Business and pleasure (Naruto x Harem)

Esta obra la estaré actualizando una vez al mes, para darme tiempo de seguir avanzando la historia y tenerles una actualización constante. Espero y les agrade.

Epilogo 3

 

Y si aquello que Venelana tuvo no fuese un simple sueño, mas que un extraño sueño resultará ser un hecho acontecido. Un destino cruel donde Rias vio a su esposo elegir a Grayfia sobre ella luego de intentar recuperar su amor por tras descubrir su infidelidad.

Decepcionada, quebrantada de su corazón como su espíritu; así mismo su hermano lo estaba también al saber que las hijas que tuvo después de Milicas: Lydia y Alisa, no eran sus hijas. La familia Gremory se desmorono. Un reino caido jamás se volverá a levantar siendo el mismo.

Mientras que sus padres siguieron siendo los embajadores de Alemania en japón, su hermano Sirzechs volvió a su nación con Milicas a Berlín, donde lo crió solo los siguientes quince años. En cuanto a Rias, ella se fue a otro sitió, uno que no le recordara al hombre que la engaño luego de entrarle todo lo que había en su corazón, eligiendo comenzar una vida de soltería lejos de japón, con su hijo. Lejos de su familia con quienes corto relaciones.

Que la vaya bien a Issei y Grayfia donde sea que hayan parado. Nunca supieron mas de ellos desde que Rias volvió sola de aquel viaje, llevándose a sus hijas sin hacer ruido. Hace diez años.

Ya no era más la mujer de Hyoudou, Solo era Rias Gremory. Pero tampoco sabia quien era esa mujer.

―¡Feliz cumpleaños, Ex! ―entro su madre con un pastel a la sala de su departamento para que su hijo compartiera con sus amigos ahora que estaban con él en la sala.

Con un pastel de glaseado blanco vino y cortes de chocolate blanco y amargo, gruesos en la parte de arriba que había comprado para su hijo como para los amigos de la escuela que trajo a casa luego de un día de clases, para celebrarlo.

Dejaron de prestar atención a la pantalla donde jugaban por turnos un juego de peleas para mirar la deliciosa que trajo la madura carmesí a la sala. El hambre se reflejo en las bocas de los tres amigos de Ex, mientras él se sentía incomodo. La vio entrar a la sala llevando un vestido azul oscuro de cuerpo completo, una cinta integrada a la tela de su blusa para que ajustara la prenda a su figura. Donde su escote relucía bajo su vestido que hacia que resaltará. Su larga cabello y su belleza conservada hacia que los suspiros de los amigos de su hijo se dieran por ella. Que vieran a su madre como una mujer de ensueño le molestaba.

―Gracias, mamá ―dijo, aparentando no mostrarse incomodo por la presencia de su madre por una razón.

―Voy a dejarlo aquí para ustedes ―lo puso sobre la mesa de centro para ellos, antes de dejarlos solos.

Rias se dirigió a su alcoba dejando a los chicos en paz, cerrando la puerta pudo quitarse la mentira de la cara, aparentar que esos muchachos que Ex llamaba amigos, sentía sus miradas lujuriosas sobre ella una mujer de treinta y ocho años que no negaba su belleza, pero que tras la traición de su esposo se preguntaba si alguien había en el mundo que la viera mas allá de su físico. Al menos estaba agradecida de que su hijo ya no pensara mas en la falta que su padre le hacia. Pero Rias si se lo preguntaba así misma, muy a menudo.

Ex entendía una cosa de eso, estos chicos que decían ser sus amigos solo estaban con él por su madre.

―Ex, amigo. Tu madre es candente ―escucho decir de uno de ellos cuando el carmesí intentaba tomarse en serio la partida.

―¿Que has dicho? ―respondió con enojo, bajo sus brazos donde sus manos sostenían el control para mirar con molestia a quien dijo eso estando a su izquierda.

―Tienes que aceptar que tu madre es la mujer mas sensual que hay ―quien estaba a su derecha vino a respaldar al anterior, usando palabras mas adecuadas. Pero no logrando que la cara en Ex cambiase.

―¿Como es que esta soltera? ¿Acaso tu padre es idiota? ―escucho decir al tercero que estaba sentado a los pies del sofá.

Ignoro las preguntas y todo otro comentario que hicieran respecto a su madre o de su padre que los abandono. Lo cual nunca ha tenido razones para contarles, Ex. No los consideraba sus amigos en realidad, apenas si conocía a estos chicos en la escuela a la que asistía. Si los ha traído a casa en el día de su cumpleaños es para que no preocupase a su madre.

Ex sabia el secreto de su madre, desde que la familia Gremory se separo a los cuatro vientos a lo largo de estos años a visto a Rias sumergir la herida que su padre le causo cuando los abandono. Noches en la que él se despertaba en la madrugada para ir al baño y encontraba su madre sentada ahogando la pena en alcohol. Vino para ser exactos, tal vez la noble familia Gremory ya no este en su gloria, sin embargo aun no perdían su elegancia y modales.

Ya no quería verla mas lamentándose en silencio, esa misma noche acabaría con las penas de su madre de una vez por todas. Una decisión que tomo con mente fría y sin planificar un día adecuado, decidió actuar esa misma noche de viernes.

La fiesta pequeña que tuvo Ex termino y cuando pensó que su hijo dormía, despierta hasta muy tarde, la una de la madrugada. Rias tenia destapada una botella de vino en la mano con la que servía su copa sentada a la mesa de su comedor. Con la luz encendida de la habitación en un departamento regular donde vivían, no presto atención cuando su hijo salió de la habitación pues ella se bebió a fondo la primera copa de esa segunda botella que se llenaba.

―Otra vez estas bebiendo muy tarde, Kaa-san ―escucho la voz de Ex en un tono pesado, estaba ebria pero no en su totalidad de ser irracional.

―¿Ex? ―reacciono sin tanta sorpresa viendo venir―. ¿Que haces despierto? Mañana tienes escuela.

―Mañana es sábado ―dijo, llegando hasta donde Rias. Tal vez si ya estaba comenzando a sentir los efectos del alcohol en su sangre―. Deberías dejar de beber.

―¡A donde llevas eso! ―le quito la botella de las manos y la copa a su madre, sin que intentará ponerse en pie, miro a Ex tirar en el fregadero todo ese vino que le faltaba por tomar, dejar de lado la copa sucia―. Yo iba a tomarme eso.

―Deberías dejar de ahogarte en el vino por él ―exclamo, luego de azotar la mano sobre el borde del fregadero tras lo ultimo dicho por su madre. La escucho responder que no sabia de que hablaba, Ex no era tonto. Cansado de que Rias aparentara cosas rompería el quinto mandamiento―. ¡Debes aceptar que papá nos abandono por favor, ya no quiero verte sufrir en silencio mamá!

El rostro echo piedra en la cara de su progenitora donde una lagrima se escapaba de su ojo derecho fue suficiente para Ex, entender que acababa de hacer mal.

»Lo siento, no quise gritarte.

―Tienes razón ―tranquila, Rias se puso de pie poniendo sus manos sobre la mesa para poder levantarse mejor―. He pasado los últimos diez años llorando por él… y...

No quería contarselo, ni lo hizo. Pero en redes sociales volvió a encontrar a Grayfia y a Issei pues lo había encontrado antes tras verlo borrar sus redes actuales de antes. En ese nuevo perfil de ambos, una foto recién subida hizo caer todos los tristes recuerdos que persignaban a Rias. Una publicación que venía con una foto, donde se veía a ex esposo junto a la que alguna vez considero su cuñada, muy unidos y junto a sus hijos verdaderos. Con un bebé en manos estaba Issei mientras Grayfia estaba preñada de quien vendría siendo el sexto hijo de su matrimonio creado en las alas de un engaño. Decían estar muy ansiosos de saber el sexo de su siguiente hijo.

Eso tenía llevado a Rias a un nuevo escalón en su depresión que vivía.

Su cuerpo de Ex se movió rápido y veloz cuando vio que su madre no pudo mantener el equilibrio al dar el primer paso. Sosteniéndola.

―¿Estas bien, Kaa-san?

―...Si… Podemos ir a tu cuarto, hijo. No quiero dormir sola esta noche ―la escucho decir, una tenue sonrisa puso cuando le miro, el rostro de su madre tan cerca del suyo porque paso su brazo derecho sobre sus hombros para sostenerla.

Puede malinterpretarse si alguien así lo quisiera, pero sabia del vació emocional que padecía su madre y entendía su petición. Dentro de su habitación, le pidió un momento y cuando Ex se iba a acomodar en su cama para darle espacio a su madre, frente a su espejo en las puertas de su armario, la vio quitándose su vestido. Cosa que a Ex altero en muchos sentidos, tapo sus ojos por respeto a su madre.

»Ex.

Escucho a su madre llamarlo, preocupado de verla mas de lo que debería, abrió sus dedos frente a sus ojos despacio, deslumbrándose cuando vio que no estaba en lencería, sino que también se había quitado esto.

―¡¿Mamá?!… mamá ―primero se sobre exalto, pero en cuando miró el rostro dolido en el reflejo del espejo cambio su tono.

―Dime, hijo. ¿Crees que soy atractiva para mi edad? ―pregunto, mirándose a si misma en el espejo. Fue haciendo poses sensuales de poco estiramiento, sin importarle que sus pechos y su pelvis se viera o que Ex la estuviese mirando―. Dime, crees que alguien me haría caso.

―¿De que estás hablando, mamá? ―la voz con la que le pregunto le pareció desalentadora, sin embargo solo fue el principio de su oración―. Eres la mujer mas hermosa que hay en el mundo.

―Tu crees ―no vio su reflejo de Ex, hasta que lo tuvo a su espalda y de pronto las manos de su sangre pasaron bajo sus brazos cuando las bajo, tomando sus pechos desde abajo con cálido tacto―. ¿Ex?… ¿Que haces?

Sintió la respiración de su hijo sobre su cuello. No lo sabía, pero este era el momento mas importante en su plan que tenia para su madre.

―Eres la mujer mas hermosa que he visto, madre y estoy cansando de verte así de infeliz por que el bastardo de papá nos abandono ―decía suavemente al oído de Rias mientras que ella solo se comportaba sumisa.

Los labios de Ex se depositaron sobre su cuello en un acto inesperado para su madre, gentiles caricias a las que no podía hacer nada mas que disfrutar. El paso de sus dedos sobre su voluptuoso cuerpo la hacían sentir aquello que no sentía desde hace mucho.

―¿Que es… que es lo que haces Ex? ―indefensa estaba, Rias. Culpa del alcohol con el que lleno su sangre.

Dejo de brindarle cariño, sin quitar sus manos de ella. Preguntándose Rias porque dejo de hacer eso, logro mirarlo y estando de rostros tan cercano uno al otro, un magnetismo los estaba atrayendo hacia él otro, lo cual no comprendía hasta que sintió los labios de Ex tocando los suyos. Esa sensación sincera que no experimentaba antes, por un momento volvió a sentir el tacto de un amor. Pero no era correcto.

»¿Ex?

Repitió su nombre confundida, Rias. Un fugaz beso muy prohibido. Vino a tomar a su madre de su mentón para que volviese a levantar su rostro para él.

―Kaa-san, quiero tomar el lugar que papá dejo vació en ti.

Una emoción mas fuerte se expandió por el cuerpo de Rias en un segundo beso que sembró Ex en sus labios, un beso mas profundo y apasionado hizo electrizar su cuerpo hasta su corazón.

―Ex… no podemos ―no aceptaría un no por respuesta, no la iba a dejar rechazarlo.

Donde las manos de su muchacho volvían a recorrer la piel de su cuerpo con mas lentitud, apretando su seno mientras que la mano que tenia sobre la pelvis de la carmesí bajaba muy despacio hasta tomar a su madre desde su clítoris y comenzar a acariciarla desde aquí.

La condujo hasta su cama, en un mar de besos. Dentro de las aguas blancas del pequeño mar donde dormía Ex, se quito la ropa sin cortar el lazo que unía sus labios con los de la mujer por la que no debía sentir esta clase de deseos apasionados.

―Por favor, mamá. No me mires de esa forma ―exclamo avergonzado cuando tomo distancia para quitarse la playera que tenia y mostrar su cuerpo a su madre.

―No puedo creer lo mucho que has crecido, Ex ―respondió luego de reír un poco y con mucho respeto. Pero en cuando dejo pasar su ultimo comentario, Rias vino a él, donde su mano tomo su aparato así como su muchacho le había tomado el suyo―. Sobre, aquí. Ya no eres mi niño, eres todo un hombre.

―Gr-gracias ―fue difícil para Ex contestar, la sangre corrió pronto caliente por todo su aparato con los primeros toque que le hizo Rias―. ¡Oh, Kaa-san!

Aun recordaba como hacer las cosas, siendo ella la mayor entre los dos. Comenzar era su deber, estando sentado en su cama Ex conoció el placer que puede provocar una mujer en un hombre con solo las caricias de su boca. Provocando sensaciones que solo pudo imaginar como se sentían.

El sabor de un pene impregnando su boca, el calor que este emanaba por el tacto de su lengua y sus labios siendo los que acariciaban esta zona hizo que Rias, los años sin practica no habían desecho los conocimientos de la hora del amor en ese momento. Pudiendo reconocer el momento en que la creciente venida de Ex estaba por venir sobre Rias.

―Aun no, Ex. Es muy pronto para que te corras ―dejo de darle placer oral. Para recostarse en la individual cama, abrir las piernas lo suficiente para él y que no pensara que ella era una sucia en desesperación―. Tienes que darle a tu Oka-san mucho placer primero.

Indefensa en la cama, con sus brazos extendidos hacia arriba cual sumisa forma se dejaba Rias a sus manos. Trago saliva antes de acercarse a ella, agarrar sus piernas para hacerse de un acomodo mucho mejor, donde su aparato tocaba la entrada de la carmesí. Una sensación extra sensorial que experimento Ex, una vez logro ponerla dentro de ella.

De Rias escapo un sonido atrevido y maduro con el primer movimiento de su muchacho ahora convertido en hombre, sin embargo solo estaban comenzando.

Torpe y apresurado, era como describió los primeros minutos de hombre de Ex; muy pronto fue que empezó a dominar el arte del amor. De suspiros de placer, a gemidos sinceros de lujuria iban saliendo de la boca de Rias sintiendo el cariño profundo de quien decidió llenar el vació que le dejo su ultimo amor, el único que jura haber tenido, hasta esta noche.

―¡Kaa-san! ―por fin sabía lo que era conocer el calor de una mujer, sobre todo el calor de la mujer que amaba.

―¡Sigue Ex! ―después de tanto, tenia un orgasmo que la llenaba―. Sigue empujando querido~ sigue empujando muy adentro de mami.

―¡Si!

Sentados sobre la cama, la carmesí madura montando la polla de su primogénito, sus brazos envolviendo el cuerpo del otro mientras de sus labios unidos, sus lenguas danzaban en un largo apasionado vals. El éxtasis inundando a ambos, sus cuerpos conectados que no dejaban de agitar en lujuria, tanta que ahora se movían al mismo ritmo del vals que sus lenguas llevaban a acabo. Pero no podrían mantenerse con ese mismo ritmo hasta el final.

Perdiendo el equilibrio, fue Ex quien vino a caer de espaldas en su cama, pero logro mantenerse unido a Rias. En ardor, Rias tomo control aumentando el ritmo con el que su trasero chocaba contra la pelvis de Ex, haciendo que chocara en profundidad contra ella.

―Creo que estoy a apunto de venirme… Kaa-san ―se movía tan agresiva que no podía asimilar. Su rostro lo tenia atrapado entre el par enorme con el que fue bendecida Rias. Cálida y acogedora sensación de los cielos, lo describió el carmesí.

―Esta bien… puedes venirte cuanto quieras, Ex ―aporreaba con mas intensidad su trasero―. ¡Suéltalo todo Ex, Dale toda tu leche de amor a tu madre!

Dicen que no es necesario pegarse una fuerte borrachera para despertar sin recordar lo que paso la noche anterior, con un fuerte dolor de cabeza. Es como despertaría Ex la mañana siguiente, suele despertar desnudo en su cama aunque vaya llevando una pijama antes de acostarse y al amanecer despierte sin nada puesto.

―¿Que rayos? ¿Acaso fue un sueño?―se cuestiono al despertar y levantarse sobre su mismo lugar de descanso. Tallaba sus ojos golpeados por la luz del sol, donde deslizo su mano pensando tocar el colchón de su cama, sintió algo blando―. ¡¿Madre?!

Sus ojos lo deslumbraron cuando miro bien que tenía a su madre durmiendo desnuda con él en la misma cama. Su mano tocaba uno de sus senos.

A pesar de estar recostada, estaba despierta mirando con dulces ojos al que le devolvió los recuerdos de placer de ser una mujer, ella miraba con mucho cariño, al muchacho que convirtió en hombre.

―Buenos días, Ex ―saludo Rias, estando desde su posición en la cama mientras que a Ex lo miraba pasmado.

Realmente paso, no fue un sueño. Palabras que pasaron a ser impresas en grande en sus pensamientos del joven carmesí, realmente aconteció, rompió los limites morales en la relación que hay entre él y Rias. Sin embargo, a pesar de ser. La madura carmesí estaba dispuesta vivir el juego. Al menos, hasta que Ex, conociera a una mujer de la que se enamorase de verdad.

―No puedo creer que en verdad... ―estaba atónito, incapaz de moverse vio a su madre levantarse y acercarse a él, tan cerca que no dudo en besarlo mientras Ex, se quedaba perplejo―… Kaa-san.

―Ex, mamá esta deseosa por recibir cariños matutinos~ ―escucharía su voz susurrando a su oído.

Tantos años viviendo en la depresión, la desolación y rechazo que le hizo pasar su esposo desde que la abandono que ahora por fin podía volver a sentirse viva, Rias Gremory. El niño que crió decidió rellenar su vació.

En la cocina, Rias intento preparar el desayuno pero Ex, al verla llevando solamente el delantal blanco de siempre, sin nada mas encima; se fue encima de su madre y no le permitió terminar lo que estaba haciendo para él.

Ex no lo sabía, pero acababa de salvar a su madre de encaminarse al séptimo infierno descrito por Dante. Haber buscado huellas de quien amo en el pasado y de su nueva vida fue un duro golpe auto infligido. El llenar de vino sus venas haría menos pensante la idea de terminar con su tristeza como su vida.

Ha salvado a Rias de morir por desamor, dispuesto en juramento de labios. Tomar el lugar dejado por su padre en el corazón de su madre. Siendo solo el tiempo mismo que dirá cuanto tiempo durará este nuevo amor para ella.

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