Milf of the death
Un trato era un trato, de las ocho semanas de vacaciones, seis semanas serían, una para una de las principales mujeres del harem de Komuro. Primero fue con Yuriko, seguía Kyoko; sin embargo el arco a su historia comenzaba antes de las vacaciones, cuando los días de escuela aún transcurrían y Takashi disfrutaba junto a Kyoko siendo el día de la semana para estar junto a ella luego de otro día de clases.
—Gracias por ayudarme a traer los documentos a la sala de profesores, Komuro-kun —era Busujima Saeko de tercer año siendo acompañada por el mismo Takashi teniendo cada uno una enorme pila de papeles en las manos.
—No podía quedarme mirando mientras te complicas tu sola con todo eso en las manos —el pelinegro iba lado a lado de la capitana del club de Kendo, teniendo muy cerca por fin, la sala de profesores.
—Eres un verdadero hombre —sintió un cosquilleo la pelimorada al decir eso a quien era su Kohai.
—Gracias... Eso es halagador —no fue incómodo para Komuro oír esto de una senpai con aura madura como el gastaban, pero si le sonrojo.
—Por cierto, tengo escuchado que no estás enlistado en ningún club este año —pregunto Saeko, momento en el que llegaron a la puerta de la sala de profesores, pero antes de que el pelinegro llegase a abrir la puerta.
—Bueno, eso es porque tenía un trabajo de medio turno al salir del colegio, pero ya no estoy trabajando —contó Takashi, tratando de recordar con claridad lo de él y Fubuki.
—¿Te interesaría unirte al club de Kendo? Aún hay vacantes —dijo Saeko con una leve sonrisa que no suele verse en la letal capitana del club—. Te vi cuando enfrentaste a Tsunouda y note que tienes talento, con entrenamiento puedes llegar a ser mejor.
—Usar la espada no es lo mío —comento Komuro, mirando al techo apenado por tener que rechazar la oferta.
—Con entrenamiento podrás ver qué haces más de lo que puedes hacer —agrego Saeko a su invitación.
—No lo sé —ella era linda, pero estar con ella únicamente por una oferta que era difícil de pagar.
—Por favor, Komuro-kun —volvía a insistir, pero viendo que eso no bastaba confesó sus intenciones—, seré franca, Komuro Takashi me interesas. Quisiera que congeniemos más —mostró un leve rubor en su cara mientras intentaba ocultar su vergüenza con la pila de papeles.
Ya no era tan bruto Takashi para entender que su senpai acababa de confesarse a él. Cuando Takashi pensó que nunca iba a tener una oportunidad con alguna de las maduras que tenía puesto su ojo, conoció a Saeko sin haberle hablado y pensó en ella como mujer, pero solo estaba en un quizás. Nunca hizo movimientos hacia ella y menos espero que Busujima se moviera hacia él.
—Vaya, pero quién tenemos aquí, Takashi-kun, Busujima-san —alguien abrió la puerta de la sala de profesores desde adentro, era Hayashi Kyoko—, veo que han traído lo que le pedí Busujima-san.
—Si, sensei —entro primero la espadachín para poner los papeles donde debía con Komuro siguiéndola desde atrás.
—Buen trabajo a ambos —dijo Hayashi.
Más cuando Takashi puso los papeles donde le indicaron a Saeko, vio salir de la sala del director a dos profesoras de las que no había visto antes junto con la voz del director quien les decía a estas dos caras nuevas, jóvenes pero al mismo tiempo del gusto de Takashi.
—Es todo por hoy, mañana será su primer día de academia —fue lo que dijo la voz del profesor antes de que ellas dos salieran y cerrarán la puerta, mirando de reojo a Komuro luego de sentir la mirada del chico.
Una de ellas era pelirrosa y con un rostro estricto mientras que la otra era peligroso con una mirada más suave y con busto más grande que la de la pelirrosa.
—¿Quienes eran? —pregunto Komuro ante las dos nuevas docentes desconocidas, cuyas identidades las iba a conocer al día siguiente.
Cómo dije, al día siguiente las iba a conocer mejor. Desde la primera hora de la mañana, el viejo director de la academia llegó al aula donde Takashi y sus compañeros para ser los primeros en conocer a las nuevas profesoras que se habían enrolado en Fujimi a pesar de estar próximas las vacaciones.
—Me llamo Kirisu Mafuyu, y yo seré su nueva profesora de historia —se presento la pelirrosa joven pero madura profesora, ante la clase.
—Yo soy Rossweisse, voy a ser su nueva profesora de matemáticas —ambas profesoras se presentaron. Respectivamente en su clase correspondiente, una después de la otra.
Sin embargo la repuesta de la clase (los varones), tuvieron la misma respuesta para ambas profesoras en cuanto cada una se presentó. Un fuerte aplauso por parte de los chicos admirando la belleza de estas dos profesoras para ser quienes les enseñen.
—Rossweisse-sensei y Kirisu-sensei son ardientes —declaro Imamura el amigo de Takashi cuando las clases llegaban a su fin ese día y salían por fin del aula.
—No están mal —comento Komuro sabiendo bien que Imamura tenía el mismo gusto por las maduras como lo tenía él, solo que Takashi tenía más suerte que Imamura.
—¿No están mal, que te pasa? ¿Creí que a ti también te gustaban las milfs?—dijo Imamura encarando a su amigo—, es cierto. Ellas no tienen un cuerpo atractivo como Marikawa-sensei o Hayashi-sensei pero son igual de sensuales ¿Vas a decirme que no te sentiste excitado por la dulce voz y torpeza europea nórdica de Rossweisse-sensei una bella mujer europea o el estricto comportamiento de Kirisu-sensei como toda buena profesora japonesa cuando regaña?
—Amigo si alguien te escucha y hacen que te lleven con el director, no me menciones —una que otra chica que pasaba por el pasillo escuchó las curiosas afirmaciones de Imamura.
—¿Que pasa contigo, creí que te atraían las milfs también? —cuestiono su amigo.
—No puedo decir sobre eso —no podía decirle tan fácil que ahora tenía un harem de maduras.
—Takashi-kun, vine a buscarte como prometí —apareció Busujima detrás de ellos, buscando solo a uno de los dos.
—¡¿Que hace la capitana del club de Kendo buscándote?! —hizo Imamura una teoría—, oh ya entiendo, así que perdiste el camino Komuro. Descuida, haré que recuperes el buen camino, para eso estamos los amigos.
Dijo eso y salió corriendo el llamado Imamura cuál mejor amigo para ejecutar su plan y hacer que Takashi recuperará el verdadero camino de la luz. Si preguntas, esto es antes de que Soichirou le hiciera proponer matrimonio a Saya.
—¿Quien era? —pregunto Saeko ante el escape inmediato de Imamura.
—Un amigo mío, de todos modos porque venías a buscarme, senpai —pregunto a la belleza letal que era Saeko.
—Es el día libre del dojo, así que creí que sería el momento ideal para mostrarte el lugar, claro si tú quieres —comento la asesina, cual dulce fruto del bosque se tratará.
—Claro con gusto —con gusto seguiría a la capitana del club a su lugar de entrenamiento, pero alguien más apareció para buscar a Takashi.
—Lo lamento mucho Busujima-san —apareció Hayashi detrás del pelinegro, como si de una invocación se tratara—, perdón pero Takashi-kun tiene otros asuntos que atender está tarde.
—¿De que habla Hayashi-sensei? —pregunto de forma inocente la espadachín.
—Lo pase por alto —tomo la palabra Takashi.
—El señor Komuro tiene clases especiales conmigo y mi materia para reforzar sus estudios —habia puesto su mano en el hombro de Takashi y lo hizo apegarse a su cuerpo.
—Eso no lo sabía —exclamo Saeko, sin levantar evidencia de lo sospechoso que era esto—, supongo que será otro día entonces.
—Lo lamento, en serio senpai.
—Vamos, que el tiempo apremia, Takashi-kun —se llevo a Takashi cuál novia posesiva era.
Todo delante de la mirada de Busujima Saeko, quien se quedó mirando al chico alejarse de él en manos de la profesora de ciencias Hayashi Kyoko. Estando en el club de Kendo, la pelimorada práctica respiraciones y paciencia, sin embargo en su cabeza todo era un mar turbio para Saeko.
—No está bien —dijo Busujima bajando su espada pues sus pensamientos podían más—, primero la inusual relación de Komuro-kun con Miyamoto-san y Takagi-san, sin mencionar a Miku-san.
¿No sabes que las conoce? ¿No recuerdas que la misma Saeko los estuvo observando cuando estás practicaban sexo oral a Takashi en el tejado? Bueno, ahora te lo recuerdo.
—¿Será que tiene una relación prohibida con sensei? —se preguntaba así misma Saeko al respecto—. Después de todo, a Minami-sensei y Marikawa-sensei también las he visto interactuar con Komuro-kun más allá de la relación estudiante-profesor ¿Porque tuve que interesarme en él? Cierto, él sabe quién soy en realidad.
Una historia del pasado de esta mortal espadachín que tenía un peculiar vínculo con Komuro que ni siquiera él conocía.
Cambiando de salón de clases, en una de las aulas de tercer segundo año en el segundo piso de la academia, una de esas aulas con ventanas hacia las canchas deportivas del instituto. Con las ventanas cerradas pero no las persianas. Solo usando unos binoculares podía verse a Hayashi recibiendo la primera dosis de amor de Takashi en su día asignado a la semana.
Como si el salón de clases fuera un cuarto de motel, Komuro tenía puesto a Kyoko contra el pizarrón acariciando el cuerpo desnudo de su profesora al mismo tiempo que la besaba luego de venirse en la vagina de la mujer después de darle duro contra la pizarra.
—No te parece excitante, Takashi~ —dijo Hayashi mirando a su estudiante favorito luego de que corriera dentro de ella—, decir que te doy clases especiales pero solo nos escabullimos para tener sexo en el primer salón vacío con el que nos topamos.
—Esto es peligroso pero excitante, justo como me gusta —dijo Takashi.
Luego de ese beso, Hayashi fue hacia los pupitres del aula para sentarse sobre uno de esos haciendo una mirada seductora hacia Komuro para atraerlo. No obstante, por el pasillo venía la misma Busujima hacia su salón de clases, con la mano en la puerta tan solo abrió un pequeño espacio y quedó perpleja la espadachín cuando vio lo que ocurría en su salón.
—¿De quién crees que es este pupitre? —pregunto Kyoko mostrando su vagina y dejando que allí se derramará el semen que le dió su estudiante.
—¿Eso importa? —en este momento solo importaba una cosa a Komuro, hacerlo con Kyoko y disfrutar de su compañía. No sabía que era el mismo pupitre de Busujima, ella quien les espiaba de inesperado.
—Solo imagina, que cuando venga el dueño de esta mesa pueda oler nuestros jugos pervertidos y se pregunté de quienes serán~ —dijo Kyoko poniendo sus dedos sobre los labios de su vagina para abrirlos e incentivar a su novio.
Pero en un solo segundo, Hayashi miro hacia la puerta notando esa minúscula abertura, aunque no lograba ver a nadie ni un solo ojo, sabía bien que alguien les miraba. Y quería que les viera hacerlo con su novio.
—Tengo una mejor idea —se acercó Takashi, tomando las piernas de Hayashi para abrirlas mejor y posicionar la punta de su pene en la vagina de su profesora de cabello rojizo—, porque no mejor hacemos que todo esté salón quede impregnado con nuestros olores.
Introdujo su pene y mientras Kyoko se acomodaba en el pupitre la pelvis de su novio comenzó a golpear como solo él sabe hacerlo. Aunque estaban en el colegio, la pelirroja profesora no media su voz gracias a los golpes profundos con los que Takashi le daba, sumado a las caricias de su boca sobre su cuerpo.
—¡Dios, esto es el cielo! ¡Dame toda tu esencia Takashi~ haz un desastre en mi vagina —pronunciaba Hayashi disfrutando del coito de inmoral estudiantil.
Saeko desde afuera, no podía llevar a ningún otro lado su mirada. Presenciaba en todos sus sentidos el acto carnal librado por Takashi y Kyoko en su salón de clases, sobre su pupitre. Su respiración comenzó a ser caliente, así como empezaba a ponerse cachonda la pelimorada. Una de sus manos se metió debajo de su larga falda y empezó a acariciar su vagina mientras que su segunda mano acariciaba su pecho bajo su uniforme, todavía mirando a los dos hacerlo.
La guerra es como el amor, para triunfar o fracasar tienes que estar cara a cara con tu destino. Busujima Saeko, era una experta en el arte de la espada japonesa, tanto así que podía ser una misma asesina, sin embargo su primera pelea tenía librar la en su cuerpo. Por alguna razón deseaba a Komuro Takashi pero había una razón por la que acercarse a él lo hacía complicado.
—Sensei, no cree que está siendo muy obscena —decía Takashi agarrando las piernas que tenía al aire Hayashi mientras ella tomando otro de los pupitres, los junto para ser una cama donde recostarse y así empezó a dejar salir su voz sin tanta represión.
—No puedo evitarlo, tu enorme pene pone a mi vagina como loca cuando me la metes —exclamo Kyoko, sus manos presionaban sus senos haciendo caricias propias la mujer—, ¡Haaa!~
Dejo escuchar un gemido cuando el esperma de Komuro entro en su vagina, siendo esto el punto de inflexión en su interior para que se corriera Kyoko, la primera corrida de su parte en el encuentro.
A pesar de que la escuela estaba casi del todo vacía, afuera aún habían ciertos clubes deportivos teniendo prácticas, afortunadamente ellos no escuchaban la voz de Hayashi, salvó unas cuantas.
—Ara~ Kyoko-chan está disfrutando mucho al parecer —Shizuka estaba en su enfermería en compañía de su amiga Rika, ambas lograban oír a través del techo la débil voz de su compañera de harem.
—Debería preocuparme de que deje seco a nuestro estudiante favorito —decía Minami casi en juego.
—Rika-chan, tu sabes que primero terminaremos llenas de Takashi antes de que quedé vacío —dijo Marikawa quisquillosa.
En el salón de clases, Takashi había tomado lugar en una de las sillas del aula donde su pelirroja profesora la tenía encima de él y sus caderas iban de arriba a abajo en frenesí mientras intercambiaban fluidos vocales con sus labios unidos. Combinado con el dedo de Komuro tocando en el otro agujero de Kyoko.
—¡Hoo, Takashi si tocas allí!~ —salió su voz debido al espasmo interno sintió debido al éxtasis que le recorrió con el toque de su novio.
—Creí que a sensei le guste que la trate sucia mente mientras lo hacemos —dijo el pelinegro disfrutando de las expresiones faciales de Kyoko.
Afuera, como si estuviera en el pasillo de su casa y no en la escuela. Saeko se masturbaba cada vez más con su uniforme abierto a la vista. Su blusa estaba abierta de los botones y sus pechos por encima de su ropa interior color púrpura y de un estilo muy maduro como sensual para una chica de su edad. Así mismo, su vagina estaba expuesta ya que ella misma hizo a un lado las panties que tenía bajo su falda.
—Por no puedo dejar... De desearlo, Komuro-kun~ —se decía en la mente la espadachín. Dos cosas que no podía dejar de ver de lo que hacían estos dos intrusos dentro de su salón de clases, el primero era al mismo Komuro y el otro su virilidad. De solo verlo a Busujima se le hacía agua la boca.
—Donde quiere mi leche esta vez, Hayashi-sensei~ —Takashi la levantó de la silla y únicamente con sus manos la tenía en el aire mientras le daba duro.
—Damela dentro, mi amor~ planta tu dulce semilla en mi vagina, mi amor... —la voz de Hayashi perdía fuerza a medida que su interior era derretido por la hombría de Takashi.
—¡Amo ver a Hayashi en frenesí! —grito antes de soltar una descarga más fuerte que la anterior dentro de su amante profesora.
Agotados, tomaron lugar en otra de las sillas del salón teniendo Komuro a su profesora encima de ella.
—Cada vez, te haces más ágil~ —un cumplido que dió Kyoko a su novio. Más cuando la burbuja del romance prohibido estaba flotando, un peculiar ruido rompió esa burbuja. El sonido del estómago de Hayashi—, uy lo siento, pero almorcé ligero en el descanso.
—Sabe, hay una promoción de parejas en un restaurante en la ciudad —dijo Takashi—, después de almorzar, podía comer más de sensei.
Saeko estando todavía del otro lado de la puerta, se quitó rápidamente al verlos venir hacia ella. Sin acomodar su ropa, se escondió en el mismo pasillo observando como salía la profesora de ciencias con su ropa puesta aunque su pelo estaba alterado. Detrás suya, Komuro la seguía teniendo su uniforme escolar puesto otra vez. Notando de reojo que nadie los había oído ni encontrado.
Una vez se fueron, Busujima entro a su salón de clases y vio en su pupitre que aún quedaban muestras del fluido seminal de Komuro sobre su lugar, todo mientras seguía con su uniforme mal abierto.
—Así que esta es la esencia de Komuro-kun, es la esencia de un hombre... —dijo al ver el rastro que cayó de la vagina de Hayashi cuando el pelinegro se vino dentro.
Paso su dedo sobre el blanco fluido, para notar la viscosidad y el peculiar olor que desprendía la esencia masculina. De tan solo oler, llevo la extraña muestra de esperma a su boca y se comió el semen que estuvo en la vagina de otra mujer. Una pequeña muestra que tomo, de la cual le siguió una segunda probada para la pelimorada.
—...Es salada, amarga, es asquerosa —pensaba Busujima a medida que probaba el semen una untada en su dedo tras otra—, porque... Porque no puedo dejar de desear su esencia de hombre.~
Retomando la actividad que hacía estando del otro lado de la puerta, pero más intenso; dejo caer su falda y se quitó por completo su uniforme la pelimorada. Con su vagina en la esquina de su pupitre, empezó a frotarse teniendo muy de cerca el fluido varonil de Komuro sobre su mesa, así mismo con sus manos pellizcaba sus pechos deseando a Takashi sin importarle que estuviese en el aula, aunque no hubiese nadie.
—Komuro-kun~ Komuro-kun~ —imaginaba cosas lascivas con el pelinegro. Cómo las que acaba de verle hacer con Hayashi-sensei—, yo también... Yo también quiero tu pene~ quiero que me hagas cosas sucias.~
Sus piernas terminaron mojadas por obra de las fantasías que se imaginaba, así también por el toque de sus manos en su cuerpo. Una hora mirándolos hacer el amor cual animales en celo y una hora más, paso Saeko tocándose sin medida estando sola en el aula antes de alcanzar el climax.
—¡Komuro-kun! —grito al alcanzar el éxtasis después de tanto tocarse sola. Una lluvia de sus jugos mancho el piso donde se sentaba y agotada cayó su silla con su rostro todavía sobre su escritorio, donde una muestra del fluido de Komuro seguía fresca—, dame más Komuro-kun~ —dijo antes de dar una lamida dónde el semen del pelinegro seguía intacto sobre su pupitre. Al menos antes de que la misma Saeko lamiera todo lo que dejó Komuro.
Más tarde ese día, en la residencia Komuro. Hayashi se había puesto un uniforme militar de estética alemana de la segunda guerra, un uniforme se cuero negro tenía una minifalda del mismo color y su busto con una gran abertura por corte y confección de la ropa. Tacones negros así como un corto látigo militar aunque más bien era uno de origen masoquista.
—¿Kyoko-chan? —pregunto Takashi con el sudor cayendo de su frente ante la entrada dominante de su novia y profesora.
—General Hayashi para ti cadete. Jejeje~ compré este atuendo en internet solo para ti ¿Te gusta?~ —dijo cual mujer militar fuera la pelirroja madura que le encaraba. Solo de Minami esperaría Takashi de verla entrar con un uniforme militar para cumplir con alguna fantasía erótica, no de Kyoko—, has hecho un gran trabajo en la guerra, soldado. Excepcional.
—Gracias general Hayashi —Takashi con gusto le seguía el juego.
Poniendo su pie sobre el torso de Komuro lo hizo recostarse sobre su cama. Bajando su tacón hasta su pene el cual comenzó a frotar con su pie y con el tacón aún puesto, hasta conseguir ponerlo duro como esperaba.
La guerra y el amor son casi iguales, debes saber cuánto tiempo tienes que esperar para saber cuándo hay que atacar. Saber cuándo librar la lucha en un nuevo frente y cuando demostrar lo que es tuyo. Saeko tenía que esperar más para hacer su movimiento, mientras que Kyoko tenía que asegurar su territorio a pesar de haber sido Komuro quien la conquistó.
Con su boca ocupada, devoraba todo el empalme de Takashi provocando pequeños espasmos iniciales en su novio, lo cual era buena señal.
—Disfrutas tu recompensa, pequeño soldado~ —decía Hayashi pasando su lengua por la punta de la polla del pelinegro a todo gusto.
—Es fantástico, la boca de la general Hayashi es lo mejor, creo que voy a... ¡Voy a venirme! —grito Komuro antes de disparar su arma contra la cara y boca de Kyoko.
—¡Siiiiii! —grito de felicidad al ser manchada su cara con todo el blanco fluido de su cadete único—, te veniste mucho~ —paso de tener su boca el pene de su novio, a poner su vagina en cara de Takashi—, es tu turno de complacer a tu superior, mi soldado.
Descubriendo que no tenía ropa interior bajo esa corta falda de cuero negro, la boca de Takashi se abrió para comerse el coño húmedo de su general mientras ella embarraba su vagina por toda su cara. Y si te lo preguntas, tranquilo; ella tomo una ducha y se quitó todo fluido como sensación pegajosa de su cuerpo.
—Eso, sigue así~ lame la vagina de tu comandante y te daré una nueva recompensa —decía Hayashi tratando de contener su voz por la habilidosa lengua de su novio.
—Esta bien, comerme la vagina de la general Hayashi ya es un buen premio —Komuro saboreaba cada gota que salía de su novia mientras le provocaba espasmos con su lengua dentro de su interior.
—¡Haa! —la tenía puesta en cuatro su joven soldado—, como te atreves a poner a tu superior en una pose tan vergonzosa.~ —seguía en el papel Hayashi.
—¡Tal vez Hayashi sea mi general, pero en este momento la haré mi perra! —comenzó a dar de nalgadas al carnoso trasero de la su profesora sin dejar de embestirla.
—Como te atreves a hacer de tu general un pedazo carne para tu satisfacción —seguía el juego de su novio.
Recostada sobre la cama, mirando a su novio golpeando más profundo cada vez en su vagina, los botones del atuendo que usaba se rompieron debido a los fuertes empujes de su novio, sus pechos se descubrieron y por inercia empezaron a rebotar.
—¡Voy a hacer, cada parte del cuerpo indecente de la general Hayashi mío! —así como a su trasero, empezó a golpear con la palma de su mano los senos de Kyoko, haciendo que su voz sonara cada vez más lasciva por el trato que le daba Takashi—, este cuerpo indecente que anda presumiendo la general será solo para mí... Lo siento sensei, pero se ve tan sexy con este uniforme.
Hundió su cara en los pechos de la pelirroja profesora teniendo su pene a punto de soltar su leche.
—Porque cuando quiero dominarte, termina siendo tú quien me domine~ —brazos y piernas se envolvieron en el cuerpo de Takashi por parte de Hayashi—. ¡Amo ser sometida por tu intenso y vigoroso pene!
Recibió la leche de su soldado/novio dentro con una profunda enterrada de él. Pero no iba a parar allí la lujuria de Hayashi, paso a estar encima de Komuro y se iba moviendo sin desenfreno teniendo sus pechos en la boca de su novio.
—Chupas mucho mi pecho, así que esta es la parte de mi cuerpo que más te excita~ —dijo Kyoko sintiendo un nuevo orgasmo en su interior—, no saldrá nada de leche aún que chupes fuerte. Para eso primero deberás...
—¿Embarazar a sensei? ¡Con gusto! —levanto su cadera, para mover con violencia su cintura contra la vagina hecha un desastre previo por él—, haré que Kyoko de a luz a mis hijos.
—Eso, hazme un hijo Takashi~ con gusto seré la madre de tus hijos —abrazo la cabeza de Komuro mientras machacaba su coño hasta que otra vez su interior fue rellenado por su novio.
Toda la velada la pasaron como animales en celo como era de esperarse, con descansos muy cortos y sesiones muy placenteras para ambos. Casi hasta desfallecer estuvieron cogiendo, se detuvieron cuando los dos ya no podían más, tenían que dormir para el día siguiente de clases.
—Te veniste quince veces en mi vagina, Takashi —Kyoko miraba como de su vagina aún fluía el esperma que le dió Komuro, quien dormía a lado de él luego de que le diera una camisa suya para descansar a Hayashi—, definitivamente terminaré esta noche embarazada después de todo es mi día especial del mes y los anticonceptivos se me acabaron —dijo a un dormido Takashi que estaba a su izquierda en la cama del chico—, tu general espera muchos soldados de tu parte, Takashi.
Si preguntas cuando paso esto, fue lo previo a la mañana en la que Takashi tendría aquel sueño profético dónde vería por primera vez a esa sacerdotisa que solo cuando duerme, ve. Yuriko fue la primera en anunciar que esperaba un bebé de Takashi, ahora seguía Kyoko quien le daría una igual noticia en un futuro no muy lejano.
Una semana después, cuando otra vez era el día en que Hayashi se reuniría con Komuro, la profesora tomaba sus materiales en su espacio en la sala de profesores, lista para iniciar un día nuevo de clases. No sin antes recibir un mensaje de su joven novio quien le decía que estaba ansioso por verlo en el aula.
—Yo también espero verte~ —dijo mientras escribia el mensaje de texto.
—A quien espera ver, Hayashi-san —pregunto Rossweisse a tan contenta madura mujer.
—Es el día a la semana en el que mi novio y yo nos reunimos después de clases —dijo omitiendo detalles, pero sin omitir lo contenta que estaba la pelirroja profesora.
—¿Novio? —dijo impactada, Rossweisse una profesora de unos 27 años que no tenía novio y en cambio una profesora de tan solo tres años más que ella si tenía pareja—. Me... Me habían dicho que usted es soltera.
—Deberías concentrarte en la clase, Ross-sensei. Y dejar de indagar en relaciones ajenas —le reprendió con calma la segunda nueva profesora como lo era la peliplateada.
—¡Porque dices eso! ¡Kirisu-sensei también está soltera y tenemos la misma edad! —se sentía despechada por la soledad, la europea profesora.
—Tranquilas, tranquilas aún son jóvenes. El hombre ideal que esperan puede estar más cerca que nunca —las tranquilizó la profesora de ciencias de Fujimi—, vamos ya está dando la hora de comenzar las clases.
Entonces, mismo momento en el que Mafuyu tomaba sus pertenencias encontró una carta que alguien dejo en su lugar el día siguiente. Una carta que le llamo la atención.
—¿Viene, Kirisu-sensei? —pregunto Kyoko notando que la pelirrosa profesora se quedó en su lugar.
—Voy en un momento —dijo sin más, se adelantaron sus compañeras profesoras.
A solas, Mafuyu abrió está carta y lo que había en palabras le dejo roja mientras estaba en su silla. Era una carta de amor.
—Quien, quien fue el pequeño atrevido que se atreve a jugar con algo así... —a pesar de su rubor, estaba más enojada que halagada por lo que había en palabras en aquel pedazo de papel—, quien... Komuro Takashi. Descarado.
Era el nombre de quién estaba la firma.
Sin embargo, afuera del aula de profesores. Detrás de la puerta, estaba el mismo Imamura escuchando lo que Kirisu decía luego de encontrar la carta que dejó.
—¡Funcionó! Te dije Takashi, que me aseguraría de que volvieras al lado correcto mi amigo —decía en voz baja, enseguida salió corriendo al aula antes de que lo descubrieran—, no me agradezcas aun.
Existen buenos amigos como Imamura que haría del harem de Komuro del que no sabía, más grande. pero todos deben saber que un amigo es solo un enemigo que aún no te ha atacado. Si quieres un mejor amigo de verdad, adopta una mascota.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario