Cuando eres niño, todo el mundo te parece nuevo e interesante, todo te parece único. Incluso las personas. Pero siendo un niño no siempre recuerdas todo como uno quisiera. A veces todo lo que recuerdas es una pequeña pero simple promesa infantil en la que una niña que consideraste bonita te prometió ser de grande tu esposa, cosa que se convierte en todo para ti, pero otros recuerdas bellos momentos contigo que tu ya ni recuerdas en esa era dorada en la quedáis a gritos ser adulto, pero ahora que lo eres quieres volver a ser pequeño, porque entendiste que el mundo es una mierda.
Sin embargo, lo que importa en este momento en medio de una batalla a muerte entre una asesina espadachín de katana y Takashi Komuro, su plan para tomar el código con el que pondría doblegue a un político corrupto, había sido una trampa. O al menos eso pensó su enemigo al ver el escenario.
-Tu de nuevo... ¡¿creíste que no te volvería a encontrar?! -exclamo Komuro tras esquivar el ataque de la asesina, esta resulto ser una chica de su edad, posiblemente un año mayor que ella, pero algo era seguro para Takashi, una; pera bonita, segundo; su rostro lo había visto algún otro lado -...¿quien eres?
El dolor y la ofensa con su pregunta, matarlo seria mas doloroso de lo que calculo la asesina, después de todo, él es... o era alguien importante en algún momento de su vida.
Flashback
"No debía de sorprenderme de que no me recordara, hace diez años exactamente la ultima vez que nos vimos, cuando éramos unos niños, cuando se volvió... la persona mas especial para mi" eran las palabras de la asesina peli morada cuando su subconsciente revivía esos efímeros y cortos recuerdos como una película que casi nadie recordaba.
Hace diez años en Tokonosu, ella asistía al dojo publico de su padre en el templo budista de la ciudad. Aquí, como una estudiante mas, conoció al peli negro que ahora enfrentaba con el fin de asesinarlo. Pero en esos días, solo era otro chico mas que su padre aceptaba como discípulo como otros.
-Estudiantes, hoy se une a nosotros un nuevo aprendiz para el arte de la lucha con espada, su nombre es Komuro Takashi -detrás de este maestro de un arte milenaria,
-...Un gusto... estoy listo para aprender con ustedes -se presento el chico que con un poco de nervios se asusto de los miembros que estudiaban.
Aquí no había separación de edad para dar clases, ni por géneros. Hombre o mujer, niño o anciano, joven o hombre de familia, quien estuviese dispuesto a aprender era aceptado. Una enseñanza que el docente de esta recreativa institución enseñaba, sin embargo una niña de cabello morado parecía disgustada con el nuevo integrante, esa mirada llena de temor en él no le agradaba nada.
Tan solo una semana había pasado de su ingreso al dojo cuando comenzó el bully por parte de la pequeña espadachín llamada Saeko.
-¡Auch! -se quejo Takashi cuando cayó al suelo, luego de ser apaleado por Saeko luego de una "practica personal" cuando nadie miraba del dojo ni estuviese cerca de ellos -eso dolió.
-Eres pésimo -dijo Saeko cuando niña, apuntando con la punta de su arma de madera a la cara del pequeño Takashi -no tienes fuerza ni habilidad, llevas una semana y ni siquiera aprendes a tomar correctamente el mango del bokken.
-Perdón... -Takashi trataba de ponerse de pie pero entonces un golpe directo a su cabeza y con fuerza -...¡wuaaa!
Lloro con fuerza a causa del duro golpe en su sien, tanto que Saeko quería molerlo a golpes hasta cansarse, o mas allá... pero porque el odio a Komuro cuando pequeño.
-Takashi, vamos es hora de ir a casa -exclamo una mujer que recién había llegado hasta arriba de las escaleras que dan al templo, solo para recoger a su hijo.
Cuando escuchaba su voz, como si de un botón o programa dentro de la mente de Takashi, el pequeño peli negro dejaba en automático de llorar, secaba las lagrimas de su cara a se levantaba y limpiaba las manchas de tierra o polvo que hubiesen sobre su ropa, para levantarse e ir con una sonrisa en la cara de oreja a oreja para ir a ver a su madre. Ese era el motivo de su ira, verlo tener a su madre mientras que Saeko, hacia un mes que su madre les dejo a ella y su padre sin decir adiós...
Todos los días era lo mismo, cuando la pequeña peli morada regresaba a casa y en las noches, cuando debía estar durmiendo para poder ir a la escuela, ella miraba por la ventana de su casa hacia la calle, esperando que su madre volviera del mismo modo que se fue de su hogar, en silencio por la noche. Su padre no hacia nada por saber de su esposa, pues aunque lo lograse, su esposa se fue con la petición de no ser buscada. Cosa que Saeko no entendería hasta tiempo después de lo sabría, pero en ese tiempo, odiaba verlo a él ser recogido por su madre, aunque otros estudiantes (niños) igual eran buscados por sus mamás, Takashi era al único que trataba así.
Por casi medio año, Takashi soporto paliza tras paliza provenientes de Saeko cuando niños, y siempre era lo mismo, llorando y secando sus lagrimas cuando su madre viniera a buscarla, solo entonces reconoció algo en él, sin importar cuando le pegara o le lastimara, al final él sonreía para su madre, todo dolor que le infligiera desaparecía cuando ella aparecía. Ojala así fuera con ella, pero no, con el pasar de ese tiempo su dolor aumentaba, hasta comprender Saeko que no volvería a ver a su madre.
-¿Porque lloras? -pregunto Takashi después de la clases del dojo, encontrando a la peli morada llorando en silencio detrás de un árbol.
-Que te importa -seco sus lagrimas pues no quería que le vieran llorar. Quiso ahuyentarlo con esa negatividad, pero entonces él se sentó a su lado e hizo algo que le incomodo así como le lleno de calor, un calor amable -¿porque me abrazas?
-Cuando lloró, mi mamá me abraza para que deje de llorar, sino lo hago, me pregunta porque lloro hasta que le cuente -conto el niño pelinegro sin dejar de abrazarle.
-No lo entenderías aunque te lo contara... -quiso mantener esa aura malhumorada.
Mas como su madre le hacia él le abrazo hasta que por fin consiguió sacarle el porque de su llanto, escucho entonces que su madre le había dejado sin despedirse.
-Eso... es triste -exclamo el pequeño Takashi tras oírla narrar su aflicción -sabes, a mi también me dejo mi papá.
Eso movió algo dentro de los sentimientos de Saeko, tal vez... eran mas parecidos de lo que pensaban.
-¿Entiendes lo que siento?
-No, mi mamá dijo que mi padre la abandono a los pocas semanas que yo nací, no tengo recuerdos bonitos como tu y tu madre -exclamo, aunque era algo cierto que Saeko mantendría los pocos recuerdos felices que tuvo con su madre, eso no quitaba de encima el hecho de que la necesitaba, necesitaba su calor -ten -en su palma Takashi le entrego algo a la peli morada.
-¿Una piedra? -exclamo Saeko mirando el inusual regalo que le daban.
-Una piedra en forma de corazón, la encontré por aquí -conto el chico -pensaba dársela a mi mamá pero creo que esta bien dártela a ti -exclamo Komuro.
-Es... bonita -comenzó a apreciar la rara figura que era esta roca simple.
-Claro que lo es, es bonita igual que tu... pero tu lo eres mas -dijo y entonces un recuerdo, una seria de recuerdos vinieron a Saeko.
-...es bonita hija, pero tu lo eres mas Saeko~-era algo que decía su madre Asagi, cuando Saeko encontraba algo lindo o bonito y se lo daba a su madre, pero siempre que lo aceptaba ella le decía esa frase al final.
-Gracias, Komuro Takashi ¿verdad? -se ruborizo por primera vez después de mucho, cambio su percepción del chico.
-¡Si!
Una hora conversando con él basto que para que desde niña, Saeko Busujima terminara enamorada de él desde ese día, aunque no procesarlo correctamente su mente en ese momento, pero el pasar del tiempo añorándolo le hizo darse cuenta que se enamoro de Takashi ese día.
-¡Takashi, es hora de ir a casa! -su madre había venido a recogerlo como siempre después de esa hora.
Después de ese día, el trato que le daba al pelinegro cambio por completo, comenzó a ayudarlo a mejorar sus posturas y técnicas aunque en realidad él mas que malo, parecía que entrenar con la espada no era realmente su dote. Algo era seguro detrás de esto, que a pesar de ser terrible con las técnicas enseñadas, él seguía allí levantándose. Lo cual comenzó a gustarle a Saeko a pesar de ser niños.
Pero así como ella tenia pocos recuerdos de su madre antes de irse, también tuvo pequeños recuerdos con Takashi antes de que desapareciera de su vida. Pues un día dejo de asistir, y esto entristeció a la pequeña peli morada, su padre le conto que la madre y el chico viajaron fuera del país y que seria un largo viaje, no había probabilidades de que volviese a verlo, y no lo hubo durante muchos años.
"Te fuiste sin despedirte, y te encontré cuando toda esperanza de volver a verte, casi desaparecía por completo" reflexionaba Saeko.
Al entrar en la preparatoria, había encontrado a su madre después de mucho, sin embargo no era la misma mujer que ella quería cuando niña, había vuelto adquirir su vieja actitud cuando asesina o mercenaria antes de tener familia propia, podría decirse que por un instante desconoció a su hija. Lo cual casi dejo una marca en Saeko, gracias al entrenamiento físico y mental que su padre le dio, pudo con ello, mas nunca pensó que en ese mismo lugar encontraría al chico que con el pasar de los años, dejo una marca en su corazón.
-¡Cuidado! -gritaron cuando dos estudiantes tropezaron en los pasillos, Saeko bajaba de las escaleras con un papeles en manos que le tapaban la vista, piso mal y fue contra el suelo estando a cinco escalones arriba.
¿Que?.... -salió del golpe que termino siendo mas o menos suave a como lo presintió Saeko, solo para ver a un estudiante de primer año debajo de ella, aterrizo sobre un pobre diablo que había pasado por allí -lo siento ¿estas bien?
-Algo... -se levanto adolorido por su caída y el aplastamiento que le dieron -¿tu estas bien? -pregunto cuando se levanto del piso y miro a la que le cayó encima, pero una cara petrificada era la que le miraba proveniente de ella -...oye en verdad ¿te sientes bien?
-Si, yo lo estoy -recupero la compostura y recogió con ayuda de Takashi, los papeles que se le cayeron -Gracias, y perdón.
-No paso nada -exclamo.
Quiso preguntar su nombre, tenia la corazonada de que fuese él. Su cara era la misma de ese pequeño amigo suyo que robo su corazón.
-Komuro ¡vamos viejo!
-De prisa Takashi, la profesora Hayashi nos volverá a dejar fuera del laboratorio.
-Espérenme, tengo que irme -dijo tras ayudar rápido a la chica que no reconoció como ella lo hizo con él. Estaban en primer año el peli negro, mientras ella cursaba el segundo año.
La peli morada se quedo atrás, mirando alejarse, ese chico que alguna vez en la infancia se dedico a molestar y de un instante a otro robo su corazón, sentía que latía rápido otra vez.
-Komuro Takashi, nos reencontramos -sonreía para entonces quien solamente era una miembro mas del club de kendo, y no la capitana todavía.
Fin del flashback
De vuelta al tiempo real, en medio del asalto a la casa del yakuza del dragón negro rastreados gracias a la magia de la tecnología y por Ricardo quien había entrado al sistema remoto de las cámaras de seguridad de la mansión, podían ver apenas duras la pelea que entre la espadachín y el pseudo sicario.
-¡No puedo ver! -Saya tenia los ojos tapados mientras el hacker y dos de los amigos de Komuro veían la pantalla de la computadora con la transmisión de lo que pasaba en vivo, sin embargo era mentira que ella tenia miedo por lo que le pasara -¡dime que le esta ganando a esa zorra! -se acerco al monitor hasta tapar todo -¡¿porque no se escucha nada?!
-Porque el maldito se ahorro dinero y solamente compro cámaras fijas blanco y negro, sin sonido -dijo Ricardo -¿no ves la calidad ultra HD? -uso sarcasmo.
Como dijo, apenas si se distinguía bien que paso, pues su lucha apenas si entraba en el rango de la cámara. Lo mas que llegaban a ver era que Takashi esquivaba cada ataque de la peli morada que sin cubrirse la cara, Komuro seguía sin poder reconocerla. Solo se movía a esquivar cada ataque.
-¡Vaya que estas comprometida a matarme! ¿eh? -dijo cuando la llevo a la sala y logro ponerse de un lado de la mesa mientras Saeko quedaba del otro lado de la mesa, pero entonces ella de un salto que solo un ninja podría hacer -¡espérate! -una vez mas ella casi degolló al peli negro.
-¡No huyas! -exclamo enojada la asesina.
Solo logro entrar en la sala y ella le alcanzo, lo derribo una vez mas. Sus piernas estaban sobre el pecho del chico inmovilizando sus movimientos, confundido estaba él pues noto que la duda de si realizar el siguiente movimiento que podría acabar con su vida.
-No puedo... Simplemente no puedo -las manos de la espadachín temblaban mientras la punta de su arma por unos centímetros caía entre los ojos del chico.
-En serio... me perturbas -quería saber porque ella actuaba así, al igual que esa noche, no podía ver con claridad su cara, el foco quedaba por encima de la cabeza de la chica por lo que su rostro estaba oscuro -¿quien eres?
-En verdad no me recuerdas -dijo y soltó su arma lejos de ambos, sin dejar que el pelinegro se moviera para ella se sentón encima de Takashi y al acercar se pudo ver claramente su cara -¿me recuerdas?
Dos cosas que ruborizaron a Komuro en ese momento, ver iluminado el rostro de la asesina revelando que poseía una muy linda cara, a la vez que una expresión cautivadora gobernaba su cara.
-¿Me recuerdas, Komuro-kun? -grandes eran sus esperanzas de ser recordada por él.
-Eres... ¿no eres la capitán del club de kendo? -exclamo. ¿Tenia mala memoria acaso? O la única infancia que tuvo era ese recuerdo de una promesa de meñique que se rompió.
-Eres cruel -se decepcionó una vez mas -yo que guarde un lugar para ti en ser todo este tiempo.
Mas no sabían ambos, ni siquiera quienes vigilaban fuera de la casa desde un lugar remoto, que a varios metros en el bosque entre los arboles, una pequeña mujer de unos 19 años vigilaba el proceso de la misión de la Busujima quien seguía allí sin matar a su objetivo por segunda ocasión. Todo esto mientras ella vigilaba con binoculares de rayos equis de procedencia militar de gama secreta.
-¿Que espera, porque juega tanto con él? -pregunto la pequeña, morenita mujer con un atuendo de mismo estilo que la asesina líder de su grupo.
-Que esta haciendo ¿Yukikaze? -por un auricular, Asagi quería saber el avance de su hija y que realmente haya cumplido su encargo -¿a que te refieres con jugar?
-Solo la veo allí sobre él, no es que tuvieran sexo si es lo que piensas, pero... dejo su arma a un lado y parece estar conversando con él -exclamo volviendo a mirar con el prismático de alta tecnología rusa.
-Hazlo entonces -exclamo Asagi desde el otro lado, sonaba hartada de las acciones de su hija.
-Pero tu hija sigue a dentro -acaso no le importaba que su sangre siguiera en la línea de fuego.
-Dije que lo hicieras, acata tus ordenes -elevo su tono de voz.
-Dije también, que es tu hija.
-Yukikaze Misuki, no lo repetiré...
La pequeña asesina suspiro, dejo los binoculares detrás de un árbol, para sacar del mismo lugar un lanza granadas militar. Ajusto el ángulo para el impacto asegurado directo contra la estructura y disparo las seis cargas. Por dentro de la casa, cada rincón de la mansión fue blanco de las granadas mas que explosivas, eran incendiarias, como si de napalm se tratara.
-...¿Que?
Ambos jóvenes pre adultos reaccionaron tardío a los estallidos, cuando empezaron, pues una explosiones los alcanzo y los hizo volar, al mismo tiempo quedar inconscientes. En el bosque de nuevo, Yukikaze tomo el binocular y el arma en su espalda, huyo del lugar sin preocuparse si la hija de su jefa seguía viva a había muerto en el ataque.
Cuando Takashi reacciono del shock de la explosión, seguía dentro de la cocina de la casa mas Saeko y su espada se habían de allí, quedo solo; afortunadamente la explosión no golpeo el gas de la estufa, sino habría muerto en las llamas, pero el fuego crecía rápido y seria alcanzado. Tras toser por el humo y la tierra en su cara al ver que la asesina ya no estaba con él, consiguió ponerse de pie, pero antes de enderezar la espalda del suelo, vio en medio del polvo, un objeto que podría ser parte producto de la explosión, sin embargo esa roca peculiar no venia producto de la explosión.
-Esta roca... -entonces esos recuerdos archivados y olvidados en su mente de Takashi fueron abiertos al tomar la piedra que yacía abandonada allí -...un segundo... -entonces vino a su mente el rostro de esa pequeña niña que conoció además de Saya y Miyamoto. Nunca conoció su nombre, solo su rostro.
Un par de días después cuando las clases habían terminado y casi todos los clubes habían culminado sus actividades del día que les correspondían. Saeko entrenaba con su bokken en soledad reflexionando las ultimas palabras de su madre que estaba decepcionada de los actos de su hija.
Flashback
En una pequeña casa dentro de un radio próximo de la academia fujimi, la peli morada fue a rendir cuentas de su nuevo fracaso.
-Eres un fracaso, agradezco que sigas con vida, pero no mas estarás involucrada conmigo ni con las taimanin, demuestra que no tienes la convicción para ser una asesina cazadora -exclamo su madre totalmente decepcionada de su unigénita.
-Lo siento madre -exclamo débilmente, sin poder mirarla a los ojos, su vista apuntaba al suelo.
-Decir lo siento no lo arreglara tus fallas -dijo dándole la espalda a su hija.
-Madre...
-No mas madre, no mas jefa, no somos nada Busujima Saeko -exclamo, siendo allí cuando una mirada asesina se poso en los ojos de la chica. Mas la intimidación que producia hacia sentirse inútil -los sentimientos son solo obstáculos para una cazadora asesina, era mejor que no nos hubiésemos reencontrado.
Fin del flashback
Mientras la peli morada comenzaba a practicar cada vez mas guiada por su frustración como su enojo por ser rechazada por su madre, la directora en su oficina tenia una peculiar conversación con su hermana y profesora acerca de su ultima decisión demasiado cruel.
-¡Es tu hija! -exclamo fuerte la profesora Sakura sorprendida por lo que hizo su hermana mayor.
-Solo hice lo necesario para protegerla -dijo Asagi -ella no entiende que el mundo que vivo es muy peligroso, debí desconocerla desde el primer día que nos encontramos aquí.
Su hermana se disgusto con su ultimo comentario, aunque sabia que Asagi y las miembros de su grupo de asesinas eran perseguidas por ser asesinas que se encargaban de políticos, militares y gente de alto poder en distintas naciones, que ahora trabajaban como unas sicarios mas para el ministro Shido. Su sobrina merecía por lo menos conocer por completo el hecho de que su madre estaba huyendo.
Cada movimiento, cada nuevo corte de su espada de madera en el viento se hacia con mayor rabia y furia por parte de Saeko, así como los sentimientos de frustración y tristeza que la consumían por dentro. Mas una sorpresa se llevo cuando ejecuto un movimiento de contrataque para derribar a un enemigo detrás de su espalda, una gran sorpresa se llevo al ver que Takashi estaba detrás de ella y que por poco su bokken casi le rompía la cabeza, pero logro detenerse antes de que verdad le lastimara.
-...¿Qué estas haciendo aquí? -exclamo sorprendida por la visita de Komuro.
-Vaya, es bueno saber que las viejas costumbres siguen vivas -dijo tras recordar que ella le gustaba pegarle en la cabeza siempre de niños.
-Pregunte: ¿Qué haces aquí, Komuro Takashi? -no tenia ganas de verlo ahora. Solo vio que el sacaba algo de su pantalón, y se la extendió en su mano -donde...
-Se te cayó y cuando lo vi, te recordé. Saeko, ha pasado mucho tiempo -el brillo en los ojos de desalmada guerrera se iluminaron, una pequeña luz brillo sobre el ser de Saeko y una nueva asesina iría detrás de él.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario