stay with me
―¿Puedo preguntar algo? ―Fumino cambiaría el tema de los estudios; reunidos en una restaurante familiar luego de la escuela para estudiar como se había vuelto costumbre para los cuatro. Sin embargo para Furahashi había algo que dos de los sentados en la mesa ocultaban a plena vista... al parecer.
―¿Que cosa, Fumino? ―pregunto Yuiga.
―Lo he notado pero Ogata-san, Yuiga-kun ¿no se han vuelto más cercanos? ―pregunto la genio de la literatura dejando los apuntes que hacia a un lado.
―¡¿Que?! ―levanto la voz Uruka al escuchar la pregunta de la peliazul a su derecha, en el lado de la mesa. Estaba tan enfocada en sus estudios de ingles que no vio venir la pregunta.
―¿Que? ―dijo Rizu por lado.
―¿De que estas hablando? ―pregunto el tutor de las chicas confundido ante la cuestión de una de sus estudiantes-compañeras de colegio.
―Yuiga-kun he notado que tu y Ogata-san se han vuelto apegados mucho, los he visto irse juntos cuando terminamos las sesiones de estudio o a veces toman sesiones de estudio solos ―dijo Fumino, sin sospechar nada de lo que estos dos hacían a solas en realidad.
―Ahora que lo dices Fumino-chi, yo también los he visto algo juntos, desde los estudios en la montaña diría yo ―comento Uruka despertando sus recuerdos.
Al escuchar dicho señalamiento, un rubor en la cara de los dos se presento. Un rubor de vergüenza, no habían descubierto los encuentros de estudios anatómicos que ambos han tenido luego de aquel primer encuentro en el baño de la academia en las montañas.
Lo que pudo haber sido un encuentro de una sola ocasión que termino repitiéndose después, en la posada que decidieron quedarse tras visitar el festival en el pueblo vecino. Donde dejaron que sus hormonas los controlaran por efecto de la noche estrellada y la luna en su máximo esplendor. ¿Pero como fue que estos dos pronto se volvieron mas únicos en carne que en emociones? Primero vino el deseo, luego el amor.
Si algo enseña las matemáticas es que el orden de los factores no altera el producto. Sin embargo, hay quienes dicen que el amor no es química, sino matemáticas. Positivo mas negativo dará negativo. Pero si sumas dos negativos te dará positivo. Eso es lo que se.
―¿De que están hablando? ―respondía Yuiga con pocos nervios.
―¡Si! ―mas nerviosa se le notaba a Ogata en estos momentos. Aunque ella no entendería bien de lo que estaban preguntando, una serie de recuerdos, o más bien: "momentos" de talla intima que tiene con Nariyuki.
―Es solo que a veces acompaño a Ogata-san a su restaurante para comprar comida para mi familia, es solo eso ―diría Yuiga.
La realidad era otra, podía agregar que acompañaba a la baja pelinaranja hasta su casa como una formalidad como por caballerosidad. Pero dijera eso, las demás chicas sospecharían pues a ninguna de las otras dos las ha acompañado antes a casa como él hace con Ogata. Pues lo que en realidad hacían era un patético intento por estudiar.
Días atrás antes de que la profesora Kirisu tomará el lugar de Ogata para ayudar a Nariyuki con su padecimiento de sitarasis; estando en la habitación de Rizu mientras su padre se alistaba para tener todo listo para las ventas de la noche, su hija y el nuevo tutor de su preciada niña.
―¿Porque reacciona de tal manera? ―pregunto Rizu ante la pregunta que seguía en el cuestionario nuevo que nariyuki le había hecho conforme a un nuevo fragmento de una obra literaria para que examinará y pudiera comprender a las personas.
―¿El personaje? ―respondió la pregunta, con otra pregunta Nariyuki sentado a lado de Ogata en aquella mesa de centro que tenia en su habitación.
―No entiendo que debería sentir por tener contacto de manos con el príncipe ―leyó la pregunta del cuestionario consiguiente, Ogata―. Dice que está enamorada de él y el príncipe de ella, pero ninguno comprende lo que siente por el otro.
―Bueno ―se acerco Nariyuki para dar un vistazo al relato de donde salieron las preguntas que acomplejaban a Rizu―, cuando dos personas se aman y no están consientes de lo que sienten, el roce mínimo de sus cuerpos puede alterar sus emociones.
Había llevado Yuiga, su mano sobre la hoja de preguntas de Ogata, muy cerca de la de ella donde sus manos se rozaron, quedaron unidas por un momento y no las separaron por algunos segundos que se sintieron eternos, eterna comodidad, eterno deseo. Los ojos de ambos jóvenes posados donde sus dedos se tocaban pero no se entrelazaban, deseando que esto pasara pero ninguno lo hacia. Sus corazones latieron con mucha intensidad más y cada vez, el tiempo se detuvo para ellos cuando sintieron la eternidad de los segundos sin mover la mano que tocaba al otro.
Movimientos mínimos y sus miradas se cruzaron cuando sus manos comenzaban a moverse sin prestar atención mas que a las ventanas del alma de quien tenían a pocos espacios del otro. El llamado de la pasión debía ser atendido y sonaba fuerte entre las hormonas despiertas de los dos.
Mientras la noche comenzaba bien para el señor Ogata, su hija en su habitación igual comenzó de buena forma. En silencio y con mucho rubor, sobre el mismo piso del cuarto de Rizu, la pulgarcita de la ciencia yacía sobre Yuiga con sus labios tocando al otro sin deseo de separarse, más aun sus lenguas se sentían así. Sus cuerpos se frotaban con movimientos lentos de parte de la misma Rizu con las manos de Nariyuki tomándola por su espalda buscando hacer durar el sentir del cuerpo de la chica que le pertenecía esta pieza de la casa.
―Yuiga-san... siento que algo va salir de tu pene ―exclamo Rizu sentada en las piernas de su tutor, los cuerpos de ambos se movían en silenciosos, como suaves movimientos de sus pelvis.
―Ogata... se siente... bien ―sentía que se vendría mas pronto que tarde, Yuiga.
La mirada del otro, muy próxima a su cara. La distancia corta entre sus frentes, el sudor del otro que no paraba de brotar por el calor que venía de sus sexualidades trabajando como era destinado por naturaleza. El sentir suave como abundante del busto de Rizu contra su pecho de parte de Nariyuki, aferrarse a la gran espalda Yuiga cuando Ogata lo abrazaba con gran fuerza para no desprenderse de él buscando alcanzar juntos el clímax y llegar al orgasmo. Una suma de muchas emociones intoxicando sus mentes, tanto que confundía sus corazones.
―¡Yuiga-san!
―¡Ogata!
Gritaron por el éxtasis, dos gritos que no salieron de las paredes que los rodeaban, ni nadie debajo les notó.
Sin aliento acostado en el piso, tenia a Ogata descansando por el agotamiento del encuentro teniendo un fuerte respirar los dos cosa que no le darían importancia; como al hecho de que el interior de Rizu estaba lleno del esperma de Nariyuki y el sudor en sus cuerpos los tenía pegajosos al otro.
―Te viniste dentro... Yuiga-san ―exclamo la pelinaranja sintiendo comodidad al poder escuchar los latidos del corazón de Yuiga de primera, su oído derecho se aplastaba contra el pecho del chico.
―Lo lamento... Ogata ―respondió cansado el tutor mirando al techo perdido en la infinita nada―. No entiendo... porque paso.
Pregunto al destino Nariyuki esperando una respuesta, pero ni el universo ni él, ni siquiera Ogata sabían bien porque paso lo que paso. Pero fue entre ella y él. Había ocurrido antes, pero por mas que se dijeran que no volvería a pasar, de nuevo pasaría.
En un día de escuela, o mejor dicho cuando las horas de escuela terminaron. Fumino junto con Uruka buscaban a su tutor como a la tercera integrante de las sesiones de estudio para dar comienzo a las asesorías que correspondían.
―¿Donde crees que se habrán metido, Fumino-chi? ―pregunto la chica de ébano que iba caminando lado a lado con la blanca nieves de la academia.
―Seguramente ya están en la biblioteca ―dijo la peliazul sin pensar en alguna situación comprometedora que estos estuviesen los dos.
Pasaron junto al baño de estudiantes, donde los que buscaban salieron luego de contar hasta cien asegurándose de que las dos se hubiesen alejado lo suficiente para no verlos salir del mismo lado del baño de hombres, donde Rizu como Nariyuki estaban muy ruborizados mirando ella al piso, mientras él miraba al techo.
―Esto fue arriesgado ―dijo acomplejado Yuiga.
―Nadie nos vio o escucho ―comento Ogata, sin poder mirar a su tutor como él no podía mirarla en este momento.
Y así ocurrían sus encuentros, el simple hecho que estuvieran solos los dos por algunos momentos era mas que suficiente para que las hormonas se les dispararan y buscaran el primer lugar donde liberar tensiones uno con el otro sin importar.
Sea en el baño de un restaurante, el callejón de un supermercado. Escondidos entre los arboles y arbustos de algún parque o hasta en algunas ocasiones, buscando la comodidad de un hotel del amor donde dejaban a sus impulsos tomar control de ellos donde al final quedaban llenos de preguntas y sentimientos complejos que no eran claros en sus mentes.
Hasta que Mafuyu los descubrió y tuvieron que ponerle un punto final a su historia de carnalidad. Sin embargo su historia no había terminado. Puede llegar primero la lujuria después el amor.
―No hay nada entre nosotros ―dijo Rizu en el regreso a la mesa de aquel restaurante familiar donde estudiaban.
―Si, no se que están pensado ―comento Nariyuki.
―Es que, al verlos irse juntos... ―decía Fumino al ver que estos no tenían nada claro.
―...pensamos que eran novios ―dijo con cierta molestia Takemoto, los celos de saber que le habían ganado al chico del que estaba enamorado.
―No, nada de eso ―dijeron ambos―, no somos nada.
Nada.
Nada.
¡Nada!
Na... bien ya deben comprender lo que vendría con esas palabras para Ogata Rizu.
―No somos nada, solo somos... compañeros ―decía la pelinaranja al terminar de arreglarse delante del espejo en sus preparativos para dirigirse a la escuela―, somos compañeros.
Desde su mente volvía a repetirse una y mil veces mientras se dirigía camino a la academia Ichinose. Topándose en el camino con el mismo Yuiga en el camino, quien le saludo con una agradable sonrisa pronunciando su nombre mientras aun estaban solos. Eso le gustaba a Rizu, pronto que vio su sonrisa, ese malestar vino de nuevo a la pelinaranja.
―¿Estás bien, Ogata? ―pregunto Yuiga al ver la confusión en su rostro, ella miraba hacia él, mas su ojos se enfocaban en nada más que en sus pensamientos.
―¡Si...! Si ―ese segundo si se escucho más desanimado como méxico al darse cuenta que no paso a los octavos de final como solía ser. A su lado caminaba sin prestar atención, no tenía de que preocuparse pues conocía bien la ruta que debía tomar para llegar, encontrándose con Uruka y Furahashi; en cada paso que daba no podía dejar de sentir tal malestar―. ¿Porque no puedo dejar de sentirme de esta manera? ―se pregunto a si misma con su voz interna―. Que me pasa, Yuiga que es lo que pasa conmigo.
Esa pregunta tendría que ser respondida mas tarde no por la misma Ogata, sino por la única que podía aclararle sobre el molestar que sentía, un doctor. O mejor, una aspirante a doctor.
―¡¿Mm?! ―casi escupía el jugo que tomaba Kominami al encontrarse con Rizu al final de su turno en el maid café―. Espera, Ogata-san puedes repetir de nuevo todo.
―Digo que ultima mente siento que mi cabeza no deja de doler, tengo migraña a casi todas horas y siento ansiedad. Mi ritmo cardíaco aumenta en muchas ocasiones, mis manos se erizan y me siento desorientada. Sobre todo cuando estoy cerca de Yuiga-sane ―contó en resumen todo lo sentía hasta ahora―, crees que es alguna infección.
―Oye... ―con manos en vaso sentadas en una de las mesas del local, el turno de Kominami termino pero las labores del restaurante aun seguían.
―Dudo que sea alergia a algún producto que use Yuiga-san o que haya cambiado ―se ponía en modo analítico Ogata.
―...¿Como sabes eso? ―Kominami se sentía perturbada, pero por ahora iba comprendiendo mejor sus sospechas.
―Será alguna afección bacteriana o algún virus ―usaba mucho la ciencia para deducir sus problemas, Rizu.
―Ogata-san ―firme en su voz, pronuncio su nombre y la detuvo Kominami―, solo diré esto una sola vez y solo una vez. No estás enferma, estas enamorada de Yuiga.
A pesar de las palabras, le tomo unos segundos a la pelinaranja procesar el análisis del diagnostico médico que Kominami le hizo en esa sesión gratuita. Enrojecida hasta las raíces de sus cuero cabelludo, ardiendo hasta emanar humo de su rostro, incluso sus lentes quedaron empañados del ardor.
―¡¿Eh, que?! ―una reacción suficiente para que Kominami comprendiera las paginas del libro de Ogata que se abrió ante ella.
―Eh~ ―con las palmas de su mano bajo su mentón, Asumi miro con malicia divertida a la chica. Era muy dulce y entretenido lo que ha descubierto―, vamos quiero que cuentes desde cuando estás así por mi lindo Kohai.
―No, no creo que deba ―miraba el fondo de su bebida sin alcohol, ni en ese fondo cristalino color rojo encontraba tranquilidad ante la aclaración de sus malestares, menos lo encontraría si al romperse uno de los cubos de hielo en su jugo causaría una burbuja en forma de corazón que a pesar de ser algo de solo unos segundos, ella jamás pensó que lo vería tan claramente.
―Oye, viniste hasta aquí para decírselo a alguien, aunque me sorprende que me eligieras a mi y me honra. Tengo que saber porque la chica que no entiende las emociones se enamora por primera vez, sobre todo de mi lindo Kohai ―dijo Kominami. Por dentro, sentía molestia al escuchar a Rizu confesar esto.
Comprendiendo que contar la peculiar historia intima que sostenía con Nariyuki, paso de sentarse frente a la maid fuera de turno, a estar a lado de ella en la misma mesa, tímida Ogata se acerco lo suficiente y por medio de susurros desde el principio.
―Verás, senpai.
Interesada, nunca espero tal relato de los labios de Rizu. Al comienzo escucho con mucha picardia como empezaron, con el viaje a los estudios en la montaña donde por Ogata se perdió por un pequeño pleito que tuvo con el kohai de Asumi, donde se perdió en el bosque y fue Nariyuki quien la encontró con mucha facilidad. El primer beso que ambos tuvieron por accidente producido por la lluvia de ese día y a lo que condujo ese primer beso cuando les castigaron por irse sin avisar. Donde volviendo para querer sentir lo que ese inesperado beso les provoco termino en la que sería la primera experiencia sexual de ambos.
Escuchar eso dejo de serle divertido para Kominami, vaya sorpresa escuchar que ese primer beso entre ambos les condujera al primer encuentro carnal entre ambos. Y al que vendría después en esa posada en la que se hospedaron por quedarse hasta tarde en el festival del otro pueblo. Y los encuentros que vinieron después, aun mencionado que Kirisu los descubrió la primera vez y aun con una seria advertencia de la pelirrosa profesora a la Kominami temía, mas tarde que nunca ellos volvieron a ceder ante sus impulsos primitivos, ocasión tras ocasión, momento tras momento.
―¡Ya escuche suficiente! ―levanto Asumi la voz cuando paso de sonrojarse ante tan pícaras anécdotas, tomo de inmediato el vaso de su jugo y tras beberlo con mucho rubor por imaginar que Yuiga, un chico con una mirada tan despreocupada como preocupada tendría una relación carnal tan activa con alguien como Rizu, ella no era fría. Simplemente era una chica que no comprendía las emociones de la gente, lo único que tenia de atractivo provenía del destacable escote con el que nació.
―¿Que debo hacer? ―pregunto Rizu tras volver al lado original de la mesa de donde se sentó.
―El orden de los factores no altera el producto ―respondió Asumi volviendo a sonreía, ahora con interés―. ¿Que tanto te importa Yuiga, Ogata-san?
―No me había preguntado eso ―respondió, se acosto sobre la mesa cual gato triste mirando hacia la ventana que daba fuera del corredor transitado del distrito comercial.
―Si quiera sabes si a él le importas más de lo que tu piensas ―cuestiono Kominami al respecto. Pero la respuesta fue mas negativa de lo que esperaba―, es lo primero que debes hacer Ogata-san. Ahora que sabes que sientes algo por mi Kohai, tienes que averiguar si él también siente lo mismo que tu.
―¿Porque? ¿crees que sea lo mejor? ―estaba preocupada por esto―. ¿Como puedo averiguarlo?
Una sonrisa mas grande de parte de Kominami antes de dar el consejo a Rizu para que descubriese si su amor era reciproco o solo era lujuria la relación que estos dos tenían. Un cambio en su apariencia, aunque solo se había tratado de una simple visita a una peluquería, por primera vez; hizo que Rizu diera un total giro a su aspecto.
Acordando estudiar a solas con Nariyuki en la biblioteca publica Nanao, el castaño usando simples ropas casuales para una reunión de estudios común donde tenía listo el siguiente tema que enseñar a Ogata, él la esperaba pero los minutos pasaban y Rizu no se presentaba.
―Ya son más de la hora ―pensaba Yuiga al revisar la hora con preocupación de haber sido plantado, cosa que podía dejar pasar sin embargo―, esperaba ver a Ogata hoy, pero... seguramente tiene algo mejor que hacer en este momento ―aun por mas positivo que intentará estar, la tristeza lo empezó a dominar―. Porque tuve que sentir esto por ella.
Días atrás, días recientes. Yuiga tomo la ayuda de su profesora de historia para tratar con su peculiar padecimiento, sin embargo. A pesar de llegar al clímax como tanto requería, al final de las sesiones "especiales." Un vació existencial azotaba la mente y remordimiento de Nariyuki. Tendido sobre la cama de su profesora, después de gastar todas las municiones en su armamento, solo podía mirar al techo sintiendo que gano la guerra a un costo terrible.
―Otra vez, te viniste mucho ―dijo Mafuyu acostada a la derecha dentro de su cama a lado del castaño y en su mano sostenía el ultimo preservativo lleno de esperma que lleno Nariyuki, uno de varios condones que uso su estudiante, lo puso con los otros―. Espero que estés mejor por ahora ―pero al mirarlo a su lado, noto la mirada vacía―. ¿Esta bien, Yuiga-kun?
Al darse cuenta que las respuestas no vendrían de mirar al techo en el inmenso, decidió conversar con su profesora.
―Sensei ―se levanto Yuiga dentro de la cama―, apreció que me ayude con esto pero... no se siente igual.
Pudo no haber comprendido las palabras de su estudiante, pero logro entender lo que iba a salir de la boca de Yuiga.
―Por fin tienes una respuesta a mi pregunta ―exclamo Kirisu, inesperado su corazón pronto empezó a latir agitadamente, como si de un temor vivido se tratara. Durante los últimos dos meses ha estado dando su ayuda a Nariyuki de forma casi forzada, ignorando a su corazón por lo que pronto comenzó a sentir por su estudiante, pero ella decidió no arriesgarse, solo lo ayudaba porque era su profesora.
Vinieron ciertas imágenes de recuerdos a Nariyuki, de Ogata y su inusual sonrisa. Su mirada, su busto pero sobre todo, el rostro de Rizu cuando estaban tan cerca de él en todas las veces que hacían el amor.
Eso lo hizo volver al tiempo presente, lo hizo suspirar fuerte porque sabía que debía presentar sus emociones a la chica que no comprendía los sentimientos y tratar de hacerla entenderlos.
Mas no lo venía venir Nariyuki, pero acababa de entrar en la biblioteca una atractiva chica que sin entender ni percatarse. Se estaba robando los ojos y los suspiros de los hombres de su camino hasta la biblioteca. Pero al andar sumergido en sus propios pensamientos, salió de aquí en cuanto escucho el saludo de una desconocida
―Buenas tardes ―el saludo de una voz conocida proviniendo de una chica que desconocía lo dejo perdido, perplejo también.
Un rostro perfecto y tallado por los cielos, un cabello largo como cuidado sin un día que malgastara o en el que lo descuidará; un busto llamativo al igual que firme, una figura de ensueño. Todo combinado con un elegante vestido que tenia una abertura mínima en la parte superior en su busto que decía claramente que ella estaba orgullosa de su dotes, pero al mismo tiempo era reservada.
Belleza sin igual y lo primero que pensó Yuiga al respecto de esta chica fue:
―¡¿Que es ella?! ―grito de pánico altera la mente de Nariyuki.
Hermosa como no había visto antes, con un cuerpo mas allá de ser modelo, un ángel caído del cielo mismo. Pero en sus propios pensamientos de Ogata no podía comprender la reacción extraña de su tutor. Era la misma Rizu a quien estaba esperando, salvo que estaba un poco distinta a como siempre la veía. Vino usando un vestido de elegante con tacones del mismo color, que le daba altura, extensiones en su cabello que llegaban hasta su cintura, cambio los lentes comunes por unos lentes de contacto y un bolso blanco que probablemente pertenecía a alguna marca fina.
El vestido le apretaba, las extensiones le pesaban la cabeza; los lentes de contacto eran incómodos como los tacones que le pusieron. El consejo que siguió de Kominami fue simple, darse un pequeño cambio a su apariencia para dar sorpresa a Nariyuki e impresionarlo, pero lo llego a otro nivel.
―Con permiso ―dijo Rizu sin entender que su aspecto no era el común, resultado de visitar por primera vez una estilista a la que solo le pago por un corte un lavado de cabello, cuando le dio esta nueva apariencia. Lo que causaba que Yuiga sintiera que estaba viviendo esa situación que solo en historias se contaba, un chico de aspecto común fuese acompañado por una chica linda, preciosa y de un perfume que hacia a un hombre voltear a ver por lo dulce que era; le acompañaba en la mesa de la biblioteca―. ¿Todo esta bien?
―¡¿Que?! ¡S-si! ―respondió asustado, los nervios de tener a tan linda chica a su lado... no era a lo que estuviese acostumbrado ¿oh si?
Saco su libreta y materiales escolares de su bolsillo Ogata Rizu, en silencio como dictaban las reglas de la biblioteca, comenzaron a estudiar cada quien por su respectivo extremo de la mesa. Sin embargo, por mas que intentase concentrar en su propia tarea, no podía dejar de pensar en porque una chica como ella se sentaba a lado de él en una espacio completamente vació.
―¿Estas bien? ―le pregunto Rizu notando en su tutor, un inusual sudor como enrojecimiento en su cara―. ¿Tienes fiebre?
―No, no es... ―el corazón de Yuiga comenzó a latir a revoluciones inentendibles, sentir la mano suave de esta chica ponerse sobre su frente lo tenia tenso.
―No, no es fiebre ―dijo por el chico.
―¡Para por favor! ―grito alterado de su aparato, Yuiga. El pobre pensaba que esta chica estaba coqueteando con él―. ¡No tengo nada, no deberías preocuparte por alguien como yo!
―Em... esta bien ―Ogata se cuestiono ante la distinta forma de dirigirse de Nariyuki ha ella―, si te sientes mal podemos ir a otro lado.
―¿Que? No, no, no. Estoy esperando a alguien más ―respondió el castaño tutor tratando de mantener la compostura ante esta chica.
―¿Alguien más? ―comenzó a preguntarse Ogata en sus pensamientos―. Yuiga-san había dicho que solo nos reuniríamos nosotros dos ―se sintió traicionado por una milésima de un segundo. Un momento fugaz para Rizu.
Momento que Nariyuki pudo ver en la chica que no sabia, ya conocía.
―¿Pasa algo? ―le pregunto.
―¿A quien más estas esperando? ―pregunto Rizu un poco insistente.
―Es una compañera de la academia, no creo que te deba incumbir ―la hizo retroceder su pregunta con amabilidad.
―Si, tienes razón ―pensar por un momento que además de reunirse con ella, Takemoto y Furahashi, Yuiga era tutor de otras chicas la hizo sentirse mal de nuevo. Pero no iba dar otro paso atrás, tenia que saber que pensaba Yuiga de ella ahora que tenia claro que era lo que ella misma sentía por él―. ¿Que es lo que piensas de ella?
―¿Disculpa? ―pregunto extraño por el cuestionamiento de esta linda joven.
―¿Esa chica, es especial para ti? ―fue mas agresiva con esa pregunta.
―¿Eh? ¿Porque preguntas?
―Hablas de esa 'chica' como si la estimaras mucho ―pregunto Ogata.
―Si, em... ¡Lo es! ―no sabia como explicarlo―, ella es especial para mí. Es una chica inteligente, aunque no comprende a las personas se esfuerza por comprenderlas, ella es muy buena en muchas cosas aunque falla en otras. La escuela me asigno para ayudarla a pasar los últimos exámenes camino a la universidad, soy su tutor, me atrevo a decir que le enseñado mucho sin embargo...
Llego un momento donde Nariyuki se quedo sin palabras.
―¿Que pasa? ―pregunto Rizu ante su silencio.
―...Sin embargo, ella me ha ayudado mucho con cierto... inconveniente mió, creo que eso me hizo darme cuenta que la veo mas que una simple compañera del colegio, o mas que un tutor. El tiempo que hemos pasado juntos, se ha vuelto una chica muy especial para mi ―su cara, una sonrisa como ninguna se dibujo en su rostro, una sonrisa que a Ogata le irradió esa felicidad pero al mismo tiempo, un nudo en su corazón le afectaba. Creía que era alguien que no conocía.
―¿Que tanto? ¿Que tanto es especial?
―Es vergonzoso decirlo, pero... me atrevo a decir: que me he enamorado de ella ¿Pasa algo?
―No, nada ―si comprendiera un poco mejor las emociones, habría entendido la pelinaranja en este momento que había perdido una guerra en la que nunca tuvo oportunidad―, se que no debería preguntar, pero ¿puedo preguntar como se llama?
―¿Ella? ―se pregunto porque le interesaba saber, no la conocía. Mejor dicho no la reconocía―, se llama... Rizu, Ogata Rizu.
Esa revelación, escucharla llamar por su nombre la hizo sentir flotar. Como si el tiempo alrededor de ella se detuvo, esa sensación emocional que le causaba cuando hacían el amor, ahora podía sentirla proviniendo de él con solo escuchar llamarla por su nombre.
―¿Estás bien? ―pregunto ahora Yuiga.
―No, nada ―se sentía aliviada y agradecida―, yo también me atrevo a decir que te amo... Yuiga-san.
El despertar vino al castaño, no le había dicho quien era él y tras procesar el hecho de como esta chica supiera su nombre le hizo darse cuenta de la realidad.
―¡¿Ri-Rizu?!
Tuvo que darse cuenta de que era Rizu la hermosa chica que se sentó a su lado todo este tiempo, pensando que no iba llegar, estuvo todo el tiempo a su lado. Lo que tampoco podía creer era que acababa de abrir los sentimientos de su corazón y fueron bien recibidos.
Dejaron la biblioteca y decidieron caminar sin una dirección clara, caminando uno junto a otro, lucían como muy disparejos como pareja. Rizu vestida con prendas elegantes y finas, mientras que Yuiga vestía de forma veraniega para soportar el calor de la tarde. Fue en medio de esa caminata que sin prestar atención, la mano de uno tomo la del otro, como si dos mundos perdidos se reencontraran lo sentían en esa conexión. No paso mucho para que buscaran un lugar adecuado para seguir expresando sus jóvenes sentimientos.
Fue Rizu quien cayó sobre Nariyuki en la cama en medio de besos, mientras las manos del otro trepaba por su espalda, una mano subía y la otra se deslizaba bajo hacia la falda de la llamada pulgarcita de la ciencia. Ogata en cambio sin dejar pasar sus labios por la boca de su amor, puso su mano por debajo de la camisa verde de Yuiga, acariciando su estomago mientras subía, levantando su espalda. Con calma, desnudaban al otro, besando el cuerpo que tenia sobre él, y ella abrazando el cuerpo del otro.
Luego de tiempo, por fin volvían a unir sus cuerpos.
―Rizu.~
―Yuiga-san.~
Pronunciaban el nombre de su amor, encima de la pelinaranja con suaves empujes, no podía dejar de mirar el rostro de placer de Ogata recostada en la cama.
Fue distinto a todas las veces anteriores que tuvieron encuentros. Tuvieron placer sin limites, tuvieron que pagar por dos horas mas a los del hotel. No buscaban simple satisfacción, no se saciaban de ver la expresión de éxtasis del otro; no tenían suficiente del cuerpo del otro, solo se detuvieron cuando sus cuerpos no pudieron más. Acabaron toda la dotación de condones que el cuarto del hotel ofrecía, unos quince para ser exactos. Y sintiendo que aun tenía mas para dar, Ogata le dejo hacerlo dentro sin preocuparse por las consecuencias. Afortunadamente no las hubieron.
―No puedo dar más ―dijo Nariyuki tendido en la cama a lado de Rizu completamente agotado.
―Yo tampoco, mis piernas se sienten entumidas ―exclamo la pelinaranja, tal como dijo no podía moverlas o cerrarlas, de su vagina se escurría a cuenta gotas la leche que Yuiga soltó en su interior. Pero si podía mover su cabeza para mirar a su tutor―. Yuiga-san.
―¿Si? ―pregunto el agotado castaño.
―¿Que somos?
Tras un segundo para recuperar fuerzas, Yuiga mirándola le sonrió y volvió a tomar la mano de Rizu. A veces las acciones tienen mas peso que las palabras, con esa simple acción dio inicio a su historia. Y el resto, fue historia.
Tuvieron oculto su peculiar relación, Nariyuki dejo de solicitar la ayuda de su profesora al siguiente día de escuela, cosa que dejo desconcertada a Kirisu, pero logrando ver que sus emociones fueron expuestas y bien recibidas, solo esperaba que tuvieran una larga felicidad. Kominami no pudo creerlo cuando los vio, creer que ella fue una especie de cupido. Las unicas que no lo vieron hasta el ultimo día antes de la graduación en el festival escolar, Uruka acepto la realidad cuando lo vio, pero Fumino no pudo, tuvo que pasar mucho para procesarlo, de tanto que apoyo a Uruka para que acercara a Nariyuki... fue en vano. Acepto su derrota, Fumino no lo pudo reconocer al momento, incluso hubo un tiempo que estuvo en contra de ellos.
Pero el amor es como una guerra, para triunfar debes acercarte a tu objetivo y quien mas se acerque triunfará. Pero sino controlas tu calor, no se puede encontrar la razón. La razón que los llevaría a su felicidad.
Fue inesperado, serían una constante en un mundo de variables. Y como el número π su amor no tendría fin.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario