia él, permaneciendo inmóvil. La sonrisa tétrica en Takashi se dejo ver estando en guardia cual técnica de judo iba a usar, sorprendió a Saeko cuando lo vio realizar un salto de mariposa en reversa sobre su espada cuando estaba nada de cortarlo.

¿Como pudo esquivar mi ataque en tan corta reacción? ―quedo perpleja Busujima.

Takashi sin perder tiempo hizo un barrido con sus pies apenas estuvo de nuevo en el suelo. Tan cerca de busujima y ella distraída tratando de procesar su anterior movimiento, la hizo caer de espaldas al suelo, impacto mientras que Komuro de un brinco se colocaba encima de Saeko, su mano soltó la espada y las rodillas del pelinegro sujetaron sus brazos al piso, lo vio crear un puño con sus manos, esperando a que le rompiera uno mas huesos de la cara. No importar el rival, siempre hay que ir con todo.

Se escucho un duro impacto, del puño de Takashi pero no por romper la cara a su oponente, sino porque su puño termino creando una grieta en el suelo de concreto que estaba hecho. A solo cinco centímetros del rostro de Saeko, lo cual la dejo inmóvil como estupefacta.

¡Se acabo! ―gritaron en clara señal del fin de la pelea.

Saeko no podía mirar a otro lado que no fuese la cara de Komuro que seguía encima de ella (a demás de no poder moverse), levanto su puño de piso lentamente, pequeños fragmentos del concreto cayeron de su dedos al levantarlo y su mirada firma ante la luz de la oscura noche era iluminada por el rostro enrojecido de Busujima ante el poder brutal de Takashi.

Su corazón latía rápidamente que podía sentirlo en su boca, sus piernas temblaban de la emoción y su matriz picaba internamente; sus ojos brillaban en una señal muy clara. Saeko Busujima se ha enamorado, algo que pensó no iba a sentir.

¿Que tal, te gusto? ―una pregunta que bien podría malinterpretarse.

Eso fue… fantástico ―su respuesta tampoco ayudaba.

En lo que estos dos salían del trance de mirar su reflejo en los ojos del otro, Yuriko daba pequeñas carcajadas muy complacida con el resultado. Shido lo noto y pregunto por el que pensaba del resultado de este enfrentamiento.

Que buena pelea Takashi-kun, Saeko-chan ―sus tacones sonaron en cuanto camino hasta quedar frente a ambos. Vieron a la matriarca Takagi y se pusieron de pie para recibirla como se debe.

Las palmas de Shido resonaron en el eco vació del jardín al caminar hasta ellos, aplaudiendo egocentricamente como siempre, no hacia falta su sonrisa tétrica en la cara.

Los dos estuvieron magníficos, sabia que no decepcionarías muchachovino Shido y detrás de ella caminaba Shizuka como animal entrenado ha sido―. ¿Que dice, Yuriko, es unánime?

La mirada complacida de la señora lo decía.

Pero por supuesto, Shido-kun ―devolvió su atención a los dos jóvenes, desviando su mano a por detrás de su vestido sin que le prestarán correcta atención―, espero que no tengan problema, pero los dos serán representantes de la familia Takagi en el torneo. Después de todo, ambos han sido oficialmente aceptados para las clasificarías del Mortal combat.

Vinieron por una vacante y se las llevaron, saco Yuriko un par de cartas de folder blanco con los sellos rotos de los cuales saco un respectivo papel que decía el nombre de uno de ellos así con una leyenda que decía que han sido aceptados para ser participantes en la gran pelea. Documentos notariados que les entrego a los dos. Para entonces no se conocían del todo pero después de esto, iban a conocerse muy bien.

Espero que no haya inconvenientes ―dijo Takagi y ellos pidieron una aclaración―, ambos participaran en las clasificatorias representando a la familia Takagi, espero y no tengan problemas en colaborar.~

Sus ojos leían las palabras en las cartas mientras sus oídos escuchaban a la mujer y a Shido.

Por mi no hay problema ¿Que hay de ti? ―miro a Saeko quien, solo acomodaba su pelo ahora de pie.

Si es una orden de Yuriko-sama, lo haré ―respondió, pero entonces desvió su mirada a Takashi―. Será un placer luchar junto a ti.

Lo mismo digo ―no sabia su nombre.

Busujima Saeko, estudiante de Fujimi de tercer año ―se presento adecuadamente con una corta reverencia.

Komuro Takashi, será divertido luchar junto a ti, senpai ―devolvió la reverencia, pero para hacer mas estrecha la relación laboral. Extendió su mano ha Saeko lo cual le hizo levantar una ceja primeramente a la chica, antes de estrecharle la mano.

El torneo comenzaría dentro de cinco días, con la primera fase mencionada. Cinco días para prepararse física y mentalmente, no sin antes curarle la herida a Takashi, cosa que Shizuka atendió tan solo las buenas noticias se detuvieron.

Dejo de sangrar mas rápido de lo que pensé ―exclamo Shizuka cuando tenia yodo untando en un algodón el cual sostenía con una pinza esterilizada, llevando guantes―, ahora no te muevas que voy a esterilizarla… ¡te digo que no te muevas!

No obstante, en una habitación de la mansión aparte. Yuriko tenia una copa de licor de sidra fría la cual disfrutaba con mucha comodidad sentada en un espacioso sofá. Se gasto la copa y Koiichi sentado junta ella le sirvió mas a su copa.

Cree que ganemos el gran premio, Yuriko-sama ―pregunto carismático Shido luego de rellenar la copa de la madura Takagi.

Eso seria demasiado bueno y ambicioso, querido Shido ―comento Yuriko, actuando relajada con el brazo de este hombre pasando detrás de su espalda, recargado sobre la parte posterior del mueble

¿Que hay de la corporación NOMAD? ¿Cree que hay posibilidades de ganar a sus campeones? ―a pesar de ser una pregunta de gran peso, mostraba poca preocupación el profesor.

Existe una gran probabilidad de vencerlos ―Yuriko lucía llena de confianza en salir victoriosa, a pesar de todavía no haber ni siquiera comenzado el torneo―. Después de todo, Takashi-kun tiene los genes asesinos de su padre, por eso mi esposo estuvo muy interesado en él desde que era un niño, lo vio como una promesa.

Esto será muy excitante ―declaro, antes de tomar la botella y servirse para él en una poca vacía en la mesa de centro que tenían delante de sus asientos.

Excitada, es como me siento Shido-kun~ ―inesperado, Yuriko comenzó a acariciar la barbilla del profesor de forma muy intima―. Me siento romántica, porque no me das otra lección de esas con la que enamoras a las mujeres, Shido-kun.~

Este mundo es muy perverso, demasiado corrupto para intentar imitar ser el cielo. Demasiado pecador para compararse con el infierno, solo los tontos sobreviven porque se dejan guiar por otros tontos, pero aquellos que deciden ser el diablo, puede controlar a cualquiera.

El torneo esta cada vez más cerca y la sangre pronto cubrirá la arena del combate. Entre los muertos, solo uno prevalecerá como el asesino enviado por la misma muerte.



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