Euphoria 2
Hace un año atrás, antes de que los eventos de Euphoria fueran cobertura en la noticia. Artoria había despertado una pasión por Emiya el muchacho que tenia había acogido en su hogar tras la prematura muerte de su viejo compañero de trabajo Emiya Kiritsugo. Artoria hizo todo por crear una conexión con el pequeño Shirou, y con el tiempo había desarrollado por él sentimientos y emociones que mas de una palabra, eran equivocados.
Emociones que la condujeron a la noche en la que tomo la primera vez de Shirou cuando dormía (en realidad lo drogo). Jurando a si misma que tras este error suyo, no había repetición, sin embargo claro que tuvo que repetir el mismo error dos veces, luego de experimentarlo no pudo evitar caer en el mismo agujero de nuevo.
—Shirou... Shirou~ —movía sus caderas de arriba abajo Artoria, con una mano sosteniendo su falda levantada y la otra tapando su boca para que su voz no saliera tan alta ante el sedado muchacho. El movimiento de su cuerpo había aumentando al caer en el orgasmo -¡Shirou! —grito su nombre sin despertarlo, todo mientras su vagina se llenaba de la semilla del pelirrojo, gracias a esto la rubia pendragón logro venirse poco después de sentir el esperma del chico en su interior.
Acabado el acto inmoral, uso su boca Artoria para limpiar el miembro de Shirou para devolverlo al interior de su ropa y antes de dejar durmiendo a Emiya, la rubia mujer limpió su boca los restos del fluido del chico.
—Perdona Shirou —decía la rubia recargando su mano de la puerta de papel de la habitación japonesa del muchacho —dije que no iba a repetirse, pero volví a hacerlo.
No fue una situación de una segunda vez, vinieron muchas otras ocasiones en las que Artoria repitió un y otra vez el error que cometió.
—Shirou, Shirou~ —por tercera ocasión Artoria había puesto pastillas para dormir en la bebida de Shirou cuando él servía la cena. Un par de horas mas tarde cuando el chico dormía plácidamente en su habitación ella entraba y satisfacía con él sus necesidades.
Había pasado el lapso de un par de meses entre la primera hasta la tercera ocasión, cuando llego el cuarto encuentro, no paso ni quince días cuando Artoria cometió este nuevo asalto nocturno. Luego una y otra vez cada semana, después cada quinto día, al cabo que de hacerlo cada noche. En este décima novena incursión nocturna a la habitación de Shirou, Artoria entro en su cuarto dejando todas sus prendas en la entrada del cuarto del pelirrojo, soltando incluso su cabello.
—Shirou... ¿estas despierto? —pregunto Artoria como de costumbre —claro que no lo estas, después de todo volví a colocar somníferos en tu té en la cena... —pensó la mujer.
Con pasos muy silenciosos se acerco al futon en donde dormía el chico sobre el suelo, retiro la sabana cuidadosamente para no despertarlo a pesar de haberlo dormido con pastillas. Froto el bulto en medio del pantalón de Shirou para hacer despertar esta parte de él y cuando tuvo endurecido su pene, bajo la ropa del chico para poner su miembro en su boca.
—Lo siento mucho, Shirou... —decía en su mente Artoria mientras chupaba con amor su polla —me había dicho que no iba a repetir esto, pero no puedo evitar volver a ti~ —decía hasta grabarse de nuevo el sabor del pene de Shirou en su boca —mira... —con sus piernas abiertas y su vagina mojada encima del rostro durmiente del pelirrojo —mi vagina esta mojada gracias a ti, Shirou.~
Tras la muerte de Kiritsugo, Artoria tuvo dificultades para conectar con Shirou, incluso antes desde la llegada del chico a su solitaria casa donde vivía con la creación artificial de su hermana mayor Morgan. Mordred.
—¿Estas cocinando? Pero ya compre algo para cenar —en una ocasión tras salir de la oficina de la policía, regreso Artoria a casa con una bolsa de comida rápida comprada.
—No es saludable cenar siempre hamburguesas, Artoria-san —dijo el aquel entonces Shirou, un chico de solo doce años.
—Es bueno que alguien hace algo distinto para variar —su nueva hermanastra, Mordred esperaba desde la silla de la mesa mientras solo olía la comida de la cocina.
Una cena que la dejo sorprendida a la pendragon mayor de esta casa y con ganas de mas a las dos miembros de su familia restantes a Shirou. Mas cuando la noche crecía, como era costumbre para la rubia luego de que estos dos fueran a dormir, solía beber un par de cervezas antes de ir a dormir ella también.
—¿Porque no vas a dormir Shirou, mañana tienes no colegio? —pregunto cuando se quedo en la pequeña mesa de la sala con el adolecente.
—Si me voy a dormir, vas a tomar como es costumbre —exclamo Shirou con una mirada seria en su cara, cosa que al abrir la boca tras la pregunta hizo ruborizar poco a Artoria.
—Eso, eso no debe preocuparte, no suelo beber mucho después de todo —le contesto al niño, pensando que solo era eso.
—Aun así, no deberías mucho menos beber sola, Kiritsugo hacia eso también —comento, entristeciéndose en la ultima línea.
—Ya entiendo —capto la preocupación del chico —tampoco, voy a darte a beber alcohol, eres un niño —buscando algo para tomar con el chico, bebió con él un par de jugos de cartón infantil —¿y ahora?
—Mmm... que tal si, si me cuentas como estuvo tu día —exclamo mas animado que hace unos minutos Shirou.
—No, no creo que entiendas —exclamo la rubia tras beber con el sorbete de la bebida.
—Aun así escucharé —dijo con mas determinación —aun no entienda de lo que hablas, te prestaré atención.
—Esta bien —esa actitud sorprendió a la detective —bueno, cuando llegue a lo oficina, Gawain y Lancelot como siempre...
Desde esa noche, Artoria no se dio cuenta como debía, pero paso de ver a Shirou como un hijo, a un amigo. Y así fue por años venideros, poco a poco creyendo que lo que tenia era un hijo verdadero, se estaba ganando un hombre. Pero no paso a verlo de tal forma hasta que una tarde cuando Shirou paso de cumplir los 16 años.
—Shirou, estaba pensando que para la cena... —decía cuando en la puerta de su habitación llego y al abrir la puerta Artoria encontró en una situación cual nunca previno desde que acogió al pelirrojo —¡¿Que estas?!
—¡Artoria, cierra la puerta! —grito el chico para cubrirse con la sabana de su cama.
Estaba masturbándose el muchacho con una revista en la mano y la otra consolando su hombría. No había visto antes el miembro masculino de nadie antes Artoria mucho menos espero que fuera a ver el de Shirou haciendo eso. Lo que se pregunto era el porque hacia eso, decidió ignorar lo sucedido. Habían decidido fingir que nada paso, pero hacer caso a esta opción no fue la elección correcta, pues fue el intento de engañarse a ella misma que Artoria despertó su interés femenino suprimido por conocer lo que un hombre puede ofrecer.
—Debes odiarme, Shirou... —decía en voz baja Artoria nuevamente moviéndose de arriba a abajo sus caderas —usándote para satisfacer mis necesidades carnales como si fueras un juguete... Shirou, solo quiero que entiendas que solo lo hago porque te quiero...
—No puedo fingir mas... ¡Artoria! —inesperadamente, Shirou movió sus manos y atrapo a la rubia colocando sus manos por la espalda de la mujer, para que sus cuerpos se pegaran, así Shirou tomo el control de la situación, su pelvis fue la que empezó a moverse de arriba hacia abajo con mucha velocidad.
—¡¿Que?! ¿Shirou estás despierto? ¡Espera! —decía mas la fuerza del chico al ser envuelta en sus brazos la tenia sometida —para, esto no esta bien... —la hipocresía en Artoria. Si el corazón de la mujer britanica ya esta muy acelerada por el calor de la situación, ahora que inesperadamente el chico despertó y tomo control del momento, su corazón fue latiendo con mas velocidad.
—¡Voy a correr, Artoria! —hizo lo que grito, se vino dentro de la mujer quien paso de disfrutar la situación a sentir vergüenza.
—¡Nooo! —grito la rubia a pesar de estar disfrutando.
Apenas termino el encuentro y tuvieron que confrontarse ambos adultos, Artoria había convertido a Shirou en adulto.
—Artoria, lo que paso —decía Shirou en lo que la mujer se cubría con la sabana del chico, avergonzada de lo que ocurrió —la verdad es que he estado consciente desde la primera noche que entraste en mi habitación.
Escuchar eso dejo mas que muerta a la rubia, todo este tiempo se había avergonzando por haber drogado al chico para liberar la frustración que se traía luego de verlo masturbándose, enterarse que él estaba consciente cuando ella incursionaba en su cuarto en ciertas noches, la hacían sentir peor que mal.
—Saber, que Artoria me ve como un hombre... lo que quiero decir, Artoria es que yo me he dado cuenta que todo este tiempo me he enamorado de ti —escucharlo decir tales palabras sacudió algo en el corazón de la rubia. De sus ojos llorosos caían lagrimas, pero mas que sentirse feliz, la Pendragón reacciono de forma distinta.
—¿Verte como hombre?... ¿que tonterías dices? ¿amarme? Vaya que estas confundido —decía Artoria —no eres mas que en plena pubertad confundido Shirou, si he hecho lo que hice es porque para mi no eres mas que un juguete para dejar salir mi frustración —decía filosa-mente —de verdad crees que me podría enamorar de alguien con el que tengo veinte años de diferencia de edad —de pie y con su figura cubierta, por la sabana que le presto el chico —solo eres un mocoso que albergo en mi casa, eres igual de tonto que tu padre y ese tonto sueño que tienes acerca de seguir sus pasos —Kiritsugo, su padre adoptivo —no eres mas que un inquilino, un juguete sexual para mi, un cocinero en mejor de todo caso —arrojo la sabana a la cara de Shirou quien dejo pasmado ante tan crueles palabras —es mejor que olvides lo que paso esta noche, porque no volveré a hacerlo contigo. Idiota.
Fue lo que paso hace no más de seis meses antes de que los juegos de Euphoria fuera un caso que afectará la conexión de la detective con su familia y al chico que amaba.
Regresando al tiempo actual de la historia en curso, Artoria conducía toda prisa la patrulla con la sirena encendida haciendo a los demás autos apartarse de su camino y evadiendo las señales rojas de los semáforos. No lo importaba que después de esto su carrera policial se acabara al final de este circo de la psicópata moribunda que tenia atada a lado de su asiento tras el volante. Todo lo que le importaba era Shirou, Mordred, su hermana y rescatar a las demás pero sobre todo quien más le importaba encontrar era Shirou.
Llegaron hasta una mansión abandonada hasta el otro extremo de la ciudad, vieja y abandonada; mal cuidada. Artoria supo que había llegado.
—¿Es aquí? —pregunto mirando desde el asiento del conductor, Megumi estaba toda golpeada, moreteada y ensangrentada por la furia descargada de Artoria sobre ella. Solo podía respirar con dificultad —mas vale que estén adentro, sino te mataré de una vez por todas.
Bajo de su auto y antes de siquiera ir a la puerta tapizada con maderas, saco de la parte de atrás de su camioneta un rifle de uso exclusivo de la interpol, una M4 con mira telescópica roja. Cual comando solitario se tratara, marcho con el arma en manos y a tiros debilito la puerta, termino de abrir dando una patada.
—¡Shirou! —grito desesperada con su arma analizando el lugar había algo raro. Su misma desesperación no la hizo darse cuenta, pero a pesar de ir avanzando con cautela hacia las escaleras de la demacrada mansión nunca se percato que había llegado a la mansión equivocada —¡Shirou!
Con lampara integrada en el arma, iluminaba la oscura mansión mas no había rastros de nadie, hasta que...
—¡¿Quien anda allí?! —una figura negra salió corriendo de una de las habitaciones que paso de alto hacia el corredor hasta perderse en el fondo —¡oye, interpol manos arriba!
Persiguió a toda prisa al desconocido sin tomar precauciones. De forma paralela, en donde Diarmuid esperaba a que los técnicos le dieran respuesta de la transmisión, mas cuando los escucho no se complació.
—Algo anda mal detective —dijo el técnico tratando de decodificar la señal una y otra vez.
—Que quieres decir —se coloco detrás de su silla Diarmuid.
—Por mas que decodifique, no hay señal de transmisión remota. El IP del video rebota con nuestra ubicación —comento el técnico -la señal del vídeo, sale desde este edificio pero al mismo tiempo se pierde.
—¿Eso que significa? —le tomo un par de segundos a Diarmuid para entender —significa que hemos estado viendo una grabación. Desde...
—...Aquí
Descubierto eso, el tiempo que Euphoria los obligo a mantenerse en el edificio había llegado a su fin. Aquel juego en el que dijo a la detective debía mantenerse dentro del edificio y conversar por dos horas, si quería ver de nuevo a su amado Shirou. De pronto, aquellas puertas cerradas por dentro de las habitaciones que los policías en el atraco inicial ignoraron, se abrieron. Tomando por sorpresa a los agentes que llegaron de refuerzo para asegurar el almacén.
—¿Que demonios? —los oficiales se sorprendieron al encontrar en cada habitación a uno de los jugadores de la pantalla, todo este tiempo estaban inconscientes en las salas abandonadas. Ryo, Mordred, Medea, Medusiana, Luvia, Rin, Illya... todas vivas, dormidas y con las heridas leves de antes mas había una que no estaba allí, Sakura; más Shirou, estaba en aquella caja fuerte dentro del mismo piso en el que Artoria intento cooperar con Megumi. Todo ese tiempo aquella caja fuerte la habían ignorando, hasta que un mecanismo integrado la abrió desde adentro.
Detrás de su puerta se encontraba Emiya Shirou, con una mascarilla conectada a un tanque de oxigeno del que respiraba para no morir por asfixia se mostró. Todo este tiempo Shirou y las demás secuestradas, estaban allí.
—¿Shirou? Oh no... —Diarmuid tembló por su compañera —necesito que rastreen una llamada —dijo a los técnicos con prisa —vamos, contesta Artoria —intentaba llamar a la inglesa pero ella ignoraba la llamada al parecer.
No obstante, Artoria perseguía a aquel sujeto que vio de negro hasta que entró en una aparente sótano que parecía ser mas una catacumba con una escalera de piedra sin barandal, allí vio a quien por sus ropas pensó que era quien mas buscaba.
—¡Shirou! —se alegro antes de siquiera haber podido bajar por completo las escaleras, recibió entonces la llamada de Diarmuid y decidió contestar —¡lo encontré, Diarmuid, trae refuerzos! —estaba alegre la mujer mientras bajaba con cuidado las escaleras hacia el chico -encontré a Shirou...
—¡Es una trampa! ¡Artoria es una trampa! —grito Diarmuid pero antes de poder mirar bien al supuesto Shirou, por mirar mas a su celular, no se dio cuenta que de la oscuridad, una persona con una mascara de cerdo apareció detrás suyo, con una jeringa en mano le inyecto un sedante de efecto inmediato en el cuello a la desprevenida oficial —¡Artoria! ¡Artoria!....
La perdieron, a pesar de encontrar a las victimas ahora una buena detective se había perdido. Sedada y atrapada; Artoria abrió los ojos en una habitación cerrada, cuya única luz, una de color verde iluminaba a la detective desde el techo sobre su cabeza. Atada de manos con una cadena que colgaba del techo y que la hacía tener los brazos levantados con un cambio de ropa que ella no se hizo así misma, despertó la oficial de la interpol. Un vestido blanco muy hermoso sobre el cuerpo de la mujer, que podía hacer pensar que se trataba de un vestido de bodas o de baile, era l que traía encima.
—¿Que?... ¿porque estoy vestida así? —preguntaba la mujer —¡donde esta Shirou! ¿donde... ¿donde estoy? —preguntaba con temblor en su voz.
De una de las vertices de la pared, una pantalla se encendió, una que ni siquiera sabia que estaba allí. De la pantalla, un muñeco de rostro blanco y mejillas rojas, con un saco negro a su medida apareció y miro a la detective.
—Bienvenida detective Artoria —decía Billy, este muñeco aterrador no había visto una cámara de vídeo hacia años —tal vez te preguntes porque estás aquí, pero tu misma te has traído aquí.
Aterrada con sus piernas inmovilizadas y sus brazos dormidos por la falta de sangre, Artoria no hacia mas que quejarse de terror de despertar en estas condiciones.
—Nada de lo que hagas hará que seas libre, detective a menos que aceptes lo que has causado —dijo Billy, pues Euphoria estaba malherida en el asiento del copiloto de su auto patrulla.
—Durante años, has hecho cosas buenas por la gente, a pesar de ser romper las reglas como policía, hiciste lo que un verdadero héroe de la justicia hace. Hacer las cosas malas que nadie más hará, matar violadores, asesinar secuestradores, fusilar a ladrones. Métodos cuestionables para traer la paz; pero cuando te dieron la responsabilidad de revelar que la paz que vivían la gente japón era falsa, decidiste conservarla.
—Debo, salir de aquí... —intento mover sus manos Artoria pero quien sabe cuanto tiempo estuvo dormida en esta forma, sus brazos no tenían ni fuerza para mover ni un solo dedo.
—Te dieron una única tarea y aun así no cumpliste —exclamo billy, captando la atención de Artoria, cosa que la hizo sudar de preocupación.
Hace años, al cabo de un mes de la muerte de Kiritsugo; una carta dejada por él específicamente para ella, llego como ultima voluntad del hombre dejada en su testamento.
"Artoria, eres la unica en la que puedo confiar esta información, pero dado mi actuación durante el atentado en la torre del reloj de Fuyuki, nadie mas ha hecho caso a la averiguación que estado llevando a cabo. Hay información de la que la interpol quiere aceptar acerca del culto de la diosa consorte y solo tu puedes ayudarme a descubrir la verdad..."
Así empezaba la carta que el primer padre adoptivo de Shirou, dejo a la detective pendragón.
—Emiya Kiritsugo descubrió que solo miembros del culto de la diosa consorte eran responsables del resultado falta de su ultimo atentado. Rhongomyniad pendragon, la aquella entonces alcaldesa de Fuyuki que trajo fortuna a la ciudad y prosperidad a pesar de la época oscura que se vivió, desvió fondos con la construcción de los edificios y fabricas que trajeron trabajo a los habitantes de la ciudad, entre ellos descubrir que la constructora que edifico la torre del reloj desvío sus propios fondos de la construcción en estafa a su propia obra, pero tu hermana, la alcaldesa los descubrió y bajo amenazas, ella les quito ese dinero —la garganta de Artoria se cortaba al escuchar todo lo que ella averiguo y cuya información solo ella sabia de pies a cabeza en los archivos que hizo —Luvia Edelfelt destruyo todos los documentos de desvió de dinero de sus padres cuando los investigaste, y aunque sabías que ella hizo tal cosa, encontraste mas pruebas para arrestarlos por corrupción y lavado de dinero.
—Porque, porque no lo entiendes...
—Los Tohsaka, la familia más influyente en la política a pesar de solo quedar Rin Tohsaka de esta viejo clan. Fue responsable de los eventos vividos la noche trágica del bastión del culto de la diosa, como también lo fue la familia Einzbern. Illya Einzbern permitió que un grupo terrorista siguiera existiendo mientras que Rin permitió que los actos depravados de la ultima célula del culto continuara con sus acciones, usando a su hermana como sacerdotisa de su fe. Medea Kuzuki y Medusana; dos mujeres cuyos pasados están vinculados a los restos sobrevivientes del culto que decidiste dejar a su suerte a pesar de ser aun hostigadas por los miembros restantes de la secta. Sakura Matou, la prueba mas fidedigna de que tal organización aun vive la decidiste ignorar a pesar de brindarte toda la información acerca de lo que restaba del culto, decidiste ignorarlo, aunque Mordred destruyo todo lo que averiguaste del caso cuando la despreciaste solo por ser una vida nacida por deseos de tu hermana Morgan y no por los tuyos, tu tenías respaldos de todo lo descubierto y lo que hiciste fue borrar el archivo así como borraste la justicia para todos aquellos que fueron victimas de principio a fin de los actos viles del culto de la diosa consorte.
—No quería eso... —hablaba con Billy sin importarle que él no la escuchara —no planeaba hacer eso... ¡Solo quería que Shirou fuera feliz! —grito y las lagrimas comenzaron a brotar de sus ojos —si seguía con el caso, todos aquellos que le rodeaban, aquellos que admiraba y apreciaba los perdería, como yo perdí a todos los que me importaban... solo quiero ¡Quiero verlo sonreír siempre!
—¿Como diferencias el orden del caos? —pregunto el muñeco en la televisión antigua de caja —no puedes, ambos van de la mano: el caos produce orden y el orden genera caos, siempre que quieras mantener el orden el caos llegara y en viceversa, tu misma te has traído aquí. Por ser egoísta.
—¿Que?
—Emiya Shirou, el niño que aceptaste cuidar; el hombre de hoy al cual amas y rechazaste cruelmente, ahora lo deseas para ser tuyo. Pero eres demasiado avariciosa como para verlo cambiar a la persona que realmente debe ser por selección natural.
Una segunda luz verde ilumino delante de Artoria para dejar ver a Emiya Shirou delante de ella, el chico llevaba ese suéter negro encima de camisa de panda azul, su mirada baja hacia entender a Artoria que él chico había escuchado todo lo que Billy acababa de revelar.
—Shirou...
—¿Es verdad, todo lo que dijo es verdad?
Su garganta se corto, sus lagrimas se detuvieron y su mirada se congelo cual el hombre joven que amaba se revelo delante de ella quien estuvo delante todo este tiempo.
—Lo siento, lo siento mucho... —estaba arrepentida —verte sonreír es lo único que me reconforta Shirou, el que estuvieras a mi lado. Fui demasiado ingenua, pensé que si no hacia nada seguirías siendo feliz con las personas que te rodeaban a pesar de ser porque si conocías la realidad que ocultaban.
—Me bastaba con estar contigo Artoria —dijo el muchacho, estando detrás de ella de un instante a otro, paso de verlo delante a estar detrás de la mujer —estar contigo era lo mas alegre que me pudo haber pasado, pero decidiste apartarme.
—Perdoname... —exclamo la detective.
—En este momento, hay una toxina en tu sistema que tiene paralizado tu cuerpo, lentamente todo tu cuerpo será paralizado hasta tu sangre deje de fluir y colapsen todos tus órganos, incluido tus pulmones y tu corazón —retomo la palabra Billy —Shirou, tu conoces la única forma en la que su cuerpo vuelva a la normalidad sino en los próximos treinta minutos el cuerpo de Artoria dejara de moverse aun que su mente siga consciente paralizada mientras veneno en su cuerpo hace el trabajo. Es tu decisión Shirou, que empiece el juego.
Sintiendo como el veneno en su cuerpo iba paralizando su ser a cada segundo, miro a Shirou como él con su mano en su trasero iba acariciando hasta levantar la falda de aquel vestido que alguien mas le puso. Mostrando una bragas blancas que también le habían puesto.
—Shirou... —pronunció débil su voz, sintiendo de sus caderas para abajo su cuerpo entumido, pero pronto sintió un hormigueo cuando los dedos del chico movieron esas bragas suyas y pasaron por su piel —por favor, Shirou... ¡Ha!~
De pronto sintió como el pelirrojo lamia su vagina, primero los labios de esta boca suya, después de se adentro ha abrirse paso con su misma lengua, a pesar de decir que su cuerpo estaba siendo paralizado por la toxina, por dentro Artoria sentía la cálida sensación orgásmica gracias al talento de Shirou y su lengua.
—Si sigues así, Shirou... harás que mi vagina se derrita~ —decía la mujer disfrutando, después de tanto y a pesar de la oscura situación en la que estaban por fin hacia el amor con el muchacho del que se enamoró de forma mas natural.
—Aun no —dejo de usar su lengua para darle placer a la rubia, tomo su pierna derecha de Artoria y la levanto —voy a meter mi pene en ti para hacer que alcances el orgasmo, Artoria —con su rostro detrás del cuello de la mujer, dio un beso en esta zona suya de la mujer para marcar que era suya. Clavando su miembro en la mojada vagina de Artoria mientras la tenia sostenida.
—¡Haaa, Shirou! —el pelirrojo se movía rudo dentro de Artoria, siempre que ella lo asalto en su cama había sido suave con Emiya para no despertarlo, sin embargo ahora que él estaba despierto sabia que era alguien rudo, pero eso le gusto a la detective —¡Shirou! —mientras él seguía moviéndose su ser femenino no resistió mas, se vino mientras Emiya seguía frotando su miembro dentro de ella.
—Ese fue un sonido muy lindo por parte de Artoria... —dejo sorprendido a Shirou, quien puso sus manos en el cuerpo de la mujer para tomarla y llevarla al suelo, donde pudo mirar el rostro sonrojado de la rubia mientras seguía causándole placer —y también la expresión que tienes en la cara es muy linda viniendo de ti.
—Shirou, te amo —dijo sin mas pasando su mano en la mejilla del chico sin que parará ni un segundo sus movimientos —te amo Shirou. Hazme tu mujer.
—¡Artoria! —grito Shirou al venirse dentro de ella para marcarla a su nombre.
—¡Shirou, shirou... —se sentía en el cielo, Artoria.
Cielo del que despertó, no era más que una ilusión.
—Shirou... ¿eh? —despertó en aquella misma habitación en la que creyó encontrar a Shirou cuando allano la mansión sola, de su pierna estaba encadenada algún extremo de la habitación mientras mirando a todos lados, para darse cuenta que lo que había visto resulto ser todo este tiempo una alucinación. Excepto la revelación de Billy. Pues una cinta de reproducción estaba abandonada a lado suyo con el botón de reproducir apretado —¿Que?...
Rebobino la cinta para saber que había en el audio y de nuevo escucho la voz de Billy, aunque ahora la voz era propiedad de Euphoria.
—Bienvenida detective Artoria, durante años has hecho lo que creías correcto, rompiendo las reglas que dicta la policía para hacer tu propia justicia, trayendo justicia a lugares y vidas que lo habían perdido, pero por egoísmo decidiste romper tus ideales y dejar que un grupo criminal siguiera existiendo —decía la grabación.
—El culto de la diosa consorte —cambio la voz de la grabación, de ser la voz de Megumi o billy, paso a ser la misma voz de Sakura en el audio, no era esa dulce voz de la chica de siempre, era una voz mas madura y confiada —el culto que acabo con vidas inocentes en actos terroristas y que acabo con la inocencia de muchas, pero tu tuviste la oportunidad de exterminar por completo aquella secta terrorista pero por razones egoístas no lo hiciste. Durante años hiciste justicia pero ahora la has quebrantado, sabes lo que se siente que tu inocencia sea robada. Claro que no, nadie debería sentirlo mujer u hombre. Al igual que tu, hice silencio y pensé que mi vida podía seguir en silencio que todo se arreglaría solo, pero entonces me encontró quien podía ayudarme, alguien que me salvará y me revelará lo que tenia que hacer para acabar con mi pasado... —la prueba en la que Sakura acabo con Shinji.
Aquella vez en la que Sakura se libero del tormento que Shinji le sometió, cuando el muñeco en ese pequeño triciclo infantil apareció delante de ella le dijo unas palabras más tras felicitarla por pasar la prueba.
—Hay que morir para renacer.
—¿Como sanas una enfermedad de la que no hay cura? —pregunto Sakura por Megumi —con un legado, yo seré quien siga con la obra de mi maestra, mi mentora y salvadora. Al crear un legado mientras vives, superas cual enfermedad.
Entonces recordó esas palabras que Megumi le dijo cuando la enfrentó a puños.
—Eres como yo, ambos queremos justicia pero en la justicia que rige el sistema, sino en nuestra propia justicia.
Artoria temblaba de terror mientras intentaba arrancar la cadena de la pared con desesperación por salir.
—Euphoria eligió a diez jugadores para esta prueba, Shirou, Medea, Medusa, Mordred, Rhongomyniad, Illyasvel, Rin, Luvia, tu y yo. El juego no era para nosotros, era para ti Artoria-san. Decidiste esperar a que él tiempo todo saliera bien cuando decidiste abandonar la ultima voluntad justa de Emiya Kiritsugo y lo único que tenias que hacer era esperar.
—Quiero que te sientes conmigo a conversar, detective —recordó las palabras que Megumi le dijo cuando la encontraron.
—Todos seguimos las reglas, excepto tu, detective. Dime ¿que siente caer en la desesperación y el miedo?
—¡Shirou! —comenzó a gritar de desesperación y horror la detective. Entonces vio de la puerta superior, como alguien se asomo, era la misma Sakura Matou —Tu...
—Nadie me ayudo cuando caí en ese espiral de horror detective, nadie te ayudará ni te encontrará, ni siquiera Shirou.
—¿Sakura?... ¡Sácame de aquí maldita perra! —se arrastro lo mas que le permitió la cadena —¡Sácame de aquí!
—No te preocupes —exclamo con ese tono alegre de siempre —me aseguraré de hacer muy feliz a senpai por ti.
—¡Eres una maldita perra! ¡Devuélveme a Shirou! ¡Libera me!
—Fin del juego detective —cerró lentamente la puerta dejando adentro a la detective colocando llave en la puerta.
—¡Suéltame, maldita perra te voy a matar! ¡Maldita perra! ¡No!
Euphoria desde el asiento del copiloto del vehículo de la patrulla de Artoria vio a uno de sus enmascarados aprendices aparecer de su ventana, a lo cual sonrió entendiendo que el juego concluyo con un solo perdedor.
—¡Maldita perra! ¡Maldita perra! —los gritos de la detective se escuchaban hasta donde Megumi estaba. El juego había terminado exitosamente.
Fin del juego.
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