Uzaki-san
Todo lo va a salir mal, va a salir mal. No todo lo que empieza llega a un final, a veces nunca acaba o en este caso nunca se detiene. Lo que empezó como una equivocacion por parte de Uzaki Tsuki, termino siendo una larga historia con quién era el primer novio de su hija, Hana. Pero por más que buscará ponerle fin, siempre buscaba una nueva forma de mantener la llama de lo inmoral.
—¿Vas a salir, Hana? —pregunto la matriarca Uzaki cuando vio a su hija alegre, a punto de abrir el picaporte de la casa.
—Si mamá, voy a mi cita senpai, perdón; con Shinichi. Aún me cuesta llamarlo por su nombre —dijo Hana mostrando rubor.
—Es lo común, Sakurai-kun es tu novio, hija —decía con una sonrisa la mujer y las manos a sus lados—, saludalo por mi parte.
Una breve conversación con su hija antes de verla irse y quedarse sola en casa, Tsuki. Más una vez que Hana se fue, la mujer fue a su sala, sin que ninguno de sus tres hijos estuviera la vio, empezó tomando su falta y apretando la ropa como si una rabia o desesperación la estuvieran consumiendo luego de escuchar el nombre de Sakurai.
—Sakurai-kun, debo dejar de pensar en él —no era la primera vez que este pensamiento la inundaba, pero en vez de ser desaguado; el agua turbia se volvía tranquila y no debería de ser así.
Desde el peculiar encuentro que tuvo con el chico, una historia entre ambos iba en constante crecimiento y aunque por más que Tsuki se dijera a si misma que tenía que ponerle fin. Al final terminaba continuando la historia.
Por alguna razón después de que una tarde tras volver luego de estar todo el día fuera de su casa, entrara al cuarto de su hija para mostrarle algo, Tsuki se llevó una sorpresa inesperada.
—Hana, soy mamá. Mira qué te traje tus dulces... Favoritos... —Tsuki abrió la puerta de la habitación de su hija para encontrarla desnuda en la cama estando sobre Sakurai en una misma situación. Desnudos, sudados, unos familiares olores en la habitación para la matriarca Uzaki, junto a varias botellas de agua vacías en el mueble de noche perteneciente a Hana y más de una docena de condones llenos de fluidos varoniles en el piso y la cama de su hija.
—¡Mamá, puedo explicarlo! —grito Hana tapándose el cuerpo con la sábana.
—¡Uzaki-san, aguarde! —grito Shinichi abrazando a Hana para proteger la desnudes de su enana novia.
—Haha... Los dejaré solos —decía nerviosa la matriarca Uzaki—, estaré abajo, sigan con lo suyo.
Cerro la puerta y se alejo, a la planta baja de la casa, allí. Con el televisor a todo volumen, Tsuki proceso la vergüenza y rubor de encontrarla en intimidad con Sakurai. De forma casi inmediata, la matriarca paso a sentirse enojada y molesta, como si algo que le perteneciera le era arrebatado.
Podía ser que eran esos anteriores sentimientos los que le molestaban ahora a Tsuki.
Sakurai tenía la costumbre de salir a correr por la naturaleza los fines de semana, solo. Un tiempo de calidad para pasar consigo mismo lejos de todos y de si mismo. A diferencia de Tsuki, Shinichi no pensaba en la incorrecta relación secreta que tenía con la madre de su novia. Cuando debiera llegar el momento de ponerle fin, le pondría fin.
A mitad de caminata, desacelerando el paso de sus pies termino encontrándose con cierta mujer que antes no se había topado en este circuito que él circulaba en solitario.
—¿Oh, Tsuki-san? —reconoció a la mujer una vez la tuvo delante de su paso.
—¡Sakurai-kun! —saludo con una sonrisa al chico, ella tampoco esperaba toparse con el novio de Hana en este lado—. No sabía que hacías ejercicio por aquí.
—Solo vengo por aquí los fines de semana, tampoco la había visto por aquí a usted —contesto el atlético muchacho, cuya mirada se perdió en Tsuki gracias al conjunto de ropas deportivas que tenía encima. Pantalones negros que al inclinarse o hacer sentadillas daban mejor atractivo a la Uzaki, un sosten deportivo negro con un corte en V en el escote de la mujer dando una increíble sensualidad aumentada.
—Pasa algo, Sakurai-kun —pregunto Tsuki luego de ver la mirada perdida del joven hacia ella.
—Todo bien, solo me agite —contesto, miraba a Tsuki al rostro de la mujer.
A pesar de la expresión inocente en su cara, Tsuki logro darse cuenta que Sakurai había perdido su mirada en su escote, ese prominente escote sudado suyo que lograba verse cuando profundo era.
—Sakurai-kun está poniendo su mirada en mi otra vez —pensaba Tsuki con preocupación por el gran apetito que tenía ella cuánto veía a Sakurai que la veía de tal forma, su pantalón empezó a apretar del tiro para la Uzaki.
—¿Pasa algo, Tsuki-san? —pregunto el pelinegro ante el repentino enrojecimiento de la mujer.
—Creo que he pasado mucho tiempo bajo el sol —dijo con un poco de nerviosismo la peligris mujer.
—Porque no vamos a dónde haya sombra para que se le baje la irritación —sugirió Shinichi.
Más cuando encontraron sombra árboles adentro del bosque de la naturaleza. Tsuki no pudo contenerse más estando a solas con Sakurai, en menos de quince minutos y la mayor de las mujeres de la familia Uzaki estaba de rodillas delante de Shinichi, con el pene del chico en su boca, chupando cual droga adictiva se tratará para Tsuki, pues apenas estuvo sola con el pelinegro entre los árboles y los arbustos ella lo acorraló.
Antes de devorar su polla, tan solo vio Tsuki que estaba a solas con Sakurai sin importarle que estuviera en un lugar público. Arrojándose a brazos de Shinichi empezó a besar al chico con desenfreno, en lo que empezó con un beso solo de labios pronto paso a ser un beso más pervertido y la mano de Tsuki pronto fue a parar sobre el bulto de Sakurai al cual acaricio hasta que hizo ponerse duro.
—¡Tsuki-san! —dijo Shinichi, disfrutando de la boca de la Uzaki.
Una mirada sucia de la mujer mientras succionaba la cosa del chico y su lengua le acariciaba por todos lados de su miembro.
—¿Porque estoy haciendo esto? —una vez más, la conciencia tardía de Tsuki hablaba consigo misma—. Tan solo un minuto a solas con Sakurai-kun y me fui a sus brazos. Ahora estoy devorando su delicioso pene de nuevo~ porque no puedo parar.
Un poco más tarde, en medio de esos pensamientos y sentimientos confusos dentro de su cabeza. Una fuerte descarga de Sakurai se libero en su boca, ahogando su ser en un mar de sabores salados y viscosidad que si bien podía ser asquerosa, para Tsuki este sabor era la dosis que ella necesitaba y que solo Sakurai podía darle.
—Perdón, me vine sin avisar Tsuki-san —exclamo, satisfecho luego de esperar una semana para liberar tensión, sin embargo no espero a liberarse con la Uzaki mayor en medio del bosque.
—Esta bien, mirá —mostró su boca abierta a Sakurai y le dejo ver qué este lugar suyo estaba limpio y ausente de residuos masculinos que libero el chico en breve tiempo pasado—, me bebí todos tus jugos masculinos.~
—Tsuki-san, eso es... Excitante —declaro Shinichi, solo para que su pequeño amigo se pusiera activo otra vez.
—Vaya, al parecer sigues igual de duro~ —miro con agrado Tsuki el empalme de Shinichi—, eso no está bien, no puedo dejar que alguien que no sea yo vea está deliciosa cosa tuya, Sakurai-kun.~
—¿Emm... Tsuki-san? —el tono lascivo fuera de la personalidad de la matriarca Uzaki hacían que Sakurai-kun se preocupara por ella. Más cuando al verla ponerse de pie, Tsuki procedió a bajarse sus pantalones deportivos con la luna llena de la peligris mirando a Shinichi, dejando ver cómo una línea de jugos vaginales de la mujer se deslizaba de ella.
—Sakurai-kun, por favor —si ya era excitante el ver el panorama nuevo que le mostraba la peligris, Sakurai se encendió más al ver que Uzaki-san le mostraba su vagina cuyos labios abiertos lo deseaban con ansias—. Por favor Sakurai-kun, mi vagina arde por tu polla.~
Tragando saliva, Sakurai no pudo evitar aceptar la invitación que inentendible le ofrecía la mujer. Cuenta los minutos que poco pasaron para ver cómo Shinichi puso a Tsuki contra el tronco de uno de los árboles y desde atrás, golpeaba el trasero de la mujer con fuerza y ánimos.
—¡Si, si. Se siente tan placentero!~ —decía Tsuki al sentir como su interior era machacado por todos los golpes que le hacían sentir el cielo.
—Tsuki-san, su vagina aprieta mucho alrededor de mi polla —sus manos Shinichi en las caderas de la Uzaki, pasaron de inmediato a agarrar a la mujer desde sus pechos después de que el par de senos salieran por encima de su sosten deportivo negro debido a los movimientos imparables del pelinegro.
—Si, quiero que el pene de Sakurai-kun haga un desastre en mi vagina de esposa~ —tomo las manos del chico que no dejaban de estrujar sus pechos y que ella no iba a dejar que le dejarán de apretar—, quiero que el pene de Sakurai-kun se corra junto conmigo.
Los empujes del pelinegro se volvieron histéricos, la mente de Tsuki se dejaba consumir por la pasión desmedida de Shinichi. En un segundo inicial ambos le preocupaba el hecho de que alguien les encontrará, ahora les importaba un carajo que esto pasara.
—¡Ah, Tsuki-san! —grito antes de terminar corriendose dentro de la mujer. Al sacar su pene, se veía claramente como del coño de Tsuki se derramaba el exceso de semen que soltó Sakurai en ella gracias a esa corrida que tuvo la misma Tsuki al mismo tiempo que él.
—Eso se sintió bien~ —exclamo agitada, recuperando el aliento después de esa ronda de sexo salvaje.
Eso fue hace días. Hana había recibió a su novio en su casa para disfrutar ambos, aunque su mamá estaba en casa.
—¡Aquí está, senpai. La especialidad de Hana para mí senpai favorito! —salió Hana de la cocina con una enorme olla de comida para servirle a su novio.
—Gr-gracias Hana —dijo extraño Sakurai sentando a la mesa con los brazos sobre la mesa.
—Darling, dónde quedó mi mamá —pregunto Hana al ver que su madre quien hace unos minutos estaba con ellos, ya no estaba.
—Tsuki-san dijo que iba a salir, dijo que iba a tardar —contesto de inmediato el chico, mostrando preocupación por algo.
Lo que ocurría era que debajo de la mesa de madera americana que había en la casa, Tsuki estaba haciendo una rusa y una felación al mismo tiempo a la polla de Sakurai mientras usaba su peculiar ropa estando a merced de ser descubierta por su hija. Hay que remarcar que ya estaba con Shinichi desde que Hana estaba con ellos.
—¿En serio? Entonces tenemos tiempo para...
Al ver qué Hana se acercó a él, le preocupo a Sakurai, pero esa preocupación fue breve, ya que lo que tenía en mente Hana le fue susurrado al oído. Una idea que hizo a su pene ponerse más duro.
—¿Es de verdad? —pregunto interesado su novio.
—...Senpai, no quieres ver a tu linda novia usando algo así~ tenemos tiempo para que la comida se enfríe, aunque fría podía ponerme yo si no vienes~ —dijo pícara Hana llendo hacia las escaleras de su casa—, me adelantó para prepararme.~
Espero a que Hana subiera las escalera y la perdiera de vista hasta escuchar como entraba en su habitación a alistarse, para así Shinichi despejará sus brazos para ver a Tsuki escondida debajo de la mesa donde la mujer seguía con lo suyo, a pesar de ser casi descubiertos por su hija.
—Hana, casi nos descubre, el riesgo hizo que me pusiera muy cachonda Sakurai-kun~ —chupaba con más ánimos Tsuki, siguiendo con la técnica silenciosa que ella perfeccionó a pesar de su edad.
—Tsuki-san, ya debe parar —dijo preocupado el novio de Hana sabiendo que su chica estaba cerca—, Hana pudo habernos descubierto.
—Pero no lo hizo~ —increíble que la Uzaki pudiese hablar teniendo el pedazo de carne que adoraba de su amante. Debe ser mencionado el echo de que la mujer movía sus caderas de forma provocativa bajo la mesa, estaba más excitada después de ese riesgo—, dime vas a subir con Hana o quieres que Oka-san.~
—Senpai, estoy lista~ —dijo Hana al abrir poco la puerta de su casa invitando a su novio a venir por ella.
A su tierna y fastidiosa novia no le dió respuesta, pero si a Tsuki, quien seguía debajo de la mesa.
—Perdón, Tsuki-san. Aunque por más que quiera hacerlo con usted, sino subo Hana sospechará —dicho eso, Shinichi se levantó de la silla y guardo en sus pantalones la cosa dura que tenía gracias a la matriarca Tsuki.
La mujer mayor de la familia Uzaki salió de por debajo de la mesa tras ver como su amante iba a con su pareja correcta en su casa. Una expresión en la cara que indicaba que acababa de ser rechazada o parecido.
—Porque sigo deseando a Sakurai-kun —se dijo a si misma la Uzaki mayor apretando las manos en enojo contenido.
Se quedó sola en sus pensamientos en la misma sal, la mayor de los Uzaki hasta reaccionar al escuchar la voz de Sakurai viniendo desde la habitación de su hija.
—¡¿Hana, que eso?! —fue la expresión de Shinichi que escuchó Tsuki estando en la sala.
Subiendo a urtadillas, Tsuki abrió una pequeña sección de la puerta y lo que vio no la perturbo como la primera vez. Su enojo era cosechado con más recelo.
—Te gusta, senpai~ —Hana tenía acorralado a Shinichi contra la cama perteneciente a la hija mayor de apellido Uzaki. Vistiendo un inusual bikini con apariencia de vaca, con una cola temática para el erótico atuendo, orejas del mismo animal. Guantes largos, tacones de igual tema y la sensualidad de Hana mezclados únicamente para Shinichi—, vas a decirme que no te pone duro.~
Veía el empalme de su novio, aunque ella no sabía que esto era obra causada por su madre.
—De... ¿De dónde lo sacaste? —pregunto, por dentro estaba maravillado con el disfraz de su novia.
—Mi compañera de clases: Himejima Akeno, me prestó; dijo que a su novio le gustaba este disfraz pero que ya no le quedaba —contaba la hija mayor de los Uzaki para cuando se puso encima del regazo de su novio mostrando la enorme abertura que había entre sus pechos cuyo bikini cortado en diminutos triángulos solo ocultaban sus pezones—. Se que a mí novio le gustan las conejitas, pero el disfraz sigue en la lavandería así que decidí usar este atuendo distinto y veo que a senpai le gusta. ¿Que debería hacer primero?~
Mirando y escuchando todo mientras tenía una expresión enojada; la matriarca Uzaki.
—Así que a Sakurai-kun le gusta las vacas y las conejitas, eh~ —era información que valía millones para Tsuki.
Días posteriores de espiar a su hija y a Sakurai de principio a fin, siendo horas de la noche. Tsuki decidió visitar a su amante en su hogar cuando se relajaba en la sala de su departamento. Entonces escuchó que alguien tocó el timbre y por sus modales, Shinichi abrió a quien le tocaba, claro luego de mirar por la mirilla para saber de quién se trataba.
—¿Tsuki-san, que hace aquí tan tarde? —pregunto Sakurai.
—Lamento venir tan tarde Sakurai-kun, pero necesitaba verte —el pelinegro no notaba la mirada ansiosa de la mujer delante de ella—, espero no interrumpir nada.
—No pero... —se rasco la parte trasera de la cabeza, Sakurai para explicarle a Tsuki—, bueno tengo un asunto importante y necesito dormir.
—Ya veo —contesto como si estuviera desanimada.
—Lamento que haya venido para nada —a punto de cerrar la puerta, Tsuki puso su mano sobre la de Sakurai en la puerta e impidió que cerrará la puerta como la iba a hacer—. ¿Tsuki-san? —esto le preocupó.
—No... —dijo Tsuki en un tono
Preocupante
para Sakurai. más se preocupo cuando al levantar la mirada, vio como la
mujer le ponía en la otra mano una caja de preservativos masculinos y
una mirada de ansiedad más clara para Shinichi—... No puedo irse sin
sentirte, Sakurai-kun.
Arrojándose al pelinegro, sin problemas comenzó a besarlo entrando en su habitación, cerrando la puerta con su pie la Uzaki poniendo seguro cuando seguían sus labios sobre los del novio de su hija.
—¡Tsuki-san, esperé! —dijo Shinichi tras ese lascivo beso que le dió Tsuki.
—No puedo, lo siento —exclamo antes de volver a besarlo con desenfreno y obscenidad.
Empujó a Sakurai hasta su cama donde una vez cayó sobre su colchón, se apartó del chico y delante de él se quitó la ropa, mostrando su atractivo cuerpo en cuarenta y tres años, luciendo un sensual bikini de vaca, aunque no era un juego precisamente igual al que Hana uso para seducir a Shinichi.
—Dime, Sakurai-kun ¿Te gusta como me veo? —pregunto tímidamente Tsuki a pesar de posar para deleite de Shinichi.
Una vez más, trago saliva el pelinegro chico ante la belleza carnal que tenía delante, no podía negar que la mujer que tenía enfrente. A pesar de ser incentivado, la cabeza de Sakurai se mantenía fría y en calma.
—Tsuki-san, que es lo que le pasa —pregunto pues noto que algo no estaba bien en ella desde hace un corto tiempo. Así como en el parque, Sakurai se terminaba encontrando a la Uzaki mayor en otros lugares y en poco tiempo terminaban en un sitio aunque público, lo convertían en un momentáneo nido de amor. Si es que no lo hacían de manera infraganti en casa de los Uzaki con Hana muy cerca para descubrirlos, ahora la mujer terminaba visitando la casa de Shinichi a altas horas de la noche buscándolo a él.
—Perdona, Sakurai-kun —bajo los brazos conteniendo sus ansias la Uzaki y se acercó al muchacho que tenía acorralado en su propia casa—, perdóname pero desde que tuvimos nuestro primer encuentro mi cuerpo no para de necesitar tu calor, intenté saciarme con mi esposo pero él no se compara a ti.~
—Pero, Tsuki-san. Hana y yo —no le dejo continuar con su oración.
—Lo se, y aún así te necesito, Sakurai-kun... Te lo pido —entonces tomo la mano del pelinegro y le hizo agarrar sus pechos, él por inercia termino apretando su seno en cuanto lo tuvo—, por favor Sakurai-kun, haste cargo de mi cuerpo.
—No... Debemos parar esto... hemos ido muy lejos —Shinichi se encontraba en una dura encrucijada.
—Si me rechazas, te odiare —dijo con cierta tristeza en su cara la Uzaki mayor—, Sakurai-kun no me hagas odiarte, te lo ruego.
La tentación era demasiada, incluso el hombre más recto y puro en el mundo podía dejarse corromper por la belleza ensordecedora que es Uzaki Tsuki, sobre todo usando tan peculiar atuendo.
No tuvo que pasar mucho para que la peligris mujer tuviera la polla de Shinichi dentro estando encima del chico y moviendo sus caderas de arriba a abajo en un frenesí de carnal. El sonido de su trasero golpeando el cuerpo se Sakurai resonaba en la habitación, pues fue despojado de su ropa por él mismo y con un poco de ayuda de la mujer Uzaki.
—Tan profundo~ tan... Genial~ —Tsuki sufría de un orgasmo mientras sus caderas se movían de forma independiente a lo que sea que su mente le dijera—, el pene de Sakurai-kun está haciendo que sufra de un orgasmo tras otro.~
—Tsuki-san, está siendo más pervertida que de costumbre... —el desenfreno se la mujer lo dejaba sin aliento—... Se ve, muy bella cuando deja que su cuerpo sea honesto.
—Es porque el pene de Sakurai-kun despertó la lujuria en mi, solo contigo puedo alcanzar el climax. Eres todo lo que necesito Sakurai-kun~ —puso el rostro del chico entre sus pechos y lo ahogaba con ellos—, Sakurai-kun... Sakurai-kun... ¡Haaa!~
Dejo que escuchará su voz en pleno orgasmo, Tsuki; mientras hacia que su cuerpo se aferrara al de Shinichi cuando su interior apretaba para no soltar nada de lo que él le soltaba a pesar de que el muchacho estaba usando condón.
—Tsuki-san, eso fue increíble... —quedo encantado con el frenesí de la matriarca Uzaki encima suyo.
—Solo estamos empezando, Sakurai-kun —dijo la mujer con el condón en la mano, lleno de la esencia de Shinichi hasta explotar.
Poco paso, el pelinegro senpai de Hana golpeaba contra el trasero de Tsuki con bestialidad, haciendo que la vagina de madre de la peligris se escurriera gotas a cántaros de sus propios jugos producto de los orgasmos en cada embestida.
—Mas, más duro Sakurai-kun~ has que mi vagina de madre se corra con tu pene~ —miro al chico mientras él le tiraba de su cabello hacia atrás, solo para besarse los dos, muy mucha perversión—. ¡Mmmmm!
Gimió en medio de ese beso, cuando una segunda carga de Sakurai la inundó de la misma forma. Aún usando preservativo, la cantidad de semen del chico llenaba su útero, tanta cantidad tan ardiente según ella, que parecía que el pelinegro no estaba usando ningún condón encima.
—Mas, dame más Sakurai-kun... Hazme el amor aunque los condones se nos acaben~ —dijo Tsuki, pues la cantidad de preservativos masculinos usados en la cama de su amante se volvían más y mas con cada hora que pasaba en la noche.
—No voy a parar... —exclamo Sakurai justo cuando levantaba a Tsuki con sus manos bajo su trasero a un lado de la cama—, Tsuki-san creo que empiezo a amarla.
—Yo también, Sakurai-kun te amo~ amo tu pene —respondió, justo cuando tomaba un descanso de tener el vigoroso miembro del senpai en su vagina y ahora su boca disfrutaba de su sabor.
—No, Tsuki-san lo que digo es que yo la amo a usted... —perdía aliento debido a la poderosa técnica de la mujer que se perfeccionaba en cada encuentro—... Tsuki, la amo a usted.
—¿Lo dices enserio? —pregunto, estando ahora encima Sakurai de ella. Una respuesta silenciosa del chico para contentar a la mujer fue suficiente para hacerla captar que los sentimientos del chico eran sinceros pero indebidos para los dos—. No sé porque, pero. Escucharte decir eso me hace muy feliz —una sonrisa y una lágrima cayendo de sus ojos en señal de felicidad.
—Aprovecharé que el paquete se nos acabó y haré que Tsuki-san se embarazase de mi hijo está noche —sin ningún condón más, puesto que los doce del paquete se acabaron. Sakurai llegaba más profundo en la vagina de Uzaki, hacia que la mujer y su mente se pusieran en blanco de tantos orgasmos.
—¡Sakurai-kun, Sakurai-kun. Dame más, embarazame está noche y después! —con brazos y piernas de la mujer, aferró Tsuki a su amante para que no la dejara esa noche desenfrenada.
—¡Ha, Tsuki-san!
—¡Haaaaaa!~
La noche fue larga y ardua para ambos, sin embargo aún era joven y brillante dado la luna creciente en el nocturno cielo.
—Huyamos juntos Sakurai-kun, está noche —dijo Tsuki, recostada a lado del chico con su rostro mirándola en el piso donde terminaron en el cuarto del pelinegro.
—¿Huir? —una propuesta difícil para Sakurai.
—No quiero vivir con nuestro romance en las sombras, vayamos a un lugar donde podamos ser libres para amarnos —dijo Tsuki casi en súplica, pero sabiendo ella que era una idea muy arriesgada—, es muy tonta no es así.
—No a mi parecer, yo también quiero vivir feliz con Tsuki-san —contesto casi de forma inmediata Shinichi tomando la mano de la mujer cual romance prohibido era, porque así era.
Esa misma noche, los dos amantes escaparon de sus vidas conocidas y huyeron a dónde pudieran ser felices. Lo cual de solo escucharlo debería ser lo suficientemente descabellado de ocurrir, pero así es como paso. Shinichi tomo lo que pudo de su hogar mientras que Tsuki volviendo a urtadillas a su casa, hizo un par de maletas y se reunió con Sakurai en la estación de trenes, en la noche y con un tanto se dinero de cada uno, compraron boletos para viajar al norte.
—Y una vez que lleguemos, nos quedaremos con su amiga, Tsuki-san —pregunto Sakurai esperando el tren de la madrugada, sentado junto a su peligris mujer quien se recargaba del joven en su hombro.
—Marina-chan es una vieja amiga mía, ni conocidos actuales ni mis hijos la conocen así que nunca sospecharan a donde fuimos —respondió tranquila Tsuki, estando junto a Sakurai se sentía de lo más tranquila.
Más tarde, ya viajando en el tren donde una que otra alma se encontraba por vagón; aún habían dudas para los dos fugitivos enamorados de manera incorrecta.
—Cree que una carta es suficiente para despedirnos —dijo Sakurai. El pelinegro había dejado una carta en su casa, siendo que la Uzaki mayor hizo lo mismo en la cama de su hogar para su familia.
—No podía mirar a mi familia y decirles que ahora amo a alguien más —respondió Tsuki.
En medio del viaje, aprovechando ser los únicos en el vagón. Los dos amantes en fuga no pudieron resistir su atracción una del otro y en medio del trayecto decidieron coger cuál habitación de hotel fuera para ellos.
Llegaron a un pequeño pueblo en el norte de Japón, donde la dichosa conocida de Tsuki, tal como dijo ella; los recibió. Al parecer está otra mujer también había escapado de su familia con su amante a una granja no humilde, sino una enorme con una casa de la misma talla y adinerada. No obstante, los dos nuevos fugitivos a pesar de ser bien recibidos, tendrían que dormir en el establo dado que las habitaciones para invitados de la casa pasaban por reparaciones. Digo esto, pues apenas estuvieron solos otras vez, Tsuki y Shinichi en el segundo piso del establo ocultos entre montículos de paja, lo hacían apenas los dejaron allí para descansar los dos.
—Ahora podemos ser felices, Shinichi-kun —decía Tsuki en medio de caricias a su nuevo amor.
—La amo, Tsuki-san —exclamo Sakurai sin dejar hartarse de la belleza de la peligris mujer suya.
En cambio repentino de escena, como si de un montaje se tratará. Los dos enamorados pasaron de estar haciéndolo en un establo a una habitación más formal en lo que debió ser un par de años con la dama de Sakurai usando un corpiño azul transparente entrando en más caricias con su nuevo esposo.
—Estaremos felices por siempre —declaró y confirmó con alegría la ex mujer Uzaki.
Sin embargo, el sueño tenía que terminar para Tsuki, era un sueño en montaje lo que acababa de verla Uzaki.
—¡Ah! —se levanto de la cama toda espantada, Tsuki; justo cuando no tenía nada más que un juego de lencería color azul—, porque tuve ese sueño —pensaba nerviosa—. Tanta es mi obsesión por Sakurai-kun. Un segundo está no es mi cama, ni la de Sakurai-kun.
Pensó después de ver a Sakurai durmiendo junto a ella en una habitación que no era de ningún motel, ni un cuarto conocido quiso hacer memoria de como termino aquí.
—Pasa algo, mi amor —reacciono Shinichi al sentir una perturbación en el ambiente.
—¡¿Otra vez estoy durmiendo con Sakurai-kun?! —se gritaba así misma desde su mente, notando una cosa del hombre con el que despertó en estás horas de la madrugada—. Un segundo ¿Cuando Sakurai-kun creció?
El senpai de Hana ya no era más un joven de unos veinte años, a como recordaba Tsuki. Ahora era un hombre que rayaba en los treinta.
—Mamá... Papá.. tuve una pesadilla —un niño de ocho años que no conocía Tsuki abrió la puerta cuyos rasgos eran de ella y de cierto muchacho con el que estaba durmiendo ahora.
—¡Mamá! —grito mentalmente Tsuki ante ese niño tan lindo a sus ojos que decía ser hijo suyo a pesar de su edad de ella—, no es uno de mis hijos... Pero se parece a mí y a... ¡Sakurai-kun!
La lengua la tenía atorada, no podía hablar claramente la mujer de grandes atributos.
—Joro, ven entra —dijo Sakurai, abriendo paso a su hijo para que durmiera entre ellos en su cama, cosa que a Tsuki y estos extraños hechos que inesperadamente la inundaban—, tu mamá también tuvo una pesadilla.
—¿Eh? Si, si hijo... —se recostó Tsuki con Shinichi y este quien supuso era su hijo con él, llegando una sola conclusión después de estos hechos—... no fue un sueño, es real. Abandoné a mi familia por Sakurai-kun y ahora tengo un hijo con él. Solo hay algo que puedo hacer.
Si estabas pensando en que volvería a por su familia. Lamento decirte que te equivocas, aceptando está nueva realidad. Tsuki iba a disfrutar de la cálida compañía de su ahora esposo. A la mañana siguiente, cuando el par de adultos despedían a su hijo de ocho años que iba rumbo a la escuela.
—¡Ya me voy papá, mamá! —se despedía muy alegre el pequeño Joro Sakurai.
—Esfuerzate, hijo —despidió la peligris al cuarto hijo que salió de su vientre. Al parecer.
Más cuando su nuevo hijo se fue y quedó sola con Shinichi, su ahora nuevo esposo decidió hacerle caricias muy sucias dirigiéndose a una habitación especial en esta casa enorme (más bien una Mac mansión), en una comunidad rural donde vivía con él.
—Estas muy animado desde temprano~ —dijo Tsuki al terminar en ropa interior en la cama de la habitación especial con su esposo. Todo mientras Shinichi besaba su cuello con lujuria y teniendo la mano de su joven esposo entrometiéndose bajo su sostén.
—¿Porque dices eso? —paro un momento sus caricias Sakurai para mirar a la peligris mujer—. Desde que nos casamos, no hay día ni hora en la que no pueda resistirme en hacer el amor a mi esposa.~
Ella hace unos instantes lo vio con ropa que lo hacía ver todo un adulto, excéntrico y millonario paso a estar desnudo de cuando estaba encima de Tsuki a cuando se levantó para mirarla.
—Querido~ —parecía aceptar el trato extraño en el que despertó—. ¡Haaa!~ —dejo sonar su voz cuando el pene de su esposo la penetró. Sin que notará el momento, Tsuki paso a estar completamente desnuda recibiendo las profundas y duras embestidas de Shinichi—, que rico~ tu pene llega muy profundo.~
—No me canso de oír tu voz cuando eres honesta —decía Sakurai con su rostro descansando en el busto de la mujer en el que no paraba de frotar su rostro ante la suave carne.
—Voy a venirme... —su cuerpo de la peligris asimilaba el climax más pronto de lo que espero—, voy a venirme... Voy... Voy...
—¡Voy a despertar! —grito Tsuki.
Todo, fue un sueño. Desde el punto en el que propuso a Sakurai escapar hasta ese tierno hijo que tuvo con él, esa casa maravillosa y de millones dónde vivía con él como su esposa. Un sueño que parecía ser una fantasía erótica, digo esto pues cuando Tsuki movía la sábana de su cama donde dormía con su esposo primerizo en casa con sus tres hijos. Notó que la tela blanca entre sus piernas estaba toda humedecida por ella y no era por orina.
—No puede ser —decía así misma llena de vergüenza—, necesito terapia.
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