Business and pleasure (Naruto x Harem)

Esta obra la estaré actualizando una vez al mes, para darme tiempo de seguir avanzando la historia y tenerles una actualización constante. Espero y les agrade.

Alone in heaven

 Milf of the death

Pocos pueden rentar un penhouse. Esas habitaciones en la cima de los hoteles, dónde el lujo, la comodidad y la vista son de primera clase en la ciudad que te encuentres, se siente mirar a la creación de Dios desde lo alto del cielo y burlarte de ellos. Rentando uno de estos pisos lujosos, una bella angel de piel y cabello blanco, así como un gusto por ropas del mismo tono acababa de llegar a Tokonosu luego de un largo viaje en avión ha su habitación reservada. Sola en su hospedaje, Iriasvel von Einzbern tomo su teléfono y entre sus contactos más íntimos, encontró a quien deseaba ver en la ciudad para darle un mensaje.

Sin embargo en la residencia Komuro, el pelinegro usando conversando por mensaje de texto en su celular con quién paso una agradable semana de vacaciones, recibió una fotografía de Yuriko desde su habitación en la casa de los Takagi. Una foto de ella usando un conjunto de lencería roja muy incentiva solo para su joven amante.

"Lo que usaré para nuestro próximo encuentro, mi amor.~"

Era el texto que vino después de la imagen. Sonrío al ver el material que le enviaban así como su pequeño y noble amigo de Komuro despertaba para hacer de la tarde un poco más pasajera. Fue entonces que un mensaje entro desde un contacto que solo una vez le llegaba una notificación a Takashi con suficiente razones para animarse de verdad.

"Takashi-kun~ estoy en la ciudad."

Fue suficiente por parte de esta mujer, para hacer que el bulto en los pantalones se agrando. Parece que el resto del día ya había presentado sus planes para Takashi.

Iriasvel von Einzbern ¿Quien era está misteriosa mujer que contactaba a Takashi? O mejor preguntar ¿Cómo es que una preciosa dama como ella termino conociendo a Komuro Takashi? Tenemos que remontarnos a tres meses atrás. Era un día posterior de la escuela, el pelinegro había visitado un parque recurrente frecuentado por niños y padres, él estaba en el baño público encerrado en uno de los cubículos dónde acababa de terminar de hacerlo con Yuki Miku.

—Esto fue arriesgado —salia Takashi del baño de hombres aliviado de que todo acabará.

—Fue muy excitante, darling~ —exclamo Miku saliendo detrás de Takashi para abrazar al pelinegro por la espalda y darle un beso en la mejilla—, la próxima vez. Hagámoslo en el baño de la estación del metro.

—Mejor en una habitación —exclamo, usando un tono que solo Miku le escuchará debido a tanto niño y madres en este parque.

—Di lo que quieras, pero se que te gusto de otra forma no le hubieras dado tan duro las últimas tres rondas~ —dijo Miku enamorada de la forma brusca en la que le trataba el pelinegro.

—Eso es porque entraron esos chicos del colegio hablando sobre ti —cosas que molestaron a Komuro—. Nadie habla mal de mi chica.

—¿Así que por fin soy tu chica? —pregunto pícara Miku poniendo sus manos en la parte posterior del cuello de Takashi.

—A pesar de ser una perra, tienes cierto encantó —lo aceptaba a duras.

—Es porque soy tu perra~ —dijo a su oído—, mi cuerpo ahora es de tu propiedad, Ta-ka-shi-kun.~

Dijo muy cercano a su cara, poniendo su pecho contra el chico delante de todos los del parque, dándole igual a la chica. Quería presumir al hombre dueño de su cuerpo.

—Hasta Luego, Darling.~

Una vez se quitó a Miku de encima, Takashi necesitaba visitar el centro de la ciudad para realizar ciertos mandados. Todo mientras pensaba en Miku y su forma de ser, en una conversación que tuvo con sus amigos, Morita sobre todo; hablaron sobre la pelinaranja y si era un partido para tener como pareja.

Yuki es linda pero su forma de ser la hacían reprochar. Sin embargo no negaba Komuro que la pelinaranja sabía moverse como una madura; lo que a su gusto le daba puntos.

—¿Que hago con ella? —pregunto al aire Takashi cuando se detuvo en el banco de estación del autobús.

—¿Que hago con todo esto? —pregunto una mujer.

Al voltear a la izquierda suya, Takashi vio a una dama de piel albina, cabello blanco y una figura ocultada bajo un conjunto de abrigos ligeros del mismo color que se contrastaban con sus ojos de color rojo. Tal mujer tenía consigo una serie de cajas y bolsos en sus manos, cosas que iban a caerse en cualquier momento de sus manos. Justo cuando una de las cajas que tenía en manos, empezó a ladearse entre todas sus cosas, alguien tuvo que ayudar a la mujer en su apuro.

—¡Ay no, no, no! —justo cuando las cosas estaban a punto de caerse de sus manos. Iriasvel se sorprendió al notar que todas sus compras eran sostenidas por alguien más—. ¿Eh?

—¿Esta bien que le ayude, señora? —dijo Takashi sosteniendo las cosas en manos todavía de la mujer.

—¿Ah? —vio a Komuro ayudandola—. Muchas gracias, por un momento y todo lo que compre se volvería un desperdicio. No sé quién eres pero te lo agradezco —dedico una sincera sonrisa al chico.

—Es mucho para que una sola persona cargue todo eso, puedo ayudarla si usted quiere —ofreció sus servicios Komuro.

—Ya que eres un chico tan amable —le agrado la caballerosidad del chico, primera vez que una persona como él en este país se ofrecía para ayudarla desinteresadamente—, no voy tan lejos. Vamos a ese edificio.

Señalo un hotel a unas cuadras de su posición. Dejando las cajas para Takashi, vio al chico hasta el edificio que era un hotel de cinco estrellas, y a pesar de llegar al hotel, decidió ser él quien acompañará a la albina hasta su habitación, dejando que los botones del edificio se encargarán de otras cosas.

—¡Llegamos! —anunció Iriasvel entrando al penhouse dónde nadie más se hospedaba más que ella—, puedes dejar las cosas donde los sofás.

—Así que este es tipo de lujos que se dan los ricos cuando viajan —comento Komuro luego de poner las cajas en el piso, para apreciar la elegancia de la habitación.

—¿Te diste cuenta que no soy japonesa? —pregunto carismática la albina mujer dejando sus bolsas delante de las cajas de Komuro.

—Bueno, Iriasvel von Einzbern no es un nombre que suene japonés, pero me asombra que hable mi idioma como si usted fuera natal de aquí —dijo Komuro para socializar más con la mujer.

—Es cierto, vengo de Alemania realmente —comenzó a agradarle Takashi a la mujer—, de hecho soy una empresaria, vengo cada mes a Tokonosu para visitar las instalaciones científicas de la familia Einzbern. Somos una de las empresas dedicadas a la genética y medicamentos.

—Laboratorios Heaven's feel —recordó un nombre Takahi—. ¿usted es dueña de esos laboratorios?

—Junto con toda la familia —exclamo Iri tomando confianza en el chico—, por cierto... Komuro Takashi-kun. ¿Lo dije bien? —el pelinegro acento con su cabeza.

—Puede decirme solo Takashi.

—Takashi-kun antes de irte ¿puedes ayudarme a desempacar? Prometo darte una recompensa a toda tu buena acción de hoy —exclamo la Einzbern, sin saber que sería su sentencia a caer con Takashi.

—Esta bien, con gusto —era posibilidad de un cincuenta contra cincuenta por ciento de que si o no tuviera una aventura con esta mujer. Pero admirar más de su belleza podía ser suficiente por ahora.

—Bien, compre cosas para mí, mis hijos y Kiritsugo —a cada segundo que pasaba más con él más le daba su amistad, Iriasvel.

—¿Su esposo, es casada? —pregunto el pelinegro.

—Tengo a mi querida Illya y a mi tierno Shirou con sus novias en casa en Berlin, y bueno... Mi esposo está de viaje por medio oriente con esa tal Maiya... —se sintió mal al mencionar a esa otra mujer de pelo blanca lo cual notó Takashi con su corta experiencia; pero de inmediato recupero la compostura—, no importa eso ahora.

—Si usted lo dice.

—Ahora, antes de abrir las cajas hay una que... —fue demasiado tarde para Iriasvel. Cuando Takashi abrió la primera caja, la que estaba encima de toda la pila de cajas; se topo Komuro con algo peculiar, un consolador color morado cuyo tamaño no se comparaba con lo de Takashi— ¿Eh?, ¡¡Nooo!!

En cuanto vio que el chico tenía en las manos aquel juguete especial que se había comprado, casi se muere de la vergüenza. De inmediato Iriasvel se arrojó a Komuro tirando las cosas que había comprado, tomando aquel juguete para ocultarlo entre sus manos. Unos cuantos minutos después de verla tomar compostura otra vez. Iriasvel decidió explicarse al respecto ya que después de todo, Takashi vio su compra especial.

—Verás Takashi-kun —puso la albina el juguete en el empaque—, mi esposo no es muy, apasionado... Pues, a veces una mujer necesita... Tiempo a solas —termino poniéndose las manos en la cara para ocultar la vergüenza.

—Pero con algo así —trato de decir algo más, pero la europea mujer, no estaba de humor.

—Por favor, no hablemos más de esto. Mejor te doy tu pago por haberme ayudado y... Para que no le digas nada de esto a nadie —totalmente sonrojada de la vergüenza se le notaba a la Iriasvel—, solo dame un número y te pagaré.

Un número. Su estuvieras en este tipo se circunstancias que le dirías a una mujer atractiva como la Einzbern.

—Dos —dijo Takashi luego de pensarlo en segundo.

—¿Dos? —dijo Iri extrañada con el corto número—. ¿dos mil dólares? ¿Dos millones? Puedo darte esa cantidad sin problemas.

—Yo no hablo de dinero —el tono serio de Komuro confundió más a la albina mujer. Pero al analizar la mirada de Komuro, notó que sus ojos estaban puestos en una parte de su cuerpo en ese último momento.

—Dos... —entendió mejor ese número—.¿Te refieres a mis pechos?

De inmediato, Iriasvel se cruzó de brazos para tapar su busto y desviar la mirada de Komuro.

—Iriasvel-san es una linda mujer, una hermosa flor blanca única en extenso jardín —decidió ser poeta por un momento Takashi.

—¡Deja de decir cosas lindas sobre mi!—grito, su mirada y la vergüenza que le hacía sentir Takashi eran demasiadas para su orgullo—, porque te interesa ver mis pechos.

Se levantó la albina del sofá teniendo todavía los brazos cruzados, dando un par de pasos lejos del mueble. Este movimiento suyo solo hizo que Takashi hiciera su propio movimiento hacia ella.

—Dígame Iriasvel-san ¿usted se siente sola a caso? —se paro para por detrás, Takashi tomara a la mujer por su busto y sus manos le dieran aquí, un masaje a pesar de intentar separarlo de ella.

—¿Que haces Takashi-kun? —pregunto Iriasvel haciendo poco forcejeó—... Para.

—Sea sincera conmigo —decía Komuro—, su esposo la ha desatendido ¿no es así? Por eso compró ese juguete.

¡Se está volviendo salvaje! Es lo que pensaba la albina, sin embargo después de dejar que Takashi viera que tenía tal cosa entre sus compras y contarle levemente, no podía esconderse por mucho la albina.

—Kiritsugo... Siempre está de viaje... No lo hemos hecho desde que nació Illya —eso era hace 8 años.

—Si, Iriasvel-san fuera mi esposa le daría toda la atención cuando quisiera —exclamo a oídos de la albina, sintiendo en su cuello la respiración cálida del chico, seguido inmediatamente de un mordisco menor en el mismo lugar.

—Para, no pienso hacerle algo a Kiritsugo~ —aunque sus palabras decían una cosa, su voz lo decía en otro tono.

Se libero con más agresividad, debido al forcejeo cayó sentada en el sofá dónde estaba Takashi, quedando a merced del pelinegro.

—Mire como me puso el solo estar con Iriasvel-san —mostró su erección a ojos de la albina, su titán tenía punta a solo unos cuantos centímetros de la cara de la mujer.

Ante su cara, el empalme de Takashi liberaba un aroma que a pesar de ser repulsivo para el delicado olfato de la albina, por más que lo intentará no podía evitar dejar de mirar su pene.

—Es... Muy grande —dijo impresionada por el tamaño, en menos tiempo de lo que esperaba Iriasvel puso su mano en el grueso miembro de Komuro para frotarlo y suspirar el enorme calor que desprendía—, bueno... Tengo que pagarte de alguna forma.

Y así, ocurría la caída de Iriasvel von Einzbern. Unos cuantos segundo después en ese mismo sofá. La mano de Iriasvel gratificaba el pene de Takashi mientras él mordía y chupaba sus pechos, aunque no eran grandes; por alguna razón estos comenzaron a lactar mientras mordía uno de sus pezones, el otro de sus pezones color rosa de la albina también disfrutaba solo que los dedos de Takashi presionaban para hacer brotar las gotas de leche.

—Iriasvel-san, su leche es muy sabrosa~ —el sabor de la leche de la mujer era demasiado sabroso para Komuro. Estaba acomodado sobre las piernas de la mujer para no lastimarla con la pose.

—Por favor, no digas eso... sino me va poner más caliente de lo que no quiero—ya era malo que le empezará a gustar los mordiscos que le daba el chico y el hecho de que le ayudaba a liberar la tensión en su hombría como para que se sintiera excitada por el joven de uno veinte años más joven que ella—, por favor, solo correte y ya, para terminar con esto.

—Entonces, Iriasvel-san debería usar su boca para hacerme acabar más rápido —dijo Komuro dejando de saborear la leche materna de la albina.

—¿Mi boca? —a pesar de tener dos hijos, era inocente con temas sexuales. No entendía como el usar su boca podía hacer que el pelinegro hiciera que acabará más rápido.

—Por favor —dijo Takashi con gentileza, teniendo la mirada de la albina sobre su pene el cual palpitaba muy ansioso.

Iriasvel se mantuvo sentada en el sofá. Con sus piernas abiertas estando de pie en el sofá, Takashi había colocado su hombría en la dulce boca de la europea. Disfrutando de las expresiones que hacía su cara mientras le chupaba su miembro a Komuro cuando aún tenía sus pechos al aire.

—¿Lo hago bien, Takashi-kun? —pregunto Iri cuando su boca hacia sonidos pervertidos por tener semejante pedazo de carne en su boca. No presto atención a sus piernas, las que se cerraba debido a que su entrepierna comenzaba a arder para la Einzbern.

—Un poco torpe, pero está bien... Iriasvel-san puede practicar conmigo para su esposo —dijo con honestidad, sabía de ella sin preguntar qué además de no tener con frecuencia sexo con su esposo, tampoco tenía mucho conocimiento.

—¿Practicar? —pregunto confundida lamiendo con la punta de la lengua, la punta del pene de Takashi.

—Iriasvel-san puede verme como un amigo sexual con quién practicar —acaricio la cabeza de la mujer cuando la vio engullir su polla otra vez dentro de su boca. Momento justo cuando y sin aviso, Takashi soltó una fuerte descarga de sus hijos en la boca de Iriasvel.

—¡Mmmmmm! —gimió de susto la albina al sentir la cantidad de semen cayendo en su boca hacia su garganta.

—Tiene que beberse toda la leche Iriasvel-san, sin derramar una sola gota y dejar limpio mi pene, su esposo se sentirá mas excitado de esa forma —la mujer miraba con ojos llorosos al chico luego de sentirse ahogar por un momento debido a toda esa descarga.

Después de soltar el miembro del pelinegro, tras seguir sus indicaciones a como dijo. Mostró su boca abierta, dejando ver qué también se bebió todo lo que Takashi libero en su boca.

—Lo hice bien —pregunto la albina teniendo la mano de Komuro acariciando su boca.

—Si, eso fue genial Iriasvel-san. Ahora hay que pasar a la siguiente lección, descuide le haré compañía en esta lindo día —dijo con cordialidad y caballerosidad. Un buen caballero sabe que debe ser cordial para tener lo que quiere, cordialidad, cortesía y con un arma en la mano y verás que todo lo que quieres te lo darán que con solo cortesía.

En la cama de grandes dimensiones que compañía la habitación donde la albina se hospedaba, veías a Iriasvel encima de Takashi moviendo su cintura de arriba a abajo de forma lenta y consista. Quedó impresionada por el tamaño de Takashi cuando lo vio, pero en cuanto tuvo que montar a la bestia de Komuro, se dió cuenta que era más grande de lo que se veía, grande y grueso; así lo sentía la europea mujer en cada movimiento de su cintura de arriba a abajo sintiendo que el pene de Takashi llegaba más allá de donde Kiritsugo entro en ella. No podía ser sincero con el pelinegro, no quería que le viera siendo una mujer pervertida.

—Tu pene... Tu pene muy brusco conmigo~ —a pesar de sus palabras, su cara mostraba remordimiento en la albina.

—Es Iriasvel quien se esta moviendo, no yo —dijo Komuro estando en la cama sin moverse—, si quiere hacer que su pareja se excite más al tener sexo, debe decir lo que siente en el momento.

—¿Lo que siento? —pregunto la peliblanca mujer, poniendo sus manos a los lados de la cama entre el torso de Takashi.

—Sea honesta, Iriasvel-san ¿Mi pene se siente mejor que el de su esposo? —pregunto Takashi, cambiando de pose junto con la albina, teniendo a la mujer en cuatro sobre la cama mientras él golpeaba el trasero de la mujer, llegando más profundo de lo que Iri se trago de Komuro.

—¿Qué? ¿Creí que querías que fuéramos amigos sexuales? —se detuvo junto con Takashi cuando estaban por entrar al climax.

—Lo somos, Iriasvel-san está dejando salir esos años de frustración de su matrimonio conmigo —decía Takashi—, creía que no me daría cuenta que se ha estado corriendo una y otra vez desde que mi pene entro en su vagina.

—Eso pues...

—Porque conformarse con un juguete barato, cuando puedo darle el mío para complacer su frustración, Iriasvel-san —le estaba lavando el cerebro.

La vagina de la mujer Einzbern temblaba de excitación teniendo la hombría del pelinegro dentro suyo. Después de ocho años sin hacerlo con su marido decidió comprar algo para ella ya que sabía que pasaría mucho para que su esposo tan siquiera volviera a casa y le prestará atención como ella quería. Puede que sea capricho del destino por terminar topandose con Takashi o fue ella quien buscaba a alguien que ayudara con su frustración y termino encontrándose con Komuro.

—¿Que dice, Iriasvel-san? —pregunto mientras iba sacando poco a poco su miembro de la vagina de la albina—, podemos ser amigos sexuales o despedirnos en este momento. Después de todo, usted lo dijo aunque no claramente. Su esposo tiene su propio amante.

—¡No! —grito con rabia y tristeza—. ¡No me dejes así! ¡Ya es malo que mi esposo se la pase viajando más que yo por el mundo, si que también me engañe con Maiya.

Parecía llorar la mujer.

—Entonces déjeme ser algo más que su amigo con derecho Iriasvel-san —tomo a la mujer de su mentón para verla y secarle esa lágrima—, déjeme ser su amante.

—Sabes, tengo unos veinte años más que tú —la calló con un beso sencillo—, soy casada... —otro beso con la que silencio a la albina—, tengo un hijo de tu edad.

Tuvo que introducir su lengua en el siguiente beso que le dió a la albina para que captará mejor, pero si eso no bastaba. Komuro uso palabras.

—Eso solo me hace desearla más, Iriasvel-san —dijo tras besarla—. ¿Entonces?

—Dame tu pene, Takashi-kun. Has que me venga infinidad de veces con enorme pene... ¡Kya, si! —un gemido de placer y felicidad para cuándo sintió el enorme pedazo de Takashi entrando más adentro de lo que ya había entrado antes, haciendo que se corriera más fuerte cuando la volvió a penetrar con más rudeza que la de antes—. ¡Oh dios, perdonadme por disfrutar de un pene que no es el de mi esposo!

Fue ella quien comenzó a mover sus caderas de adelante hacia atrás mientras se hacían escuchar sonidos lascivos saliendo desde donde sus pelvis chocaban. Todo mientras que la vagina de la Einzbern brotaban más y más de sus propios jugos manchando la sábanas, al mismo tiempo que eran manchados por la lactancia de la albina debido a su propia excitación.

—Se está moviendo demasiado rápido Iriasvel, voy a venirme en cualquier momento —decía Takashi dejando todo el movimiento de caderas a la albina mujer que se movía sin descanso.

—Lo quiero dentro, dame tu semen Takashi-kun ¡Dame esa leche tuya bien dentro! —grito Iriasvel alcanzó un orgasmo como nunca había tenido—, ¡Ha!~ es fantástico, puedo sentir tu esperma caliente por todo mi interior... No recordaba lo bien que se siente tener sexo. Pero el dedo adúltero es mejor.

—Yo también lo disfrute —comento Takashi sacando su pene de la vagina de Iriasvel que se volvió apretada en ese último orgasmo de la mujer—, me alegra ser de ayuda para Iriasvel-san.

—De que estás hablando~ —pregunto la albina quien derribo a Takashi sobre la cama otra vez—, aún no hemos acabado Takashi-kun~ —con sus manos en el torso del chico notó lo bien que estaba formado sus torso—, has encendido el interruptor en mi y ya no puede apagarse.

—Voy a dejarla con calambres en las piernas, Iriasvel-san —dijo Komuro con una sonrisa de confianza aceptando el desafío.

Una noche de larga pasión después. Despertó la albina sola en su cama gracias a los rayos del sol, con las piernas adoloridas y su cuerpo satisfecho, notando que el pelinegro no estaba con ella en la cama. Preguntándose si lo volvería a ver, la albina tomo su celular y en cuanto abrió su dispositivo vio una nota dejada en sus correos de parte de Takashi. Dejo su número de teléfono para que la mujer le contactará cuando volviera a la ciudad y quisiera pasar un día con él.

Cada mes, Iriasvel venía una semana a Tokonosu sin embargo solo un día de estás estancia podía disfrutar ella sola, ya que el resto de días significaba estar de visita en las distintas instalaciones de su compañía en el país. Ese único día al mes era el día que Takashi iba a visitar.

La albina de ojos rojos había tomado una ducha para estar fresca ante la llegada de su amante una vez más; un labial color rosa se había colocado y un perfume de elegante fragancia se había rociado sobre su cuerpo esperando con ansias la llegada de su amante. En pocos minutos después de alistarse y ponerse a esperar a Komuro, llegó el chico.

—Hola, Iriasvel-san —saludo por cortesía el pelinegro luego de que le abrieron la puerta y entrará una vez le dejo la mujer.

Una camisa blanca con un saco color negro encima y una corbata del mismo oscuro tono usaba el chico. Ropas elegantes para reunirse como amante que era de la albina mujer.

—Adelante Takashi-kun, te estaba esperando~ —fue lo que dijo la albina mujer usando esa bata negra y transparente que dejaba ver el juego prendas íntimas femeninas oscuras. Después de todo, el negro es el color del pecado—, me veo bien ¿Que opinas?

—Se ve más hermosa en persona, Iriasvel-san —no se veía nada, el contraste de colores le quedaban—. ¿ese agradable aroma viene de usted?

—Es de un perfume que compre solo para ti —afirmo la mujer, mirando Komuro al busto de la peliblanca dado que de allí provenía el aroma del perfume—. ¿te gusta como huelo?~

—Mucho —tomo la mano derecha de la mujer apenas cerró la puerta, para darle un beso en la mano como si ella fuera de la realeza.

—Ven aquí —tomo a Takashi de su saco ligero y empezó a besarse con desenfreno con el chico.

Empujando paso a paso a Takashi hacia la cama en la habitación fue abriendo los botones de su ropa hasta dejarlo solo con sus pantalones, cada vez más cerca de la cama; así que fue desabrochando el pantalón del pelinegro hasta que él cayó sentado en la cama donde se quitó el pantalón y quedó desnudo totalmente ante la europea mujer. Su pequeño amigo de inmediato se encendió y se mostró ante la Einzbern.

—Aquí está —dijo Iri agachándose para quedar a la altura adecuada—, es el pene que me hace olvidar que su esposa y madre para ser únicamente una mujer. Tengo que esperar un mes para tenerte de nuevo conmigo.~

—También la he esperado este tiempo para verla Iriasvel-san —dijo Takashi dejando que la mujer prestará atención solamente a su miembro.

Sin pedir permiso o dar aviso, empezó besando la punta de su pene pero enseguida, Iriasvel estaba haciendo una felación a Komuro. Todo mientras  ella misma comenzaba a tocar su clítoris y a retorcer mientras apretaba uno de sus pezones de su pecho a cada segundo que iba saboreando la polla del chico.

—Se ha vuelto más experta en esto Iriasvel-san... —esta vez le dejaba sin aliento a Takashi, la lengua de la albina y la fuerza con la que su boca succionaba su pene era extrema.

—Es porque me gusta el sabor de tu cosa, Takashi-kun~ vamos deja que Iri te consienta —puso sus pechos alrededor del pene de Komuro, por almohadas suave y jugosas era presionado su hombría. Todo mientras su lengua lamía la punta de su miembro.

—¡Iriasvel-san, esto es cielo! —era un paizuri único para Takashi. Pues mientras su pija era estrujada por sus pechos, de ellas iban brotando gotas de la leche materna de la Einzbern que envolvían su pene el cual iba dejando salir su líquido pre seminal—, voy a venirme en la cara de Iriasvel-san...

—Aun no querido~ hay un lugar donde quiero que me lo pongas —dejo de hacerla la rusa a Takashi, poniéndose de pie se quitó toda esa ropa que le mostró a Komuro y se adentro en la cama donde él estaba sentado en el borde. Dentro de la cama Iriasvel uso sus manos para abrir su trasero y mostrarle el agujero por dónde quería que le diera el joven que tenía por amante—, ven a Takashi-kun. Esta vez quiero que me lo hagas en mi culo.

—¿En verdad? —un pasaje en el cuerpo de la albina europea que no había usado antes Takashi—. Pero me había dicho que...

—Veras Takashi-kun, estoy en mis días peligrosos en este momento —contaba la mujer teniendo sus manos en su trasero todavía—, pero no quiero irme de Tokonosu sin haber probado antes tu pene. Así que esta vez dejaré que hagas tomes la primera vez de mi culo.~

—...¿Esta segura? —era demasiado buena la oferta para no ser de un sueño, según Takashi—, no prefiere que use condón para que pueda...

—Lo que quiero es sentir tu caliente y espesa leche, querido~ —entonces comenzó a mover su trasero la Einzbern—, ven y pon enorme cosa en mi trasero.~

No podía poner mas objeciones a la insistencia de la albina, la combinación de su piel y ese lugar suyo sin tocar ni por su propio esposo acabo con la tentación de Takashi.

—Date prisa~ —dijo la albina, justo cuando la punta del miembro de Komuro empezó a frotarse contra su agujero.

—¡Allí voy, Iriasvel! —se adentro violentamente en la cavidad anal de la albina hasta toparse con el fondo.

—¡Haa!~ —un grito de dolor mezclado con un gemido de placer era lo que salió de la boca de la albina mujer, quien de su vagina soltó una fuerte chorreada de sus propios jugos se libero de solo sentir su ano ser penetrado—, puedo sentir... Tu pene está expandiendo las paredes de ano, es tan doloroso pero tan rico al mismo tiempo.

—Voy a moverme, Iriasvel-san —dijo Komuro, antes de empezar a mover las caderas, poco a poco con cada embestida el culo de la albina se hacia más resbaladizo y más agradable para los dos.

—Tu pene raspa las paredes de mi culo... Y mi vagina llora de lo delicioso que se siente~ —exclamo la mujer ante la lasciva sensación.

Una sensación rasposa pero pervertida era lo que sentía la Einzbern mientras lo hacía de esta forma tan sucia con su amante. Cuál perrito fuese o misionero Takashi clavaba duramente su pene dentro de ella causándole los orgasmos que había estado aguantando todos estos años.

—Esto es genial... No puedo creer que el sexo anal fuera algo tan genial —tenía sus manos tirando de las sábanas de la cama puesto no podía con toda la sensación ella sola.

—Voy a soltar mi primera carga, Iriasvel-san —enterraba con más entusiasmo su pene dentro de ella—, ¡Iri-san!

Grito antes de soltar su esperma dentro del culo de la mujer. Quien soltó un fuerte orgasmo en cuándo sintió como el fluido varonil de Takashi le inundó este agujero suyo.

—¡Que rico! —grito antes de retorcer su cuerpo del orgasmo, pero no dió un minuto de descanso a Takashi cuando—, vamos Takashi-kun~ dale a esta pervertida esposa más de tu espesa y joven semilla.

Así como él tenía su lado salvaje, despertó en Iriasvel el lado salvaje en la albina. Dama, la noche era joven así como su amante; aún tenía mucho que darle por este agujero dado la situación que una vez al mes pasaba con cada mujer.

—Muerdes mucho mis pechos Takashi-kun —encima del chico, la albina movía sus caderas en subida y bajada contra la pelvis de Komuro—, combinado con lo delicioso de tu pene no tardaré mucho en volver a correrme...

—¡Yo tampoco, Iriasvel-san! —grito antes de venirse por novena vez dentro de la albina dama, teniendo ella su décimo tercer pegamos de la velado.

—¡Me vengo! —grito la albina manchando la pelvis del chico con sus jugos.

Se quito de encima de Takashi y le dejo ver su agujero todo rebosante de su leche mientras sus pechos aún brotaban las últimas gotas de leche de ellas.

—Mira cuánto te corriste Takashi-kun, nueve veces seguidas mi culo ya está experimentado gracias a ti~ —dijo la albina.

—Aun tengo energía ¿sabe? —a pesar de las nueve veces seguidas, tenía energías—, aún puedo darle amor.

—Dame un momento para recuperarme, no quiero terminar con el culo por fuera —se levanto la albina para ir por un poco de agua.

—Iriasvel-san aún tiene otro lugar para mí —Takashi llegó a Iriasvel antes de que entrara a la cocina, tomando a mujer de las piernas para levantarla de sorpresa.

—¿Takashi-kun, que estás haciendo? —noto como el pelinegro comenzó a frotar la punta de su pene en los labios de su vagina—, espera te dije que no es día seguro... ¡Kya!

—Y aún así, Iriasvel-san me llamo para venir con usted —exclamo, para comenzar a moverse dentro de la vagina de la albina—, tiene que admitir que quiere que le haga un hermano a sus hijos.

Más orgasmos se liberaron de la Einzbern en cuanto sintió la cosa del chico adentrarse en ella. Sus pechos iban soltando más de su leche materna sin importar dónde estaban en el penhouse.

—Que rico se siente~ —dijo Iriasvel al sentir su vagina derretirse por mil ahora que tenía dónde debería tener la cosa de Takashi—, no es que quiera tener un hijo contigo... Pero como le explicaría a Kiritsugo.

—Preocupemos por eso después —comenzó a besarla mientras la embestia fuerte, haciendo que sonara el golpeteo de sus carnes contra el trasero de la albina debido a que la puso contra la barra de la cocina.

—Puedo sentirlo, aquí viene... ¡Suelta tu leche en mi Takashi-kun! —grito antes de desfallecerse por ese último orgasmo, uno más fuerte que de lo habitual que salió de la Einzbern—. ¡Si!

Esa noche la albina durmió como si estuviera en el cielo, aunque dormir en un piso tan alto el un hotel de tantas estrellas ya era el cielo, Iriasvel no se sentía particularmente sola.

—¿Que es esto? —Takashi recibió una botella por parte de Iriasvel luego de ayudarla a subir sus maletas al taxi que la llevaría al aeropuerto la siguiente mañana, tenía que volver a Alemania, a casa.

—Un regalo de mi parte —exclamo con una sonrisa la mujer.

—¿Leche? —descubrió sin mucho lo que era el líquido de la botella de casi dos litros.

—Es mi leche Takashi-kun, ordeñada especialmente para ti~ —dijo a su oído, para que nadie más le escuchará—, tómalo como un recuerdo en lo que pasa el tiempo en el debo regresar a Tokonosu.

—Gracias, la beberé con gusto en casa —acepto el regalo.

Si la leche de las vacas es saludable para el ser humano, la leche que venga de un ser humano igual debía ser saludable. Después de todo hacía falta leche en su refrigerador.

Así, Iriasvel von Einzbern regreso a su país natal en europa para en un mes más regresar a visitar los laboratorios de su familia y de paso, recibir la visita de su único amante.

Ya saben lo que dicen: ojo por diente, nariz por oreja; trasero por... Es un dicho muy viejo.

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