Tan solo era el primer día de su llegada a tierra caribeña y Grayfia lo había echo con Issei como si fuera la noche de bodas que no tendrían, ella dejo salir su verdadera persona ahora que estaba a solas con él, estando en el otro lado del océano pacifico, acariciaron el cuerpo del otro con la misma adicción que un drogadicto aspira lineas blancas de cocaína. Podrías pensar que tenían control sobre sus impulsos, si te cuento que dos a tres veces a la semana ellos se escabullen de la familia Gremory para acariciar el cuerpo del otro, aunque sea a prisa. Pero en los siguientes días, el par de amantes podían estar en frenesí con su amor secreto.
Al caer la noche, luego de dejarse llevar sintieron hambre tras el intenso agotamiento. Decidieron bajar a los restaurantes del hotel a reponerse. Encontrando una mesa en un restaurante que tenia las mesas al aire libre para gozar de la brisa marina nocturna y el sonido del oleaje chocando con la arena.
El castaño vestía elegantemente con ropas blanco y negro, con el botón de su cuello abierto. Mientras la peli gris llevaba puesto un vestido largo y completo con color morado, sus brazos descubiertos hasta los hombros, sus senos estaban cubiertos por la tela, dejando a la imaginación al ver lo grande y firme que eran sus senos. Inclusive el mesero no pudo evitar desviar su atención a la belleza europea que es Grayfia.
―Tenían razón, la comida aquí es muy deliciosa, incluso su cerveza ―el paladar de Grayfia estaba extaciado de los sabores de los platos caribeños y el acompañamiento de cerveza que bebían en este lado del mundo. Una combinación de sabores que experimento luego de
―¿Algo mas que le pueda traer al caballero? ―preguntaba el cordial mesero hablando en ingles a Issei cuando limpiaba la mesa de ambos―. ¿O a su esposa?
―Estamos bien, la cena estuvo fantástica ―contesto complacido Issei limpiando su boca con la servilleta que le dejaron al principio
La pelo gris agradeció el servicio al joven moreno con palabras, así como unos cuantos dólares depositados bajo la nota de cargo que pagaron sin rechinar. Dándole unos cuantos dólares en la charola cuando estaba por irse, a lo que él sonrió, diciéndoles que disfrutaran mucho de su estancia. Cosa que harían sabiendo esto luego de mirarse uno al otro con sigilo y sin palabras, solo el contacto de sus ojos.
―¿Quieres verme en traje de baño? ―pregunto Grayfia pícara mente un poco ebria.
―¿Ahora? ―de solo imaginarlo, se ruborizo el castaño.
―Esperaba que fuese mañana para disfrutar de la playas, o quieres verme de una vez~ ―extendió su mano hasta tocar la ante palma de Issei, sobre la mesa.
Cuando volvieron a su habitación; apenas pasaron la puerta y Grayfia se arrojo a los brazos de su amante e Issei de nuevo la hizo sentir que flotaba. No podía evitarlo, no importa cuantas veces la viera desnuda o con lencería, con su atuendo de sirvienta o con algún vestido, el simple hecho de ver a Grayfia terminaba provocando a la bestia que ella adiestro.
Deslumbrados por los primeros rayos del sol del día siguiente, iluminando sus cuerpos desnudos sin cubrirse por la sabana, pregunto Issei por como sería el traje de baño que tenía comprado esta vez. A lo que su querida plateada respondió avergonzada que no había comprado ningún atuendo de baño para la ocasión, que no tuvo tiempo ni oportunidad antes de venir. Lo que a Issei no pareció molestia, decidiendo que lo primero que harían sería encontrar un bikini para ella.
―¿Te parece lindo este bikini, Issei? ―mostraba Grayfia un juego de entre los muchos que escogieron en la tienda que visitaban en esta zona turística.
El juego que ella le mostró, era un slingshot de tirantes de color morado.
―Un poco revelador Grayfia vamos a una playa, seguramente habrán familias ―se ruborizó de pensar en como se vería la peli gris si se ponía tan atrevido juego de baño, pues era de de cortes muy pequeños casi microscópicos, apenas si taparían los pezones de la maid y su trasero y su vagina estarían casi totalmente expuestos.
―Querido ―entonces se acerco al oído de su joven amante―, este bikini no es para que lleve a la playa.~
―¡Grayfia! ―tan solo pensar en como se vería su mujer en secreto le estimulo. Sintiendo que palpito su hombría e intento disimular si terminaba terminando en una erección, solo por eso.
Dio un pequeña carcajada por ver su reacción, pensar que solo por imaginarse a ella con tal bikini lo estaba poniendo duro lo hizo sentir como si estuviese de luna de miel con un puberto. Así que le dio un beso en la mejilla para que bajara su calentura, pues noto un leve empalme del castaño de solo usar su imaginación―. ¿Porque no mejor te pruebas este?
Tomo un bañador mas adecuado para llevar a la playa, de un color azul celeste que requería atarse. Modesto y corriente, aburrido pensó Grayfia pero entendía su razón de elegir este otro bikini. Para cuando salió del probador con el atuendo puesto Issei quedo impresionado con lo atractivo que la veía.
―¿Como me veo? ―pregunto, llevando sus manos a su cintura, girando ochenta grados para que viera como le lucía el bikini.
La realidad resulto mejor que la fantasía para el castaño, no solo se veía hermosa, el juego de colores hacia contrataste con el color de su cabello, resaltaba también lo redondo del trasero de Grayfia y resaltaba la firmeza de sus senos naturales. A pesar de estar cerca de sus cincuenta, lucía tan joven como atractiva.
―Perfección ―respondió, su expresión facial y la reacción de lo que le colgaba en la pelvis le pareció adorable. La Lucifage tomo al castaño de la mano y lo metió dentro del probador luego de poner una traviesa sonrisa―. ¡¿Grayfia?!
Le calló colocando su dedo sobre su boca silencio, le dijo que no hiciera ruido o serían descubiertos. Su sonrisa fue todo lo que necesito ver para estar callado y sintió agradable, el desliz de las manos ágiles de su amante, tomando con suavidad su empalme.
―Sabes que no esta bien que andes con esto así en publico ―en silencio, abrió la bragueta del pantalón de Issei, sacando su endurecido pene para acariciarlo lascivamente.
―¿Segura de querer hacerlo aquí?
―¿Que tiene de malo? ―respondió con otra pregunta―. No es el primer lugar publico donde lo hacemos. Ya olvidaste esa vez en el cine, el parque o el avión.~
―Pero y si alguien nos ve ―se preocupo, pues no había una puerta, solo una cortina; cualquiera podía entrar y descubrirlos.
―Eso dependerá de que tanto ruido hagamos ―Grayfia se agacho y con sus suaves labios, devoro la cabeza de la polla de Issei, para en seguida comenzar a comerse toda la polla del castaño―. Tu polla tiene un gran sabor esta mañana Ise.~
―Grayfia... dios, esto es espectacular ―las felaciones que Grayfia le hacían le dejaban sin aliento.
―Disfrutas las vista, Issei ―le masajeaba los testículos con su manos mientras tragaba profundamente la polla del castaño―. Te daré una vista mejor.
Dejo de lamer el miembro de su amante y acerco sus tetas, poniendo en medio de ambas la polla del castaño a pesar de tener aun encima el bikini que le eligió, enorgulleciéndose al ver la siguiente reacción que hizo él.
―Las mamadas de Grayfia son geniales, pero tener una rusa de tus pechos ―se quedaba sin aliento al tener tal vista majestuosa de sus senos aplastando su pene―. Harás que me corra, Grayfia.
No necesitaba pedirle permiso para ello, la peli plateada le pedía eso cuando fue estimulando la hombría del castaño frotando con mas agresividad sus senos, mientras la punta de la polla de Issei volvía a ser tragada por su boca. Apresurate, dijo Grayfia estrujando su pene con mas fuerza y se vino en una fuerte como olorosa descarga varonil los senos de Grayfia, de paso manchando también su boca y labios.
―Mira Issei... te corriste demasiado ―lo deleito dejando que la mirara limpiarse sus pechos con su lengua, atónito lo noto y mas estimulado lo dejo, justo como esperaba de él. La pelo gris se puso de pie y se empino contra el espejo del vestidor, abriendo paso hacia su tesoro sin quitarse la braga del bikini―. Ven~ sabes que quieres ponerla, Issei.
Sin dudar, vino hasta ella y la tomo de su cintura, colocando su miembro entre su glúteos, frotándola con deseo―. Se discreta, siempre haces mucho ruido.
Noto su risueña sonrisa, teniendo su boca detrás de la oreja de Grayfia. Ella respondió que no era algo que pudiera controlar, estaba loca por él. Así que giro su cabeza hacia la cara de su castaño amante, sentando sus labios sobre los de Issei, a lo cual el respondió con amor entre mezclado con lujuria; de tanto frotar su aparato se deslizo fuera de la raya entre los glúteos de Grayfia y apunto al lugar indicado, atravesando su vagina con mucho ardor.
El gemido ahogado que salió de boca de Lucifage fue música para él, sin hacerla esperar empezó a moverse, silenciosamente.
Los movimientos silencios de la pelvis de Issei golpeando contra el trasero, tenían en llamas a su bella plateada estando en un lugar publico; la sola idea de ser atrapados en el acto la encendían más . Tanto era el placer que gozaba, que sus senos terminaron saliendo por encima del bikini, así Issei pudo apretarlas y manosearlas mas fácilmente.
―Dios... no puedo ―decía con baja Grayfia mirando su lascivo reflejo en el espejo―. Issei, tu polla esta tan caliente esta mañana, que me voy a correr muy pronto.
―Yo también, mi amor ―mordía suavemente la oreja de su amante sin parar sus movimientos―. Corrámonos juntos.
Un gemido tapado con la misma mano de la peli gris cuando su cuerpo soltaba el orgasmo donde se vino al mismo son que la polla de Issei llenaba su interior. Las piernas de Grayfia temblaban ante el éxtasis.
―El semen de Issei se desborda de mi infiel coño... ―miraba como los fluidos blancos del castaño caían de su vagina, al suelo del probador―... Solo mira lo sucio que quedo el bikini, tendré que comprarlo después de todo.
Un beso romántico para finalizar esa primera sesión de su segundo día se dieron ambos. Mientras que el castaño solo compro una bermuda para la playa, Grayfia termino cinco pares de bikinis, cada uno mas erótico y menos imaginativo que el anterior, además del que arruino. Pero entonces le vino Issei con un regalo, pidió agregar un sombrero playero de heno para su cuñada, luego de ver como estuvo mirando la pieza desde que entraron.
Ambos amantes disfrutaban de la brisa marina en la playa privada que ofrecía el hotel. El agua fría y salada bajo el sol abrazador de este paraíso caribeño. No había tantas personas en la playa como imagino Issei pero habían; luego de haber entrado a la mar para reconocer las aguas del carbie, los dos descansaban sobre un par de camastros brindados por el hotel bajo el sol, todo mientras Grayfia disfrutaba de una bebida tropical.
―Esto es vida ―decía Issei luego descansando bajo el sol luego de nadar en tal playa.
―Solo me gustaría que el sol no estuviera tan caliente, pero es agradable ―dijo la peli gris, sin embargo Issei miraba con mayor atención a la gota del jugo que cayo sobre el cuello de Grayfia, que bajo hasta su escote en ese mismo bikini con el que jugaron en los probadores, gota que se perdió entre sus senos―. ¿Pasa algo?
―Pensé que querrías protegerte del sol ―levanto una botella de bloqueador, mirando la expresión en la cara de su amante, puso la crema en sus manos.
―Pensaba volver a casa con un bronceado natural, pero ya que insistes~ ―se dio la vuelta sobre el mismo camastro―. Quiero sentir sus manos, querido.
Hombros, brazos, piernas, la espalda de Grayfia fueron acariciados en un masaje y cubiertos por el bloqueador. Faltando un par de lugares.
―¿Grayfia?
Justo cuando estaba de espaldas recibiendo un masaje por el castaño, ella desamarro el sostén de su bikini, deslumbrándolo viendo mejor como los grandes pechos de su cuñada quedaban aplastados contra ―. Mis pechos también necesitan bloqueador.
―Sabia que dirias eso, aunque seria mas efectivo si no estuvieras de espalda.
―¿Acaso quieres que la gente me vea? Que pervertido―levanto la ceña al oír su propuesta. Una cosa es jugar a ser descubiertos y otra cosa es hacerlo en frente a muchos.
Aunque lo habían hecho en lugares públicos, lo habían realizado lejos de la vista de los curiosos. Una cosa es tener sexo con el riesgo de ser descubiertos, mientras que otra cosa es tener sexo a la vista de otros.
―Tienes razón, tal vez sea un poco excesivo ―exclamo el castaño cuando la peli gris volvía a atarse el bikini―. busquemos mejor un lugar para divertirnos.
Se alejaron del hotel y sus territorios, adentrándose en parte de la selva sin perder de vista la mar, para poder regresar después. Encontrando un pequeño lugar donde poder disfrutar del otro, una roca mas grande que su tamaño que tapaba la vista de quien pasara por la playa y el mar. Donde solo ellos podían estar.
Sacando los pechos de Grayfia por encima de su bikini, Issei comenzó a jugar suciamente con sus senos mientras la tenia agarrada por detrás.
―¡Haaa! Issei, sigue así que ya casi... me corro ~ ―soltó un gran gemido dado los movimientos bruscos de las manos del castaño, una vez mas, llevaba sus manos hacia la pelvis de Issei para tomar eso que ella le encantaba de él.
―Aun no Grayfia, aun quiero jugar contigo ―dijo con seducción.
Issei tuvo el control del juego esta vez, de rodillas quería poner su cara en su luna plateada. moviendo ligeramente la braga de Grayfia, sin pena y su lengua empezó a acariciar los labios de la vagina de la peli gris.
―Que fantástico, mueves tu lengua de gran manera, Issei ―se excito mucho más cuando pronto la lengua del castaño se abrió paso en medio del coño de la peli gris. Poniendo sus manos sobre la cabeza de su amante para que no parará, más él ya estaba sujeto a ella con sus brazos envueltos en las piernas de la mujer. No se podía contener con él haciéndole esto.
Cómo serpiente sentía lo largo que la lengua de su castaño acariciaba cada centímetro de su coño. La fuerza con la que la complacía, era orgásmica. No aguanto por mucho tiempo. Una lluvia a presión vino a deslumbrar la boca de su amante, sin inmutarse o dejar de acariciar su vagina mientras le mojaban.
Así como Grayfia bebía todo de él cuando se corría en su boca, él se bebió cada gota que expulsó la vagina de su amada plateada, limpiando el coño manchado de Grayfia.
―Yo también puedo beberme todo de ti ―dijo Issei, cuando se puso de pie para tomarla de la cintura―. ahora es mi turno de rellenar ese lindo hueco tuyo, querida.~
A pesar de sentirse agitados, era la impaciencia que tenían uno por el otro. Lo que llevo a Issei a levantar una de las piernas de Grayfia, frotar su miembro sobre el coño húmedo de la pelo gris hasta abrirse paso en su vagina.
―Ohh, Issei.~
Los movimientos continuos y suaves del castaño, mojaban mucho a Grayfia, quien envolvió sus brazos en su cuello en lo que él terminaba tomando su otra pierna de la mujer, para sostenerla contra la roca durante la cogida que tenían mientras tenia su rostro frente a él.
Al poco momento, cuando la arena y la plantas se habían manchado de los fluidos fluyentes de sus aparatos sin si quiera haber llegado al climax, Issei intentaba atrapar uno de los pechos de su amada secreta mientras rebotaban con los movimientos que hacían, hasta que por fin lo logro tomar uno de ellos y comenzar a chuparlos.
―Issei~ ―dijo al sentirse excitada aun mas al tener la boca del castaño mordiendo uno de sus pezones―. Si muerdes así... yo voy.
―La leche sale de los pechos de Grayfia, sigue siendo igual de deliciosa ―dijo, mientras su otra mano tomaba la otra teta de la peli gris, jugando, apretando y endureciendo el pezón de la mujer.
Como Issei dijo, de los pechos de Grayfia comenzaba a derramarse leche materna, a pesar de ya haber pasado el tiempo de dar a luz, aun podía expulsar leche de sus pechos. Su cuerpo ardía como solo el castaño lograba llevar a la maid hasta el cielo, hasta el final y mas allá.
―¡No puedo mas! ―decía caliente―. ¡Mi cuerpo arde, me... me... me corro!
Envolvió todo su cuerpo en Issei, su vagina no solo expulso jugos de felicidad al alcanzar el máximo placer del momento, sino también Issei le sembró una vez su semen hasta llenar su fabrica de bebes, hasta el fondo hasta derramarse. El orgasmo mutuo fue demasiado para sus cuerpos, ambos cayeron sobre las plantas y la arena, descansando la peli gris sobre el torso de su amante castaño.
Todo parecía estar en calma cuando se besaban para dar por finalizado su sesión de sexo del medio día. Pero pronto pero sintieron terror.
―Creo que de aquí vino el sonido ―una voz desconocida se aproximaba, un pequeño grupo de turistas que exploraban la zona lograron escuchar los rugidos de placer de la doncella Lucifage, a lo que rápidamente se alejaron y sus ropas se colocaron de nuevo.
―Debió ser tu imaginación, amigo ―exclamo otro al ver que no encontraban nada.
Ambos amantes apasionados se habían ido a esconder un poco mas profundo en la selva. Allí, a pesar de tener quienes los descubrieran teniendo sexo, les dio igual, pues nuevamente volvieron a unir sus cuerpos, total mientras sus verdaderas parejas no estuviesen allí, no había problemas reales.
Regresaron al hotel durante el ocaso, el sol rojizo del atardecer mezclado con las nubes de la noche creciendo, deleitaba a Issei y Grayfia desde el balcón de su cuarto de hotel.
―Que lindo ocaso el que se ve en esta ventana ―dijo Grayfia, teniendo puesto encima ese otro bikini, que no ocultaba nada.
―Tan hermosa como la mujer que tengo frente a mi ―exclamo excitado mirando que las bragas de semejante bikini, se volvían invisibles cuando la línea negra de la tela pasaba por el culo de Grayfia y solo se podía ver a penas por en frente, tapando sin éxito el coño de la peli gris. Ni que decir de sus senos, eran como simples hilos y un minúsculo triangulo tapando apenas solamente los duros que estaban de vuelta sus pezones.
―¿Estás listo para mas? ―pregunto con ferviente deseo.
Era el turno de tener sexo esa tarde, en casa solo tenían sexo una o dos veces al día dado que tenían que escabullirse de sus matrimonios, pero estando en este bello lugar, podían tener sexo mas de una vez por día, inclusive podían encerrarse un día entero teniendo sexo, alimentándose únicamente de los fluidos del otro, asqueroso si; pero era el estilo de vida que habían adquirido.
―Mi mente dice no, pero mi corazón y mi polla dice: ¡Si! ―exclamo, cuando vino a ella y puso sus manos en las caderas de Grayfia.
―Que dices, esposo ―tomo las manos de Issei―. Quieres hacerle a tu esposa, un tercer hijo.
Una oferta muy tentadora, solo un tonto la rechazaría.
―Los que Grayfia quiera tener ―contesto.
Luego de un paizuri, una felación por parte de la maid. De lamer el coño de la peli gris hasta hacer llorar de alegría. Ella estaba montando salvajemente al castaño queriendo de nuevo su semen en su interior.
―Ise~ dame mas duro ―decía mientras él se deleitaba mirando la espalda de la maid, teniendo una perspectiva muy excitante de los pechos rebotantes de Grayfia―. ¡Revienta mi vagina... quiero tu semen plantado en mi... quiero que tu polla haga pedazos mi infiel útero!
―¡Grayfia!
La puso a cuatro moviendo su cuerpo, golpeando los glúteos de Grayfia haciendo ruidos muy lascivos sus carnes. La puso en muchas posiciones durante el rato, misionero, de lado, experimentaron casi todas las posiciones del kamasutra oriental, occidental y el japonés. Si es que hay variantes
―Hazlo mas profundo, mi amor. Quiero tenerlo todo lo tuyo dentro ―esos corazones podían verse de nuevo en los ojos de Grayfia a pesar de estar en cuatro.
―Ya casi Grayfia... me vuelvo... ¡Me vuelvo a correr! ―grito el castaño, enterrando profundamente su miembro en ella derribándose ambos sobre la cama.
―Eso... fue estupendo Ise~ ―decía, se dio vuelta para abrazarse cariñosamente en esa cama cuyas sabanas nuevas habían manchado ―pero necesito mas como para que tenga otro bebe.
Entonces alguien toco la puerta. Esto fue extraño, tenían un letreo de no molestar en la manija del cuarto, cuando entonces sintieron el verdadero terror.
―Issei, Grayfia-neesama. Soy yo, Rias ―era la voz de la esposa de Issei.
―¿Que?... ¡¿Qué esta haciendo ella aquí?!
En ese momento los amante en la habitación sintieron el verdadero terror.
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