Milf of the death
La tarde era calurosa, pero una agradable brisa refrescante entraba por la ventana de la habitación de Busujima estando en su pieza dentro de su hogar. Aquí, estando a solas con Komuro Takashi no pudo controlar ese extraño magnetismo que tenia hacia el chico de segundo año la hiciera avalanzarse sobre él poco tiempo después de quedar a solas en su casa.
En medio de la habitación, estando de pie Takashi golpeaba el trasero de Saeko con su pelvis, mientras usaba sus manos para tener sostenida a la chica quien también estaba de pie por delante suya, la mano derecha del chico sostenía la muñeca derecha de la pelimorada. Aun con el aire refrescando el cuarto, el cuerpo de ambos sudaba y Takashi veía como el sudor en la espalda inclinada de Busujima brillaba gracias a los rayos del sol. El atractivo visual para Komuro viniendo de una chica que extrañamente cumplía con el gusto que tenia por las mujeres maduras.
—Senpai voy... —solo dijo, mas ella no le respondió. La expresión de éxtasis en la cara de Busujima la tenia atrapada, solo quería que Komuro la hiciera alcanzar el clímax y lo hizo.
Komuro se vino dentro de Saeko, la cual dejo salir un leve gemido de su boca en cuanto el blanco fluido de hombre de Takashi la inundo, tanto era el agobio que las paredes virgenes de la chica estaban tan gosozos que apretaron el entorno alrededor del miembro de quién era ahora dueño de su cuerpo.
—Ha~ —fue el unico sonido que se logro escuchar de la boca de Busujima al recibir la descarga de Komuro, a pesar de ser una enorme liberación del chico en su interior, quería mas.
Pero antes de seguir con mas de ellos, había que saber como llegaron a donde estaban hoy. Lo cual comenzó desde temprano en el calendario que el harem de Takashi manejaba con él, era el día de Shizuka y digo esto pues estando a una hora de haber terminado el día de clases, la enfermera de grandes atributos estaba teniendo un encuentro temprano con su novio luego de tener que esperar una semana de nuevo para tenerlo solo. No en todos esos días de fin de semana en el que podía estar con todas, actuaban como conejos.
En fin. En el habitad de la enfermera Marikawa, la hermosa enfermera de la academia hacia una revisión especial al unico chico de la academia que le importaba mas que todos los demás en su extraña inteligencia.
—Takashi-kun, eres hora de tu revisón semanal~ —dijo pícara la enfermera desvistiendo a su estudiante luego de cerrar la puerta y esperar a que los alumnos abandonaran el instituto.
Dejo que Shizuka le quitara su uniforme y dejo que ella se mojara al ver que una vez mas tenia al joven con su marcado cuerpo del que se había hecho hace años.
—Te ves tan sabroso Takashi-kun~ —era honesta con sus palabras, pasando sus manos por encima de esos cuadros que tenia el pelinegro, sin embargo había un lugar mas importante por revisar—, ahora solo falta quitarte tu pantalón.~
Sin meter mano, vio como Shizuka se hacia caer el pantalón de su uniforme y estando de rodillas, tuvo frente a su cara el pene de Takashi.
—Shizuka —solo pronunció su nombre cuando vio una sonrisa en su enfermera y novia al tener el trozo de carne que le pertenecía a Komuro sobre su cara.
—No importa cuantas veces lo tenga en frente no deja de sorprenderme —comento Shizuka sin apartar los ojos de la polla que la desvirgo—, es hora de comenzar con el tratamiento especial.~
Con guantes de latex blancos esterilizados en sus manos, Marikawa uso en un principio dos de sus dedos para acariciar el glande del pene, hasta despertar al monstruo como bien lo conocía. Con toda su mano, empezó a provocarlo poco a poco, haciendo que su novio-estudiante dejara salir de su boca uno que otro sonido de placer.
—Ha~ Sensei... —dijo Takashi con la cabeza hacia arriba.
—Solo estoy empezando, cariño~ —procedió a atender a su pene con mas empeño, aun de rodillas. Dio un beso inicial a la cosa de Komuro y tras dar una leve caricia con su lengua centimetro a centimetro fue introduciendo el enorme tamaño de Takashi en su boca hasta su garganta—, es tan deliciosa~ no me canso de su sabor.
—Shizuka si sigues diciendo esas cosas... —eran un gran incentivo esas palabras de la rubia enfermera. O creías que solo las mujeres se reservaban a aceptar esos cumplidos.
—Moo~ Takashi tienes que durar mas, dejame saborear mas tu pene, si~ —dijo Shizuka teniendo la polla del chico en su boca.
Dicho, Shizuka fue desabrochando su iconica blusa blanca revelando un sujetador negro para su tamaño, el cual también desabrocho por igual. Con sus pechos al aire, froto primero la punta de la cosa del pelinegro sobre la aereola rosada de uno de sus pezones antes de ponerlo entre sus pechos y hacerle una rusa.
—Que linda cara pones, tu gusta como se siente tu pene entre mis pechos, Takashi-kun~ —decía Shizuka mirando a su chico mientras presionaba sus senos uno contra el otro teniendo la polla de Komuro en medio.
—Es fantastica, no solo son los pechos mas grandes que he visto, también son los mas suaves
—hacia sonrojar a su enfermera—, lo mejor es que son solo para mí.
Los minutos pasaban y las ansias de Marikawa la comían. Al cabo de unos minutos mas adelante, podía verse como estos dos amantes lo hacían con desenfreno a pesar de estar en un lugar donde debían ser mas cautelosos respectivamente a la atracción que se tenían.
—Es fantástico, Takashi. Tu pene golpea mis puntos mas sensibles~ —decía Marikawa. De pie, pero recargada se sostenía del borde una de las camas medicas de su lugar de trabajo con sus manos, desde atrás su joven novio hacia su trabajo para darle el máximo placer a su novia.
La vista nunca dejaba de impresionar a Komuro, no importa donde estuviese con ella, el atractivo visual de Shizuka era igual de impactacta, sobre todo cuando él la tenia a cuatro.
—Ya quiero sentirlo, cariño~ —la mirada lasciva de la enfermera mientras su trasero era pulverizado por el frenesí de su novio—, dale a esta traviesa enfermera tu leche.
—¡Aquí va, Shizuka! —grito el pelinegro con largos mechones que le cubrían los ojos; clavo su pene hasta lo mas profundo de la rubia enfermera para inundarla con su esperma como le gustaba.
Marikawa se convulsiono de plaer mientras su vagina se contraía de placer para no dejar escapar ninguna gota del semen de Komuro, no tardo mucho antes de que la sensación la hiciera llegar al clímax primeramente.
—Que rico~ —se lleno de placer, al mismo tiempo se quedo sin energías.
Tomando un descanso en la camilla que tenían, Shizuka recupero pronto sus fuerzas y ya quería mas de su novio. Pero había algo que hacer antes de continuar. Pues tocaron a la puerta de la enfermería.
—Marikawa-sensei, Takashi-san esta ahí con usted —era la voz de Rossweisse llamando a la puerta, tomando por sorpresa a ambos.
—¡¿Que?! —la enfermera se alarmo, justo cuando iba por mas. Justo cuando se puso encima de su novio para más.
—Cierto, tengo que asistir a unas clases de regularización Rossweisse-sensei —contesto tranquilo Komuro.
—¿Como que tienes tutorias con Rossweisse-chan? —Shizuka tenia sus mejillas infladas luego de escuchar esto de Takashi. Debo decir que la enfermera tenia su voz en un tono bajo dado que acababan de tocar a la puerta de su estación, era la nordica profesora de cabello gris que menciono.
—Dice que le dijeron que Kyoko, Rika, tú y Kirisu-sensei me dan tutorias en la tarde así que me dijo que también ella me daría clases regulares después de clases una vez a la semana —dijo Takashi como si nada.
—Un segundo, entiendo la mentira de Rika y Kyoko-chan, pero ¿Mafuyu-chan? —tal parece que la despistada e inocente Shizuka, no era tan tonta, inocente si; pero no despistada—. A caso vas tras Mafuyu-chan.
—¡No! —no es que fuera detrás de la pelirrosa profesora, mas bien la ella fue iba por él—, claro no.
—Bueno, mientras no vayas detrás de Ross-chan todo esta bien. Ya es malo tener que compartirte con seis, ahora vas detrás de otras —seguía haciendo puchero la enfermera.
—Son celos esos —era lindo para Takashi verla así, sin mencionar el hecho de que él tenía a otras tres de su escuela como parte de un segundo harem—, tranquila cuando termine ire a compensarte como es debido.
—Esta bien, toma tu tiempo porque también debo ir a revisar otras cosas —dijo Shizuka.
Cada
uno tomo sus cosas hasta que Takashi salió primero de la enfermeria
para ver claramente a la peligris profesora quien al parecer no noto los
olores ni se percato de que Shizuka bajo su falda que no se acomodo
bien, se le escurría el semen de la fuerte descarga previa de su novio.
Bueno después de todo ella tenía las puertas cruzadas al respecto.
Fue hasta un aula de segundo grado siguiendo a la profesora de matematicas, Rossweisse. A solas con la nueva maestra, Takashi estuvo tomando apuntes de lo que ella decidió enseñarle en esa primera clase de regularización particular. Nadie le pidió que le ayudara con estos conocimientos a Komuro, después de todo era gracias a Saya que sabía de estos temas mejor que antes.
—Y así es como encuentras X —termino de explicar Rossweisse usando el pizarrón a su espalda.
—Vaya, la verdad es que esto era lo que ni Saya ha logrado hacerme entender bien —dijo Takashi tras anotar y comprender la lección. Como dijo él, era un tema que ni la pelirrosa que conocía de la infancia que se jactaba de ser la mas inteligente lograba hacerle entender.
—¿En verdad? —escucho el comentario de su unico alumno de la tarde, por dentro ella se sentía halagada.
—Rossweisse-sensei es buena explicando, incluso en sus clases logro entender los temas desde el primer momento —dijo Takashi desde su asiento, cerrando la libreta de apuntes.
—¿Tu crees que lo hago bien?
—¿Ah? —notó falta de confianza en su propia voz la peligris peligris.
—Te soy sincera, es que a veces siento que los chicos no entienden nada de lo que enseño —dijo Rossweisse acercandose a Komuro—, es la primera vez que soy profesora y no si es por mi falta de practica o aun no domino del todo el japonés a la prefección como pienso.
—La verdad, sino aprenden en clases es que le prestan mas atención a su cuerpo profesora —dijo a si mismo. Todo el rato que la profesora paso explicando y de espaldas a Komuro por anotar en el pizarrón, Takashi logro ver lo que Imamura le quiso decir todo el tiempo, Rossweisse tenia lindas facciones por donde la vieras con su ropa de profesora, aunque parecía mas una ejecutiva que una maestra.
—¿Que cosa? —pregunto inocente, solo vio los labios de Komuro moverse pero no logro escuchar nada.
—Sensei, usted es sorprendente por el simple hecho de dominar el japones como si fuera nativa, la forma de enseñar que tiene es muy buena —dijo Komuro tras ponerse de pie y hablarle cara a cara a la peligris para motivarla—, no se preocupe, verá que cumplira y hará que muchos estudiantes pasen con alto su asignatura.
—¿Tu crees? —aun tenía dudas a pesar de los cumplidos alentadores del pelinegro.
—Confíe en usted, se ganará el aprecio de muchos estudiantes, yo lo hago —dijo sin intenciones, intenciones de hacer latir el corazón de Ross por un momento de cierta merna de la que no había hecho antes.
—¡Mira! La hora ya se acabo, ahora debo dejarte ir —dijo tras mirar su reloj bajo su manga—, si quieres ya no necesitamos repetir esto de la clases de regularicación conmigo.
—Es divertido, no esta de mas reforzar ciertas clases —exclamo con comodidad Takashi, de estar con la nordica profesora.
Una vez se quedó sola, Rossweisse suspiro con fuerza sistiendo que su cuerpo se estremeció mas de lo que nunca había hecho antes. Lo único que podía pensar era en Takashi luego de escuchar sus palabras de aliento, un sentimiento desinteresado de la profesora.
—¿Que estás pensando, Rossweisse? Es solo tu estudiante, nada más —dijo la joven profesora tras poner sus manos en sus mejillas para calmar esa extraña sensación—, además ya estas vieja para él.
—¿Para quién? —entro en el aula quien menos esperaba ver a estas horas aun en la academia, Kirisu.
—Eh, Kirisu-sensei —trato de comportarse la peligris, mas aunque intentará pensar en otra cosa, lo que Ross necesitaba era sacar esos pensamientos con palabras—, que pasaría si una profesora tuviera una relación ilicita con un estudiante.
—¿Quieres terminar en la cárcel? —dijo sin titubear la maestra de historia de Fujimi.
—Bueno... creo que sería lo mas lógico —exclamo Rossweisse llena de remordimiento tras escuchar, pero acomodo su voz antes de hablar y saco el pensamiento extraño que repentinamente la inundo—, lo que me refiero es... si esta mal que una persona de nuestra edad tuviera alguna especie de relación con un estudiante.
—¿Relación? —repitió Mafuyu.
Haciendo memoria de algo que paso en la mañana durante las horas de clase, Kirisu se topó con Komuro en los pasillos y sin razón alguna, termino con él en uno de los baños de estudiantes sin ser molestados y sin perder la ropa. Takashi tenía a Mafuyu sostenida de sus piernas contra la pared por encima inodoro. Sostenida de los hombros de Komuro dejo que hiciera todo el trabajo mientras ella aguantaba las ganas de dejar escapar su voz hasta que alcanzo el orgasmo. Un rápido, fue el peculiar encuentro que tuvo Kirisu con el chico, antes de seguir cada uno su camino.
—Seria un chiste —acomodo Kirisu un par de mechones de cabello que se desalineado—, uno muy malo.
—¿Que? —había algo que no captaba Rossweisse.
—No me fió de los hombres ni sus palabras, cualquiera puede prometer la luna pero ninguno te promete nada realmente —dijo Mafuyu, parece que una relación de su pasado termino marcandola, al parecer.
La expresión en Kirisu dejo pensando mucho a la nórdica profesora, quien vio como su compañera mostraba decepción en su cara, lo cúal le preocupo.
—¿Esta todo bién, Kirisu? —pregunto Ross.
—Si, vamos. La escuela esta por cerrar —exclamo la pelirrosa profesora para ir por donde iba originalmente.
De forma paralela en el club de Kendo, la capitana del club Busujima por fin tenía ese momento que tanto quería con Takashi por el pretexto de pasar mas tiempo con él.
—¿Así? —sostenía Komuro la espada de madera de forma equivocada.
—Sostenla de esta forma, con ambas manos —dijo Saeko.
La pelimorada estaba parada detrás de Komuro usando su uniforme respectivo de su club, y desde atrás de Takashi, puso sus manos en las manos de Takashi y al sentir sus dedos tocando la piel de chico, sintió una corriente electrica pasando por su cuerpo.
—Tienes manos fuertes, perfectas para sostener una espada —halago Busujima sin que Komuro llegase a ver que tenía su rostro un leve rubor al respecto—, tu espalda también es fuerte, por como lo siento.
Lo que sentía Takashi en su espalda, era el busto de Saeko chocando contra su espalda, esa suavidad femenina a la que casi todos los hombres terminaban enfocando sus miradas. Cosa que la misma Busujima se dio cuenta y el rubor en su cara se disipo repentinamente.
—¿Senpai? —pregunto Takashi, de un segundo a otro la pelimorada se separo de él sin justificación.
—Tranquilo, estoy bien —exclamo la chica con su puño formado sobre su boca para ocultar su reacción. De pronto por los altavoces de la escuela se escucho el sonido de que anunciaba el final total de las actividades escolares.
—Parece que el tiempo se nos acabo —dijo Takashi tras escuchar el timbre.
—Dime tienes algo mas por hacer hoy —pregunto Saeko ocultando su interés—, que te parecería venir a mi casa y seguir entrenando un poco.
—¿Quieres que vaya a tu casa, senpai? —captó enseguida que Busujima estaba decidida en conocerlo mas a fondo. Hizo memoria y Takashi recordó que Shizuka le había mandado un mesaje diciendo que seguía atrapada en la fila del trafico para llegar a donde le había dicho—, tengo tiempo libre, así que, si no es molestia.
Una
respuesta que mas que complacentera para Busujima. Al cabo de varios
minutos mas tarde llegaron a la morada de la espadachín de Fujimi,
durante el trayecto en metro, Saeko se sentía comoda en compañía de
Komuro, cosa que no había mostrado por otro muchacho u hombre.
Mas
cuando estuvieron en la residencia Busujima, Takashi quedó asombrado no
por el tamaño de la casa, sino por el completo estilo japonés que se
traía, como si de la residencia de un samurai de verdad era donde había
ingresado, es como lo sentía Komuro. Tras dejar apreciar el estilo a su
hogar, Saeko lo impresiono mas cuando le enseño el dojo personal en el
que la letal pero hermosa de cabellos morados, practicaba con su padre y
su madre. Esta vez, sería ella quien le enseñaría a Komuro el arte de
la espada.
—¡No puedo mas! —dijo Takashi dejando a su cuerpo caer al suelo del dojo, soltando el bokken de madera que le dio su senpai. Todo su cuerpo estaba adolorido por golpes que por el esfuerzo que le hizo hacer—, Busujima-senpai golpea muy duro.
—Me
disculpo —se sentó sobre sus pies, Saeko a la derecha de la cabeza de
Komuro cuando el chico solo podía mirar al techo—, suelo... es raro que
no llegue a medir mis golpes —el solo estar en un lugar a solas con
Komuro, le excitaba, pero no lo mostraba—, sin embargo, debo decir que
te note distraído durante el entreamiento. No dejabas de mirarme, ni
ahora ¿tengo algo mal?
—Bueno,
ese kimono —decía Takashi, tal como Busujima lo dijo; Komuro no dejaba
de mirarla—, la verdad es que ese Kimono te queda bien.
Sin trabas en su lengua, dijo lo que pensaba e hizo que la pelimorada se ruborizara por el comentario, uno que no vio venir.
—¿Así que a Takashi-kun le gusta que las chicas usen ropas tradicionales? —respondió con la misma confianza que él le mostraba.
—Solo si una mujer que llaman mi atención —dijo sin malas intensiones, cosa que notó Saeko en sus palabras. Gracias al entrenamiento que sus padres le habían dado, la pelimorada sabía cuando alguien le mentía y cuando no—. ¿Pasa algo, Busujima-senpai? —pregunto, repentinamente la chica comenzó a carcajear mientras tomaba lugar junto a él.
—Dime,
sueles ser tan sincero siempre con las mujeres —pregunto, teniendo mas
interés en saber acerca del pelinegro que trajo a su casa.
—Solo
si sin perspicaces —regalo una sonrisa a la chica, momento en el que
Takashi decidió sentarse para ponerse junto a ella, sentado en el piso
del dojo—, de que sirve mentir sino puedo engañarlas.
—Me
considerás una chica interesante —exclamo, ahora y de forma repentina,
una sensación de remordimiento la invadió por dentro a Saeko.
—No
toda la vida te topas, con la misma chica de secundaria que viste casi
mata a un hombre solo por diversión —soltó el secreto que comía a Saeko y
que solo el chico que para entonces no conocía, pero que recuerda vio
todo—. ¿Creiste que no te recordaba? Señorita de la muerte —exclamo
Komuro sin importarle la reacción de incredulidad de Saeko tras
confirmarle aquello que nunca pregunto.
Un
golpe de un relampago invisible cayó detrás de ambos jovenes
estremeciendo a la chica. Busujima Saeko tuvo recuerdo de esa noche
cuando era una estudiante de secundario y fingiendo caminar indefensa,
para atraer la atención de un indeseable, al cual termino enviando a un
hospital al borde de la muerte.
—Tu, me recuerdas —exclamo Saeko, con el nudo en la garganta.
—Si,
había salido de trabajo que tenia en secreto, cuando iba por la calle
de regreso vi como una chica de cabello morado era seguida por un hombre
ebrio por allí hasta que la termino acosando. Pensé en hacer algo, por
impulso cuando lo que vi me dejo asombrado —contaba Takashi, mas cuando
mencionó la "asombrado" causo confusión en la Busujima—, de un momento a
otro vi como ese ebrió estaba al borde de la muerte. Creí que había
actuado por impulso, pero pude ver que esa chica disfruto dar cada golpe
al desgraciado al final.
—¿Acaso
no te doy asco, o terror? me llamaste: señorita de la muerte —pregunto
conflictuada internamente Saeko sin poder moverse de lado de Komuro. No
quería escapar de él.
—Eso es... no te burles —Takashi se avergonzaba de su hobbie—, pero soy un escritor, escribo cuentos y así.
—¿Porque me burlaría de eso? —pregunto.
—Es
ese secreto de cada quien que lo carcome de solo hablar de ello —dijo
Takashi—, lo mió es la escritura y lo tuyo, es la violencia. Cada golpe
que diste, eso: te excitaba, no. Pude verlo en tu mirada.
—Bueno...
—La
razón por la que te llame: Señorita de la muerte, es por una historia
que esa noche llegando a casa inspirado en lo que vi —entonces relato
Takashi la historia que creo esa noche—, un joven heredero al trono de
un japón antiguo, termino siendo salvado por el mejor samurai asignado a
su protección, para defenderlo de los enemigos que no deseaban que
llegara a ser el siguiente emperador por sus ideales debiles. Así que
tras ser salvado por su guardían durante un viaje de vuelta a la capital
descubre que es una mujer hermosa quien se ocultaba bajo la armadura
tras intentar curarle las heridas.
—¿Así?
—supo atraerla contando el cuento que escribió, uno de tantos cuentos
que Komuro se ahorraba para si mismo por la vergüenza que se tenía él
solo.
—Si, eran
tiempos en los que solo un hombre podía empuñar espadas y llevar
armaduras, la samurai penso que sería su final pero no fue así. El
principe se guardo el secreto porque se cautivo al ver la forma de
pelear de su guardiana, para el principe era como ver a la misma muerte
luchando, pero con un atractivo que le cautivo. Tanto que termino
enamorandose de ella, pero por mas cuanto pidiera que le correspondiera
esos sentimientos ella se negaba. Pues su guardiana le dijo que estaba
casada con la guerra y no iba a traicionarla por nadie, aun por cuando
mas le entregara su cuerpo al principe en secreto. Jamás le entrego su
corazón que era lo que más quería.
—Que paso con ellos —pregunto Busujima, mas cautivada con la historia— ¿Es de esas historias con un final feliz?
—No
creo en las historias con un final feliz, no son realistas —dijo
Takashi—, eventualmente cuando estaba por llegar al trono. El principe
tuvo que desposar a alguien más aun teniendo a la mas bella señorita de
la muerte como su guardiana y como su amante. Un ultimo intento de
asesinato hubo en su contra como el emperador y su guardiana dio su vida
por él como era el trato. Sin embargo, aunque no tuviera el corazón de
su letal guardiana, el emperador le pregunto lo otro que nunca supo de
ella, su nombre. Pero no pudo escucharla decirlo en sus ultimas palabras
—terminaba de contar—, solo que disfruto de cada momento que paso con
él, como su amante y como protectora.
—Trágico
—Saeko comenzó acercarse a Komuro a medida que el final se acercaba, de
su cuento—. ¿Sabes? No pensé que el chico que vio esa noche tuviera tan
excentrico pensamiento sobre mi.
Saeko
tras escuchar la historia contada de Takashi, entendió que el chico
siempre quiso conocer a aquella adolecente que vio cual letal guerrera
era. Siempre se pregunto Saeko que habrá sido de aquel chico que fue
testigo de su acto, la policía apareció esa noche tras recibir la
llamada de la chica en un acto que no hubo testigos según los oficiales,
así que confiaron en el testimonio de la joven Saeko dado que registro
de acosador que tenia el sujeto que casi mató.
Si
alguien mas la hubiera visto esa noche, seguramente hubiese pensado que
Saeko era un monstruo o una psicopata en desarrollo. Pero fue Takashi
quien la descubrió, y en vez de todo lo anterior él encontró una musa de
la cual escribir.
—Seria agradable leer esa historia algún día en libros —dijo Saeko cada vez mas cerca.
—Pues,
hace una semana me convencieron de publicar un libro —dijo con pena
Takashi—, puede que tal vez en un futuro publique la historia también.
—Esta
bién, después de todo ya se como termina la historia después de tan
tragico final —entonces el calor pudo mas con Saeko, ya no podía
contenerse más, se dejo caer Takashi y lo tuvo a su merced en el piso
mientrass el calor la consumía mas y más—, en otra vida. ambos amantes
pudieron reencontrarse otra vez.
—¿Senpai? —esto le preocupo al pelinegro, nunca espero que Saeko se terminará llendo encima de él.
—Cuando
te vi otra vez, me pregunte que pensaba de mi él chico que me vio
—decía Busujima, teniendo sus manos a los lados de su cabeza para
acorralarlo más—. pensé que me había olvidado, pero veo que no.
Ahora entendía todo Takashi.
—Como olvidar a tan hermosa y letal dama de la muerte —exclamo con seguridad.
—Su
majestad —exclamo en juego respectivo a la historia que le contó. Tomó
la mano de Komuro y la entrodujo bajo ese kimono japones de color azul y
le permitió tocar su pecho desde la abertura al escote—. ¿puede aceptar
a esta letal asesina como su amante en su harem?~
—¿Harem? —temblo por un instante Takashi.
—Te
he vigilado. Te he visto mantener relaciones sentimentales físicas y
sentimentales con Takagi-san, Miyamoto-san, Miku-san, Hayashi, Minami,
Kirisu y Marikawa-sensei dentro y fuera de la escuela —declaro y una
gota de sudor se escurrió por la frente de Komuro—, me preguntaba si
tenías espacio para una más, pero me preocupaba que me rechazaras por
ese peculiar forma de conocernos que tuvimos.
—Te aceptaré, solo si tu aceptas mi peculiar forma de amar —un amor poligamio de Takashi.
Con
eso basto para hacer feliz sentimentalmente la espadachín que tanto se
pregunto cúal era el nombre de aquella chica que conoció hace mucho. Se
convertía en su mujer.
Tomo los labios de Saeko como suyos,
sentandose una vez mas teniendo esta vez a la chica encima de su regazo
mientras sus cuerpos tomaban mas calor; fue Takashi abriendo el kimono
de la pelimorada revelando que no traía nada de ropa interior debajo. A
pesar de que su atractivo no se igualaba a Saya y mucho menos a Shizuka o
Kyoko. El cuerpo desnudo de Saeko, mezclado a su cabello suelto y su
aura madura que se había forjado todos estos años hacían que golpeara en
los dos puntos de los gustos de Komuro. Cuerpo o mente madura. Pechos
grandes y una tercera cualidad que solo ella cumplía, además de Yuriko.
Ser musa de material para historias.
Fue
turno de Saeko de desvestir a Komuro cuando aun sus labios jugaban con
la boca del otro. Después de tanto observar de lejos, por fin tenía tan
cerca el cuerpo desnudo de Takashi, ese que solo había observado desde
la sombras el como este chico. Cada segundo que pasaba con él cuando ya
era su momento, su cuerpo se prendía mas y más. Llego el momento de ver
de frente lo que a tantas mujeres de su colegio tenía encantado, así
Komuro deslumbro a Saeko cuando vio el erecto pene que traía de más de
25 cm.
—Es mas
grande de cerca —dijo suspirando de agobio Saeko. Si ya consideraba que
el miembro masculino de Takashi era grande de lejos, teniendolo
enfrente... el olor que se desenvolvía de él era intoxicante.
—¿Saeko-san,
es tu primera vez no es así? —Komuro decidió empezar a llamarla por su
nombre sin esperar a que le diera su permiso—. Descuida senpai, me
aseguraré de ser quien guíe a mi superiora esta tarde.
Acostada
en el piso del dojo, Saeko miro como el pelinegro puso su boca en su
virgen territorio y de inmediato empezó a sentir la lengua de Takashi
pasando por los labios de esta otra boca, suya a pesar de no haberse
preparado adecuadamente aquí para este encuentro. Eso a Komuro le
importo poco. Igual lo único que le intereso, era causar la maxima
sensación de placer a su senpai.
—Esto,,,
es demasiado bueno~ —su mismo cuerpo se estaba mojando solo por gracia
de la habilidosa boca de Takashi—, sabía que las mujeres podíamos usar
nuestras bocas para causar placer a los hombres... pero no al revés.
—Me
gusta consentir a mis mujeres —uso sus dientes para morder leve el
clitoris de Busujima antes de pasar a introducir con cuidado su lengua
dentro de su vagina y aumentar el nivel de placer—, un hombre de verdad
complacer también a su mujer en el amor.
—¡Tu
lengua, Komuro-kun tu lengua es fantastica! —la sensación se duplico,
como todas sus mujeres declaraban. La lengua de Takashi se movía cual
serpiente agresiva retorciéndose en las cavidades de su vagina. Con
cuidado de no romper su himen—, esto es mejor que cuando uso mis
manos... voy a alcanzar el orgasmo muy pronto.
—Aun
no senpai —Takashi dejo de usar su boca, tomo la pose adecuada para
tomar el cuerpo de Busujima y causarle la máxima satisfacción como él
bien ya sabia para darle placer a una mujer—, quiero ver la cara que
pondrá Saeko-senpai cuando la vuelva loca de placer.
—Se gentil... —sintió la punta grande del pene de Komuro frotando contra su coño mojado.
—Trataré de serlo —dijo, mas no hizo ninguna promesa.
Abriendose
paso de la forma mas delicada posible, sintió segundo a segundo como
las apretadas paredes de Saeko, aunque era costumbre suya llegar hasta
lo mas profundo, Takashi marco un alto cuando la expresión de dolor en
la chica le pedía respirar.
—Así...
así es como se siente, cuando te vuelven mujer —exclamo Saeko, encima
de su rostro tenía la cara Takashi a un considerada distancia de ella,
las manos del chico era las que la acorralaban para no huir.
—¿Estas conforme con que sea yo quien te haga mujer? —pregunto Komuro.
Saeko
movíó su cabeza en respuesta de un si. Tomando los labios de la
pelimorada otra vez, en un beso mas adulto que el primero, comenzó a
moverse despacio al notar que el dolor ya no era molestía para Saeko.
Con cada nuevo choque de la pelvis de Komuro, mezclado con las caricias
que el hombre joven provoco que la pelimorada se corriera como ella
quería mientras el pene de Takashi empujaba mas profundo en cada
ocasión.
—¿Que es
esto?~ —pregunto cuando rara pero placentera sensación consumía el
cuerpo de Saeko—. Se siente bien, esto mi cuerpo arde... arde en lujuria
mientras mi vagina expulsa estos líquidos vergonzosos.
Desde
su angulo, Takashi podía verla disfrutando de su orgasmo mientras que
su pene era bañado con las gotas de los imparables de la chorreada de la
pelimorada.
—Saeko-senpai
¡me vengo! —golpeo hasta el profundo limite de la espachin, sintiendo
ella misma como sus entrañas eran aplastadas por el tamaño descomunal de
quien la hacia mujer mientras un líquido caliente se dispersaba en su
lugar donde un hijo podía surgir en ella.
Se
recosto a lado de Saeko mirando como sesaba de placer mientras miraba
como su obra se escurría de la vagina de la chica quien estaba excitada
por esto. Podía verlo, dado los pechos hinchados de la chica y como los
pezones estaban duros ya que al principio, pudo notar que estaban
invertidos.
—¿Estas bien, senpai? —pregunto con una sonrisa gentil en su cara acercandose a ella esta vez.
—No
pensé que algo tan sucio fuera tan... fantastico —exclamo, mirando al
chico a su lado. Percatandose que una parte de él seguía tan deseosa por
más—, Takashi-kun aún sigues activo —extendió su mano y froto por
primera vez, el miembro de su hombre, pegajoso y húmedo por los fluidos
de los dos.
—¿Que dices, Saeko-senpai?
—Con
una condición, Takashi-kun, quiero que me llames solo por mi nombre
—fue su condición, y tratando de japón. Que dos personas se llamen por
sus nombres sin honores, solo se podían interpretar como algo.
Minutos
mas tarde, casi una hora. Estos dos jovenes acalorados hacían lo que al
principio se narro. Saeko era embestida estando de pie en el dojo con
las manos fuertes de Komuro sosteniendo de ella en lo que su pelvis le
golpeaba con mas animos que en la primera ronda.
—¡Ha,
Takashi! —pronunció su nombre al ser llenada una vez mas por él, su
vagina apreto la polla del pelinegro para que no escapará de ella y
atrapara mejor su leche—, tu semen es tanto como la primera vez —miraba
mientras era sostenida por él—, dime... todos los hombres tienen esta
clase de resistencia.
Pregunto,
pues adentro de su vagina podía sentir como la polla de Komuro seguía
dura, sin mostrar signos de agotamiento. Saeko no conteplaba bien que lo
que tenía Takashi era un musculo trabajado
—No lo creo —respondió.
Sentado
en el piso con Saeko encima de él, dejo que la chica moviera su cuerpo
para complacer a ambos. Sus movimientos iniciales eran torpes, pero el
ir escalando el éxtasis en ella su voz no era contenida, los gemidos que
soltaba no eran iguales a ninguno de los que había escuchado antes.
Busujima Saeko era chica de mente madura y de actitud también, e
increíblemente esas cualidades se reflejaban en su voz
—Es
tan unico, hacer esto con la persona indicada, es... es... —miraba el
rostro acalorado de Takashi, mismo que ella tenía cuando tenía las manos
del hombre agarrando su trasero y Saeko tenia sus manos puestas
alrededor del cuello de Komuro.
—¿Es que? Saeko —quería escucharla.
—Es maravilloso.
La sincronización de sus cuerpos se volvió perfecta a este punto. Tanto Takashi como Saeko estaban por llegar al clímax justos.
—¡Takashi, vente conmigo!
—¡Saeko!
El
orgasmo fue mutuo y perfectamente sincronizado, esta vez quedarón mas
agitados que al principio. Incluso Takashi que a pesar de su...
entrenamiento costante, Saeko logro dremar gran parte de su energía. Que
bueno que él podía recuperarse rápido.
—Como
es que aun tienes energía Takashi —Saeko estaba impresionada por la
resistencia del pelinegro—, quieres quedarte y seguir. Mis padres no
estarán por el resto del día.
—Es
una propuesta que me gustaría no rechazar, pero debo ir con alguien que
me esta esperando —dijo Takashi tras tomar su celular y revisar un
mensaje que había entrado hace varios minutos e ignoró por completo.
—Puedo
hacer una suposición ¿vas a ir Shizuka-sensei, no es así? —pregunto
perspicaz la pelimorada chica. Asusto por completo a Komuro con esa
deducción tan exacta.
—Tal
vez no sea la guardaespaldas del emperador del cuento —se acerco a
Komuro por su espalda para hablar al opído de Takashi—, pero tengo
habilidades mortales que hacen temblar a los hombres~
Por
alguna razón Busujima dio un mordisco a la parte posterior al cuello de
quien reclamo su cuerpo. Cosa que fue inesperada para el mismo macho en
el dojo.
—Saeko... —eso logró ruborizarlo.
—Takashi-kun, tu me marcaste como tu mujer, lo justo sería que yo también marcará a mi hombre.
Esa
noche en casa, Saeko disfrutaba de un baño. Takashi mojaba la cama con
Shizuka como ya era costumbre para él, llenando a la chica de caricias,
besos y palabras romanticas con las que conseguía cautivar encuentro
tras encuentro a sus damas de su harem.
No
obstante, Saeko seguía acurrucandose en el agua de su bañera; vinieron a
su mente esos recuerdos de esa noche de secundaria cuando volvía a su
casa caminando, aparentando ser una chica indefensa andando por malos
lugares. sin embargo ella cargaba consigo su bokken de entrenamiento, el
que tenía perfectamente camuflado entre ella y su ropa. Pues un hombre
con malas intensiones venía hacia Saeko desde unas calles.
—¿Porque una niña de secundaria anda sola a estas horas de la calle? —preguntaba mal entonado el sujeto.
—Estoy bien —dijo la niña cuando era acorralada por el hombre en plena calle, nadie más parecía estar cerca.
—No
esta bién que una niña ande sola~ —justo cuando el malparido estaba por
besar el cuello de Busujima, fue Saeko quien dejo salir sus verdaderas
intensiones.
En un frenesí de combate, la pequeña Busujima casi dejaba un cadaver reciente en la calle.
—¡Des...
graciada! —fue lo ultimo que dijo aquel hombre antes de recibir un
ultimo y fatidico golpe por parte de Saeko en su craneo, manchando su
rostro por la salpicadura de sangre.
Mirando
con frialdad la primera obra de arte que hizo, no reacciono hasta que
las sirenas de la policía comenzarón a sonar cuando venían a donde ella.
Fue aquí que al reaccionar, Saeko miró a donde iba por la calle para
ver a un chico de su edad de una secundaria distinta quien parecía haber
quedado en shock tras verla desatar su verdadera naturaleza sobre aquel
desgraciado. Al corto instante de haberla visto, Komuro Takashi
reaccionó y tras escuchar a las patrullas aproximarse, corrió en
dirección apuesta a la que se dirigía.
Esta
acción, ese chico del que no se percato que estaba del otro lado de la
cera; había visto a Saeko cuando dejo salir su ser. Pensó que la
delataria con la policía, pero no fue así. La versión que contó a la
policía de ser atacada por el desconocido fue aceptada por las
autoridades. Pero se pregunto, porque ese chico nunca hablo de ella
¿porque no la delato? ¿Acaso lo intimido? Ahora sabía esa respuesta.
Resulta
que esa noche al volver a la mansión Takagi, Komuro no pudo dormir,
abrumado e inspirado escribió en prosa aquella historia que
posteriormente contaría a Busujima y al igual que coomo Yuriko. El
primer o mejor dicho; la primera mujer que Takashi dibujo fue a Busujima
Saeko.
Cuando
las vacaciones de verano, se acercaban mas para aquellos ultimos antes
de los planes. Una vez mas, Takashi tras una pequeña sesión de estudios
con Rossweisse fue en busqueda de Busujima para lo que seria una nueva
sesión de entrenamiento.
—¡Oh!
Takashi-kun, llegaste puntual —Saeko esperaba con su uniforme del club,
una vez mas se había quedado sola después de practicar con sus
compañeros, para estar con su hombre.
—No me lo perdería por nada —dijo Takashi acercandose donde Saeko hasta quedar delante de la chica.
De
forma paralela, en el aula donde Ross le impartía esas clases privadas a
Komuro. La profesora de matematicas había visto que en el lugar de su
estudiante había quedado un lapiz de comprar comercial corriente de
Takashi. Más por extraña razón Rossweisse quería devolverle
personalmente su herramienta al chico.
—¿Porque
quiero devolverle esto personalmente a Komuro-san? Solo es un lapiz que
compras usualmente en una tienda —dijo así misma la nórdica profesora
caminando rumbo a donde el club de kendo practicaba. No entendía que
había sido cautivada por el encanto labial de Takashi.
De forma silenciosa, abrió la puerta del club y con voz baja se anunció.
—¿Komuro-san, estas aquí... eh?
Una
gran sorpresa se llevo Rossweisse, al abrir la puerta lo que vio fue a
Komuro teniendo relaciones sexuales con la capitana del club, Busujima
Saeko en el piso del dojo, usandolo como si se tratara del cuarto de un
motel.
—¡Ha! Que
delicia~ —estaba Komuro encima de ella, teniendo a la chica a ras del
suelo, penetrando a donde solo él podía llegar el momento que Takashi
libera su primera descarga en Saeko—, puedo sentir tu esperma llenando
mi interior, mi amor.~
Rossweisse
bajo pleno arco de la puerta abierta, miraba atonita lo que hacían
estos dos estudiantes que... afortunadamente no parecían haberse
percatado de que ella había acababa de descubrirlos, así que forma casi
de inmediata; siguieron haciendo lo suyo ignorando por completo a la
profesora.
—Saeko-san~ —ponía sus manos entre los dedos de la chica al momento de ir moviendose nuevamente.
—Sigue mi amor, hazme tuya~ —respondió cuando de nuevo era intoxicada con las caricias de quien era su novio compartido.
Todo
bajo la mirada impactada de Rossweisse quién no podía moverse con lo
que veía hacían estos dos estudiantes. Lo que ella nunca iba a obtener
(según ella), el amor.
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