Business and pleasure (Naruto x Harem)

Esta obra la estaré actualizando una vez al mes, para darme tiempo de seguir avanzando la historia y tenerles una actualización constante. Espero y les agrade.

Victoria impecable

 First for fight

Todo hombre tiene un diablo y no descansa hasta encontrarlo, porque Dios creo al diablo y lo echo de sus dominios por querer instituir sus reglas, en su lugar lo hizo caer sobre una tierra donde logro poner sus propias reglas. Pero todo lider necesita de seguidores como sus predicadores. Komuro Takashi entrego su alma a la perdición y la desgracia eterna seria para los que odia.

¡Takagi!

Intercepto Miyamoto a la pelirrosa en el baño del segundo piso de la academia, donde nadie mas había para que los escuchara ni por fuera en el pasillo.

¿Que quieres tu, Miyamoto? ―pregunto, luego de escuchar la enojada voz con la que le llamo justo cuando iba poner sus manos en el agua del lavamanos.

Quiero que me digas que es lo que sabes ―cuestiono, sin embargo Saya le pidió ser mas clara al respecto―, dime con que motivo esta Takashi juntándose con Shido-sensei estos días.

Ah eso ―respiro aliviada Takagi para por fin lavar sus manos antes de responder a Rei―, ¿No puedes preguntárselo a él directamente? Claro que no ―dijo al terminar y mirarla a la cara―. Shido lo defendió de todos los profesores y del director, cree que puede enderezar a Takashi.

Ese sujeto solo trata de utilizar a Takashi ―refuto sin prueba alguna, Miyamoto pero tampoco sin ninguna duda.

¡Quieres callarte! ―enojo a Saya―. No se que problema tengas con Shido, Miyamoto. Es la primera vez que un profesor en esta academia se interesa a nivel personal por Takashi además de mi, deja que alguien mas haga lo que nunca has hecho por él.

Con frente en alto, sintiendo tal vez que en su interior que esa declaración de Rei tenia un punto. Pero Saya pospuso ese pensamiento y con frente en alto camino de largo de la castaña chocando a propósito con ella, antes de salir del baño.

¿De que cosa hablas? ―pregunto, pero cuando a su lado Saya nunca volteó a mirarla en ningún momento.

Se detuvo bajo el marco del baño, un giro de noventa grados a su cabeza con un ceño fruncido en el rostro de la pelirrosa visto en la respuesta que le daría a Miyamoto:

Ayudarlo.

No hubieron mas palabras entre ellas ese día, Rei se quedo atrás mirando con desconcierto a la chica genio de la academia. ¿Como podía decir eso de ella? Eran sus pensamientos de Miyamoto, en su conciencia había ayudado a Takashi en algunas ocasiones cuando se consideraban aun amigos desde la infancia. Su soberbia no le dejaría ver lo equivocada que ha estado. Nunca se ha preocupado tanto por Takashi como él lo hizo antes por ella, así como los políticos nunca se preocupaban por su sociedad.

Para Komuro la única preocupación que tenia en este momento era encontrar a cierta persona que Koiichi Shido le dijo que tenia hallar.

Verás Komuro-kun, para que puedas clasificar en el torneo mortal, no solo debes tener un representante, primero debes clasificar. Será tal vez un torneo ilegal, pero se maneja con total impunidad ―decía Shido reuniéndose con Takashi en su lugar favorito de la academia para pensar, las escaleras externas―, el torneo es dirigido por un grupo de gente selectiva en cuanto a los participantes. No dejan entrar a cualquiera, solo a quienes son prometedores para un buen espectáculo.

Entonces que debo hacer para entrar ―pregunto Komuro interesado tras escuchar lo especiales que son los organizadores de este evento.

Tres combates ―dijo Shido haciendo el número con sus dedos―, para estar entre los clasificados al combate primero debes demostrar que puedes dar un buen espectáculo.

¿Espectáculo? ―pregunto divagando, Takashi.

Los antiguos romanos se divertían viendo a los gladiadores morir en combate, incluso sus emperadores lo hacían, sin embargo. No presentaban a cualquier ganador en el gran coliseo, solo los mejores gladiadores eran llevados para divertir a todos y al emperador ―contó Shido con esa lengua venenosa suya.

Ya entiendo, tengo que hacerme notar para poder pelear en su afamado torneo ―dijo Takashi.

¡Bingo! ―no tendría que hacer grandes explicaciones, Shido―. Para tu suerte, los postulados novatos que quieren ingresar al torneo deben ganar tres combates en peleas ilegales que los organizadores estarán viendo. Busca a Miku Yuki, ella te llevara a la primera pelea. Yo los alcanzaré después.

Rondando los pasillos luego de un día largo de clases, buscaba disimuladamente a la chica mas candente de la escuela, según su mejor amigo Morita. Gracias a él encontrarla seria fácil.

Allí estás, Takashi ―en su camino, esperando recargada contra la columna de la esquina del pasillo, Saya la esperaba con esa expresión Tsundere característica suya.

Saya ―no espero encontrarla luego de clases.

Se detuvo a unos cuantos pasos de cruzar delante de ella en su camino

¿Donde estabas? ―le pregunto malhumorada, como de costumbre―. ¿Estabas con Shido-sensei acaso?

El hombre solo trata de ayudarme a ser mejor. Creí que era lo que querías.

¡Si! Bueno… ―se puso tensa, desviando los ojos a otro lado luego de haberse separado de la pared para estar de frente a Takashi―… si ya no tienes nada que hacer, porque no vamos a mi casa a estudiar, no es temporada de exámenes pero con tus ausencias en clase de seguro que no comprendes muchos de los temas que están dando de seguro, digo es bueno verte de nuevo en el aula pero seguro estás confundido con muchas cosas luego de las clases de hoy. ¿Que dices, Takashi?~

Perdona Saya ―una respuesta que bajo de alta nube a Saya justo cuando pensaba que podía ser el momento de comenzar una serie de movimientos suyos sobre él―, pero tengo algo otras cosas que hacer, tal vez otro día.

Así como con Rei, él paso de largo junto a Saya. Pero Komuro lo hizo llevando una sonrisa en su cara y dando un gesto de despedida sencillo a la chica, tomando otra ruta en la intercepción de los pasillos. Lo cual preocupo a la pelirrosa ¿exactamente que ayuda estaba recibiendo de Shido?

No siguió a Takashi como si de un perro triste siguiera a su amo. Mantuvo su orgullo y decidió salir de la academia ya sin nada por lo que preocuparse, Takagi. Pero si notando que Komuro había tomado el camino rumbo a la biblioteca de Fujimi, el único lugar donde él jamás lo había visto entrar antes. Supuso que no iba a buscar conocimiento o respuestas, a pesar de estar abierto después de clases. ¿Que iba a encontrar?

Pues reunidas en una de las mesas en uno de los rincones de lectura olvidados de la biblioteca junto a la ventana. Llego a encontrar, Takashi; un grupo de femeninas calificadas por los mismos profesores como: chicas malas. Sin llamar la atención de los supervisores de la biblioteca, estaban riendo y habían conseguido colar frituras y otras comidas chatarra cuyos aromas escapaban por la ventana abierta que tenían a la derecha. Risas arrogantes de estas estudiantes escucho Komuro, las que se callaron cuando vieron que él apareció por detrás de su reunión privada y se acerco sin cambiar esa mirada seria en su rostro, donde un parche blanco medico descansaba sobre su frente del lado izquierdo.

¿Eran gals o un grupo de pandilleras, o simplemente chicas malas y traviesas de la academia?

Si reconoces alguna de ella, debes pasar mucho tiempo a solas.

¿Eh, que no eres tu el chico que venció a esos pandilleros frente a la escuela el otro día? Komuro Takashi~ ―pregunto una morena de busto presumido dado el gran escote que dejaba mostrar, se recargo de su codos sobre la mesa con sus ojos mirando atrevidamente a Komuro.

Que vienes a buscar con nosotros, chico rudo~ ―preguntaban con diversión y atrevimiento, sobre todo una chica de cabello rubio y largo, de grandes senos. Notablemente gordos bajo su blusa escolar―, quieres probar si somos rudas también.~

Tal vez ―respondió con una sonrisa sarcástica―, vengo buscando a Miku Yuki.

Una chica de cabello naranja con una diadema negra sobre su mollera, que recogía su cabello hacia atrás se levanto de su asiento estando ella espaldas de Takashi.

Ara~ me vienes a buscar a mi ―decía muy atrevida en su voz. Se puso coqueta con una sola expresión de su rostro mirando a Takashi―. ¿Me buscas por una razón en particular o por algo especial?~ ―guiño el ojo a Komuro, pero no le inmuto al pelinegro―. Sabes, por semejante actuación. Podrías adquirir a dos de nosotras por el precio de una.~

Entonces ella se acerco a Komuro y se agarro de él de su brazo derecho, pegándose a él con mucho interés.

No vine para eso ―saco su brazo del agarre de Miku―, Shido-sensei me dijo que tu me llevarías a ciertos lugares de interés.

¿Eh?~ ―Miku pensó de forma sucia primero antes de pensar bien a que lugares se refería este chico―. ¡Oh, esos lugares! Shido no dudo en hablarte al respecto.

¿De que cosas, Yuki? ―pregunto una de las gals en la mesa.

No les incumbe chicas ―de forma excéntrica se comporto con sus amigas, con su mano un gesto para despedirse de ellas, como si le ordenara a un guardaespaldas invisible que las sacara de su vista―, bye bye. Y tu, ven conmigo.~

Takagi como casi todo el personal estudiantil de la escuela había dejado el edificio para ser las cuatro de la tarde. De entre los que quedaban, Miyamoto en compañía de su perfecto novio, Hisashi pasando por los pasillos de la academia desde el tercer piso junto las ventanas que miraban a la entrada del instituto, vio a Takashi salir de la escuela junto a una chica que reconoció hasta que se dio la vuelta frente al pelinegro, no pudo escuchar las palabras que salieron de su boca. Sin embargo Rei logro notar que esta otra estudiante no era cualquier chica de la academia, era la nefasta Miku Yuki, la chica guarra de Fujimi.

¿Rei, estas bien? ―Hisashi venia conversando con su novia en ese momento, pero cuando hizo una pregunta ella no respondió, ante su silencio volteó y se sorprendió verla estática mirando por la ventana a dos metros detrás de él, parecía no parpadear ante aquello que veía―. ¿Rei?

Inaudito, otra chica mas allá de ella acaparando la atención de Komuro era un total sacrilegio para Rei. Tenía algún derecho para reaccionar de tal manera, claro que no. Él no era nada de ella, como para pensar Miyamoto en celar a Takashi, ni para tratarlo de tan insignificante forma. Irse sin preocuparse era lo que debía hacer entonces, pero en su cabeza pronto comenzó a surgir preguntas en su cabeza que le daría problemas para dormir más tarde.

Los profesores son los últimos en dejar la escuela, sea el país en el que estés. Y sin alumnos que sean curiosos con sus actividades, Shido tenia que visitar a cierta miembro del personal de la academia que le servía. Toco la puerta del aula y la dulce voz de tan atractiva profesora se escucho desde el otro lado del plástico corredizo.

¡Adelante!~ ―su dulce voz era atractiva, así como su rostro mezclado con el rubio color de su largo cabello. Marikawa Shizuka, la enfermera de Fujimi, querida por alumnos y profesores varones sobre todos. Tierna e inocente, siempre alegre. Su rostro pasaría de una su característica sonrisa a un rostro que reflejaba miedo cuando vio quien era el que toco su puerta―. Shido…. Shido-sensei, que hace aquí.

Sobre su banquillo, frente a su mesa de personal donde una computadora con los datos médicos de sus estudiantes se encontraba ella. No pudo levantarse de su lugar mas que levantar a medias sus manos en pánico por este profesor.

Con sus manos en los bolsillos de su pantalón, esa sonrisa maquiavelica al caminar hacia Shizuka quien sin moverse de su asiento fue arrinconada por Koiichi mientras sus ojos miraban a otro lado. Por miedo que le tenia, no podía mirar a la cara a este hombre.

Cuantas veces tengo que decir que a solas, debes llamarme. Shido-sama~ Shizuka-chan ―dijo tras poner su mano bajo la barbilla de Marikawa y levantar su mirada aunque los ojos de la enfermera no caían sobre su rostro.

Con miedo, no tenia como huir Shizuka de su opresor.

Etto… hoy es el día de la semana en que va a castigarme, Shido-sama ―su mano derecha temblaba a Shizuka, el vinculo que tenia con este profesor era temido.

Tranquila, no vine por eso esta vez ―exclamo Shido, su boca muy cerca del rostro de la ya no tan inocente enfermera de Fujimi. Su lengua restregó sobre la mejilla de la rubia mientras los nervios del miedo la recorrían―, vine por otro motivo querida.

Motivo que pronto se sabría.

Guiado por Miku, llevo a Takashi al lugar donde lucharía se sorprendió. Porque no era el lugar que pensó que sería. Un centro de peleas clandestino pensó que seria en una zona discreta de la ciudad, no en el distrito comercial de mucho transito de personas.

¿Un maid café? No es lo que imagine ¿estamos en el lugar correcto? ―estaba decepcionado. Frente al comercio estaba él junto a Yuki, sin entrar, mirando el interior del local. Jovenes y adultos de dudosa madurez que miraban con ojos de corazón a las jóvenes meseras que se vestían como maids para atender a los clientes.

No es lo que parece verdad~ ―dijo Miku haciendo un guiño al mirar a Komuro por detrás de ella, antes de poner su mano en la puerta y entrar al restaurante.

Aun con la duda, la siguió a Miku cuando la vio entrar. Para ser recibidos por la recepcionista de las maids, una mujer de unos treinta, ni cerca de los cuarenta vestida con el mismo uniforme que usaban las chicas de entre dieciseis hasta veinticuatro años.

Bienvenidos estimados clientes ¿Quieren una mesa frente a la ventana o una en el centro? ―ofreció asientos como el protocolo le indicaba, la líder de las jóvenes maids.

Queremos una mesa en cerca del segundo piso.

Una solicitud que confundió a Komuro, pues el lugar y lo vio desde afuera; no tenia ningún segundo piso. Solo se reservo el comentario. De un tono amable y encantador que vio en la mujer, escucho como cambio su tono a su verdadera voz, como su rostro amable paso a uno mas serió, antes de hablar y volver a su papel para aparentar.

¡Oh! Claro, sígueme.

Nadie miro al par de estudiantes pasando por toda la línea de mesas, pensaron que solo se trataba de una simple pareja joven nada más, a pesar de haber mas varones como comensales que las mujeres de este lugar, eran todas, las maids. Una puerta que decía “acceso restringido”, cuya llave la cargaba la madura maid escondida bajo su escote.

Adelante, queridos clientes.~ ―un gesto de sus manos y los dejo pasar.

Unas escaleras en dirección hacia abajo, por la continuo siguiendo a Miku. Era oscuro el pasadizo pero por unos pocos segundos hasta que del silencio se escucharon voces, gritos euphoricos, como se empezaban a escuchar como si se estuviesen golpeando al final del descenso donde la luz de gran brillo dejaba cegado cuando entrabas aquí por primera vez.

Cuando los ojos de Takashi pasaron la ceguera y sus oidos se saturaron ante la variedad de voces escuchadas en este lugar, gran sorpresa que se llevo. Un sitió de mas de diez metros donde en el centro la razón en la que todas las personas presentes hacían bullicio, un octágono de pelea construido con rejas alrededor para que los peleadores dentro no pudieran huir si se retractaban de pelear. Hombres y mujeres alentando a uno de los dos luchadores de edades dispares que se bañaban en sangre de su oponente como en suya.

Una enorme y larga pantalla en la pared donde se leían los nombres de los combatientes dentro del octágono al momento así mismo como una lista de combates previos y quienes habían ganado, una pequeña lista de los siguientes peleas así como tenían integrados el porcentaje de apuestas hechas a cada uno y el dinero apostado.

Ahora si crees que este lugar es el correcto ―exclamo Miku mirando con orgullo el sitio.

Que lugar es este ―pregunto Komuro.

Bienvenido al principal club de peleas clandestinas de Tokonosu, ¡la arena de los muertos! ―presento el sitio, la chica problema de Fujimi―. Así es como lo bautizaron.

No era un simple club debajo del centro comercial mas concurrido de Tokonosu, era todo un estadio clandestino, no era la arena de batalla que le Shido le enseño a Komuro. Pero no se quedaba atrás este lugar. Igual de grande era, concurrido, salvo que los espectadores no era gente rica (por las vestimentas), eran de apuestas corrientes, malandros; gente buscando ganar dinero fácil apostando sin saber bien las verdaderas probabilidades de que ganen su apuesta.

Lo que llamo la atención de Takashi además de la pelea que se sucitaba, fue que habían muchos camarografos profesionales, con sus grandes equipos empotrados transmitiendo en vivo estás pelas en niveles restringidos del internet, donde mas apuestas se registraban a favor y en contra.

Asombroso ―se maravillo Komuro.

Dentro del octágono, los dos peleadores no usaban ninguna de las ropas adecuadas para una pelea de artes marciales mixtas establecidas. Es mas, lo único que usaban era ropa común como transeúntes, solo unos guantes de kickboxing con los dedos descubiertos, con lo que se enfrentaban al oponente.

El primero usaba una camisa manga larga azul mientras que su oponente, un sport rojo. Los dos con la sangre manchando sus caras y heridas abiertas en ellas. Su sangre también se lograba notar sobre sus ropas. El de azul con brazos en guardia, bloqueaba todos los ataques de su contrincante, golpes de puño cerrado venidos de todas direcciones que buscaban principalmente darle en el rostro. Pero en un intento por sorprender a este joven de unos veintitantos de camisa azul, quiso dar una patada lateral al rostro que sentencio su derrota.

Agarro la pierna del chico de camisa roja en el aire y lo arrojo al suelo, el de azul lo sometió en el piso. Puñetazo tras puñetazo a su cara sin piedad alguna, reventando su cráneo hasta casi matarlo todo mientras la gente lo alentaba a él.

¡Matalo, matalo, matalo! ―vitoreaban al chico que impregnaban el piso de sangre hasta casi dejar un charco, por poco y asesinaba a su contrincante―. ¡Si!

Dos entraron a este octágono cerrado por rejas de acero, uno casi muere y el otro se levantaba victorioso. El arbitro entro luego de ver al moribundo oponente en el piso, para tomar las manos del joven de azul y declararlo ganador.

¡El ganador de esta ronda! ―declaro y todos gritaron de emoción ante tal baño de sangre.

Euforia, recorrió a Takashi con lo visto. Amado por muchos, odiado por sus oponentes. Este sujeto bajo ante aclamaciones de la gente, como abucheados, pero de igual forma; era música para sus oídos.

¿Como conoces este lugar, Yuki Miku? ―animado, Takashi ya quería entrar allí y medir fuerzas con quien quiera que le arrojaran.

Gano dinero apostando, tengo una suerte para eso ―declaro, sin pena alguna―. A Shido le gusta ganar y yo su… como decirlo, corredor de apuestas supongo.

¿Crees que tengo posibilidades si entro allí? ―pregunto con mucho interés por pelear, Komuro.

Vamos a averiguarlo ―exclamo Miku.

Enlisto a Takashi con los organizadores del evento de día a día. No les importaba quien era el siguiente en luchar, estudiante o un viejo, mujer o madre; si quería luchar entraba, ganar dinero era lo unico que importaba para ellos. Así como promocionar nuevos contendientes para los peces gordos que disfrutaban del espectáculo, llego el momento de luchar para Takashi.

Una atractiva chica como presentadora, con un micrófono manos libres desde su oído, presentaba al nuevo retador de la tarde.

Ahora, con ustedes, retando al campeón de esta tarde. En sus días de secundaria era una leyenda entre pandilleros y hoy esta aquí para poner a prueba la fuerza en sus puños ―animaba a los espectadores―. El estudiante no muerto: Komuro Takashi. Mejor conocido como: Zombie.

Sin su camisa del uniforme, una playera roja mas exacta que la del anterior tipo, con guantes de kickboxing en mano estaba determinado en su oponente. Un hombre de unos cuarenta años, notablemente con mas masa muscular formada por el entrenamiento miraba con soberbia a Takashi.

Así que eres del que llegue a escuchar, eres el niño zombie ―dijo con arrogancia el contrincante de Komuro―, el mocoso que apuñalaron dos veces con una navaja en una guerra de pandillas, lo dieron por muerto en la pelea ¿se levanto y dejo casi muertos a todos sus oponentes con el mismo cuchillo que usaron con él?

El muerto vivo en persona. No era una navaja de bolsillo si lo crees, el maldito cuchillo del numero ocho ―aclaro. Si sabes de cocina, conocerás el largo del cuchillo con el que lo habrán atravesado bajo el estomago, vivo para ganar la pelea y sobrevivió para seguir peleando.

Te imagine mas grande para tu edad ―se burlo. Estaba por treinta centímetros mas grande que Komuro.

Desde una sección VIP, Shido miraba con gran elocuencia el encuentro, sentado cómodamente en un sofá con la enfermera Shizuka a su lado, ella se le notaba incomoda pegado a Shido, llevaba un botiquín de primeros auxilios en su mano, pero la mano que le incomodaba era la de Koiichi que pasaba por encima de sus hombros y que bajaba hacia su busto, llegando a tocar indebidamente su cuerpo a pesar de la multitud, todos interesados en esta pelea de pesos desiguales.

Sin mas que decir entre estos oponentes, la pelea comenzó.

¿Listos? ¡Peleen!

Grito la anfitriona.

Ese mocoso esta muerto ―murmuraban con credulidad entre apostadores y muchos VIP. Pero a Shido poco le importaba esto, sabia bien que su nuevo chico era un as en su mano.

El hombre que usaba una camisa gris y unos short ligeros comenzó hostigando a Komuro con ataques frontales repetidos. Veloces, pero no tanto como para acertar a Takashi, él en reflejo y experiencia esquivo cada ataque, cada golpe dirigido a su cara haciendose hacia atrás, pero antes de llegar a quedar acorralado el solo paso por debajo del brazo del ultimo puñetazo que le lanzo su oponente, posicionandose detrás de él. Arrojando su puño por detrás de su hombro, muy cerca del brazo del hombre, causando un dolor a su musculo.

¡Argh, mocoso! ―grito de dolor, mirando con odio a nuestro héroe.

¿Que acaso no lo viste venir? ―una clara burla a su oponente.

Se dio vuelta el hombre y quiso repetir la misma secuencia de golpes contra Takashi, sin embargo no lo esquivo esta vez. El primer golpe lo paro tomando la muñeca de su oponente y con el otro puño, cargado con gran energía. Un golpe directo al codo del su contrincante y su brazo se doblo en dirección opuesta.

¡Aaarrrgh! ―un brutal grito de su oponente.

Asustado pues con solo dos golpes y Takashi había causado mas lesiones a él, que los que este penso en hacerle. Dio varios pasos para atrás buscando alejarse de Takashi y él aprovecho, para dar un brinco y con ambas piernas impulsadas hacia el viejo, directo a su pecho, lo hizo estrellarse contra la reja del octágono. Un golpe cargado de energía con el que casi causa un paro cardiaco a su oponente.

Je~ lo imagine mas dificil ―dijo Takashi.

Su primera victoria fue un regalo, por un momento y pensó que este sujeto seria un digno contricante, pero se ha enfrentado a pandillas mas desafiantes que este solo hombre mayor que él.

¡El ganador, Komuro Takashi! ―grito el arbitro tras ver como el sujeto de gris quedo sin poder levantarse.

¡Zombie, zombie! ―lo victoriaban ante tan victoria impecable.

La primera victoria de Takashi y el comienzó de un buen negocio para Shido. Su campeón estaba definido para enriquecer sus bolsillos.

1 comentario:

  1. Después de Cheating debés dedicarte a esta historia (en mi opinión), tiene pinta de ser muy buena.

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