Euphoria 2
La gente debe apreciar la vida, aun a veces el destino que se te asigna no es agradable, mas tarde que nunca hallas la luz en medio de toda la oscuridad, comprendes que la vida que has tenido valió toda esa pena y el remordimiento por encontrar el calor en la salvación de la luz al final del túnel. Ese túnel esta bajando tres pisos de caída libre hacia una varillas oxidadas a modo de una trampa, si alguien era demasiado tonto como para correr en este edificio no terminado de construir tendría un fatal destino. Sin embargo ese era el propósito de esta joven niña pelirrosa, sin explicación alguna estaba aquí luego de huir por horas, vistiendo un elegante vestido provocativo para una chica de solo ocho años con olores nada convencional para una niña de esa edad.
—Es ahora... —decía la niña parada en el borde de este nivel agarrando fuerza para dar el salto, no sin antes gritar —¡tu me hiciste esto!.
Lo ultimo que vio antes de cometer este crimen auto infligido fue aproximarse a las varillas a cada segundo de su caída libre, hasta escuchar como ultima instancia como su carne era atravesada por el metal oxidado. Mas no iba a ser este su final, un hombre vestido con una túnica negra con bordes rojos, guantes y botas negras, apareció aquella noche que la niña decidió acabar con su vida para sacarla des interesadamente de esta trampa con sumo cuidado luego de ver que la infante traumada seguía respirando e incluso cuando la saco de esta trampa ella seguía viviendo.
—Este no es tu final, pequeña. Es tu renacimiento —exclamo aquel hombre que usaba una mascara de cerdo.
Lo que sea que haya pasado con esta niña hace años que la orillo ha hacer esto, marco el comienzo de su nueva vida, el comienzo de un nuevo ciclo de salvaciones y castigos para muchos otros desconocidos, como lo era este anterior usuario de la mascara de cerdo.
Para muchos, la salvación se encuentra en alguna de las fes que se profesan en todo el mundo... en filosofías o alguna otra cosa que no se me ocurre. Mas hay una contraparte, en la tierra existen personas que piensan que la salvación viene a ellos, como un ángel que bajara del cielo o para Sakura Matou, que el chico del que se enamoro en secundaria algún día acabaría con su sufrimiento y le daría la felicidad por el resto de su vida.
Pero el amor, la felicidad y la salvación son cosas que no vienen a uno por simple deseo o voluntad, es algo que uno tiene luchar, así como se lucha por tu derecho a vivir. Un derecho cuya prueba era la que esperaba a Sakura cuando abrió los ojos, para hallarse dentro de las paredes de una bodega oscura y de tonalidad verde, sucio y sin una salida o una entrada.
—¿Mmm? —no podía hablar, su boca tenia un pañuelo que le ataba la boca, sus manos atadas a una silla con cinturones, sobre su cabeza un extraño objeto que tenia encadenado y que le pesaba —¡mmmm! ¡mmmm!
Comenzó a gritar, pero ese trapo en su boca le impedía gritar como debía. Fue entonces que una pantalla de televisión cuadrada que ignoro en la habitación se encendió. Detuvo sus movimientos bruscos al oír estática en la pantalla, cuando miro la televisión y la estática calló, la imagen de un tétrico muñeco apareció, cuya cabeza se viro lentamente hacia Sakura y le hablo.
—Hola Sakura, y bienvenida a esta sección de terapia —decía Euphoria —tal vez te preguntes porque estés atada a la silla con un extraño objeto sobre tu cabeza. Del mismo modo que te preguntaras porque estas aquí.
La peli morada chica que recién había ingresado a la preparatoria, miraba con terror al muñeco mientras escuchaba con atención cada palabra.
—Sakura, durante mucho tiempo has buscado la salvación contra el hombre que te a atormentado demasiado tiempo, hombre que ha abusado de ti, pero mas que abusar tu has dejado que él cometa tales actos ilícitos. Con la esperanza de ser salvada por otro aun cuando has tenido demasiadas oportunidades de conseguir tu propia salvación —decía euphoria —hoy, deberás ser tu quien decida si debes vivir o morir. El dispositivo en tu cabeza atada a tus mandíbulas funciona con un mecanismo de cronometro, tendrás que conseguir la llave antes que el tiempo del reloj llegue a cero y destruya tu cabeza así —en la pantalla se reflejaba en un maniquí con el mismo dispositivo pero con el reloj y su tiempo agotados, ejecutando el mecanismo que termino destrozado la cabeza de la escultura de roca, dejando en shock a Sakura —piensa en ella como una trampa de osos invertida, Sakura. La llave se encuentra dentro del estomago del hombre que has dejado abuse de ti en incontables veces.
Una luz se encendió a pocos pasos de Sakura, en el suelo e inconsciente, Shinji su hermano... o supuesto hermano, yacía inconsciente con un rostro que reflejaba molestia. Eso, mas una radiografía revelando de que lado estaba escondido la llave que le liberaría dentro de su hermano.
—Una vez que te desates de la silla solo tendrás quince minutos para decidir si eres tu quien vivirá, o el hombre que ha hecho de ti y tu cuerpo un objeto para su diversión, es quien vive —decía Euphoria —o decides liberarte de las cadenas a las que tu misma te has aferrado todo este tiempo Sakura, no todos los héroes salvan vidas, ha veces tienes que ser tu quien misma quien se salve vivir o morir. Que empiece el juego.
La pantalla se apago, el juego de vida o muerte para Sakura comenzó. Entonces comenzó a forcejear y moverse frenéticamente mientras sonaba su boca con desesperación mientras era tapada por las paletas en su boca que ataban el objeto a sus mandíbulas, hasta que consiguió liberar una de sus manos de la prisión hecha por esos cinturones. Y cuando se libero ambas manos, se levanto de la silla sin haber sido advertida que el cronometro estaba atado a la silla con cordel de caña de pesca, que al romperse... activaba el tiempo del reloj empezando el verdadero juego.
—¡MMMMMMM! ¡MMMMMMMMMMM! —eran los gritos de desesperación de Matou al ver que nada de lo que hacia ayudaba a detener el reloj.
De tanto tocar el mecanismo, noto con sus manos el candado que la liberaba de la herramienta en su cabeza, recordando que solo una llave podría ser lo que la liberase, igual recordó, donde estaba escondida esa llave. Con calma bajo esa mirada de desesperación, Sakura se acerco hasta su supuesto hermano y junto a la cabeza del inconsciente, un bisturí quirúrgico tenia a lado. Aterrorizada, con miedo; Sakura rasgo la camisa blanca de su hermano y en su estomago, una costura medica en forma de cruz le indicaba donde estaba escondido la llave.
—...Eh?... —Shinji comenzó a despertar del sueño, sintiendo inmovilidad en su cuerpo, así como dolor —...donde... ¡Sakura! —grito, pues la chica tenia en sus manos el bisturí y una mirada asesina se depositaba en sus ojos hacia su hermano —¡Que estas haciendo con eso, tonta!
Era su vida o la de él, podría castigar con sus propias y consientes manos a quien abuso de ella todo este tiempo para salvarse... aunque parece ser una chica dulce, linda y amable, por dentro Sakura misma reconoce que esta podrida, y lo esta gracias a él.
—¡¿Que haces?! —grito Shinji cuando en los ojos de Sakura vio un rostro pintando el deseo de clavar ese cuchillo en él —¡Espera... Aaaarrrggghhh! —el dolor de sentir su carne ser atravesado como gelatina por el bisturí, por Sakura... para los ojos de otros tal vez sea una satisfacción, para Shinji, conoció el dolor por fin que le hizo pasar a Sakura todo este tiempo —¡Para... Aaaaarrrrgggghhh!
No era experta en cirugías, Sakura clave un par de veces mas el bisturí sobre le estomago de su hermano, no buscando romper el hilo que le cubría la cirugía previa, sino para infringirle dolor a propósito. Cuando finalmente abrió parte de su carne, tras causarle una gran hemorragia.
—...Sakura —fueron las ultimas palabras de Shinji antes de morir con los ojos abiertos mientras su hermana no sanguínea tenia su mano dentro de su cuerpo revolviendo sus entrañas buscando desesperadamente, hasta hallar la llave tras su mano tocar el mar gástrico del muerto.
—¡Mmmm! —gritaba la menor hija de los Matou mientras la desesperación hacia de las suyas por intentar que ella no consiguiera su libertad, pero su deseo de vivir era mas grande. Después de todo el temblor en sus manos consiguió meter la llave en el candado y a pocos segundos de que la trampa llegase a cero —¡Aaaagghhh! —gimió de dolor y Sakura tiro lejos el enorme dispositivo que le pusieron en su cabeza.
El cronometro de la maquina seguía corriendo y al llegar a cero vio como fácil la maquina que debía destruir su mandíbula giraba de rápido dando un crujido metálico cuando sus dos extremos opuestos chocaron.
¡CLASH!
Se oyó de la trampa, y de los ojos de Sakura, lagrimas comenzaron a caer, pero... ¿Que debía sentir en este momento? felicidad por vivir... tristeza por terminar asesinando a su hermano... lo único que no podía negar Sakura que sentía en este instante, era el deseo de volver a su vida cotidiana que se esfumo cuando un enmascarado de cerdo la secuestro tras sedarla.
Un sonido de engranajes con falta de aceite sonaron por detrás de ella, algo venia a por Sakura, llevando una enorme sorpresa al ver que se trataba del mismo muñeco que vio en la televisión, conduciendo un triciclo para un niño. El muñeco se detuvo delante de Sakura quien yacía inmóvil e inerte ante la situación, solo miro al juguete macabro que abrió su boca y le dijo:
—Felicidades por renacer, no todos tiene la voluntad de vivir y mucho menos la voluntad de romper con las cadenas que la atan —Sakura se mantenía escuchando las palabras de Euphoria mientras ella se encontraba de rodillas mirando al macabro muñeco —mucho menos de entender que la salvación se consigue con la voluntad de uno. La mayoría de las personas no aprecian su vida, pero tu no Sakura Matou, ya no mas.
Eso fue un poco mas de un año antes del juego de Takashi en Tokonosu. Ha pasado una semana desde su juego y las pistas para perseguir el paradero de Megumi tras escapar del detective Levi y liberar al ultimo jugador de los doce que selecciono, la nueva detective a cargo de la captura y detención del criminal conocido como Euphoria, o mas recientemente: Spiral. Revisaba de nuevo el lugar donde ocurrió la ultima prueba de su enfermo juego.
Dentro, lo único que había era un cuerpo corroído por ácido nitrosidico, sino no era que el cuerpo estaba desfigurado por el disparo invertido que Hisashi se infringió así mismo por no seguir las reglas.
—...Pobre —dijo un detective de cabello negro y complexión caucásica —no me imagino morir de esa forma.
—Obtuvo lo que se merecía, Diarmuid —exclamo una detective —pero igual, esto no debía ocurrir —el comentario indiferente, la actitud casi arrogante que había agarrado su compañera en los últimos meses le tenia fastidiado.
—¿Que ocurre contigo, Artoria? —el investigador se levanto de mirar el cuerpo seco y cubierto por la sangre, derretido por el ácido y desfigurado —¿otra vez pensando en tu hijos?
—No mezclo lazos familiares con mi trabajo, Diarmuid —dijo, vestida con un traje negro, pantalón y guantes negros, algo muy masculino pero con su cuerpo femenino quedaba espectacular la mujer —ha pasado una semana desde que esa maldita anda escapando, revisamos cada locación que Levi me catalogo como posible ruta de escape, pero no hay nada.
La detective puso su mente en el caso.
—Sabia que Levi la descubriría en algún momento, y cuales lugares sabría que usaría para huir —decía Diarmuid —pensamos que estamos un paso adelante de nosotros cuando ya recorrió todo el camino. Tal vez incluso el próximo movimiento que hagamos lo haya previsto.
—Lo se —crujió sus dientes al contestar, para mirar frustrante mente el cuerpo de la ultima victima mortal de Megumi.
—¿Porque volvimos aquí? —pregunto su compañero tras mirarle mientras ella observaba el cadáver que se mantenía fresco impresionantemente.
—Tal vez halla algo aquí que no vimos, una pista —dijo Artoria Pendragon, la detective con el nuevo cargo de la investigación y detención de los casos de Euphoria.
—Revisamos este lugar una y otra vez, incluso forense hizo su movimiento aquí y no hallaron nada. Mejor deberíamos irnos —comento Diarmuid, cuando el celular de Artoria sonó por un mensaje —venga te invito a comer.
—Gracias, pero debo ir a Fuyuki, parece que mi tonta hija y Shirou están detenidos —era un mensaje de su hermana mayor avisándole que estaban en la jefatura de la ciudad Fuyuki, lugar donde sus hija sanguínea y su hijo adoptivo viven tras un pleito familiar.
—¿Quieres que te lleve?
—Tranquilo —su rostro cambio, una expresión mas tranquila y calmada se pinto en su cara de la rubia detective —alejarme un poco del caso quiza me ayude.
—Ir a la ciudad donde tienes que lidiar con tu hija criminal con su carrera y su carrera en ascenso, el problema con tu hermana y el dilema de con shirou por ser detective ¿Qué puede algo de eso ayudarte? —pregunto Diarmuid.
—Creo que te falto mencionar algo ¿no? —odiaba que le recordara sus problemas, era su amigo y su confidente.
—Dímelo tu, son tus problemas no los míos —respondió.
—Me iré antes de que los procesen, y por favor que los forenses ya se lleven el cuerpo, los efectos del ácido por si se detuvieron —exclamo, camino para salir, mas la voz de Diarmuid la detuvo bajo el marco de la puerta.
—Vuelve al principio detective Artoria.
—¿Que? —se enojo con esto.
—Solo recuerdo las palabras de la carta que esa maníaca te dejo entre las pertenencias de cuando lo encontramos Komuro Takashi aquí —exclamo Diarmuid —ya te tiene en su nomina, ten cuidado.
Hizo memoria la detective, tras haber encontrado a Takashi Komuro, los detectives hicieron su trabajo, revisaron lo que había en los bolsillos de su ropa, encontrando una carta marcada para la detective Artoria Pendragon, una carta unicamente escrito lo que Diarmuid le dijo: Mira más de cerca, detective Artoria.
—No soy Levi, no caeré en su trampa —exclamo antes de por fin desaparecer de la vista de su compañero.
No todo sale como uno quiere, la vida no algo que puedas predecir. No sabes con que fortuna te encontraras a lo largo de tu vida. En el caso de Artoria, su vida personal la tenia separada de su vida laboral, pero mas pronto de lo que pensó esas vidas se cruzaron y de la peor manera. Su matrimonio había terminado en menos de cinco años, su esposa Jeanne le había engañado, su hija ilegitima paso de ser una rebelde juvenil a una delincuente asalta mercados, mientras que su hijo adoptivo era un chico cuyo sueños eran seguir la de su padre antes de morir pero que ella le niega, todos los que conocía Saber, se alejaban de ella poco a poco.
Dilemas de la vida prestada por el mundo a la detective, Artoria Pendragón, Saber para sus amigos. Una serie de dilemas que tendrían mucho que ver cuando el nuevo juego comenzara en realidad.
—Esto es tu culpa, Shirou —exclamo Mordred sentada en una de las bancas pegadas a la pared de la celda. Estaba cruzada de brazos mientras sus ojos estaban cerrados y malhumorados.
—¿De que estás hablando? —pregunto el pelirrojo desde la otra banca frente a su hermanastra —sino hubieras golpeado a ese sujeto no estaríamos aquí.
—Es lo que le pasa por preguntar cuanto cobró, no soy ninguna puta —respondió la del suéter rojo y un sport deportivo blanco y shorts de mezclilla corto.
—Bueno, la ropa que usas no ayuda mucho —la frente de Emiya derramo una gota de sudor —en todo caso no era necesario que rompieras el brazo.
Ambos hermanos no sanguíneos conversaban tediosamente esperando a que su sentencia de veinticuatro horas se acabara luego de que Shirou con tal de asegurarse de que su hermana no hiciera barbaries como siempre, pero al final termino siendo igual con su compañía. Creyendo que sería una larga estancia en la jefatura de policía de Fuyuki, un oficial se acerco a la celda de los hermanastros con llave en mano.
—Mordred Pendragón, Shirou Emiya —un policía de la jefatura de Fuyuki había ido a por ellos —afuera, pagaron sus fianzas.
—¿Ah?/¿Eh? —ambos quedaron confundidos.
Detrás del policía local, la rubia detective les esperaba. Decepción, era lo único que se veía en su cara hacia sus dos hijos. Hacerla viajar cinco horas en moto de una ciudad a otra para sacar sus traseros de la prisión, no era un viaje que una madre hiciera por gusto.
—Presentaran cargos contra ti, Mordred —dijo cuando se alejaban a pie de la jefatura de policía.
—No me sorprende —exclamo la delgada y pequeña chica, misma altura comparada con la de su padre, madre —viejo verde, es un idiota.
—Los únicos idiotas aquí son ustedes —se paro delante de ambos a regañarles, valiéndole un bledo que otras personas estuvieran delante o alrededor, aunque no había nadie siendo la una de la mañana —¿creen que tengo el tiempo para venir a sacarlos todo el tiempo de la prisión siempre? O que cuando vengo a verlos es para saber cuando delitos han infringido.
—Si tan solo te preocupáramos...
—No hables Shirou, tenia mis esperanzas en que fuese distinto y que pudieras corregir a Mordred pero por lo visto ella solo hace que los demás se vuelvan como tú —lo calló Artoria, Mordred no era su hermana sanguínea, solo porque crecieron juntos tras adoptarlo los trataba como hermanos.
Mas preguntas que respuestas hay, respuestas que se irían resolviendo poco a poco.
—Claro, Shirou... como siempre Shirou es el niño bueno, mejor me largo antes de que vuelva malo a este niño bueno —quería estallar Mordred contra su madre, pero mejor se alejo.
—¡¿A donde vas?! —grito su madre sin ir por ella.
—¡A casa de Rhongomyniad! —grito sin mirar atrás —¡Al menos mi tía si se preocupa por mi!
—¡Pues vete! —grito, entonces vio que su hijo adoptivo de cabello rojizo iba tras su hermanastra —¿Tu a donde vas?
—No te interesa —dijo indiferentemente el joven dejándola atrás, para ir a alcanzar a su hermana y seguirla.
—...¡Shirou! —perderlo a él era lo ultimo que quería era Artoria, pero creer que aun estaba a su lado era una mentira para ella misma.
Todo lo que tuvo en esta ciudad alguna vez, lo perdió, Fuyuki era solo un mal recuerdo para Artoria desde hace unos años. Recuerdos que se mantenían encendidos no importa si solo estuviese de paso en la ciudad o por trabajo. La vida que tuvo la perdido. Alquilo la habitación de un hotel barato solo para pasar la noche y al día siguiente volver a Tokonosu, se acostó desde temprano pero no podía dormir, los problemas que cargaba Artoria mas el caso interminable que tenia en sus manos que acabo con las vidas de otros investigadores, podría ser que también acabara con ella, podría ser el escape a todos los problemas que ella tuviera.
—¡Maldición! —exclamo, moviéndose de un lado para otro, buscando una pose en la cual pudiera dormirse la detective con el pasar de las horas en la cama sin éxito. Vio su cartera sobre ese mueble que prestaba el hotel junto a su cama, adentro tenia varias fotos que solo le recordaban los amargos recuerdos, que siempre terminaba viendo cada noche para poder dormir —porque tuve que terminar así... —miro entonces que con ella había una fotografía de ella con sus hijos adoptados y la que le costaba trabajo por reconocer como su hija —Mordred, Shirou...
Miro la foto donde su hija genética que tuvo con su hermana mayor Morgan la abrazaba cuando ella tenia solo nueve años, mientras que a su otro lado estaba Shirou de tan solo ocho años, no se trataba de una relación incestuosa, después de todo, mujer con mujer no es algo biológico que pudieran concebir un bebé de forma natural.
La historia era así, su hermana Morgan era una científica quién en una ocasión consiguiendo un ovulo de muestra de su hermana Artoria y con una técnica que se guardo, logró hacer muestras de espermatozoides artificiales del ovulo de su hermana y para asegurarse de que fueran funcionales, fecundo un ovulo suyo inyectándose la muestra para terminar embarazándose de su hermana, un método que decidió emplear una sola vez pues esta creación de espermatozoides artificiales con un ovulo también podía ser en forma inversa, un espermatozoide ser convertido en un ovulo. pero la comunidad científica lo clasifico como antibiótico y antimoral, sobre todo luego de enterarse de que Morgan uso la muestra de su hermana.
En cuanto a Shirou era hijo de un ex compañero que tuvo, Kiritsugo Emiya, quien murió tras un caso distinto en la interpol que culmino en fracaso y lo llevo a la depresión.
—Ryo... —su hermana mayor estaba en una tercera foto en esa pequeña colección, era unos cuantos centímetros mas grande que ella, comparada con Artoria, Rhongomyniad tenia un cuerpo mas desarrollado y atractivo que la detective, un altercado involucrado entre su vida personal y su trabajo, termino distanciándola, lo mismo paso con su familia, con sus hijos sanguíneo y adoptivo; la familia pendragón una de las familias mas grandes que quedaban en el mundo —quisiera que volver a empezar...
Volver a empezar... volver a empezar... esas palabras resonaron una y otra vez, dentro de la cabeza de la detective cuando cerro los ojos con su cabeza en la almohada intentando dormir, pero las imágenes grabadas en su memoria a cerca del caso y de los sitios que se sabia ahora, Megumi poseía. Vino a su mente el único lugar donde no habían revisado en el podría o no, estar escondida Euphoria.
Abrió los ojos rápido y de la misma forma tomo su celular para marcar al único que podría estar despierto a esa hora sino era ella.
—¡Diarmuid! —grito apenas le contesto —trae una orden de allanamiento y refuerzos, creo que la encontré... —se levanto y miro a través de la ventana hacia la mar de la ciudad —esta aquí, en Fuyuki.
Dos días después, desde temprano. Un pequeño grupo policial, integrado por comandos de elite y especialistas, se movían a toda prisa en sus vehículos con las sirenas en volumen interrumpiendo el trafico haciendo que la gente se cuestionase que estaba pasando, llegando a la escena que nunca volvieron a revisar.
—El único lugar que no contemplamos de nuevo —exclamo Artoria mientras examinaba los planes de un almacén abandonado en el muelle de Fuyuki —Levi dijo que las sedes de sus juegos eran sitios que le pertenecían a los hombres que violaron a Megumi y su madre, pero este lugar le perteneció a su padre, el hombre que debía ser el padre genético de la chica.
—El mismo sitio donde ocurrió el juego de esa chica, Sakura Matou —dijo Diarmuid con su traje y chaleco antibalas —por fin la atraparemos, que bueno que el equipo estaba disponible para esto.
Se sintió alegre por un momento la detective, junto a un nuevo grupo de detectives de la interpol incorporados al caso, que habían ido para ser parte de un nuevo hecho histórico, la detención de Euphoria. Mirando a todos alistarse, en su mente Artoria sustituía la imagen de estos nuevos detectives con sus compañeros originales y con lo que combatió primero el caso de Euphoria, sin embargo por azares del destino, se fueron, algunos cayeron en enfrentamientos, otros decidieron alejarse del caso por el trauma que les causo.
—"Gareth... Tristan, Lancelot, Kay, Gawain, Bedivere, Percival, Levi, Erwin..." —eran los nombres de sus antiguos compañeros. Un momento nostálgico para Artoria, hubieron mas detectives con los que trabajo, sin embargo listarlos llevaría mucho tiempo.
—¿Lista? —Diarmuid la saco de sus pensamientos.
—Lista —tomaron sus armas y quitaron el seguro.
—Como en los viejos tiempos —dijo alegre —atrapemos a esa desgraciada —exclamo Artoria tomando un rifle M16 en sus manos.
Al entrar, no era simple almacén, era una bodega completa, un enorme edificio abandonando donde las patrullas entraron hasta su interior donde no había mas que piso despejado.
Los elementos S.W.A.T. tomaron formación al encontrar únicamente un ascensor de reja abierta al final de la planta para subir al primer nivel del lugar.
—¿Es aquí? —pregunto Diarmuid al ver lo vació del sitio —se ve abandonado.
—Es aquí —dijo la detective —vengan, hay que subir.
Los ochos investigadores subieron al ascensor mientras otros dieciséis elementos S.W.A.T. iban tras ellos en el elevador hasta subir al segundo nivel de tan enorme edificio que se dividía en dos secciones desde que salías del elevador.
—Bien, ¿ahora por donde? —pregunto Diarmuid.
—Dividámonos —exclamo Artoria —grupo A conmigo y ocho elementos por la derecha. Diarmuid y los demás por la izquierda. Tengan cuidado, hay distintas salas en este lugar, podría estar en cualquiera o podría haber una trampa.
—¿Que trampas? —se pregunto un joven detective.
—Cuando salvamos a esa chica, tres policías murieron porque ese desgraciado puso trampas en las escaleras y la rejas estaban electrificadas —contó —todos tengan cuidado.
El lugar era un laberinto, un trampa maldita modificada con el fin de que solo unos cuantos llegaran a ella. Megumi miraba desde los monitores tras una mesa luego de terminar de almorzar en la ultima sala del edificio.
—Que empiece el juego —parecía que todo iba como lo planeado para Megumi mientras un vaso de plástico con bebida y un popote en ella .
Mientras Artoria avanzaba liderando a su grupo, en todo el resto de su camino, así como el grupo que dividió con Diardmuid, se corto la luz. Tuvieron que usar las luces en sus armas y de las lámparas que tenían en sus bolsillos.
—No se separen —siguió avanzando con su equipo tras la espalda.
Del lado de Diarmuid, los policías seguían avanzando hasta encontrar una puerta que tenia escrito con rojo "No entrar."
—Chicos —exclamo uno de los elementos al iluminar el letrero con su lámpara.
—Seguro... —se burlo uno de los agentes que venia desde Australia.
—Hay que revisar, habrán la puerta —indico Diarmuid.
—Conmigo —dijo un agente francés y abrió la puerta de una patada —¡Interpol manos arriba! —tres elementos swat entraron tras él, pero no hallaron mas que cajas apiladas al fondo de la sala, con la luz del cuarto encendida, en la pared una nueva inscripción "dije que no entraran" —¿que?
Un sonido mecánico silencioso se escucho, proveniente detrás de las cajas. Sin bajar armas, un robot, un dron militar de tierra armado con una ametralladora calibre cincuenta salió y apunto a los oficiales.
—¡Al suelo! —fue demasiado tarde. Una ráfaga completa de balas acribillo a los policías, a pesar de sus chalecos puestos dado que las balas eran perforadoras. Mas cuando los disparos comenzaron la puerta se cerro, impidiendo que otros entraron.
—¡Zurda! —grito Diarmuid el nombre del detective.
—¡Aaarrrgggh! —se escucharon los disparos y el grito de dolor de los oficiales detrás de las puerta.
—Abran esta cosa —indico la mujer y dos elementos mas se posicionaron detrás de ella, listos para abrir la puerta con sus armas, mientras ella esperaba detrás. Cuando una explosión golpeo la puerta del otro lado del corredor a donde otra puerta había en paralelo pero ninguna palabra escrita tenia puesta —¡Aaarggh!
—¡Mickey, Michelle! —una granada lo suficientemente poderosa mando a volar a la policía a la puerta de la habitación de enfrente, una que habían ignorado. Cuando la puerta se abrió y la investigadora cayó, Gawain quiso socorrerla la puerta se cerro —¡No!
—Chicos... —estaba aturdida la detective Michelle, al suelo vacío de esta sala. Suelo, que desplomo por una explosión menor controlada —¡¡No!! —grito en su desplome.
Escuchada la explosión del otro lado, Artoria quiso poner contacto para averiguar que pasaba con sus compañeros.
—¡Chicos, me oyen! —no hubo respuesta alguna para la detective.
—Detective —grito un elemento de elite de la policía por atrás, una puerta de habitación a la que vio que los otros detectives que la acompañaban habían entrado, una con la misma inscripción que la trampa que sus amigos del otro lado habían pisado.
—¡No, esperen! —grito Artoria tras ver el letrero pero fue tarde. cinco de esos swat que entraron cayeron en la trampa, una trampa incendiaria...
—¡Noooooo!/¡Aaaaahhhh! —gritaron desde adentro, fuera de la sala, podía verse como los elementos eran fulminados por el fuego hasta morir.
—¡Mierda no! —la masacre estaba comenzando para Artoria.
El resto del grupo B siguió avanzando con los detrás elementos por detrás. Los demás los siguieron, hasta que una intercepción del pasillo, dos salas nuevas habían, una con otro letrero de no entrar, mientras la otra no tenia nada escrito.
—Abran esta puerta —grito a los policías para entrar en la que no tenia nada escrito junto a los elementos detrás de ellos.
—¡Esperen! —tan rápido todo se salió de las manos para Artoria.
—¡Interpol alto! —grito de nuevo, las puertas se cerraron. Las luces se encendieron, para ver que en cada esquina superior e inferior de la sala habían ballestas cargadas integradas con laser que los apuntaban exactamente a cada uno —oh no...
Cada ballesta arrojo cuatro flechas, flechas que atravesaron a los policías, que atravesaron sus ropas y los dejaron mal heridos.
—¡Carajo! —grito Diarmuid en cuanto quiso abrir la puerta al ver a sus compañeros malheridos o muertos.
El restante agente que venia con el irlandés entonces abrió la puerta que tenia el escrito, solo avanzo medio metro cuando un azulejo del suelo se quebró bajo su pie, atrapando su pie en cuerdas de nailon que tensaron a cortar su pierna de su cuerpo.
—¡Aaarrgghhh!
—¡Barnes! —grito Diarmuid, para ir a socorrerlo.
Las trampas habían aumentado, y eran mas sádicas que la ultima vez. Eso es lo que Artoria noto enseguida.
Del otro lado, dos agentes llamados Jeffrey y Vasili seguían avanzado con los demás elementos hasta encontrar un baño grande publico. Jeff reviso cada baño con dos de los swat, hasta hallar en el ultimo una trampa compuesta por un enorme disparador de dardos eléctricos de uso policial.
—¡Carajo! —Grandes descargas eléctricas afectaron a los policías, cayendo precisamente sobre las partes sin protección del chaleco antibalas.
—Jeffrey —Vasili quiso socorrer una vez mas a su amigo, pero una nueva trampa les espero a los oficiales. Pues del fondo del pasillo surgió un nuevo muñeco de Euphoria, uno que avanzo en un triciclo para niño hasta quedar enfrente de los policías, todo esto mientras una risa macabra salía de la boca del muñeco.
El muñeco era una bomba compuesta por clavos que se dispararon al resto del equipo de Vasili y a su compañero británico.
—Maldición, ¡central envíen refuerzos! múltiples oficiales caídos, repito, ¡múltiples oficiales caídos! —en medio de la comunicación de Diarmuid por la radio, una sala sin puerta y con luz; esperaba al final del corredor.
—Diarmuid —dijo Artoria tomando su arma para ir al sitio.
—Espera —el irlandés tomo a dos oficiales mas consigo dejando a otros dos con el herido agente Barnes luego de haber hecho la comunicación a la central —conmigo ustedes dos, tu cuídalo.
—Estará bien detective —dijo el swat restante luego de ver caer a sus colegas en estas trampas.
Avanzando con cautela y en formación llegaron hasta esta sala, donde planos y maniquíes con las trampas de prueba antes de llevarlas a cabo, las probaba Euphoria. Entonces la encontraron, sentada detrás de la silla, mirando las pantallas y como los oficiales cayeron en sus trampas. Sin querer moverse o prestar atención a quien había entrado en su dominio Diarmuid reencontrándose con Artoria a mitad de camino siendo ella la única de su equipo que se libro de caer en alguna de sus trampas de la psicopata.
—¡Interpol, levántate de la silla y de rodillas! —apuntaba Diarmuid a la criminal —¡De rodillas!
—Temo que ese será imposible —no era una simple silla la que estaba sentada Megumi, una silla de ruedas automática de uso medico, además de tener una intravenosa conectada a su muñeca con un catéter lleno de suero y analgésico detrás de ella.
—Para ser una puberta, vaya que tienes cerebro —se acerco Artoria con una expresión soberbia y triunfante, por fin había atrapado a Euphoria —que te parece, volví al principio, no solo serás juzgada por violaciones, sino por asesinato de civiles y policías, mocosa —la rubia vio en los monitores a sus compañeros caidos, Megumi miraba indiferente a las palabras de la detective —llévense la.
—En realidad debo quedarme aquí, detective y asegurarme de que el juego termine detective Artoria —exclamo Megumi mirando a la infinita nada.
—¿Que juego? —exclamo Artoria dudosa con las palabras de la criminal. Ya la había dado la espalda cuanto esta la tomo por sorpresa.
—El nuevo juego que comenzó detective —con un teclado de su silla, cambio la imagen pantalla gigante que tenia consigo y por detrás mostró lo que pronto parecería ser el inicio de un nuevo juego. Un grupo de mujeres y un hombre estaban encerrados en una habitación demacrada sin ventanas, nada mas que una puerta con seguro.
—Maldita loca... —dijo Diarmuid al ver la imagen que no era de gran calidad, pero si era distinguible.
Él estaba encabronado mientras que Artoria estupefacta, al reconocer a pesar de la calidad de imagen y la ausencia de audio, el reconocer quienes había dentro de la ubicación desconocida.
—Mordred... hermana... ¡Shirou! —ve todas las que reconocía, él era quien mas le importaba —¡que hace Shirou en esa pantalla! —quiso confrontarla con violencia pero Diarmuid y los otros oficiales le detuvieron —maldita ¡dime donde esta!
—En un sitio seguro —exclamo Megumi.
—¡Liberales ahora desquiciada enferma! —forcejeaba para que sus compañeros la soltaran y pudiera golpear a la criminal ella misma.
—No puedo, deben ser ellos quienes se liberen antes de el amanecer llegue, sino el veneno en su sangre los matara... y el collar que Shirou tiene le volara la cabeza —dijo Megumi, pintando una sonrisa maléfica debajo de su cara.
—¿Que?...
—En este momento hay un veneno letal en cada uno de ellas y los antídotos están escondidos por la casa donde jugaran, la única manera en conseguirlo es que Shirou las salve, si sabes a lo que me refiero —violarlas, a eso se refería —sino lo hace, ellas morirán por el veneno en su sangre y si lo hacen, el cronometro en el collar de Shirou se recortara y cuando llegue a cero, su cabeza dejara de existir... —la mirada de terror de Artoria, de preocupación e impotencia era gratificante para Euphoria —Oh si abra sangre, aunque me pregunto, quien si tendrá las suficientes fuerzas para hacer su papel en este juego, o seras tu la que no pueda seguir las reglas.
—¿De que hablas?
—Quiero jugar un juego detective... un juego nuevo —así era, un juego nuevo había comenzado.
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