Okusama wa moto yariman - volumen 4
Edad: 31 años
Profesión: ama de casa
Estado: casada
Medidas: 76/52/88
Gustos carnales: Cosplay, usar ropas incentivas.
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Palmont town, parece que el pecado que infunde esta ciudad nunca acaba, la ultima vez se supo que el circulo interno de Underground industries había adquirido un arma llamada "Ojo de Dios" Sin embargo, como la habían conseguido era la pregunta. Todo comenzó semanas atrás en casa de una pequeña ama de casa cuyo esposo trabajaba en el ejercito todo el tiempo como parte de las fuerzas especiales del país. Él estaba en su hogar tranquilo creyendo que su esposa a estas horas estaría haciendo la comida para su hija que en un par de horas debía volver del colegio.
-Keima-kun espera~ -era Rukia la esposa de este soldado, entonces su amante tiraba de sus brazos mientras la embestía fuerte encontrándose en la cocina teniendo puesto la mujer solamente un delantal blanca -...Ichija va a salir temprano hoy de la escuela... -llevaban horas cogiendo, él chico seguía metiendo su pene mas y más profundo en el coño de esta infiel mujer.
-Entonces deja correrme en tu interior, Rukia-san~ -exclamo Keima para acercarse al cuello de la Kuchiki y besarle con demasiada pasión -déjame soltar mi leche dentro de ti... ¡Voy a soltar mi semen dentro!
-¡Haaaa!~ -grito de placer al sentir el blanco jugo de Keima inundando su interior, mientras él daba los últimos empujones contra el trasero suave de Kuchiki.
-Eres un maldito, intentas preñarme~ -vocifero, pero era el ardor lujurioso que le transmitía el joven con cada golpe de la polla de este en su interior, tocando su útero, le causaba placer a morir.
-Es tu culpa, por decirme que no es un día seguro, Rukia~ -detuvo un momento sus caderas, para acercar el rostro de la mujer a su cara y besarla como los amantes sin vergüenza que eran.
El beso se tornó más cariñoso con cada toque de sus labios y lenguas, sin darse cuenta, el joven le quitó su delantal para poder ver el cuerpo de está pecho plano. Se dio la vuelta y dejo a Keima ver su cuerpo, no importaba cuánto lo odiara por hacerla engañar a su esposo, no importaba horas la follara o a cuántas orgías la llevará para que otros también metieran sus penes en sus agujeros, no podía negar que se sentía demasiado bien al estar su cuerpo entregado a Keima, era todo gracias a su entrenamiento para hacerla su puta.
Pero cuando el ambiente se sentía perfecto, el teléfono de la cocina empezó a sonar, lo tenía Rukia atrás.
-Hola, Renji cariño -respondio Rukia, escucharla mencionar a su marido le disgusto a Keima, justo cuando iban a comenzar la tercera ronda tuvo que llamar su esposo.
-Hola amor -decía Renji desde el otro lado -¿como estás? -pregunto el pelirrojo desde el otro lado.
Keima se acercó a Rukia a pesar de seguir al teléfono, sin darle importancia, el chico se acercó y empezó a frotar su miembro erecto contra el trasero de la pelinegra, mientras una de sus manos la llevaba a los labios vaginales de la mujer y le acariciaba el clítoris, su otra mano la usaba para apretar esos pezones color rosa de la mujer a pesar de ser madre.
-Estoy... bien -dijo poca facilidad debido a los toques de su amante.
-Te oyes rara, ¿te sientes bien? -exclamo, sintiendo como la polla de Keima rozaba de forma más impertinente el agujero de su culo.
-...Si~ -aguantaba los gemidos que le producía los toques del joven, sin embargo esos toques se volvieron mas agresivos cuando sintió como su pene le entraba por su ano con rudeza y facilidad -mmmm~ ...estoy bien... -no hacia nada por evitar que Keima le provocara reacciones a su cuerpo, su mano en su boca tapando ante el micrófono para evitar su esposo le escuchara oír gemir con las embestidas que de nuevo le daba Keima, ahora en su culo, a pesar de que su coño aun sentía salir el semen que previamente soltó en ella.
-Eso me alegra, sabes que te pondrá mas alegre -exclamo Renji sin notar nada de lo que pasaba del otro lado, lo único que quería era darle la noticia -estaré estos días en casa.
-Vendrás a casa -Rukia se alegro de eso y Keima se detuvo, el enojo se sintió en su mente; tanto que penetro con mayor fuerza el culo de Rukia, lo cual una expresión placentera se pinto en su cara mas la mezcla de la alegría al oír que su esposo volvería a casa -que felicidad, cuando volverás.
-Estoy en la estación de autobuses, llegaré a casa en unas dos horas -dijo, y era cierto. Estaba en la ciudad vecina de Palmont town donde los militares lo dejaron para que el hombre tomara un autobús rumbo a su ciudad. No estante, Keima comenzó moverse mas impertinente buscando correrse en su interior tras lograr escuchar que el hombre de su juguete volvería, hasta venirse dentro de Rukia una vez mas.
-¡Siii! -grito del orgasmo que recorrió su cuerpo así como de la felicidad, fue una buena sincronización de Keima al producir tal reacción a Rukia cuando su esposo le dio la revelación.
-Estas muy alegre -jamás escucho a su esposa gritar tan alegre, si supiera porque había sido tal grito...
-Lo estoy cariño~ te estaré esperando~ -seguía contenta a pesar de sentir como su culo estaba lleno de la leche de Keima, la alegría que sentía mezclado con el ultimo orgasmo que le hizo sentir juntado todo eso con la cantidad de semen que salía de su coño y su culo al mismo tiempo, tanta era la felicidad que su cuerpo quedo sin fuerzas y cayó sobre sus rodillas ante la barra de la cocina -que felicidad... -dijo completamente agotada.
Para Rukia era felicidad pura, para Keima era una rabia total; cuanto mas tenia que insistir para que esta mujer se volviera completamente suya y que olvide a su esposo, ¿tendría que jugar sucio acaso? Después de eso se fue sin despedirse de Rukia, la furia lo seguía consumiendo.
-Aquí tienes Renji -Rukia sirvió un plato de comida para su esposo en su llegaba, le ayudo a dejar sus pertenecías en la habitación y su hija tuvo oportunidad de saludarlo pues llego diez minutos después de ella a casa.
-Se ve delicioso -por fin podía comer comida verdadera, y mucho mejor si era preparada por su esposa -que pasa, aun sigues sudada -noto esto, pues tanta era la felicidad en la pelinegra que cuando su esposo se sentó en la mesa, Rukia lo abrazo envolviendo sus brazos en el pecho de su esposo desde atrás de la silla.
-Perdón es que me la pase en la cocina hasta hace poco -dijo engatusando la realidad. La verdad era que no quería que le notara sus piernas apretadas, pues si las abría el semen de Keima saldría y mancharía el piso, tomo tiempo limpiar el desastre que dejo en el piso de la cocina y no dio tiempo a ella para limpiar su cuerpo.
-¡Cuanto tiempo estarás en casa, papá! -pregunto de felicidad su hija.
-Ichija, te he dicho que no comas con la boca llena -fue el regaño cariñosamente su madre.
Si, cuantos días estaría en casa; era la cuestión que se preguntaba Keima estando lejos de la mujer que codiciaba ¿Tendría que esperar una semana o dos otra vez? Para luego solo tenerla un mes y después volver a esperar, ya tenia suficiente. Si iba a hacerla suya permanentemente de forma sucia, Keima lo haría.
-¿Si? -exclamo Erza al abrir la puerta tras escuchar que llamaron con el timbre -oh, Keima.
-Erza, perdón pero busco a tu esposo, Yoichi -saludo y disculpo su inesperada visita, la mujer tenia puesto una blusa blanca y una falda azul casi escolar corta. Una presentación decente por parte de ella.
Como dijo, al igual que Rei; Erza termino sumisa al placer y la carnalidad que le hacia sentir quien era su vecino. Dejo a Jellal por una vida sumisa a los treinta centímetros de placer que le daba este viejo, no parecía irle mal la casa que ahora tenia con él era digna de algún noble, casa grande, encargados de limpieza y demás.
-Pasa, esta atrás limpiando la piscina
Fue hasta el patio trasero donde personalmente el hombre había terminado de limpiar la piscina de metros por 7 por 1 y medio de profundo.
-No hay nada mejor que trabajar duro para mantener limpia la casa -precisamente cuando Keima llego, Yoichi acaba de terminar de limpiar esta piscina, solo para ver aparecer con ropas formales a su colega de negocios mientras él estaba supervisando la manguera sin camisa puesta -eres tu chico ¿a que vienes sin avisar?
-Lo siento Yoichi, pero es que vengo a pedirte un favor -fue directo al grano -dime, el general Sheperhd aun sigue en deuda contigo.
-Siempre -dijo -¿porque?
Escucho su problema, nada grave a como le veía el hombre; algo simple.
-Ya veo -tenia su mano en su mentón mientras pensaba en la solución al problema de Keima -se como se puede arreglar eso.
-Si consigues lo que te pido, te deberá una y en grande -dijo -gracias, Yoichi.
Fue una corta visita, tan rápido llego a la casa de su amigo se fue; justo cuando Erza aparecía con dos cócteles tropicales servidos en copas con decorados con fruta, técnicas de bar que su amiga Rei le enseño. Entro en el jardín cuando Keima paso a retirarse, justo cuando un se cambio las prendas con un bikini muy revelador.
-De que favor hablaba -dijo Erza para extender la bebida a su nuevo esposo.
-Uno que me deberá después -tomo la bebida, la cual fue satisfactorio para todo ese trabajo que hizo bajo el sol de primavera -bueno, piscina esta limpia y casi llena.
-Y el bebe esta durmiendo -agrego Erza para acercarse a su hombre muy provocativa -es momento de recompensar a mi esposo por ese arduo trabajo~
Podría escribir lo que hicieron a continuación, pero no es lo que importa o si. Bueno aunque sea un poco hay que escribir.
-Ara~ Yoichi-san ha hecho un buen trabajo hoy, que quiere que haga para recompensarlo~ -se agacho ante Yoichi y gustosa, paso su mano sobre el bulto que dormía entre los pantalones del dueño de su cuerpo -debería usar mi boca o mis pechos~ -dijo tras sacar el miembro endurecido de su hombre, tan grande y duro que chocaba con su mejilla-
-Tu sabes que hacer, niña.
Erza abrió la boca y sin complicaciones engullo la mitad del oscuro pene para acariciar con su lengua cada sección de lo que engullo del pene, paso sus labios por toda su polla, produciendo sonidos lascivos.
-Oh si~ eso, mueve mas tu lengua Erza -desde su perspectiva, Yoichi disfrutaba triunfante ante la técnica de Scarlet y su boca, el coño de la escarlata se mojaba, mientras en sus pechos sus pezones se endurecían, seguía chupando el pene de su nuevo esposo en lo que se quitaba el sosten del bikini para usar sus senos.
-Que tal~ -Erza envolvió la polla del viejo entre sus pechos mientras la punta sobre salia, para lamerlo con su lengua -que es mejor... mis pechos -apretaba sus senos de diosa masajeando la polla del viejo -...o mi boca~ -en su cara se reflejaba el deseo de ella por algo.
-Lo que debes preguntarte querida es donde quieres que te lo de -paso sus dedos, acariciando su rostro en lo que Erza seguía con su técnica que lo hacia alcanzar su punto máximo -tus pechos, tu boca o tu cara~
-Mi boca~ -dejo atrás el paizuri que le hacia a Yoichi, para tragar con mayor profundidad su pija -correte en la boca de tu puta y esposa, Yoichi~ -pedía, como si a un dios se tratara.
-Entonces abre grande, ¡que allá va mi leche! -puso sus manos detrás de la cabeza de Erza para empujarle su polla y venirse dentro.
-¡Mmmmm! -gimió de dolor, siempre; las fuertes descargas de semen de su hombre le pasaban a ahogar, pero ya se acostumbro a esto, el dolor lo asimilo y lo convirtió en placer, el gemido lo convirtió en uno lasciva, en lo que limpiaba el pene de Yoichi -mmmm~
Abrió su boca, dejo ver al oscuro hombre cuando semen abundante permanecía en su boca. Esa seria el principio de su recompensa.
Mas tarde, mucho mas tarde, cuando Renji volvió a la armada. Una operación secreta de alto nivel estaba por ejecutarse y entre los elegidos para la misión estaba él, dado que el grupo al que pertenecía era uno de los más aptos para misión.
-Este, es el ojo de Dios -decía un general de alto rango al grupo de elegidos -un sistema de rastreo que rompe todos los limites conocidos, capaz de encontrar a un hombre y saber lo que esta haciendo con un simple botón. Las naciones unidas, la OTAN, Rusia y demás organizaciones han votado porque este sistema es una amenaza, dado que esta en manos de un grupo terrorista oculto en algo parte de esta región de medio oriente -en la pantalla se mostraron imágenes satelitales de donde debían estar escondido el objetivo -se han enviado grupos antes para encontrar el programa para capturarlo y destruirlo, pero nadie lo ha logrado. Ahora es su turno escuadrón, Seis. Demuestren porque son el mejor equipo de fuerzas especiales de este país, tal vez algunos mueran; pero es un sacrificio que este mundo necesita.
Cuando el día de ser lanzados a lo desconocido, Renji, como teniente y segundo al mando del mencionado escuadrón seis; hablaba brevemente con quien era el principal líder del equipo y quien era su cuñado en civil.
-Capitán, ¿en verdad cree que alguno de nosotros muera? -pregunto Renji, todos los que componían al grupo para la misión eran de los mejores del equipo seis.
-Eso dependerá de nuestras capacidades individuales, morir no siempre es una opción Renji -dijo el capitán Byakuya -si tienes algo por lo que vivir, debes mantenerte con vida. Yo lo hago por mi responsabilidad sobre este escuadrón y por el mundo.
-Tiene razón, hagamos esto señores, ¡Hurra! -palabras de aliento que llegaron a Abarai, un entusiasmo que compartió con el resto de su equipo.
Sin embargo, fue una misión mas cruel de lo que esperaban; un enemigo fuertemente armado; trampas por todos lados. De los trece soldados escogidos para la misión, hasta ahora once habían caído. Hasta ahora.
-Vamos, camina tu puedes... -Byakuya llevaba del hombro a Renji luego de recibir un disparo en la rodilla derecha, dificultando su avance.
-Vamos capitán... déjeme y lleve el paquete al sitió de extracción, yo me quedaré y le ganaré tiempo -herido y con gran perdida masiva de sangre se encontraba. Saco de sus bolsillos, el disco duro donde el ojo de dios estaba escondido.
-Idiota... si vuelvo sin ti, como miraré a mi hermana a los ojos, y a mi sobrina... -respondió.
Por detrás de ellos, escucharon varios vehículos viniendo a toda velocidad por su dirección por el desierto, eran tropas de ese grupo rebelde; mas de seis autos armados venían por ellos, justo cuando pensaban que era el fin para ellos y el fracaso para su misión, llegaron refuerzos inesperados. Tres drones aparecieron por encima para bombardear al enemigo y ser de nuevas cuentas atacados por estos aviones no tripulados, una expresión desconcertante para las caras de los dos soldados se pinto mientras respiraban aliviados. El suelo comenzó a ser sacudido delante de ellos, un helicóptero de clase Chinook apareció y de la puerta de carga salió un general, el mismo general que dio la misión.
-General Sheperhd -nombraron al general que vino a por ellos, un par de camaradas de armas acompañaban al hombre que fue a recibir a los dos sobrevivientes.
-Buen trabajo soldados -saludo contento por la supervivencia de estos dos -tienen el objetivo.
-Si... -Renji se lo entrego sin dudar, pero no debió hacerlo.
-Bien, un problema menos. El país los recordará como los héroes caídos que serán.
Un acto de traición fue su recompensa. Saco su pistola el hombre y a quema ropa, disparo dos veces seguidas a Abarai, para dejarlo inmóvil y contra el suelo. Kuchiki tomado por sorpresa por esta traición, tomo su rifle pero no fue lo suficiente mente veloz para impedir que Sheperhd le diera justo en la frente. Renji seguía en el suelo, desangrándose mientras veía y sentía dolor, mas no podía moverse ni hablar.
-Desháganse de ellos -dijo el general.
Los dos soldados aparecieron con un bote de gasolina el cual rociaron a los cuerpos, para luego el maldito fumar un puro cubano y tirarlo a ambos soldados que martirizo, todo mientras Renji aun seguía con vida. Y moría a manos de las llamas, él pudo ver como ese hombre se iba llevándose seguramente el crédito de la misión.
Unos cuantos días después en casa, un humbee de la armada pasaba por las calles de Palmont buscando una dirección en particular. Llegaron hasta el domicilio que buscaban, para dar la noticia. Tocaron la puerta dos oficiales de escritorio para ser recibidos por la mujer que aguardaba en casa.
-¿Si? -pregunto al ver a ambos oficiales.
-¿Kuchiki-san? -preguntaron ambos militares, a lo cual Rukia respondió con otro si preocupándose por lo que estos dos le dirían.
-Mamá -apareció su hija por detrás, era fin de semana y su hija la pasaba en su cuarto hasta que escucho un auto para ver por la ventana ver un vehículo militar, bajo corriendo creyendo que era su padre, pero una noticia mas desalentadora le esperaba -¿donde esta papá?
Un suspiro profundo salió del oficial de mayor rango, para junto con su joven compañero quitarse sus gorras y decir lo que tenían que decir.
-Kuchiki-san, lo lamento pero, su hermano y su esposo... -para los soldados, es difícil decirle a las familias que su familiar preciado ya no volverá a casa, más aun si son dos los que ya no volverán a casa nunca.
Superar la perdida de un ser querido nunca es fácil, sobre todo si no tienes a nadie mas que pueda ayudarte a salir de la dificultad. El funeral para el grupo de soldados caídos había terminado, dos banderas fueron entregadas a Rukia vistiendo de negro ante la ceremonia, muchos la admiraron ese día y a su hija, de todas las familias destrozadas aquella vez, fueron las únicas que se mantuvieron firmes y conteniendo las lagrimas, así estuvieron hasta que por fin estuvieron delante de las dos tumbas juntas donde su hermano y su esposo ahora descansaban.
-Mamá... -Ichija escucho a su madre llorar, y cuando volteo a ver, exactamente era eso, sin nadie que mirara. Lloraba en silencio la perdida de sus dos familiares preciados.
-Ven hija, dame un abrazo -pidió a su retoña, quien era reflejo de su marido.
-Rukia... -una voz que no escuchaba hace mucho le hablaba desde atrás cuando abrazaba a Ichija.
-Ichigo... -su reacción fue, como si la de un fantasma estuviese mirando, pero esa ilusión desapareció cuando vio que estaba con su esposa y su hijo -Orihime, Kazui-kun.
El peli naranja abrazo a Rukia junto a Orihime, por un lado se sentía reconfortada; por otro lado desearía que Orihime les dejara solos.
-Siento que esto es mi culpa -dijo Kurosaki en el abrazo -si hubiera seguido en la armada.
-No digas eso... Ichigo, no es tu culpa -respondió Rukia.
-Cariño no te culpes -comento su esposa.
-Si necesitas algo, avísanos -Kurosaki ofreció su caridad para su vieja amiga.
-Te apoyaremos en todo lo que podamos -agrego Orihime.
Pero justo cuando Keima pensó ya tenia el camino libre para obtener a Kuchiki, ahora que estaría desmoronada, observando unos metros mas atrás la forma que ella miraba a Kurosaki, supo que aun tendría inconvenientes para obtenerla. Se encontraba en el funeral apoyando de forma in notoria a Rukia en su duelo.
-Gracias, chicos lo agradezco; pero ya hay alguien que me esta ayudando -dijo con cortesía, para darle su entrada a Keima.
Mas cuando se acercaba, detrás de Rukia Ichija miraba de forma venenosa al joven ¿quien era este? y ¿que relación guardaba con su mamá? No le agradaba, lo conoció ese mismo día, con él ellos pudieras asistir al funeral. El joven se presento con cordialidad y amabilidad, ocultando la verdadera cara que tenia y escondiendo fácil los planes que tenia para Rukia ahora que se deshizo de su esposo. Mas tarde, cuando el sol se ponía y Keima llevaba de regreso a su casa a Kuchiki y a su hija, los acompaño hasta dentro de la casa, donde la niña se interno a su propia habitación a continuar con su sufrimiento.
-Supongo, que es momento de retirarme -dijo Keima en lo que Rukia se sentaba en el sofá de la sala, mientras su mano acariciaba el lugar donde su esposo le gustaba sentarse con ellos -si necesitas algo...
-Podrías quedarte... por favor -pidió, la voz débil de Rukia le dio a entender al joven que ella estaba totalmente desmoronada.
A pesar de ser un niño rico con el futuro servido en bandeja de plata, demostró tener talento para cuidar una casa, hizo el aseo por ella en lo que aun procesaba que sería de su vida ahora en adelante. Lo vio preparar la cena y preparar el baño a Ichija, aun nada de lo que hizo ponía conforme a la pelirroja con la presencia. A pesar de estar allí toda una semana ayudando a su madre y a ella en el duelo.
-Todo listo, deberías dormir Rukia -dijo, tallaba su cuello dado el cansancio de mantener en orden la casa de su preciada conejita cuando estaba sentado en el mueble de la sala.
-Oye... -Rukia le hablaba cuando estaba a un paso de entrar al pasillo que la llevaba a su habitación -porque no... porque no vienes y duermes aquí -comento con pena.
-¿Segura? -dudo, como parte de su actuación.
-Llevas toda la semana durmiendo en ese sofá y con lo que has hecho por mi hija y por mi... -no sabía que palabras usar.
-Me gustas, te lo dicho antes -comento Keima lleno de pena, no era buen momento para recordar a esta mujer que ambos tenían una relación inmoral. Quizá, haya sido el Karma cobrando por sus actos -perdón, tal vez no era el momento.
-Si -le molesto esto, aunque estaba en duelo por perder a su esposo, también pensaba que esto era obra del karma, pero era un Karma muy extraño -la verdad, es que no he podido dormir bien estas noches, quisiera que durmieras a mi lado.
Por fuera su expresión de Keima era neutral, por dentro sonreía de forma maliciosa. Más cuando entraron en la habitación, una sorpresa que le excitaría le dió la pelinegra al salir del baño de la habitación vistiendo un babydoll color blanco, con secciones transparentes. La tela en su espalda era transparente, lo cubría sus pechos y trasero eran cubiertas por el color blanco de la tela, por delante de la mujer, un corte imperial de gran abertura a sus pequeños y sensuales pechos era visible para Keima.
-emmm... Rukia -su pene quería levantarse, sin embargo no comprendía si era la mejor opción. No entendía cuál era el estado mental de la mujer, la vio cerrar la puerta de la habitación con llave -que estás planeando -para luego correr y acurrucarse en él, sentados en la cama -¿Rukia?
-Por favor -susurraba entre lágrimas la mujer -hazme olvidar -se aferró al chico, mientras apretaba su camisa intentando ocultar sus lágrimas, la respuesta dudosa de Keima ante su situación emocional le hizo decir más acerca de sus sentimientos que tenia -se que esto es tu culpa.
-Rukia... que estas diciendo -por un momento, Keima sintió terror; como podría ser que ella le descubriera.
-Siempre que Renji estaba lejos de casa, me sentía vacía; pero cuando tu apareciste... jamás lo sentí mas claro -decía entre lagrimas -pero luego confesaste tus sentimientos, por un momento me sentí amada de nuevo -recordó cuando entre tantas visitas de Keima, él le dijo que la amaba, antes de salir de la habitación esa vez y volver con ese traje de coneja, como si hubiera aceptado los sentimientos del chico -pero sabía que esos sentimientos eran falsos, solo querías... complacerte con mi cuerpo... ahora sin Renji, sin él... -las lagrimas brotaron mas duras y húmedas mientras apretaba con mas enojo la camisa de Keima.
-No es solo tu cuerpo lo que quiero complacer -exclamo el joven, envolviendo en sus brazos a la mujer que tanto codiciaba -quiero ser yo quien te haga feliz como siempre te veía, quiero que ser yo el que debes en cuando te haga enojar y el que sostenga cuando no puedes sostenerte, el que haga latir tu corazón. Quiero ser el que te haga satisfacer en todos los sentidos.
Lindas palabras, pero solo son eso, palabras sin honestidad para Rukia.
-Mientes... solo buscas, tu propia satisfacción -respondió débil por sus propias lagrimas, seguía sin poder levantar la mirada.
-Que debo hacer para que
creas en mis palabras -la hizo mirarla a los ojos, todo mientras Rukia
sentía como los jóvenes brazos de Keima le sostenían.
-Hazme olvidar, ya no quiero sentir este dolor... -quebró en llanto -por favor, quiero dejar de sufrir.
Rukia cerró los ojos ante tantas lagrimas que soltó y cuando las ultimas palabras salieron de sus labios. Keima sonrió maléfico ante ello, la tenia donde quería.
-Rukia -pronuncio su
nombre, ella abrió sus ojos solo para ver y sentir como los labios de
Keima se llevaban todo el sufrimiento y vació que llevaba sintiendo toda
la semana en un solo instante, fueron solo sus labios, luego sus
lenguas lo que se juntaron, una sensación cálida creció en la pelinegra
hasta cuando se separaron sus bocas por la falta de aliento -me
asegurare de que sientas mejor.
Un beso de pasión para
quitarle el llanto a la hermosa mujer con ojos color violeta, las manos
de su amante acariciando sus muslos para subir lentamente hacia su coño y
mientras sus lenguas danzaban, los dedos de Keima acariciaban
insistentemente los labios de su vagina. El fuego surgió de tantos
toques del chico, el aliento se le fue y comenzó a emitir una
respiración caliente. No pudo mantenerse sentada, así que se dejo caer
sobre el sofá, sus piernas se contraían ligeras, de su boca querían
salir gemidos, mas mordía el puño en sus manos para que su hija en casa
no les escuchará.
-...Keima-kun, tus dedos~ -Rukia decía apretando los ojos de tanto placer, solo los dedos del chico, le producían una sensación que le hacían olvidar todo lo malo en el mundo.
-Te ves hermosa Rukia -decía Keima sin dejar de mover los dedos en su coño humectado por los jugos previos que su vagina estaba derramando -mira, dime como se siente~
-Se siente... genial~ -su cuerpo ardía cada vez más, quería abrazar algo, así que tomo uno de los peluches de pyon que tenia en la cama -mi interior arde... siento que voy a venir en cualquier... ¡momento! -de su vagina expulsaron jugos del orgasmo que le produjo Keima, como fuente destapada, brotaron los fluidos de su coño, mojando toda su cama mientras su cuerpo se contraía del placer.
Keima sonreía al verla cesar del placer mientras seguía pasando despacio sus dedos en los labios mojados del coño de Kuchiki, llevando sus dedos cubiertos por lo que expulso ella y saborearlo de primera mano.
-No hagas eso... -decía agotada mirando como Keima lamia sus jugos en sus dedos -...esta sucio...
De nuevo, un beso para silenciarla y hacerla ignorar lo que pasaba, puso encima de ella para someterla a la pasión carnal.
-¿Que debería hacer ahora? -pregunto cínicamente, una sonrisa en Rukia le basto como respuesta.
Se desvistió, y abrió esa pijama sensual que la pelinegra llevaba, para morder sus pequeños pechos, no pudo ocultar mas los gemidos que de su boca buscaban salir.
-Haaa~ -el placer se multiplicaba con cada mordisco que recibía de Keima, cada vez que pasaba su lengua acariciando sus pequeños y tiernos senos -haa... muerde más Keima~
-Tranquila -detuvo las
caricias que le daba a sus pechos -haré algo que te haga sentir mucho
mejor -puso su polla en dirección su polla sobre el clítoris de Rukia,
rozando la punta de su verga para humectarse primero antes de meterla
-¡entro! -la vagina de Kuchiki le agradecía. Las paredes internas de
Rukia apretaron fuerte la polla de Keima, como si le dijera que no le
soltará durante un fuerte tiempo -¿que pasa? estas mas apretada que de
costumbre... -sintió su mano acariciando su mejilla, por alguna razón
los ojos violeta de Rukia estaban mas brillantes de lo común.
-Hazme... hazme olvidar, tonto~ -el rubor en su cara, el calor en su interior y por todo su cuerpo, una pequeña llama de felicidad y alegría creció dentro de Kuchiki.
Suaves, delicados y placenteros sentía los movimientos de la cadera del chico, los golpes de su pelvis eran cuidadosos, el bajo ritmo con el que entraba y salía la polla de Keima dentro de Rukia la hacia sentir flotar, sus manos sometidas por quien era su amante bandido, su boca besando su cuello cubierto por olor de una colonia que le hacia recordar al invierno le hacían no parar de complacer lenta y concisa a Kuchiki.
-Si... sigue así~
-decía, luego irrumpió a Keima para que dejara de mordisquear su cuello,
para ser sus labios los que él besara con pasión.
-Esto... se siente increíble, Rukia~ -dijo tras perder el aliento y seguir moviendo lento su cuerpo dentro, llevando mas profundo su polla en la pelinegra.
-Correte... correte dentro -exclamo ella, para enredar sus piernas en Keima que no paro en ningún momento de mover sus caderas -correte conmigo.
Sin embargo aunque el acto carnal los tenía consumidos, la puerta que se suponía estaba cerrada por fuera Ichija logró abrirla.
-Mamá... -dijo, mas una
sorpresa traumatizante vio, su madre en pleno acto con ese hombre que
seguía desconociendo de donde conocía a su progenitora.
-Correte conmigo, Keima~
-la escucho decir en leve tono, suponiendo que su hija seguía en la
otra habitación durmiendo, no noto en ningún momento que Ichija les veía
aun que sea por un corto momento.
Cerró la puerta y volvió a su habitación a intentar dormir, pobre... solo se levanto por un vaso de agua.
-Voy a venirme, Rukia... voy a poner mi semen en tu interior... -el éxtasis era demasiado bueno para Keima como para soltar su esperma fuera de ella.
-Hazlo... correte conmigo -decía cada vez mas con la respiración agitada -no puedo más... me vengo... ¡me vengo, haaaa~! -su gemido anunció el orgasmo en su cuerpo, al mismo tiempo que en su útero sintió el semen de Keima llenando su interior.
La noche fue larga y
calurosa, apasionada y movida en la habitación de Rukia. El resto de esa
noche olvido por completo el dolor, el vacío que la partida de su
esposo dejo, fue llenado por alguien más, en espíritu y cuerpo.
Sin embargo lo que para Rukia sería un nuevo comienzo, para su hija sería el inicio de un pesar demasiado grande para su mente. En pocas palabras, nunca iba a llamar a Keima: Papá.
No obstante, en la oficina principal de Underground industries. Secretamente se hallaban reunidos el líder de la compañía y líder de culto con el ahora conocido héroe del estado: Sheperd.
-Lamento mucho lo de tu hijo y tu sobrino ¿estarán bien? -pregunto Sheperd, con ropas civiles de la talla de esta lujosa y galante ciudad en la silla delante del escritorio general del dueño de esta empresa.
-Son chicos fuertes,
saldrán esta semana del hospital -decía calmado el padre de Kouji -ahora
-saco una hoja que extendió al general -esta es la lista de los que se
enteraron de que mi hijo recibió el programa del ojo de dios. Todos
enemigos del estado.
-¿Son todos? bien -no le parecía gran cosa al general cuando leyó cada nombre -haré que los busquen y se encarguen de ellos. Después de todo es gracias a ustedes que soy un héroe nacional. Tu tranquilo, puedes seguir haciendo que tu mujer siga chupando tu polla bajo tu escritorio.
Eso era lo que estaba pasando, una bella mujer; madre de Kouji estaba devorando la polla de su esposo bajo el escritorio mientras conversaba con el general.
-¿Vengará a Kouji? -pregunto la mujer mientras tenia la punta de la polla en su boca.
-Mas le vale, sabe que podemos destruirlo si ni siquiera lo intenta -exclamo su padre nuetral mientras su mujer complacia sus deseos bajo su escritorio.
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