Business and pleasure (Naruto x Harem)

Esta obra la estaré actualizando una vez al mes, para darme tiempo de seguir avanzando la historia y tenerles una actualización constante. Espero y les agrade.

Game dangerous 1

 Milf of the dead

¿Donde nos quedamos la ultima vez? ¡Ah si,! Era el intento de juicio de brujas contra Takashi Komuro llevado a cabo por la nombrada: presidenta del consejo vecinal Okabe Ruiko, se vino en su contra cuando todas las mujeres traídas como testigos de la quema del demonio viviente en los pantalones de Takashi. Resulto ser que estas señoras, también tenían una relación bastante profunda con el pobre enjuiciado.

Mizuki Shiranui.

En algún punto del verano. Después de haberla conocido en el mismo paraíso del oeste de japón donde se reencontró con Busujima Saeko y la madre de esta, fue donde conoció a la deslumbrante mujer: Mizuki Shiranui. Por un momento se creyeron que su historia terminaría en esa misma playa pocos días mas tarde. Vaya sorpresa la que se llevaron joven y mujer madura cuando luego de años de estar tan cerca uno del otro, Takashi vino a descubrir quien vivía en la dirección contraria de su zona residencial por donde casi nunca ha caminado.

¡¿Takashi-kun?! —se sobre salto Shiranui cuando se lo topo en una esquina de esta zona donde el pelinegro nunca subía.

¿Shiranui-san…? ¿Es usted? 


 

Si. Fue la respuesta que tan deslumbrante mujer cuando la vio en ropas comunes caminando tranquilamente y ella vería al muchacho con el que jugo a los amantes en la arena de la playa, hasta hace unos días. Reencontrados, paso de ser una situación incomoda a ser la continuación de aquel amorío desventurado que dejaron… hasta ayer.

Esperando bajo la sombra de un frondoso árbol en avenida principal del centro de Tokonosu, la gente transitaba y él los ignoraba. Sus ojos cerrados esperando a que viniese la madura por la que esperaba a las calurosas horas del medio día.

¡Takashi-kun! —un llamado que vino a despertar a Komuro cuando ya caía en sueño estando de pie.

La busco y la tuvo frente de ella, con una blusa holgada azul sin mangas, su llamativo busto de bendición lograba pasar desapercibido, casi. Traía puesto un ajustado pantaloncillos que solo tapaba su carnosos glúteos. Pero a pesar de toda la carne que tenia en frente los ojos de Takashi estaban puestos en el sanador rostro de la mujer.

Shiranui-san, se ve hermosa hoy —saludo con un halago y le funciono.

Tu también te ves muy guapo, Takashi-kun —a pesar de estar en lugar publico, les importo nada estar coqueteando. Regalándose una sonrisa los dos, Mizuki Shiranui vino a tomar la iniciativa. Lo tomo de su brazo y esto llego a ruborizarlo, no solo por sentir semejante suavidad contra su cuerpo, mas bien por dejarse ver en publico tan juntos. Le gustaba mojar la cama con mujeres maduras, pero aun le era incomodo dejarse ver con sus parejas ante la sociedad—. Porque esa cara querido, vamos. No es una cita, pero haremos que sea una.~

Recorrieron las tiendas de la zona comercial y alrededores. Tiendas de ropa, regalos y demás cosas. Incluso hicieron una parada para almorzar, donde Takashi demostró ser caballero, pagando el almuerzo el mismo todo lo que comieron. Un gran gesto visto por Shiranui. Pero esto no significo el final de su “no” cita. Lo seria cuando llegaron a la quinta tienda de ropas, donde la cita daría un giro muy esperado.

Pero mira que bikini tan lindo —dijo Shiranui tomando el conjunto de dos piezas venido en un solo gancho—. ¿Crees que llame la atención si lo llevo puesto?

Se veía modesto el juego de bikini que escogió, sin embargo Takashi sabia que decir a pesar de tener ella en sus mano tan común conjunto.

No importa lo que Shiranui-san llegue puesto, se robara muchas miradas.

Tuvo buen resultado su comentario. Dejo en su lugar el gancho con la ropa y se pego al pecho de Komuro, donde su prominente busto lo vino a presionar contra el torso de su gigolo. La mirada ruborizada que tenia era una delicia para sus ojos.

Sabes que lo que una mujer quiere escuchar~ —nadie los veía, podían coquetear a gusto—. ¿Porque no eliges un traje de baño para mi?~ El que tu quieras. Quizá… uno que use en privado para ti.

El mal intencionado tono de voz de Shiranui era una clara invitación para él. Takashi no sabia si con tal petición, seguir sus instintos o comportarse. Eligió a sus instintos que seguir la etiqueta, por un momento.

La tensión en su sangre se agito, nervioso se encontraba como impaciente estaba en la espera a que Mizuki saliera del probador con el traje de baño que escogió para ella. La tienda no estaba carente de clientes, aun era verano y varias mujeres decidieron pasar a este mismo local para comprar trajes de baño para usar antes de que acaben las vacaciones. Si ya era común que él destacase por ser el único hombre, llegando a escuchar algunas comentarios de las desconocidas chicas.

¿Que hace ese chico aquí? ¿Será que esta acompañando a su novia? —comentaban al respecto, parecía que ninguna lo noto antes, cuando caminaba por aquí en compañía de Shiranui.

Se ve guapo y fuerte, justo como me gustan~ —piropos y demás comentarios era lo que llegaba a escuchar viniendo de las chicas. Que sentirían si supieran que la estaba saliendo con una madura a pesar del rubor de sentir en ese momento.

Takashi-kun~ quieres ver como me veo —escucho a Shiranui del otro lado de la puerta del probador.

Si. Quien no querría ver tan agradable espectáculo visual con de esta gran mujer que al abrir la puerta vino a revelar su cuerpo usando un micro bikini rojo de tirantes delgados que se pegaban a su curvas. Con las manos cruzadas por encima de su cabeza, realizando una pose tan sensual; deslumbro a Komuro.

¿Me veo atractiva?~

Sin palabras en la boca, su pequeño gran amigo decidió dar una mirada el mismo cuando su amo quedo perplejo ante tan carne madura expuesta. La saliva se atoro en su garganta, su cuerpo se paralizo con solo verla. Cinco, cuatro, tres, dos… uno y Takashi hizo caso a sus instintos primitivos por segunda ocasión en la cita.

¡Shiranui-san! —exclamo entrando en un veloz movimiento en el reducido espacio del vestidor, encerrándose con su cita aquí.

Sin quitar los ojos de Mizuki, la empujo contra la pared del probador sin tanta rudeza, sus manos puestas en su cintura desnuda y sus labios en su boca. El dominio que imponía Takashi era seductor no solo con esta madura mujer, sino con todas las mujeres que han caído ante su seducción.

Controlo un poco sus impulsos y dejo respirar a Shiranui luego de tan atrevido beso, tan corta distancia estaban sus rostros. A pesar del fresco viento del aire acondicionado soplando en la tienda, ellos acababan de encenderse.

Querido, estás entusiasmado y mucho —ella deslizo su mano hacia abajo, acariciando con la palma de sus dedos el engrandecido bulto de su pene bajo su pantalón.

Es que te ves, mucho más de lo que imagine que podías verte con este bikini, Shiranui-san —exclamo con una sonrisa atrevida Takashi.

Dime, no quieres que lo estrenemos ahora —su mano frotando su bulto, se fue moviendo con más energía.

¿Aquí, quiere que lo hagamos aquí? —eso era excitante y peligroso. Eso solo hacia palpitar a su pene, cosa que Shiranui podía sentirlo con su mano aun allí.

Vamos, no sería bueno que salieras estando así —de rodillas se puso con todo gusto ante Takashi, empujándolo poco para que tuvieran mas espacio para jugar. Era un juego peligroso y eso les gustaba. Sus risas apenas si eran notadas mas allá de la puerta del vestidor y nadie lo notaba, aun así no iban a dejar que los descubrieran—. Mira este tamaño.~

Cuando abrió la bragueta de su pantalón estando de rodillas ante él, la punta de su miembro vino a golpear el rostro de Mizuki. Lo cual le pareció adorable, no se quito de encima el endurecido miembro de Komuro, de su cara.

Baje la voz, no vayan a descubrirnos —más era Komuro tratando de pasar desapercibido de todas las mujeres en los vestidores en junto a su cubículo. Una advertencia a la que Shiranui no escucho por completo.

Mmmm~ que sucio aroma —con la polla de Takashi sobre su cara, ella fue oliendo el pedazo de carne productora de placer que él tenia. Lo olfateaba como si fuera un perfume agradable, deslizando su nariz de arriba a abajo y de regreso a través de todo la dura verga de este joven—, esta es el pene que le gusta corromper a buenas mujeres, tan joven y tan intoxicante aroma. huele tan delicioso y su sabor.~

La punta de su polla sentía la cálida respiración de Shiranui y la mirada de corazones de la madura fue notada por su amante, que sin quitarle los ojos; la vio abrir la boca y con la lengua afuera vino a devorar la punta de su polla con hambre, llevándola más profundo en su garganta.

Shiranui le ignoro por completo, como ella misma lo dijo. El aroma y sabor del pene de Takashi la ha intoxicado, como un bebe bebiendo de una mamila así de hipnotizada se hallaba la madura llevando a cabo tan brusca técnica oral. Su lengua acariciaba la polla de su gigolo joven dentro de su boca como si fuera un remolino. Los labios de la madura tragando y escupiendo todo su miembro con tan velocidad, era clara la evidencia de cuando deseaba exprimir el contenido de sus bolas.

Intensa era esta mujer, tan solo tratándose de su lengua y el tenue sonido que producía con los movimientos de su boca. Que Komuro no pudo contener más. Sus manos en los lados del cubículo, sintiendo estremecer sus piernas cuando vino a soltar su descarga en la garganta de la mujer.

Voy a soltar mi semen, Shiranui-san.

Los ojos se le abrieron a la madura cuando su amante libero el contenido de su bolas en su boca. Una cantidad abrumadura, pero al mismo tiempo desataba un sentimiento romántico en ellas.

¡Uh! —exclamo Takashi ante la técnica oral de la madura en turno con la que follaba. Inmediatamente quito su mano sobre su boca para ocultar los gemidos de hombre que él estaba haciendo. Sabia que había mujeres en los vestidores en los lados estaban ocupados, dado las peculiares risas que llegaba escuchar—. ¿Shiranui-san?

¡Puaff! —cuando soltó la polla de Komuro de su boca y manchada de blanca semen sobre sus labios y algo en su nariz de todo el poderoso disparo de su amante, Shiranui le contesto—. Mira cuanto te corriste, tendré que comprar este bikini después de todo.

Dijo eso, pues no pudo soportar tan brutal descarga de jugos varoniles de su amante. Se escurrió de su boca el esperma de Takashi y mancho el imponente escote de Shiranui de blanco, antes de que lograra tragarlo. Fascinada, se puso de pie Shiranui para ponerse contra la pared del probador, inclinando su trasero, meneando el trasero para la vista de su amante.

Una clara invitación a ponérsela dentro, el tan delgado bikini de que llevaba puesto no hacia ningún esfuerzo por cubrir su vagina ni el agujero de su culo cuando Shiranui lo hizo resaltar.

Es hora de jugar en serio, querido~ —retiro el delgado hilo de bikini sobre su vagina, dejando ver como se encontraba ansiosa por tener sexo con él—. Vamos Takashi-kun, quiero que me la pongas y me hagas tu mujer como me lo hiciste en la playa.~

Shiranui-san ¿Puedo ser sincero? —Con una sonrisa en la cara se acerco Komuro, puso las manos en la cintura de la madura y la punta de su polla la froto sobre los labios de su coño. Su boca tan cerca del oído de ella, le dijo—. Ansiaba poder follarla otra vez.

Con cariño, mordió el lobulo de su oreja antes de besarla aquí e ir bajando hasta llegar a su cuello donde sus labios parecían descontrolarse por ella.

Yo también te eche de menos… y pensar que tan buena polla se encontraba en alguien tan joven —hacia todo lo posible por controlar su voz pero le parecía imposible a Mizuki. Los labios de su amante besando su cuello, sus manos que subieron de su cintura hasta sus senos, desde abajo comenzaron a apretar y frotarlos con lentitud de pasión; su pene grueso y lleno de vida besando su vagina—. Hazme sentirme mujer, Takashi-kun.~

A sus mujeres lo que le pidiesen. Dejo de saborear la piel de Shiranui con su boca para saborear las paredes de su vagina, audaz le introdujo su hombría haciendo que la mujer soltara un pesado suspiro lleno de orgasmo. Sus paredes se abrían con cada centímetro grueso con el que se deslizo hasta llenarla por completo. Lo sentía palpitar dentro de ella y entonces fue cuando comenzó a la acción.

Mientras que los vestidores adjuntos las chicas entraban y salían, ellos querían tomarse un largo, muy largo tiempo.

Shiranui-san, baje la voz o van a descubrirnos —empujaba su polla a buen ritmo, pero sin causar conmoción azotando su pelvis contra el trasero maduro de la ex actriz.

Lo siento querido… es que se siente tan fantástico… cuando pusiste tu pene la primera vez supe que ninguna otra polla iba a poder satisfacerme como tu la mueves —modero su voz, sus gemidos eran discretos y sus suspiros repletos en orgasmos eran pesados. Aquellas que estuviesen en los cambiadores a sus lados, podían sentir una vibra extraña viniendo a ellas—. Adoro… no, amo tu polla Takashi-kun.

Eso es muy atrevido viniendo de ti —llevo su mano por debajo de la pierna de la madura y la levanto, no paro de empujar su hombría en descontrol por la belleza de Mizuki Shiranui.

Ahogándose en un intenso orgasmo, lo tomo del cuello de su camisa Shiranui y jaló de él.

¡Cállate y besame!

Sus labios hicieron contacto, como los primeros tres hombres colonizando la luna. Fue seguido de un baile lunar de sus lenguas, bailando en la gravedad cero buscando dominar al otro, pero con cada segundo del vals. La sincronía de sus bocas se volvió más unida. Su polla seguía golpeando la puerta de su matriz, rozando en más orgasmos cuando la punta le rozaba en su mas sensible punto interno.

Shiranui-san —la agarro y la levanto, no paraba de darle más duro con su polla sosteniéndola en el aire, sus manos abrazándola por su espalda bajo. Su rostro en medio del mortal par que son sus pechos de la castaño oscura que siempre llevaba su cabello en un moño de orejas de conejo de largas cintas hasta el piso.

Sigue, Takashi-kun —sus piernas las envolvió en la espalda de Komuro para sujetarse de él cuando la hacia llegar al cielo, donde quería—. Ya casi… puedo sentirlo.

La amo, Shiranui-san… la amo —gritaba con su cara sin apartarla del valle de sus senos de 112 cm.

¡Takashi-kun, córrete conmigo Takashi-kun! —lo tenia abrazado con tan fuerza.

El disparo que hizo y el ultimo gran empuje que hizo, consiguió que la madura terminará sintiendo el orgasmo que tanto quería, abrazando al joven hombre que la hacia sentir en sus años de travesura juvenil que vivió.

Fue un intenso orgasmo. Nadie la escucho gritar pues ella decidió morder el hombro de su amante y mucha fuerza, reflejo del orgasmo que le hizo sentir. Sin embargo, una sola mojada no iba a ser suficiente para los dos aventureros desvergonzados.

Una vez, la capsula de sus labios alunizo y sus lenguas danzaban en gravedad cero. Pero fueron bajados a la realidad cuando un discreto toque continuo a la puerta vino a devolverlos.

Disculpe, querida clienta ¿Esta todo bien? Lleva treinta minutos en el vestidor —la voz de una de las ayudantes de la bodega interrumpió su nido de amor publico.

Lo lamento, esta todo bien. Saldré en un momento —respondió Shiranui estando en las manos de su gígolo y su polla aun hecha piedra dentro de su vagina. Pico a Takashi de su nariz para que la mirase y dejará de preocuparse en lo que le esperaba del otro lado de la puerta—. Vayamos a continuar con esto a otro lado.~

Termino su “no cita”, con el resultado que tanto esperaba. Pero solo era el punto de inicio de un nuevo capítulo.

Tuvieron que pagar el bañador de corte atrevido que le eligió a Shiranui luego de haberlo ensuciado. Pero lo pagaron con gusto, ignorando por completo que muchas miradas de la tienda estaban sobre ellos, tanto de trabajadoras como de clientas que entendieron como otras supieron lo que hicieron del otro lado de la puerta.

¿En serio, ese chico lo hizo con esa vieja? —incrédulas estaban varias jóvenes mujeres que pusieron la mirada en Takashi, antes.

Tiene la edad de mi hijo —dijo una de las maduras vendedoras.

Tiene la edad de mi madre —exclamo una de las muchachas, asombradas de lo que paso a un lado suyo en esos vestidores.

Pero hicieron total caso omiso a los comentarios de las todas ellas, saliendo Shiranui abrazando a su joven amante del brazo, muy melosa y Takashi con alta confianza como autoestima.

Llegaron a la casa Shiranui, donde la madura cumplió su palabra. Llevando a Takashi hasta su cama, lo empujo contra su cama. Le quito la ropa y ella se quito la suya, un desastre el que hicieron sobre las sabanas y la alucinante voz de Mizuki haciendo eco en la vacía casa del momento. Un orgasmo tras otro, acompañado de su traviesa voz era lo que lograba escucharse, hasta su voz llegar a una nueva escala musical cuando su amante la hizo alcanzar el nirvana. Una emoción desquisiante a la que llego antes con él, sin embargo en esta ocasión, Takashi era todo para ella.

Estoy en casa, mamá ¿estas en aquí? —una joven chica de pechos debajo del promedio y de piel morena bronceada entro la residencia Mizuki. Lucía alegre, pero esa sonrisa suya se le caería cuando al entrar mas a dentro de su casa vería algo inaudito—. ¡¿Mamá?!

Yukikaze Mizuki por poco y pega un grito al cielo cuando encontró a su madre estando de coqueta con un hombre joven en la cocina de la casa. No los halló teniendo un encuentro que ameritara que el pudor de la chica rebelde tapara sus ojos para no seguir viendo. Pero ver como su mamá estaba actuando melosa con este desconocido de su misma edad, frente a la estufa.

Vestidos, Komuro decidió sorprender a Shiranui preparando la cena a la mujer y un plato más luego de dejarla agotada en la cama tras divertirse todo el tiempo después del medio día, hasta el atardecer anaranjado en el horizonte. Ella bajo, antes de que su amante tuviera la sorpresa lista y si bien no la arruino, seguía acaramelada luego de todo con lo que continuaron en su recamara.

Shiranui abrazaba a su joven amante por la espalda, el regalo conferido del cielo presionando contra su espalda mientras sus manos las pasaba por encima del estomago de Komuro cuando trataba de acomodar el ultimo platillo. La risa que él no podía contener con las cosquillas que la madura le estaba haciendo. Parecia que a ninguno de los dos le preocupaba que uno de ellos tuviese una sartén la mano, caliente todavía.

Shiranui-san~ —contenía la risa Takashi sintiendo la gran trama de la taimanin sobre su cuerpo. Mano firme, no le permitía soltar la sartén y derramar el aceite en el piso de la cocina.

Quien es un chico maravilloso, quien es mi chico maravilloso —cumplidos que una madre puede dar a un hijo, o más bien; los cumplidos que Takashi nunca pudo escuchar de su madre cuando aun estaba viva y él aun estaba muy joven para ganárselos.

¡Mamá! —escucho gritar a su hija, Shiranui.

Dejo el juego a un lado, pero no por eso quito las mano de encima de su joven amante, solo se las puso en los hombros. Ambo voltearon a ver quien levanto la voz con toda naturalidad a pesar de todo.

Yukikaze, bienvenida hija.

Saludo con toda la tranquilidad del mundo la madura. Cinco minutos después y Komuro sirvió una comida para dos en la mesa de la familia de dos mujeres, de la casa Mizuki, él mismo se auto excluyo de acompañarlas.

Listo, la cena esta servida Shiranui-san —dijo, sin embargo no aviso de su auto exclusión a su nueva mujer amante.

¿No vas a cenar con nosotras? —pregunto con toda sinceridad y tristeza, Shiranui. Detrás de ella, su hija no estaba cómoda con la presencia de este chico ni el trato tan afectuoso que tenia con este.

No creó que sea… adecuada mi presencia esta noche Shiranui-san, será para la próxima cita —soltar esa bomba hizo quebrar de terror a su bronceada hija quien palideció al solo escuchar eso.

La mujer lo entendió luego de notar que la mirada intranquila de su amante caía sobre su perturbada hija. Así que correspondió con dejarlo ir esa noche, un beso romántico entre ambos a pesar de Yukikaze al fondo de la sala quien no paraba de sentirse perturbada mirando esto ahora.

Sentadas a cenar, no podía mirar a su soltera madre comiendo con todo el encanto del mundo con lo preparado por este otro chico que beso tan enamoradamente que rayaba en los sucio; por lo que mirar el platillo dejado por este le fue sencillo a Yukikaze. Pero se retracto cuando tomo el primer bocado de la comida hecha por Takashi y pronto se retrajo de lo que pensó en un comienzo de su sazón de haberlo probado. Rota su perspectiva culinaria de este tipo, decidió que tenia que romper el hielo en la cena con su madre, Yukikaze.

Mamá —la escucho hablar Shiranui, por fin—. ¿Quien rayos es ese chico, es de mi edad, sabes?

Si, se que tiene 18 años —respondió inicialmente la madura mujer con el pecho erguido de no importarle esta—. Aun así, él será tu nuevo papá.

Tal declaración la hizo que el pedazo de carne se atorara en su garganta de solo oír tal cosa inaudita por muchas razones.

Pero la historia no continua con el debate moral de la relación activa romántica entre una mujer de 46 años y un chico de 18 años. La edad es solo un número, a si y la cárcel solo una habitación.

Watase Otoha.

Ella es otra de las mujeres que Okabe Ruiko trajo como tribunal para la quema de brujas que lideraba esta mujer contra los actos demoníacos desatados por Takashi que atentaban contra la sana moralidad de las esposas del vecindario. Pero las raíces del mal ya estaban sentadas.

Comenzó esta otra historia con una chica albina de dulce carácter y una voz encantadora. Sin mencionar las curvas de su cuerpo que volvían loco a cualquier hombre, pero las vacantes del segundo harem de Takashi estaban cerradas.

Te quiero desde lo más profundo de mi corazón. Por favor, Komuro-kun se mi novio —el valor que tuvo que tomar esta chica para revelar sus sentimientos cuando trajo a nuestro ero protagonista a detrás de la escuela luego de clases, aun siendo de aulas distintas ella sabia de su existencia, pero él no.

Lo siento. Watase Nagisa-chan. Pero no puedo corresponderte —fue la desmoronadora que le dio Takashi. Cruel pero justo. Y verás por que.

Este momento que termino mal ocurrió antes del comienzo del harem de Komuro, y el momento que le sigue, vino en otro momento durante el ultimo verano de la humanidad.

Una mujer en sus cuarenta, se arreglaba desde su habitación con mucha alegría y llena de amor para una cita. Un vestido negro de coctel y un saco de mangas cortas sobre su espalda llevaba puesto cuando se pintaba los labios. 


 

El nombre de esta mujer, es Watase Otoha. Mujer madura, madre viuda y soltera desde hace diez años. Crio a sus hijas sola con éxito y una vida de triunfo laboral le sonreía. Lo que también parecía sonreirle era la suerte de haber conocido a alguien interesante a pesar de estar a mitad de sus cuarenta.

Mamá esta preparandose para su cita —sus dos hijas miraban desde detrás del marco de la puerta de la habitación, mirando lo alegre que se encontraba ella mirándose en el espejo, dando los últimos toques de su maquillaje. Sentía la alegría de su madre, su pelirroja hija mayor, con una sonrisa por ella.

Aun no nos ha dicho quien ha estado saliendo el ultimo mes —exclamo la albina hija menor de Otoha mirando con envidia sana, la suerte de su madre en el amor.

Oigan saben que estoy escuchándolas, saben —contesto, su semblante entusiasta por esta cita esperada no se iba a venir a abajo por nada—. Saben, tienen derecho a saber quien es el hombre con el que he estado saliendo este tiempo… todo a ido muy rápido.

Justo antes de poder contar su historia, el timbre de la casa alguien vino a tocarlo y Fuuka, la pelirroja hija de la señora Watase escogió mejor ir a atender a la persona que sea que estaba tocando su puerta porque no estaba preparada para escuchar la historia del interés amoroso que su madre tenia por el momento.

¡Si! ¿Quien es? —saludo con amabilidad antes de darse cuenta quien era el tipo que les visitaba. Cuando lo vio mejor, poco o nada le importo que Komuro Takashi venia muy bien arreglado y de gran porte hasta su residencia—. Komuro Takashi, que haces tu aquí ¿No tuviste suficiente con humillar a mi hermana rechazando sus sentimientos? —dijo su nombre y Fuuka Watase de inmediato vino a fruncir el ceño con recentimiento, sin darle atención al hecho de que su madre y su hermana menor venían bajando por las escaleras.

La albina menor sorprendida por la visita del chico que la rechazo, hizo que se lanzará a correr hasta quedar detrás de su hermana. Cosa que a su madre le pareció tierno, prestando nula atención a lo que pasaba.

Perdona, Fuuka. Nagisa —saludo por sus nombres, Takashi—. Pero no he venido por ustedes.

¡Takashi-kun, llegaste antes!~ —la voz enamorada de su madre escuchándose desde atrás de ellas, hizo a las dos levantar la mirada de sus hijas. Momento en el que su madre paso de largo de ellas con tan suave sonrisa en la cara. Un bolso cartera vino a tomar Otoha para ir con el hombre que venía recogerla.

Otoha-san, se ve preciosa —un cumplido bien puesto de Takashi.

El par de hermanas no entendía que estaba sucediendo, solo miraron a su madre ir hasta Komuro y tras un muy breve intercambio de palabras vieron lo insólito. Sin pudor alguno, madura y joven se besaron de tal adulta manera, poniendo Takashi su mano derecha en la cintura de la señora.

¿Uh, que esta pasando. Mamá? —pregunto Nagisa, asustada con estos sucesos tan indeterminados.

A pesar de tener la mano en la cintura de la rubia madura de figura de gran entonamiento, no la soltaba. No le incomodaba a la mujer, ni mucho menos confesar lo siguiente a sus hijas:

Lo siento, pero no había forma de contarles esto antes, niñas —tal vez, un poco acomplejada se sentía la madre con respecto a la verdad—. He estado saliendo con Takashi-kun todo este tiempo.

Inaudito era esto, aun mencionando el hecho de la gran diferencia de edades. Cosa que sus hijas no dudaron en recalcar este primer echo. Así como el hecho de deducir que dicha relación entre ellos tenia el mismo tiempo en que su hermana fue rechazado por el mismo tipo que ahora su madre estaba saliendo.

Habrá que mirar hacia atrás para saber mejor que ocurrió.

Ocurrió una semana más tarde tras haber rechazado a Nagisa, Komuro conocía la señora Watase dado la cercanía que tenían uno del otro, explicando mejor como es que la albina conocía a Komuro a pesar de casi nunca congeniar. Comportandose como un buen muchacho se ofrecía a ayudar a la mujer cuando necesitaba alguna ayuda, gran escusa que usaba para estar cerca de otra de las seductoras mujeres que el destino había puesto en el mismo vecindario donde vivía.

En la casa Watase, el pelinegro estaba sentado en la sala en compañía de la única adulta en la familia.

Gracias, por prestarme tu abrió el otro día para no mojarme, Takashi-kun. Espero que no te hayas enfermado por mi culpa —devolvía la prenda, lavada, seca y planchada a él extendiéndola.

Con el uniforme escolar puesto, Komuro tomo la ropa que le había puesto a la mujer para que no se enfermase con la lluvia torrencial que se soltó días antes, cuando de camino a casa se la topo en el mini mercado cercano y al salir el mal clima apareció. Tomo su ropa sin tanto problema.

Descuide, soy mas esta fuerte esta temporada —mintió Takashi, si se enfermo. Pero no quería ver una mueca triste en la madura.

Es la ventaja de ser joven —un halago que uso Takashi para alabar la belleza de la mujer, lo cual le sentó bien a Otoha, pero luego de ruborizarse por esto, decidió pasar al siguiente tema ahora que lo tenía a él cerca—. Takashi-kun, dime. Es cierto que mi querida Nagisa se te confeso y la rechazaste.

A pesar de la pregunta, no parecía estar molesta. En su lugar, Otoha parecía estar conflictuada. Takashi la miraba a directamente a la cara a pesar de sentir un pesar recorrer su cuerpo cuando la escucho. La expresión confundida en el rostro de la madura mujer era lo que veía.

Bueno… fue como vino a responder a la mujer en un principio, la vio levantar esa triste expresión suya y mostrar una sonrisa complicada.

Lo siento, pero es que yo alenté a mi hija a que lo hiciera —se sincero Otoha con mucha pena—. Eres un buen chico y pensé que serías un hombre adecuado para una de mis hijas y cuando escuche a Nagisa… bueno, fue lo que ya lo dije.

No hay oportunidad perfecta, cualquier momento pudo ser un buen momento para Komuro y mover la pieza del tablero para capturar su siguiente adquisición en el juego del deseo y placer.

Es buena chica —exclamo Takashi—, pero no es ella por la que me siento atraído.

Entonces, quien te gusta —pensó que su respuesta sería inocente de parte de Komuro, sin embargo la tomo por sorpresa—. ¿Takashi-kun?

Sus miradas se cruzaron, pero no tardo ni diez segundos y la madura mujer de la familia Watase pudo sentir la mano de Takashi tomando la suya cuando dejo su mano asentada en el sofá.

Otoha-san —pronunció su nombre deslizando cada palabra, antes de poner sus labios en los de la madura rubia. Fue impactante el atrevido movimiento que hizo el chico, pero no solo quedaría sorprendida sino también asustada por esto.

¡¿Pero que estás haciendo, Takashi-kun?! —grito, una vez se levanto de su asiento y dio un paso para atrás.

Tranquilamente Takashi se levanto y camino se acerco a ella sin parecer amenazante. Aun así, no lo fue relajante para Otoha. No logro dar tres pasos hacia atrás sin que sus pies tropezaran y por poco se llegase a caer de espaldas.

¡Cuidado, Otoha-san!

La agarró de su brazo, la sostuvo para no caer. De inmediato, jalo a la mujer y su mano izquierda vino a ponerla en la cintura de Otoha para sostenerla mejor. El movimiento fue tan repentino y brusco que Komuro vino a pegarla a su cuerpo quedando cara a cara. Uno asustado por el bienestar de ella, mientras que la madura estaba confundida, sin poder llevar sus ojos a mirar en otra dirección, una vez vio su reflejo en los ojos de Takashi.

Su respiración se agito por el susto que se dio, su gran busto pegado al torso de Komuro donde pudo sentir la pesada respiración que ella tenia hizo a su pequeño gran amigo reaccionar. Una cálida sensación que Otoha pudo sentir su transmisión, por debajo de su estomago.

Parecía inevitable, lo cual así fue. Algo en el joven del vecindario que veía con buenos ojos ahora lo veía como un hombre. Movió su boca hacia él, como Komuro hizo lo mismo. De ser un beso sencillo, se volvió intenso. Cargado de emociones conflictuadas viniendo de la madura mujer.

¿Que es esta emoción? —una emoción que hacia tiempo que daba por olvidada, Otoha. Sin saber que sus manos estaban en los hombros de Komuro, no llevaba sus ojos a ningún otro lado.

Otoha-san, estoy interesado en usted —declaro, una vez que soltaron los labios del otro. Pero no la soltó de tener sus manos en sus caderas.

Entonces vino el momento de conflicto en su ataque frontal a Otoha Watase.

¿Que, pero que dices? Sabes que soy una mujer mayor que tu…

Sin quitar la suave sonrisa en su cara, vino a callar a la madura con un nuevo beso, uno donde fue él quien la tendría callada.

...Soy madre de dos jovencitas —la beso por cuarta vez, siendo en cada ocasión mucho menos la negación de la mujer en el despertado deseo pecador que Komuro la hacia sentir.

Lo se y todo eso me pone tan deseoso por usted, Otoha-san.

Un ultimo ataque de sus labios y la mujer cedió totalmente, la lengua de Takashi atravesó el alambrado de sus labios y conquisto nuevas tierras. Sus manos en la cintura de la mujer bajaron de poco en poco, hasta acariciar su trasero y apretar la carne que ella tenia aquí.

Vayamos a mi cuarto —dijo la rubia, donde sus piernas temblaron ante lo que vendría a suceder mientras aun estaba en manos de Takashi. Su vagina pronto sintió un fuerte deseo por él.

Subió detrás de ella por las escaleras, donde cruzaron la puerta de la habitación de la mujer y tras poner el seguro lo encaro.

Otoha-san —suspiro su nombre, una vez que la vio quitarse su ropa delante de él. Todo se quito, tapando su zonas femeninas con sus propias manos, su rostro avergonzado era mas que evidente al sentir los ojos de plato sobre su cuerpo—. Su ex esposo es tonto por divorciarse de una mujer tan hermosa como usted.

¡Cállate! —por fin pudo quitar los ojos de Takashi por un momento—. No hables mal de mi ex esposo.

La engaño con otro mujer, una más joven y la abandono. Una historia que Takashi conocía y del que no hablaba. La hizo regresar la mirada cuando él en silencio, se quitara su ropa, sobre todo cuando lo vio quitarse el cinturón. El tamaño de su virilidad le dejo impresionada, pero se asusto cuando lo vio levantarse y tomar medidas que sobresaltaban el estándar de un japones promedio.

Es muy grande. Seria el pensamiento de Otoha con los ojos puestos en él sin poder desviarlos a algún otro lado.

Otoha-san —volvió a poner sus manos en la cintura de la mujer, descubriendo su cuerpo ante él de sus manos puestas encima—. Haré el amor con usted de tal forma que su ex esposo quedará como un tonto.

¿Cumpliría su cometido? Comenzó con suave intensidad. Su lengua acariciando el interior de su vagina, girando y revolviendo su interior, mordiendo sensualmente su clítoris así mismo los labios de su vagina. Era imposible para Otoha ocultar su voz ante la talentosa lengua de este muchacho.

Takashi-kun… se siente bien… nunca había sentido nada igual —decía la mujer sufriendo un orgasmo infinito, sus manos se aferraban a la sabana de su cama, como si fuera a caerse de aquí.

¿Su ex esposo nunca le hizo esto? —dijo, sin quitar la boca de su vagina, no sin antes mover su lengua como si fuera las aspas de una licuadora haciendo un batido con los fluidos de la madura que estaba reclamando para su harem peculiar.

¡Nunca, nunca me había sentido así!

Cambio su lengua por dos de sus dedos y siguió provocando la vagina de la rubia, sus gemidos se hicieron mas fuertes, la sensación fue mas de lo que nunca sintió. Sus piernas comenzaron a contraerse hasta levantar las caderas de Otoha flexionando las rodillas, momento en el cual vino a sentir un orgasmo sin igual que la hizo levantar las piernas cuando se vino en una expulsión fuerte de sus fluidos. Termino ensuciando la mitad de su cama.

Con sus dedos manchados por los fluidos expulsados de la madura mujer, limpio su mano con la lengua ante la vista de ella, le recrimino que no hiciera esto, pues eran fluidos sucios de su parte.

Adoro el sabor del jugo de la vagina de una madura mujer como usted Otoha-san —se lamió los fluidos en la mano como si fuera caramelo para él—. Es hora de los siguientes orgasmos se los produzca con esto.~

Se sentó sobre Otoha, específicamente por encima de sus pechos, no para usar la suavidad de sus atributos sino para poner mas la punta de su virilidad cerca de su boca. El olor que venía de su pene entraba en las fosas nasales, un fuerte aroma que la atraía a la corrupción moral y los labios de su boca fueron atraídos para ponerlos sobre la cosa de Komuro, comenzando con un beso.

Sin sus hijas en casa, Takashi no se preocupo por los gemidos en grito que dejaba escapar por su boca cuando su polla se volvía loca embistiendo contra el trasero de la rubia. Con sus brazos sobre la cama, Otoha trataba de mantenerse firme estando en cuatro.

¡Haaa! —grito tan fuerte, que no recordaba la ultima vez que llego a gritar de tan vulgar forma antes, Watase—. Tu pene… tu pene esta destrozando mi vagina… esto es demasiado.

No piense que seré mas gentil, Otoha-san —con una mano azotaba el trasero carnoso de la madura y con la otra se mantenía equilibrado sobre la cama, su polla hacia todo el trabajo—. Me gusta escuchar a las mujeres maduras gemir tan ferviente, supongo que su ex esposo nunca la hizo gritar de esta manera antes.

Los fluidos de ambos se mezclaban en un pegamento que se volvía cual chicle cada vez que Komuro azotaba su polla contra la vagina de la mujer.

¡Cállate! —grito complicada, su voz se escuchaba cortarse con cada empuje de su polla tocando lo más profundo en su interior, no podía pensar con claridad, el talento de Komuro levanto el muerto dentro de Otoha—. Hace cuatro años que no he tenido sexo… no recordaba que sintiera tan bien.~

Esas palabras fueron suficiente para Komuro. Se sentó sobre sus rodillas y llevo sus manos al estomago de Otoha, la abrazó. Levanto su torso, para pegar su espalda a su torso; Komuro. Puso su rostro en el hombro de la madura y tras sentirlo, volteó a verlo con claro remordimiento, pero eso no impidió que Otoha moviera primero sus labios a los de este joven, sus labios se movían y la pelvis de Takashi retomaba el camino dejado atrás, llenando a la madura con lo choques de su pene besando su final.

Le exigió gritarlo mientras mordía con deseo, su cuello a la mujer. Le exigió ser sincera y gritar que era mejor que su ex esposo. Sus manos tomándola de sus senos, apretando de ellos con fuerza, restregando uno contra el otro.

No puede ser… no puede ser que un jovencito de 18 años me este haciendo el amor mejor que mi esposo —su cuerpo la hacia desear llegar al clímax entonces. Watase no podía pensar en nada más que el llegar—. ¡Takashi-kun, haz que me corra, te lo ruego!

¡Vamos a corrernos juntos Otoha-san! —inesperadamente, vino a hacer uno de sus mas salvajes movimientos nuestro protagonista. Sus manos las deslizo debajo de los muslos de la madura y la levanto con la fuerza de sus brazos, con él de pue sobre la cama, empujando su polla con ferviente deseo de venirse pronto.

¡Takashi-kun… Takashi-kun…!

Serian los últimos gritos antes de perder su voz una vez que la mujer en sus manos se viniera y él lo hiciera dentro de ella. Empujando con violencia su polla en esos espasmos salvajes suyos dentro.

Al verla agotada se dejo caer Takashi, con su nueva mujer amante sobre él. Orgulloso de su cometido.

¿Esta bien, Otoha-san? —a pesar de tenerla encima, logro divisar la mirada perdida que puso la mujer cuando recobró la respiración tras ser agitada por él.

Te odio —la escucho decir, en un comienzo—. Como te atrevés a hacerme sentir de nuevo los placeres del sexo a una mujer de mi edad. Más vale, que te hagas responsable de esta ilusión, Takashi-kun.

Era ir por todo o no tener nada. Iría por todo y todo sería de él.

El reloj marcaba las once de la noche desde que comenzó su cita y Takashi caminaba por los barrios comerciales de Tokonosu a lado de Otoha, lado a lado hasta llegar a un hotel del amor con la madura. Era el mismo hotel al que traía a todas las maduras con las que tenia una aventura de peligro excitante, pero excitado era como se encontraba la mujer, dejando salir las ansias de volver a sentir su cuerpo.

¡Otoha-san! —grito en euforia Takashi.

Tomando iniciativa, Otoha empujo a su amante sobre la cama extra suave, como primer acto puso la polla de Komuro en su boca. El desliz de su lengua en orquesta con los sucios sonidos que ella hacia al chuparla era un disfrute audiovisual. Su boca no podía con todo y lo sabía, pero quiso saborearlo antes de envolverlo con sus pechos.

Te gusta esto, querido~ tu pene se ha puesto más grande que antes —exclamo Watase mirando ruborizada y contenta, a su amante.

La punta de su polla sobresalía de entre sus grandes pechos, el cual miraba con amorosos ojos la madura mujer. De sus pechos a su vagina, la cálida sensación de tener la polla de Komuro la hizo mojar, fue frotando sus pechos alrededor de su miembro con más velocidad mientras sentía un orgasmo producirse de solo hacer esto.

Siga así Otoha-san, ya casi… ¡Oohh! —un gemido de hombre dejo salir Takashi de su boca.

Erupciono como un volcán el semen de su pene atrapado entre las grandes montañas de la madura mujer, una fuerte explosión en todas direcciones. Un grito sensual vino a salir de los labios de Otoha siendo sus pechos los primeros en ser manchados con el semen y su rostro no fue excepción.

Sorprendida, pero sobre todo; excitada. Vino a degustar de su blanco fluido caído sobre su cuerpo, hasta limpiar todo y quedar con hambre de mas.

Se subió sobre su joven amante en medio de un largo y lascivo beso. Donde Takashi se dejo caer en la cama con los labios de Otoha sobre los suyos, hasta dejar de sentir respirar. Encima de él, la rubia madre de dos hijas miro con hambrientos ojos a su amante, con sus manos sintiendo los cuadro de su estomago. Un lavadero donde se tallaría esta noche.

Llevo esperando desde la ultima vez que me lo hiciste, Takashi-kun~ —bajaba sus manos, apreciando la firmeza de sus músculos juveniles. Levanto sus caderas y las posiciono sobre el erecto pene de Komuro—. Todo este enorme pene es para mi esta noche.~

Sin usar las manos, sin ayuda de él,

Esta muy ansiosa por este momento, Otoha-san. Su vagina esta apretando muy duro mi pene —vacilo un poco, sin embargo eso no arruino el ambiente. Su hombría se estremecía de gusto dentro de las prensadas paredes internas de la mujer de las Watase. Ella comenzó moviendo su cuerpo despacio, de poco a poco subiendo la intensidad, pero llegando a ser violento. Lo quería disfrutar lento y conciso.

Es tu culpa Takashi. Después de recordarme los placeres de ser mujer —acaricio su rostro con cariño, antes de volver a tomar riendas y cabalgar su polla—. Con esa actitud de chico bueno y saliste siendo uno malo, te gusta ir tras mujeres maduras como yo.

Eso es porque tienen los cuerpos mas deliciosos —puso sus manos en las tetas de la madura y con su boca se los fue comiendo lascivamente mientras ella se movía.

Suspiraba con pasión, la boca hambrienta de Komuro mordiendo sus pechos y chupando de ellos esperando obtener la leche materna con la que alimento a sus hijas. Pero aun por mas que chupara, no iba a salir nada de sus ubres.

Jejeje~ —carcajeo, a pesar de lo estimulante que era sentir sus pechos siendo devorados, también le producía diversión a Otoha—. Por mas que chupes mis tetas, no va a salir leche, Takashi-kun.~ Nagisa y Fukka se acabaron todo lo que había en mis pechos cuando eran unas bebes.

Eso hizo que Komuro dejara de saborear sus grandes atributos de frente. No lo tomo a mal ni como una triste noticia, para él esto vino a ser un desafío.

Entonces, solo hay una forma para que sus pechos vuelvan a producir leche y yo pueda saborearla —deslizo sus manos a los glúteos de Otoha y los apretó con deseo, deteniendo la rubia su trasero—. Seguramente sabe tan rica como sus labios, Otoha-san.

Aguanta —sus manos prepararon el terreno para entrar y su pelvis ataco, así como las tropas de asalto alemanas rompían la trinchera enemiga para abrir paso al verdadero ataque, ataco Komuro—. ¡Haa! —Soltó un fuerte gemido cuando su polla tomo la iniciativa—. ¡Takashi-kun, te pene me esta golpeando tan profundo!

Para disfrutar mejor, cambiaron lugares sin interrumpir la conexión de sus cuerpos. La madura se puso por debajo y su amante en la carrera, era él quien hacia todo. Ella solo tenia envuelto sus manos y piernas en la espalda de su gigolo. Si la salvaje polla de Takashi no era suficiente, golpeando en el punto preciso de su interior, su imparable lengua y labios saboreando su cuello, sus pechos y toda su carne… era un mar de orgasmos inacabables.

Sigue, Takashi-kun, sigue y no pares… no te perdonaré si te detienes ahora —gritaba la mujer, sus piernas envueltas sobre la cadera de su amante y sus brazos abrazándolo fuerte sobre su espalda, pegando su cuerpo sobre su cuerpo, sentir su respiración caliente en su escote y más… la llevo al clímax mas alto de su vida—. ¡Suéltalo… suéltalo todo dentro!

¡Me vengo, Otoha-san! —aviso antes de liberar todo lo que sus bolas procesaron tras sesenta minutos.

Cual duya pastelera rellena de crema glaseada, su polla exprimió todo su semen hasta rebosar en su interior. Su propio semen logro escurrirse a pesar de que su polla estuviese totalmente incrustada en el interior de la rubia o de que la vagina de esta se prensará de su hombría en pasión ardiente.

Me vine mucho —exclamo Komuro tras retirar su hombría y ver como se escurría todo del coño de Watase.

Si… lo hiciste —Otoha también podía verlo—, sin embargo. Una sola ronda no bastará para dejarme embarazada.~

Una buena invitación vino escucho Takashi, a pesar de sentir sus piernas entumidas, levanto sus caderas la rubia y abrió mas sus piernas, dejando ver el desastre venido de Komuro.

La noche aun es joven, querido —le mostró su vagina abierta a él—. Vente todo lo que quieras en mi, pero deberás hacerte responsable de lo que pase.~

¡Será todo un placer hacerme cargo de ti, Otoha-san!

Grito antes de irse sobre ella y seguir toda la noche, sin descanso.

A la mañana siguiente, Otoha estaba sentada en la sala de su sofá con su celular en mano intercambiando mensajes cursis y así como Komuro. No parecía importarle que sus hijas estuviesen allí también, mirándola con mucha preocupación.

Mamá, estas intercambiando mensajes con Takashi-kun todo el día otra vez —pregunto Nagisa con la preocupación en la cara.

Oh vamos, ustedes querían que yo consiguiera una pareja recuerdan —comento con una sonrisa, bajando el celular un momento, tras contestar al ultimo mensaje de Komuro.

Pero no nos referíamos a que salieras con el chico que nos gusta o bueno… —Fukka hablo de más—… el chico que le gusta a Nagisa.

No supo antes que a su hermana le gustaba el mismo estudiante que a ella.

Sepan que nuestra relación es enserio, niñas. No toleraré que hablen mal de su nuevo futuro padre —vino a petrificar a sus hijas, pero no le importo como lo tomaran. Otoha Watase lo dije, era su vida no la de sus hijas.

Que es peor, que el chico que te gusta te rechace por amar a alguien más o descubrir que el hombre con el que tu madre sale es el chico que te rechazo. O peor, saber que tu nuevo padre tiene tu misma edad.

Tal vez en otra historia ellas tengan oportunidad con Komuro Takashi.



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