La cabeza de Takashi ahora tenia precio, tuvo el valor de ir de cara contra los capos del próximo grupo en la ciudad que se interponía en su misión de conquistar Japón para la nueva mafia de México. Pero el monto que tenia su cabeza no era nada comparado con el dinero que robo al dragón negro, mucho menos era este dinero si lo comparábamos con los ingresos diarios que ganaba la mafia en todo su esplendor.
-Es mas impresionante si lo miras desde arriba -dijo Morita junto a sus amigos y líderes desde un puente colgante bajo una bodega industrial que usaban para guardar el dinero robado de los bancos y camiones del dragón negro en tiempo record.
-Es mucho dinero... -comento estupefacto hirano -que haremos con todo esto, ¿Komuro?
-Nada por ahora, si el dragón negro quiere recuperar el dinero para su retiro debemos asegurarnos que el dinero sigue intacto.
Dijo, pues en ese lugar diez de sus soldados guardaban con armas sobre pesadas todo este efectivo como si se tratara de una casa de moneda o banco nacional.
-No podemos gastarnos un par de miles de dólares -comento Imamura -no creo que se den cuenta que les falte.
-Por favor, tu lo gastarías en una guitarra nueva o tratando de convencer a una madura que te quito lo casto -vacilo Takashi ya que conocía a su amigo y sus pasiones -úsalo en algo mejor.
-¿Que mejor que tener a una mujer con curvas madura haciendo tus fantasías mas pervertidas realidad -esto casi perturbo a Takashi, mas aun combinado con esa expresión llena de gula de Imamura.
-En serio a ti te urge estar con una mujer -comento, pero entonces Khota les robo la conversación.
-Con todo este dinero podíamos comprar hasta un tanque... no hasta cinco tanques rusos... ¡incluso un misil balístico nuclear de los americanos! -imaginaba el otaku tener semejante arma consigo en el momento.
-Cálmense ¿quieren? habrá momento para que hagan lo que quieran con el dinero, pero ahora debemos retenerlo hasta que den una respuesta -dijo Komuro -¿Morita? -parecía que uno de sus amigos no le escuchaba desde hace rato.
Actuando por impulso, Morita se subió al barandal y salto desde ese nivel del suelo hacía la inmensa pila de dinero como si se tratara a un estanque de pelotas o piscina, quedando cara arriba sobre todo ese dinero mirando a sus amigos.
-Lo siento pero no pude evitarlo, esto es lo mejor -dijo relajado sobre la enorme pila de dinero -¿saben que hace falta? -se le notaba relajado -una copa de licor en mi mano, y en la otra la teta de una hermosa chica que me acompañe en este momento para ser este sueño el mejor.
-"Bola de urgidos, pero si fuera yo quien estuviera allí, lo único que me haría falta es el licor" -mal pensó Komuro de sus amigos. La verdad, es que él ya no era casto, tenía experiencia sexual con mujeres y esa experiencia no venía gracias a Takagi, aun no la tocaba.
En fin, dejaron el lugar en paz. Confiaba en la eficacia, vigilancia y letalidad de los soldados que dejo a cargo del dinero.
-Oye, no tienes preocupación lo que dijeron -decía Hirano apenas abrieron la puerta de la camioneta que los trajo para volver -ya sabes, sobre que enviarían a alguien para matarte.
-¿Cierto? Pensé que estarías preocupado, viejo -dijo Morita.
-A mi abuelo lo amenazaron en sin fin de ocasiones, nunca se preocupo -contaba Komuro -el me enseño que hay cosas que deben preocuparte mas que morir.
-¿Como que? -pregunto su amigo rubio.
-En mi caso... reprobar en los siguientes exámenes.
Dijo pues a pesar de haber vuelto a Fujimi tras desaparecer por casi más de un mes, aún conservaba la escuela su historial manchado de segundo año que aún debía aprobar. Con ayuda de Takagi tenía la esperanza de pasar aunque sea con un milagro.
-Vamos no es tan difícil, hasta un tonto como tú debe saber hacer este tipo de ecuaciones, son las que nos enseñaron en primer año -Saya daba todo su conocimiento para enseñar a Takashi estando en la biblioteca de la escuela después de clases.
-¿Revisaste mis calificaciones? Matemáticas son un problema para mí -exclamó Takashi harto de tanto pensar en las sumas -solo pase esa vez porque me dejaste copiar de tu exámen.
-¡Nunca me dejaría copiar por un tonto! -se ruborizó por pensar que le tendría clemencia en ayudarlo a pasar un exámen de forma tramposa.
-Esta bien, miento, te copie -soltó el lápiz relajándose un poco de la libreta.
-Y aunque lo hiciste solo sacaste 66 puntos esa vez -comentó.
Podían hablar con mucha confianza estando en la biblioteca, no había ningún alma en el lugar como suele haber en la mayoría de ocasiones después de clases.
-Hubiera sido muy sospechoso que alguien con mi intelecto pasará de el último examen con un cien por ciento luego de pasar los anteriores con solamente 60 puntos por exámenes parciales de matemáticas -lo decía muy relajado el pelinegro -para eso te tengo a ti, para ayudarme. Después de todo, tu ayudaste a orquestar el robo al banco del dragón -Takashi se levantó y camino hasta quedar detrás del asiento de la pelirrosa para dar un pequeño masaje a sus hombros para decirle al oído -que más podía pedir de la chica más inteligente y hermosa de Fujimi que tengo por novia -mordió con lujuria esa parte carnosa de la oreja de Saya.
-Komuro... -se puso algo caliente la pelirosa cuando sintió que dejó de morder su oreja para sentir la lengua de su novio pasando por su oído.
Estaban calientes debido a su edad. Podía pensarse que aprovecharía el hecho que no había nadie en la biblioteca para subirla a la mesa y montar allí. Aunque realmente, no tenían todavía sexo entre ambos, y ninguno ni el otro parecían estar decididos a dar semejante paso en su joven relación.
-Deberías preocuparte más por tu cabeza así como te preocupas por los exámenes, bobo -dijo Takagi apenas el pelinegro dejo de lamer su oído -que hayas ido personalmente con los líderes del dragón negro fue una tontería.
-Temes que me hagan algo -pregunto dado al tono de la preocupación de Saya.
-¿Y tu no?
-Me preocupa más tu seguridad -dijo Takashi -con lo que paso antes.
Hablo en serio, más le preocupaba la seguridad de su novia que la suya. Pues no importaba a dónde iba el prefería moverse solo o ir únicamente con uno de sus sicarios, pero a su novia le había puesto a su segundo sicario como guardaespaldas de Takagi así como el padre de Saya había asignado a diez de sus hombres como guardias personales de la chica en todo momento.
-Te prometo que al próximo que te intenté hacer daño, sufrirá tanto que hasta sus hijos lo sentirán -una promesa que estaba dispuesto a cumplir.
Esa determinación le fascinaba ver en el tonto que se enamoraba. Después de todo había cerebro dentro de esa cabeza.
-Se hace tarde, ya deberíamos volver -exclamo Takashi notando el tono rojizo del sol en el cielo que veía por las ventanas.
No antes de irse iba a devolver los libros que tomaron para poder ayudar a Takashi con sus estudios. Saya devolvía el ultimo de los libros al estante al momento que alguien le hablaba a sus espaldas.
-Debe quererte mucho si dice esas palabras -una voz desconocida para Saya la hizo voltear y ver a una chica de cabello morado y falda larga con el uniforme de la academia -no se escucha seguido a un hombre decir eso.
-¿Quien eres? -pregunto la pelirrosa confundida por la declaración de la desconocida estudiante.
-Perdona mis modales, soy Busujima Saeko de tercer año capitana del club de kendo -se presento con formalidad.
-¿y?... estabas espiándonos -pregunto Saya dado que entendió que escucho la conversación que tuvo con Komuro.
-Seria descortés oír las conversaciones de otros -exclamo pacíficamente -pero suponer que estaban solos en este lugar, pues...
-Si es todo lo que tienes que decir -hablar con ella fue demasiado para Saya, mas lo fue cuando hablo acerca de ellos, al parecer la tal Saeko agarro un cierto interés en el chico cuando menciono sobre las palabras que le juro él a Saya.
-Eso y que me permitieras el libro que acabas de regresar, vine para consultarlo y veo que lo estabas ocupando -exclamo Saeko con una ligera sonrisa.
Entonces le entrego el libro. No intercambiaron palabras por el momento, había algo en la senpai que a Takagi le disgustaba, pero no quería deducir una rápida conclusión sin antes tener pistas.
-Vamos -dijo molesta, cuando volvió con Takashi para llevárselo fuera de la academia.
-¿Paso algo? -pregunto el pelinegro pero solo le tomaron de la mano y cual perro con correa se lo llevaron.
Sin embargo, Saeko logro verlos; y verlo a él, era quien mas le importaba. ¿Porque? Lo conocía.
-Porque tu... -dijo Saeko apenas lo vio alejarse una expresión afligida se vio en los labios de Busujima.
¿Acaso Saeko conocía Takashi? ¿De donde? ¿Por qué se afligió entonces?
Volviendo con sus colegas a la guarida, recibió noticias; al parecer uno de los lideres del dragón negro había considerado su oferta y quería hablar con él personalmente. Dentro de los enormes estacionamientos subterráneos públicos del territorio reclamado por Takashi, este cabecilla esperaba junto a un par de sus hombres hablar personalmente con el chico que había puesto en jaque con un solo par de movimientos discretos a una de las bandas mas temidas de Tokonosu.
-Aquí esta -dijo el capo apenas vio como cuatro carros con ventanas polarizadas entraron en formación al estacionamiento donde nadie se encontraba, cosa que se habían asegurado.
Rodearon al auto principal del capo del dragón negro, y de cada auto, bajaron tres guerrilleros bien armados para custodiar a su líder, tal vez sea solo un niño, pero era mas letal de lo que aparentaba y de lo que podían decir de él sus calificaciones.
-Buenas noches, cuanto me alegra que uno del dragón negro realmente pensara bien mi oferta, veras que es muy generosa -dijo Takashi encarando al hombre sin temor que él con algún movimiento repentino terminara clavándole un arma punzante.
-Si lo que dijiste ese día era enserio, tengo mas que perder que solo dinero niño -exclamo el hombre, su nombre era Rouji Kishimoto -pero quiero asegurarme si eres tan bueno como tu dices ser.
-¿Quieres pruebas acaso? -parecía que el hombre.
-Un pequeño favor -comento Kishimoto.
-No me has jurado lealtad y ya quieres un favor -exclamo molesto Komuro -¿de que se trata?
-Lo que robaste del camión no es realmente todo el dinero del dragón negro -contaba -hay una bóveda debajo de uno de los casinos de la zona alta en Tokio que controla el dragón negro, en su interior descansa el doble del dinero sumado que nos robaste del banco y del camión de doble remolque que asaltaste.
-Me dices esto porque... -le parecía demasiad tentador a Takashi todo ese dinero.
-Tu sabes, que quien dirige al dragón negro no somos nosotros, solo somos peones en su tablero de juego. Pienso que contigo como su oponente, obtendré mi boleto de salida del bajo mundo y tener una vida normal para mi esposa y mis hijos -comentó Rouji.
-Y quien ese líder del que me hablas -exclamo Komuro sin mostrar tanto interés.
-Un político, Ichiro Shido -declaro Kishimoto.
-El ministro del gabinete -sonó interesado, se entero tarde que este hombre era el responsable de una sola cosa, perder a Rei. Pero aunque ya no le daba mucha importancia a ella, si tenia interés por el hombre -es muy pronto para atentar contra la política de este país.
-Tarde o temprano te toparas con ese hombre -Rouji sonaba muy serio -no vacilaría si fuera tu.
-Lo se, mejor eliminarlo pronto -exclamo Komuro -quieres que mate a Ichiro Shido ¿porque?
-Me quito algo importante cuando tenia tu edad -exclamo -pensé que infiltrarme en el dragón negro y acercarme lentamente a él seria suficiente para matarlo, pero viendo tu talento.
-Me conmueves -dijo -eso no basta para asegurarme que estas conmigo. O que me mientes para llevarme a una trampa.
Hizo un gesto y sus hombres fueron por el chofer que trajo a Rouji y lo puso de rodillas por la fuerza.
-¡¿Que estas haciendo?!
Takashi saco una pistola que cargaba consigo, lo quito el seguro y la entrego a Kishimoto.
-Úsala, y dispárale a tu chofer -Takashi puso la pistola personalmente en las manos del hombre.
-¿Que? -sonó incrédulo ante tal desafío de iniciación.
-Oíste al jefe idiota -otros de sus soldados apuntaban sus armas contra Kishimoto. Pues si no cumplía, una ráfaga de balas caerían sobre este mentiroso.
-Rouji-sama... -el chofer sonaba aterrado con lo que iba a pasar.
-Que esperas, demuéstrame que juras que es verdad lo que me acabas de contar y disparale -repitió y aclaro Takashi, sin embargo el hombre se veía indeciso y temeroso, podría matar al chico que había conseguido verlo como un hermanito o amigo -vamos... lo haces tu -Takashi saco otra pistola -disparas tu o lo hago yo.
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